Este artículo es una traducción y adaptación de uno publicado en Mapping Ignorance. Se publica aquí con permiso de los editores de los dos portales.
La Economía, entendida como ciencia o disciplina, también tiene sus descubrimientos. En esta entrada expongo uno de mis favoritos, referido a la educación. Es mi favorito, entre otras cosas, porque en su día me parecía cogido de los pelos y sin evidencia empírica. Parece que estaba equivocado.
Uno de los aspectos en los que la Economía moderna se distancia más del paradigma neoclásico es el tratamiento de la información tras los trabajos de Akerlof, Spence y Stiglitz, quienes ganaron merecidamente el premio Nobel por sus contribuciones. Algunos modelos teóricos se introdujeron para explicar fenómenos económicos que no encajaban bien en la vieja teoría, como el mercado de cacharros (bienes usados de baja calidad) de Akerlof. Con otros modelos la interacción entre teoría y observación es la contraria. Spence estudió el tratamiento de la información en el mercado de trabajo y encontró algunas consecuencias inesperadas, como que la educación puede servir para señalar las habilidades del trabajador (siendo de esta manera contrapuesta o complementaria a otros usos como la adquisición de capital humano o consumo). En este artículo revisaré alguna de la evidencia empírica de esta posibilidad teórica.
Primero debe entenderse cómo funciona la señalización. La manera más sencilla es aislar su efecto en un modelo simple. Para ello Spence considera una situación en la que la habilidad de los futuros empleados está dada y no cambia con la educación, de esta manera la educación no puede ser usada para adquirir capital humano y tener mejores salarios. Además, asume que la educación es costosa de obtener y que no reporta beneficios por sí misma, eliminando también su uso como consumo. En estas condiciones parece que la educación no servirá para nada. Sin embargo Spence encuentra que si la habilidad propia es conocida por el empleado pero no por el empleador y que si el coste de adquirir la educación es menor para los empleados con mejores habilidades, entonces puede existir un equilibrio en el que los empleados se educan solo para poder señalar que son de altas habilidades. Los de baja habilidad no se educan porque para ellos es muy costoso y el aumento de salario en caso de hacerse pasar por trabajadores más hábiles no compensa el coste de la educación. Si este es el caso los empleadores pueden tener la certeza de que los empleados con educación son realmente los que tienen también altas habilidades, completando así las condiciones para que la situación sea un equilibrio. Hay quien no entiende bien este ejercicio de aislar el efecto señal y critica sin conocimiento que este sea todo el efecto que se le atribuye desde la Economía, pero este es otro tema.
Una de las características de la señalización es que implica una inversión mayor en educación que en una situación sin señalización. Para entenderlo nótese cómo en el modelo anterior si la habilidad fuera observable nadie invertiría en educación y la situación sería óptima. Así, la estrategia para encontrar evidencia empírica de la señalización se concentra en detectar sobreinversiones en educación y en estudiar si se deben o no al efecto señal. De manera alternativa uno espera que haya un retorno de la educación más alto en los sectores donde la señalización tiene un papel comparado con sectores en los que la productividad es más fácilmente observable.
Riley presenta uno de los primeros trabajos que encuentra evidencia para la hipótesis de la señalización usando datos laborales de diferentes sectores del la oficina del Censo de EEUU para los años 1971-75. La idea básica es considerar las diferencias de las rentas vitales entre las distintas ocupaciones y verificar que no puedan explicarse únicamente con la hipótesis tradicional y que, en cambio, sean consistentes con las implicaciones de la hipótesis de la educación como señal. Sin embargo, el propio autor reconoce que los datos del estudio son limitados. Más importante todavía es que los datos son también compatibles con el hecho de que las distintas ocupaciones conlleven distintos riesgos. Otras estimaciones de la época adolecen de problemas similares.
Las cosas comenzaron a ponerse interesantes cuando Lang y Kropp usaron un enfoque distinto y examinaron las propiedades de estática comparativa de las diferentes hipótesis, tarea nada fácil por cuanto a menudo hacen las mismas predicciones. Sin embargo hay una diferencia cuando uno considera los efectos de la enseñanza obligatoria. Según la hipótesis de señalización un incremento en la edad de enseñanza obligatoria implica que aquellos no afectados por la medida (los que ya se educaban hasta esa edad) también aumenten sus años de escolarización. En cambio, según la hipótesis del capital humano este no debería ser el caso. Usando datos de los años en los que ocurrió este experimento natural en los EEUU entre 1910 y 1970, Lang y Kropp muestran que hay, en efecto, evidencias de la hipótesis de la señalización.
Bedard estudia otro experimento natural. Dentro del modelo de capital humano las universidades locales proveen alternativas a bajo precio para la educación superior y, en consecuencia, hacen aumentar la matrícula universitaria. En el modelo de señalización pueden, además, aumentar la tasa de abandonos en la enseñanza media. Esto es así porque si es más fácil ir a la universidad y los estudiantes de mayores habilidades van en una mayor proporción, entonces la habilidad media de las personas que solo tienen estudios medios se reduce y de esta manera el incentivo para tener el título de enseñanza media se reduce también para aquellos que no tienen perspectivas de llegar a la universidad. Esto produce una tasa mayor de abandonos. Siguiendo esta línea, Bedard estudia los efectos de la presencia de universidades locales en la tasa de abandonos de la enseñanza media y encuentra que la predicción teórica se sustenta con los datos. En particular, el tanto por ciento de aumento en el abandono de los estudios medios es por lo menos un 33% del tanto por ciento del incremento en las matrículas universitarias, algo que no deberíamos observar según las hipótesis alternativas.
Para que la señal sirva su propósito las decisiones de educarse y de contratar deben ser lo más libres posibles, puesto que las regulaciones sobre políticas educativas o sobre el mercado de trabajo pueden reducir los incentivos a usar la educación como señal. Con esto en mente, Heywood y Wei examinan uno de los mercados de trabajo más competitivos del mundo, el de Hong Kong, para estimar los retornos de la educación en dos sectores donde la teoría predice diferentes usos de la educación. Los autónomos, especialmente aquellos que no necesitan la señal de la educación frente a sus clientes, es el grupo en el que la señalización no debe ser una consideración. En la otra parte estará el grupo de los empleados por cuenta ajena, que deben señalar su habilidad a los empleadores, y de autónomos como médicos y abogados, que deben señalar su habilidad a los clientes. En suma, los autores encuentran que los retornos a de la educación tanto secundaria como vocacional y universitaria son sustancialmente menores para los autónomos y sugieren que esto es indicativo del papel de la educación como señal.
Uno de los últimos trabajos en esta área viene de DeVaro y Waldman, quienes extienden el modelo de señalización para cubrir las promociones dentro de la empresa. Encuentran que la promoción de un empleado puede verse por otra empresa como una señal de su habilidad. Para prevenir que esta otra empresa atraiga al empleado recién ascendido, la promoción debe incluir un incremento salarial mayor del que se observaría en caso de que no hubiera efecto señal. Esta distorsión creada por la señal decrece con la importancia del capital humano específico para la empresa. Los autores pasan después a investigar estas predicciones usando un conjunto de datos que cubren la historia interna del mercado de trabajo de una empresa mediana en el sector de servicios financieros durante un periodo de veinte años. Su investigación empírica sostiene la hipótesis de que la señalización es importante para entender las diferencias entre las prácticas de promoción para los trabajadores con títulos universitarios de grado y de máster, mientras que la evidencia para aquellos con título de enseñanza media o de doctorado la evidencia no es clara.
Por supuesto, el efecto señal puede coexistir con los efectos de demanda de educación como capital humano o consumo. De hecho, alguno de los trabajos mencionados encuentran como un resultado adicional de su investigación, evidencia de que el mundo es así de complicado.
Me gustaría terminar con una sugerencia. En España hemos vivido en épocas recientes la apertura de nuevas universidades y nuevos campus en ciudades donde hasta ese momento no había. Podría replicarse el trabajo de Bedard usando datos de abandono en la enseñanza media en esas ciudades y en otras que sirvan de control. Ahí lo dejo por si a algún investigador especializado en análisis empíricos le parece interesante, por lo menos como tema de una tesis doctoral.
http://nadaesgratis.es/jose-luis-ferreira/evidencias-de-la-educacion-como-senal