El orden mundial en el siglo XXI: una perspectiva de policy planning
Ricardo López-Aranda.
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Índice
Un mundo en cambio – 3
(1) Tendencias globales – 3
(2) Redistribución del poder – 8
Orden mundial – 8
Realidades regionales – 11
(3) Una agenda global para el siglo XXI – 18
(a) Políticas económicas para el crecimiento y el empleo – 19
(b) Mayor equidad (incluida la igualdad de género) – 19
(c) Cooperación en materia migratoria – 20
(d) Acción contra el cambio climático – 21
(e) Legitimidad internacional en la resolución de conflictos – 22
Para concluir – 23
(1) Tendencias globales – 3
(2) Redistribución del poder – 8
Orden mundial – 8
Realidades regionales – 11
(3) Una agenda global para el siglo XXI – 18
(a) Políticas económicas para el crecimiento y el empleo – 19
(b) Mayor equidad (incluida la igualdad de género) – 19
(c) Cooperación en materia migratoria – 20
(d) Acción contra el cambio climático – 21
(e) Legitimidad internacional en la resolución de conflictos – 22
Para concluir – 23
Un mundo en cambio
Contrariamente a lo que uno podría intuir, el trabajo de lo que en el mundo anglosajón se conoce como policy planning
y en España ha dado en llamarse análisis y previsión no es tratar de
adivinar correctamente lo que deparará el futuro. Eso sería inútil e
incluso contraproducente, ya que una visión prefijada del porvenir puede
convertirse rápidamente en un sesgo cognitivo que impida reconocer
nuevos patrones y cambios inesperados.
Su tarea es más bien la de proponer líneas de acción
política que permitan prevenir evoluciones futuras. Por ejemplo, es
difícil prever si tendrá lugar una carrera de armamentos nucleares, pero
es posible señalar que las condiciones para que esto suceda están cada
vez más presentes y, por lo tanto, se puede y debe subrayar la
relevancia de las estrategias preventivas, como el acuerdo con Irán en
materia nuclear. Además de tratar de resistir la tentación de ofrecer
visiones del futuro sacadas de una bola de cristal, el policy planner
se enfrenta a un segundo desafío, que es el de proponer acciones que
responden a tendencias a largo plazo, cuando los operadores políticos
suelen centrarse en una realidad que se desarrolla en el corto plazo.
En todo caso, aunque ya ha quedado claro que estas líneas
no tienen por objeto ofrecer una foto fija del mundo venidero, sí que
hay una cosa sobre el futuro que se puede anticipar de entrada sin temor
a equivocarse, y es que el futuro será bastante diferente del presente
que conocemos, y diferente de maneras que nos resultan difíciles de
aprehender en la actualidad. En efecto, las características del tiempo
presente tienden a percibirse como permanentes, pero si miramos hacia
atrás, veremos que lo que consideramos ahora como normal sería
considerado increíble hace sólo unas pocas décadas, y es probable que
esta tendencia se acelere.
El ritmo de cambio actual es extremadamente rápido en
comparación con los períodos anteriores de la historia humana,
caracterizados por la estabilidad económica, política y tecnológica. En
un mundo enormemente interconectado, acontecimientos conocidos como
“cisnes negros”, que pueden poner la realidad patas arriba, son cada vez
más probables. Y las tendencias a largo plazo, que solían ser bastante
estables, también apuntan a un cambio global.
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Ricardo López-Aranda
Director de la Oficina de Análisis y Previsión, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación | @RLAranda
Director de la Oficina de Análisis y Previsión, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación | @RLAranda
El presente documento de trabajo es parte de una obra
colectiva impulsada por la Oficina de Análisis y Previsión del
Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil. Las opiniones expresadas en
él son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan
necesariamente la posición del Ministerio de Asuntos Exteriores y de
Cooperación de España.
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