Los males de la economía española, de Rafael Pampillón Olmedo -Expansión

En los libros de economía se enseña que los objetivos generalmente aceptados de política económica son cuatro: crecimiento económico, pleno empleo de la mano de obra, estabilidad de precios y equilibrio exterior.
En España, en 2010, desgraciadamente no se ha cumplido ninguno de ellos. La economía se estancó, es decir, tuvo un crecimiento casi nulo y se sigue destruyendo empleo. Ayer el Ministerio de Trabajo informó que a lo largo de 2010 se produjo en España una reducción de 219.000 afiliados a la Seguridad Social, lo que la ha dejado al final del año en 17.584.982 cotizantes. Desde el punto máximo de afiliación, que se alcanzó en julio de 2007 con 19.492.941 afiliados, se han perdido como consecuencia de la crisis económica algo más de 1,9 millones de empleos. En cuanto a la población extranjera, durante 2010 la afiliación se redujo en casi 35.000 personas.
A pesar de la destrucción de empleo inmigrante a lo largo del año pasado, aumentaron rápidamente las remesas que enviaron los inmigrantes, según publicó la semana pasada el Banco de España. Esto significa que el comportamiento de las remesas está cambiando. Efectivamente, hemos pasado de una caída espectacular de las remesas de emigrantes en los años 2008 y 2009 a crecimiento rápido a lo largo de 2010. ¿Cuál es la causa de este cambio de tendencia? La razón hay que encontrarla en el incremento de la economía sumergida. Parece que los inmigrantes se están adaptando bastante bien a la crisis trabajando en la economía subterránea para poder hacer frente a sus necesidades económicas y seguir enviando dinero (remesas) a sus países de origen. No se debe olvidar que la grave recesión que atraviesa la economía española está afectando gravemente al empleo y de forma muy especial al de la población inmigrante. En ese contexto, las remesas enviadas deberían haberse reducido. Sin embargo, aumentaron porque está subiendo el empleo inmigrante en la economía informal.

Inflación y déficit comercial
    A estos problemas de estancamiento económico, aumento de la economía sumergida y destrucción de empleo se unen otros dos: el aumento de los precios y del déficit comercial.
   En 2010, los precios de los bienes de consumo subieron el 2,9%, ampliándose bruscamente el diferencial de inflación de España con respecto a la eurozona. Nuestro nivel de precios creció 0,7 puntos más que la media de la eurozona, que tuvo una inflación en 2010 del 2,2%, lo que está generando una pérdida irrecuperable de competitividad de nuestros productos y servicios frente al exterior.
Este descontrol de la inflación constituye una amenaza para nuestra competitividad. Controlar la inflación es muy importante para el crecimiento económico. No se debe olvidar que, además de confianza, es necesario un marco económico estable para aumentar la creación de empresas, favorecer la inversión, impulsar el espíritu empresarial, reforzar la competitividad de las empresas y aumentar las exportaciones.
Aunque, afortunadamente, el déficit por cuenta corriente español se está reduciendo, el déficit comercial aumenta. Y no se debe olvidar que el saldo comercial señala mejor la capacidad de competir de los países que el saldo de la cuenta corriente. En los diez primeros meses de 2010, el saldo comercial arrojaba un balance de -37.980 millones de euros, mientras que en 2009 el saldo negativo para ese mismo periodo era un poco menor (-36.964,6 millones) ¿A qué se debe que estemos comprando cada vez más bienes en el extranjero de los que vendemos? Una posible explicación es que, desde hace un año, estamos aumentando nuestro diferencial de inflación con la eurozona.

Un año para olvidar
Por tanto, 2010 pasará a la historia como un año para olvidar, en el que no se han cumplido ninguno de los cuatro grandes objetivos de política económica. España atravesó una situación de más inflación, más déficit comercial, préstamo bancario relativamente cerrado para muchas de sus empresas, elevada destrucción de empleo, aumento de la economía sumergida y bajo nivel de crecimiento económico.
-El desempleo seguirá siendo alto en 2011.
-Otros países de la eurozona, como Francia, Austria, Finlandia, Holanda y Alemania están saliendo de la crisis poniendo a sus parados a trabajar en lo mismo en que trabajaban antes de la crisis. En España no, ya que tendremos que dar ocupación a nuestros desempleados en otros sectores. Para eso necesitamos una estructura productiva diferente, con sectores de alto contenido tecnológico y con vocación exportadora. 
Pero eso no se improvisa.
Harían falta cambios en el sistema educativo que puedan mejorar la formación de los españoles para que puedan trabajar en nuevos sectores y facilitar la reasignación de la mano de obra entre sectores económicos. Así, a medio plazo, mejoraría la competitividad de nuestra economía, aumentarían las exportaciones, recuperaríamos la senda de crecimiento económico y la creación de empleo.

Rafael Pampillón Olmedo. Catedrático de la Universidad San Pablo-CEU y Profesor del IE Business School.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Excelente artículo. Tal vez, como economistas Teóricos, podríamos acudir a las IS-LM de Hicks y a la curva de Philips.
En toda fase de despegue económico es necesaria la inflación...que reduce el paro (ejemplos no faltan), si nuestra política monetaria es la adecuada (la Fed acaba de planificar una acertada inyección monetaria contra compra de bonos) devaluaríamos nuestra moneda...más exportación, más turismo y relanzamiento económico.
Evidentemente , todo esto son ideas virtuales sobre lo que pudo haber sido (estar con Suecia Dinamarca e Inglaterra) y la realidad, con los "PIGS", en la que estamos...con un paro del 20%.

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