El plan de Draghi para rescatar la economía europea: ¿Harán los líderes de la UE lo que haga falta?

El plan de Draghi para rescatar la economía europea: ¿Harán los líderes de la UE lo que haga falta?

Algunas de las propuestas de Draghi son nuevas, incluso rompedoras. Otras llevan tiempo debatiéndose en la UE.

En 5 ámbitos, sus propuestas suscitarán debates especialmente encarnizados sobre la orientación de la política económica de la UE 

 El informe de Draghi sobre la renqueante economía europea contiene duras verdades para los dirigentes de la UE, que llevan mucho tiempo sin afrontar de frente el descenso del crecimiento en Europa.
    El diagnóstico del informe es difícil de rebatir: La capacidad innovadora de Europa está disminuyendo, en comparación con otras grandes economías avanzadas, al igual que su dinamismo empresarial. La intensificación de la competencia estatal china, las tensiones geopolíticas y la continua dependencia de la energía importada significan que la dilación de las políticas podría conducir a un estancamiento permanente, o algo peor.
    Algunas de las soluciones propuestas por Draghi son nuevas, incluso innovadoras. Otras llevan mucho tiempo en el debate de la UE. La contribución fundamental del informe es que las reúne en una agenda de crecimiento coherente y que trata de reconocer las compensaciones que implica su aplicación. En cinco ámbitos, las propuestas de Draghi suscitarán debates especialmente encarnizados sobre la dirección de la política económica de la UE.


    En primer lugar, Draghi identifica acertadamente el reto de la competitividad europea como la mejora de la productividad, entre otras cosas cerrando una brecha anual de inversión privada y pública de unos 800.000 millones de euros. Implícitamente, rechaza impulsar las exportaciones mediante la represión salarial y presupuestos demasiado ajustados, una estrategia que no sirvió a Europa durante la crisis de la deuda de la eurozona y que sería aún más contraproducente en una era proteccionista.

  Pero Alemania y muchos Estados miembros frugales siguen aferrados al modelo de crecimiento basado en las exportaciones. Y el marco político de la UE está mal equipado para gestionar una economía "caliente" por la demanda interna: las normas fiscales siguen siendo bastante estrictas y el fondo de la UE para la recuperación tras la pandemia se agotará en 2026.


    En segundo lugar, Draghi se aleja de un debate de "sí o no" sobre la política industrial para centrarse en un debate matizado de "cuándo y cómo" teniendo en cuenta las características de cada industria, sus perspectivas y su valor estratégico. Distingue entre los sectores en los que la UE ha perdido totalmente su ventaja comparativa, los que son ricos en empleo, los que son críticos para la seguridad y las industrias nacientes: todos ellos requieren una combinación diferente de políticas comerciales e industriales que van desde la aceptación de importaciones a la incorporación de tecnología extranjera o el establecimiento de protecciones comerciales.
    En la práctica, a la UE le resultará difícil ser inflexible a la hora de responder a las demandas de ayuda y protección de las empresas de la UE, evitar malgastar el dinero de los contribuyentes y no ayudar a los operadores tradicionales en detrimento de las empresas más jóvenes e innovadoras. Draghi también aboga por una línea más dura de la UE frente al mercantilismo chino y por una alineación más estrecha con EE.UU., lo que resultará controvertido. Los críticos temen que una posición más dura de la UE frente a China podría ser el último clavo en el ataúd del frágil sistema comercial basado en normas, del que la propia UE sigue dependiendo profundamente, y podría perjudicar a los países en desarrollo. 

En tercer lugar, Draghi sugiere que las autoridades de competencia tengan más en cuenta la innovación y los intereses continentales comunes, como la seguridad. En principio, se trata de ideas sólidas y el planteamiento de Draghi no supone un apoyo incondicional a los "campeones europeos". Sin embargo, sus propuestas de reforma siguen entrañando riesgos que no se reconocen plenamente y no siempre son coherentes entre sí.


    En cuarto lugar, el informe aboga por una toma de decisiones más conjunta en ámbitos clave de la política económica. Más votaciones por mayoría y marcos reguladores comunes para escapar del mosaico de los nacionales reforzarían la capacidad de actuación económica de la UE. Pero la reticencia de los Estados miembros a ceder soberanía lo hará políticamente difícil, dejando a la UE vulnerable a políticas mal coordinadas y a la presión de potencias externas sobre los Estados miembros individuales.


    En quinto lugar, la UE necesitará dinero para alcanzar algunos de estos objetivos. Draghi sugiere aumentar el presupuesto de la UE y reorientar el gasto hacia prioridades estratégicas. Pero la reforma fundamental del presupuesto de la UE ha resultado imposible en repetidas ocasiones, mientras que los presupuestos nacionales de muchos Estados miembros están al límite. La sugerencia de Draghi de una deuda común puede ser inevitable, pero es controvertida, aunque sólo se utilice para inversiones que aumenten la productividad en bienes públicos de la UE, como innovaciones revolucionarias, defensa e infraestructuras energéticas transfronterizas.

   Las protestas inmediatas de algunos políticos alemanes ante la referencia de Draghi a la deuda común no auguran nada bueno, a pesar de que Alemania, como potencia industrial estancada de la UE, sería uno de los principales beneficiarios de una agenda de crecimiento de la UE.

    Las propuestas sectoriales de Draghi para innovación, energía y defensa deberían ser menos controvertidas. Sugiere más financiación para la investigación y la eliminación de la excesiva regulación y las barreras transfronterizas en el mercado único, que obstaculizan los esfuerzos de las empresas europeas innovadoras por crecer. Al igual que Enrico Letta en su informe sobre el mercado único, Draghi subraya que es fundamental desbloquear más inversiones de alto riesgo mediante mercados de capitales más líquidos y profundos.

    Para reducir los precios de la energía, el informe aboga por mejorar la contratación colectiva de gas, reforzar la regulación de las prácticas de comercio de gas y acelerar la descarbonización energética tecnológicamente neutra. Draghi también aboga acertadamente por una mayor financiación, la consolidación de la industria y una mayor coordinación de la UE para contrarrestar la fragmentación del sector de defensa de la UE.

    Poner en práctica estos planes seguirá siendo difícil: los Estados miembros se han mostrado hasta ahora reticentes a otorgar más competencias a Bruselas en estos ámbitos, por ejemplo en materia de políticas de defensa y contratación pública.

Draghi plantea el reto adecuado a los responsables políticos de la UE en una época de mayor competencia geopolítica y de crecientes necesidades de inversión. Pero, ¿estarán a la altura los Estados miembros de la UE? ¿O sucumbirán al narcisismo de sus diferencias y se enfrentarán a una "lenta agonía" de pérdida de crecimiento, peso económico e influencia mundial?

El 9 de septiembre de 2024, Mario Draghi presentó su informe "El futuro de la competitividad de la UE", que los responsables políticos europeos esperaban con impaciencia. La Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, había encomendado al ex Presidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex Primer Ministro italiano la elaboración de un plan para reactivar la estancada economía europea. El informe de Draghi sigue a un informe de abril al Consejo Europeo, sobre la realización del mercado único de la UE, de otro ex primer ministro italiano, Enrico Letta.1

Estos informes suelen carecer de garra, porque el experto externo no tiene libertad para decir lo que piensa, interioriza demasiadas perspectivas diferentes o no tiene claro cuál es su mensaje principal. El informe Draghi no adolece de estos inconvenientes. Ofrece una evaluación sobria y pesimista de los problemas de la economía europea, una serie de ambiciones más realistas que las que suelen pregonar los líderes de la UE y una serie de propuestas de reforma claras para alcanzar esas ambiciones. El mensaje principal de Draghi es que la economía europea ha perdido dinamismo y el lento crecimiento económico está acelerando el declive relativo de Europa, mientras que el entorno político se está volviendo más hostil. Los Estados miembros tendrán que unirse en torno a un plan coherente para impulsar el crecimiento y rescatar la economía europea si quieren que el continente siga siendo lo bastante próspero para defender su modelo social y político. 

El informe avanza tres prioridades: en primer lugar, Europa debe reorientar sus esfuerzos colectivos para cerrar la brecha de la innovación con Estados Unidos y China, de modo que pueda seguir siendo un actor en las tecnologías emergentes, tras haber perdido ya la batalla en muchas tecnologías existentes. En segundo lugar, la UE debe combinar los objetivos de descarbonización con el mantenimiento de la competitividad, por ejemplo creando una industria ecológica competitiva propia en lugar de depender únicamente de las importaciones chinas. Y en tercer lugar, la UE debe aumentar su seguridad y reducir la dependencia exterior, buscando el acceso a materias primas críticas, desarrollando sus propios servicios digitales y reforzando su industria de defensa. El informe de Draghi contiene muchas propuestas que abordan estas tres prioridades, calibradas para que puedan aplicarse en los próximos años.

Este informe analiza los temas clave del informe de Draghi, en particular su diagnóstico y sus propuestas para impulsar la innovación, reformar la política industrial y comercial, reforzar la independencia energética, acelerar la descarbonización y fomentar las capacidades comunes de defensa. También analizamos las sugerencias de Draghi sobre cómo financiar la inversión, la más controvertida de sus propuestas en las capitales de la UE.

Los Estados miembros tendrán que unirse en torno a un plan coherente para impulsar el crecimiento y rescatar la economía europea.

El diagnóstico de Draghi

El sombrío diagnóstico de Mario Draghi es atrevido pero difícil de rebatir. La economía europea creció a un ritmo de entre el 2% y el 3% anual durante la década de 1990 y principios de la de 2000. Pero el crecimiento nunca se recuperó del todo tras la crisis financiera de 2008. Aunque Europa sigue ocupando un lugar destacado en los indicadores más amplios de bienestar, su escaso crecimiento ha quedado muy por detrás del de Estados Unidos. Alrededor del 70% de la diferencia entre el PIB per cápita (en términos de poder adquisitivo) de la UE y el de EE.UU. se explica por el menor crecimiento de la productividad. Dado que la población activa de la UE está disminuyendo, la tasa de productividad actual de Europa sólo bastaría para mantener la economía en su tamaño actual hasta 2050. Y Europa se enfrenta a considerables vientos estructurales en contra. Las exportaciones chinas de bienes como automóviles y maquinaria se están acelerando, amenazando pilares clave de la economía europea.2 Europa también está rezagada en la creación y difusión de tecnología, justo cuando una potencial revolución de la IA podría desbloquear nuevas ganancias de productividad. Las empresas se quejan de que, en algunos casos, la reciente normativa de la UE es más un obstáculo que una ayuda a la hora de promover la actividad económica transfronteriza para impulsar el mercado único europeo.

La valoración fundamental del informe -que Europa está estancada en una "estructura industrial estática", con escaso dinamismo empresarial y pocos sectores de alto crecimiento- debería ser reveladora para muchos dirigentes de la UE. Muchos de ellos piensan que el reto de la competitividad europea es sólo una cuestión de cómo ayudar a las industrias emblemáticas existentes a mantener su cuota de mercado mundial. Esto ha contribuido a las propuestas para proteger tales sectores de la innovación radical, como la ampliación del plazo para poner fin a las ventas de coches con motor de combustión tradicional. Draghi pasa por alto el hecho de que la exposición a la disrupción radical ha contribuido a generar los altos niveles de dinamismo empresarial de EE.UU., aunque haya provocado la desindustrialización. En su lugar, intenta persuadir a los líderes de la UE de que un mejor uso de la tecnología podría ayudar a "nuestras industrias actuales... a mantenerse en primera línea". Sin embargo, reconoce que Europa debe centrarse ahora en gestionar el impacto de la disrupción -por ejemplo, ayudando a los trabajadores a reciclarse y manteniendo el Estado del bienestar europeo- en lugar de proteger a las empresas de ella. 

Al hacerlo, Draghi reconoce otra verdad difícil: que las ambiciones digitales de Europa no son realistas. En la computación en nube, por ejemplo, la UE debería limitarse a mantener un "punto de apoyo" para no depender de proveedores extranjeros cuando la soberanía sea crítica, en lugar de intentar competir cara a cara con los gigantes estadounidenses de la nube: Amazon, Microsoft y Google. El informe también reconoce con delicadeza que la UE sólo puede aspirar a labrarse un liderazgo en "segmentos seleccionados" del sector de la IA y que su atención debe centrarse sobre todo en aumentar la adopción de la tecnología.


El informe de Draghi supone un necesario baño de realidad para las ambiciones de la UE. Los líderes europeos deben hacer frente a la falta de apoyo a la innovación disruptiva en Europa y a las dificultades de los emprendedores para comercializar sus ideas y ampliarlas. El informe ofrece recetas políticas útiles, incluso cambios de paradigma en algunos casos, a través de varias políticas clave que se exponen a continuación. Draghi también pide a la UE que se tome en serio el asombroso déficit de inversión de entre 750.000 y 800.000 millones de euros para cumplir sus ambiciones de descarbonización, digitalización, defensa y crecimiento. 

El diagnóstico del informe Draghi es tan relevante para la economía alemana como para la del sur de Europa, si no más. La economía alemana lleva años estancada y su senda de crecimiento está muy por debajo de la que le correspondería si hubiera seguido la trayectoria de la década de 2010, como muestra el Gráfico 1. Así pues, Alemania también necesita una agenda de crecimiento eficaz de la UE: como núcleo industrial de Europa, bien podría ser la principal beneficiaria


Sin embargo, no está claro que la UE pueda unirse para aplicar las correcciones propuestas por Draghi. Recaudar fondos públicos supondrá un enorme reto político. Las normas fiscales de la UE -y las de varios Estados miembros- tendrían que rediseñarse para permitir un aumento masivo de la inversión pública. Draghi se anticipa a las objeciones y señala que las inversiones deberían impulsar enormemente la productividad, aliviando así la presión sobre los presupuestos públicos. Pero políticos como el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, ya han descartado partes clave de la propuesta de Draghi en materia de inversión pública

1. Una UE más innovadora

Draghi hace gran hincapié en la tecnología como la forma más importante de impulsar la productividad. Señala que la creciente brecha de productividad entre la UE y EE.UU. se explica en gran medida por la fortaleza de EE.UU. y la debilidad relativa de Europa en los sectores tecnológicos de alto crecimiento. En estos sectores, la cuota de Europa en el comercio mundial está disminuyendo en su mayor parte y, como muestra el Gráfico 2, su cuota en el gasto mundial en I+D está muy por detrás de la de EE.UU. y China, lo que sugiere que es probable que la UE se quede aún más rezagada.



Draghi insiste en la creación de innovación y sugiere medidas para ayudar a crecer a las empresas innovadoras. ¿Por qué la innovación no se traduce en comercialización en Europa? No se debe sólo a la falta de financiación de capital riesgo, a la Unión de Mercados de Capitales de la UE (UMC, que sigue a menos de la mitad de su construcción) o a los escasos vínculos entre universidades y empresas. El problema para Draghi es también que las empresas de la UE no pueden crecer dada la atonía de la demanda en Europa y las dificultades de operar a través de las fronteras, lo que limita el tamaño de su mercado al que dirigirse. Así pues, no consiguen financiación ni siquiera cuando la hay y entonces se marchan a Estados Unidos. Para ayudar a las empresas a crecer, a partir de una idea propuesta en el informe Letta, Draghi propone permitir que las nuevas empresas innovadoras de la UE tengan acceso a un "28º régimen". Esto permitiría a las empresas seguir un único conjunto de leyes sobre sociedades, insolvencia y algunas leyes laborales y fiscales en toda la UE. Aunque se trata de una buena idea, no está claro que los Estados miembros estén dispuestos a renunciar a sus competencias nacionales, aunque sea en pequeña medida, ya que algunas de ellas, como la legislación laboral y fiscal, son extremadamente delicadas. 

Draghi también señala que las empresas innovadoras se ven ahogadas por el incesante aumento de las cargas reglamentarias de la UE, especialmente para las pequeñas y medianas empresas y en el sector digital. Este problema ya es bien conocido5 , y las directrices políticas de von der Leyen para la Comisión hacen hincapié en la reducción de las cargas reglamentarias. Sin embargo, los esfuerzos por simplificar la normativa en la UE se remontan a décadas atrás y normalmente se han centrado solo en reducir la burocracia -como los requisitos de información- en lugar de abordar la mera complejidad del entorno normativo, como el número de leyes que se solapan y cubren ámbitos como el uso de la inteligencia artificial. Esta complejidad dificulta la adaptación y evolución de las empresas y, a largo plazo, tiene un impacto mucho mayor en la innovación, el dinamismo y el crecimiento económico. Parece probable que la próxima Comisión siga impulsando nuevas leyes digitales, como la discutida Digital Fairness Act, una propuesta para abordar problemas como el uso de diseños de productos engañosos o adictivos. Muchas leyes digitales recientes -como la Ley de Inteligencia Artificial- han aumentado el nivel general de carga reguladora en la UE en lugar de abordar las divergencias en la normativa nacional.

El informe también reconoce que la financiación pública podría invertirse de forma más inteligente en innovación, por ejemplo, transfiriendo más fondos a nivel de la UE para que se destinen más fondos a los mejores proyectos, independientemente del lugar de Europa en el que se encuentren, racionalizando los programas de financiación y reorientando las prioridades de financiación hacia la innovación radical. Draghi tiene razón al señalar que la UE saca muy poco provecho de su dinero porque sus presupuestos de innovación, como el programa Horizonte, están desenfocados, son burocráticos, a veces se duplican y están fragmentados a través de las fronteras, priorizando a menudo la "distribución equitativa" en lugar de los proyectos más prometedores. Además, las inversiones estratégicas son demasiado reducidas, por lo que la UE rara vez persigue innovaciones revolucionarias, como las herramientas de inteligencia artificial, que repercutan positivamente en todo el continente. Draghi presenta un dato sorprendente: en porcentaje del PIB, el gasto público en investigación e innovación de la UE es similar al de Estados Unidos. Pero mientras que en EE.UU. la gran mayoría se gasta a nivel federal, sólo el 10% del gasto total europeo en investigación e innovación se realiza a nivel de la UE. Draghi insinúa que esto hace que el gasto estadounidense sea mucho más eficiente a la hora de impulsar innovaciones revolucionarias. 

2. Energía y descarbonización

El informe Draghi identifica el elevado coste de la energía como un importante freno a la competitividad de las empresas europeas, ya que sus competidores en EE.UU. y China disfrutan de precios sustancialmente más bajos. Señala deficiencias en los mercados del gas y la electricidad que, de subsanarse, podrían frenar los precios y su volatilidad. Por último, indica que acelerar la descarbonización de la energía de forma tecnológicamente neutra y rentable es la clave para reducir de forma duradera los precios de la energía. 

El elevado coste de la energía es un freno importante para la competitividad de las empresas europeas.

Aunque la falta de recursos naturales de la UE no puede resolverse con políticas, Draghi señala la limitada capacidad de negociación colectiva en los mercados del gas como uno de los factores que impulsan los elevados precios del gas: dado que el gas se adquiere a nivel local y no a nivel de la UE, Europa no aprovecha al máximo su escala de mercado para negociar mejores acuerdos. Esto puede sonar a déjà vu: la Comisión puso en marcha la Plataforma Energética de la UE en abril de 2022, precisamente para facilitar la puesta en común de la demanda y su adecuación a la oferta. Draghi sugiere que este concepto se amplíe y se convierta en una plataforma de negociación de contratos a largo plazo para todo el continente, algo que considera muy necesario como parte de la estrategia de la UE para acabar con la dependencia de las importaciones de gas.


La diversificación del suministro de gas formaba parte de los debates sobre seguridad energética incluso antes de la invasión rusa de Ucrania, y desde entonces se ha convertido en una prioridad política de alto nivel. Pero el informe también arroja luz sobre aspectos más técnicos, aunque muy importantes, de la crisis energética. Draghi denuncia la concentración de agentes no financieros, como los operadores de materias primas, en los mercados de derivados del gas: los operadores han obtenido beneficios récord durante la crisis energética, y las prácticas especulativas han contribuido a los picos de precios y a la volatilidad. Una supervisión más estricta y coherente de las prácticas comerciales debería poner fin a estos beneficios extraordinarios y, por tanto, limitar la volatilidad de los precios del gas. 

En cuanto a la electricidad, Draghi señala la relación entre los precios del gas y de la electricidad. Esto también sonará familiar a los observadores de la energía de la UE, dado que fue un factor clave de la reforma del mercado eléctrico de la UE recientemente aprobada. Dado que las centrales de gas suelen generar electricidad en horas punta, los precios del gas determinan en gran medida los de la electricidad, a pesar de que la cuota del gas en el mix energético se está reduciendo (véase el gráfico 3). 

Las soluciones sugeridas por Draghi consisten en potenciar las políticas surgidas tras la crisis energética. La ampliación del uso de contratos a largo plazo para la electricidad (analizada en detalle en anteriores análisis del CER)6 es un elemento central de la reciente reforma del mercado eléctrico; Draghi sugiere facilitar su adopción mediante garantías públicas que los hagan más accesibles también a las PYME. 


Draghi considera que, aunque el gas natural sigue formando parte de la combinación energética de la UE, su proporción es cada vez menor. Un principio clave de sus propuestas energéticas es que la aceleración de la descarbonización del sector eléctrico es necesaria para una reducción duradera de los precios de la energía y para que la industria de la UE recupere competitividad. Su visión de una descarbonización energética rentable y de la electrificación de la economía europea se basa en todas las tecnologías limpias, desde las renovables a la nuclear, desde el hidrógeno a la captura y almacenamiento de carbono. Señala que son necesarias inversiones masivas para llevar a cabo esta transformación y que deben coordinarse a nivel de la UE cuando afecten a bienes públicos europeos, como las interconexiones transfronterizas entre redes eléctricas.

Es necesario acelerar la descarbonización del sector eléctrico para bajar los precios de la energía y para que la industria de la UE recupere competitividad.

El éxito de un programa tan trascendental de inversión en infraestructuras depende de al menos tres ingredientes. En primer lugar, la financiación, una de las recomendaciones más discutidas de Draghi (véase más adelante). En segundo lugar, una coordinación eficaz a escala de la UE, que exigiría a los Estados miembros ceder algunas de sus competencias en política energética a la UE para lograr un despliegue más rápido de las infraestructuras en lugares óptimos y, por tanto, a un coste colectivo menor. En tercer lugar, unos permisos eficientes para poner en marcha los proyectos de infraestructuras. Para que la concesión de permisos sea más rápida, los gobiernos deben aumentar la capacidad de las autoridades locales, tanto en personal como en competencias. Este es un buen ejemplo de una carencia de competencias que, si no se aborda, corre el riesgo de frenar las inversiones en infraestructuras necesarias para la descarbonización. Esto debería sonar familiar a los líderes de la UE, ya que es un cuello de botella que ha ralentizado la construcción de infraestructuras construidas con los fondos post-pandémicos de la UE de Nueva Generación (NGEU).


El informe Draghi indica que la descarbonización industrial conlleva un reto - sanear las industrias de gran consumo energético (IEE) preservando su competitividad - y una oportunidad - mantener el liderazgo de la UE en tecnologías limpias. 

Draghi señala que la UE ha liderado la aplicación de la tarificación del carbono a través de su Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), equilibrándola con la concesión de permisos de emisión gratuitos a las IEE para protegerlas del riesgo de fuga de carbono. Del mismo modo, la UE adoptó ambiciosas normativas medioambientales, como la que plantea la eliminación progresiva de los motores de combustión interna para automóviles y la llegada de los vehículos eléctricos. Pero indica que para lograr tanto la descarbonización industrial como el liderazgo de la UE en el sector manufacturero, las empresas necesitan apoyo adicional. Este apoyo debe adoptar diversas formas: ayudas a la inversión más específicas y racionalizadas; uso inteligente de los requisitos de contenido local para impulsar la demanda nacional de tecnologías limpias; política exterior económica para crear asociaciones con aliados para abastecerse de materias primas; y medidas comerciales pragmáticas para proteger a los productores de la UE cuando sus competidores se beneficien de ayudas estatales. 

En cuanto a la política industrial, sus recomendaciones se hacen eco de los planes de von der Leyen para apoyar a la industria europea en sus esfuerzos de descarbonización a través de un Acuerdo Industrial Verde. Simplificar la multiplicidad de fondos de la UE siempre parece razonable, mientras que encontrar fondos adicionales será difícil, pero es fundamental, ya sea para animar a la industria tradicional a sanearse o para apoyar a la incipiente industria de tecnología verde. Draghi menciona la industria automovilística como ejemplo de desajuste entre la regulación medioambiental -que siguió adelante con objetivos ambiciosos- y el apoyo a la política industrial -un añadido político tardío-. Sin embargo, cabe preguntarse si las industrias existentes han retrasado las inversiones en tecnologías limpias por falta de fondos, o más bien por falta de visión. El lento paso del sector automovilístico europeo a la fabricación de vehículos eléctricos, que ha dejado a China tiempo de sobra para convertirse en líder del mercado, es un buen ejemplo

3. Un modelo de política industrial y comercial menos ingenuo

La economía europea es mucho más dependiente del comercio que la estadounidense y Europa depende en gran medida de un derecho internacional debilitado para mantener abiertos los mercados. Draghi no se anduvo con rodeos al presentar su informe, subrayando que Europa es vulnerable cuando sus principales socios comerciales dejan de cumplir las normas. La tradicional apertura de Europa a las importaciones debe ir acompañada de la voluntad de afrontar y contrarrestar las amenazas, especialmente la que supone para las industrias limpias productivas de la UE el sistema chino de políticas de compra de productos chinos, el proteccionismo y las subvenciones estatales generalizadas. Aunque la cuota de la UE en las exportaciones mundiales de tecnología verde supera con creces a la de EE.UU., está muy por detrás de la de China y crece mucho más despacio, como muestra el Gráfico 4. La UE debe actuar con cautela, pero Draghi tiene razón al afirmar que la inacción frente a la competencia estatal de China sería perjudicial para la seguridad de la UE y para su crecimiento económico, ya que el prometedor sector de fabricación de tecnologías limpias de la UE se contrae y el apoyo público a la transición verde disminuye.


El informe Draghi ofrece una crítica aguda pero certera del estado actual de la política industrial de la UE, que no está preparada para afrontar el reto de China y la competencia geopolítica en general. Una política industrial moderna exige coordinación entre la política fiscal para incentivar la producción, la política comercial para gestionar las presiones externas y la política exterior para asegurar las cadenas de suministro. Draghi tiene razón al señalar que en la UE estas políticas a menudo funcionan con propósitos contrapuestos porque están dispersas entre los niveles nacional y de la UE y entre las instituciones europeas y dentro de ellas.

Draghi critica la iniciativa franco-alemana de relajar las ayudas estatales a la política industrial nacional. Es un callejón sin salida para Europa: dejar que los Estados miembros de la UE sigan prodigando ayudas estatales a sus propias empresas podría poner en peligro la igualdad de condiciones del mercado interior, que la UE necesita para garantizar que sus industrias sigan siendo competitivas a escala mundial. Draghi propone, con sensatez, suprimir estas exenciones de las normas sobre ayudas estatales y sostiene que, en el futuro, estas ayudas solo deberían utilizarse para "proyectos importantes de interés común europeo" (PIICE) de carácter estratégico. Sin embargo, los propios PICEI necesitan una reforma: las ayudas estatales para proyectos europeos transfronterizos se han infrautilizado, salvo en el caso de la producción de baterías, en gran medida porque el proceso para obtener financiación es lento y burocrático. Al igual que para los marcos empresariales en general, el informe aboga por un marco especial para las IPCEI al margen de los 27 marcos jurídicos nacionales,así como por nuevas herramientas de vía rápida para aprobar y ejecutar proyectos críticos, por ejemplo en semiconductores e interconectores energéticos.

La política industrial está poco desarrollada a nivel europeo, donde tradicionalmente se ha centrado en limitar las ayudas estatales.

Política comercial: Aperturas para profundizar la cooperación transatlántica

La política comercial mundial gira cada vez más en torno a la rivalidad entre EE.UU. y China, el aumento del mercantilismo y las preocupaciones en materia de seguridad. Draghi entiende que los intereses europeos suelen estar mejor servidos mediante una estrecha cooperación con EE.UU., debido a la dependencia europea de EE.UU. en materia de tecnología, exportaciones y seguridad. Pero para defender los intereses europeos, Draghi sostiene que la UE también debe poner orden en su propia casa. La política comercial debe estar estrechamente coordinada con la política industrial, e incluso subordinada a ella. La política comercial es una competencia de la UE por excelencia y ha sido una de las pocas áreas en las que la UE ha podido negociar con EE.UU. de igual a igual. La política industrial, sin embargo, está poco desarrollada a nivel europeo, donde tradicionalmente se ha centrado en limitar las ayudas estatales. Un enfoque cohesivo para evitar la fractura del mercado único requeriría, como mínimo, las reformas propuestas por Draghi en materia de ayudas estatales e IPCEI.  

El comercio también es un ámbito en el que la política de la UE ha sido coherente a la hora de apoyar el sistema multilateral. Draghi defiende de boquilla la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero no está claro hasta qué punto se toma en serio la OMC: parece sugerir que la UE debe defender sus intereses incluso cuando las normas de la OMC resulten demasiado restrictivas. Es cierto que las normas de la OMC no están bien adaptadas para abordar la política económica china, pero si la UE sigue los pasos de EE.UU. y va más allá de las normas de la OMC, debe tener cuidado para evitar contribuir a una mayor fragmentación del comercio. Cuando se plantea un dilema entre las normas de la OMC y la cooperación entre la UE y EE.UU., Draghi tiende a argumentar que la UE debería dar prioridad a la cooperación con EE.UU. Se trata de un debate difícil y necesario que debe ser abordado por la UE. Se trata de un debate difícil y necesario que la UE tendrá que afrontar.  

El mejor ejemplo es la sugerencia de Draghi de acordar con los socios internacionales compromisos comunes de descarbonización, a cambio de eximir sus productos del Mecanismo de Ajuste de las Emisiones de Carbono en la Frontera (CBAM) de la UE, aunque no tengan un mecanismo de fijación de precios del carbono equivalente al europeo. La UE y EE.UU. han estado negociando la exención de EE.UU. del CBAM, pero tal acuerdo ha quedado fuera de su alcance "porque es difícil de conciliar con los principios de no discriminación de la OMC". Draghi sugiere que un acuerdo de este tipo impulsaría las relaciones comerciales entre la UE y EE.UU. y representaría un avance hacia una "OTAN comercial". Una alianza de este tipo también podría abordar otros retos compartidos, como el acceso a materias primas críticas y la producción de semiconductores. Se corre el riesgo de fracturar el orden comercial mundial. Eximir a Estados Unidos de la CBAM también es controvertido. Puede socavar la lógica de la ley recién implantada, que consiste en proporcionar una señal clara del precio del carbono para fomentar la descarbonización industrial más allá de las fronteras de la UE de la misma manera que el bloque lo hace a nivel nacional. La UE y EE.UU. tienen el mismo objetivo. Pero EE.UU. ha preferido subvencionar la producción ecológica a poner un precio al carbono, con lo que corre el riesgo de poner en desventaja a los fabricantes europeos.

¿Qué sectores debe abarcar la estrategia industrial?  

La aportación más importante del informe es ofrecer un marco intelectual para una política industrial y comercial de la UE más coherente, diseñada sector por sector. Draghi distingue cuatro casos. En primer lugar, en ámbitos como los paneles solares, donde la UE ha perdido por completo su ventaja comparativa, la UE debería aceptar las importaciones chinas. Tiene razón: recuperar la competitividad en este sector exigiría subvenciones excesivas y despilfarradoras de los contribuyentes y encarecería la descarbonización para los consumidores europeos. En segundo lugar, cuando la UE necesite mantener la producción nacional y el empleo, debe emplear políticas comerciales e industriales para proteger a la industria de la UE de la competencia desleal. En sectores ricos en empleo, como la industria automovilística -que mantiene millones de puestos de trabajo en la UE, pero cuya tecnología no es necesariamente estratégica desde el punto de vista de la seguridad-, la UE podría acoger favorablemente la inversión china. En tercer lugar, en los sectores relevantes para la seguridad, la UE necesita poseer tanto los conocimientos técnicos como los medios de producción en caso de escalada de las tensiones geopolíticas. El continente puede mantener su mercado interno en estos sectores aplicando requisitos de contenido local por motivos de seguridad nacional. Y en cuarto lugar, en las industrias incipientes en las que la UE tiene una ventaja innovadora y ve un gran potencial de crecimiento futuro, debería desplegar protecciones comerciales (temporales) para evitar que el exceso de capacidad y el proteccionismo de China obstaculicen la innovación de la UE. 

Muchas de estas propuestas sobrepasarían los límites de la legislación de la OMC. Dado que la UE, a diferencia de EE.UU., está sujeta a mecanismos de solución de diferencias, tendrá que encontrar la manera de cuadrar el círculo del cumplimiento de la OMC con una política industrial activa. El sector del automóvil podría ser un ejemplo de ello, ya que los aranceles propuestos por la UE sobre los coches eléctricos chinos están diseñados para cumplir los procedimientos de la OMC.

La UE tendrá que encontrar la manera de cuadrar una política industrial activa con el cumplimiento de las normas de la OMC.

¿Cómo debe diseñarse la estrategia industrial?

Elaborar una política industrial coherente siguiendo el plan de Draghi llevará tiempo, pero la UE podría aplicar rápidamente varias de las medidas que sugiere. Bruselas podría actuar sobre la base de sus investigaciones sobre las subvenciones chinas a una franja de productos de tecnología verde con aranceles considerables pero más selectivos que los de EE.UU.. De este modo, la UE protegería sectores críticos y viables, ricos en empleo, y prometedoras industrias incipientes, sin salirse de las normas de la OMC. Los países de la UE también podrían fomentar la producción local condicionando sus subvenciones ecológicas a que las empresas reduzcan las emisiones de carbono durante la producción y eviten el transporte de mercancías a largas distancias. De este modo se salvaguardaría la producción local, ya que a los países no europeos les resultará difícil cumplir normas medioambientales estrictas y la producción no europea se enfrentará a una desventaja inherente en lo que respecta al coste del carbono del transporte de mercancías a la UE.  

Es difícil no estar de acuerdo con el planteamiento general de Draghi de que "las medidas comerciales deben ser pragmáticas y estar en consonancia con el objetivo general de aumentar el crecimiento de la productividad". El riesgo es que los líderes de la UE defiendan algunas medidas proteccionistas como promotoras del crecimiento económico y la productividad aunque no sea así. La UE tendrá que contrarrestar los crecientes desequilibrios comerciales y las prácticas desleales de China para evitar desindustrializarse más de lo necesario, pero las protecciones comerciales tendrán un coste para los consumidores.

Algunas de las sugerencias de Draghi, como la idea de utilizar los acuerdos de libre comercio para desarrollar un acceso privilegiado a las materias primas, serán difíciles de aplicar. Es probable que los socios comerciales de la UE rechacen restricciones sobre dónde enviar sus exportaciones y el informe no propone ninguna idea sobre cómo incentivarles para que den prioridad a la UE. En el primer mandato de von der Leyen, la UE trató de ser más estratégica a la hora de utilizar su política económica para avanzar en sus objetivos de política exterior, con un éxito desigual. La UE tendrá que encontrar una nueva fórmula para construir una red de socios afines que le permita abastecerse de energía limpia y materias primas sin ser acusada de neocolonialismo.  

En segundo lugar, el dinero que se gaste a la defensiva en evitar o limitar la desindustrialización será dinero que no se gastará en apoyar la innovación en nuevos sectores de la economía potencialmente de mayor crecimiento donde (por definición) hay menos empleo actualmente. Para la UE será difícil encontrar el equilibrio adecuado. Draghi, en su haber, es consciente de la importancia de ser selectivo y específico. Pero saber que un camino es resbaladizo no siempre te salva de caer una vez que empiezas a caminar por él. 

4. Política de competencia 

While most of the report confronts EU leaders with difficult truths based on evidence and analysis, Draghi’s proposals for reforming competition policy are a weak point. 

The first problem is that his upfront messages on competition policy conflict with those buried deeper in the report. His headline points, for example, imply that he agrees with Letta and von der Leyen that competition policy needs to take more account of innovation and resilience – which means loosening the rules by allowing more mergers, facilitating more intra-industry co-operation and removing rules in the telecoms industry which aim to improve competition. Yet this sometimes sits uncomfortably with his insistence that stronger competition drives more investment, innovation and productivity. Buried deep in the report are proposals that would introduce a number of different objectives into competition law analysis and grant significant new powers to the European Commission. 

A second problem is that Draghi’s proposals on competition policy contain very little evidence and are likely to create unintended consequences, such as making competition decisions in Europe less predictable and more politicised. Ultimately, the case for significant change is not made. 

Take telecoms: in arguing that telecoms operators in Europe lack scale and therefore cannot invest efficiently, the report does not acknowledge the benefits that fierce competition in Europe has produced, most notably that prices for connectivity are far lower than in the US. This is an advantage for European businesses – most of which are in the business of buying, not selling, connectivity – and should help make it easier for the EU to achieve its goal of increasing business take-up of technologies like big data, cloud and AI. To reach its 2030 targets for take-up of these technologies – such as to have 75 per cent of EU companies using technologies like cloud and AI –, the EU needs enterprises to speed up adoption of those technologies (see Chart 5). There is little evidence that European businesses are slow to take up these technologies because of telecoms under-investment. Even if consolidation encourages telecoms operators to increase their investments – which is not a guaranteed outcome – the report does not weigh these benefits against the costs of higher prices.

Concerned at telecoms operators’ low profitability, Draghi’s proposal recommends a variety of poorly-evidenced ideas such as slashing regulation of dominant telecoms companies (directly allowing them to raise prices), facilitating in-country mergers (which would reduce customer choice) and forcing large tech firms to contribute to telecoms operators’ revenues – an idea which has been widely debunked as economically incoherent.7 If scale is important to help telecoms companies support investment, then the better solution is to promote more EU-wide harmonisation of telecoms laws, so that telecoms providers can adopt the same systems, practices and service offerings across the continent. That could promote more cross-border mergers, which would help European telecoms companies grow without negatively impacting competition. Draghi does suggest some sensible ideas in this respect. 

Beyond the telecoms sector, Draghi’s report contains a number of other suggestions for competition policy, not all of which seem fully thought through. Recommendations that the Commission provide clearer guidance, speed up decision-making and streamline its processes are unobjectionable. One reasonable-sounding suggestion is for the Commission to give more weight to the potential impact on future innovation when assessing a merger. It is currently very difficult for merging parties to persuade the Commission that a merger which reduces competition should be allowed because it increases efficiency and thus improves incentives for investment and innovation. This could, for example, be the case if it gave the merged firm bigger economies of scale. There are currently no cases where efficiencies alone have convinced the Commission to approve a merger it would otherwise have blocked. 

However, Draghi’s proposal to ensure that firms actually deliver more investment is unconvincing. For example, he suggests that merging firms commit to levels of investment when getting their merger approved and that the Commission monitors these after the merger is complete. However, it is unclear what punishments would apply if the promised investments do not happen. Unless the merger can be unwound, approving it could create harm to competition, by locking in an uncompetitive market structure, which would prove to be irreparable. 

A further problem is that Draghi states that the point of allowing efficiencies must be to help firms develop “the scale needed to compete at the global level”. This is perhaps a cautious endorsement of the concept of ‘European champions’, though Draghi also envisages safeguards which will disappoint many advocates of that concept (such as preventing already-dominant companies from taking advantage of the flexibility). Nevertheless, Draghi implicitly accepts that EU consumers may have to pay higher prices to help EU corporations compete elsewhere in the world. This transfer from consumers to shareholders is hard to reconcile with the fundamental principle of EU competition law, which is to protect European consumers (Draghi is also clear that his proposals to tweak competition policy should not require treaty change). Nor are transfers from consumers to shareholders consistent with his applause for Europe’s achievements in limiting social inequality. 

The report also proposes introducing a “security and resiliency assessment” into merger review. The idea of such a review is sound. Draghi rightly suggests that this assessment should be undertaken by a separate body, not the EU’s competition directorate. The directorate should then take the assessment into account in its decision. However, such an assessment will inevitably involve difficult political issues – such as considering the trustworthiness of some of the EU’s trading partners – and involves questions which do not easily fall within the scope of EU competition law. Security and resilience decisions in sensitive sectors should be made by a separate body, under a separate approval regime, rather than being incorporated into competition law assessments. 

Finally and most radically, Draghi reintroduces the idea of a “new competition tool” (NCT). The NCT would allow the Commission to investigate competition problems in a market and impose structural changes to address “systemic” problems, without having to prove breaches of the law. The idea was previously rejected by member-states under the first von der Leyen Commission for being too wide-ranging, but it morphed into the much more limited Digital Markets Act, which instead established rules for large tech platforms. To make the NCT more acceptable, Draghi proposes that it would be limited to addressing specific types of problems which competition law has not addressed well. However, his list – covering issues such as markets where special consumer protection laws are justified or where economic resilience is weak – would nevertheless allow wide-ranging new regulation of many sectors of the economy. The UK competition authority – which has legal powers on which the NCT is modelled – has conducted investigations into markets as wide-ranging as airports, energy, banking, healthcare, vet services and auditing services. 

5. Defence 

Draghi’s report correctly identifies many of Europe’s weaknesses in defence. First, while there has been an uptick in defence spending since Russia’s invasion of Ukraine, the overall level remains low, given the current threats Europe faces and the level of under-spending over the past three decades. Spending on defence R&D is particularly sluggish, which hinders Europe’s ability to develop next-generation military equipment and keep up with innovation. Low defence R&D spending also limits the positive spillovers to other economic sectors. Second, Draghi is also right that European defence spending is fragmented and inefficient. Despite the existence of joint planning processes in the EU and NATO, member-states carry out defence procurement in a largely unco-ordinated manner, leading to a fragmentation of demand. At the same time, Europe’s defence industrial base remains fragmented along national lines, impeding efficiencies of scale. As a result, equipment is produced slowly and at a prohibitive cost and Europeans get less bang for their buck than the US. Many European countries buy much of their defence equipment from foreign suppliers, especially from the US. 

Draghi’s report prescribes a multi-pronged approach to counter this, much of it already contained in the European Defence Industrial Strategy produced by the Commission in March this year.8 Many of his prescriptions will be familiar to EU defence analysts. First, Draghi argues that member-states should aggregate demand and foster consolidation of their defence industries. The overall aim should be setting up what Draghi calls an “integrated single market for defence products”. Draghi argues that EU competition policy should allow for mergers of defence firms to go ahead. Second, Draghi emphasises that more funding is needed to help this process of industrial de-fragmentation along, including by relaxing the European Investment Bank’s current restrictions on lending to the defence sector and by clarifying the application of Environmental Social and Governance rules to defence. Resources, Draghi insists, should focus on specific projects of common interest and high impact. Third, Draghi proposes to give the EU a co-ordinating role in all of this. 

In principle, the idea of common defence planning and procurement and an integrated EU defence market makes economic and strategic sense. However, the political barriers to implementing his recommendations are formidable. Some member-states will not fully agree with Draghi’s analysis. In particular, the reliability of the figures he uses on the EU’s dependency on American equipment have been questioned by some analysts.9 

The bigger challenge, however, will be implementing some of his prescribed solutions. In principle there is not much opposition to the idea of directing some EU funding towards defence, for example to help firms expand production facilities. And the EU has been trying to foster a more co-ordinated approach to defence planning for many years, through tools such as the Capability Development Plan or the Co-ordinated Annual Review of Defence. Some of Draghi’s specific ideas for how to achieve this, like improving access to finance for the defence industry, will not be particularly controversial. Indeed, some steps in that direction have already been taken, with the EIB recently relaxing its rules on investing in the production of dual-use goods and services. Draghi’s proposal of not allowing competition policy to get in the way of mergers seems less relevant, given that the main barrier to consolidation is member-states’ desire to maintain control over their defence industries and their fear that consolidation might mean losing jobs. 

Some proposals will be controversial. Draghi talks of a “prioritisation mechanism at the EU level to manage crisis situations”, for example ensuring privileged defence industry access to raw materials and energy. Draghi does not fully spell out how the mechanism would work, but he does reference recent proposals by the European Commission, that in effect would allow defence production to take priority over other types of production. Member-states are sceptical about this and unwilling to share sensitive information about their supply chains with the Commission. Draghi also talks about reforming public procurement legislation to advance a “European preference principle” in procurement, including potentially by reforming public procurement legislation. This proposal too mirrors the Commission’s approach of reducing reliance on non-EU suppliers such as the US or the UK. However, many member-states do not have the same negative view of reliance on non-EU suppliers and want to keep buying military equipment from them. There will also be broad opposition to reforms to public procurement that tie member-states’ hands. Draghi’s most controversial proposal is that of creating an “EU defence authority” to perform “EU defence joint programming and procurement”. While this is not fleshed out, it is likely to be a non-starter as member-states worry about the Commission encroaching on their choices of which defence equipment to buy and who to sell it to.  

The political reality is that member-states have little desire to give control over their defence procurement policy to the EU and do not yet fully trust the Commission as a defence actor. They resist joint defence planning and many want to buy non-EU products for a range of legitimate reasons. European defence industrial integration can evolve in an organic manner, as EU funding increasingly shapes governmental and business choices, gradually making co-operation and consolidation the obvious choice. But this requires large scale funding – which may be Draghi’s biggest problem.   

6. The question of funding 

Draghi does not so much call for more investment, as ask how to meet the EU’s existing investment commitments. His report outlines €750-800 billion in additional annual investment required between 2025 and 2030, which would be an unprecedented surge of 4.4-4.7 per cent of EU GDP. These investment gaps are not new and are broadly in line with previous European Commission and European Central Bank estimates. The bulk stems from existing EU targets for decarbonisation (€450 billion), digitalisation (€150 billion), high-impact, innovative, transformative financial ventures that break new commercial or scientific ground known as ‘breakthrough investments’ (€100-150 billion) and NATO’s 2 per cent of GDP defence spending target (€50 billion). Draghi himself acknowledges that the scale of the investment gaps is staggering. He points out that an investment programme to close the gaps would lift the EU’s investment-to-GDP ratio back up to levels not seen since the reconstruction period after the Second World War. It is also much larger than the pandemic recovery fund, which was €800 billion (in public money) disbursed over several years. 

Draghi had the International Monetary Fund (IMF) and Commission run helpful simulations, which show that such a massive investment surge is feasible. It will slightly increase inflation for a period, as the supply side of the EU economy – materials, machines, workers – will struggle to keep up with the demand created by the investments, but it will not be overly distortive. Importantly, based on these simulations, around 80 per cent of the investment will have to come from the private sector. But the simulations also showed that the public sector must help unlock private investment through investment subsidies. A reduction of 2.5 per cent in the cost of private funding is necessary to unlock additional private investment of 4 per cent of EU GDP. If implemented successfully, Draghi argues the effects in terms of raising productivity will reduce the total cost of funding by about a third. 

Where the report adds a novel dimension is in Draghi's argument for more common spending to facilitate breakthrough innovation in Europe: he calls for an additional €100-150 billion in research and innovation (R&I). Frugal member-states quickly balked at the suggestion for joint funding. But it is important to put his recommendation in perspective. Even if the entirety of his recommended R&I spending were funded jointly by EU-member states, it would constitute around 12-19 per cent of the total programme. Draghi contends this spending would generate extra productivity growth, something that is confirmed by the European Commission and IMF simulations. If the EU manages to lift R&I, this could raise productivity, which in turn could bring in more tax receipts to create the fiscal space to fund other lower yielding but necessary investments, for example in climate change mitigation. While that argument is analytically compelling, it has so far not moved countries which reject further EU borrowing or direct cross-country transfers. 

Draghi rightly criticises the EU budget, which accounts for about 1 per cent of EU GDP, for being too small and too unfocused to support the required public and private investment. Over 60 per cent of the 2021-2027 EU budget is allocated to cohesion policy, which supports poorer and more peripheral EU regions and agricultural subsidies, rather than the EU’s strategic objectives. Draghi stresses that EU programmes aimed at promoting regional convergence should be revised to address the changing geography of trade and innovation. As laid out in previous CER research, much of the future growth in intra-EU trade will be in services, which tend to cluster in large and rich cities, while innovation and its benefits also tend to agglomerate in a few metropolitan areas.10 By integrating European services markets and investing in second-tier cities that have the potential to take advantage, the EU would raise growth and spread activity beyond successful metropolises. But the vested interests of the member-states, the EU farming lobby and the regions that currently receive a lot of funding are likely to prevent radical changes to the allocation of funds in the 2028-2034 multiannual financial framework, the first draft of which the Commission will present in mid-2025 or 2026. 

Given the difficulty of reforming the budget and stretched national budgets in many member-states, some common debt will be unavoidable if Draghi’s suggested joint investments in innovation, defence and electricity grid connectors are to be realised. Draghi is right that this would give rise to more EU safe assets, which are the best way to unlock a truly integrated European capital market, which in turn could stimulate some of the needed private investment. But the use of the ‘safe asset’ term is already backfiring politically. Germany, the Netherlands and other more frugal nations will resist more common debt issuance, even if it is limited to only a portion of the €100-150 billion required for breakthrough innovation. But Draghi could hardly have sidestepped the question of funding. His approach is wisely to ‘show, don’t tell’: he focuses on the opportunities and trade-offs. He leaves open whether member-states want to close the public funding gap through co-ordination of national budget interventions, overhauling the EU budget, issuing more common debt – or a combination thereof. 

7. The question of governance 

Finally, on governance, Draghi presents several promising ideas but some of them have failed to take off or deliver tangible progress in the past. He wants closer coordination through a competitiveness co-ordination framework, to align productivity policies, speed up sluggish decision-making and reduce EU overregulation. His report also acknowledges that for European public goods and common investments, competences must be transferred from the national to the EU level. But existing co-ordination through a process known as the ‘European Semester’ has often failed to yield more aligned economic and fiscal policies. Member-states have a poor compliance record with the recommendations from this process. Similarly, letting coalitions of willing member-states forge ahead with common projects without waiting for laggards is intellectually appealing. Such a multi-speed model allows willing nations to push ahead with deeper integration, while others move at their own pace, avoiding deadlock and enabling flexible progress. But that option is already available in the EU treaties and it has rarely been used by member-states. Member-states will also object to more majority, or qualified-majority voting, even if they are allowed to retain a veto over certain core interests.  

Ultimately, member-states will have to allow more decisions about economic security and industrial policy to be made at the EU level. That would ensure the EU identifies its interests as a bloc and defines a clear strategy; it could give businesses more certainty and consistency about the rules across member-states, boosting investment and deepening the single market; and it would reduce the ability of China (or the US) to lean on individual member-states. When it comes to deciding on whether to align with the US on China, or standing up to Russia, co-ordination has been lacking for years. European countries have, for example, had widely different stances on letting Chinese firms build 5G infrastructure in Europe, buying Russian gas or civilian nuclear technology, or responding to US demands for expanded controls on EU semiconductor exports. 

Draghi’s plans will inevitably lead to wrangling between member-states over the sharing of sovereignty. 

Conclusion 

En conjunto, el plan de Mario Draghi para resucitar la economía de la UE es completo y convincente. Incorpora elementos de la visión original de Jean Monnet sobre la integración de la defensa de la UE, la defensa de Jacques Delors del mercado único de la UE y el énfasis de Bidenomics en la fabricación de tecnologías limpias y la seguridad económica. Pero, sobre todo, es la propia visión de Draghi, que mezcla estas influencias y las combina con un enfoque centrado en la innovación, la inversión y el dinamismo empresarial, para impulsar el crecimiento económico en la UE.

El riesgo de las estrategias de crecimiento de la UE es que acaben en los cajones de los escritorios o, peor aún, que sirvan de excusa para que los políticos celebren debates estratégicos pero eviten aplicar las reformas necesarias. Ahora le toca a von der Leyen actuar en consecuencia. Pero el mayor esfuerzo tendrá que venir de los Estados miembros, que siguen siendo los responsables de muchos ámbitos de la política económica. El informe no está exento de defectos: sus sugerencias sobre política de competencia no son especialmente convincentes y la aplicación de una política comercial e industrial más activa siempre conlleva el riesgo de dar pasos en falso. Pero Europa no puede quedarse de brazos cruzados y debe organizar su propia respuesta a la política industrial china y estadounidense. Y en el núcleo del informe de Draghi hay un enfoque bienvenido sobre la reactivación de la innovación y la inversión. 
 
Algunos políticos de Alemania y otros países frugales se apresuraron a rechazar el informe por las sugerencias de financiar conjuntamente inversiones estratégicas y generar más activos seguros europeos. Estas críticas pasan por alto el verdadero valor de la intervención de Draghi, que es el proyecto que ofrece para una estrategia coherente de crecimiento de la UE. Contiene un rico conjunto de propuestas centradas en la creación de escala de mercado, el impulso del lánguido historial de innovación de la UE, la mejora de la seguridad energética de un continente pobre en hidrocarburos y el uso de políticas industriales y comerciales sectorialmente adaptadas para responder a China. Esto es a lo que deberían reaccionar ahora los Estados miembros, en lugar de debatir los gastados pros y contras de la emisión de deuda común. Este debate se remonta a la eurocrisis de principios de la década de 2010 y a la recesión de Covid-19. Pero la realidad de la lenta recuperación de Europa no es la misma.

Pero la realidad del lento crecimiento actual de Europa es muy diferente del riesgo de fragmentación de los mercados de bonos de la eurozona de entonces. De hecho, Alemania, como núcleo industrial de la UE, se beneficiaría más que la mayoría de la propuesta de Draghi de una política industrial europea más fuerte, una realidad que otros Estados miembros como Francia o Italia tendrían que afrontar. Pero París y Roma también tendrán que redoblar sus esfuerzos para controlar sus déficits presupuestarios. Forjar un consenso sobre la financiación del propio programa de Draghi requiere inevitablemente que se unan tanto los países con una deuda elevada como los que tienen una deuda baja. 
 
En general, el diagnóstico y las propuestas de Draghi están bien fundados y se basan en un análisis económico convincente. Ahora dependerá de los líderes de la UE, especialmente de Francia y Alemania, elegir entre construir una agenda de crecimiento real o, como dijo Draghi, ver cómo la economía europea se marchita en una "lenta agonía".  

1: Aslak Berg and Zach Meyers, ‘Enrico Letta’s report: More than a market, but less than agenda’, CER insight, April 23rd 2024.
2: Sander Tordoir, ‘Chinese exports threaten Europe even more than the US’, Politico, June 7th 2024.
3: Lucas Guttenberg, Nils Redeker and Sander Tordoir, ‘Eine Riesenchance für Deutschland’, Handelsblatt, September 17th 2024.
4: Giovanna Faggionato and Hans von der Burchard, ‘Germany’s Lindner rejects Draghi’s common borrowing proposal’, Politico, September 9th 2024.
5: Zach Meyers, ‘Helping Europe’s digital economy take off: An agenda for the next Commission’, CER policy brief, February 20th 2024.
6: Elisabetta Cornago and Zach Meyers, ‘Reform of Europe’s wholesale power markets: In need of a jolt?’, CER insight, June 13th 2023. 
7: Body of European Regulators for Electronic Communications, ‘BEREC preliminary assessment of the underlying assumptions of payments from large CAPs to ISPs’, October 7th 2022.
8: Luigi Scazzieri, ‘The EU’s defence ambitions are for the long-term’, CER insight, March 13th 2024. 
9: Juan Mejino and Lopez Guntram Wolff, ‘What role do imports play in European defence?’, Bruegel, July 4th 2024. 
10: John Springford, Sander Tordoir and Lucas Resende Carvalho, ‘Why cities must drive growth in the EU’s single market', CER policy brief, June 20th 2024.

Sander Tordoir is chief economist, Aslak Berg is a research fellow, Elisabetta Cornago is a senior research fellow, Zach Meyers is assistant director and Luigi Scazzieri is a senior research fellow at the CER.

September 2024

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 Sander Tordoir , Aslak Berg , Elisabetta Cornago , Zach Meyers , Luigi Scazzieri

17 September 2024
  • https://www.cer.eu/publications/archive/policy-brief/2024/draghis-plan-rescue-european-economy

Por qué el informe Draghi es una gran oportunidad para Alemania  

Europa debe definir y promover específicamente las industrias del futuro

  • https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/alemania-deberia-despertar-y-aceptar-el.html

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/china-eeuu-europa-y-el-nuevo-orden_35.html 

Alemania debería despertar y aceptar el nuevo mundo en el que todos vivimos. El modelo económico alemán está muerto, tienen que participar en el modelo económico europeo o toda Europa se derrumbará y ellos también lo seguirán, o lo anticiparán. 

  • https://x.com/SanderTordoir/status/1835978752456577036

Hemos llegado a un punto en el que, si no actuamos, tendremos que comprometer nuestro bienestar, nuestro medio ambiente o nuestra libertad" Mario Draghi - El futuro de la competitividad europea

Septiembre de 2024 

 I- Energia

 Precios de la electricidad para la industria en Europa.


 El gas natural fija el precio de la electricidad el 63% del tiempo en la UE, a pesar de representar tan solo el 20% del mix eléctrico. Por tanto, a pesar de que las industrias intensivas en gas solo representan un 4% del PIB, su precio impacta en toda la economía


 En Europa pagamos más del doble por la electricidad en la industria que en Estados Unidos. Alrededor de un 25% es autoinducido (C02 + impuestos)


 

Indica que la descarbonización puede fomentar la competitividad de la UE de dos formas:  
 
-Reducir radicalmente la dependencia en las importaciones de terceros países 
- Los menores costes marginales de las renovables y la nuclear Incluye un apartado específico apoyando la relevancia de la energía nuclear en el sistema energético futuro de la UE y con los pasos que habría que dar

 II-Nuevas tecnolgicas

 Principales actores de servicios en la nube. Su valor y cuota de mercado.


 Peso por regiones en la cadena de valor de los semiconductores


 Comparación de la estructura de costes observada en la fabricación integrada de células y módulos para energía solar entre UE y China..


 Industria de automoción.

"La industria está experimentando una transformación rápida y profunda con un cambio en la demanda hacia terceros mercados, hacia la movilidad verde y los "coches definidos por software". Como resultado, el liderazgo tradicional de la UE en la industria automotriz se ha visto erosionado. La cadena de suministro automotriz en la UE actualmente sufre brechas competitivas, tanto en términos de costos como de tecnología."

 El número de vehículos producidos en la UE ha estado disminuyendo durante las últimas dos décadas. Las exportaciones de vehículos de la UE en términos de unidades cayeron de 7,45 millones de vehículos vendidos al extranjero en 2017 a 6,26 millones en 2022, lo que representa una disminución del 16%
 
La producción de vehículos en la UE ha pasado de representar el 31% del mercado en 2000 al 15% en 2022. Sorprende también Japón, que pasa del 17% al 9%. Todo por la fuerte entrada de China (e India en menor medida) en el mercado


 Las marcas de coches eléctricos coreanas y japonesas producen en Corea y Japón. Las marcas europeas (y muchas americanas) tienen gran parte de la producción en China. Producir un EV en Europa cuesta un 30% más que en China y allí la tecnología ya es mejor


 China le está metiendo a la industria 60.000 robots al año ¿Se puede competir ante esto?


"El modelo eléctrico más barato en Europa en 2023 era un 92% más caro que el modelo de combustión más barato. [...] El modelo eléctrico más barato en China en 2023 era un 8% más barato que el modelo de combustión más barato."

Programas de defensa y espacio


- Farmacia y transporte

Problematica clave

Las startups europeas no son capaces de crecer


 Tecnologías verdes VS atraso en tecnologías digitales (IA, ciberseguridad o IoT)


 Las empresas más innovadoras en tres décadas distintas en UE y USA.


 La inversión privada en I+D representa el 67% del gasto en la UE frente al 81% de USA o el 76% de China. Dice Draghi que es principalmente (60%) un efecto composición


 Sobre la inversión en I+D pública, dice el informe que es menos efectivo, fragmentado entre los países, mal alineado con las prioridades europeas y normalmente difícil de acceder


 Educacion

Tenemos un buen sistema universitario de media que da un elevado nivel de educación a la gran parte de los jóvenes pero no tenemos educación superior de altísimo rendimiento y líder a nivel mundial


 El déficit de la UE en instituciones de investigación líderes a nivel mundial en ciencias naturales y ciencias de la salud es aún más pronunciado

 

 Financiación a la innovación y a las start-ups innovadoras, en la UE, prácticamente inexistente. Y si hay que salir a los mercados de capitales para crecer más, hay que irse a USA principalmente

Dónde van a crearse los empleos del futuro


 Tenemos un problema de adecuación de la fuerza de trabajo con las habilidades y conocimientos requeridos para los empleos del futuro. El sistema educativo europeo no está proveyendo al mercado de trabajo lo que necesita

Causas

1. El deterioro gradual del rendimiento del sistema educativo:  
 
-Grandes diferencias entre los Estados Miembros en la financiación a la educación. Gap importante en financiación privada respecto a USA. 
 -Gran número de 'early-school leavers' y proporción ligeramente inferior de personas con educación superior. 
- Deterioro del desempeño en pruebas PISA tras COVID, y aumento del gap con países asiáticos. -Número de graduados STEM insuficientes. El gap está en las mujeres y en aquellos con orígenes socio-económicos peores. Y luego pasa lo que pasa en los trabajos (ver gráfico)  
- La educación de 0-3 es mala y poca y mal financiada. A quien más afecta esto es a las familias más humildes

 

https://x.com/JongoCervantes/status/1834882669168996401

2. Población activa menguante:  
-En el futuro próximo la población europea va a disminuir y además va a envejecer. Esto solo se va a compensar por lo que ya sabemos 
- El 21% de la población entre 20-64 años en la UE está inactiva, con 8 millones que ni trabajan ni estudian

 

3. Formación adulta limitada:  
-El 'upskilling' durante la carrera se ha vuelto cada vez más relevante durante un periodo de grandes cambios tecnológicos. 
- La participación en la formación adulta en la UE es muy baja de media y no está embebida en los mercados de trabajo. 
- Las universidades no ofrecen lo que las empresas necesitan, tampoco escuchan a las empresas, y luego las empresas no quieren gastar en una formación que entienden que debería haber dado la universidad.

 4. Baja movilidad laboral:  

-A pesar de que podría ayudar a adecuar las habilidades necesarias con las capacidades laborales, en la UE hay muy poca movilidad laboral, debido principalmente a barreras de lenguaje, culturales y regulatorias (por ejemplo, certificación de educación, etc). 
- Por otro lado, las diferencias en los sistemas de bienestar como sanidad, pensiones, prestaciones de desempleo, generan incertidumbre entre empleados que se mueven dentro de la UE. 
- La UE no atrae a inmigrantes formados ni es capaz de retener a los que llegan. De hecho, es exportadora neta de talentoento

5.Medidas de Seguridad Social MAL DISEÑADAS 

-Trampas de pobreza 

- CUÑAS FISCALES ELEVADAS 

- SUBSIDIOS QUE DESINCENTIVAN EL TRABAJO  

-Beneficios decrecientes en función del nº de horas trabajadas 

- Falta de cuidados asequibles a los hijos que desincentivan el trabajo de la mujer

China domina toda la gama de fabricación de energías renovables

China pivota hacia la fabricación de alta tecnología (vehículos eléctricos, baterías de iones de litio, paneles solares, etc.), en lugar del crecimiento impulsado por el consumo o los servicios. De este modo, China da prioridad a la política industrial

https://www.ft.com/content/ae517907-0244-4344-ad0a-1d029c03555b

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 Mejor sera que Europa se olvide de los sectores donde China le lleva 25 años de ventaja y se enfoque en nuevos sectores donde pueda ser competitiva

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 Todo estos informes esta bastante enfocados a las medianas y grandes empresas,cuando la mayoria de empresas de España son pymes sin capacidad para incorporar las nuevas tecnologías en sus procesos productivos.

La mayoría de pymes quisieran pasar de ser pequeñas empresas a medidas, si no lo hacen es porque no pueden tienen muchas barreras al crecimiento. Y esta claro que van desapareciendo, y esta claro que hay muchas zombies, su tamaño les impide ser competitivas.La clave es saber.¿porque no crecen las pymes en España? 

Y ademas, si comparamos una pequeña empresa de España con una Europa, por dimensiones y trabajadores como media es mas pequeña,lo mismo para las medianas.Por ejemplo cuando se pide que se hagan informes no financieros a empresas mayores de 250 trabajadores,hay poco numero de estas

Hecho incontestable: no todas las inversiones generan mejoras en la capacidad productiva. Destinar enormes cantidades de recursos públicos a financiar actividades obsoletas es un camino directo al despilfarro y a la baja productividad.
 
Impuestos

 ¿cómo pueden competir empresas europeas frente a gigantes que no pagan impuestos? Lo peor, es que hemos decidido olvidarnos del tema. Por ejemplo, esta semana leía el informe Draghi, que salió el mismo día que la sentencia, en el que se propone armonizar muchas cosas, pero yo no he podido encontrar nada sobre armonizar el impuesto de sociedades de las grandes multinacionales. Como señalaba Ayn Rand, "puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad".

https://www.eleconomista.es/opinion/noticias/12986284/09/24/los-13000-millones-de-impuestos-que-irlanda-no-queria-cobrarle-a-apple.html  

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/informe-draghi-comentado-paso-paso.html

I-De la dependencia industrial de Europa al renacimiento de Europa

·        https://brujulaeconomica.blogspot.com/2024/09/i-de-la-dependencia-industrial-de.html

II-De la dependencia industrial de Europa al renacimiento de Europa

·        https://brujulaeconomica.blogspot.com/2024/09/ii-de-la-dependencia-industrial-de.html

 El Informe Draghi no debería terminar en un cajón

·        https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-informe-draghi-no-deberia-terminar.html

El informe Draghi y la política de competencia

El esperado informe Draghi explica por qué debe protegerse la competencia en el mercado y cómo utilizar mejor los intrumentos relacionados con ella para alcanzar los objetivos de la UE. Fiona M. Scott Morton

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-informe-draghi-y-la-politica-de.html

The future of European competitiveness: Report by Mario Draghi

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/the-future-of-european-competitiveness.html

Draghi apuesta por flexibilizar la política de Competencia para que las empresas europeas ganen tamaño

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/draghi-apuesta-por-flexibilizar-la.html

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-plan-para-que-europa-sea-mas.html

Cualquiera que se preocupe por nuestro futuro debería hacer un esfuerzo por leer el informe Draghi 

·        https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/cualquiera-que-se-preocupe-por-nuestro.html

Un plan para que Europa sea más competitiva

·        https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/un-plan-para-que-europa-sea-mas.html

Resumen Informe Draghi -Motivos por el cual es vital realizar un analisis 

·        https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/resumen-informe-draghi-y-motivos-por-el.html

Europa se durmio. Despierta tarde...pero más vale tarde que nunca

·        https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/europa-se-durmio-despierta-tardepero.html

 https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/un-plan-para-que-europa-sea-mas.html

 El informe sobre competitividad de Mario Draghi pone a prueba la política de la UE

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-informe-sobre-competitividad-de.html

 El Informe Draghi no debería terminar en un cajón

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-informe-draghi-no-deberia-terminar.html

Europa necesita relajar la regulación para ganar competitividad

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/europa-necesita-relajar-la-regulacion.html

Quo Vadis, Europa? L’informe Dragh

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/quo-vadis-europa-linforme-draghi.html

El informe Draghi, la luna y el dedo

La regulación europea es no solo lenta, sino además abrumadora y acumulativa, y no usa un análisis coste-beneficio estructurado y uniforme para todas las instituciones

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-informe-draghi-la-luna-y-el-dedo.html

Alemania se enfrenta a la amenaza de la desindustrialización

La hora de la verdad para un modelo de negocio basado en el gas ruso y la demanda china 

  • https://www.economist.com/business/2022/09/11/germany-faces-a-looming-threat-of-deindustrialisation 

Martin Wolf: Draghi intenta salvar a Europa de sí misma

El auge del nacionalismo dificultará aún más la aplicación de tales reformas. Los europeos corren el riesgo de olvidar las lecciones de su pasado: sólo si actúan juntos pueden esperar forjar su futuro. Los británicos lo olvidaron. ¿Podrán los demás recordarlo y actuar?

  • https://www.ft.com/content/47d28f39-6f9d-4c46-9e36-c45a9f398a62 
  • https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/alemania-deberia-despertar-y-aceptar-el.html

 Europa carece de una armonización fiscal sobre las multinacionales de Estados Unidos

   Irlanda perdió el pleito porque había recurrido la Decisión de la Comisión Europea que le obligaba a recuperar estos impuestos impagados que Irlanda no quería cobrar. Se suele decir que el impuesto de sociedades irlandés, con un tipo impositivo general del 12,5% es bajo, lo que es cierto. Pero algunas empresas, como era el caso de Apple pagaban muchísimo menos mediante acuerdos conocidos como rulings.

El esquema de Apple, simplificadamente, era un double irish, por la que se crearon dos compañías en Irlanda, aunque administradas desde Bermudas, con lo que, según el derecho fiscal irlandés, no eran residentes en Irlanda, sino en la isla del Caribe, donde no existe el impuesto de sociedades. Estas dos sociedades eran las titulares de los derechos de propiedad intelectual, que cedían a la filial irlandesa de Apple, a cambio de quedarse con más del 99% de los beneficios que obtenía una filial con miles de empleados. Las filiales irlandesas canalizaban la actividad de esta multinacional no sólo en Europa, sino en casi todo el resto del mundo.

El resultado práctico de este esquema era que la mayor parte de los beneficios obtenidos por la multinacional fuera de Estados Unidos apenas tributaban. Y no lo hacían porque se habían desviado hacia el país de Nunca Jamás, es decir un territorio del Caribe donde no existe el impuesto de sociedades. 

La fiscalidad no se puede armonizar utilizando, únicamente, el instrumento de la política de competencia y de lucha contra las ayudas de Estado. No sólo es que el instrumento sea insuficiente, sino que incluso cuando se gana, el resultado no es satisfactorio. Toda la recaudación se queda en Irlanda, pero los beneficios no se han obtenido, más que en una pequeña parte, en Irlanda.

Las ventas de las grandes multinacionales norteamericanas eran superiores a todo el PIB irlandés, lo que parece surrealista e imposible, y que por supuesto no se explica si obviamos el (casi nulo) impuesto de sociedades irlandés para estas empresas. Obviamente, se estaban y están desviando ventas, beneficios y recaudación fiscal hacia los países que menos hacen tributar a las compañías que más dinero ganan. Esto es ineficiente económicamente, y por supuesto, es injusto.

Volviendo al caso de Apple, y, según declaró Tim Cook, CEO de Apple, en el comité permanente de investigación del Senado de los Estados Unidos en 2013, la tasa efectiva de imposición de Apple sobre los beneficios en Norteamérica era del 30,5%, pagando en el ejercicio fiscal anterior casi 6.000 millones de dólares. Aquí se puede ver cómo Estados Unidos conseguía mantener la tributación de los beneficios en Estados Unidos, mientras muchas multinacionales norteamericanas no pagaban prácticamente nada de impuestos en el resto del mundo.

Algunas cosas han cambiado un poco, y por supuesto, la sentencia de Apple es un pequeño alivio. Pero, seguimos teniendo un problema gravísimo en Europa con la ausencia de un mínimo de armonización fiscal, al menos en lo que se refiere a las multinacionales que operan en toda Europa. Esto lastra la recaudación, es a todas luces injusto, y también es una de las razones por la que estamos perdiendo competitividad frente a Estados Unidos, donde estas cosas, como hemos visto, no pasan. Hay más razones, pero ¿cómo pueden competir empresas europeas frente a gigantes que no pagan impuestos? Lo peor, es que hemos decidido olvidarnos del tema. Por ejemplo, esta semana leía el informe Draghi, que salió el mismo día que la sentencia, en el que se propone armonizar muchas cosas, pero yo no he podido encontrar nada sobre armonizar el impuesto de sociedades de las grandes multinacionales. Como señalaba Ayn Rand, "puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad".

 Un baño de realidad que debería ser semanal para que Europa reaccione

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Sin la reforma de las instituciones supranacionales, no hay solución

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La gran paradoja del comercio internacional -2007-

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Los Estados Unidos, China y la paradoja de la productividad -2015-

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/la-paradoja-economica-de-china-los.html

Las contradicciones del capitalismo comunista de China -2015-

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/la-paradoja-economica-de-china-los.html

La paradoja de la productividad, a prueba -2016

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/la-paradoja-de-la-productividad-prueba.html

El solitario modelo de desarrollo de China reeditado 2017

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-solitario-modelo-de-desarrollo-de.html

 La paradoja de las críticas a la globalización -2018-

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/la-paradoja-de-las-criticas-la.html

Los colaboradores elitistas de China -reeditado 2018

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/los-colaboradores-elitistas-de-china.html

Fin del milagro chino -2023-

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La paradoja económica de China -2024-

·        https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/la-paradoja-economica-de-china-los.html

El Nobel de Economía Michael Spence habla del futuro de China en un mundo impulsado por la tecnología

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/08/el-nobel-de-economia-michael-spence.html

El choque con China está destruyendo la industria básica europea-2024-Sander Tordoir

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/el-choque-con-china-esta-destruyendo-la.html

Geopolitica

Siglo XXI : Reconfiguración geopolítica

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/siglo-xxi-reconfiguracion-geopolitica.html

La geopolítica del desplazamiento de la demanda energética mundial

https://articulosclaves.blogspot.com/2024/09/la-geopolitica-del-desplazamiento-de-la.html

 El rechazo de toda política industrial europea 

      https://brujulaeconomica.blogspot.com/2024/03/el-rechazo-de-toda-politica-industrial_6.html

      https://brujulaeconomica.blogspot.com/2024/03/alemaniahacia-lo-desconocido.html

     https://articulosclaves.blogspot.com/2024/03/europa-se-esta-quedando-atras-efeas.html

 

Entradas anteriores

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