I+D+i, Quo Vadis Spain?
de Jose Ignacio Conde-Ruiz (@conderuiz)
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El principal problema de la economía española es sin duda la ausencia
de productividad. El siguiente gráfico muestra dos cosas. Primero, la
productividad del trabajo, medida como PIB por trabajador, prácticamente
sólo aumenta cuando se destruye empleo, es decir por el puro efecto
composición al subir porque los trabajadores menos productivos
(normalmente con contrato temporal) son despedidos. Segundo, la
Productividad Total de los Factores, que mide como mejora el proceso
productivo, normalmente gracias a la mejora tecnológica, prácticamente
no ha crecido en las últimas décadas.
Tasa de variación de la Productividad: PIB por trabajador vs Productividad Total de los Factores (TFP)
Fuente: Conde-Ruiz y García (2019)
Hay pocas cosas que generan tanto consenso entre los economistas como
la importancia de la I+D+i para mejorar la productividad. Por lo tanto,
cualquier gobierno que mire al futuro con responsabilidad o luces
largas, debería tomarse muy en serio la inversión en I+D+i. Y aquí es
donde quería llegar. En algún momento o bien habrá gobierno y se
presentarán los Presupuestos Generales del Estado o bien habrá
elecciones y los partidos presentarán sus propuestas sobre gasto en I+D.
En cualquiera de los dos casos, pido a los lectores que echen un
vistazo al gasto en I+D.
Básicamente, en los Presupuestos Generales del Estado hay dos partidas sobre el I+D+i, que como nos advirtió Anxo aquí, debemos mirar detenidamente.
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Los gastos financieros (o capítulo 8 en los PGE) en
I+D+i, que no son más créditos para realizar I+D. Me imagino que serán
créditos en mejores condiciones que ofrece el mercado, pero son fondos
que hay que devolver. Y los gastos no financieros (o
capítulos en 1-7 en los PGE) en I+D. Esto es lo que se gasta realmente
en I+D, bien sea en organismos, personal o ayudas directas. Son fondos
que no hay que devolver. Un análisis de la evolución de ambas partidas
nos da una idea de cómo de estratégica es para un determinado gobierno
la inversión en I+D+i.
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Antes del verano se presentó el magnífico Informe anual de COTEC,
que desde el año 1996 nos da una completa visión de la situación de la
I+D+I en España, a través del análisis de los principales indicadores
nacionales, autonómicos e internacionales. Creo que la frase en su
preámbulo lo dice todo: “De los datos de esta edición, podemos
destacar que, en 2017, tras seis años de caída, el esfuerzo en I+D
aumentó una centésima, alcanzando el 1,20 % del PIB, el mismo esfuerzo que ya teníamos en 2006. Más allá de este dato poco hay que celebrar.”
Sostienen que prácticamente todo el esfuerzo del avance lo hace el
sector privado (con tres años de incremento), pero que a pesar de ello
no somos capaces de reducir la brecha con la Unión Europea. Que en el
sector publico el crecimiento de la inversión en I+D está por debajo del
crecimiento del PIB. En fin, un desastre y nos estamos quedando atrás.
En este post no voy a entrar en la inversión en I+D privada, sin duda
clave para el avance tecnológico del país, y me voy a centrar en la
inversión I+D publica.
Pues, veamos cómo han evolucionado ambas partidas desde el año 2000.
Gasto financiero en I+D+i. Debemos distinguir entre
el gasto presupuestado (o el que se pinta inicialmente en los PGE) y
el que finalmente se ejecuta (o que efectivamente se usa). El gasto
financiero en I+D presupuestado alcanzó su pico en el año 2010 con un
0,53% del PIB. Mientras, que el ejecutado, el que realmente se concedió,
alcanzó su pico un año antes, con el 0.37% del PIB en 2009. Es
sorprendente, como ha puesto de relieve la Fundación COTEC
en múltiples ocasiones, cómo la ejecución del gasto no financiero de
I+D ha pasado de cifras en torno al 90% en los años antes de la crisis, a
un ridículo 19,7% en 2018.
Fuente: IGAE.
Gasto no Financiero. En este caso las tasas de
ejecución son más altas, aunque sorprende que también hayan caído. Por
ejemplo, eran del 94% en 2009 y ahora son del 87,4% en 2018. Pero es
aun más deprimente, si cabe, ver su evolución. El gasto directo en I+D
ejecutado (presupuestado) era del 0,43% (0,45%) del PIB en 2009 y en
2018 es del 0,20% (0,21%) del PIB. Es decir en un década se ha reducido a menos la mitad.
Fuente: IGAE.
En el siguiente grafico vemos la inversión real en I+D, es decir, el gasto ejecutado de los PGE desde el año 2000.
Claramente desde la crisis, la I+D+i ha dejado de ser un objetivo
prioritario para España, perdiendo peso con respecto al PIB año tras año.
Fuente: IGAE
Luego, nos preocupamos por el futuro, por el bajo valor añadido de
muchas de las actividades y de los empleos creados, la baja
productividad, y de por qué estamos perdiendo el tren tecnológico, pero
si al final nos estamos gastando un 0,2% del PIB en gasto real o no
financiero en los PGE, menos de la mitad que hace 10 años ¿qué
queremos?
Creo que hay varias lecciones que debemos sacar de estos datos, y a
las que debemos prestar atención cuando se presenten los próximos
Presupuestos Generales del Estado (o se hagan propuestas programáticas):
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1. No se puede sumar el gasto financiero y el no financiero como cifra global del gasto en I+D+i.
Como hemos dicho, son dos cosas totalmente distintas, una es una ayuda
directa y la otra es un crédito. Y, si estas dando un crédito, que se
tiene que devolver, no es gasto publico en I+D. Es como si pido una
hipoteca para comprarme un piso y pienso que el piso me lo paga el
banco. Que son dos cosas distintas es bien conocido en el Ministerio de
Hacienda, pues el gasto financiero afecta íntegramente al déficit
público y la otra, el gasto no financiero, al ser un crédito,
prácticamente muy poco (tan solo una estimación de la tasa de mora). A
este respecto, ¿qué sentido tiene, anunciar una cantidad en gasto
financiero, si luego se va a ejecutar sólo el 20%?. El único argumento
que encuentro es que permite inflar la cifra de gasto total al presentar
los PGE, y todo ello si afectar al déficit. Por este motivo se deben
presentar por separado.
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2. Hay que mirar a la cifra ejecutada y no a la cifra presupuestada.
Normalmente se gasta mucha tinta en analizar los presupuestos en el
momento que se presentan, pero muy poca en ver como se han ejecutado al
cabo de un año. Esto es muy importante en el caso de la I+D, pues como
se ve, bajando la ejecución se consigue un recorte en el gasto de forma
encubierta. Esto ha ocurrido con el gasto no financiero, y, aunque en
menor medida, también con el gasto financiero.
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3. La cifra real de gasto público en I+D es principalmente la que aparece en gasto no financiero.
Solo hay una salvedad y es cuando el crédito que se concede va a una
CCAA, pues en este caso si sería gasto público. Lamentablemente, no
sabemos cuánto del gasto financiero va a las CCAA, pues no se publica,
aunque sospechamos que será muy escaso. Luego, en este sentido el gasto
en I+D+i de los PGE en 2018 fue del 0,2% del PIB, menos de la mitad que
hace 10 años. ¿Por qué no aumentamos el gasto no financiero y reducimos
el gasto financiero que apenas se ejecuta? Esta medida ayudaría sin duda
a la I+D+i, sobre todo a la investigación base, o a la que se realiza
principalmente en las universidad o los centros de investigación. Todo
el mundo entiende que la ciencia o investigación básica, es la más
importante pues es la que consigue incrementar el conocimiento de la
realidad. Y esta investigación no se realiza con créditos que hay que
devolver, pues conlleva siempre un mayor riesgo de monetizarse o de
arrojar beneficios inmediatos.
En definitiva, si nos queremos tomar en serio la productividad y el
avance tecnológico de nuestra economía, lo primero que debemos hacer es
tomarnos en serio la I+D+i. Desde las universidades y los centros de
investigación hemos visto un deterioro en los fondos destinados a la
I+D+i, que en muchos casos están ausentes y en otros son cantidades cada
vez más ridículas. Los datos que hemos visto nos dan la razón, pues se
gasta menos de la mitad que hace 10 años. Confíemos tener pronto un
nuevo ejecutivo que se tome en serio la I+D+i y, en la presentación de
sus presupuestos veamos una subida sustancial del gasto en I+D+i. Ojala
veamos como se alcanzan los niveles de I+D previos a la crisis y sobre
todo que no nos tomen por tontos, dándonos la cifra sumando los gastos
financieros.
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