Luis de Guindos: Outlook for the euro area economy and financial stability

 

 

Luis de Guindos: Outlook for the euro area economy and financial stability

Introductory remarks by Mr Luis de Guindos, Vice-President of the European Central Bank, at the 34th edition of "The outlook for the economy and finance", organised by the European House - Ambrosetti, Cernobbio, 1 April 2023.

Central bank speech  | 
04 April 2023
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La estabilidad financiera es esencial para el objetivo primordial del BCE de mantener la estabilidad de precios. Los acontecimientos de las últimas semanas nos han recordado las ventajas de una regulación bancaria sólida y armonizada y la importancia de completar la unión bancaria. Seguimos muy de cerca la evolución de los mercados financieros y de las instituciones financieras.

El sector bancario de la zona del euro es resistente, con sólidas posiciones de capital y liquidez muy por encima de los requisitos mínimos. En la actualidad, los bancos cubren gran parte de las necesidades de liquidez con el activo más líquido disponible: las reservas mantenidas en el banco central. Esta situación es muy diferente a la de 2008 y 2009. Desde entonces, se ha establecido una supervisión bancaria europea armonizada y hemos avanzado mucho en la aplicación de la agenda global de reformas regulatorias que se puso en marcha tras la crisis financiera mundial. Pero no hay lugar para la complacencia.

Los recientes acontecimientos en los mercados financieros han aumentado la incertidumbre, lo que puede dificultar la transmisión de nuestra política monetaria en toda la zona del euro. Y es probable que veamos un nuevo aumento del coste de financiación de los bancos, un endurecimiento de los criterios de concesión de créditos y una desaceleración del crecimiento del volumen de préstamos. También podría producirse una caída de la confianza de consumidores e inversores y una menor demanda agregada global. Sin embargo, es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre el impacto que todo ello tendrá en el crecimiento y la inflación. Es muy posible que las turbulencias duren poco, pero si surgen efectos de amplificación, se manifestarán en los datos.

En este contexto de mayor incertidumbre, nuestro planteamiento para reducir la inflación hasta nuestro objetivo del 2% a medio plazo seguirá dependiendo de los datos. Como aclaramos en nuestra última conferencia de prensa, la futura senda de nuestra política vendrá determinada por nuestra evaluación de las perspectivas de inflación a la luz de los nuevos datos, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria. Creemos que es probable que la inflación general disminuya considerablemente este año, mientras que la dinámica de la inflación subyacente seguirá siendo fuerte.
Venimos de una inflación mensual de dos dígitos en la zona euro hacia finales de 2022. La inflación ha ido disminuyendo, pasando del 8,5% en febrero al 6,9% en marzo (estimación rápida), y esperamos que siga bajando de forma constante gracias a la bajada de los precios de la energía, la atenuación de los estrangulamientos de la oferta y una ligera apreciación del euro. De hecho, la inflación energética alcanzó su nivel máximo en 2022 y este año debería situarse en torno a cero o incluso ser negativa. Pero los factores que contribuyen a la inflación están cambiando: es probable que la inflación de los alimentos y los bienes industriales no energéticos no alcance su máximo hasta 2023, lo que mantendrá la presión sobre la inflación subyacente, que subió al 5,7% en marzo (estimación preliminar).

Debemos prestar especial atención a los factores que podrían plantear riesgos al alza para la inflación. El primero de ellos es el aumento del crecimiento salarial, que repercute significativamente en el precio de los servicios. No hay indicios claros de una espiral salarial autosostenida, pero hay que vigilar estos riesgos. Los mercados laborales están tensos, el desempleo es bajo y la gente se siente segura en su puesto de trabajo, lo cual es muy positivo. Pero la compensación por la elevada inflación es un tema principal en las negociaciones salariales y se espera que los salarios nominales crezcan en 2023. También vigilamos de cerca las presiones inflacionistas subyacentes derivadas de los beneficios. Los márgenes de beneficios han crecido mucho más que los costes laborales en algunos sectores económicos. La retroalimentación entre mayores márgenes de beneficios, salarios más altos y precios más altos podría plantear riesgos al alza más duraderos para la inflación.

La evolución de China es otro factor que merece nuestra atención. La reapertura de China es claramente positiva para el crecimiento, pero un repunte más fuerte de lo previsto podría impulsar la demanda exterior y aumentar las presiones sobre los precios de las materias primas.

También debemos prestar atención a cómo evolucionan con el tiempo las medidas de apoyo fiscal. La respuesta política discrecional de los Gobiernos a los elevados precios de la energía y la inflación se acercó al 2% del PIB en 2022 y se prevé que se sitúe en el mismo nivel este año. Las medidas fiscales tienden a reducir la inflación a corto plazo, pero esperamos que ocurra lo contrario cuando empiecen a retirarse en 2024, lo que provocará un aumento de la inflación en 2024 y 2025.

Este apoyo fiscal discrecional aumenta inicialmente el crecimiento del PIB y favorece la renta nominal disponible de los hogares. Sin embargo, sólo una pequeña parte de las ayudas se destina realmente a los hogares con rentas más bajas. A medida que la crisis energética se hace menos aguda, es importante que los gobiernos empiecen a reducir las medidas fiscales. El aumento de la carga sobre las finanzas públicas, especialmente si el apoyo se amplía con medidas más duraderas, puede plantear retos adicionales en Europa.1 Los ratios de deuda pública son más elevados que en el pasado, tras la decidida y eficaz respuesta de la política fiscal a la pandemia, y los costes del servicio de la deuda también son más elevados. Los Estados miembros también deberían tomar nota de las orientaciones de política fiscal de la Comisión Europea para 2024..
 
En cuanto al crecimiento, nos alejamos de un escenario de referencia con una recesión técnica a finales de año, ya que la actividad económica demostró ser más resistente de lo esperado a finales de 2022. En nuestras proyecciones de marzo, las perspectivas de crecimiento se revisaron al alza, hasta una media del 1% en 2023. Sin embargo, estas proyecciones se finalizaron antes de los acontecimientos de las últimas semanas, que ahora añaden incertidumbre a nuestras evaluaciones. No obstante, se espera que la menor preocupación por la escasez de energía y el aumento de los precios, junto con la continua resistencia del mercado laboral, respalden la actividad en los próximos trimestres. En resumen, las perspectivas de crecimiento siguen siendo débiles, pero han mejorado ligeramente.

En la reunión del Consejo de Gobierno celebrada en marzo, decidimos aumentar los tres tipos de interés oficiales del BCE en 50 puntos básicos, en consonancia con nuestra determinación de garantizar el retorno oportuno de la inflación a nuestro objetivo a medio plazo del 2%. Como parte del proceso de normalización de la política monetaria, desde principios de marzo, nuestra cartera del programa de compras de activos ha venido disminuyendo a un ritmo de 15 mm de euros al mes, en promedio, y seguirá disminuyendo a este ritmo hasta finales de junio de 2023, mientras que su ritmo posterior se determinará con posterioridad. La incertidumbre ha aumentado, por lo que estamos vigilando de cerca las actuales tensiones del mercado y estamos preparados para responder según sea necesario para preservar la estabilidad de precios y la estabilidad financiera en la zona del euro.

Pero permítanme volver a la estabilidad financiera. Hace apenas unas semanas, antes de que surgieran tensiones en los mercados financieros a ambos lados del Atlántico, la mejora general de las perspectivas de crecimiento e inflación respaldaba unas expectativas macrofinancieras excesivamente benignas por parte de los bancos y los participantes en los mercados financieros.


A pesar del aumento de los costes de financiación, la rentabilidad de los bancos ha mejorado, impulsada por unos ingresos netos por intereses significativamente más altos, mientras que las pérdidas por deterioro del valor y las provisiones han sido moderadas hasta ahora. En conjunto, desde la perspectiva de todo el sistema, los bancos de la zona del euro están moderadamente expuestos al riesgo de tipos de interés. De hecho, la mayoría de ellos están en condiciones de beneficiarse inicialmente del aumento de los tipos de interés, que impulsa los márgenes netos de intermediación. Por término medio, la revalorización de la cartera de préstamos tiende a compensar con creces los mayores costes de financiación y las pérdidas por valoración a precios de mercado de los valores de renta fija. Sin embargo, es inevitable que, con el endurecimiento de las condiciones de financiación y en consonancia con nuestro objetivo político, la dinámica de los préstamos se debilite y pueda lastrar la rentabilidad de los bancos en el futuro.

Por supuesto, determinados modelos de negocio bancario pueden ser más vulnerables a esta transición. Pero, en nuestra opinión, las vulnerabilidades del sistema financiero prevalecen en el sector financiero no bancario, que creció rápidamente y aumentó su asunción de riesgos durante el entorno de bajos tipos de interés. El riesgo de crédito y de liquidez sigue siendo elevado, lo que hace que el sector sea más vulnerable a la volatilidad del mercado y a una reevaluación brusca de los mercados financieros. A pesar de la reciente reducción del riesgo, en el sector financiero no bancario persiste un desajuste estructural de liquidez y las correcciones del mercado podrían verse amplificadas por las ventas forzosas en mercados sin liquidez.

Es fundamental que se lleven a cabo reformas políticas para hacer frente a estas vulnerabilidades. Debe darse prioridad a las políticas que contribuyan a reforzar la resistencia del sector, por ejemplo reduciendo el desajuste de liquidez, mitigando el riesgo de apalancamiento y mejorando la preparación en materia de liquidez de una amplia gama de instituciones.

1 Bankowski, K. et al. (2023), "Fiscal policy and high inflation", Economic Bulletin, Issue 1, ECB.

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