Articulo para Inprecor, 8 de diciembre de 2003. Traducción: Rossana Cortéz –
La economía mundial está ubicada hoy bajo el signo de las paradojas y de las equivocaciones. Más que tratar la coyuntura en sí, buscaremos sacar a la luz las contradicciones de una configuración cada vez más inestable.
REGRESO A LA PARADOJA DEL EURO
Toda la concepción de la construcción europea se basaba en el postulado según el cual la moneda única no podía nacer más que como una moneda fuerte, pero lo que ocurrió es lo contrario. La década consagrada a la adecuación con los criterios de Maastricht se inauguró en 1992 con una crisis de especulación monetaria que no impidió que el euro, o más bien a la canasta de divisas equivalente, se reforzara frente al dólar, y alcanzara en 1995 un valor elevado de 1,31 dólares. Pero en su colocación en enero de 1999, fecha en la cual las tasas de cambio de las monedas que lo constituyen se fijan para toda la eternidad, el euro no vale más que 1,18 dólares. Y continuará cayendo hasta un mínimo de 0,90 alcanzado en 2001, que equivale a una devaluación de hecho de 30% con relación a la cumbre precedente.
¿Qué fue lo que ocurrió? No se puede sospechar que las autoridades europeas hayan querido devaluar el euro y ese deslizamiento fue acogido con sorpresa, y una cierta inquietud. En realidad, no es el euro el que bajó, sino más bien el dólar es el que ha subido. Se beneficiaba con el círculo virtuoso gracias a los rendimientos elevados ofrecidos por la economía estadounidense que servía además de refugio a los capitales repatriados de los países golpeados por las sucesivas crisis financieras (México, luego Asia, luego Rusia). El dinamismo de Estados Unidos, basado en los encantos de la "nueva economía" compensaba ampliamente la profundización del déficit externo, que por lo tanto, era fácil de financiar por este flujo permanente de capitales
Del lado europeo, la experiencia de la reactivación 1997 - 2001, fue estimulada por la baja del euro, ha permitido retroactivamente tomar la medida de los estragos ejercidos por esta política llamada "desinflación competitiva", que se había convertido en la nueva norma en Europa. Se pudo verificar hasta qué punto las exportaciones europeas eran sensibles a la tasa de cambio. Así, un estudio del Ministerio de la Industria muestra que una variación de la tasa de cambio del 10% frente al dólar "ejerce al cabo de 3 años efectos importantes sobre la producción de ciertos sectores, del orden de 2 a 3% para un vasto sector como el material eléctrico, hasta 8 a 10% para sectores más pequeños como los textiles o los zapatos". Además, una apreciación del dólar favorece la actividad en los sectores más ricos en empleos. Por lo tanto, no es sorprendente que la baja del euro haya estimulado las exportaciones europeas en su conjunto, haciendo salir a la coyuntura europea de una morosidad ambiente, la misma que había convencido a Chirac a disolver la Asamblea Nacional en 1997.
Parece que entonces se coloca, entre Estados Unidos y Europa, una forma de división del trabajo más operacional. El crecimiento en Estados Unidos se transmite a Europa por medio del comercio exterior sobre la base de una fuerte demanda de uno y de una buena competitividad de los otros. Incluso se puede hablar de un juego triangular
que se ajusta sobre Japón: este es aplastado en el estancamiento, hundido en parte por la sobrevaluación del yen. Sigue sacando importantes excedentes comerciales, ya no en razón de la competitividad de sus exportaciones, sino por un crecimiento interno aproximadamente nulo. Estos excedentes equivalen a salidas de capitales que fluyen hacia Estados Unidos y la "nueva economía", viniendo Europa y el resto del mundo a completar el financiamiento del déficit estadounidense. Este esquema ya estaba ampliamente desequilibrado, pero pocos comentaristas se preocupaban por él, porque había grandes esperanzas basadas en la "nueva economía": a partir del momento en que esta engendrara importantes ganancias de productividad, se podía pensar que su generalización al conjunto de la economía mundial vendría a darle un fundamento tangible a la euforia en el ambiente.
…El crecimiento relativamente sostenido de Estados Unidos durante los años ´90 se ha basado en un doble movimiento: aumento del consumo de los hogares y boom de la inversión. Pero, a falta de financiamiento interno, había allí una ecuación imposible en resolver de otro modo que por una profundización tendencial del déficit externo, cuyo orden de tamaño es por otra parte semejante: aproximadamente un punto del PIB cada año.
Esto nos lleva a decir entonces que la acumulación del capital y el endeudamiento de los hogares han sido financiados en gran parte por entradas regulares de capitales, provenientes de Japón o de Europa, pero también de los países emergentes después de la crisis financiera. Este movimiento de atracción de capitales era tan poderoso que contribuyó al refuerzo del dólar, a pesar del déficit que habría tenido que debilitarlo si no se hubiera tratado de la moneda dominante. Como hemos visto, esta apreciación del dólar ha estimulado las exportaciones europeas y habrá sido una delas condiciones (paradójicas) de éxito del euro. Pudo parecer que se intentaba con esto un acuerdo relativamente cooperativo que permitía a Europa reanudar el crecimiento. Incluso hubo economistas que anunciaron que la Unión Europea, desde entonces munida del euro, podría convertirse en la nueva locomotora de la economía mundial, si consentía en invertir únicamente a su vez en las nuevas tecnologías. Los teóricos apresurados de la nueva economía, tales como Michel Aglietta ,han ignorado su carácter fundamentalmente asimétrico que obstaculiza toda extensión al resto del mundo, ya que se basa justamente en un aplazamiento de las obligaciones hacia los dos otros grandes polos imperialistas. Todos los discursos sobre el retraso que habría sido tomado en relación a "la economía del conocimiento" pasan de costado a la realidad: los capitales europeos han invertido mucho en alta tecnología, pero en el otro lado del Atlántico.
EL DESCENSO IMPERIAL DEL DÓLAR
Tomando como pretexto el 11 de septiembre, el gobierno de Bush tomó entonces una serie de medidas, para evitar un escenario catástrofe posible por un grado de endeudamiento sin precedentes. Se trata de un giro importante hacia una nueva estrategia centrada en un único objetivo: preservar a cualquier costo las condiciones de crecimiento estadounidense, sin dejar de exportar la recesión al mundo entero. Toda una serie de decisiones han ilustrado esta nueva orientación: en principio existió el rechazo a los acuerdos de Kyoto, con el pretexto afirmado claramente que los
intereses de la economía estadounidense debían estar ante toda otra consideración.
También unilateralmente, y en contradicción flagrante con el libre cambismo impuesto a los otros, Estados Unidos tomó medidas típicamente proteccionistas sobre las importaciones de acero - que finalmente acaban de producir - y han aumentado nuevamente las subvenciones del agro-business. La política presupuestaria tomó también un giro radical con la aceptación de un déficit que comenzó a acrecentarse rápidamente a causa del aumento de los gastos militares, pero sobre todo por la considerable baja de impuestos consentida a favor de los ricos. Bush exceptuó redondamente los dividendos de todo impuesto sobre el ingreso. En el plano monetario, el giro también es muy claro: el dólar comenzó a bajar en relación al euro. Dicho de otro modo, Estados Unidos eligió una ofensiva comercial para reducir (en parte) su déficit gracias al dinamismo de exportaciones más competitivas en lo sucesivo.
La tasa de cambio del dólar en relación con el euro (o, retrospectivamente, en relación con una canasta de monedas equivalente) conoció amplias fluctuaciones en el curso de los últimos treinta años, ya que ha variado prácticamente de simple al doble (gráfico 1).
-Se pueden distinguir cinco grandes fases
(1) la primera fase se abre con la crisis del dólar de 1971: después de haber sido separado del oro, el dólar pierde su valor a lo largo de la década
(2) la segunda fase, que va desde 1980 a 1985, está marcada por una apreciación muy fuerte del dólar en detrimento de las monedas europeas;
(3) la tercera fase es inaugurada por los acuerdos de Plaza de 1985 que deciden una apreciación forzada de las monedas que no sean dólares, principalmente el yen y el marco. Una vez hecha esta devaluación de hecho del dólar, su tasa de cambio registra fluctuaciones bastante fuertes, pero sigue a un nivel más bien bajo;
(4) la cuarta fase se inicia en 1996 y se expresa en una brusca apreciación del dólar con respecto a las monedas europeas que se preparan para constituir el euro. Esta tendencia no se desmiente con el nacimiento del euro el 1 de enero de 1999;
(5) la quinta fase corresponde a una nueva inversión del dólar, que comienza a bajar a partir de los comienzos del año 2002. Entre febrero de 2002 y octubre de 2003, el curso del euro se apreció en más de un tercio.
EL ALZA DEL EURO Y LA REVANCHA DEL CLUB MED
Después de haber perdido hasta el 30% de su valor en relación con el dólar, el euro ha vuelto a encontrar su curso de lanzamiento. Sin embargo, ¿este restablecimiento es un signo de buena salud de la economía europea? Para los maníacos de la moneda fuerte, esto evidentemente va de suyo, ya que esta buena ubicación del euro ofrece una protección contra las tensiones inflacionistas importadas. Pero si se toma un poco de distancia, se percibe que la situación es muy incierta, tanto es así que una moneda fuerte no implica una economía fuerte. El repunte del euro hoy va a la par de una lentificación de la economía europea que flirtea con la recesión.
Todos los esfuerzos hechos para la realización del euro - y el débil crecimiento que iba con él - estaban justificados por los favores deducidos por la moneda única.
Gracias a ella, finalmente sería posible llevar adelante una verdadera política macroeconómica europea, que permitiría reanudar el crecimiento y el empleo. Se pudo tener la impresión que esto funcionaba, ya que se crearon diez millones de empleos en la Unión Europea entre 1997 y 2001. Pero esta era una ilusión óptica, porque este "embellecimiento" era en gran parte, el fruto de la baja del euro que ha estimulado las exportaciones europeas. Todo ocurrió como si se hubiera aplicado a nivel europeo esta política de "devaluació n competitiva" denunciada como una aberración para cada uno de los países miembros. Este período muy particular pudo dar la impresión, falsa, que se podía aceptar simultáneamente la lógica de los criterios de convergencia, y llevar adelante políticas más favorables al empleo.
Frente a la nueva ofensiva comercial de Estados Unidos traída por la baja del dólar,aparece un vacío abierto entonces en la construcción europea: hay una moneda única, pero no hay política de cambio. ¿En dónde se sitúa el nivel deseable del euro en relación con el dólar? El Banco Central vigila en la línea del 2% de inflación, pero, por increíble que pueda parecer, nadie sabe cuál es su objetivo de cambio. Y este pequeño detalle no es abordado en ninguno de los tratados de fundación. Esto lleva a preguntarse si la función principal del euro era verdaderamente monetaria y si no estaba más bien concebido como un instrumento de disciplina salarial. En todo caso, si se quería hacer de él una verdadera moneda internacional, capaz de competir con el dólar, sería necesaria otra política coherente en materia de cambio y tasa de interés. En otros términos, sería necesario sostener un discurso europeo autónomo en relación con las órdenes terminantes (y otras) de Estados Unidos.
Incluso dentro de Europa, la actual inversión hace aparecer una enorme paradoja, ya que es el estancamiento de la economía alemana el que contribuye a hundir la coyuntura de toda Europa. Durante los años que precedieron a la colocación del euro, una parte de las burguesías financieras estaban inquietas por la entrada en el euro de monedas que lo debilitarían en su credibilidad. Los países del sur (España, Italia,Portugal, Grecia) designados de manera despreciativa con el vocablo "Club Mediterráneo" debían, según algunos, mantenerse apartados de la zona euro que era mejor construir, en un primer momento, alrededor del núcleo duro franco - marco.
.....Alemania es la primera entrampada por la lógica monetarista que ha contribuido a imponer a sus vecinos. Su tasa de cambio se fijó eternamente en un nivel demasiado elevado y, a falta de poder jugar con esta variable, está obligado a frenar su economía y a cuestionar su modelo social, con la esperanza de ajustar sus costos reales. Esta lógica de competitividad extiende el clima de cuasi recesión a todos los países vecinos para quienes Alemania es un cliente importante.
La manera en que se congelaron las tasas de cambio en el seno de euro puede leerse entonces como una fábula amoral, en todo caso, si se toma el monetarismo como criterio de virtud. En líneas generales, los malos alumnos devaluadores, como España e Italia, se las han arreglado mejor, desde el punto de vista de su parte en el mercado, que los buenos alumnos con moneda fuerte. Entraron en el euro con una tasa de cambio más bien ventajosa mientras que Alemania, y Francia en menor grado, sufren una tasa de cambio sobrevaluada. Y como la posición relativa de Alemania se degrada continuamente desde un doble punto de vista, del crecimiento y de los excedentes, la tensión ejercida por una tasa de cambio demasiado fuerte se hace sentir cada vez más. En otros tiempos, hubiera sido juicioso para el marco devaluar, aún cuando la carga simbólica habría sido particularmente fuerte. En todo caso, con el euro, esta vía de ajuste está excluida. Por lo tanto, es necesario frenar el crecimiento relativo de la economía alemana ya mediocre, o restablecer su competitividad sobre la base de una baja importante del costo salarial. Este es exactamente el sentido de la Agenda 2010, este programa radical de contrarreformas puesto en marcha por el gobierno plural alemán (socialista y verdes), y que representa un profundo maltrato del modelo alemán.
..una nueva paradoja en cuanto al grado de conciliación de las políticas presupuestarias. A partir del momento en que los déficits presupuestarios son redactados por escrito en una moneda única, están en un sentido a la carga del conjunto de los países integrantes del euro: "todo cambio imprevisto es soportado por el conjunto de los socios, por medio de tasas de interés más altas en los préstamos del estado"
.....Las diferentes economías nacionales disponen de una inserción en la economía mundial específica, y la resultante de estos posicionamientos no define una comunidad de intereses: los países son más o menos sensibles a la competitividad -precio, están más o menos bien ubicados para captar la demanda mundial, son más o menos capaces de atraer los capitales
La polarización en Europa remite en lo esencial a consideraciones económico -estratégicas. Para ir rápido, la diferenciación se opera de una manera relativamente homogénea en función de dos criterios, la elasticidad - precio y la aceptación de la predominancia de Estados Unidos. Tal es la base de la oposición entre el polo franco - alemán y los otros grandes países de la Unión, principalmente el Reino Unido, Italia y España. Estos últimos países tienen menos necesidad de una integración estructural institucional compacta, de una política industrial, de una competitividad estructural, ni incluso del euro en el caso británico. El Reino Unido desempeña un papel particular al llevar un modelo de integración muy específico, pero bastante parecido al de Estados Unidos, desde el punto de vista de su necesidad de atraer capitales, y de su capacidad para hacerlo.
. Se vuelve a encontrar esta polarización sobre muchos otros puntos, por ejemplo, en lo concerniente a las modalidades de apertura al Este.
LA ECONOMIA MUNDIAL: UNA CONFIGURACIÓN INESTABLE
El capitalismo necesita una estructuración de la economía mundial adecuada a su modo de funcionamiento actual. La mundialización plantea esta exigencia en términos relativamente nuevos y tal vez sea útil retomar entre otras la tipología propuesta por Ernest Mandel hace alrededor de 30 años. Este distinguía tres configuraciones posibles: ultraimperialismo, superimperialismo, y continuidad de la competencia interimperialista.
Dos rasgos sorprendentes de la economía mundial contemporánea.
-El primero es la fragilidad de la dominación estadounidense que se puede sintetizar como sigue: de manera bastante inédita, el imperialismo dominante no es exportador de capitales y por el contrario, su supremacía descansa en su capacidad de drenar un flujo permanente de capitales que vengan a financiar su acumulación y reproducir las bases tecnológicas de esta dominación. Se trata entonces de un imperialismo predador, más bien que parásito, cuya gran debilidad es no poder proponer un régimen estable a sus vasallos.(en este G-2 la economia paratisita es China)
-La segunda novedad se deriva del grado de integración transcontinental de los capitales alcanzado hoy. Se haría necesario la constitución de un condominio Estados Unidos/Europa, un G2 retomando la fórmula recientemente adelantada por el secretario de Estado en las Finanzas alemanas, Caio Koch - Wese.
Para regular un espacio económico también integrado, una instancia política de coordinación se vuelve efectivamente una necesidad objetiva, desde el punto de vista mismo de los intereses colectivos de la burguesía. Pero, parafraseando a Jaurès, el capitalismo lleva en él la competencia como el nubarrón trae la tormenta, y la cooperación mundializada interimperialista es un espejismo.
Las contradicciones no resueltas entre Europa y Estados Unidos continuarán pesando sobre una economía mundial duraderamente desequilibrada.
"LA ECONOMIA MUNDIAL VUELA CON UN SOLO MOTOR"
Esta expresión es de Lawrence Summers, el ex ministro de Presupuesto de Clinton, y ha servido de título de un importante informe aparecido en The Economist
Una cifra resume bien este funcionamiento asimétrico de la economía mundial: desde 1995, cerca del 60% del crecimiento mundial es atribuible a Estados Unidos, que sin embargo, no represente más que el 30% de la economía mundial. La tesis general de The Economist es que "el mundo no puede continuar contando con el gasto de Estados Unidos".
Casi todos los economistas que se plantean la cuestión consideran que el modo de crecimiento adoptado por Estados Unidos desde el comienzo de la "nueva economía" no es sostenible.
Wynne Godley muestra que si nada cambia, el déficit comercial, que ya es del 5% del PIB, continuará aumentando hasta alcanzar 6,4% del PIB, a lo que hay que agregar una masa creciente de intereses que Estados Unidos deben pagar sobre la deuda externa. Evalúa en 200 o 300 mil millones de dólares este flujo neto de intereses, que llevaría a 8,5% el conjunto del déficit corriente. Si el sector privado compromete nuevas capacidades de ahorro, entonces el equilibrio contable tendría como contrapartida un impresionante hundimiento del déficit presupuestario. Simplemente para establizar el déficit comercial, sería necesario de todas manera reproducir constantemente la atractividad de Estados Unidos para los capitales extranjeros. Ahora bien, la inestabilidad de la situación global corre el riesgo de desalentarlos. Su entusiasmo tenía una base objetiva que era la dinámica de la productividad del trabajo y los buenos niveles de rentabilidad que parecía poder garantizar duraderamente, pero estas perspectivas favorables son las que están cuestionadas hoy. Para la economista Catherine Mann cuyo estudio es una autoridad, lo más probable es que los inversores en el mercado mundial "van a alcanzar el punto en que ya no deseen acrecentar la parte de los activos estadounidense que detentan en cartera". Por lo tanto será necesario contar con la baja del dólar para reducir el déficit corriente.
Pero nos podemos preguntar si tal "aterrizaje suave", evitando un episodio recesionista mayor, es posible todavía. La vía de la baja del dólar está sembrada de trampas.
La primera resulta de la amplitud de la tarea: para reducir significativamente el déficit, sería necesario, según los especialistas, una devaluación considerable del orden del 40%, que llevaría al dólar a un punto bajo jamás alcanzado. Admitiendo que sea posible, tal escenario se chocaría con varios obstáculos. El primero es que esta baja reduce el valor en euros de los títulos emitidos en dólares: sus detentores extranjeros podrían ser tentados entonces a vender estos activos para limitar la pérdida. Estas ventas desencadenarían un nuevo movimiento a la baja que no podría cortarse más que por un alza fuerte de las tasas de interés que vendría entonces a pesar sobre el crecimiento. Una devaluación agresiva del dólar conduce a abrir una guerra comercial. El déficit comercial de Estados Unidos puede ser enjugado en parte, pero en detrimento de sus principales, a saber la Unión Europea y Japón. En este caso Estados Unidos exportaría su recesión, que podría regresarle como un boomerang si fuera lo suficientemente profunda para romper la dinámica de la economía mundial, o si desencadenara medidas de salvaguarda de parte de los demás imperialismos. Tal es entonces la base económica de las tensiones por venir
UN DESEQUILIBRIO INESTABLE- MICHEL HUSSON- 2003
http://hussonet.free.fr/husae.pdf
Reflexiones sobre Ciencia-Economia-Sociedad. Enlaza con blog articulos claves y con el blog: transiciónsocieconomica..http://transicionsocioeconomica.blogspot.com.es/
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