CIUDADANIA PÚBLICA Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (Alcoberro,Giner, PHILIP PETTIT)


"Toda teoría democrática que no preste atención honda a la presencia cívica en el ámbito público es incompleta. Lo privado público es un componente crucial de la estructura lógica de la buena politeya. Por consiguiente, la distinción tradicional entre una ciudadanía activa (encuadrada en partidos) y otra pasiva (y hasta indiferente o apática), es pobre. La calidad de una democracia depende asimismo de la textura y la actividad pública presente en la sociedad civil" Salvador Giner

http://www.alcoberro.info/V1/republica6.htm

Lo privado público: Altruismo y politeya democrática

Las reflexiones que siguen se fundamentan en tres supuestos. Primero, el de que la ciudadanía es posible, progresivamente posible, siempre que se consolide dentro de una politeya republicana. Otras formas de politeya democrática, la liberal pura, por un lado, y la comunitarista, por otro, son incompatibles con la plena ciudadanía universal –para los miembros de una politeya determinada, ya que no se trata aquí aún de ciudadanía cosmopolita- aunque no lo sean con una ciudadanía más o menos restringida . Segundo, parto también del supuesto de que la teoría republicana de la ciudadanía sólo puede avanzar si indaga las condiciones socioestructurales de la fraternidad –en especial las que son adversas a una plena ciudadanía de todos- y propone soluciones para mejorarlas. En otras palabras: ni la filosofía política ni la ética del republicanismo, bastan. Es menester hacerse también con una sociología de la fraternidad. Y argumentar desde esa sociología. Tercero, para medrar, la ciudadanía exige un nivel mínimo, una masa crítica, de homogeneidad jurídica y de afinidad cultural dentro de una misma sociedad. (Amén de un mínimo de condiciones de vida que permitan al ciudadano, libre de penuria, pensar en la cosa pública como algo potencialmente suyo.) Un supuesto adicional, de carácter metodológico, que va más allá de estos tres criterios, es el de que es la ciudadanía activa -es decir, participativa en la esfera de lo público- la que da una medida de la calidad democrática que posee una politeya. La bondad y florecimiento de la res publica de la ciudadanía se calibra, en consecuencia, por la vitalidad y peso de la ciudadanía en el conjunto del cuerpo político. No sólo cuentan, para la democracia republicana, el imperio de la ley, la representación parlamentaria, las libertades garantizadas y la independencia de la voluntad ajena arbitraria –para decirlo con Baltasar Gracián - sino que es necesaria también una ciudadanía proactiva.

" La ciudadanía requiere una cultura moral y política única. Con el necesario tacto y debido respeto por la diversidad, ciudadanos y autoridades republicanos (laicos, racionalistas, y sobre todo proactivos, es decir, solidarios) deben saber que la creación de ese espacio público común, ese palenque republicano es una condición necesaria para el ejercicio de la virtud pública, es decir, de la fraternidad y el buen gobierno democráticos. Por eso la educación de la población en el espíritu de la ciudadanía, la enseñanza de la ciudadanía, debe ser un objetivo prioritario en toda politeya democrática y avanzada "

‎"...una democracia multidimensional es aquella que sus procesos de representación y participación no se agotan en las instituciones definidas en la constitución-elecciones, partidos, asambleas-si no que se plasman también en asociaciones cívicas, es decir voluntarias, altruistas" Lo privado publico-Altruismo y politeya democrática- Salvador Giner .

“La conclusión que quería alcanzar con las presentes razones es que un modo sugestivo de mejorar esta situación es equilibrar tanto la política democrática y la empresa industrial o mercantil con la reformulación del altruismo, la solidaridad y la fraternidad a través de la actividad voluntaria de la ciudadanía”

“Lo interesante es que los modos tradicionales de lo privado---bien el logro individualista y competitivo, conseguido en la liza del mercado laboral, corporativo y honorifico, bien el logro del dominio intimo y la búsqueda de solitaria de plenitudes—no son incompatibles con un tercer modo expresivo, el que se vuelca hacia lo publico sin socavar el albedrio del ciudadano ni convertirlo en un homo politicus profesional”

“El refuerzo y la expansión del asociacionismo cívico permite que las gentes participen en el reino de lo publico sin comprometer su voluntad privada. Esta participación fomenta, como consecuencia inmediata las otras dos virtudes de la politeya democrática, la libertad y la igualdad”  “La participación cívica significa libertad de acción, para cualquiera que desee entrar en ella y una reducción de la desigualdad  para quienes reciben los beneficios así como para quienes la practican”  “…el asociacionismo altruista satisface los requisitos más estrictos de una ciudadanía activa. Articula e integra a la ciudadanía dentro del cuerpo político por medios distintos a los de una urna electoral, la manifestación en la plaza publica y los ruegos políticos a los gobernantes. No existe mejor expresión de la ciudadanía genuina que la participación voluntaria de las gentes en el reino de lo publico por medio de la acción social altruista”
Fuente: Lo privado publico: Altruismo y politeya democrática
Salvador Giner, sociólogo, 1984
Articulo entero en:
http://www.alcoberro.info/pdf/giner4.pdf
http://www.alcoberro.info/V1/republica1.htm

Orígenes siglo XIV
Francesc Eiximenis
http://www.alcoberro.info/pdf/republica5.pdf

PHILIP PETTIT desarrolla un modelo de sociedad que define como republicanismo, cuyo principio básico es la no dominación y, por tanto, la libertad.
…. la idea del ciudadano que exige respeto y considera inadmisible que alguien o algo tenga el derecho de decidir sobre su vida y su libertad, sea un individuo o una institución, lo que requiere un Gobierno es humildad, la suficiente como para crear los mecanismos sociales de control independiente que exige una república, sea sobre los medios de comunicación públicos, sea apoyar y articular organizaciones no gubernamentales de mujeres, de consumidores, de minorías, y no sólo darles apoyo económico y legal, sino hacerlas realmente independientes y fuertes, y después ser lo suficientemente humildes como para aceptar que estos mismos cuerpos que han ayudado a crear se conviertan en sus peores críticos, en los más duros. Para eso se requiere una gran virtud, porque a todos los gobiernos les cuesta mucho aceptar la crítica, y más aún de sus propias creaciones.

En España el republicanismo se asocia con la idea de derrocar a la monarquía...
PHILIP PETTIT No se trata de destronar a las monarquías. Es la idea de que una persona no puede ser dueña de otra. Tiene su origen en la Roma clásica y puede seguírsele la pista en el Renacimiento y en los movimientos de finales del siglo XVIII en Inglaterra y en América. Consiste básicamente en no tener dueño, en ser libre. En la Inglaterra del siglo XVIII, quienes se consideraban republicanos usaban el término “commonwealth”, en el sentido latino de “res publica”, ----de bien común----, pero estaban satisfechos con la idea de una monarquía constitucional. Jean-Jacques Rousseau dice que una monarquía en la que el rey-- está sometido a la ley y en la que funciona un Estado de derecho---, debe ser llamada república. Podríamos llamarlo ciudadanismo porque lo que lo define es la diferencia entre súbdito y ciudadano. En política, lo más importante es la libertad, porque la libertad significa no ser súbdito de nadie, ni de un poder público ni de un ciudadano privado.

Creo que la tradición auténticamente republicana es el federalismo, en el sentido de que tiende siempre a dividir el poder, de modo que el poder público nunca sea en sí mismo un poder dominante, sino que se perpetúe el proceso de control y equilibrio.

¿Cómo se mantiene la dignidad y se reclama respeto en un contexto de claras desigualdades económicas?
R. El republicanismo, en lo que respeta a las relaciones entre los ciudadanos, incluye que todo el mundo debe estar protegido contra la pobreza; que todo el mundo debe tener acceso a cobijo y vestido, y disponer de las capacidades básicas para llevar una vida económica dentro de la sociedad. El cómo deba hacerse, si por medio de un sistema de seguridad social o por el de unos ingresos mínimos asegurados, como algunos apuntan, es una cuestión de los detalles políticos. Pero sí que tiene que haber provisiones contra la pobreza para que los individuos no sean dominados por los que tienen más dinero.
P. ¿Cómo se adaptan los valores republicanos al proceso de globalización?
R. La globalización puede ser positiva con dos condiciones: que sea justa, que cuando se les pide a los países pobres que firmen un acuerdo para liberalizar las telecomunicaciones, éstos puedan a su vez exigir acuerdos globales en los terrenos que les interesen. El caso de la agricultura es el más claro. El cultivo del algodón, por ejemplo, se asocia a los países pobres, pero Estados Unidos es uno de los mayores productores, y mientras el Gobierno norteamericano no deje de pagar esas enormes subvenciones a sus productores de algodón, no habrá justicia con los países pobres. Y lo mismo sucede con la política agrícola de la Unión Europea. Si no es así, no se le puede llamar globalización, aunque atreverse a tocar estos privilegios sea electoralmente muy difícil. La segunda condición es establecer un control sobre las grandes compañías multinacionales, a las que la globalización ha dado un poder enorme que les permite chantajear a Gobiernos y sociedades. Las grandes corporaciones se han convertido en reales poderes de dominación, exactamente en un modelo antirrepublicano. Hay un proverbio irlandés que dice: “No hay fuerza más que en el número”. Lo esencial es que los gobiernos creen las redes que les permitan controlar estas empresas y obligarlas a jugar con determinadas reglas, no con las que ellas imponen ahora.
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fuente: El País, Madrid 25 de julio de 2004
http://www.alcoberro.info/V1/republica4.htm
http://www.alcoberro.info/V1/republica1.htm
Bibliografia;
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‘Sociedad Civil’, en E. Díaz y A. Ruiz Miguel Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía: Filosofía Política II, vol. 10, pp.117-146. Giner, S. (1998) ‘Verdad, tolerancia y virtud republicana’ M. Cruz, comp. Tolerancia o barbarie Barecelona: Gedisa, pp. 119-140. Giner, S.( 2000)
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‘La estructura social de la libertad republicana’, en J. Rubio-Carracedo, J.M. Rosales y M. Toscano, comps. Retos pendientes en ética y política Madrid: Trotta, pp. 65-86. Giner, S. (2003) Carisma y Razón Madrid: Alianza Giner, S. y Pérez Yruela, M. (1979)
La sociedad corporativa Madrid: CIS. Giner, S. y Sarasa, S. (1997) comps. Buen gobierno y política social Barcelona: Ariel. Giner, S. y Tàbara, J.D. (2004) ‘Diversity, Civic Virtues and Ecological Austerity’, International Review of Sociology,  Gracián, Baltasar El Criticón,  Kaldor, M. (2003) Global Civil Society: A Answer to War Cambridge: Polity. Lockwood, D. (1964) ‘Social Integration and System Integration’, G.K.  Sánchez Mejía, M.L. (1992) Benjamin Copnstant y la construcción del liberalismo posrevolucionario Madrid: Alianza Shils, E. (197) ‘Primordial, Personal, Sacred and Civil Ties’ , en E. Shils Selected Essays University of Chicago, Department of Sociology. Tönnies, F. (1979) Comunidad y asociación Barcelona: Península
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Hacia una sociedad civil mundial Madrid: Taurus
John Keane, entiende  que la «sociedad civil global» expresa una nueva concepción del mundo, la difundida por los movimientos pacifistas y ecologistas, a la vez nacionales y cosmopolitas, que destacan la pertenencia de todos a la especie humana y la necesidad de lograr para ella un sistema mundial de cooperación, solidaridad y equilibrio
- Vidal Beneyto, J. Hacia una sociedad civil mundial Madrid: Taurus
http://www.fes-web.org/publicaciones/res/archivos/res03/07.pdf 

1 comentario:

Juliana Luisa dijo...

Me parece muy interesante todo lo que aquí se indica. Hacen falta ciudadanos bien informados y bien formados (en espíritu crítico). Para eso es necesario que los ciudadanos tengan tiempo libre para cambiar puntos de vista y aprender a ser ciudadanos, no súbditos, como dice Federico Mayor Zaragoza.

Un saludi

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