España, Japón, Rusia y la educación. Apuntes para una historia*
En muchos cursos de economía se estudia la Maldición de los Recursos Naturales. Esta consiste en que muchos países con grandes riquezas naturales tienen un ralo PIB por habitante, su esperanza media de vida es corta, la desigualdad es rampante y la corrupción muy alta. La explicación de tal asociación es que las clases dirigentes no necesitan mucho para vivir muy bien (son extractivas en la terminología de Acemoglu y Robinson). Basta con que mantengan el orden en los alrededores de los recursos naturales, que son convenientemente subastados para que la clase dirigente ni siquiera tenga que gestionarlos. Las buenas instituciones que evitan errores de la clase política, la buena educación que provee a la sociedad de individuos productivos capaces de pagar impuestos que financian obras públicas, etc., son totalmente inútiles. Es más, podrían constituir un freno para las actividades de la clase dirigente por lo que ésta evita cuidadosamente que tales prácticas florezcan en sus países.[i]
Ejemplos de esta maldición vendrán rápidamente a la cabeza del lector. Muchos países africanos son ricos en recursos naturales y, sin embargo, a pesar del crecimiento económico en esa área del mundo entre 2.000 y 2.015 (para constatar este hecho escribir en Google "per capita gdp" y a continuación el nombre del país deseado), siguen siendo pobres.[ii]
Es verdad que países ricos en recursos naturales como USA, Noruega y Australia han logrado superar esa maldición y se encuentran entre los más prósperos del mundo. Por eso, hoy en día, se tiende a pensar que la abundancia de recursos naturales no conduce necesariamente a un mal funcionamiento de la economía pero que junto con otras causas -haber sido colonia europea, no haber desarrollado instituciones fuertes a partir de 1.500, o el atraso educativo- es un coctel tóxico. Un survey de la literatura reciente sobre este tema se ofrece en el volumen 51, 2017, páginas 123-134 de la revista Resources Policy.
Rusia es un caso muy interesante. Encajonada entre tres países potentes -Suecia, Turquía y Prusia- se vio obligada a desarrollar la educación básica (de los no siervos) y la universidad moderna (creada por Lomonosov en Moscú) desde mitad del siglo XVIII porque, como descubrió Federico de Prusia, los guerreros mejoran con la educación. Pero su gran extensión territorial y la riqueza de su subsuelo aseguraban una buena renta a su clase dirigente. Este precario equilibrio entre la excelencia y el rentismo se rompió definitivamente cuando Alejandro II, que había empezado unos tímidos, pero decididos, movimientos hacia el parlamentarismo, fue asesinado y su sucesor escogió el camino opuesto. Yo creo que la gran dificultad de reformar institucionalmente a la Rusia de hoy se asienta sobre esa dualidad que la política europea de los últimos tiempos no ha hecho sino desestabilizar hacia el lado equivocado.
El lector se preguntará ¿Y qué tiene que ver la educación en España con todo esto? España era una potencia europea hacia 1500, con una renta por habitante comparable a la de Francia e Inglaterra. Recomiendo con entusiasmo que el lector que desee profundizar en la verdadera historia de España lea los trabajos de mi compañero de universidad Leandro Prados, por ejemplo, este en vez de leer elucubraciones y ocurrencias varias.
Durante150 años España fue la potencia dominante en Europa. Pero a partir de la bancarrota de 1575 que arruina a los mercaderes castellanos, espina dorsal del imperio español, la decadencia económica se acentúa en un tobogán sin descanso hasta 1645 en donde se inicia una tímida recuperación que trunca la guerra de sucesión española (1700-1715). No se vuelven a alcanzar los mismos niveles de renta por habitante de 1575 hasta comienzos del siglo XIX. A partir de 1715 España abandona sus posesiones y sus luchas europeas y se concentra en sus posesiones en América. Y se convierte en un ejemplo más de la maldición de los recursos naturales. No es necesario desmontar el antiguo régimen, de hecho, en 1800 los señoríos copaban el 64% de los centros poblacionales en España (ver esta entrada en este blog) ni modernizar la educación (los tímidos intentos de Godoy de proveer a la nobleza española de una educación moderna con el Instituto Pestalozziano (1805-1808) acabaron en nada). Sin protagonismo en los asuntos europeos, sólo hacía falta tener una marina poderosa para defender las posesiones en América.
Cuando esa marina desaparece como la tercera del mundo (por la derrota de Trafalgar y la inacción posterior que termina con la fatídica compra de barcos rusos que resultaron inútiles para llevar soldados españoles a América, pero útiles para motivar la rebelión de Riego) España pierde casi todas sus posesiones de ultramar y se ve abocada a una transición traumática hacia un régimen liberal en la que faltan dirección, dinero y tiempo. España no sólo pierde la revolución industrial, perdió la revolución educativa que se había producido en varios países europeos.[iii]
Aquí el ejemplo de Japón es un contrapunto interesante. Japón perdió la revolución industrial, pero a mitad del siglo XIX tenía unos niveles de alfabetización superiores a la media europea. Forzado a integrarse en el mundo moderno, Japón se convierte en un gigante industrial y tecnológico en poco más de 50 años. Hoy en día, después de una guerra en la que fue devastado, Japón gana regularmente premios Nobel científicos y se sitúa a la cabeza en las evaluaciones internacionales de su educación básica. Y sus productos industriales gozan hoy de un bien merecido prestigio.[iv] Corea del Sur es otro ejemplo de cómo a través de la educación un país puede prosperar y prosperar y prosperar.
Cuando te rezagas del pelotón de cabeza, volver a conectar con él se hace más y más difícil. España pasa de tener en 1800 una renta por habitante un 20% inferior a la francesa, a terminar el siglo XIX con una renta por habitante que es un tercio de la francesa. Y sus intentos de alcanzar un nivel educativo moderno no fructifican. El llamado "medio siglo de plata" produce pocos científicos, ingenieros y empresarios innovadores.
El gran crecimiento económico de nuestro país en los últimos cuarenta años no se ha visto acompañado por un crecimiento de la productividad. El turismo, el ocio y la construcción son nuestras nuevas Américas en las que, aunque desgraciadamente hay que trabajar, nos proveen de abundantes divisas sin que tengamos que inventar, innovar o simplemente pensar. Más sobre esto en este artículo de Antonio Cabrales
Se suele achacar a nuestros partidos políticos su incapacidad para consensuar una ley de educación. No me extraña. La economía de España no la necesita para marchar razonablemente y para que muchas cosas a nivel local -transporte, seguridad, limpieza de las calles- funcionen bien para admiración de muchos de nuestros inmigrantes.[v] Y así nos arrastramos década tras década en la comparación de nuestros índices educativos con los europeos sin que nada venga a enderezar nuestra pobre actuación en este campo (que contrasta con nuestros éxitos deportivos, fundamentales para mantenernos contentos, panem et circenses, Juvenal dixit).
El mundo está al borde de una nueva revolución tecnológica que va a requerir grandes capacidades matemáticas y científicas. Y se abrirá de nuevo una brecha similar a la de la “Gran Divergencia” producida por la primera revolución industrial entre los países que posean esas competencias y los que no. No veo a la clase política española liderando una renovación de nuestras instituciones educativas sin la que, irremisiblemente nos veremos arrastrados hacia el tercer mundo. Por una razón. En España, la educación y sus aledaños se consideran un genérico. La misma persona que emplea meses en estudiar la compra de su nuevo coche dedica una tarde a la elección de la institución educativa para sus vástagos. Esa misma persona no distingue entre una tesis en una universidad puntera en el mundo dirigida por un premio Nobel y otra en una universidad semi desconocida dirigida por un don nadie. Y nosotros elegimos a la clase política que hereda todas nuestras lacras.
Ojalá me equivoque.[vi]
[*]Agradezco a Carmen Beviá, Antonio Cabrales, Juan D. Moreno-Ternero, Leandro Prados e Ismael Sanz sus comentarios a una versión preliminar de este trabajo. Todos los errores y omisiones son de mi responsabilidad.
[i] La "Enfermedad Holandesa" es un fenómeno relacionado con la maldición de los recursos iniciales en el que un boom de exportación de primeras materias aprecia la divisa del país exportador e impacta negativamente en sus exportaciones industriales. Para el caso de España ver https://voxeu.org/article/american-treasure-and-decline-spain.
[ii] La maldición de los recursos naturales también tiene otra corroboración "au contraire" en países muy pobres en tales recursos, pero muy ricos como Japón, Suiza y Holanda.
[iii] Este tema se desarrolla un poco más en mi entrada en Nada es Gratis. Mi argumento no se basa en que la pérdida del imperio per se dificultara la transición a un régimen moderno, sino que la falta de atención durante décadas a la educación (a su vez causada por el imperio) hizo la transición especialmente dura, difícil y larga.
[iv] Japon, como España, no tuvo el impulso adicional que las religiones protestante y judía han dado a la lectura y la reflexión. Para la primera ver https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ecin.12058?casa_token=fqtgUAseYAwAAAAA%3AlBniaiJdpXUMs2xDcxYKoHka_t2PMnqAg9NK7JZmOhFLCxkxmd-EiB64JGFGPWT5I8RRV4Si2J5KVqM Para la segunda ver “The Chosen Few” de Botticini y Eckstein.
[v] Recomiendo vivamente al lector que busque en la red vídeos con el título “Que me gusta de España” y se convencerá de que no necesitamos de la enseñanza para ser competitivos en el mercado de atracción de emigrantes.
[vi] Los problemas educativos son una parte de la explicación de otra lacra permanente de la economía española, el elevadísimo paro. Pero no acaban aquí nuestros problemas. La demografía no nos es favorable. Para todos ellos propongo el acrónimo DEPP (Demografía, Educación, Paro y Productividad).
https://www.oecd.org/education/Education-Policy-Outlook-Korea.pdf
https://voxeu.org/article/growth-recurring-preindustrial-economy
Nuestra maldición de los recursos naturales
Acaban de aceptarme un artículo (disponible aquí) que escribí con Esther Hauk en el Economic Journal, la revista de la Royal Economic Society, y mientras lo releía para comprobar si aún quedaba algún error ortográfico, me di cuenta de que algunas de las cosas escritas allí son claramente aplicables a España. De manera que he pensado compartir estas ideas con ustedes. El título es bastante explicativo, me parece: "La calidad de las instituciones políticas y la maldición de los recursos naturales".
En primer lugar, ¿qué es la maldición de los recursos naturales? La expresión aparece por primera vez en un artículo de Richard Auty, aunque la hicieron realmente famosa
Sachs y Warner (otra estudio de la misma idea por estos autores se encuentra aquí).
Lo que todos estos autores mostraban es que los países con mayores
dotaciones de recursos naturales crecieron más despacio que el resto en
la segunda mitad del siglo XX. Un fenómeno relacionado es lo que se
llama la enfermedad holandesa (Dutch disease), que aparentemente fue inventado por The Economist a raíz del estancamiento que produjo en Holanda el descubrimiento de un gran yacimiento de gas natural.
La explicación más estándar de este mal holandés es que el descubrimiento y explotación de los recursos naturales generalmente conduce a grandes beneficios. Estos beneficios inducen la entrada en aquella industria extractiva a expensas de otros sectores, aumenta la renta nacional y la demanda creando presiones inflacionistas. Al mismo tiempo, el superávit comercial genera la entrada de capital y la apreciación del tipo de cambio real. Esto hace que los beneficios del resto de los exportadores caigan fuertemente, lo que atrae aún más capacidad en el sector de los recursos naturales. Los resultados a largo plazo, una vez que el boom se acaba, son la estanflación y una tipo de cambio real sobrevalorado.
La cuestión es que la maldición no afecta de manera universal a todos los países. Algunos países, Holanda incluida, parecen ser inmunes a la enfermedad. Australia, Botswana, Noruega o Canadá se han desarrollado sin graves problemas a pesar de que disponen de recursos naturales en gran abundancia. Nuestro artículo, así como uno de Mehlum, Moene y Torvik, muestra que la calídad de las instituciones determina el que los recursos naturales sean una maldición o una bendición. Los indicadores de calidad de instituciones que usamos, elaborados por el Banco Mundial (y disponibles aquí) eran: efectividad del gobierno, control de la corrupción y calidad regulatoria.
Para explicar esta observación desarrollamos una teoría, que sugiere que el vehículo a través del cual los recursos naturales afectan al crecimiento es la educación. ¿Y cómo entran las instituciones políticas en juego? Nuestra idea es que en presencia de una vigorosa competencia política, los partidos compiten a base de ofrecer oportunidades de formación a la población. En situaciones más monopolísticas, los que están instalados en el poder le tienen miedo a la educación. Una población educada es más propensa a la rebelión, porque si la hacen, gestionarán con más éxito los recursos. De manera que los poderosos prefieren dar pan y circo antes que un buen curso de matemáticas.
En este punto es posible que más de un lector se pregunte por qué saco a colación lo de los recursos naturales si quiero hablar de España. Al fin y al cabo, no tenemos petróleo, ni oro (o al menos no ahora), ni otros minerales particularmente valiosos (alguna vez tendríamos que hablar de lo que nos cuesta el apoyo al carbón nacional), que es de lo que suele hablar la gente que realiza los estudios que menciono, incluido yo mismo. Pero esto es justamente de lo que me di cuenta releyendo mi artículo. España tiene un recurso natural que no es muy distinto al petróleo. Tenemos sol y playas. Los cuales generan una industria extractiva que destruye el medio ambiente local pero genera una cantidad de riqueza considerable. Y como he argumentado anteriormente esto no es necesariamente ni bueno ni malo. La riqueza generada por el recurso natural se puede usar para producir más capital humano en el futuro y preparar a las generaciones que vengan a gestionar ese recurso, u otros, de la mejor manera posible. O puede dilapidarse en corruptelas varias, pan y circo.
En este sentido, hay varios datos españoles que me preocupan. Por ejemplo, si miran las estadísticas del ministerio de educación, verán que el ranking de abandono escolar prematuro está liderado por Andalucía, Baleares, Extremadura, Murcia, Castilla la Mancha, Comunidad Valenciana y Canarias. Una buena combinación de las más pobres y las que tienen la costa más desarrollada (Andalucía tiene las dos cosas, pero la Comunidad Valenciana y Baleares no son particularmente pobres). Los datos de PISA también son reveladores en esto. En PISA no hay datos para todas las comunidades autónomas de España, porque no todas solicitaron un informe extendido con un tamaño muestral suficientemente grande. Están Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla León, Cataluña, Galicia, Navarra, País Vasco y La Rioja. Las dos comunidades con peores resultados (por ejemplo, con mayores porcentajes de personas en los niveles más bajos) son Andalucía y Cataluña. El hecho de que Baleares, Murcia o la Comunidad Valenciana no estén también me resulta llamativo. Sospecho que no iban a salir muy bien paradas. La evidencia es circunstancial, pero me temo que tener buenas oportunidades de trabajo en la playa es venenoso para el sistema educativo. Esa es nuestra maldición de los recursos naturales.
Porque, además, la causalidad no va en una sola dirección. Los recursos naturales son desaprovechados en lugares con malas instituciones. Pero los recursos naturales, a su vez, corrompen las instituciones (ver por ejemplo el artículo de Jensen y Wantchekon) o causan incluso conflictos civiles (como muestran Collier y Hoeffler).
Las reformas estructurales no funcionan en el contexto de una economía en recesión y aún menos sin el apoyo de políticas expansivas. Tiene sentido. Las reformas que afectan a los ingresos y a los planes de futuro de los hogares, aplicadas en momento de recesión, no hacen sino empeorar las cosas. Pongan ustedes a dieta a una persona que sufre ya de anorexia y observen los resultados. Pasa lo mismo con la dieta de austeridad aplicada a una economía que ya está experimentando una profunda depresión. De hecho, el retorno al crecimiento a partir de 2004 en España, Portugal y en el conjunto de la eurozona tiene mucho más que ver con las políticas monetarias expansivas del BCE y la relativa relajación de la austeridad que con las reformas.
Pero, además de esta década perdida, el retorno del crecimiento viene acompañado de elementos preocupantes. Aquí mencionaré solo dos:
Primero. El crecimiento se ha desconectado del progreso social. El paro continua siendo muy elevado, especialmente el de larga duración. Muchos de los nuevos empleos producen “trabajadores pobres”. Y la desigualdad y la pobreza se han disparado.
El sentimiento de injusticia y abandono que ha traído esta crisis alimenta el populismo político
Segundo. Las reformas injustas han traído el populismo. La mejor explicación sobre las causas del populismo político, tanto de izquierda como de derecha, es el sentimiento de injusticia y abandono que tienen los perdedores de la crisis.
¿No existen reformas progresistas? Es decir, reformas cuyos resultados fomenten tanto el crecimiento como el progreso social. Las hay. Pero ese resultado depende tanto de su contenido como de su forma de aplicación.
Del contenido de alguna de esas reformas progresistas habló hace dos semanas en estas mismas páginas Luis Garicano (Políticas económicas de oferta progresistas, Negocios, 23.07.17). A ellas me remito.
Respecto a la forma de aplicar las reformas, los economistas y políticos reformistas tienen mucho que aprender de los cirujanos y médicos en general. Ya tuve ocasión de mencionar esta cuestión en un artículo anterior en esta misma columna al hablar de las reformas sin dolor (Negocios, 7.7.2016). Ahora quiero añadir que, de la misma forma que a la hora de decidir que tipo de intervención o terapia seguir los médicos consultan cada vez más a los pacientes, los reformistas tienen que hacer lo mismo con los ciudadanos.
Desconfíen de economistas y políticos que les digan que sólo hay una solución. Están actuando como dictadores benevolentes, ya sean tecnócratas o populistas. La economía no es una religión con prescripciones fijas. Es un método de análisis de los problemas que ofrece múltiples alternativas. Las más eficaces y equitativas son aquellas que combinan el buen análisis con las preferencias políticas de los ciudadanos.
Para ser eficaces y justas las reformas tienen que ser democráticas. El desconcierto con las reformas de la zona euro proviene en gran parte de que no son democráticas. En su forma actual, la UE es una máquina endiabladamente eficaz de fabricar populismo. Si no cambia, el desconcierto con las reformas, el malestar social y el populismo político seguirán con nosotros mucho tiempo.
- https://elpais.com/economia/2017/08/03/actualidad/1501773195_297930.html
- https://www.icps.cat/archivos/WorkingPapers/WP_I_145.pdf
La producctividad es la clave...
https://www.sintetia.com/economia-en-un-cociente/
https://articulosclaves.blogspot.com/2021/11/tasa-de-paro-espana-vs-version.html
https://articulosclaves.blogspot.com/2022/07/la-economia-en-un-cociente-poderoso-27.html
https://articulosclaves.blogspot.com/2022/06/sin-crecimiento-sin-productividad-no.html
https://articulosclaves.blogspot.com/2021/11/tasa-de-paro-espana-vs-version.html
https://articulosclaves.blogspot.com/2022/01/ocupacion-vs-productividad.html
https://articulosclaves.blogspot.com/2022/02/en-busca-de-una-productividad-perdida.html
https://articulosclaves.blogspot.com/2022/06/incentivos-la-productividad-si.html
https://brujulaeconomica.blogspot.com/2022/06/crecimiento-y-productividad-el-caballo.html
https://www.fbbva.es/noticias/productividad-economia-espanola-cae-desde-1995-frente-crecimiento-ue/
https://es.tradingeconomics.com/spain/productivity
https://nadaesgratis.es/antonia-diaz/la-productividad-en-espana-is-spain-different
La productividad española experimentó en 2005 la mayor pérdida de productividad de los últimos tres años, con un retroceso del 1,3%.
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2006/03/09/economia/1141887386_850215.html
El espejismo de las reformas estructurales
Productividad y reformas estructurales, esa es la cuestión
https://www.funcas.es/articulos/productividad-y-reformas-estructurales-esa-es-la-cuestion/