Economia
del bien común
C. Felber
Libro a la venta 1 de junio EBC
Nadie debe volver a decir que en la economía y en la política no
hay alternativas al capitalismo y a los caminos erroneos del socialismo real.
La “Economía del Bien Común” es una respuesta profunda a la crisis, en
muchos aspectos, del presente: bolsas financieras, desempleo, pobreza, cambio
climático, migración, globalización, desmonte de la democracia, pérdida de los
valores y del sentido. La "Economía del Bien Común" de Felber se basa
- como una economía de libre-mercado - en las empresas privadas y la iniciativa
individual, no obstante, las empresas no se esfuerzan en competir entre ellas
para el aumento financiero, sino que cooperan para alcanzar la meta del bien
común mayor posible - un nuevo principio fundamental.
La Economía del Bien Común
La edición en español, "La Economía del Bien
Común", saldrá a la venta a partir del 1 de junio
2012, bajo la editorial Deusto del Grupo Planeta.
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Eventos Economia del Bien Comun -Junio 2012
Conferencias y presentación del Libro: Christian Felber y Ana
Moreno sobre la Economía del Bien Común y su aplicación práctica en España:
Día 4 de junio 2012 de 19:30 a 21:30 en Barcelona,
-Localización: Fábrica Moritz--
Las Conferencias son gratuitas y de libre entrada. No se
realizará registro, se cubrirá el aforo por orden de entrada.
Eventos EBC Junio 2012
Conferencias y presentación del Libro | Christian Felber y Ana
Moreno sobre la Economía del Bien Común y su aplicación práctica en España:
Día 4 de junio 2012 de 19:30 a 21:30 en Barcelona,
-Localización: Fábrica Moritz | Información
Cursos para empresas aplicación del Balance del Bien Común en
España
Día 4 de junio 2012 de 16:00 a 19:00 en Barcelona Localización:
Fábrica Moritz
http://www.gemeinwohl-oekonomie.org/es/kalender/
http://www.gemeinwohl-oekonomie.org/wp-content/uploads/2012/03/Conferencia-Econom%C3%ADa-del-Bien-Com%C3%BAn_Barcelona_04-04-121.pdf
Información cursos para empresas:
http://www.gemeinwohl-oekonomie.org/wp-content/uploads/2012/03/Curso-Balance-del-Bien-Com%C3%BAn_Barcelona_04-06-123.pdf
Inscripciones: Ramón Morata, Laura Zerpa y Begoña
Vigo
barcelona@economia-del-bien-comun.es
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http://www.youtube.com/watch?v=KjmU5lqo3xY&feature=share
Las Conferencias son gratuitas y de libre entrada. No se
realizará registro, se cubrirá el aforo por orden de entrada.
Cursos para la aplicación del Balance del Bien Común en España:
Día 4 de junio 2012 de 16:00 a 19:00 en Barcelona, Localización:
Fábrica Moritz|
Información cursos para empresas
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http://www.gemeinwohl-oekonomie.org/wp-content/uploads/2012/03/Curso-Balance-del-Bien-Com%C3%BAn_Barcelona_04-06-123.pdf
Inscripciones: Ramón Morata, Laura Zerpa y Begoña Vigo
barcelona@economia-del-bien-comun.es
Inscripción cursos: Ramón Morata
barcelona@economia-del-bien-comun.es
Información: Ana Moreno,
ana.moreno@economia-del-bien-comun.eswww.economia-del-bien-común.org
POR UNA ECONOMÍA DEL BIEN COMUN
Stefano Zamagni
Sinopsis: Stefano Zamagni,
profesor de Economía Política en la Universidad de Bolonia y en la John Hopkins
University, es uno de los principales exponentes de la corriente de pensamiento
conocida como economía civil.
Los doce capítulos que forman este libro, que se corresponden
con otros tantos trabajos elaborados a lo largo de los últimos años por el
autor, explican por qué el concepto de bien común ha ido desapareciendo del
lenguaje económico y su puesto ha sido ocupado por otros conceptos como bien
público, bien privado o bien total, provocando cierta confusión
conceptual.
Se habla de bien común cuando cada uno realiza su interés junto
al de los demás y no sin contar con los demás, como ocurre con el bien público,
o en contra de los demás, como ocurre con el bien privado. Recuperar la
idea de bien común supone recuperar la relacionalidad en economía, dando
protagonismo a principios como el de reciprocidad, abandonados en la fase
capitalista de la economía de mercado.
Una propuesta valiente para construir un nuevo modelo económico
que considere el interés general, que valore la idea de comunidad y que persiga
el bien de la sociedad. Llevada al terreno político, la propuesta se
transforma en una vigorosa apuesta por la democracia deliberativa.
Un libro, en definitiva, para pensar e idear en lo concreto un
futuro distinto, más inclusivo y más digno del ser humano.
Han dicho de él
Prólogo de Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía de la
Universidad de Valencia. Directora de la Fundación ÉTNOR
La economía, esa “ciencia lúgubre” de la que hablaba Thomas
Carlyle, quiso convertirse en algunas de sus corrientes en una ciencia
imperialista que invade todos los ámbitos de la vida humana, y cabe preguntarse
si en esa empresa ha tenido éxito o si no ha sido así. Pero de lo que no cabe
duda es de que la actividad económica, como preocupación, ha colonizado el
conjunto de la vida cotidiana. Los ciudadanos se despiertan con noticias sobre
la prima de riesgo, el aumento del déficit, la enésima caída de las bolsas, la
subida o bajada de los tipos de interés, el doloroso crecimiento del desempleo,
la situación de las hipotecas y las pensiones. Los periódicos dedican a la
economía y la empresa secciones diarias, pero también suplementos dominicales
en los que colaboran firmas acreditadas en la materia, las tertulias de
televisión o radio discuten acaloradamente sobre asuntos económicos, y los
gobiernos no duermen pensando en la situación económica de sus respectivos países,
hasta el punto de que están dispuestos casi a cualquier cosa con tal de
conseguir estabilidad.
Ciertamente, si durante siglos la metafísica pretendía explicar
la estructura más profunda del universo, parece que la economía le ha
sustituido, al menos en lo que hace a las cosas humanas. Ser analfabeto en
economía es hoy en día vivir fuera del mundo.
Por eso es muy de agradecer que especialistas en la materia de
la talla del Profesor Stefano Zamagni ofrezcan al público libros de economía
como el presente, accesibles al común de las gentes por su claridad expositiva,
muy bien documentados porque su autor es un profesional de prestigio en el
ámbito económico del saber y el obrar, y además libros propositivos y
esperanzadores: algo se puede hacer para humanizar la economía –es el mensaje-,
y no sólo se puede, sino que se debe hacer, si es que las personas queremos
conquistar esa felicidad a la que inevitablemente aspiramos.
Stefano Zamagni, Profesor de Economía Política en la Universidad
de Bolonia y en la John Hopkins University, es sin duda uno de los economistas
europeos más reconocidos en el nivel internacional, bien apreciado por la
propuesta que viene diseñando y ofreciendo desde hace años, una propuesta de la
que es buena muestra el presente libro y que hunde sus raíces en la tradición
del humanismo cívico, tal como surgió en los siglos XIII y XIV en algunas de
las ciudades italianas.
Lo que Zamagni denomina humanismo cívico se construye en la
naciente economía de mercado que va perfilándose en esos siglos y conforma un
arropamiento muy adecuado para que la economía sea una ciencia humana y
humanizadora, una economía civil. Civil por ser civilizadora del mercado, por
ser propia de la ciudad en su conjunto y porque la sociedad civil es su clave última.
En efecto, a través de la economía civil se persigue el bien
común, no sólo el privado, y es ésta una empresa imposible de llevar adelante
si no es contando con gobernantes y ciudadanos que cultivan las virtudes
cívicas. Podríamos decir con Philip Pettit que esas virtudes configuran la mano
intangible que, junto a la visible del Estado y la invisible del mercado,
permiten una sociedad armoniosa.
En efecto, Zamagni se niega a admitir que no haya más propuestas
económicas que las que tienen por santo y seña el principio del individualismo
axiológico, que en el mercado se convierte en la búsqueda del máximo beneficio
privado, o las que apuestan por ese colectivismo que acaba ahogando a la
persona. Frente a uno y otro, la economía civil hace de la persona su centro,
en la línea de Emmanuel Mounier y Jacques Maritain, y se propone buscar el bien
de todas las personas sin exclusión. En eso justamente consiste el bien
común.
En la obra de Zamagni una característica de la persona se
destaca como irrenunciable, una característica en la que estarían de acuerdo
todos los autores mencionados y que, en consecuencia, la economía debería de
tener en cuenta: su carácter relacional. Si, como se ha dicho, la Modernidad es
la “Era del Individuo”, y eso significa la primacía axiológica del individuo
con sus derechos en el conjunto de la sociedad, no es menos cierto que, como
dijera Hegel, el individuo es una ficción. En la vida real no hay individuos,
sino personas, siempre somos en relación de reconocimiento recíproco.
Con ello Hegel inaugura esa tradición del reconocimiento
recíproco, en la que hoy se inscriben explícitamente filósofos como Karl-Otto
Apel, Jürgen Habermas, Paul Ricoeur o Axel Honneth. En esa tradición se inserta
nuestro Grupo de Valencia. Y es una alegría constatar que economistas de la
talla de Stefano Zamagni consideran el reconocimiento como clave de la persona
y tratan de encarnar este su carácter relacional también en la vida
económica.
De esta afirmación se sigue que hay bienes relacionales que el
individualismo ignora: aquellos de los que se goza conjuntamente, aquellos que
se disfrutan en compañía. Por eso el principio de reciprocidad tendría que conjugarse en
economía con el del intercambio de equivalentes.
Sin embargo, dirá Zamagni, la economía de mercado en el mundo
moderno ha asumido la forma de economía de mercado capitalista, en que el
individuo busca su beneficio en competencia con otros individuos, obviando su dimensión relacional. Y por
eso ha construido la economía sobre una ficción, porque el individuo no existe,
existe la persona en relación, y ésta es una de las causas del fracaso de la
economía: que ha olvidado la dimensión relacional de las personas, ha olvidado
que las motivaciones de las personas son diversas y varían de un sujeto a otro,
y también en un mismo sujeto en distintas ocasiones. Suponer que todos los
agentes económicos actúan buscando maximizar su beneficio es construir una
ficción, que anula los distintos motivos por los que las gentes actúan. Como
bien dice Amartya Sen, las motivaciones de la racionalidad económica no son
sólo el egoísmo, entendido como autocentramiento o como simpatía, sino también
otros motivos, como el compromiso, sin los que no se entiende el obrar humano
en general y el económico en particular.
Es preciso, pues, optar por un humanismo cívico, por una economía
civil. Pero ahora
no se trata ya de transitar del feudalismo al mundo moderno, sino del tránsito
de la sociedad industrial a ese mundo nuevo abierto por el proceso de
globalización. En ese nuevo mundo los Estados deben cumplir su tarea, aunque en
ocasiones su capacidad de acción se vea muy limitada. También el mecanismo del
mercado ha de seguir funcionado, porque es el mejor mecanismo de asignación de
recursos que conocemos. Pero debe hacerlo desde la base de una sociedad civil y
de unas instituciones que adopten como principio a seguir el de reciprocidad, y
no sólo el del intercambio de equivalentes. Ésta será la forma de que la
economía tenga también en cuenta la dimensión expresiva de la persona, de modo
que también la actividad económica sea fuente de felicidad.
Llevar adelante esta empresa no es sencillo. En primer lugar, porque
el Principio de la Wertfreiheit que Max Weber propuso para lograr objetividad
en las ciencias sociales, el Principio de la Neutralidad Axiológica de las
Ciencias Sociales ha calado profundamente en ellas, y muy especialmente en la
economía.
Los agentes de la vida económica no reproducen la imagen de ese
homo oeconomicus al que sólo mueve el afán de lucro y por ello entra en el
escenario del intercambio de equivalentes es empresa de titanes. El ser humano
es más bien homo reciprocans,
como avalan abundantes estudios evolutivos, incluidos los matemáticos, parece
ya una utopía. Y, sin embargo, es la verdad, como descubren las más relevantes
propuestas filosóficas y científicas. Los seres humanos somos
reciprocadores, estamos hechos para trabajar cooperativamente, una auténtica
economía debería tenerlo en cuenta. Ése es uno de los grandes retos económicos
de nuestro tiempo.
Recoje aquella distinción que propuse en Alianza y contrato, en
2011, entra bienes de justicia y bienes de gratuidad. Los bienes de justicia
pertenecen a esa historia de derechos y deberes que es la de la justicia
exigente. Los bienes de gratuidad pertenecen a ese ámbito de la ob-ligación que
descubre quien reconoce la ligatio, el vínculo que le une con la otra persona.
Y como las personas que forman parte del universo económico no por eso dejan de
ser personas, es la economía la que ha de adaptarse a este ser relacional del
hombre, no el hombre el que ha de perder su ser más propio, su ser en relación,
en una economía inhumana.
Sobre el autor...
Zamagni, Stefano Profesor de Ecomomía Política en la Universidad
de Bolonia y en la John Hopkins University, es uno de los principales
exponentes de la corriente conocida como economía civil
1 comentario:
Si no defendemos una economía del bien común el contrato social acabará roto y la sociedad terminará colapsando.
Afrontamos grandes retos como la adaptación a un cambio climático, crisis energética, crisis de biodiversidad... Una economía de sálvese el que pueda o nos llevará al canibalismo social.
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