Un gran salto hacia adelante,...con redes
Por Salvador Barberá
Matthew O. Jackson ha sido distinguido con el premio BBVA, Fronteras del Conocimiento, en la modalidad de Economía, “por su obra pionera, que ha arrojado nueva luz sobre el papel de las redes en la vida económica y social”
Sólo visitando su página web podrán darse cuenta de la magnitud de sus trabajos, y de lo que aún será capaz de hacer. No se la pierdan. Además de las secciones temáticas, visiten otras, que esconden interesantes perlas: cursos online sobre teoría de juegos a todos los niveles, incluso dirigidos a jóvenes escolares, consejos a los estudiantes que se inician en la investigación, recomendaciones sobre la escritura de artículos, y hasta una guía para participantes noveles en carreras ciclistas, de las que es maestro. Muestras todas ellas de que nos encontramos con alguien que no vive en su torre de marfil.
Ciertamente, Jackson ha jugado un papel central y a la vez diverso en la integración de la teoría de redes al análisis económico, que gracias a ello ha reforzado su carácter como ciencia social y ampliado sus vínculos con otras disciplinas.
Empezó siendo pionero: su artículo con Wolinsky en JET, 1996, inicia una literatura en economía que se ha hecho muy abundante en los últimos veinticinco años. Desde entonces, ha seguido empujando sin descanso las fronteras del conocimiento en esta área, aportando múltiples avances teóricos, empíricos y experimentales a través de sus libros y artículos, trabajando con un número creciente de colaboradores y discípulos, proponiendo y proponiéndose metas cada vez más ambiciosas. Su obra “Social and Economic Networks” se ha convertido en una referencia para cualquier investigador, una de estas “biblias” que de vez en cuando fijan el estado de una parte importante de nuestro saber y a la vez dan impulso para seguir ampliándolo.
Parte de sus trabajos sobre redes abordan aspectos de carácter general, como el estudio de su estructura, propiedades y consecuencias. Por ejemplo, a veces la densidad de las conexiones entre agentes puede ser desfavorable, como en el caso de la difusión de enfermedades. En otros es beneficiosa: favorece las negociaciones en situaciones de conflicto. Y sus efectos pueden ser ambiguos, amortiguando los shocks habituales, pero agravando su impacto negativo cuando estos son muy poderosos, como ocurre con el sistema interbancario o el comercio. La densidad es, así, uno de los aspectos que caracterizan a distintas redes desde un punto de vista macro, como también lo son los patrones de segregación entre grupos. A estos aspectos se añaden otros más micro, también susceptibles de estudio, como el grado de centralidad que puede atribuirse a cada agente según la posición que ocupe en una red de conexiones, o la tendencia más o menos marcada que los agentes tiene para asociarse con quienes son más afines a ellos.
Entender cómo la propia existencia de las características de distintas redes acaba condicionando la eficacia de las políticas económicas es crucial para elegir entre propuestas alternativas. Un buen ejemplo de característica que conviene controlar y eventualmente medir es el grado de homofilia que subyace a una red. Y esto porque la tendencia a acercar entre sí a los semejantes puede alterar sustancialmente las consecuencias de políticas que dependen de cómo se difunde la información, y fragmentar a sociedades que podrían preverse más igualitarias si los contactos entre personas fueran más neutros o aleatorios. Jackson ha estudiado cómo la segmentación que se deriva de este y otros fenómenos ligados a las redes puede explicar mejor la persistencia y acentuación de las desigualdades.
Los patrones de desigualdad reflejan la existencia de barreras al ascenso social y económico que no son solo financieras sino debidas a bajos niveles de capital social, derivados a su vez de la falta, para ciertos grupos, de canales de contacto adecuados para adquirir recursos educativos y oportunidades en el mercado laboral. Ello le ha llevado a proponer que, dada la complejidad de las interacciones entre redes y políticas, se adopten lo que llama “cócteles de medidas”, en vez de fiar todas las actuaciones en favor de la movilidad, por ejemplo, al ataque de unos pocos de los factores que la impiden.
Además de refinar el análisis de las redes en general, sus estudios se han orientado al análisis de distintos sectores donde estas tienen un impacto esencial, como el comercio, las finanzas y el mercado de trabajo, entre otros. Sus trabajos con Duflo, Banerjee y Chandrasekhar (2013 y 2019) suponen un avance metodológico adicional, un ejemplo de experimentación natural controlada a lo largo de muchos años. Basándose en una amplia base de datos sobre las redes de relación en poblaciones rurales de la India, han estudiado cómo se difunde la información entre los miembros de dichas comunidades, la posición de quienes más contribuyen al proceso y cómo evolucionan endógenamente las redes en respuesta a intervenciones exógenas. La frontera sigue avanzando, y Jackson continúa añadiéndole capas de conocimiento.
Es más: en el espíritu del Santa Fe Institute, con el cual está asociado, colabora con antropólogos y otros científicos sociales, y mira más allá. Un manifiesto publicado en Nature, que Jackson firma junto con más de veinte científicos de muy diversas disciplinas, proclama el interés de investigar una nueva problemática: el estudio de las máquinas inteligentes, no como productos de ingeniería sino como actrices dotadas con patrones de comportamientos propios, y con su propia ecología. Igual que los comportamientos humanos y animales no se entienden fuera del contexto en los que se manifiestan, tampoco, dicen estos autores, se pueden comprender los de las máquinas inteligentes sin un estudio integrado de los algoritmos y de los entornos sociales en los cuales estos operan y con los cuales interaccionan. Visión de futuro: redes de seres inteligentes, artificiales o no.
Hasta aquí he hablado de redes, pero si han visitado su página ya habrán visto que su estudio es solo una parte de las aportaciones de Jackson al análisis económico, que se desbordan hacia el diseño de mecanismos o la economía política, entre otras temáticas. En particular, sus trabajos sobre implementación, examinando diversas formas de encarrilar el comportamiento de los agentes económicos, dándoles incentivos que confluyeran con los de otros hasta poner en práctica resultados socialmente satisfactorios, ya fueron especialmente lúcidos, desde el inicio de su carrera. Uno de sus primeros artículos en el área representó no solo un avance en el estudio de la implementación en estrategias no dominadas, sino también una crítica elegante a las interpretaciones excesivamente optimistas de los resultados que se iban alcanzando en un momento explosivo de la literatura sobre el tema. Dentro de una literatura compleja, que exige el uso de distintas formas de teoría de juegos, variados conceptos de solución y modelos que representen realidades diversas, sus trabajos han abarcado mucho, y él sigue aportando.
Matt ha tenido siempre una vinculación especial con autores e instituciones académicas españolas. Preside los consejos científicos de MOVE y de la Barcelona School of Economics. Escribió trabajos esenciales sobre redes con Toni Calvó, y tras la temprana muerte de aquel ha colaborado estrechamente en mantener su memoria a través del premio Calvó Armengol. También Antonio Cabrales, Dunia López Pintado y Fernando Vega se encuentran en su lista de coautores, entre los cuales me honro en figurar.
Esto me permite y me obliga a decir algo, por corto que sea, sobre su persona, su modestia y alegría en el trato. ¿Quien esperaría que aquel joven que ya tenía dos papers, uno en JET y otro en JME cuando nos conocimos y escribimos nuestro primer trabajo juntos, justo al inicio de sus estudios de doctorado, fuera también el capitán del equipo gimnástico de Princeton, especializado en potro con aros? ¿Que, además de ser brillante y productivo, sea tan generoso con su tiempo, dispuesto a acoger y escuchar a sus muchos visitantes, a leer y comentar el trabajo ajeno, a orientar y promover a tantos estudiantes, a ser un buen ciudadano del mundo? Es difícil entender cómo se las apaña para abarcar tanto. Sigue siendo un atleta. Cuando te despiertas, él ya lleva dos horas subiendo cuestas en bicicleta, esquivando serpientes y coyotes por los montes de California. Y, si hay ocasión, vale la pena probar sus costillas ahumadas, que prepara con paciencia. Consigue hacerte creer que hay tiempo para todo.
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