I-Pasado.Claves historicas



Repasar la historia económica * nos indica las claves para entender la situación actual y las consecuencias de las decisiones actuales..
 
Para reactivar la economia, se inyecta dinero público al sistema, con la compra de activos y con la impresión de moneda, para aumentar la masa monetaria.

1-Crisis anteriores
1.1 Crisis asiatica                                                               
      El Banco de Pagos Internacionales (BPI) identifico en el 1987, el origen de la crisis asiática en la debilidad fundamental de la intermediación financiera, en el excesivo crecimiento del crédito y un exceso de confianza en los volátiles fondos a corto plazo.
        Las causas que advertian en 1987 eran : un sector financiero frágil, una supervisión débil con una regulación moderada , un sector empresarial abrumado por deudas a corto plazo, y la repercusión del tipo de cambio escogido tanto sobre la competitividad comercial como sobre la posición en materia de política monetaria, con una excesiva inversión en algunos sectores que tendió a erosionar las tasas de rentabilidad del capital nuevo.

El BIP nos indica estas debilidades: La primera debilidad radica en la excesiva expansión del crédito bancario, que alienta el exceso de inversiones y conduce a la creación de una capacidad industrial no rentable y a ciclos de alza y baja de los precios accionarios. Se pasó por alto la fragilidad intrínseca de los sistemas financieros de Asia .
-La segunda debilidad fue apoyarse en formas potencialmente volátiles de financiamiento externo, en especial préstamos bancarios a corto plazo, que dejaron a las economías nacionales cada vez más expuestas a los vaivenes de opinión de los mercados financieros internacionales.
Durante gran parte de los 90, varios países tuvieron que hacer frente a abultados ingresos de capital, pero la confianza de los inversionistas no se debilitó en un principio, y antes de la crisis las posiciones del crédito experimentaron pocas rebajas de categoría, el estado no identificó los peligros que enfrentaban muchas economías asiáticas. Una vez que estalló la crisis, los mercados entraron en pánico: los tipos cambiarios y los mercados de valores experimentaron ajustes excesivos; la volatilidad aumentó drásticamente y en algunos mercados la liquidez se agotó; las agencias calificadoras del crédito bajaron de categoría a los países más afectados.
Segun Chakravarthi Raghavan, las autoridades debieron hacer frente a varios dilemas difíciles: uno de los problemas más espinosos fue cómo resolver de la mejor manera las perjudiciales contramarchas de los movimientos de capital privado. Y en la medida que la escala de la ayuda oficial internacional estableció nuevos parámetros, empezó a prestarse gran atención a la cuestión de cómo hacer que los inversionistas privados se hicieran responsables de sus decisiones y cargaran con parte de los costos de la ayuda de emergencia a los países con problemas.
Otro aspecto, que causó cierta controversia, fue cómo establecer políticas monetarias acto seguido de la pérdida de confianza en la moneda nacional.
El BPI subraya que la creación de un volumen importante de liquidez mundial durante los últimos años contribuyó a la creación de grandes riesgos financieros en Asia.
-La abundancia mundial de liquidez - influyó de diferente forma en los distintos mercados. Con la excepción de China y Hong Kong, los mercados accionarios de la mayoría de las economías asiáticas se mantuvieron relativamente débiles durante la época de mayor alza mundial de las acciones, experimentando a fines de 1993 un incremento de la relación precio/ganancia que llegó a niveles muy por encima de los de los mercados estadounidenses. A partir de ese momento hubo caídas significativas en la mayoría de los mercados, lo que puede interpretarse como indicador de una temprana conciencia de la vulnerabilidad de Asia en la medida que los inversionistas ya esperaban un menor crecimiento de las ganancias de las compañías asiáticas.
Los préstamos a entidades no bancarias en Asia aumentaron radicalmente durante 1995 y gran parte de 1996. Los movimientos hacia Indonesia, Corea, Malasia, Filipinas y Tailandia alcanzaron una tasa anual de 15.000 millones de dólares. Además, las estimaciones del BPI indican que los empréstitos interbancarios internacionales en esos cinco países tenían una tasa anual de alrededor de 43.000 millones de dólares, de la cual aproximadamente el 40 por ciento estaba denominada en yenes y 60 % en dólares.
El gobierno influyó en la expansión del credito con sus garantías y medidas de promoción, ,los bancos extranjeros interpretaron esta señal, como que los bancos asiáticos gozaban de garantías implícitas de sus gobiernos para los empréstitos extranjeros. Ademas las transacciones extranjeras de los bancos nacionales fuertemente regulados habían sido liberalizadas antes de que los gerentes bancarios hubieran adquirido los conocimientos necesarios para manejar los riesgos cambiarios o antes de haber fortalecido el marco de supervisión.
La "ilusión de tasa de interés real" ( a tasas de interés en dólares o yenes deflacionadas por las tasas de la inflación local) provocó un exceso de empréstitos en moneda extranjera.
Una gran parte del préstamo bancario internacional fue con vencimientos a corto plazo o, en el caso de largo plazo, con tasas flotantes. Y los bancos acreedores consideran que el préstamo a corto plazo es más seguro ya que refleja el vencimiento de gran parte de sus financiamientos, una noción arraigada en las prácticas de supervisión y ponderación del riesgo. (Actualmente existe una creciente opinión de que los supervisores bancarios deberían exigir una evaluación del riesgo más estricta para los préstamos a corto plazo, y por lo tanto disposiciones más rigurosas sobre suficiencia de capital, seguramente las inversiones a largo plazo en activos nacionales reales tales como propiedades, fueron financiadas por préstamos bancarios a corto plazo.
Los movimientos de la liquidez mundial también se reflejaron en los márgenes de los instrumentos de deuda de los mercados emergentes, que se estrecharon significativamente a principios de 1995. Los grandes vaivenes de los márgenes demuestran las dificultades que tuvieron los mercados financieros con el riesgo de las tasas de interés.
La crisis, comenta el BPI, se exacerbó por dos deficiencias en la gestión de los activos y pasivos externos: liquidez externa insuficiente y diversificación inadecuada de los activos financieros externos.
Se debieron utilizar controles o aplicar impuestos en los países endeudados para limitar los empréstitos en moneda extranjera o prolongar su vencimiento, tmbien se pueden aplicar mecanismos de seguridad contra la crisis de la liquidez, como el de Argentina, donde el peso está a la par del dólar y se les exige a los bancos comerciales que tengan el 20 por ciento de su pasivo en activos líquidos así como también adoptar medidas para asegurar que tienen acceso a una liquidez de divisas adecuada a través de líneas de crédito negociadas de antemano, l otra posibiidad es ajustar las restricciones reguladoras sobre los acreedores, particularmente los bancos acreedores. En función de los principios básicos de Basilea para la supervisión bancaria, significa que los supervisores bancarios de los países industrializados deberían adoptar una mejor supervisión de las actividades de las subsidiarias de sus bancos en el mundo en desarrollo y en los centros offshore. Hay críticas en cuanto a que los supervisores no cumplieron sus responsabilidades con relación a la crisis asiática, por lo menos desde mediados de 1996.
Las consecuencias es esta crisis fueron: la deflación de los precios inflados de un activo y la necesaria contracción de la industria bancaria deprimirán la demanda en los países afectados durante un período importante. La caída de los valores accionarios en muchos centros atestó a los bancos con abultadas pérdidas incobrables que son reclamos potenciales sobre un capital bancario debilitado. "En la medida que algunos agentes inmobiliarios no pagaron sus préstamos bancarios, los bancos podrían quedar con inmuebles cuyo valor de venta tal vez no sea el mismo que el de la garantía. (...) Los efectos de la recesión económica, la caída de precios de las acciones y la crisis bancaria tienden a reforzarse mutuamente en la medida que la reducción del crédito bancario baja los precios de las acciones y profundiza aún más la recesión. Esto a su vez crea problemas adicionales a los bancos, que se ven forzados a parapetarse todavía más. El término 'círculo vicioso' se ha usado en demasía, pero describe fehacientemente la interacción crisis bancaria/caída de precios accionarios/recesión".

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Según el Banco de Pagos Internacionales (BPI) las operaciones en instrumentos derivados ascendían a 9 887 miles de millones de dólares a fines de 1996. El crecimiento porcentual del total de  ese tipo de instrumentos fue de 1500% entre 1986 y 1996. En este periodo, pasaron de 518 mil millones de dólares a 4840 miles de millones de dólares en América del Norte; de 87 mil millones a 2154 miles de millones de dólares en la región Asia-Pacífico y de 13 mil millones a 2832 miles de millones de dólares en Europa.
Los intercambios (swaps) de tasas de interés, introducidos en 1981, crecieron hasta llegar a totales vigentes de 81000 millones de dólares en 1984 y más de un billón de dólares en 1988; los futuros de tasas de interés representaron en dicho año el 76 % del total de operaciones en derivados, y  las opciones de tasas de interés el 24 por ciento
La expansión de la actividad bancaria a áreas no tradicionales, ocurre al tiempo de un desarrollo extraordinario de otras empresas financieras y no financieras, las cuales han venido proveyendo servicios de tipo bancario y formando “bancos que no son bancos”. La institucionalización de los mercados financieros ha avanzado también con rapidez, incrementando el refinanciamiento y el profesionalismo de todos los participantes. Inversionistas y prestatarios actúan cada vez más en el mercado como instituciones, con todas las ventajas que ello involucra. Esta tendencia tiene implicaciones importantes para los mercados financieros (Itzhak y Topf, 1993, p. 383).
 
- otros casos de la epoca:
-En 1998, otro serio aviso fue el caso del Hedge Fund, Long Term Capital Management. 
-En el verano de 1998, Rusia suspendio pagos, se provoco una gran turbulencia en los mercados financieros. 
-En Argentina la recesión empezo en 1998, despues en 1999, se estabelcio un tipo de cambio anclado al dolar,  el paro llego al 18 %,. En 2001 el corralito, y en 2002 el corralón.Situación muy complicada hasta el 2006.
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2. Crisis Japón-1990-2000                                                                     
- En la crisis del Japón en los años 90 y principios del 2000, ofrece lecciones importantes sobre cómo hacer frente a la crisis financiera actual. En esta crisis se utilizó las políticas keynesianas per se no contribuyeron a la solución de la crisis financiera, el tandem gobierno-bancos en vez de solucionar el problema, aun lo agravaron mas, El gobierno implanto grandes paquetes de estímulos fiscales sin realizar un esfuerzo serio de política para que los bancos se deshicieran de sus prestamos fallidos. La incertidumbre de los pagos... persistió durante años. El profesor Urrutia indica “ El problema esencial era ... que las políticas centradas en los trabajos públicos y en los recortes impositivos no eran lo suficientemente directas como para atacar el problema ..."
Cuando en Japón estallo la burbuja inmobiliaria en 1991, la tendencia indica que los precios de la tierra sería de fondo alrededor de 1995, cuando en realidad se siguió disminuyendo de manera constante durante 12 años más.
Según profesor Kabayashi Financial crisis management: Lessons from Japans failure con el fin de evitar un círculo vicioso de deterioro económico estable, como en Japón, el G8 y las economías emergentes deben crear ------
Japón experimentó más de una década continua caída de los precios de la tierra y un bajo crecimiento de la productividad, este descenso de la productividad, hace bajar los precios de los activos aún más y aumenta el número de agentes de la insolvencia, lo que refuerza la persistencia de la incertidumbre y el miedo
La lección de esta crisis estaba clara:
-Es imprescindible recuperar la confianza en el sistema de pagos conformado por los bancos para lo cual no se puede evitar distinguir los bancos contaminados de los que no lo están. Mientras esto no se haga los parches fiscales serán inútiles para restaurar la confianza en la capacidad y buen funcionamiento del sistema de pagos y, sin esta confianza, el sistema no fluye y las inyecciones de gasto público moderan su efecto.un "Fondo de Estabilización del Sistema Financiero".

 -La reestructuración de la deuda es absolutamente necesario para evitar un círculo vicioso.

- Evitar que las empresas zombie se queden en el mercado.

- Rigurosa evaluación de los activos y suficiente amortizaciones

- Es necesario una evaluación rigurosa y conservadora de los activos tóxicos

     Este es el paso mas importante después de las inyecciones de capital del banco y de reestructuración de la deuda El profesor Kabayashi nos indica “ Sospecho que las inyecciones de capital en curso en los EE.UU. y Europa no pueden erradicar la incertidumbre de pago a menos que vayan acompañados de evaluaciones de activos lo suficientemente estricto”.
Los reguladores financieros deben establecer grupos de trabajo para la evaluación de los activos y presionar a las instituciones financieras a volver a calcular su valor de los activos de forma conservadora suficiente para que el mercado puede depender de su número.

-La compra de malos activos de las empresas de gestión pública de los activos:

. Si los activos malos son eliminados por la venta de peligro en el mercado, la evaluación rigurosa de los activos se traducirá en un ciclo vicioso de la deflación de la deuda: la venta de activos de dificultad hace que los precios seguirán disminuyendo, lo que a su vez acelera la venta de los bienes de socorro. . Para detener el círculo vicioso de la deflación de la deuda, los gobiernos que luchan con la crisis financiera debería establecer sociedades de gestión de activos, las entidades públicas que comprar y mantener los activos malos. . La compra y la congelación de activos tóxicos es necesario detener la deflación de la deuda. Las entidades públicas se deben reestructurar los activos malos y venderlos gradualmente después de que se estabilice el mercado.
. Una gran lección de la década de 1990 Japón es que la política keynesiana de por sí no trabajaba para la crisis financiera debido al colapso de los precios de los activos. Mientras que Japón se comprometió enormes paquetes de incentivos fiscales en varias ocasiones en la década de 1990, el gobierno no siguió la política de un esfuerzo serio para que los bancos disponer de sus préstamos en mora. Como resultado, una enorme cantidad de préstamos en mora aumentaron estando ocultos bajo la colusión implícita entre el gobierno y los bancos. Naturalmente, la incertidumbre de pago y la contracción económica ha persistido durante años. . El problema esencial es la difusión de la incertidumbre de pago, y las políticas centradas en las obras públicas y las reducciones de impuestos no eran lo bastante directo para atacar el problema, a pesar de que fueron temporalmente eficaz en reducir la gravedad de la recesión económica. Alivio de la deuda directa para los prestatarios de hipotecas y dificultades (pero viables) a las empresas, junto con asistencia fiscal para la liquidación de las empresas no viables, son sencillos, rentables política fiscal mucho más capaces de acabar con la incertidumbre de pago que el estándar de obras públicas y las reducciones de impuestos.
El desarrollo de grandes préstamos en mora en Japón fue posible gracias a la virtual inexistencia de la valuación a mercado de la contabilidad de los activos bancarios. A pesar de la suspensión de la valoración a precios de mercado representan temporalmente calmar el pánico, sino que también se puede habilitar y seducir a los banqueros para ocultar sus activos tóxicos de los reguladores y los participantes del mercado. . Si los banqueros ocultan estos malos bienes seguiran las empresas de zombie y la incertidumbre de pago seguirá siendo, el escenario para muy bajos a largo plazo el crecimiento económico en los próximos años. 

Si los bancos españoles no reconocen sus perdidas, atrasando su contabilización a periodos posteriores, se repetiría la misma situación que en Japón

Una idea para consolidar esta coordinación global sería la creación de un nuevo fondo internacional, como el FMI, que podría ser llamado el "Fondo de Estabilización del Sistema Financiero" El Fondo se estableció como una organización temporal para estabilizar la actual crisis financiera, y eventualmente se disolvió y se combina con el FMI en los próximos tres años. Los países de mercados emergentes podría invertir el dinero público, que pueden ser sus enormes reservas de las reservas de la naturaleza global de la crisis actual parece plantear puntos de interés en los argumentos para la coordinación de la política internacional.. Como el deseconomía externa de la incertidumbre de pago afecta a las economías de todo el mundo, el costo para erradicar este deseconomía hay que tener de todo el mundo. . Este argumento normativo puede estar justificada desde el punto de vista de la eficiencia siguientes: reducir al mínimo las distorsiones fiscales futuros causados por los enormes gastos fiscales para el global de los rescates financieros, puede ser óptimo para el mundo en su conjunto para que las economías de mercados emergentes con alto potencial de crecimiento y una sólida posición fiscal, como China y la India, tienen una cantidad considerable del costo fiscal de los rescates financieros mundiales. . (El excedente social generado por la coordinación de la política internacional debe ser compartida por los países desarrollados y los mercados emergentes tras la crisis.)
Kobayashi, K. and S. Kato (2001). Nihon keizai no Wana (Trap of the Japanese Economy). Tokyo: Nihon Keizai Shinbunsha (in Japanese). Kobayashi, K. y S. Kato (2001). Nihon Keizai no Wana (trampa de la economía japonesa). Tokyo: Nihon Keizai Shinbunsha (en japonés). 
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Para Richard Koo, la recesión de balance (balance Sheet) es un proceso donde primero en las burbujas los activos se inflan, cuanto estallan el balance queda descompensado (el pasivo es mayor que el activo), en  este punto las empresas reducen sus deudas, se piden menos creditos, hay menos inversiones, llevando a la deflación------ 

Tal como indica, el prof Huerta, en Japon se obstaculizo la reestructuración con medidas keynesianas y de inyección que no funcionaron, el pais no reacciono. .Se debio de vigilar con las cifras del PIB que exageran la importancia del consumo solo recojen bienes finales, dejan fuera 2/3 de la facturación. La caida del consumo es consecuencia no es la  causa de la recesión (.La japonización de la economia)
El BPI, en su informe del año 2001, nos indicaba sobre Japón " las dudas se han centrado en la precisión de las actuales estimaciones del volumen de préstamos bancarios en mora, así
como en la fiabilidad de los precios de mercado sometidos a diversas intervenciones por parte del Estado"
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En el informe del año 2002 del BPI, sobre Japón, " los bancos continúan incurriendo en pérdidas debido al aumento de la morosidad de los préstamos y a las minusvalías derivadas de sus carteras de valores de renta variable " este informe también nos indicaba " Los fuertes vínculos bidireccionales entre la economía real y el sistema financiero plantean una serie de retos, tanto para los bancos como para las autoridades responsables de la regulación financiera. Uno de estos retos consiste en averiguar qué une al riesgo crediticio de cualquier banco, o del sistema en su conjunto, con la situación macroeconómica y con la evolución general del sector financiero, indicando “Las cuestiones relativas al efecto que tiene la situación económica y la evolución del sistema financiero sobre la medición del riesgo del crédito, el nivel adecuado de capital que deben mantener los bancos y la valoración de préstamos son complejas, están íntimamente relacionadas y entrañan una enorme dificultad. No obstante, son de una importancia fundamental teniendo en cuenta, sobre todo, el potencial del sistema financiero como fuente significativa de fluctuaciones macroeconómicas. De cara al futuro, un reto importante para las autoridades económicas consiste en garantizar que el sistema financiero y la economía se refuercen mutuamente de forma positiva, en lugar de hacerlo por vías conducentes a una agudización de las fluctuaciones de la economía y a un mayor riesgo de inestabilidad financiera”


3. Desequilibrios años 2000-2004                                           

              Desde el año 2000 el incremento de los préstamos de consumo hizo aumentar las importaciones, particularmente en Europa Central y del Este. Estos crecientes déficit comerciales implicaban una creciente dependencia de los flujos de entrada de capital, mas el incremento de préstamos hipotecarios infló las burbujas inmobiliarias, más la  innovación particular promovida por los bancos extranjeros: préstamos denominados en euros y francos suizos. extendiéndose a la  Europa Central y del Este en 2004.
             Esta actividad crediticia compartía importantes características con los préstamos de alto riesgo (o "subprime") en Estados Unidos. En primer lugar, a menudo contenía elementos depredadores, aprovechándose de tendencias documentadas de los prestatarios a concentrarse exclusivamente en los reembolsos mensuales y no en la totalidad de la carga de la deuda al asumir una hipoteca. Al igual que con las tasas iniciales reducidas ("teaser rates" en inglés) en Estados Unidos, los bancos insistían con pagos mensuales bajos y préstamos más altos que podían obtenerse con créditos en moneda extranjera, sin explicar con frecuencia los riesgos que implican los movimientos del tipo de cambio.
             En segundo lugar, los bancos extranjeros contribuyeron a colocar a los prestatarios ordinarios en posiciones financieras especuladoras, que solo resultan sostenibles a través de una combinación de aumentos sostenidos de los precios de origen y una posible futura adopción del euro por parte de la economía huésped. Y en tercer lugar, esta actividad crediticia fue llevada a cabo y fomentada por el fácil acceso a fondos mayoristas baratos en los mercados de valores internacionales.
        La actual turbulencia financiera ha expuesto lo frágiles que se volvieron muchas economías de Europa Central y del Este como resultado de esto. El problema crediticio invirtió drásticamente los flujos de capital. Es probable que esto conduzca a devaluaciones que habrán de imponer costos prohibitivos al servicio de la deuda así como la insolvencia masiva de personas comunes y corrientes que tomaron préstamos aparentemente baratos en euros o francos suizos de bancos extranjeros "sofisticados". El Banco Mundial tiene buena parte de la responsabilidad por este resultado ***



4. Crisis 2007-2011                                                                                                          

               La crisis no es solo financiera, tampoco aparecio por obra de magia, esta ligada a decisiones monetarias que primero afectaron al sector real, sus efectos se trasladaron al sector financiero, que operaba sin un control adecuado, con consecuencias que perjudicaron al sector real y asi sucesivamente" nos indica el prf. Cesar Ferrari, en el libro “Tiempos de incertidumbre. Causas y consecuencias de la crisis mundial
1.Consecuencias de la guerra de Irak
La expansión económica produjo una inflación de demanda y las restricciones en la oferta mundial de materias primas (crecimiento precio metales) productos energeticos (crecimiento precio petroleo) y productos alimentarios produjo una inflación de costes. Los subsidios a los biocombustibles y la alta rentabilidad financiera disminuyeron las tierras para producir alimentos, provocando una alza de los precios de los alimentos.
-La guerra de Irak redujo la oferta de petróleo
-La guerra de Irak tiene un coste diario insostenible hasta para la primera potencia mundial


-Caso USA -La Hegemonia dolar-El Traslado de sus problelmas financieros y de deficit comercial a las otras economias
En el caso de USA, es vital conocer su evolución porque acaba afectando al resto de paises, al traspasar sus problemas financieros al resto de las economias, un pais sin ahorro, con apalancamiento brutal de credito respecto al PIB, superando los niveles del 29 (270 % decada gran depresion, 350 % actualidad) El deficit por cuenta corriente de USA, ha provocado un enorme crecimiento de las reservas monetarias a nivel mundial
-La sobrevaloracion de la construccion-en teminos reales mayor que en 29- implica que paralelamente hay una sobrevaloracion de los productos financieros. El ajuste tiene que ser abismal.
-Un crecimiento sin un buen control de la indiustria financiera, con una enorme cantidad de derivados financieros, cuya valoracion en manos del sector es 100 veces mayor que el PIB de USA.
-Burbujas en varios sectores,-burbuja global- no solo en el mercado de acciones e inmobiliario (muy superior a los años 20)
- Existencia de los desequilibrios globales,debido a los elevados déficit por cuenta corriente en países industrializados, como Australia, España, Reino Unido, y EE.UU (con un4,6% del PIB de déficit por cuenta corriente, equivalente al 1,4% del PIB mundial.) estos desequilibrios son financiados por los superávit por cuenta corriente por los países emergentes, actuan de prestamistas China,(28%) Japón (16%) la Zona del Euro (12%) Rusia ( 8%) otra parte de países asiáticos emergentes y países exportadores de petróleo..
Este trasvalse de recursos financieros de emergentes a países industrializados se realiza a través de la acumulación de reservas de divisas y de los fondos soberanos, mediante instituciones de titularidad pública.
Esta situación provoca gran inestabilidad, siguen a niveles bajo el flujo de financiación externa privada hacia EE.UU. pudiendo desestabilizar los mercados financieros internacionales y provocar una venta de activos denominados en dólares (anticipando una caída futura en sus precios) y un aumento de los tipos de interés a largo plazo en los EE.UU. y, en última instancia, obstaculizar la salida de la actual crisis económica global.
La balanza esta desequilibrada para Usa, el alto acoplamiento de la economia usa-china, que le dio buenos resultados en el pasado, ahora le puede pasar factura, si se infravalora el yuan frente al dolar, implicaria una perdida de competitividad de las empresas americanas, y aumentaria el elevado déficit comercial de los EE.UU. Las autoridades chinas ofrecen yuanes pero demandan dólares de manera masiva en los mercados de divisas. Posteriormente, estos activos en dólares acumulados por las instituciones públicas chinas son invertidos en deuda pública de los EE.UU. Si se aprecia el yuan, cae el precio de la deuda pública del Tesoro de los EE.UU., con un alza de sus rendimientos en el mercado secundario y despues en un futuro la elevación acelerada de los tipos de interés en todo el mundo. 
-Otro pais sin apenas ahorro y con un deficit comercial abismal, es España.


5- Expansion financiera                                                                                                          

           Los informes del BPI del año 2003 nos indican “la expansión económica de finales de los años 90 en Estados Unidos también produjo sus propios excesos, en términos de unas previsiones de beneficio demasiado optimistas,
 un rápido crecimiento del crédito y de los precios de los activos y unos balances corporativos "sobredimensionados"
         El fuerte crecimiento económico de estas dos ultimas décadas ha estado propiciado por una fuerte innovación financiera, con la fuerte expansión de los derivados financieros de forma global debido a la insuficiente regulación financiera. Los gobiernos no han supervisado ni regulado, confiando en la autoregulacion de los mercados monetarios y financieros.

-Los derivados financieros se reempaquedaban y se revendían una y otra vez, difundiéndose por todo el mundo, los bancos eran quienes contrataban a las calificadoras de riesgo, que debían certificar de forma objetiva su seguridad. Sin regulación ni de los derivados, ni de los bancos de inversión ni de las empresas calificadoras, el mercado financiero se convirtió en una bomba de relojeria.
En 2004, cegados por la recuperacion, El BPI , nos indica " El progreso técnico y la desregulación han contribuido a crear unos mercados más eficientes y flexibles, lo que, sumado a las mejoras en la gestión del riesgo y en la supervisión, explica en cierta medida el vigor sostenido de la economía ante recientes perturbaciones...."
 .
.....Sin embargo, la liberalización financiera podría haber contribuido al mismo tiempo a la tendencia que ocasionalmente se observa en los mercados financieros hacia el exceso de reacción y la acentuación de las propensiones cíclicas de la economía real. No menos importante resulta la mayor relevancia cobrada por la percepción subjetiva de la riqueza en las decisiones de gasto, dado que estos nuevos mercados permiten cada vez más obtener liquidez a partir de dicha riqueza
.
Esas percepciones subjetivas son de por sí difíciles de medir, pueden haberse derivado erróneamente de los datos fundamentales subyacentes y podrían defraudar más pronto que tarde. Todo ello dificulta la comprensión precisa del mecanismo de transmisión de la política monetaria.

Los informes del BPI, entre 1987-2004....Se preguntaban.....¿Será sostenible la expansión?
 
Aunque la mayoría de los analistas cree que la recuperación se ha asentado con firmeza prácticamente en todo el mundo, su sostenibilidad continúa recibiendo inusitada atención comentaban la opinión por un lado de “expertos” que decian “los mayores niveles de endeudamiento no constituyen un desequilibrio que haya que corregir” por que en el 2004 se aumento la productividad en Usa, pero otros expertos avisaban de que “A tenor de la magnitud y el alcance de los recientes cambios estructurales, algunos consideran que la evolución de la demanda de trabajo podría continuar rezagada, no sólo en Estados Unidos, sino también en otros países industrializado”…. los volúmenes de deuda familiar y empresarial acaben actuando como una rémora sobre el gasto dependerá en parte del nivel de los tipos de interés y del impacto del servicio de la deuda
. La inquietud al respecto tiene que ver con los desequilibrios externos y sus implicaciones para las perspectivas de crecimiento mundial. En concreto, el gasto de consumo y el correspondiente déficit por cuenta corriente en Estados Unidos se han financiado en última instancia con endeudamiento exterior. Las obligaciones de servicio de la deuda no han crecido hasta ahora en tándem con el volumen de deuda exterior, lo que ha respaldado en concreto el apetito por los activos denominados en dólares de Estados Unidos.
El verdadero peligro en las circunstancias actuales estribaría en que quedasen esas expectativas de crecimiento defraudadas, lo que podría generar una inoportuna escasez de financiación externa con efectos restrictivos.
La dinámica del proceso de ajuste externo también es probable que se vea alterada por dos nuevas circunstancias:
-La primera se refiere al volumen extremadamente alto de deuda denominada en dólares que se mantiene en carteras extranjeras. Los desequilibrios también caracterizan la evolución de la demanda interna china, el segundo pilar del actual crecimiento mundial .
Existen dos motivos de inquietud, derivados ambos del “recalentamiento” de la economía. El primero de ellos se refiere más bien al medio plazo. Así, buena parte del gasto de inversión en China lo han realizado las autoridades locales y las empresas públicas.
 En la medida en que estos prestatarios no estén motivados por las futuras tasas de rendimiento,será más probable que dichas inversiones acaben por no ser rentables.
También destaca que hayan venido acompañadas de unas tasas muy elevadas de crecimiento monetario y expansión del crédito, procedente de bancos públicos con escasa experiencia en la evaluación del riesgo crediticio. A comienzos de la década de los 90 se observaron fenómenos similares, que acabaron conduciendo a una brusca desaceleración de la actividad económica. La segunda y más inmediata inquietud es la creciente inflación en China.
Aunque en el pasado, la evolución de la inflación medida por el IPC no ha corrido del todo paralela a la de los precios industriales, actualmente éstos se están encareciendo con tal fuerza que ya se observan repercusiones en los precios de consumo. Las deficiencias asociadas a la reciente ampliación a nuevos productos hipotecarios del perdurable modelo de negocio basado en originar crédito y distribuir el riesgo. Otros, en cambio, vieron en el súbito deterioro de la coyuntura financiera y macroeconómica la contracción típica posterior a un período de auge del crédito. En verdad, diversos factores parecen sustentar esta segunda hipótesis: el fuerte crecimiento previamente registrado por los agregados monetarios y crediticios en todo el mundo, un período prolongado de bajas tasas de interés reales, el precio inusualmente elevado de numerosos activos (tanto financieros como reales) y la forma en la que los patrones de gasto en diferentes países (Estados Unidos y China en particular) reflejaban las distintas etapas de desarrollo financiero en que se hallaban (de fomento del consumo y la inversión, respectivamente).
Los bancos centrales de los principales centros financieros adoptaron sin excepción medidas para devolver la liquidez a los mercados financieros, si bien la senda de las tasas de interés oficiales difirió marcadamente según las circunstancias macroeconómicas de cada país. Hubo bancos centrales más preocupados por la inflación registrada que elevaron las tasas de interés oficiales, mientras otros, atentos a las presiones desinflacionarias que previsiblemente emergerían al desacelerarse el crecimiento, optaron por bajarlas.
El colapso respondió a causas tanto macroeconómicas como microeconómicas. Entre las primeras se incluyen desequilibrios financieros internacionales y un prolongado periodo de bajas tasas de interés reales; entre las segundas se cuentan problemas relacionados con los incentivos, la cuantificación del riesgo y la regulación
Algunas causas son inherentes al comportamiento humano, mientras que otras reflejaron fallos en las políticas aplicadas.
Hubo señales que advirtieron del peligro; algunas acertaron y otras no, pero la mayoría fueron en vano y es fácil entender por qué. Para poder comprender la naturaleza de muchos de los problemas, habría que haber contado con experiencia en una serie de eventos que por naturaleza son poco frecuentes. Además, puesto que el instrumental de políticas existente parecía funcionar tan bien, las profundas reformas que habrían necesitado los marcos de política monetaria y regulatoria se habrían topado en muchos países con dificultades prácticamente insuperables de orden político e intelectual.
Para entender esta situación se debe conocer que es un -contexto de información asimétrica -(explicación otros apartados de este blog) debido a que la política reguladora evito normar a los bancos de inversion y a los derivados financieros, se asumía la autorregulación. Tampoco se regulo a las calificadoras de riesgo, con conflictos de interesa con la calificación de los derivados que eran emitidos por los bancos que pagaban la calificación.
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6-*** Resumen historia

En el XVI, la entrada de metales preciosos procedentes de America, los pensadores escolasticos, constataron como se generaba un aumento de precios, esta generacion de proceso inflacionista con su vinculacion con el incremento de cantidad de dinero a la economia.
La Escuela de Salamanca (Domingo de Soto, Martín de Azpilicueta ) estudiaba como la entrada de metales preciosos generaba un aumento de la masa monetaria, se generaba una sensacion de riqueza que hacia aumentar la demanda de productos, y al mismo tiempo una subida de sus precios(dinamica inflacionista)
La teoria cuantitativa del dinero, estudio este proceso a finales del XVII, con autores como Locke, Hume o Cantillone. Los cuatro componentes de la teoria eran: cantidad de dinero,velocidad de circulacion,nivel de precios y volumen de transacciones ( M*V=P*T ) David Hume añadio a la teoria los habitos de la gente.

Para los ec. austriacos la solución es el rediseño del sistema financiero, impedir que el sistema bancario pueda expandir el credito sin base de ahorro real, exigiendo un coefiente de caja del 100 % para depositos a la vista. No serian necesarios los bancos centrales, segun los austriacos su funcion de interruptor bajar o ajustar tipo de interes no evita las crisis, las agrava.
En resumen: Es consecuencia del gran proceso de expansion crediticia, 7-10 % al año, proceso orquestado por bancos centrales. Cuando el ahorro no crecia. Hay un desajuste entre el consumo y el ahorro.

-Fuentes y referencias:
1--Crisis Asiatica
Informes BPI: Año 1998 : Causas crisis asiatica

http://www.bis.org/publ/ar98c01.pdf

2. -Crisis Japon
Año 2002: Japon.Informes BPI :http://www.bis.org/publ/arpdf/ar2002s1.pdf
Fuente:

- La gestión de crisis financieras: lecciones de la incapacidad de Japón Keiichiro Kobayashi -27 October 2008 Keiichiro Kobayashi -
Caballero, R., T. Hoshi, and A. Kashyap (2008). Caballero, R., T. Hoshi, y A. Kashyap (2008). "Zombie de préstamo y de reestructuración de depresión en el Japón." American Economic Review

Kobayashi, K. (2006). Kobayashi, K. (2006). "La incertidumbre de pago, la división del trabajo, y la disminución de la productividad en grandes depresiones." Review of Economic Dynamics, vol. 9, pp. 9, pp. 715—741. 715-741.
Es una variante de la conjetura de Ohanian que explica la disminución de la productividad observado en la Gran Depresión
La incertidumbre que causan las interrupciones de pago endógeno de la división del trabajo entre las empresas, reduce la productividad macroeconómica.

5. Analisis BPI 
Informe del BPI que hace un repaso a todo lo que ha sucedido,con duras críticas a varios agentes económicos entre ellos los Bancos Centrales por haber mantenido tipos de interés anormalmente bajos durante tanto tiempo.

www.bis.org/publ/arpdf/ar2008_1_es.pdf 

“La convulsión latente en los mercados financieros finalmente estalló el 9 de agosto de 2007, cuando varios bancos centrales se vieron obligados a adoptar medidas extraordinarias en un intento por restaurar el orden en el mercado interbancario. El desorden se desencadenó al suspender la recompra de sus participaciones un pequeño grupo de fondos que habían invertido en productos de financiación estructurada respaldados por hipotecas estadounidenses de alto riesgo (subprime ) de reciente novación. Nadie puede predecir con certeza cuándo o dónde acabará este desorden, cuya duración, alcance y efectos, cada vez más palpables sobre la economía real, han sorprendido a la mayoría de analistas, tanto del sector público como del privado.

En esta tesitura, se impone comprender qué está ocurriendo exactamente. ¿Cómo es posible que los problemas con las hipotecas de alto riesgo, un sector tan pequeño de los mercados financieros mundiales, hayan podido provocar tal alteración? ….. Hasta la fecha, el análisis de esta convulsión se ha centrado sobre todo en los segmentos del mercado en los que se originó, y en concreto en el papel que jugaron los nuevos productos financieros. Los partidarios de analizar «qué es distinto» han enfatizado las deficiencias en la manera en que se amplió el modelo bancario de originación y distribución del riesgo al sector hipotecario.
También han destacado el protagonismo que cobraron los productos financieros con estructuras muy innovadoras, su promoción por las agencias de calificación y el recurso a vehículos de inversión fuera de balance por bancos deseosos de reducir sus exigencias de capital regulador. Todo ello tiene su importancia y remite a útiles prescripciones para las políticas.
Ahora bien, este enfoque no hace sino complementar un análisis más fundamental que ayuda a explicar no sólo la reciente convulsión financiera, sino también el aumento de la inflación y la marcada retracción de numerosos mercados de la vivienda. Así, quienes centran el análisis en «qué sigue igual» trazarían paralelismos entre este periodo de convulsión financiera y económica y otros muchos anteriores. Los historiadores recordarían el largo periodo de recesión que comenzó en 1873, la desaceleración mundial de finales de los años 20 y las crisis japonesa y asiática vividas a comienzos y finales de la década de los 90 respectivamente.
En cada una de estas ocasiones, un largo periodo de intenso crecimiento crediticio coincidió con una pujanza cada vez más eufórica de la economía real y los mercados financieros, seguida de una súbita crisis y una prolongada desaceleración.
Prácticamente en todos estos casos hubo algún tipo de novedad económica o financiera que, considerándose precursora de una «nueva era», justificó esa rápida expansión del crédito y a la que se culpó después, como era de esperar, de la desaceleración sobrevenida. En este contexto, incluso lo que antes se ha identificado como «distinto» básicamente continúa siendo «igual».
A lo largo de las últimas dos décadas, parece que a la economía mundial le ha ido bastante bien. La inflación se ha mantenido en niveles muy reducidos en casi todo el mundo y, hasta hace relativamente poco, mostraba una notable estabilidad. Al mismo tiempo, el crecimiento ha sido en general elevado, alcanzando niveles récord en los últimos cuatros años. Junto a ello, las desaceleraciones económicas en las economías avanzadas han sido tan leves desde comienzos de los años 80 que le valieron a este período el galardón de «la Gran Moderación». Además, la enorme capacidad de reacción mostrada por estos países ante los recurrentes episodios de tensión en los mercados financieros se alabó como un indicador más del mejor funcionamiento de las economías. En concreto, se señaló el mantenimiento de la inflación en niveles bajos por parte de bancos centrales creíbles como un factor de estabilidad crucial en la mayoría de las economías avanzadas.
No obstante, la sola mención de turbulencias financieras lleva a dos interrogantes menos tranquilizadores. El primero es por qué parecen haber aumentado la frecuencia y la magnitud de estos episodios de tensión financiera. El segundo, motivado en concreto por los acontecimientos que rodearon al descalabro del hedge fund LTCM en 1998, es si el núcleo del sistema financiero mundial podría llegar a resultar tan vulnerable como su periferia. Los sucesos del último año han demostrado que ambos motivos de preocupación no son injustificados.
La reciente convulsión financiera se inició en el mercado estadounidense de hipotecas de alto riesgo y en los de sus productos estructurados. Las tasas de morosidad en el primero habían comenzado a elevarse a inicios de 2005, casi al mismo tiempo que empezó a caer el precio de la vivienda, aunque la respuesta de los mercados no llegó hasta principios de 2007, cuando los diferenciales de rendimiento de estos productos comenzaron a ampliarse y aumentaron las rebajas de su calificación crediticia, acelerándose este proceso bruscamente en agosto. Como ya se ha mencionado, el detonante estuvo en la decisión de unos pocos fondos de inversión de suspender el reembolso de sus participaciones, alegando la incapacidad de valorar sus complejos activos.
A partir de este pequeño germen, la convulsión financiera se propagó prácticamente por cada rincón del sistema financiero. A principios de agosto, la creciente inquietud por la valoración de los productos financieros complejos, unida a los riesgos de liquidez y de contraparte, ya había afectado negativamente a otros muchos mercados. El de productos estructurados basados en hipotecas prácticamente se colapsó, se produjo una desinversión masiva en pagarés de empresa garantizados (ABCP) y se contrajeron repentinamente los mercados interbancarios de colocaciones a plazo en las principales monedas.
Esto último se manifestó en forma de una brecha sin precedentes entre las tasas de interés oficiales previstas (para un horizonte de uno a tres meses) y las tasas a las que los principales bancos estaban dispuestos a prestarse entre sí. Aunque fue casi inevitable que las dificultades del mercado subprime acabaran repercutiendo en las instituciones financieras más activas en este mercado, la fuerza y la velocidad del impacto tomaron a casi todos por sorpresa.
Asimismo, estas perturbaciones en los mercados monetarios de corto plazo pronto comenzaron a dejarse sentir en otros segmentos, reforzadas por el creciente pesimismo sobre las perspectivas macroeconómicas y el aumento generalizado de la aversión al riesgo. Los rendimientos de los principales títulos de deuda pública de economías avanzadas industriales
cayeron bruscamente en un primer momento, al tiempo que se ampliaban los diferenciales de la deuda corporativa de alto riesgo y prácticamente se colapsaba el mercado de adquisiciones de empresas.
Si bien las cotizaciones bursátiles no reaccionaron de inmediato, acabaron por caer de forma significativa, en particular las de empresas financieras. En algunos países, especialmente en Estados Unidos, los precios de la vivienda soportaron crecientes presiones bajistas, al tiempo que empezaba a frenarse el mercado de inmuebles de uso comercial. Por último, la volatilidad creció imparable en la mayoría de mercados financieros, al igual que el costo de protegerse frente a ella.
Teniendo en cuenta el papel crucial desempeñado por bancos estadounidenses y europeos en el mercado subprime de Estados Unidos, no fue de extrañar que éstos comenzaran a anunciar pérdidas. Aún más sorprendente y preocupante fue la frecuencia con la que las pérdidas anunciadas se revisaban al alza y la divergencia entre bancos en sus porcentajes de pérdidas reconocidas sobre posiciones declaradas. Aun así, en un principio siguió confiándose en que los bancos contaran con capital suficiente para absorber estas pérdidas, sin temerse un deterioro significativo de las condiciones crediticias, ni mucho menos una contracción del crédito.
Sin embargo, este supuesto ya comenzó a cuestionarse en el tercer trimestre de 2007, conforme fue haciéndose patente que los balances de los bancos y sus correspondientes necesidades de capital aumentarían involuntariamente al hacerse efectivas cláusulas acordadas en contratos anteriores que estipulaban la provisión de liquidez.
Además, algunos vehículos de inversión financiera estructurada (SIV), creados por los bancos para mantener activos fuera de sus balances, hubieron de reabsorberse al agotarse sus fuentes de financiación propia. Con la llegada del nuevo año, la confianza volvió a deteriorarse —aunque más tarde se repondría transitoriamente— cuando algunos bancos internacionales anunciaron tanto su necesidad de recapitalizarse como la entrada en su capital de fondos de inversión soberanos. En marzo de 2008, la confianza volvió a sufrir un revés cuando Bear Stearns, un gran banco de inversión estadounidense, sufrió serias dificultades financieras a una velocidad pasmosa. Sin embargo, esta erosión de la confianza quedó contrarrestada con creces cuando la Reserva Federal facilitó la fusión de este banco con JPMorgan Chase, entidad aún mayor pero más sólida. Más recientemente, también ha empezado a temerse por la insuficiencia del capital de algunos bancos de mediano tamaño, especialmente en países donde éstos están muy expuestos a los sectores de la vivienda y la construcción.
Otras instituciones financieras también acabaron inmersas en este embrollo.
Los fondos de inversión en el mercado monetario registraron crecientes retiradas al inicio de la convulsión, aunque los inversionistas más tarde regresarían en busca de seguridad. Por consiguiente, estos fondos fueron volviéndose cada vez más conservadores y reacios a proporcionar financiación a plazo a los bancos. Los hedge funds, que dependen de su intermediario principal (prime broker ), tuvieron que aportar garantías adicionales al caer el precio de sus activos, y con mayor frecuencia según avanzaba el periodo. Muchos de ellos se vieron obligados a vender activos, contribuyendo con ello a la caída de los precios, y algunos incluso llegaron a quebrar. Algunas compañías de seguros y fondos de pensiones, pese a estar en cierto modo amparados por diferencias en las normas de contabilidad, anunciaron pérdidas sustanciales relacionadas con las hipotecas subprime y los productos estructurados sobre ellas. Acaso más preocupante fue que una serie de aseguradoras de caución (monolines), que tradicionalmente se han servido de su elevada calificación crediticia para garantizar las emisiones de bonos de prestatarios como administraciones estatales y municipales de Estados Unidos, vieran rebajada o amenazada su calificación debido a las garantías otorgadas para productos estructurados. De este modo, la preocupación por el riesgo de contraparte se extendió aún más.
En Estados Unidos se confió en un primer momento en que los problemas del sector subprime quedarían contenidos y que el gasto en consumo y la economía en general no se verían muy afectados. A la postre, ambas consideraciones resultaron poco realistas. El sector de la vivienda residencial se resintió sobremanera por la marcada caída de los precios de los inmuebles residenciales y la ingente acumulación de propiedades sin vender. Asimismo, al disminuir la riqueza de los hogares y aumentar el desempleo, retrocedió el gasto en consumo y la economía amenazó con entrar en recesión. De nuevo a raíz de la convulsión financiera, a finales de año comenzaron a observarse indicios de endurecimiento de las condiciones crediticias, en posible detrimento del gasto tanto de los consumidores como de las empresas. En otros países industriales avanzados, que habían quedado a salvo de las convulsiones aunque sólo fuera parcialmente, el crecimiento se mantuvo algo más firme. Por tanto, la previsión de consenso para Europa y Japón en 2008 se revisó a la baja menos que en el caso de Estados Unidos.
En algunos países europeos, se observaron indicios de que la relativa debilidad del gasto en consumo estaba frenando la demanda agregada. Aun así, las exportaciones desde Europa y Japón mantuvieron su vigor impulsadas en ambos casos por la demanda procedente de las economías de mercado emergentes. En este sentido destacan China y otras economías asiáticas, así como un gran número de países de América Latina, Oriente Medio y otras regiones que se beneficiaron de los mayores precios de las materias primas y la mejora de sus términos de intercambio.
Todo ello, unido al continuo crecimiento de las economías de mercado emergentes, centró la atención sobre la sostenibilidad de su demanda agregada. Hacia finales de 2007, se sugirió que estas economías no sólo podrían «desacoplarse» de Estados Unidos, sino que además la continua mejora de sus variables fundamentales y su falta de exposición al mercado subprime las habrían convertido de hecho en un refugio seguro frente a las turbulencias financieras que afectaban a otros países. Este optimismo generó inicialmente entradas de capital a gran escala en muchas de estas economías, que dieron un espaldarazo al precio de sus activos, incluso mientras éstos se desplomaban en otros lugares.
Sin embargo, al crecer la preocupación por el posible tenor de la desaceleración económica en Estados Unidos, comenzó a cambiarse de opinión. De hecho, examinada más de cerca la situación, se suscitaron dudas sobre el vigor a largo plazo de los mercados emergentes. En China, el extraordinario ritmo de crecimiento de la inversión en capital fijo, destinado en gran medida a la industria pesada en los últimos años, hizo temer una mala asignación de recursos con una repercusión más amplia sobre los precios mundiales de las materias primas y el medioambiente. En Oriente Medio se intensificó el temor a que algunos países estuvieran siguiendo planes de desarrollo estratégico similares que pudieran resultar en problemas de exceso de oferta. Por su parte, en Europa central y oriental los crecientes déficits en cuenta corriente de muchos países parecían cada vez más insostenibles.
Haciéndose eco de todas estas inquietudes y de la evolución financiera en otros lugares, los flujos de capital hacia estos países han comenzado a moderarse últimamente y, hacia mediados de mayo de 2008, las cotizaciones bursátiles habían abandonado sus máximos en una serie de países importantes.
El aumento de la inflación es otro de los factores que ha moderado el optimismo sobre un crecimiento sostenido, no sólo en las economías de mercado emergentes, sino también en las industriales avanzadas. El encarecimiento de los alimentos y la energía ha desatado esta evolución, pero sin duda las presiones inflacionistas se detectan ahora en un frente más amplio. Aunque es difícil estimar la «brecha» entre la oferta y la demanda mundiales, ésta parece haber sido muy reducida a finales de 2007.
De hecho, los precios pagados por algunas economías avanzadas para importar productos desde China, que habían caído durante la última década, recientemente han ido aumentando de forma considerable y hay motivos para creer que seguirán haciéndolo. En países cuyas monedas se han depreciado en los últimos tiempos, como Estados Unidos y el Reino Unido, es muy probable que empeoren las presiones inflacionistas subyacentes.
Este cóctel de crecientes presiones inflacionistas y turbulencias financieras que desaceleran la demanda admite diversas interpretaciones. Por un lado, si el menor crecimiento se considerase suficiente para mantenera raya la inflación mundial, aunque fuera con cierto retardo, la situación podría considerarse positiva. Por el otro, la desaceleración mundial podría resultar mucho mayor y duradera de lo preciso para mantener controlada la inflación, pudiendo incluso desembocar en deflación, lo que evidentemente sería menos deseable. Por desgracia, si se tienen en cuenta las posibles interacciones entre el debilitamiento de la economía real, el elevado endeudamiento de los hogares y la enorme tensión sobre el sistema financiero, esta última hipótesis, pese a improbable, no puede descartarse del todo.
Buscando una Explicación a los Sucedido:
Numerosos académicos han conjeturado sobre las causas de los reiterados periodos de tensión que durante siglos han dejado su marca en el entorno financiero. Los estudios del economista Hyman Minsky en los años 70 parecen especialmente pertinentes a las circunstancias actuales. Minsky advirtió que un continuo empeoramiento de las condiciones crediticias durante años acabaría culminando en un momento de reconocimiento y retroceso (lo que algunos han llamado «el momento Minsky») en el que la liquidez del mercado se evaporaría.
Sin embargo, la crisis de liquidez no era para él más que un síntoma del problema crediticio subyacente, dado que la liquidez del mercado siempre depende decisivamente de la continua disponibilidad de financiación. Irving Fisher, por su parte, pintó un panorama similar de deterioro de las condiciones crediticias en su célebre trabajo sobre los orígenes de la Gran Depresión. Por último, otros teóricos de preguerra advirtieron sobre el peligro de que una calificación errónea del crédito provocara burbujas en los precios de los activos, desviaciones insostenibles en los patrones de gasto y la inevitable desaceleración económica.
Corroborando todas estas inquietudes, en los últimos años se han puesto claramente de manifiesto una serie de tendencias económicas y financieras inusuales. La primera ha sido el rápido crecimiento del dinero y del crédito,
en un contexto de una inadecuada valoración del riesgo de forma generalizada.
Las elevadas tasas de crecimiento monetario y crediticio registradas en todo el mundo en los últimos tiempos son el resultado de la interacción de la política monetaria, el tipo de régimen cambiario por el que optaron algunos países e importantes modificaciones en el propio sistema financiero.
Tal vez habría que empezar señalando que las tasas de interés oficiales en las economías industriales avanzadas han sido en los últimos tiempos extraordinariamente bajas comparadas con sus niveles de posguerra, debido a la ausencia de presiones inflacionistas significativas. Esto fue posible gracias a la mayor credibilidad de los bancos centrales durante años, aunque también al coincidir alteraciones positivas por el lado de la oferta muy relacionadas con la globalización con una menor demanda de inversión en algunos países (como Alemania y Japón) tras periodos de expansión excesivamente rápida.
Podría haberse esperado que esta orientación de la política monetaria hubiera generado una depreciación generalizada de las monedas de las economías industriales avanzadas, en especial del dólar de Estados Unidos, respecto a las de las economías de mercado emergentes. Sin embargo, en muchas de estas últimas, las presiones alcistas sobre sus monedas se contrarrestaron durante largo tiempo con un grado equivalente de relajación de la política monetaria y la intervención masiva en los mercados de divisas.
Es probable que lo primero haya contribuido al alza del precio de los activos y al mayor gasto en los mercados emergentes y que lo segundo, a través de la inversión de las reservas oficiales de divisas, haya facilitado aún más la disponibilidad de financiación en las economías industriales avanzadas. De este modo, el estímulo monetario al crecimiento crediticio fue adquiriendo dimensión mundial.
Con todo, es innegable que los cambios en el sistema financiero a lo largo de los años también han contribuido de forma importante al desenlace de los acontecimientos. En concreto, las numerosas innovaciones relacionadas con la propagación del modelo financiero basado en originar y distribuir riesgos han tenido una enorme influencia. Innovaciones recientes como los productos financieros estructurados se consideraron en un principio una buena manera de repartir los riesgos asumidos. Sin embargo, la forma en la que se introdujeron empeoró significativamente la calidad de la calificación del crédito en muchos mercados y produjo una clara falta de transparencia, lo que acabó generando una enorme incertidumbre sobre el volumen real de las pérdidas y su distribución. En efecto, las innovadoras técnicas financieras de «empaquetamiento» y redistribución de riesgos hacían que éstos fueran más costosos pero menos probables, al menos durante algún tiempo. En la práctica, esto suponía que los riesgos inherentes a los nuevos préstamos parecían desaparecer, elevando con ello las calificaciones, hasta que reaparecían de  repente al materializarse una pérdida totalmente inesperada.
También es un hecho que, antes de las recientes turbulencias, los precios de numerosos activos financieros se situaron en cotas inusualmente elevadas durante un periodo prolongado. La tasa de interés de los títulos del Tesoro de Estados Unidos (la inversa de su precio) fue tan baja durante tanto tiempo que el Presidente de la Reserva Federal la tildó de «enigma». Asimismo, las primas por riesgo de otros títulos de deuda soberana, bonos corporativos de alta rentabilidad y otros activos de riesgo cayeron hasta mínimos históricos. Las acciones de empresas de las economías industriales avanzadas continuaron generosamente valoradas (por no decir sobrevaloradas) y la revalorización bursátil en muchos mercados emergentes fue espectacular.
Los precios de la vivienda alcanzaron niveles récord en casi todos los países, a excepción de Alemania, Japón y Suiza, que aún se estaban recuperando de los excesos inmobiliarios de los años 80 y principios de los 90. Hasta los precios de los vinos de prestigio, las antigüedades y los sellos de colección se dispararon. Igualmente, el costo de protegerse frente a movimientos de los precios de mercado (inferido de la volatilidad implícita) se mantuvo en niveles excepcionalmente bajos durante muchos años. En principio, podrían esgrimirse los indicadores fundamentales para explicar cada una de estas tendencias, pero en honor al principio de parsimonia (la «navaja de Ockham»), cabe destacar que todas ellas también podrían explicarse a partir de una abundante disponibilidad de financiación a bajo precio.
Por último, también es un hecho que los patrones de gasto en algunos países se han desviado sustancialmente de sus tendencias seculares. En Estados Unidos y otras grandes economías, la tasa de ahorro de los hogares cayó hasta mínimos históricos y a menudo estuvo acompañada de crecientes déficits en cuenta corriente, mientras que en China se produjo un incremento masivo e igualmente insólito de la inversión fija. Al igual que en el caso de los precios de los activos, estos patrones concuerdan con una amplia oferta de crédito barato.
En suma, los hechos precedentes invitan a pensar que las dificultades en el mercado subprime fueron el detonante, y no tanto la causa, de todas las alteraciones que siguieron. Asimismo, también sugieren que los problemas venideros podrían ser de magnitud mucho mayor de lo que muchos anticipan. Por último, la preponderancia de la rápida expansión monetaria y crediticia en esta explicación de los acontecimientos también cuadra con el reciente aumento de la inflación mundial y, posiblemente, con el repunte de las expectativas de inflación.
En este entorno tan complejo, es obvio que las autoridades monetarias tendrán dificultades para mantener al mismo tiempo la estabilidad de precios, un crecimiento real significativo y la estabilidad financiera. Igualmente, es obvio que cada autoridad podría extraer sus propias conclusiones sobre los instrumentos de política necesarios a tal efecto, lo que a su vez podría repercutir en la evolución de los tipos de cambio, complicando con ello aún más las decisiones de estos órganos.

 
Año 2000: Los problemas de la nueva era :

Analisis BPI, del 2004
Año 2009: la crisis financiera mundial


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