Bernanke también defiende crear un nuevo "sistema monetario internacional"


M. Llamas
El discurso ofrecido por Bernanke en Francfort, sede del Banco Central Europeo (BCE) y núcleo financiero de Alemania -país muy crítico con la política monetaria de la FED-, ha dejado varias perlas de relevancia a tener en cuenta, ya que permiten entrever con claridad la posición que últimamente defiende el banco central más poderoso del mundo. A continuación, las principales claves de su intervención:
1. Nuevo "sistema monetario internacional"
"El actual sistema monetario internacional tiene una falla estructural". Por ello, Bernanke animó a la "comunidad global" a reformar el actual marco con el fin de "alinear los intereses de los países individuales con los del conjunto de la economía mundial". El actual sistema monetario nació en 1971, cuando el Gobierno de EEUU decidió abandonar por completo todo anclaje (vinculación) con el patrón oro, imponiendo así la actual hegemonía monetaria que ostenta el dólar como principal divisa de reserva internacional.
Pese a no dar detalles acerca de dicha reforma, Bernanke advirtió de que "el actual sistema monetario internacional no está funcionando tan bien como debería. La devaluación monetaria que están aplicando países con superávit comercial está frenando el necesario ajuste internacional y creando efectos secundarios que no existirían si los tipos de cambio reflejases mejor los fundamentos del mercado".
En concreto, señala que el actual sistema "carece de un mecanismo, basado en el mercado o de otra manera, para inducir los ajustes necesarios en los países con superávit, lo que puede dar lugar a desequilibrios persistentes" en el comercio internacional. De este modo, Bernanke parece recoger el guante lanzado recientemente por el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, sobre la necesidad de llevar a cabo un nuevo Bretton Woods, es decir, un acuerdo internacional para reformar el sistema monetario.
La mayoría de propuestas en este ámbito consiste en sustituir la hegemonía del dólar por una especie de nueva divisa de referencia mundial, cuyo valor estaría determinado por una cesta de divisas y materias primas que, incluso, podría incluir de forma parcial el oro. Bernanke defendería, igualmente, una medida similar, pero en ningún caso la restauración del clásico patrón oro, ya que lo criticó durante su intervención por ser uno de los factores que contribuyeron a la Gran Depresión de los años 30.
La reforma del sistema y, por tanto, la sustitución del dólar, llevan coleando entre las elites financieras y gubernamentales del mundo desde el estallido de la crisis financiera en 2007/2008. De hecho, hasta el propio secretario de EEUU, Tim Geithner, admitió la posibilidad de sustituir el dólar por otra divisa mundial, aunque luego se desdijo.
Por primera vez, Bernanke admite públicamente dicha la propuesta, lo cual resulta muy significativo, ya que el dólar depende directamente de la FED. Pese a ello, el presidente admite que este cambio puede llevar mucho tiempo así que, mientras no se instaure, "los países del mundo deben reconocer su responsabilidad colectiva para lograr el reequilibrio necesario para preservar la estabilidad de la economía mundial. Espero que los políticos de todos los países puedan cooperar juntos para lograr una economía mundial más fuerte, sostenible y equilibrada".
2. Duras críticas a China
Sin embargo, estas bonitas palabras esconden, en realidad, un ataque directo a la política monetaria que desempeña el régimen chino. Bernanke acusa a Pekín de manipular su divisa a la baja con respecto al dólar para seguir manteniendo un modelo económico basado en las exportaciones (sobre todo, hacia EEUU). China evita a toda costa la apreciación del yuan, una estrategia que Bernanke ha condenado energéticamente, algo muy poco habitual en el presidente de la FED.
Y es que, según Bernanke, la decisión de China de infravalorar el yuan pone en riesgo la recuperación de la economía mundial. El resultado podría ser, pues, un crecimiento lento para "todos". Aunque se cuidó mucho de citar explícitamente a China, su mensaje no dejó lugar a dudas:
"La estrategia de infradevaluación de la moneda ha demostrado importantes inconvenientes, tanto para el sistema mundial como para los países que usan esa estrategia"; un modelo de crecimiento basado únicamente en las exportaciones "no puede tener éxito, en última instancia, si las consecuencias de esa estrategia para el crecimiento y la estabilidad mundiales no son tenidas en cuenta"; "la infravaloración de la moneda de los países con superávit frena el necesario ajuste internacional y crea efectos secundarios que no existirían si los tipos de cambio reflejasen mejor los fundamentos del mercado"; "el ajuste en el mercado de divisas está incompleto en parte porque las autoridades de algunos países emergentes han intervenido en los mercados para prevenir o frenar la apreciación de sus divisas".
De este modo, según Bernanke, los países que permiten un cambio flexible de sus divisas se ven perjudicados al soportar una mayor carga que los países que impiden la apreciación de su moneda y fomentando el flujo de capitales hacia los países "emergentes".
En definitiva, Bernanke tilda a China de manipular artificialmente su divisa al negarse a revaluar el yuan. Algo muy peligroso si se tiene en cuenta que el Gobierno de EEUU ha aprobado un proyecto de ley para elevar sustancialmente los aranceles a la entrada de productos procedentes de países "manipuladores de divisas", en inequívoca alusión a China, lo cual supondría pasar de la actual guerra de divisas a una guerra comercial en toda regla. Lo curioso es que la FED también busca envilecer el dólar.
3. Justifica el Quantitative Easing
Por último, pese a las numerosas críticas que ha levantado su política monetaria, el presidente de la FED ha aprovechado su intervención en la sede del BCE para defender sus inyecciones permanentes de dinero en la banca estadounidense. Y, en concreto, el denominado Quantitative Easing II, un segundo programa de compras de activos consistente en adquirir más de 600.000 millones de dólares en deuda pública estadounidense a medio y largo plazo hasta el segundo trimestre de 2011.
En realidad, Bernanke está monetizando el déficit público de EEUU previsto para 2010 y, por tanto, la nueva emisión de deuda pública que lanzará el Gobierno de Barack Obama el próximo ejercicio (cerca de 1,4 billones de dólares).
"La evidencia sugiere que la compra de activos puede ser una herramienta efectiva. De hecho, las condiciones financieras se relajaron notablemente antes del anuncio de la FED", añadió. Con esta decisión el Comité (de la FED) pretende apoyar la "tibia" recuperación económica, "promover un mayor ritmo de creación de empleo  y reducir el riesgo de un nuevo descenso de la inflación que pusiera en riesgo la recuperación", afirmó.
No obstante, el banquero estadounidense aseguró que el uso de esta herramienta será "mesurado y en respuesta a las condiciones económicas", por lo que será sometido regularmente a control, y que la FED podría ajustar el programa en función de las necesidades para cumplir los objetivos previstos. ¿Qué objetivos? La búsqueda de generar inflación. En concreto, una tasa mínima del 2% anual, gracias a esta inyección de nuevo dinero en la banca.
Por último, criticó la denominación de "alivio cuantitativo" (quantitative easing, en inglés), algo que en su opinión resulta "inapropiado", ya que estas políticas buscan modificar las reservas de las entidades, mientras que la FED pretende así reducir la rentabilidad (tipo de interés) de la deuda pública a largo plazo para disminuir aún más el coste de la financiación, tanto para el Gobierno como para empresas y familias.
Y es que, la FED ya fijó hace tiempo el tipo de interés oficial casi en el 0%. De este modo, Bernanke lo que busca en realidad es alcanzar tipos de interés negativos. ¿Cómo? Provocando subida de precios al tiempo que mantiene muy bajos los tipos a largo plazo (una forma de monetizar deuda, aunque supone restar poder adquisitivo al dinero en circulación).

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