Los economistas no se ponen de acuerdo sobre si los inversores y los
mercados son racionales y eficientes, tal y como supone la moderna
teoría de las finanzas, o irracionales e ineficientes, tal y como creen
los economistas del comportamiento y como sugieren las burbujas y las
crisis financieras. De cómo se resuelva este debate depende que se
gestionen bien las inversiones financieras. Con este libro Andrew W. Lo
zanja esta cuestión dándole un nuevo marco conceptual: la Hipótesis de
los Mercados Adaptativos, en la que la conviven racionalidad y la
irracionalidad.
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Basándose en profundos conocimientos de psicología, biología
evolutiva, neurociencia e inteligencia artificial, esta obra sostiene
que la teoría de los mercados eficientes no es errónea sino incompleta.
Cuando los mercados son inestables, los inversores reaccionan
instintivamente, creando ineficiencias que otros pueden aprovechar. El
nuevo paradigma del autor explica cómo la evolución de las finanzas, que
ocurre a la velocidad del pensamiento, condiciona el comportamiento de
los inversores y de los mercados. Un hecho que ponen de manifiesto los
vaivenes entre estabilidad y crisis, ganancia y pérdida, e innovación y
regulación.
La Hipótesis de los Mercados Adaptativos.
Andrew W. la resumen así:
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Esta hipótesis se basa en las recientes
investigaciones en psicología, neurociencia, biología evolutiva e
inteligencia artificial, para mostrar que el comportamiento humano es el
resultado de varios componentes del cerebro, algunos de los cuales
producen un comportamiento racional, mientras que otros producen un
comportamiento emocional más instintivo. Estos componentes a menudo
trabajan juntos, pero ocasionalmente compiten entre sí. Por razones
evolutivas, la racionalidad puede ser superada por la emoción y el
instinto cuando nos enfrentamos a circunstancias extremas como amenazas
físicas, y eso afecta a los mercados.
La naturaleza adaptativa de las
cogniciones humanas también significa que los inversores están sujetos a
percepciones erróneas de vez en cuando. Después de un período en el que
no experimentamos ningún evento negativo, nuestra percepción es que el
riesgo ha disminuido. Así que naturalmente, respondemos asumiendo un
riesgo adicional.
El problema es que, en muchos casos, el
riesgo no ha disminuido en absoluto - sólo que hemos experimentado un
periodo en el que nada malo ha pasado. El resultado es que nos estamos
exponiendo a más riesgo del que somos conscientes. Cuando ocurre un
evento negativo, nos enfurecemos y nos vamos al extremo opuesto. Después
de que nuestro temor disminuye, nos damos cuenta de que este extremo
tampoco es el adecuado, así que comenzamos el ciclo de nuevo.
Andrew W. Lo
Economista
Andrew W. Lo es catedrático de administración de empresas en
la Sloan School of Management, del MIT, y director del Laboratorio de
Ingeniería Financiera de esa misma universidad. Reconocido autor de
varias obras de actualidad económica, es además el fundador de Alpha
Simplex Group, una empresa de gestión cuantitativa de inversiones con
sede en Cambridge, Massachusetts.
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