Geopolítica de la economía global Eduardo Olier Arenas -resumen-

 

 Geopolítica de la economía global -Eduardo Olier Arenas

La economía global no se ajusta hoy a la definición de Adam Smith segúnla cual es la ciencia que busca mejorar el bienestar de las personas.Tampoco se entiende hoy como la ciencia que estudia la economía de una manera horizontal, analizando aspectos sociológicos, políticos o filosóficos;lo que constituye la economía política. La economía es hoy la encrucijada entre la geopolítica y la globalización económica; es decir: geoeconomía. Se trata de un nuevo entorno económico en el cual la economía es usada por los Estados y las compañías transnacionales como una nueva arma militar que busca alcanzar el predominio económico en los mercados globales.

Desde la invención del término geopolítica debida al politólogo sueco Rudolf Kjellen, han sido docenas los autores que han tratado este concepto.Kjellen lo acuñó como «la teoría del Estado como un organismo geográfico en el espacio». Eran los días en que las naciones-Estado pugnaban por su supremacía en un espacio geográfico concreto, muy especialmente en Europa. No en vano, tal definición enmascara dos elementos esenciales:el poder (o la influencia política), y el espacio (o el territorio) a conquistar.


Un pensamiento muy de finales del siglo diecinueve, donde los geógrafos y otros pensadores trataban de explicar las transformaciones que se producían en un mundo de espacios finitos en profunda transformación:
tanta, que muy pocos años después aparecía la primera gran catástrofe del siglo XX en forma de Primera Guerra Mundial. Una guerra marcada de alguna manera por la geografía política, donde las fronteras físicas determinaban el contorno del poder político y, en consecuencia, del económico, especialmente el proveniente de los recursos naturales.

 Unos hechos que el propio nazismo hizo suyos a través de Karl Haushofer,2 que definía la geopolítica como la «nueva ciencia natural del Estado», lo que también impulsó el dominio territorial del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Los autores franceses, por su parte, han abordado este concepto en los últimos 25 años con una visión más global. Este sería el caso de Aymeric Chauprade, que concibe la ciencia de la geopolítica como «la búsqueda de la comprensión de las realidades geopolíticas y su desarrollo a través del estudio de los perfiles, figuras y dispositivos geopolíticos». Y más específicamente de Yves Lacoste, padre de la geopolítica francesa, que sintetiza la geopolítica como «las luchas de influencia sobre un territorio dado». Una ciencia compleja, en definitiva, que conjuga los hechos históricos con los equilibrios geográficos, para tratar de explicar la amalgama de circunstancias políticas, económicas y sociales que son origen de las luchas de poder. 






1. Las personas o las organizaciones que participan en su construcción y utilización, que se comunican entre ellas, que usan la información para los propósitos que deciden, que toman decisiones o, incluso, que transforman la naturaleza del propio ciberespacio mediante nuevos componentes, servicios o capacidades.
 

2. La información que circula o se almacena, en la forma que sea, y que también modifica el ecosistema del ciberespacio.


 3. La estructura lógica y los programas informáticos que permiten desarrollar servicios, perturbar el funcionamiento de los sistemas conectados en el ciberespacio, y que establecen la plataforma natural en la que se asienta todo este entramado virtual.
 

4. Finalmente, los elementos físicos: los ordenadores y otros componentes que permiten soportar la estructura lógica del ciberespacio, con la característica de que la ubicación de los servicios o plataformas lógicas se distribuyen en una «nube» de sistemas, muchas veces de imprecisa localización; y que los nuevos mecanismos de virtualización de dichos componentes físicos hacen cada vez más compleja su estructura.

No son los ordenadores ni las redes de telecomunicaciones, por tanto, los que conforman el ciberespacio, sino todo el entramado de interconexiones entre los niveles anteriormente indicados. Unas interconexiones
que afectan y cambian la arquitectura del ciberespacio, aunque su lógica constructiva se mantenga, en lo esencial, más o menos constante. Es desde esta óptica donde surgen las nuevas relaciones interpersonales,
los elementos de poder, la geopolítica, los intereses comerciales o económicos e, incluso, los nuevos delitos, que son cambiantes de acuerdo con las actividades de las personas, de las instituciones y de los Gobiernos
alrededor del mundo, con las características siguientes: más de la tercera parte de la población mundial tiene acceso a Internet; el 60 por ciento de los internautas están en países en vías de desarrollo, y el 45 por ciento
de los usuarios de Internet tienen menos de 25 años; más del 70% de las conexiones móviles son hoy de banda ancha; el número de dispositivos conectados a Internet se habrá multiplicado por cuatro respecto del número de usuarios actual; y, quizás, lo más determinante: en el próximo futuro cualquier tipo de violación de la legalidad estará de alguna manera conectado con Internet. Un nuevo entorno que ya se denomina el Internet of Things, como muestra la figura 16,69 que en lo económico aborda muchas facetas, como es el Internet Industrial, cuya actividad económica se estima en torno a los 40 billones de dólares en 2025; es decir, el 50 por ciento de la economía global.


Los riesgos en lo económico de este nuevo escenario proceden de múltiples fuentes.

 Primero, de la dependencia que tienen las naciones modernas respecto de las tecnologías de la información y de las comunicaciones como fundamento de su entramado vital y su poder económico y militar.

Segundo, de la vulnerabilidad de las redes de ordenadores que son accesibles desde el exterior por manos expertas; lo que conduce a hackers potenciales a robar información, intervenir los sistemas desde teléfonos
móviles, producir funcionamientos inadecuados en los sistemas informáticos y lanzar acciones de contrainteligencia para ocasionar decisiones erróneas. 

Tercero, los ciberataques son factibles de ser lanzados desde cualquier lugar: cibercafés, redes WIFI abiertas o desde ordenadores «piratas ». A esto se añaden los botnets72 u ordenadores zombis que realizan
trabajos de control sobre redes, que pueden ser infectados con virus de todo tipo tal como muestra la figura 17 procedente del estudio de las Naciones Unidas antes referido.73 Todo en un contexto donde alrededor del 25 por ciento del tráfico global de Internet infringe los derechos de propiedad, y donde los botnets son utilizados en múltiples formas delictivas que afectan a la economía: acceso ilegal en ordenadores privados, robo de patentes y propiedad industrial, «ataques» a servidores de empresas o Gobiernos, envío masivo de spam, etc.

Lo anterior nos devuelve al origen de este trabajo: la estrategia de China de Unrestricted Warfare y las vulnerabilidades que tienen los países desarrollados en proteger sus intereses económicos,74 incluso para «esconder » datos sensibles de las personas.75 De un lado, las continuas denuncias de Estados Unidos respecto de los ataques de China, tal como expresaba hace unos pocos meses el director del Federal Bureau of Investigation, James Comey, alegando la pérdida de miles de millones de dólares en las empresas americanas debido a estas intrusiones cibernéticas.76 De otro, las propias acciones de Estados Unidos frente a sus oponentes,China y Rusia

 Una nueva forma de geopolítica que irá aumentando en los próximos años, y sobre la que los Gobiernos deberán dedicar enormes esfuerzos para proteger sus intereses. Todo en un modelo muy vulnerable que va, desde las propias redes de telecomunicaciones que atraviesan los océanos, claves en la estructura financiera global,78 y cuya protección no está asegurada, hasta el papel de los satélites de telecomunicaciones que pueden ser objeto de ataques de hackers,79 así como la propia gobernanza de Internet, hoy en manos de dos fundaciones, IAANA

Los riesgos en lo económico de este nuevo escenario proceden de múltiples fuentes.71 Primero, de la dependencia que tienen las naciones modernas respecto de las tecnologías de la información y de las comunicaciones como fundamento de su entramado vital y su poder económico y militar.


Segundo, de la vulnerabilidad de las redes de ordenadores que son accesibles desde el exterior por manos expertas; lo que conduce a hackers potenciales a robar información, intervenir los sistemas desde teléfonos
móviles, producir funcionamientos inadecuados en los sistemas informáticos y lanzar acciones de contrainteligencia para ocasionar decisiones erróneas.

 Tercero, los ciberataques son factibles de ser lanzados desde cualquier lugar: cibercafés, redes WIFI abiertas o desde ordenadores «piratas ». A esto se añaden los botnets72 u ordenadores zombis que realizan
trabajos de control sobre redes, que pueden ser infectados con virus de todo tipo tal como muestra la figura 17 procedente del estudio de las Naciones Unidas antes referido.73 Todo en un contexto donde alrededor del 25 por ciento del tráfico global de Internet infringe los derechos de propiedad, y donde los botnets son utilizados en múltiples formas delictivas que afectan a la economía: acceso ilegal en ordenadores privados, robo de patentes y propiedad industrial, «ataques» a servidores de empresas o Gobiernos, envío masivo de spam, etc.


Lo anterior nos devuelve al origen de este trabajo: la estrategia de China de Unrestricted Warfare y las vulnerabilidades que tienen los países desarrollados en proteger sus intereses económicos,74 incluso para «esconder » datos sensibles de las personas.75 

De un lado, las continuas denuncias de Estados Unidos respecto de los ataques de China, tal como
expresaba hace unos pocos meses el director del Federal Bureau of Investigation, James Comey, alegando la pérdida de miles de millones de dólares en las empresas americanas debido a estas intrusiones cibernéticas. 76 De otro, las propias acciones de Estados Unidos frente a sus oponentes, China y Rusia.77 Una nueva forma de geopolítica que irá aumentando en los próximos años, y sobre la que los Gobiernos deberán dedicar enormes esfuerzos para proteger sus intereses. Todo en un modelo muy vulnerable que va, desde las propias redes de telecomunicaciones que atraviesan los océanos, claves en la estructura financiera global,78 y cuya protección no está asegurada, hasta el papel de los satélites de telecomunicaciones que pueden ser objeto de ataques de hackers,79 así como la propia gobernanza de Internet, hoy en manos de dos fundaciones, IAANA e ICANN controladas de alguna manera por Estados Unidos.80 Una nueva geopolítica en la nueva geografía que constituye el ciberespacio que se introduce en el uso de información privada de funcionarios y personas al servicio del Gobierno con nuevas y desconocidas aplicaciones81 que llegan a tomar el nombre de un nuevo Pearl Harbor, cibernético en esta ocasión.


Conclusiones

Las páginas anteriores han puesto en perspectiva el contexto geopolítico de la economía en el entramado de la globalización. Un difícil encaje entre poder e intereses económicos que se suman para conformar un nuevo
panorama geoeconómico en el que estados, empresas y otros grupos, a veces no identificados correctamente, pugnan por la primacía política y económica. Un entorno en transición, multipolar, donde la economía política, entendida como el estudio interdisciplinar de la economía considerando los aspectos filosóficos, sociológicos, jurídicos, políticos, etc., que influyen en la conducta de los mercados, ha quedado supeditada a la política económica de los diversos Gobiernos, que con sus estrategias y acciones (leyes, regulaciones, subsidios, impuestos, etc.) intervienen en los mercados, con acciones que van más allá de la economía en general y se adentran en la pugna geopolítica.

De esta manera, hoy, con la economía de fondo, se ven de manera nítida importantes cambios en los equilibrios de poder. De un lado, la aparición de actores no estatales que acumulan un poder que antes no tenía. De otro, una transición hacia nuevas formas de equilibrio entre los estados, con un soterrado esquema de micropoderes de difícil evaluación que viene de la mano de sus actividades en el ciberespacio. Una situación que dificulta la estabilidad de un mundo necesitado de equilibrios para poder progresar, donde las inestabilidades abren nuevos riesgos de difícil comprensión.

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Siglo XXI : Reconfiguración geopolítica

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/siglo-xxi-reconfiguracion-geopolitica.html

 “El retorno de la geopolítica a la agenda de los consejos”

https://forosenar.blogspot.com/2024/01/tres-lineas-de-accion-para-integrar-la.html

https://articulosclaves.blogspot.com/2025/03/la-ciberguerra-china-desde-la-logica-de.html

https://articulosclaves.blogspot.com/2025/03/vencer-sin-librar-batalla-estrategias.html

Economia internacional

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