Por qué algunos problemas económicos como el crecimiento del PIB, el déficit o la deuda pública atraen la atención de las autoridades y otros problemas de igual o mayor importancia para la gente, como la salud, la educación, las condiciones de vida, la pobreza, la desnutrición infantil o la desigualdad, permanecen olvidados o relegados en las prioridades de nuestros gobiernos?
Esta cuestión tiene un interés indudable. A lo largo de esta crisis nuestros gobiernos han priorizado la reducción del déficit, los rescates financieros y el pago de los intereses de la deuda. Y han descuidado el deterioro de las condiciones de vida que la crisis y las políticas de austeridad han traído para una buena parte de la sociedad.
Por cierto, en estas circunstancias, no debería sorprender la aparición de movimientos anticapitalistas y antisistema. Los defensores de la libre empresa deberían recordar que el núcleo moral que legitima al capitalismo es su capacidad para mejorar las condiciones de vida y ofrecer oportunidades de mejora a todos, especialmente a aquellos que más lo necesitan. Si el sistema falla en esta función, lo lógico es la aparición de estos movimientos. Pero no acusen a los anticapitalistas, acusen a aquellos que dan prioridad a los intereses de los financieros y las grandes corporaciones antes que a los de la sociedad.
Por lo tanto, ¿cómo explicar que los gobiernos den prioridad a ciertos problemas y olviden otros?
De mis lecturas de estudiante de Economía, recuerdo un trabajo del economista Albert O. Hirschman en el que sostenía que uno de los factores que explican por qué las autoridades escogen ciertos problemas y olvidan otros es la capacidad de los economistas para medir esos problemas. Si un problema puede ser medido, se puede ejercer presión para resolverlo. A la inflación o al crecimiento se les presta más atención porque los economistas saben medirlos casi diariamente. Por el contrario, con la salud, la pobreza o la desigualdad no ocurre lo mismo.
Me he acordado de este ensayo cuando la semana pasada se dio a conocer el premio Nobel de Economía de este año, el escocés de origen y profesor de la Universidad de Princeton Angus Deaton.
Para lo que aquí me interesa, creo que el sentido profundo de su trabajo y su relevancia para los problemas de nuestro tiempo se podría sintetizar en dos rasgos:
Primero. Su trabajo relacionado con la elaboración y utilización de estudios ad hoc sobre condiciones de vida de la gente en países con estadísticas poco fiables. Esto es algo que muchos economistas habían considerado un imposible. Pero él demostró que el desarrollo de la informática y la posibilidad de obtener datos directamente de las familias, más que del PIB, unido al desarrollo de enfoques teóricos y métodos estadísticos innovadores, permite evaluar las condiciones de vida, la pobreza y otras muchas cosas, como las causas de la desnutrición, la privación de bienes básicos, la asignación de los bienes dentro de las familias o la longevidad. Con esta información ha podido evaluar el efecto de las políticas públicas sobre los hogares, algo que no es posible manejando sólo datos del PIB agregado (The analysis of household surveys: A microeconomic approach to development policy, 1997).
Segundo. Angus Deaton también ha practicado lo que acostumbran a hacer los grandes economistas desde el propio Adam Smith: dar su visión sobre las causas de la riqueza y la salud de las naciones. Su libro The great escape: Health, wealth and the origins of inequality, escrito en el 2013, es una magnífica pintura mundial sobre la evolución del bienestar y su despegue en las últimas décadas. Su visión es optimista, en la medida en que afirma que la vida es ahora mejor que en cualquier otro momento de la historia. Pero eso no le impide reconocer los riesgos que trae la creciente desigualdad en el interior de los países.
En este sentido, es bien conocido que países con igual riqueza pero desigualmente distribuida tienen resultados muy diferentes en términos de salud, condiciones de vida y longevidad. Para Deaton no hay nada tan desigual como el hecho de que algunas personas tengan acceso a una buena salud y vivan hasta edades avanzadas mientras otros sufren privaciones, malnutrición, enfermedades y falta de oportunidades. Algo que ocurre no sólo en los países pobres, sino también, de forma creciente, en países como el nuestro. De aquí su preocupación por lo que está ocurriendo en los países desarrollados occidentales con la desigualdad y la pobreza.
Para mí, el escocés Angus Deaton es un magnífico ejemplo de para qué sirven los economistas: medir con cuidado, al menos con el mismo cuidado que el PIB, las condiciones de vida de las personas. Utilizada de esta forma, la economía es un instrumento muy útil para analizar y mejorar el mundo.
http://www.caffereggio.net/2015/10/21/para-que-sirven-los-economistas-de-costas-anton-en-la-vanguaradia/
Angus Deaton" La esperanza de vida ha crecido en las últimas décadas 1 minuto por cada 4 minutos que pasan". Es decir, que cada día del año, la esperanza de vida crece 6 horas .JFV indica a sus estudiantes que durante los 80 minutos de su clase, la esperanza de vida crecerá 20 minutos, con lo cual solo pierden 60 minutos teniéndole que escuchar.
otros enlaces:
- http://articulosclaves.blogspot.com.es/2015/10/porque-adeaton-ha-merecido-el-premio.html
- http://articulosclaves.blogspot.com.es/2015/10/augus-deaton-pnobel-economia-2015.html
- https://www.princeton.edu/~deaton/downloads/deaton_puzzles_and_paradoxes_v1_5_11_17_11.pdf
- http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2015/10/angus-deaton-pnobel-economia-2015.html
- http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/2015/popular-economicsciences2015.pdf
- http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/2015/advanced-economicsciences2015.pdf
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