N-454 Solo conociendo la historia económica,sabremos como salir de esta



Estamos en la situación actual como consecuencia de –la secuencia de la mayoría de crisis–, primero empiezan por problemas económicos, que acaban impulsando las burbujas, las expansiones monetarias, las bajadas de interés, que provocan sobreapalancamiento, creando las crisis bancarias, la contracción de crédito, la recesión de balance, los desapalancamientos, teniendo que actuar los bancos centrales y los gobiernos, medidas que acaban creando el efecto expulsión, que implica menos créditos a empresas, menos inversión, menos demanda, menos impuestos, creándose más déficit en estados, hasta que los ajustes y reformas por un lado y el incentivo a la creación de nuevas empresas es capaz de impulsar otra vez el crecimiento.

-Siendo independiente de la necesidad de regulación de banca en la sombra, derivados, HF y paraísos fiscales.

-Siendo independiente de como actúen otros países con QE, baja de intereses, dólar bajo para exportar, y sin crear inflación,TIPS en negativo.

-Siendo  independiente de cada país con su caso particular, su burbuja particular y sus problemas particulares de competitividad y productividad agravados por los modelos duales que crean desequilibrios económicos, mas déficit comercial que acaba generando mas deuda.
-Sin acuerdos económicos tipo BW es muy difícil solucionar los problemas globales (desequilibrios entre países, causas geoestratégicas, energéticas, geopoliticas,etc)


Si se piensa que el problema de la crisis es solo financiera, seguiremos sin avanzar, se necesita mas tiempo, con una reglas de déficit fiscal mas flexibles, hasta que llegue el crédito a las pymes, mientras no exista inversión como efecto multiplicador en el empleo no avanzaremos, los dos millones de pymes existentes con un contrato de aprendiz a media jornada con coste de S.Social muy bajo para las empresas, podrían emplear a dos millones de personas, y reactivar el consumo.


Medidas que SOLO servirían para salir de la crisis actual, mientras se gana tiempo para reformar el sistema, un sistema que ha demostrado fallas sistémicas derivadas de la falta de regulación, de la falta de estadistas que establezcan las normas adecuadas con las instituciones supranacionales, reorganizadas, con un enfoque prioritario con solo los países democráticos y  unas teorías socioeconómicas, una transición hacia nuevos modelos de desarrollo**que tengan en cuenta los limites, la cooperación, los acuerdos económicos globales. 

Estos motivos quedan bien reflejados repasando otros casos bien explicados en los manuales de historia económica, o leyendo la hemeroteca de 1476 artículos seleccionados, en... http://articulosclaves.blogspot.com.es/

Salir de la crisis: La necesidad de una economía productiva y social en España (y, también, en Europa)


Salir de la crisis: La necesidad de una economía productiva y social en España : E.Olier

5 puntos para desarrollar una ECONOMÍA PRODUCTIVA Y SOCIAL:

1.- Continuar los ajustes tratando de ajustar gasto con ingresos, lo que lleva a reducir las ineficiencias del Estado, y en el caso del Estado español, revisar el papel de las Comunidades Autónomas, Diputaciones y Entidades Locales. Es preciso un ajuste institucional, además del ajuste por la vía del gasto y el reforzamiento de los ingresos por la vía impositiva.

2.- Continuar con el ajuste del sistema financiero, poniendo cerco a las prácticas financieras especulativas y controlando de manera eficaz las prácticas empresariales e implantando normativas eficientes de buen gobierno, especialmente en las entidades intervenidas o soportadas por el Estado. Los activos tóxicos inmobiliarios deberían salir de los balances de las entidades financieras mediante la creación de compañías SPV (Special Purpose Vehicles) que con aval del Estado y riesgo a cargo de los accionistas de los bancos gestionen esos activos en el largo plazo (hasta 20 años). La inflación y el mercado haría el resto poniéndolos en valor.

3.- Desarrollar una política de incentivación empresarial, especialmente de las pymes, abriendo líneas de crédito de manera urgente. En este sentido, el papel del BCE, del BEI y de las entidades públicas será esencial. Europa tiene un volumen de ahorro cercano a los 20 millones de euros, y hay que dar confianza a los inversores para poner este volumen en juego. El BCE debería lanzar una línea de financiación de al menos 500.000 millones para movilizar la economía productiva. Se necesita articular un verdadero programa europeo de PPP = Public Private Partnership, dejando a las entidades privadas el papel de lanzar los proyectos de inversión productiva. Las inversiones deberían ir a sectores productivos facilitando una mayor integración europea en ciertos sectores, por ejemplo, el energético. Esto devolvería la confianza a los mercados y reduciría la especulación de la deuda soberana en Europa.

4.- Desarrollar una política activa de empleo mediante un programa específico para pymes, que incluyera: internacionalización, contratación de personal, y crédito. Este sería uno de los elementos claves de la política económica orientada a los problemas sociales. Si en España hay 2 millones de pymes, un contratado por empresa restaría dos millones de desempleados de las cifras de paro, con el efecto directo en el consumo interno y en la reducción del gasto por desempleo. Hay que volver a las prácticas keynesianas que conjugan creación de empleo y aumento del consumo. Y de aquí volver a las esencias de la economía en un equilibrio armónico entre capital y trabajo, promoviendo una economía productiva basada en el trabajo productivo y no en la especulación financiera. Lo más social en la sociedad es crear empleo de calidad.

5.- Una política fuertemente decidida para evitar las prácticas corruptas, ya sea en las actividades públicas o en las privadas. Hay que devolver la confianza al los ciudadanos sobre los beneficios de la democracia participativa. Los beneficios desmesurados provenientes de actividades especulativas deberían ser eliminados, como también el control de las prácticas políticas deshonestas. Se debería evitar que la judicialización de las ineficiencias del sistema sean el cortafuegos de las mismas. Leyes claras e inequívocas deberían ser el soporte de la regeneración social que precisa salir de la crisis. Se ha vivido demasiado tiempo en la burbuja de la especulación y hay que volver a la creación de riqueza que proviene de la productividad y el trabajo bien hecho.

E.Olier


http://www.geoeconomia.es/economia/salir-de-la-crisis-la-necesidad-de-una-economia-productiva-y-social-en-espana-y-tambien-en-europa/

Mecanismos de Transmisión, Minsky,Wray,(J.Parada-L.A.Rosado,Yesid S.)


Jairo Parada ….. en su llamado a soluciones concretas en materia de politica  macroeconomica, ha tocado un punto clave y ,como siempre, su planteamiento es sólido y suscinto…
La crisis del capitalismo occidental desarrollado, se ha concentrado en parte de Europa y en Estados Unidos, y amenaza con expandirse globalmente arrastrando a Asia y L.America de no encontrarse soluciones como las que demanda el dr Jairo. Parada con justeza. 
¿Qué hacer?
Yo sugeriría que habría que volver sobre la discusión de Milton Fridman y Tobin. Ellos debatieron los mecanismos de transmisión.

Minsky fue el único que anticipó los mecanismos de una crisis como la actual (cosa que el profesor Jairo nos había dicho ya en este foro justo al comienzo de la crisis en el 2008).

Los mecanismos de transmisión rompen con el esquema walrasiano, en cierto modo. Eso dio origen a los famosos microfundamentos posteriores que volcó la atención de Sargent y Lucas por el neoliberalismo y de los neokeynesianos (Blanchard, Mankiw y Gordon) hacia el equilibrio general, nuevamente, de forma equivocada. Pero así se exploraron las expectativas y las rigideces al máximo, con poco éxito práctico, o medidas de poco valor práctico, como las que exige el profesor Parada, con razón, para estos momentos actuales.

Sin embargo, los mecanismos de transmisión tienen también un correlato en la visión keynesiana de inyeccciones y fugas, más propiamente conocidos, como los mecanismos de propagación, que me figuro también utiliza Minsky (no estoy seguro pues no conozco como él,  la obra original de Minsky,  solo la entreveo  a través de su sucesor Wray).

Los videos del profesor del Politécnico de Madrid, prof. Pavón, diagnostican el proceso de la explosión de la crisis actual y explica la aparente resurección de la caja de herramientas keynesiana frente a la incapacidad de la caja de herramientas Hayekiana. Lo cual, ha llevado el debate en Europa al dilema de elegir entre austeridad (mas ortodoxia neo-clásica y estímulos al lado de la oferta) o "populismo macroeconómico" (renegociar el pacto fiscal para aplicar gasto publico expansivo, facilitar la emisión monetaria, y  menos dependencia de los mercados de la deuda internacionales y de las agencias calificadores de riesgo-país).Y asi enfrentar el desempleo que es lo mas grave en Europa y USA. 
La ortodoxia, muestra  a Finlandia como caso exitoso de su draconiana política  de austeridad. Francia y Grecia ensayan desde ayer nuevos gobiernos, dispuestos a aplicar la fórmula Argentina (groseramente calificada de populista, sin razón, por los ortodoxos).
Pues bien, la crisis, sostengo, no es de un solo frente, sino de muchos,  como en la guerra.
Eso significa que, ademas del drama de los pocos grados de libertad disponibles en politica macroeconomica, que la ortodoxia ha institucionalizado en los países europeos, que impide usar diversos instrumentos de estirpe keynesiana, tales como el gasto fiscal financiado con emisión monetaria, la tasa de cambio (devaluar) y bajar de la tasa de interés (dominada por los mercados de bonos de deuda), aun hay otro frente en la base de la crisis actual que no se ha considerado en su exacta dimensión. A ello se ha referido en este foro pioneramente nuestro amplio anfitrión, el dr.  Yesid Soler, en el pasado: y es la productividad.
Es clave que el ascenso de China ha arrastrado a Japón, a Corea del Sur y al resto de Asia, ha niveles de poder económico insoslayable. Pero, lo han logrado forzados ha competir por los mercados globales cooperativamente. Han unido en cadena virtuosa, los bajos costos de la mano de obra China con la tecnología de punta japonesa y la intermediación experta de Corea del Sur (ellos también arrastran a Singapur, India, etc).
La productividad de estos paises ha subido. La de Europa y USA se ha ralentizado, después de su auge de 25 años con la mezcla de las punto com con la industria aeroespacial y la guerra de las galaxias y las guerras limitadas del terrorismo o del petroleo que indujeron innovaciones y avances de productividad en USA y los pasies de la OTAN.
La prueba reina es que los mercado se han vuelto a repartir y los Chinos y sus cooperantes regionales han logrado una tajada conmensurable y considerable. Aún Europa y USA llevan la delantera, sin embargo, en componentes claves de alto conocimiento como sucede con Apple, por ejemplo. Lo mismo Japón, pero los Chinos avanzan cada vez mas en su intento de cathing up irreversible.

Entonces, esta descripción lo que intenta es sugerir que la complejidad de formulación de políticas macroeconómicas, necesitará atacar varios frentes y con diversos instrumentos para cada objetivo.
El primero de ellos, es el frente del empleo, a todas luces el peor, y en segundo momento, evitar la deflación. 
De lo de atrás dicho, se deduce que parte de la solución estriba en usar mecanismos de transmisión que ataquen el lado de la oferta (que reactiven la productividad, por ejemplo, y bajen los costos) y del otro lado, destrabar el nudo gordiano de la falta de emisión de dinero soberano para aumentar el déficit fiscal, al costo de devaluar, para sanearlo a largo plazo, y exportar otra vez (restablecer el comercio internacional hasta su recuperación).    .

Los Estados Unidos han jugado hábilmente sus fichas apostando por esta combinación de todas las formas de guerra. 
Europa aun no.
Es o no complejo este enfoque? 
Se necesita de una nueva relación entre los instrumentos para establecer nuevos mecanismos de transmisión?
Ellos impondrán nuevas instituciones al socaire de los acontecimiento por venir en pocos meses. 
Por lo tanto, si acierta el profesor Jairo parada, en que deberán ser concretas para restablecer el empleo y el crecimiento rápidamente, No puede repetirse lo de 1930 a 1939, pues amenazaría a las democracias occidentales de manera grave al eliminar el grado de bienestar alcanzado y tambalearían sus mercados.
El modelo chino, de bajo costo y uso de tecnología bajo el radar (schumacher, again) combinado con dictadura política de partido único, es un desafío junto con India, por el tamaño, por la productividad y por la guerra por nuevos mercados emergentes incluyendo Africa y L.Am., mercados no tan sofisticados en consumo de tecnología sobre las que están las apuestas de  China y India y Corea.
Mao Tse Tung, habló de las contradicciones. Y entre las muchas de su momento, señalaba, que se debía determinar cuál era la contradicción principal. 
Parodiándolo, habría que atacar la contradicción principal. El problema teórico del momento actual que plantea la crisis en curso, es identificar cual es esa contradicción principal. Pero, la solución es compleja, por cuanto, solo atacar el foco de la contradicción principal no garantizará el éxito, a menos que se considere sus relaciones con las otras contradicciones o fuentes del malestar económico..

Luis Arturo Rosado Salgado


Debate,
Grupo "Economia Compleja" de Grupos de Google.
Para ver este debate en la Web, visita https://groups.google.com/d/msg/economiacompleja/-/f63iZWZEsCwJ

Islanda y Grecia: caminos divergentes

Posted on 02/22/12 por Jairo Parada Corrales 
La reciente decisión del Banco de la República de Colombia de subir su tasa de descuento al 5%, a pesar de las excelentes cifras que arroja la economía colombiana en materia de crecimiento económico, inversión extranjera, exportaciones y tasa de desempleo, tal vez revele el nerviosismo de los banqueros centrales frente a lo que sucede a nivel internacional y la actual expansión del crédito a los hogares en Colombia y el auge de la demanda interna. Uno pensaría que si se espera que el crecimiento económico mundial va a caer, a pesar de las buenas cifras recientes de Estados Unidos, no es lógico que la banca central suba las tasas de interés y frene la economía. La respuesta tal vez radique en que ante tanta incertidumbre, es mejor detener un poco la euforia doméstica. Hay temor a las burbujas económicas. Islandia es una pequeña isla que implementó todas las reformas neoliberales en los últimos veinte años, liberalizando su sector financiero, confiando en la autorregulación de los mercados. La entrada de capitales especulativa de corto plazo volvió a la isla una burbuja financiera que ante la crisis del 2008, explotó sin piedad. Las fórmulas ortodoxas de devaluación y ajuste eran impracticables, no siendo posible físicamente pagar la deuda externa que Islandia había acumulado. Ni que se hubiese vendido toda la isla y los islandeses se hubiesen convertido en esclavos. Las cuentas no daban. Se debía ocho veces el PIB del país. La salida fue política: el gobierno ortodoxo cayó ante manifestaciones públicas vehementes y un gobierno de centro-izquierda se instaló. Se repudió el pago de la deuda a pesar de las amenazas británicas, los bancos fueron nacionalizados y los responsables del desastre financiero fueron a dar a la cárcel. Se espera que en el 2012 Islandia triplique el crecimiento europeo, y la política se ha focalizado en la generación de empleos y no en salvar a la banca especuladora. El caso griego es obviamente más complejo, sumergido en un entorno distinto, como miembro de la Unión Europea, sin soberanía monetaria, viéndose en la incapacidad de devaluar como hicieron los islandeses. Si a lo anterior le unimos la presión del Banco Central Europeo (BCE) controlado por los alemanes y franceses, la pequeña economía griega se encuentra en una encrucijada bien difícil sin muchas opciones. Aunque en su evolución política ha intentado desarrollar un estado de corte social demócrata sin tener las bases productivas para ello, sin duda parte del problema radica en los desequilibrios inherentes a la zona Euro. No se trata que los griegos sean manirrotos, aunque ha habido parte de ello. 

Muchos analistas sitúan el problema en el hecho de que los países que acumulan superávit en su balanza de pagos como Alemania y los países escandinavos, no han podido crear un mecanismo ágil dentro de la zona para los países deficitarios. Grecia ha venido con grandes déficits en su balanza de pagos desde una década, viéndose en la imposibilidad de devaluar pues pertenece a la zona Euro, acumulando una deuda insostenible. Aunque los países superavitarios no le quieren prestar, se verán obligados a hacerlo para no evitar el colapso de Grecia, aunque con un paquete de medidas como las que ya hemos vivido con el FMI en América Latina

Se ha ordenado fuertes rebajas del 25% en el salario mínimo mayores recortes aun en pensiones. Los servicios de salud y de educación han sido brutalmente recortados. Estas medidas “sangrientas” sumergirán a Grecia en una depresión más profunda. El camino seguido es muy diferente al de Islandia. La fragilidad mundial sigue.
http://blogs.uninorte.edu.co/jparadac.php?p=793&more=1&c=1&tb=1&pb=1


“Los esfuerzos en productividad y tecnología se deben combinar con politicas al estilo de ELR policies en la vision poskeynesiana para salir de este atolladero.
Pero sin duda, la austeridad y el aumento de los impuestos es el camino doloroso que imponen las elites financieras, y ese no es el correcto” Jairo
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Comentario:

En el caso de España, hay dos enfoques claros, por un lado es necesario el ajuste, las reformas, por excesos cometidos, como puede ser el AVE, o aeropuertos cerrados, y el tapón inmobiliario, que nos sitúa en un caso parecido al Japón, recesión de balance  tipo R.Koo y bancos  tocados. Pero no tenemos moneda soberana como Japón, dependemos de las acciones de Europa, que no estaba organizada para estos casos, al no ser un estado federal con federalismo fiscal como EEUU.
Por otro lado los problemas de estructura empresarial, de tejido industrial de pymes pequeñas que no exportan, con restricción de crédito, con falta de demanda, hacen necesario incentivos al crecimiento, seguramente una devaluación fiscal (subida de IVA segmentada y bajada de costes a empresas y trabajadores) También hemos de considerar el lado positivo el potencial de empresas que si pueden exportar.
Sobre Finlandia en su crisis, incentivo a las nuevas empresas en nuevos sectores, incentivo a la innovación a los emprendedores, el estado colaboraba hasta un 30 % en las empresas, para impulsarlas sin entrar en la gestión, una vez la empresa arrancaba, se devolvía dicha participación. 
España depende de la reindustrializacion de Europa, depende de un plan Marshall, o un new deal verde de Europa. Europa necesitaría un cambio dolar:euro paritario, pero como sabemos que a EEUU le interesa un dolar bajo para exportar y sabemos como funciono/funciona  el G-2 Chinamerica, en el caso global solo podemos esperar unos acuerdos tipo BW, actualizados a la globalización actual o bien ir hacia alterglobalización.
En resumen en España se necesitan combinar políticas de oferta y demanda, y que el crédito llegue a las pymes.


Economia del bien comun, Libros


Economia del bien común
C. Felber

Libro a la venta 1 de junio EBC

Nadie debe volver a decir que en la economía y en la política no hay alternativas al capitalismo y a los caminos erroneos del socialismo real.  La “Economía del Bien Común” es una respuesta profunda a la crisis, en muchos aspectos, del presente: bolsas financieras, desempleo, pobreza, cambio climático, migración, globalización, desmonte de la democracia, pérdida de los valores y del sentido. La "Economía del Bien Común" de Felber se basa - como una economía de libre-mercado - en las empresas privadas y la iniciativa individual, no obstante, las empresas no se esfuerzan en competir entre ellas para el aumento financiero, sino que cooperan para alcanzar la meta del bien común mayor posible - un nuevo principio fundamental.  
La Economía del Bien Común
La edición en español, "La Economía del Bien Común", saldrá a la venta a partir del 1 de junio 2012, bajo la editorial Deusto del Grupo Planeta.
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Eventos Economia del Bien Comun -Junio 2012
Conferencias y presentación del Libro: Christian Felber y Ana Moreno sobre la Economía del Bien Común y su aplicación práctica en España:

Día 4 de junio 2012 de 19:30 a 21:30 en Barcelona,
-Localización: Fábrica Moritz--
Las Conferencias son gratuitas y de libre entrada. No se realizará registro, se cubrirá el aforo por orden de entrada.

Eventos EBC Junio 2012

Conferencias y presentación del Libro | Christian Felber y Ana Moreno sobre la Economía del Bien Común y su aplicación práctica en España:

Día 4 de junio 2012 de 19:30 a 21:30 en Barcelona, -Localización: Fábrica Moritz | Información


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Día 4 de junio 2012 de 16:00 a 19:00 en Barcelona Localización: Fábrica Moritz 

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Inscripciones: Ramón Morata, Laura Zerpa y Begoña Vigo
barcelona@economia-del-bien-comun.es    

Inscripción cursos: Ramón Morata barcelona@economia-del-bien-comun.es
Información: Ana Moreno, ana.moreno@economia-del-bien-comun.eswww.economia-del-bien-común.org

POR UNA ECONOMÍA DEL BIEN COMUN
Stefano Zamagni

Sinopsis: Stefano Zamagni, profesor de Economía Política en la Universidad de Bolonia y en la John Hopkins University, es uno de los principales exponentes de la corriente de pensamiento conocida como economía civil. 

Los doce capítulos que forman este libro, que se corresponden con otros tantos trabajos elaborados a lo largo de los últimos años por el autor, explican por qué el concepto de bien común ha ido desapareciendo del lenguaje económico y su puesto ha sido ocupado por otros conceptos como bien público, bien privado o bien total, provocando cierta confusión conceptual. 

Se habla de bien común cuando cada uno realiza su interés junto al de los demás y no sin contar con los demás, como ocurre con el bien público, o en contra de los demás, como ocurre con el bien privado.  Recuperar la idea de bien común supone recuperar la relacionalidad en economía, dando protagonismo a principios como el de reciprocidad, abandonados en la fase capitalista de la economía de mercado. 

Una propuesta valiente para construir un nuevo modelo económico que considere el interés general, que valore la idea de comunidad y que persiga el bien de la sociedad.  Llevada al terreno político, la propuesta se transforma en una vigorosa apuesta por la democracia deliberativa. 

Un libro, en definitiva, para pensar e idear en lo concreto un futuro distinto, más inclusivo y más digno del ser humano.

Han dicho de él
Prólogo de Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía de la Universidad de Valencia. Directora de la Fundación ÉTNOR

La economía, esa “ciencia lúgubre” de la que hablaba Thomas Carlyle, quiso convertirse en algunas de sus corrientes en una ciencia imperialista que invade todos los ámbitos de la vida humana, y cabe preguntarse si en esa empresa ha tenido éxito o si no ha sido así. Pero de lo que no cabe duda es de que la actividad económica, como preocupación, ha colonizado el conjunto de la vida cotidiana. Los ciudadanos se despiertan con noticias sobre la prima de riesgo, el aumento del déficit, la enésima caída de las bolsas, la subida o bajada de los tipos de interés, el doloroso crecimiento del desempleo, la situación de las hipotecas y las pensiones. Los periódicos dedican a la economía y la empresa secciones diarias, pero también suplementos dominicales en los que colaboran firmas acreditadas en la materia, las tertulias de televisión o radio discuten acaloradamente sobre asuntos económicos, y los gobiernos no duermen pensando en la situación económica de sus respectivos países, hasta el punto de que están dispuestos casi a cualquier cosa con tal de conseguir estabilidad. 

Ciertamente, si durante siglos la metafísica pretendía explicar la estructura más profunda del universo, parece que la economía le ha sustituido, al menos en lo que hace a las cosas humanas. Ser analfabeto en economía es hoy en día vivir fuera del mundo. 

Por eso es muy de agradecer que especialistas en la materia de la talla del Profesor Stefano Zamagni ofrezcan al público libros de economía como el presente, accesibles al común de las gentes por su claridad expositiva, muy bien documentados porque su autor es un profesional de prestigio en el ámbito económico del saber y el obrar, y además libros propositivos y esperanzadores: algo se puede hacer para humanizar la economía –es el mensaje-, y no sólo se puede, sino que se debe hacer, si es que las personas queremos conquistar esa felicidad a la que inevitablemente aspiramos. 

Stefano Zamagni, Profesor de Economía Política en la Universidad de Bolonia y en la John Hopkins University, es sin duda uno de los economistas europeos más reconocidos en el nivel internacional, bien apreciado por la propuesta que viene diseñando y ofreciendo desde hace años, una propuesta de la que es buena muestra el presente libro y que hunde sus raíces en la tradición del humanismo cívico, tal como surgió en los siglos XIII y XIV en algunas de las ciudades italianas. 

Lo que Zamagni denomina humanismo cívico se construye en la naciente economía de mercado que va perfilándose en esos siglos y conforma un arropamiento muy adecuado para que la economía sea una ciencia humana y humanizadora, una economía civil. Civil por ser civilizadora del mercado, por ser propia de la ciudad en su conjunto y porque la sociedad civil es su clave última. 

En efecto, a través de la economía civil se persigue el bien común, no sólo el privado, y es ésta una empresa imposible de llevar adelante si no es contando con gobernantes y ciudadanos que cultivan las virtudes cívicas. Podríamos decir con Philip Pettit que esas virtudes configuran la mano intangible que, junto a la visible del Estado y la invisible del mercado, permiten una sociedad armoniosa. 

En efecto, Zamagni se niega a admitir que no haya más propuestas económicas que las que tienen por santo y seña el principio del individualismo axiológico, que en el mercado se convierte en la búsqueda del máximo beneficio privado, o las que apuestan por ese colectivismo que acaba ahogando a la persona. Frente a uno y otro, la economía civil hace de la persona su centro, en la línea de Emmanuel Mounier y Jacques Maritain, y se propone buscar el bien de todas las personas sin exclusión. En eso justamente consiste el bien común. 

En la obra de Zamagni una característica de la persona se destaca como irrenunciable, una característica en la que estarían de acuerdo todos los autores mencionados y que, en consecuencia, la economía debería de tener en cuenta: su carácter relacional. Si, como se ha dicho, la Modernidad es la “Era del Individuo”, y eso significa la primacía axiológica del individuo con sus derechos en el conjunto de la sociedad, no es menos cierto que, como dijera Hegel, el individuo es una ficción. En la vida real no hay individuos, sino personas, siempre somos en relación de reconocimiento recíproco. 

Con ello Hegel inaugura esa tradición del reconocimiento recíproco, en la que hoy se inscriben explícitamente filósofos como Karl-Otto Apel, Jürgen Habermas, Paul Ricoeur o Axel Honneth. En esa tradición se inserta nuestro Grupo de Valencia. Y es una alegría constatar que economistas de la talla de Stefano Zamagni consideran el reconocimiento como clave de la persona y tratan de encarnar este su carácter relacional también en la vida económica. 

De esta afirmación se sigue que hay bienes relacionales que el individualismo ignora: aquellos de los que se goza conjuntamente, aquellos que se disfrutan en compañía. Por eso el principio de reciprocidad tendría que conjugarse en economía con el del intercambio de equivalentes. 

Sin embargo, dirá Zamagni, la economía de mercado en el mundo moderno ha asumido la forma de economía de mercado capitalista, en que el individuo busca su beneficio en competencia con otros individuos, obviando su dimensión relacional. Y por eso ha construido la economía sobre una ficción, porque el individuo no existe, existe la persona en relación, y ésta es una de las causas del fracaso de la economía: que ha olvidado la dimensión relacional de las personas, ha olvidado que las motivaciones de las personas son diversas y varían de un sujeto a otro, y también en un mismo sujeto en distintas ocasiones. Suponer que todos los agentes económicos actúan buscando maximizar su beneficio es construir una ficción, que anula los distintos motivos por los que las gentes actúan. Como bien dice Amartya Sen, las motivaciones de la racionalidad económica no son sólo el egoísmo, entendido como autocentramiento o como simpatía, sino también otros motivos, como el compromiso, sin los que no se entiende el obrar humano en general y el económico en particular. 

Es preciso, pues, optar por un humanismo cívico, por una economía civil. Pero ahora no se trata ya de transitar del feudalismo al mundo moderno, sino del tránsito de la sociedad industrial a ese mundo nuevo abierto por el proceso de globalización. En ese nuevo mundo los Estados deben cumplir su tarea, aunque en ocasiones su capacidad de acción se vea muy limitada. También el mecanismo del mercado ha de seguir funcionado, porque es el mejor mecanismo de asignación de recursos que conocemos. Pero debe hacerlo desde la base de una sociedad civil y de unas instituciones que adopten como principio a seguir el de reciprocidad, y no sólo el del intercambio de equivalentes. Ésta será la forma de que la economía tenga también en cuenta la dimensión expresiva de la persona, de modo que también la actividad económica sea fuente de felicidad. 


Llevar adelante esta empresa no es sencillo. En primer lugar, porque el Principio de la Wertfreiheit que Max Weber propuso para lograr objetividad en las ciencias sociales, el Principio de la Neutralidad Axiológica de las Ciencias Sociales ha calado profundamente en ellas, y muy especialmente en la economía. 

Los agentes de la vida económica no reproducen la imagen de ese homo oeconomicus al que sólo mueve el afán de lucro y por ello entra en el escenario del intercambio de equivalentes es empresa de titanes. El ser humano es más bien homo reciprocans, como avalan abundantes estudios evolutivos, incluidos los matemáticos, parece ya una utopía. Y, sin embargo, es la verdad, como descubren las más relevantes propuestas filosóficas y científicas. Los seres humanos somos reciprocadores, estamos hechos para trabajar cooperativamente, una auténtica economía debería tenerlo en cuenta. Ése es uno de los grandes retos económicos de nuestro tiempo. 

Recoje aquella distinción que propuse en Alianza y contrato, en 2011, entra bienes de justicia y bienes de gratuidad. Los bienes de justicia pertenecen a esa historia de derechos y deberes que es la de la justicia exigente. Los bienes de gratuidad pertenecen a ese ámbito de la ob-ligación que descubre quien reconoce la ligatio, el vínculo que le une con la otra persona. Y como las personas que forman parte del universo económico no por eso dejan de ser personas, es la economía la que ha de adaptarse a este ser relacional del hombre, no el hombre el que ha de perder su ser más propio, su ser en relación, en una economía inhumana.

Sobre el autor...
Zamagni, Stefano Profesor de Ecomomía Política en la Universidad de Bolonia y en la John Hopkins University, es uno de los principales exponentes de la corriente conocida como economía civil

Two-handed approach -JAVIER ANDRÉS on 20/07/2010


Muchos de los lectores de NeG, y desde luego la mayoría de los colaboradores, son lo suficientemente jóvenes como para que les resulte igual de cercana la Gran Depresión que la estanflación de los setenta/ochenta del siglo pasado. Para ellos, ambas son historia. Sin embargo para quienes iniciábamos nuestra andadura profesional por aquellas fechas –en los ochenta, no en los treinta- es difícil no establecer comparaciones entre la situación actual y la que sufrieron las economías occidentales y, muy en particular, España hace tres décadas.
Las diferencias son notables. Mientras que nadie duda en catalogar la recesión actual como una recesión típica de demanda, los shocks de oferta tuvieron una importancia crucial en la estanflación de entonces. Aspectos como el desarrollo y la integración financiera, la globalización, etc, son también factores que diferencian uno y otro episodio. Por ello no deja de ser sorprendente el paralelismo entre las propuestas de política económica que entonces hicieron furor en el mundo académico –también tras la recesión de principios de los noventa- y las que hoy se proponen desde ámbitos similares. Algún crítico avispado podría habernos advertido de esta aparente inconsistencia. ¿Cómo es que, a pesar de estas diferencias en el diagnóstico, hoy seguimos proponiendo algo parecido a lo que entonces se dio en llamar ‘two-handed approach’?
El two-handed approach proponía la aplicación simultánea de políticas de oferta y de demanda y fue defendido por muchos economistas europeos como Charlie Bean, Olivier Blanchard, Willem Buiter, Rudi Dornbusch, Richard Layard, Steve Nickell,  entre otros. 
Su lógica se entiende de una forma natural cuando la economía sufre un shock de oferta de la magnitud de los sucesivos incrementos del precio del petróleo en 1973 y 1978. La caída de la actividad y el aumento del paro hacen muy tentadora la aplicación de medidas fiscales y monetarias contracíclicas que, sin embargo, acaban teniendo un efecto inflacionario que se suma al del shock inicial. Esta fue de hecho la respuesta de (la mayoría de) bancos centrales y gobiernos en 1973 llevando a la inflación en muchos países desarrollados a valores cercanos al 20 por ciento anual. Tras el segundo shock en 1978 la política monetaria cambió de orientación, centrándose en la recuperación de la estabilidad de precios. El resultado fue un incremento generalizado del desempleo y una lenta vuelta de la inflación a los niveles de los años sesenta. Tras el shock de oferta, la expansión de la demanda primero y su drástico frenazo después sumieron a las economías en una situación de elevado paro e inflación y pusieron en cuestión el uso tradicional de las políticas de estabilización.
El two-handed approach -que Charlie Bean denominaba jocosamente ‘two hundred approach’, para señalar el predicamento creciente que fue teniendo en la profesión- partía de la convicción de que las políticas de demanda sólo tendrían el efecto deseado si simultanea y rápidamente se aplicaban políticas dirigidas a mejorar las condiciones de oferta de la economía. Estas políticas de oferta eran necesarias para compensar el encarecimiento de un input fundamental para la producción y para favorecer el cambio de tecnologías, en favor de un uso menos intensivo de los derivados del petróleo, con la mayor eficiencia y el menor coste posibles. También en la recesión de principios de los noventa, la elevada volatilidad del desempleo y la persistencia de la inflación volvieron a poner sobre la mesa la necesidad de reformar los mercados como paso previo a la aplicación de políticas contracíclica de demanda.
A pesar de diferente naturaleza de la crisis actual, las discusiones de política económica están siguiendo –en España sobre todo- una pauta muy similar. La respuesta inicial, coordinada en la reunión del G20 en Londres, fue un estímulo monetario y fiscal sin precedentes, pero cuando este ha empezado a dar síntomas de agotamiento muchos han vuelto la vista hacia propuestas que enfatizan la necesidad de corregir las limitaciones por el lado de la oferta de la economía y, muy en particular, del mercado de trabajo. ¿Por qué esta preocupación de nuevo por las reformas? ¿Pero no habíamos quedado en que esto es una crisis de demanda? ¿No bastará con mantener los estímulos hasta que se recupere el buen funcionamiento del sector financiero?
Desde el inicio de la crisis ha habido una reivindicación del uso de las políticas de estabilización -‘we are all keynesians now’. De hecho las condiciones para que las políticas de demanda alcancen todo su potencial parecen ahora idóneas. La contracción del crédito es un campo abonado para que los bancos centrales se embarquen en políticas monetarias expansivas, y la caída resultante en la demanda del sector privado abre la puerta a una expansión del gasto público. Las características específicas de la crisis financiera permitieron además abrigar grandes esperanzas sobre la eficacia de las políticas fiscales discrecionales y de los estabilizadores automáticos: el mantenimiento de tipos de interés muy reducidos –ausencia de ‘crowding out’- y la existencia de consumidores ‘no ricardianos’ que básicamente consumen todo lo que ingresan y tienen por ello una tasa de ahorro muy baja. Por otra parte el principal riesgo de la aplicación excesiva de políticas de demanda es la inflación y este riesgo no aparece en el horizonte cercano, a pesar del extraordinario crecimiento de las magnitudes monetarias y de los ingentes déficits fiscales en muchos países desarrollados -de hecho no faltan quienes, comoMartin Wolf, tildan a la política monetaria actual del BCE no de expansiva sino más bien de timorata.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el interés por las políticas de oferta ha ido ganando terreno otra vez. Hay varias explicaciones para ello y no todas son amables con los partidarios de las reformas. Para algunos se trata de ‘cierta pereza intelectual’, como se nos ha achacado desde diversos frentes académicos y periodísticos. Esto podría ser cierto para algunos que por edad hemos vivido ambas crisis y que a lo peor simplemente nos hemos limitado a repetir recetas de entonces. Pero muchos jóvenes economistas, que no vivieron aquellas recesiones, se han apuntado a una interpretación similar y con buenas razones para ello.
En primer lugar el parón del crédito no es tan sólo un shock de demanda, sino que tiene también los tintes de un shock de oferta aunque de forma poco convencional. Las economías desarrolladas han reducido sustancialmente su dependencia del petróleo -por lo que pueden considerarse más eficientes en lo energético- pero dependen mucho más del crédito, que ha crecido más rápidamente que el PIB en la última década. Cuando este se encarece o simplemente no está disponible, sus efectos sobre la producción y la demanda de trabajo y capital son inmediatos. De nuevo hay que reorganizar la producción, de nuevo hay que reasignar recursos hacia sectores menos intensivos en el uso del crédito bancario y de nuevo es necesario que este proceso se haga de la mejor forma posible –en términos de coste y de eficiencia.
Pero más importante todavía es el hecho de que la percepción que hoy tenemos de la eficacia y el uso adecuado de las políticas de demanda ha cambiado en más de un sentido. Es evidente que los estímulos públicos son necesarios para mitigar el impacto catastrófico que la pérdida generalizada de confianza tiene sobre la economía. Pero el mantenimiento de estas políticas durante un tiempo prolongado no ayuda necesariamente a recuperar dicha confianza, que es fundamental para superar la crisis financiera. Respecto a la política monetaria, la posibilidad de topar con el límite cero del tipo de interés es muy elevada en un contexto de baja inflación. Además el cortocircuito bancario afecta de una forma fundamental al mecanismo de transmisión monetaria. Algo similar ocurre con la política fiscal. Años de investigación teórica y empírica han confirmado que los multiplicadores fiscales son positivos aunque en general más pequeños de lo que tradicionalmente se suponía y, sobre todo, que estos multiplicadores son todavía más modestos cuando los estímulos fiscales no vienen acompañados de un compromiso creíble de consolidación en un plazo razonable. Además algunos de los supuestos en los que se basaba la presunción de un efecto importante de la política fiscal no se satisfacen. El mantenimiento de bajos tipos de interés por parte de los bancos centrales no es suficiente para mitigar el ‘crowding out’ cuando la percepción del riesgo es elevada. Prueba de ello es el proceso de ‘flight to quality’ que hace a muchos inversores demandar ávidamente algunos títulos públicos en detrimento de otros y de la inversión privada. El tipo de interés que fija el banco central pierde relevancia en la financiación externa de las empresas, que tienen que pagar una prima de riesgo muy importante o simplemente no pueden acceder al crédito bancario. Por otra parte, la necesidad de hacer frente a las deudas acumuladas en el pasado y la elevada incertidumbre están impulsando la recuperación de las tasas de ahorro de las familias, contribuyendo a reducir los multiplicadores fiscales.
Pero es que además la tolerancia social a los efectos no deseados de las políticas de demanda ha variado también sustancialmente . El costoso proceso de desinflación que tuvieron que afrontar las economías de mercado tras el segundo gran shock del petróleo ha condicionado desde entonces la actuación de los bancos centrales, que tienen entre sus mandatos la prevención de una inflación excesiva. Esto influye también en la capacidad para manipular los tipos de cambio y para reducir el peso de la deuda con inflación. Por otra parte, el proceso sostenido de expansión de la deuda pública –como ratio sobre el PIB- que tuvo lugar durante los ochenta, tanto durante las recesiones como en las expansiones, es hoy impensable. La propia globalización financiera, que hace que los gobiernos se endeuden en un mercado global –frente a una financiación más nacional hace años- impone un escrutinio diario de las condiciones macro-financieras de los países para colocar sus bonos en competencia con otros muchos países en situación similar.
La competencia que los países emergentes suponen para los más desarrollados plantea a estos el reto de una ganancia permanente de eficiencia para mantener nuestro nivel de vida relativo y el objetivo de pleno empleo –o algo que se le parezca- sin el recurso a políticas de demanda que sólo son eficaces si usan transitoria y juiciosamente. Esta ganancia de eficiencia requiere un esfuerzo para mejorar los mecanismos de asignación en nuestras economías. La Unión Europea en su conjunto es consciente de la urgencia con la que debe afrontarse este reto para evitar que la región se convierta en el ‘sick man of the world’ con un raquítico crecimiento en el futuro. España parte de un retraso notable respecto al promedio europeo por lo que su esfuerzo tiene que ser mayor. Incluso en la crisis con más componente de demanda que ha tenido lugar en los últimos tiempos, la necesidad de aplicar reformas estructurales va a estar presente entre las propuestas de política económica. Y por mucho tiempo. Larga vida al two-handed approach

http://www.fedeablogs.net/economia/?p=5480

"Las políticas de oferta suelen tener un impacto contractivo a corto plazo, y los gobiernos dudaban de que la expansión de demanda fuera suficiente para contrarrestar el shock de la “Gran Recesión”.
Ahora que se tienen que revertir las políticas expansivas, es doblemente costoso convencer al electorado de emprender políticas de oferta. Pero, paradójicamente, parece ser que éstas sólo se consideran viables por parte de los dirigentes políticos cuando la situación es muy mala y el electorado está dispuesto a aceptar que se prueben medidas antes consideradas tabú" (no olvidemos a Stan Fischer)  Samuel B.
"La economía política de las políticas de oferta, es un factor determinante para entender porqué se aplican o no y cuando se hace. Parece que sólo cuando estamos al borde del abismo -o cayendo- nos planteamos que a lo mejor hay que esforzarse para ir por el buen camino. Esto es comprensible desde el punto de vista del electorado en general, pero es imperdonable en economistas y políticos que deberían estar bien formados y conocer nuestra historia –cómo mínimo- reciente. Yo tengo la impresión –aunque esto supongo que es indemostrable, a menos que la psicología social y económica nos eche una mano- de que al final el coste electoral de estas medidas tiene más que ver con el hecho de que se aplican tarde y, a veces, mal, que con su coste social en sí" Jaiver A
"es evidente que en los próximos años el crédito exterior y el crédito bancario van a ser más escasos. Por ello, la actividad productiva y el consumo deben reorientarse para hacerse menos dependientes del crédito"
"La única forma de mantener las ventajas de la globalización financiera sin incurrir en estos riesgos es precisamente homogeneizar la competitividad de las economías y desincentivar la acumulación de capital inmobiliario favoreciendo el productivo"
"Con relación a la estanflación, la respuesta generalizada al primer shock del petróleo fue errónea porque estaba guiada por muchos años de ‘fine tuning’, en los que las recesiones se combatían con políticas expansivas. Estos ciclos tenían causas tecnológicas y/o de demanda, pero al no ser muy acusados permitían establecer un intercambio ‘aceptable’ entre inflación y desempleo –lo que supone moverse a lo largo de una curva de Phillips o con pequeños desplazamientos de esta. Los shocks del petróleo fueron de tal magnitud que los intentos de frenar el desempleo se saldaron con una inflación elevadísima que paso a convertirse en la principal preocupación de la política económica. Las medidas orientadas a controlar la inflación tuvieron éxito poco a poco, pero en una primera instancia funcionaron a base de contraer aún más la demanda y, con ello, aumentar el desempleo. Cuando las expectativas de inflación se estabilizaron fue posible abordar ambos problemas de forma más equilibrada"
. Lo de recesiones de oferta y de demanda es una forma de organizar nuestro pensamiento, pero no es difícil separar las caídas de la actividad causadas por que las empresas no encuentran rentable producir más, porque ha aumentado el precio de algún input por ejemplo, de aquellas en las que no lo hacen por falta de mercado final. Es cierto que todo está en todos los lados –el crédito influye en la demanda y en la oferta, los salarios son un coste y un componente de la renta, etc- pero creo que el esquema sigue siendo válido.
Es cierto que detrás de estos shocks hay muchas veces decisiones de gobiernos o errores en la gestión por parte de responsables económicos. Pero el efecto del aumento del petróleo es similar si tiene un origen bélico o geopolítico o se debe a la demanda de las grandes economías emergentes. Esto tiene un impacto global con el que los países tienen que lidiar. Y eso se puede hacer con más o menos acierto.
"En cuanto al tema de la deuda,es el elemento crucial de la crisis actual y que es necesario estudiar cómo han conseguido otros países salir de una situación parecida. Ejemplos hay en la historia reciente. Además algunos tenemos mucha deuda porque otros tienen mucho ahorro, y hay países que han logrado pasar de un grupo a otro de forma relativamente rápida. Los emergentes, por ejemplo, o Alemania que ha recuperado en unos años su competitividad tras el coste que supuso la integración de la Alemania del Este. No se me ocurrirá decir que es fácil, pero hay estrategias que nos pueden acercar más a esta solución que otras. Y desde luego todas pasan por llevar a cabo reformas profundas en muchos ámbitos de nuestro sistema productivo"  J.Andres
todas las crisis son complejas y desafían una definición simplista. Y por supuesto el crédito es de lo primero que cae cuando lo hace la confianza. Pero en la crisis de los setenta convergieron tres elementos –no sólo el precio del petróleo- que sin duda afectaron a la capacidad productiva de la economía.
Por una parte el agotamiento del rápido crecimiento de la productividad total de los factores que se había alcanzado en los primeros años de reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial – que podríamos catalogar como un shock tecnológico negativo. Esto ya suponía una limitación para el crecimiento de las rentas que se había logrado en los cincuenta y sesenta. El aumento del precio del petróleo vino a poner más presión empobreciendo a los países importadores. Este empobrecimiento no fue digerido por el trabajo y ni por el capital que se embarcaron en un intento por recuperar rentas, en lo que Layard y Nickell denominaron la ‘batalla de los markups’, y que dio lugar a corto plazo a inflación –una espiral de precios y salarios. Esta espiral fue primero validada por la política monetaria y después combatida con firmeza. De ahí la simultaneidad de inflación y desempleo.
Por su parte las políticas de demanda pueden ser una ayuda en un momento determinado, pero utilizadas para facilitar el ajuste por el lado de la oferta que tarde o temprano se hace necesario en cada crisis. Pretender sostener la actividad sobre la base de un recurso duradero a la política monetaria y a la fiscal es poco efectivo y genera efectos negativos también duraderos" J.Andres
"el déficit exterior acumulado en tiempos de bonanza ya tenía que ver con la alarmante pérdida de competitividad que sufríamos, en buena medida a consecuencia de las deficiencias de nuestros mercados de trabajo y de bienes y servicios. Es decir no se trata de que los salarios se moderen en las recesiones y crezcan en las expansiones, sino de que en todo momento se adapten para favorecer la competitividad –interior y exterior- de nuestras empresas. Aquellas que lo hagan mejor podrán pagar más salarios y las que sean menos productivas pagarán menos" J.Andres
"los estados de ánimo en los mercados funcionan en esencia como hace cien años. Hoy tienen más influencia porque todos hemos acudido a endeudarnos a todas partes: la globalización. Los ahorradores del mundo tienen más alternativas donde elegir y lógicamente se dirigen todos hacia aquellas inversiones más seguras. Es cierto que en el margen siempre puede haber actuaciones poco éticas y que la regulación debe impedirlas, pero no son la causa principal de los vaivenes que hemos observado. Ahora nos tratan algo mejor porque parece que estamos en una senda sostenible que a lo mejor no lo era hace unos meses. Además, ese es el privilegio de los prestamistas, imponen sus condiciones como en tantas facetas de la vida, ya se sabe ‘beggars can’t be choosers’. Nuestra alternativa debe ser reducir la dependencia del crédito, en particular el crédito externo" J.Andres
Irving Fischer, indicaba no hay nada más deflacionsita que estar saturados de deudas, o lo que es lo mismo, cuando nos endeudábamos para pujar por los inmuebles (o con la garantía del valor mágico que les dábamos y les seguimos dando, aunque queda poco tiempo para la Capitulación) sabíamos que, al final de la escapada, nos esperaba des-endeudarnos y, por tanto, deflacionarnos (en puridad, esto es lo que está implícito en el Finantial Accelerator).
Crédito y deuda tienen dinámicas contrapuestas.
"Las entidades financieras, que son las que alimentan las burbujas inmobiliarias al financiarlas con su crédito masivo e indiscriminado, se sienten mucho más seguras con una legislación a la española que a la americana, la evaluación del riesgo será más realista ante la penalización que conlleva hacerse con un fuerte stock de pisos por devolución de llaves masiva
Son los bancos y CCAA los que conceden o no los créditos, habiendo, normalmente, una demanda (descerebrada o caradura) mucho mayor que la propia oferta del banco, es el banco el que impone las condiciones basadas en el riesgo, y está claro que el riesgo es menor cuando consigues un esclavo de por vida que cuando te entregan las llaves
Y no que decir tiene de los dramáticos efectos sociales de la legislación “a la española”

En España en el 2006, hacíamos más viviendas que en UK (con su burbujita)+Francia+Alemania JUNTOS, y casi tantas como en USA con su particular burbujita, ninguna de ellas comparables, en magnitud relativa al tamaño del país, a nuestra inmensa super-burbujaza, y lo anterior también tiene que ver...
Hablando mal y pronto, USA tiene mucha “subprime”, pero es que España es un país “subprime”  -DFC
"España se ha constituido en un Sistema Bancario de Derecho, donde los que tienen derechos (los de verdad) no son las personas, sino los bancos (sobre todo las Cajas de Ahorro)

En España, al contrario que USA y otros muchos países, la deuda hipotecaria NO se salda con la entrega de la vivienda, como en USA, donde es el prestamista quien asume buena parte del riesgo del préstamo, aquí en la muy “avanzada socialmente” España, si no puedes pagar la hipoteca, el banco te lo embarga, lo subasta (ya sabemos como funcionan y la clase de subastas “libres” que hay en este país) y después el banco sigue persiguiendo al deudor de por vida, luego a los descendientes, etc….Por que las deudas a los bancos en España no se saldan ni con la muerte del deudor…"DFC

En estos momentos China está comprando deuda soberana de casi todos los países en mala situación, una parte en forma “visible”, y otra más importante de forma opaca, a través de sociedades e intermediarios, como, en otro ámbito, lo está haciendo (créanme) con, por ejemplo, inmuebles en muchas zonas de la costa española
Son las grandes crisis donde se producen los cambios estratégicos de poder, donde se cambian los centros de gravedad políticos en el mundo, y en esta crisis hay un claro ganador, por que en una crisis de exceso de deuda el ganador es el que aporta liquidez, como ocurrió con USA al final de la 1ª y 2ª guerras mundiales
Clausewitz decía que “la guerra es la política por otros medios”, se puede decir que, en el caso de China “la economía es la guerra por otros medios”, con el mismo objetivo hegemónico
"Hay que pararse en la mentalidad, en la forma de entender la vida de la sociedad china, y de sus clases dirigentes para entender el movimiento, la estrategia general, por que en su caso, el éxito económico no busca el bienestar de sus ciudadanos, ni es un fin en sí mismo, China no ha pasado por una Ilustración (en el sentido histórico del término), y en la concepción confuciana, que podríamos asimilar al estoicismo greco-romano, es más importante los aspectos relacionados con el prestigio del grupo, personificada en la nación (en abstracto), o el partido, que para nada tiene en consideración al individuo
Esta forma de pensamiento tiene siglos y no se ha modificado por el comunismo, que sólo incorporó, a esta concepción, matices de orden “lingüistico”, es decir, formales, pero no de fondo, por que, como he dicho muchas veces, las “visiones del mundo” tienen una pervivencia de siglos…"DFC


"Hay mucha literatura sobre los ‘desequilibrios globales’ que muestran como esos factores idiosincrásicos que señalas en China –y en otros países que son los prestamistas del mundo- interaccionan con la globalización financiera de los últimos veinte año. No me atrevo a decir que los desequilibrios globales hayan sido los causantes, de la crisis, porque es un tema aún objeto de investigación a falta de un consenso, pero desde luego no se puede entender la situación actual sin esos desequilibrios.


Sin embargo la constatación del enorme potencial de los países proveedores de ahorro a nivel mundial nos debería llevar a preguntarnos por qué nosotros no estamos entre ellos. No todo son factores estructurales ni ancestrales. Alemania, Holanda, algunos países escandinavos, también son países prestamistas, que sufren esta crisis pero que no necesitan de grandes cambios estructurales para superarla. Cuando la demanda mundial despegue volverán a crecer y mientras tanto se trata de para el golpe lo mejor posible¬. Además en los últimos veinte años ha habido países que han ‘cambiado de bando’ y además de una forma relativamente rápida. De atraer ingentes cantidades de fondos externos han pasado a ser exportadores netos. La propia China es un ejemplo, pero también países con economías de mercado y cultura similar a la nuestra" J.Andres
"Se trata de mejorar la eficiencia de todos los mercados, y en España tenemos mucho camino por recorrer: bienes y, sobre todo, servicios, energía, financiero, etc. De todas formas déjame que te haga una reflexión un poco fatalista. En esta ‘guerra de posiciones’ el capital siempre lo tiene más fácil, básicamente porque es más móvil. El factor trabajo, sobre todo el de los países más desarrollados, es menos proclive a desplazarse en busca de mejores oportunidades y por eso tiene un menor poder de negociación. Un inversor está dispuesto a invertir en, por ejemplo, Bulgaria para obtener más rendimiento pero no muchos trabajadores están dispuestos a desplazarse, incluso entre provincias, por un empleo.
La mejor solución para compensar esta ‘debilidad’ del factor trabajo es la acumulación de capital humano. Este siempre es necesario y se remunera bien y aumenta el poder de negociación del trabajador. Pero no nos engañemos, eso no significa cualquier estudio sino aquel que tiene un valor de mercado. Por supuesto no soy tan mercantilista como para defender que no sea razonable elegir una formación con poco valor en el mercado pero que me gusta; solo que en este caso tengo que considerar que el disfrute que tengo por ella es parte del rendimiento que obtengo y lo tengo que sumar al económico" J.Andres

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Charles R.Bean

Willem H. Buiter

Il Sorpasso: El ajuste fiscal, Misión Imposible (de Jesús Fernández-Villaverde y Luis Garicano)


La crisis de los 70 (página 99 en adelante).

Las  dos grandes medicinas de Europa----ante la recesion de balance, bancos zombies, desapalancamiento....http://articulosclaves.blogspot.com.es/2012/05/cambio-de-cambio-de-rumbo-alemania.html

  1-Strategic autonomy for Europe requires economic growth Luis Garicano    Europa solo puede responder con fuerza económica: un crecimien...