(Este artículo es la traducción al español del publicado hace unos meses en Mapping Ignorance y resume, usando a menudo sus propias palabras, un trabajo de Baker, Bloom y Davis publicado recientemente en el Quarterly Journal of Economics).
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A la economía no le gusta la incertidumbre. O así dice una frase repetida a menudo por los agentes económicos. El análisis económico ha formalizado esta idea al menos desde los trabajos teóricos de Friedman (1968) y Bernake (1983). Estos y otros autores encuentran efectos dañinos en el crecimiento y la inversión causados por la incertidumbre en las políticas monetarias, fiscales y regulatorias. Las fuentes de incertidumbre no se limitan a las políticas gubernamentales; el precio del petróleo, la amenaza de guerra o la inestabilidad política también genera incentivos para que las empresas retrasen sus decisiones de inversión y contratación, y también para que los hogares recorten el gasto como precaución. Cuando la incertidumbre desaparece también lo hacen estas decisiones cautelares. Sin embargo los modelos económicos, incluyendo los más modernos, encuentran efectos negativos y relaciones entre la incertidumbre política y la volatilidad de los mercados de valores, entre otros efectos. La literatura empírica sobre este tema es bastante reciente. Por ejemplo, Julio y Yook (2012) encuentran que la inversión cae cuando hay elecciones generales, Durney (2010) encuentra que las inversiones empresariales responden menos a las cotizaciones bursátiles en años electorales, Brogaard y Detzel (2015) encuentran que la incertidumbre política reduce los rendimientos de los activos, y Handley y Limao (2015) muestran que la incertidumbre en la política comercial retrasa la entrada de empresas.
Baker, Bloom y Davis presentan un trabajo más ambicioso (aquí una versión de libre acceso). Primero desarrollan un índice de incertidumbre económica que no es específico para una forma de incertidumbre, y a continuación muestran evidencias de cómo los resultados a nivel de empresa y agregados evolucionan en los picos de incertidumbre política.
Los autores construyen el índice de incertidumbre política (EPU, según sus siglas en inglés) para los años 1985 en adelante en los EE.UU. Para ello miden la frecuencia con la que grupos de palabras clave aparecen en los periódicos (por ejemplo, buscan artículos que contienen la palabra “economía”, “incertidumbre” y alguna de las palabras “Congreso”, “déficit” y otras de ese estilo). El índice se extiende hacia atrás en el tiempo usando los archivos de los seis mayores periódicos y con él destacan el Gold Standard Act de 1900, los comienzos de las guerras más importantes, la conferencia de Versalles, la introducción de las nuevas y más importantes medidas de los presidentes Hoover y Roosevelt, las elecciones presidenciales más reñidas, los ataques terroristas del 11/9 y los debates sobre el techo de deuda, entre otros acontecimientos. El índice también muestra una tendencia al alza desde los años 60. Con una metodología similar también construyen índices para otros 11 países. Finalmente, los autores desarrollan índices para categorías de políticas específicas en los EE.UU. usando criterios más restrictivos de búsqueda, seleccionando “salud”, “cuidados sanitarios” y “hospital” como palabras clave adicionales para centrarse en la incertidumbre en el sector sanitario, por poner un ejemplo.
Para comprobar la robustez de los índices, primero se contrastan con los índices ya existentes cuando estos se aplican y también con otras medidas de incertidumbre política. También comprueban que si el índice está sesgado hacia periódicos de izquierda o derecha las diferencias serían, en todo caso, pequeñas. Una última prueba compara el índice desarrollado automáticamente con un índice generado por inspección humana de 12.000 artículos seleccionados aleatoriamente entre los periódicos más importantes. Se encuentra una gran correlación entre los dos índices y también que las pequeñas discrepancias no están correlacionadas con el crecimiento del PIB ni con los niveles de incertidumbre.
Para relacionar el índice de incertidumbre así construido (EPU) con el comportamiento económico, los autores siguen un enfoque micro y otro macro. El enfoque micro aprovecha las diferencias en las empresas en su exposición a ciertos aspectos de las políticas públicas, principalmente compras de bienes y servicios, y usa datos del Registro Federal de Contratos y del gasto gubernamental. El estudio muestra que las empresas más dependientes del gasto del gobierno experimentaron mayor volatilidad en sus cotizaciones en bolsa cuando la incertidumbre política era alta y reducían sus tasas de inversión y las contrataciones cuando esta incertidumbre aumentaba. También se mostraba que la volatilidad más altas de las cotizaciones y las mayores caídas de inversión y empleo estaban correlacionadas con los picos de incertidumbre política, sirviendo como prueba de que la incertidumbre política (y no la incertidumbre en general) era la variable causal. Finalmente, también encuentran que las empresas en los sectores de defensa, salud y finanzas son especialmente vulnerables a la incertidumbre medida por su índice específico, lo que confirma el valor de estos índices.
Un ejemplo de la magnitud de la relación entre el índice de incertidumbre y las políticas es el siguiente. El índice EPU subió 85,6 puntos (lo que supone un crecimiento grande) entre 2006 y 2012. Para una empresa que vende el 25% de su producción al gobierno federal las estimaciones implican un descenso de la inversión de 0,68 puntos porcentuales, que es cerca de una sexta parte de la tasa de inversión mediana de estas empresas (el 4,2%). También implica una caída de la tasa de crecimiento del empleo anual de 4,6 puntos, también un efecto grande comparado con la tasa media de crecimiento anual de 3,4% para las empresas en la muestra.
El enfoque macro usa modelos econométricos estándar que explotan la variaciones en las series temporales del índice para cada uno de los 12 países en los que se calcula. Los resultados en EE.UU. indican que un cambio en el índice equivalente al crecimiento del índice desde 2006-06 a 2011-12 es el preludio de una disminución del 6% en la inversión bruta, 1,1% de la producción industrial y un 0,35% del empleo. Un análisis econométrico con datos de panel de los 12 países arroja resultados similares. Los resultados macroeconómicos están en consonancia con trabajos anteriores que se centraban en fuentes más específicas de incertidumbre, como la electoral.
Los autores consideran tres posibles interpretaciones de los resultados: (i) un cambio al alza en el índice se corresponde con un shock no previsto de incertidumbre política que causa un deterioro de los resultados macroeconómicos. (ii) Un cambio al alza en el índice está captando malas noticias en el panorama económico que no están bien reflejadas en otras variables de los modelos econométricos, y esas malas noticias causan un incremento en el índice, lo que provoca efectos perniciosos en la economía. Según esta interpretación, el EPU amplifica y propaga un impulso causal que se origina en otra parte. (iii) El índice EPU no desempeña ningún papel como impulso o como mecanismo de propagación; en lugar de ello simplemente actúa como un resumen estadístico útil para recoger información que no se encuentra en otras variables del modelo. Puesto que la tercera interpretación es difícil de reconciliar con los resultados del enfoque micro, los autores proponen que la incertidumbre política tiene efectos causales negativos según una de las dos primeras interpretaciones. Es también interesante anotar que los resultados econométricos pueden infravalorar la importancia de los shocks de la incertidumbre de las políticas, incluso en la primera interpretación, puesto que otras variables del modelo pueden responder a las noticias sobre la incertidumbre futura antes de que se recojan en el índice EPU.
En un nivel más profundo el papel causal de la incertidumbre en las decisiones políticas es potencialmente sutil. Instituciones y regímenes de decisión política sólidos generan respuestas predecibles, incluso frente a grandes shocks negativos. De esta manera, buenas instituciones y mecanismos de decisión reducen el alcance de las distintas políticas para ser fuente de incertidumbre o, a través de decisiones inciertas, amplificar y propagar los efectos de otros shocks.

José Luis Ferreira

http://nadaesgratis.es/jose-luis-ferreira/los-efectos-de-la-incertidumbre-en-la-economia