La reforma regulatoria post-crisis dificilmente podra resolviendo el problema del riesgo sistémico periódico,porque según la historia el riesgo es persistente y resistente a los esfuerzos regulatorios por eliminarlo. La innovación financiera continuará paralelamente al arbitraje regulatorio.
Las decisiones de pago e inversión deberían tener en cuenta las dimensiones de riesgo a más largo plazo, si los retornos parecen anormalmente altos durante un período prolongado, probablemente lo sean, y es probable que algo –aunque no sepamos con anticipación qué- los haga bajar. Esto es particularmente relevante para los grandes inversores que, a diferencia de los operadores, no pueden ignorar completamente los factores macroeconómicos fundamentales sin abandonar una diversificación razonable. Los inversores en valores exitosos pueden mitigar el riesgo eludiendo lo que consideran valores sobrevaluados. No obstante, no son invulnerables, porque hasta las valuaciones justas –o, de hecho, las subvaluaciones- no están exentas de las presiones a la baja de una crisis o el reajuste de los precios de los activos después de un aumento del riesgo sistémico.
_las inversiones ilíquidas limitan la capacidad de los inversores para ajustar sus portfolios en respuesta a advertencias tempranas de un aumento del riesgo sistémico. Segundo, en tiempos de apremio generalizado, los portfolios líquidos crean oportunidades de inversión, ya que los precios deprimidos de los activos (muchas veces en exceso) se combinan con la capacidad para invertir mientras que otros no pueden hacerlo o no lo harán. Esto significa que la liquidez tiene un valor potencialmente significativo, que aumenta cuando surgen problemas sistémicos. Este valor debería “sumarse” al retorno que se atribuye a las varias clases de activos líquidos en tiempos “normales”, afectando así el atractivo relativo de los activos líquidos e ilíquidos –e influyendo en las elecciones de asignación de activos hechas por varios tipos de inversores.
Todo esto subraya la necesidad de nuevas cotas de referencia para desempeño y compensación que influyen en la vulnerabilidad a un riesgo sistémico periódico, con especial atención en la deuda y la liquidez. Una deuda baja y una liquidez alta deberían tenerse en cuenta para evitar una alteración del flujo de caja, asegurando una mayor flexibilidad para ajustar la asignación de activos y creando oportunidades después de una crisis.
Tal vez más importante, los retornos de corto y mediano plazo, especialmente durante períodos en los que son altos, no deberían tomarse como señales precisas de retornos de largo plazo. Las estrategias de inversión no deberían basarse en la presunción de que todos los tiempos son tiempos “normales”, y que la inestabilidad periódica es anormal. Los desafíos de evaluar el riesgo sistémico y el momento exacto en que se produce la inestabilidad son sólo eso –desafíos, no razones para ignorar el fenómeno.
fuente: Spencer
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