N-166 -Keynes, Röpke y Hayek: ¿Qué tan diferentes son sus ideas?

¿Qué tan diferentes son sus ideas?
por Adrián Ravier

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

Dejemos por un momento de lado al keynesianismo, la economía social de mercado y la escuela austríaca. Concentrémonos en tres autores: John Maynard Keynes, Wilhelm Röpke y Friedrich Hayek.

Si bien considero que sería correcto ubicar la filosofía política y el pensamiento económico de Röpke entre los trabajos de John Maynard Keynes y los escritos de Friedrich A. von Hayek, me propongo en el siguiente artículo intentar responder a una sola pregunta: ¿hasta qué punto sería esto cierto?
Con un ánimo conciliador, trataré de mostrar consensos y diferencias entre tres de los pensadores más destacados del siglo XX. Es el objetivo final que estas comparaciones ilustren ciertos mitos que surgen en torno a ellos.

Dice el profesor Resico sobre el pensamiento de Röpke: “En este sentido, su planteo se apartaba explícitamente, por un lado de la economía coactiva (planificación central, corporativismo fascista, intervencionismo estatista) y, por otro, de la economía de mercado interpretada en la tradición del laissez faire, que excluye la intervención del estado en asuntos económicos”.1

Lucas Beltrán Florez nos ofrece otras precisiones sobre este aspecto, mostrando un Röpke que aceptaba la “intervención conforme” del Estado en la economía, pero rechazaba la “intervención disconforme”: “[L]a diferencia entre la intervención conforme y la disconforme [se comprende] comparándolas con la regulación del tráfico por las calles y carreteras. Mientras tal regulación se limite (como ocurre en la realidad) a exigir pruebas de aptitud a los conductores, señalar vías de tránsito y dictar instrucciones sobre el mejor modo de circular, cumple una misión absolutamente necesaria, y cada uno sigue siendo libre de ir a donde quiera, cuando y como quiera; esta forma de regulación es comparable a la intervención conforme. En cambio, se asemejaría a una intervención disconforme, la regulación del tráfico que tuviera la absurda pretensión de ordenar el movimiento de cada uno de los vehículos, como el capitán que manda una columna en marcha”.
“Röpke cree que la eliminación de las intervenciones disconformes y la aplicación racional de las conformes, encaminadas a asegurar el funcionamiento de la economía de mercado y la implantación del programa del ‘tercer camino’, son requisitos necesarios de una sociedad sana y estable”.2
La pregunta que me surge de este “tercer camino” es la siguiente: ¿No estarían de acuerdo tanto Keynes como Hayek con esta apreciación?

Keynes y Röpke
Concentrémonos primero en Keynes, a quien podríamos calificar como un defensor del “intervencionismo estatista”. Ricardo Crespo sostiene que “el caso de Keynes es un ejemplo de construcción social de una realidad donde el Keynes/hombre no siempre coincide con el Keynes/mito”.3 Lo cierto es que posiblemente el error más significativo de Keynes haya sido titular su obra maestra como la “Teoría general”, si consideramos que- los estudios y conclusiones presentados en 1936- aplican únicamente al caso particular de una economía con desempleo de recursos, y en especial a aquellas específicas circunstancias de la gran depresión de los años treinta.
Como decía su amigo y discípulo Richard Kahn, se ha abusado de la palabra “Keynes”. Con el tiempo (y gracias a la acción de malos políticos), ésta quedó asociada a soluciones inflacionarias, falaces y facilistas, a los problemas de la desocupación y a un Estado fuertemente interventor.
Sin embargo, concluye Crespo, sólo con importantes restricciones y matices (y en determinadas circunstancias) Keynes habría estado de acuerdo con las recetas que le atribuyen. Por eso, en 1946, el año de su muerte afirmó: “Yo no soy keynesiano”.4

De este modo, llegamos a un Keynes cuya teoría del intervencionismo económico sólo se acota a “determinadas circunstancias”. Algo similar podemos decir de la “economía social de mercado”. Resico muestra con precisión los “fundamentos de la economía de mercado” existentes en el pensamiento de Röpke, los que se sostienen sobre la base de su correcta comprensión de los órdenes espontáneos y en un marco institucional, social y ético favorable.¿En qué circunstancias, sin embargo, considera Röpke que el funcionamiento de la economía de mercado se interrumpe? Hansjörg Klausinger, quien caracteriza a Röpke y otros alemanes como proto-keynesianos, nos explica que nuestro autor sólo alentaba la política expansionista en circunstancias específicas, haciendo referencia a la “depresión secundaria”.5

Röpke distinguía claramente la depresión primaria de la depresión secundaria. La primera es aquella depresión normal, que surge en todo ciclo económico y que es necesaria para liquidar la sobre inversión generada en la etapa del auge. Ante esta situación Röpke se podría denominar como un “liquidacionista”, en el sentido que no propone aplicar políticas para paliar tal situación. La segunda es aquella depresión que va un poco más allá de la necesaria liquidación de los comentados errores de inversión. Se trata de una depresión que se retroalimenta por sí misma, y que lleva consigo una destrucción de capital innecesaria, y que es imperioso detener.

Podemos dar un ejemplo. En 2001, la tasa de interés de corto plazo en EE.UU., estaba en un 6,75 por ciento. La crisis de las punto com generó una amenaza al crecimiento y al empleo, lo que llevó al presidente de la Reserva Federal a reducir la tasa de interés al 1 por ciento. Los analistas coinciden que dicha tasa estuvo en niveles muy bajos por demasiado tiempo, lo que estimuló el desarrollo de una burbuja inmobiliaria. En 2004, ante una posible aceleración de la inflación, Greenspan decidió subir la tasa de interés, y el mercado inmobiliario, que se sostenía sobre esa política de liquidez, se derrumbó. Hayek y Röpke, colegas en la Mont Pelerin Society, coinciden en que la recuperación de la crisis requiere de cierta liquidación de proyectos de inversión que surgieron en torno a una tasa de interés muy baja. Pero apuntan que puede ocurrir un problema mayor, si la tasa de interés sube por encima de su nivel natural. Para ser más concreto: ¿Qué ocurriría si la tasa de interés sube hasta el 10 %? Esto llevaría a que no sólo se liquiden los proyectos de inversión que surgieron en torno a la reducción artificial de la tasa de interés, sino que la liquidación de inversiones sería aun mayor, y esto es innecesario. La necesaria liquidación de inversiones, que corrige los errores de la política de dinero fácil, es lo que llamamos depresión primaria. La innecesaria liquidación de inversiones , conocida como depresión secundaria, es producto de que la tasa de interés haya subido por encima de su nivel natural. Esto puede evitarse si la Reserva Federal, ya inmersa en la crisis, expande la base monetaria comprando bonos en el mercado.
Röpke agrega que la expansión monetaria puede no tener la fuerza suficiente para detener la depresión secundaria, y por ello, debe ir acompañada de políticas fiscales que aseguren que habrá una mayor demanda de los créditos que la política de dinero fácil introduzca en el mercado.
Si bien ambos estarían de acuerdo en una política expansionista para circunstancias especiales, es esta explícita e importante distinción de Röpke de la que hoy carece el “intervencionismo keynesiano”.

Hayek y Röpke
Hayek por su parte, viene a representar al laissez faire, el que “excluye la intervención del estado en asuntos económicos”. Nótese sin embargo, que Hayek también aceptaba –en circunstancias excepcionales- que los hacedores de políticas públicas hicieran algo ante la situación descripta.
En términos de la ecuación cuantitativa del dinero (MV = Py), Hayek proponía mantener constante el ingreso nominal (MV). Esto tenía dos implicaciones. En primer lugar, permitir que ante un aumento de la productividad y su consecuente crecimiento económico (y), bajen los precios (P). Ya en Precios y producción, decía Hayek: “El que no haya ningún peligro en que los precios caigan cuando la producción sube ha sido subrayado una y otra vez, por ejemplo por A. Marshall, N. G. Pierson, W. Lexis, F. Y. Edgeworth, F. W. Taussig, L. Mises, A. C. Pigou, D. H. Robertson y G. Haberler”.6
Cabe aquí hacer la distinción -muchas veces ignorada por los economistas que animan políticas anti-deflacionistas- entre el proceso de deflación que surge por aumentos de productividad, de aquel proceso que surge en las etapas últimas del ciclo económico.7

En segundo lugar, que ante una contracción secundaria de dinero, la autoridad monetaria expanda la base monetaria. En pocas palabras, la expansión primaria sirve para compensar la contracción secundaria.
Hayek, sin embargo, jamás habló de combinar esta política monetaria con políticas fiscales. Su preocupación, como la de Röpke, no era evitar el ajuste necesario del período de sobre-inversión (que Hayek llamó más bien de mala-inversión), sino evitar que el ajuste sea mayor al necesario para volver a una situación de normalidad.8

Conclusión
     Estos comentarios acercan el pensamiento de Keynes, Röpke y Hayek, con el único objetivo de mostrar que ninguno representa los extremos con los que muchas veces se los identifica.
Resulta fundamental, sin embargo, señalar –como lo hace Resico- que Röpke –al igual que Hayek- realizó una valoración crítica del pensamiento de Keynes, “en el que destacaba una generalización errónea del principio de la ‘demanda efectiva’”, esto es, el conocido modelo keynesiano de demanda agregada. Más precisamente Röpke se separaba de la propuesta keynesiana de pleno empleo, el que representó un manejo activo de la política económica de coyuntura, otorgándole un sesgo inflacionista y de control cada vez más amplio sobre el sistema económico,9 aspecto que se replica en Hayek.10
En otras palabras, la crítica de Röpke -que desde luego compartía con Hayek- estaba destinada a esa propuesta de manejar científicamente las variables monetarias, controlando la cantidad de dinero en circulación, los tipos de interés, el tipo de cambio, y mediante ellos, determinar el nivel de empleo y la tasa de crecimiento económico. Esta "fatal arrogancia" que hoy sostienen muchos economistas, de querer manejar la economía como si fuera un automóvil, mediante unos cuantos controles en un tablero, es el error fatal que Keynes introdujo, y del cual necesariamente debemos distanciar tanto a Röpke como a Hayek. Después de todo, como ha señalado Garrison, "Keynes [en parte] fue un keynesiano".11
http://adrianravier.com/2011/04/08/keynes-ropke-y-hayek-%C2%BFque-tan-diferentes-son-sus-ideas/
http://catallacticconsulting.com/que-hacemos/crisis-global-2008/
-LA CURVA DE PHILLIPS DE PENDIENTE POSITIVA Y LA CRISIS DE 2008 pagina 71 a 121
Garrison (2001), sobre la base de la teoría austriaca del ciclo económico de Mises y Hayek, ha logrado desarrollar un enfoque gráfico de la teoría, similar en su dinámica al modelo IS-LM de John Hicks.
http://adrianravier.com/wp-content/uploads/2011/04/Ravier-Adri%C3%A1n-2010-La-curva-de-Phillips-de-pendiente-positiva-y-la-crisis-de-2008-Procesos-de-Mercado-art_vol.vii_n1.pdf
http://adrianravier.com/

Referencias
1. Resico, Marcelo F. La estructura de una economía humana, Reflexiones en cuanto a la actualidad del pensamiento de W. Röpke. Educa (Buenos Aires). 2008.http://www.cuspide.com/isbn/9876200852
2. Beltrán Florez, Lucas. Economistas modernos, Cap. XII: Röpke, pp. 136-137. Editorial Teide: Barcelona. 1951.
3. Crespo, Ricardo. El pensamiento filosófico de Keynes: Descubrir la melodía, Ediciones Internacionales Universitarias: Madrid. 2005. http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/1770/177014519010.pdf
4. Crespo, Ricardo. "John Maynard Keynes, un economista profundamente anti-keynesiano", Revista digital La Escuela Austríaca en el Siglo XXI, No. 14, Fundación Friedrich A. von Hayek (Buenos Aires). 2009. http://catallacticconsulting.com/wp-content/themes/wpremix3/documentos/EAE14.pdf
5. Klausinger, Hansjörg. "German anticipations of the keynesian revolution?: The case of Lautenbach, Neisser and Röpke", The European Journal of the History of Economic Thought, 6: 3, Otoño 1999, pp. 378-403. 1999.
http://www.informaworld.com/smpp/content~db=all~content=a739389483
6. Hayek, Friedrich. Precios y producción. Unión Editorial: Madrid, pp. 97-98. 1997 [1931].
7. Salerno, Joseph "An Austrian Taxonomy of Deflation". Presentado en “Boom, Bust, and the Future”, 19 de enero de 2002, The Mises Institute, Auburn, Alabama.http://mises.org/journals/scholar/salerno.pdf

8. Ravier, Adrián. "El mito liquidacionista de Hayek y su regla monetaria". ElCato.org, 15 de febrero de 2010.
http://www.elcato.org/el-mito-liquidacionista-de-hayek-y-su-regla-monetaria

   En relación con la crisis del treinta, Milton Friedman y Anna Schwartz (en el libro  de 1963, A Monetary History of the United States, 1867-1960, donde estudiaron la historia monetaria de EE.UU.  concluyeron que la inestabilidad económica tiene como causa la inestabilidad de la política monetaria)  afirman que la gran depresión tuvo como causa directa a “la gran contracción”, la que provocó una gran deflación de precios que destruyó una parte sustancial del sistema bancario (de los 25.000 bancos que operaron en 1929, sólo quedaron 12.000 en 1933). El error más significativo del período habría sido que la Fed abandone el uso de la política monetaria, debiendo más bien expandir la base monetaria para evitar la mencionada contracción secundaria y la deflación de precios.
Y en tal sentido actuó Ben Bernanke en los últimos años. Baste remarcar que hacia fines de 2007 la Fed revirtió la tendencia alcista de la tasa de interés de corto plazo y dese agosto de 2008 a enero de 2009 duplicó la base monetaria, elevándola de 0,9 a 1,8 billones de dólares. El efecto inmediato fue una leve recuperación de la economía estadounidense, con síntomas alentadores respecto a la actividad económica, aunque preocupantes en lo que refiere a la generación de empleo.
¿Pero acaso Hayek no habría recomendado una completa liquidación de las malas inversiones? La respuesta es negativa, y para demostrarlo, no hay que ir a un texto perdido, sino a su libro central de la década de los años 30, a Precios y Producción (1931).
En este famoso libro, Hayek explica que la Reserva Federal debe expandir la base monetaria para evitar esta “contracción secundaria”. En términos de la ecuación cuantitativa (MV=PY), Hayek propone “su regla” de mantener MV constante. Esto traería dos consecuencias: primero, en lo que refiere a los aumentos de productividad que el mundo experimentó en la década de 1990, la economía debió crecer sostenidamente (aumento de Y) acompañada de una sana deflación de precios (reducción de P o lo que Joseph Salerno denominó como growth deflation). De haber permitido la Reserva Federal que los precios cayeran a lo largo de la década, hoy no estaríamos inmersos en esta crisis.
Segundo, y ya metidos en problemas, Hayek proponía (como ideal) que la Reserva Federal permita la necesaria liquidación de mercado mientras la autoridad monetaria evita la contracción secundaria (el pánico) mediante el mantenimiento de un flujo constante de gasto. En otras palabras, ante una contracción secundaria, apliquemos una expansión primaria de dinero, manteniendo MV constante.

Vale la pena aclarar que el aumento de la oferta monetaria (M) que proponía Hayek, y hoy defienden Lawrence White y George Selgin, entre otros, no sería de la magnitud, ni de la calidad, que Bernanke ofrece hoy. Por un lado, la expansión de la oferta monetaria supera el 20%, un monto que está bastante por encima de lo que el mercado habría necesitado para evitar la “contracción secundaria”. Por otro lado, y ya en el plano cualitativo, la Fed expandió la base monetaria desarrollando rescates arbitrarios, favoreciendo el riesgo moral y comprando deuda privada de alto riesgo, en lugar de comprar deuda del gobierno y ahora tiene una cartera de activos cuyo valor y liquidez desconoce y que le será difícil revender en cuanto comience a aumentar la velocidad de circulación del dinero.

Lo dicho, nos lleva a conjeturar que —aun cuando Bernanke expandió la base en un contexto de amplio consenso— en el mediano plazo los niveles de inflación tenderán a elevarse y la Fed tendrá dificultades para evitarlo.
http://www.elcato.org/el-mito-liquidacionista-de-hayek-y-su-regla-monetaria

9. Resico, Marcelo. "Wilhelm Röpke: una vida por el humanismo económico". Acton Institute de Argentina (Buenos Aires). 2008.
10. Ravier, Adrián. En busca del pleno empleo: Estudios de macroeconomía austriaca y economía comparada. Unión Editorial: Madrid. 2010.http://www.unioneditorial.co.uk/index.php?page=shop.product_details&flypage=shop.flypage&product_id=284&option=com_virtuemart&Itemid=27&vmcchk=1
11. Garrison, Roger W. "Keynes was a keynesian", The Mises Institute, 20 de mayo de 2010.http://mises.org/daily/4325
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Comentario
Estamos en una epoca trascendental de este siglo, donde hay que buscar mas las convergencias que las divergencias.
La teoria economica del siglo pasado es muy importante, conocer la historia del siglo pasado tambien. Remarcar que si se hacen rescates arbitrarios, se favorece el riesgo moral, se acaba  comprando deuda privada de alto riesgo.... (el riesgo moral es un tema clave, porque las reglas deberian ser iguales para todos, ahroa en Esp permitir que la ec.sumergida sea perdonada para quien se regularice es una opcion debatible, hacer rescates sin pedir compensaciones o obligaciones, es dejar que todo siga mas o menos igual) 
Las medidas no estan resultando eficaces para crear empleo en el pais, porque el QE se dispersa a otros paises. En el tema de bancos de inversión,hubiese sido mejor entrar en la gestion de forma temporal, solo en los bancos que necesitarón ayuda, para dirigir bien las  medidas y asi el credito pudiese  llegar a las empresas...Por que  muchos no vemos claro sus soluciones, es el momento de ser pragmatico, proponer medidas para crear empleo, sea como sea, porque ante los modelos duales, ante los desequilibrios globales, solo hay soluciones globales con acuerdos BW, como esto se va retrasando, para aguantar hay que dirigirse hacia las medidas de creación de empleo y conservación de empresas.

 

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