¿MÁS HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO?
No es sólo la economía mundial la que está en crisis. La enseñanza de la economía también está en crisis, y esta crisis tiene consecuencias que van más allá de la universidad. Así es como comienza el llamamiento internacional de estudiantes de económicas a favor de una enseñanza pluralista lanzado el pasado 5 de mayo.
Este llamamiento, apoyado por asociaciones de más de 20 países y por economistas de múltiples universidades, aboga por un cambio de rumbo en la enseñanza de la economía, por un pluralismo metodológico y teórico que albergue distintas corrientes de pensamiento económico y no aleje a la ciencia económica de la realidad que pretende explicar.
Aunque se pueden plantear muchos interrogantes, el objetivo de este blog es recoger las opiniones referentes a una materia concreta: La Historia del Pensamiento Económico.
¿Es realmente necesario estudiar Historia del Pensamiento Económico? ¿Se le da toda la importancia que merece? ¿Ayudaría actualmente al progreso de la sociedad, de la ciencia y de las ideas, o deberían centrarse todos los esfuerzos en otros campos de la economía?
¿QUÉ ES LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO?
Schumpeter, la define como la historia de los esfuerzos intelectuales realizados por los hombres en su afán por entender los fenómenos económicos. Sin embargo, la mayoría de autores posteriores, como es el caso de Stigler o Boulding, identifican la historia del pensamiento económico con la historia de las doctrinas económicas; y consideran que esta abarca cuestiones de mayor alcance, como las relaciones entre teoría y política económica, las influencias sociales, filosóficas y políticas en el desarrollo de las ideas económicas o la difusión internacional de las mismas.
EL ENFOQUE ACTUAL SOBRE EL DESARROLLO DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO
El enfoque que predomina actualmente sobre el desarrollo del pensamiento económico, sostiene que el grado de comprensión de la realidad económica aumenta progresivamente con el transcurso del tiempo, y que por tanto, la teoría económica contemporánea incorpora, en sí misma, toda la información relevante que se ha ido acumulando hasta el momento. Sin embargo, resulta complicado esbozar una función lineal que pueda explicar este proceso.
Schumpeter imagina un zigzag en torno a una tendencia creciente, y economistas como Adam Smith, Keynes o Marx, utilizan la visión acumulativa de la ciencia para remarcar el salto o avance que se produce con sus nuevas teorías.
Kuhn, desde un punto de vista completamente distinto, habla de revoluciones científicas, en las que nuevos paradigmas, inconmensurables entre sí, sustituyen a los anteriores conforme estos se van agotando. Lakatos yFeyerabend, en un enfoque parecido, conciben la existencia de modelos alternativos que compiten entre sí para explicar la realidad.
Tanto si se quiere conocer la senda que el desarrollo del conocimiento económico ha seguido hasta nuestros días, como si se pretende explicar el predominio o el declive de los distintos modelos, se hace necesario, sin ninguna duda, recurrir a la historia del pensamiento económico.
¿Qué es lo que nos aporta esta mirada retrospectiva? ¿Merece la pena invertir tiempo y esfuerzos en comprender el pasado cuando lo que tratamos de solucionar es un futuro más o menos inmediato?
Analizando la literatura existente podemos encontrar diversas opiniones al respecto:
Robertson o Hicks sostenían ya en los años 30 que no merecía la pena perder el tiempo leyendo a los clásicos, mientras que Robbins, en esa misma época, lamentaba el terrible provincianismo en el tiempo al que tienden los economistas que muestran indiferencia hacia su pasado intelectual.
Gordon, en 1965, pese a no considerar la historia del pensamiento algo necesario en la formación del economista, tampoco consideraba que hubiese que renunciar a ella, y afirmaba: “estudiamos la historia porque está ahí”.Viner, varias décadas después, apuntaba a la erudición como principal motivo para hacerlo, confiriéndole a esta un papel fundamental en la formación del investigador.
Es en la obra póstuma de Schumpeter, Historia del análisis económico, donde encontramos una lista más detallada de las ventajas que puede aportar a un economista estudiar la historia del pensamiento económico, siendo las más destacadas:
- Aliviar la sensación de falta de orientación y de sentido, obtener inspiración y aprender de los modos de proceder del espíritu humano.
- Obtener criterios de ordenación y conceptualización de la economía, de sus métodos y sustécnicas de análisis.
- Conocer las implicaciones de las teorías económicas.
- Aliviar la sensación de falta de orientación y de sentido, obtener inspiración y aprender de los modos de proceder del espíritu humano.
- Obtener criterios de ordenación y conceptualización de la economía, de sus métodos y sustécnicas de análisis.
- Conocer las implicaciones de las teorías económicas.
Mark Blaug, otro de los grandes expertos, y férreo defensor del estudio de lahistoria del pensamiento económico, escribía en 1991: “La mejor defensa de la historia del pensamiento económico es la total ausencia de una defensa. La historia del pensamiento económico es irrefrenable. Sobreviviría aunque fuese proscrita.”
El problema no es nuevo, y pese a que grandes economistas han reivindicado y dedicado un parte importante de su trabajo al estudio de esta disciplina, la realidad es que se ha ido dejando de lado en los planes de estudio. ¿Nos iría mejor si esto no hubiese sucedido?
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