La renta de los españoles se estanca y aumenta la brecha con otros países

 En el mercado, las empresas más competitivas, porque tienen unos menores costes de producción (laborales, tributarios, etc.), como las danesas, se imponen sobre las que soportan mayores costes, como las españolas. Lo que comporta que generen más PIB per cápita que las españolas.




La renta de los españoles se estanca y aumenta la brecha con otros países


«Lo importante es saber qué debe ser observado», escribía Edgar Allan Poe en su novela 'Los asesinatos en la calle Morgue'. Fue el primer relato de detectives propiamente dicho y el primer misterio de 'habitación cerrada' donde hay que resolver un enigma solo con observación y análisis. En economía, casi todos los datos son importantes pero el relato cambia según lo que se observe. El Producto Interior Bruto (PIB) en España crece más que la media de la zona euro, especialmente en los últimos dos años. Pero si lo observamos desde otro punto de vista, el PIB per cápita a precios constantes (descontando el efecto de la inflación), vemos que España está estancada desde hace quince años, con fluctuaciones a lo largo de esta década y media, pero con un resultado final casi igual al del inicio.

El PIB per cápita, es decir, la producción nacional dividida por el número de habitantes, sólo ha crecido un 1,77% respecto a 2007 en España, un pequeñísimo aumento frente al incremento del 14,6% experimentado por Alemania o la subida del 15,6% registrada en Estados Unidos entre 2007 y 2022 (datos del Banco Mundial en moneda nacional constante). Prácticamente no ha crecido el PIB por habitante en España y la brecha respecto a otros países se ha agrandado: ahora es un 35% inferior al de Alemania y alrededor del 60% menor al de Estados Unidos.

Esto explica por qué los hogares no notan mejoría económica aunque crezca el PIB. «Las familias lo que perciben es que su poder adquisitivo o capacidad de compra apenas ha avanzado», explica Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas. «Nos hemos vuelto más pobres», reconoce Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research. «Todos en general estamos peor porque, aunque hemos mantenido el empleo, nuestros salarios no han subido tanto como los precios», explica Cardoso

«Las familias lo que perciben es que su poder adquisitivo o capacidad de compra apenas ha avanzado»

Raymond Torres

Director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas

Porque ambas situaciones se dan: la economía española crece más que la media europea y seguirá haciéndolo este año, cuando las previsiones apuntan a que España crezca el 2% frente al 1,2% de la zona euro, mientras aumentan aumenta la población en riesgo de pobreza (26,5% del total, según el INE). Nuestra brecha en renta por habitante en relación con los principales países europeos y con Estados Unidos tiene como principal causa que nuestra productividad es más baja. Ser más productivos permitiría obtener más ingresos con el mismo esfuerzo.

Y la productividad es baja porque no hay suficiente inversión y falta eficiencia en la organización de las empresas. La inversión en equipamiento de las empresas es débil, está por debajo del nivel prepandemia, señala Torres, y el pequeño tamaño de las empresas no ayuda para lograr una gestión más eficiente. La tercera pata para ser más productivos es la formación, el acercamiento entre el sistema educativo y el laboral, que ya ha mejorado, y donde pueden lograrse avances tangibles, según el director de Coyuntura de Funcas.

Un estudio de Rafael Doménech y Jorge Sicilia, responsable de análisis económico y director de BBVA Research, respectivamente, recogía que la Formación Bruta de Capital Fijo por persona en edad de trabajar en España en el tercer trimestre del año pasado se situó en 2.217 euros, un 5,3% menos que en 2001. Por el contrario, la media de la Unión Europea fue de 3.282 euros, un 35,6% más que en 2001 y un 48% más que en España. Según este informe, las causas de la menor inversión se encuentran principalmente en el aumento del gasto público y de la presión fiscal.

La economía española es capaz de integrar a muchas personas porque está muy basada en la fuerza laboral. Aunque la tasa de paro ha mejorado sustancialmente en los últimos años, sigue siendo más alta que la media europea. Solo con que la tasa de paro española –que se ha mantenido en las últimas cuatro décadas en el 16% en promedio, aunque ahora esté por debajo del 12%– convergiera durante un periodo prolongado al 8% –promedio europeo de los últimos años– se podría reducir la brecha en renta a la mitad, señala el economista jefe de BBVA Research.

Más del 70% del aumento de la población activa se explica por los inmigrantes que han venido y porque están incrementando su participación laboral, explica Cardoso. Está por determinar si la búsqueda de empleo por parte de quienes hasta ahora no lo hacían se debe a 'buenas razones' (se ofrecen mejores salarios y compensa ponerse a trabajar) o por 'malas razones' (no llegan a fin de mes por la subida de la cesta de la compra y es necesario otro salario más). El coste de la vivienda, que crece por encima de la inflación, es tal vez el elemento de mayor presión. Un informe del Banco de España publicado esta semana señalaba que los hogares han recurrido a aumentar las horas trabajadas para hacer frente a la inflación en mayor medida en España que en la eurozona.

En los dos últimos años el total de ocupados ha crecido en más de un millón de personas y más de la mitad de ese incremento corresponde a población extranjera. Según la EPA, hay tres millones de ocupados extranjeros de un total de 21,2 millones de trabajadores. La inmigración está permitiendo a las empresas expandir plantillas, cuando hace año y medio era un problema cubrir vacantes. Esta disponibilidad de fuerza laboral es una ventaja comparativa de España respecto a otros países como Alemania. La inmigración permite que los costes laborales no suban tanto, mejora la competitividad española y dinamiza la economía. Tal vez por esa competitividad se ha disparado el interés por adquirir empresas españolas de transporte, consultoría, financieras, de telecomunicaciones o tecnológicas.

«Nos hemos vuelto más pobres. Todos en general estamos peor porque, aunque hemos mantenido el empleo, nuestros salarios no han subido tanto como los precios»

Miguel Cardoso

 

Hay quien explica el empuje de la economía estadounidense en que los europeos, y entre ellos los españoles, prefieren consumir más ocio, mientras que los norteamericanos prefieren trabajar más horas. Por supuesto, detrás de ello está la regulación laboral europea y que en Estados Unidos no existe el Estado del bienestar que Europa ha levantado desde la Segunda Guerra Mundial, especialmente en sanidad y pensiones públicas.


Cambian los hábitos de consumo

En todo caso, se está produciendo un redireccionamiento del gasto hacia el ocio y servicios por encima de los bienes (como ropa o automóviles, que son dos de los artículos que más han reducido su peso en la cesta de la compra). Es uno de los efectos del teletrabajo: ya no se necesitan tantos trajes para ir a la oficina ni tener dos vehículos o ni siquiera uno.

Este cambio en las pautas de consumo hacia el ocio, el turismo y los servicios, que se está produciendo a nivel global, tienen beneficios especialmente pronunciados en países como España. Hay una reconversión hacia nichos de mayor calidad, al tiempo que aumentan las exportaciones de servicios no turísticos de alto valor añadido. El reto es asentar un modelo económico basado en la productividad que mejore realmente el poder adquisitivo de los hogares.


La renta de los españoles se estanca y aumenta la brecha con otros países | El Correo

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