El Presidente de
En este libro constata que entre los horarios españoles y del resto de Europa hay un abismo: se pasa más tiempo comiendo, se sale más tarde de trabajar, se duerme casi una hora menos que en el resto del continente y el tiempo de ocio empieza más tarde que en cualquier otro sitio. España es el tercer país de Europa que más horas pasa en el trabajo y uno de los menos productivos. Consecuencia de este desbarajuste: ciudadanos estresados, problemas psicológicos, somnolencia diurna, atascos de tráfico interminables, accidentes laborales y de tráfico, prisas…
Solución:
Buqueras afirma que “si deseamos que los españoles vivan menos estresados, que sepan valorar el tiempo, que lo disfruten con libertad, que sean capaces de compatibilizar sus diferentes responsabilidades y, en definitiva, que tengan una mejor calidad de vida, deberemos vivir según unos horarios más racionales, similares a los de la Europa a la que pertenecemos”. Este libro es un ensayo sobre la normalización de los horarios como instrumento de la conciliación de la vida laboral, la vida personal y la vida familiar. El equilibro entre los citados ambientes es fundamental para la buena marcha de la sociedad y, por tanto, para el funcionamiento de las estructuras socioeconómicas de un país. A mejor horario, mayor rendimiento en el trabajo, más y mejores relaciones familiares y sociales y menos gastos en problemas derivados de una mala gestión del tiempo. El libro tiene como objetivo “concienciar y ayudar a cambiar, para racionalizar, los horarios de los españoles (…). Hacerlos más humanos y europeos”, asegura el autor. Para ello plantea un modelo innovador y valiente que aspira a cambiar la vida laboral y los horarios en España, con una propuesta práctica y absolutamente aplicable, que se asiente como referente absoluto en materia laboral. Esa reforma en los horarios conllevará una vida mucho mejor, un mayor disfrute del tiempo libre y unas relaciones personales mucho más cordiales. Buqueras estructura su libro en tres ámbitos (personal, profesional y familiar), y con ellos analiza y da soluciones a diferentes temas: “Los nuevos hábitos para descansar y el descanso mental, los conductores soñolientos y los accidentes laborales a causa del sueño; de la flexibilidad de los horarios y de la racionalización de las reuniones y de la paradoja de ‘a mayor jornada laboral, menor productividad’”, entre otros. El autor parte de un valor fundamental: el tiempo. Un bien escaso, necesario para todas las cosas que se hacen a lo largo de la vida, y que cada uno gestiona de forma diferente. “Todos disponemos del mismo capital: 24 horas al día (…) Con este capital unos son ricos y otros son pobres. Unos lo convierten en felicidad, optimismo y alegría, y otros proyectan su rencor, frustración y malhumor”. Gestionar racionalmente ese tiempo es lo que debe hacer cada persona: marcarse objetivos y prioridades, para evitar lo que denuncia Buqueras: “Se calcula que perdemos diariamente tres horas, de forma involuntaria, inconsciente”. La regla de oro que propone el autor es la de los “tres ochos”: ocho horas para dormir, ocho horas para trabajar y ocho horas de entretenimiento. Y mucha disciplina personal para llevarlas a cabo.
En esta obra se hace un llamamiento a las diferentes administraciones y a las empresas para que se alcance la flexibilidad de horarios, para que se logre conciliar la vida familiar y laboral y para que el reloj biológico del ser humano no se desajuste. Un reloj biológico atrasado influye no sólo en la salud, sino también en la vida laboral, social y de ocio. Los ejemplos a lo largo del libro se multiplican: se come mal, mucho y tarde; se duerme menos de ocho horas porque se trasnocha mucho y se madruga más; no hay siesta reparadora a mitad de la jornada; los horarios son absolutamente caóticos; las reuniones son interminables y la mayoría de las veces de escaso contenido y provecho; la siniestralidad laboral crece a medida que se desajustan las horas de descanso; las relaciones entre padres e hijos se deterioran por el escaso roce que producen dos horarios, el escolar y el laboral, que pocas veces coinciden; los horarios de los programas de televisión y los comerciales no son los más adecuados...
El fin último es que España esté acorde con Europa. Si somos iguales en muchas cosas, ¿por qué no serlo en el uso racional del tiempo?
“En la organización del tiempo de trabajo, del tiempo de ocio y del tiempo del descanso seguimos siendo diferentes”, dice el autor. Este desajuste no facilita las relaciones en un mundo altamente globalizado. En este mundo sin fronteras fallan los horarios españoles, y con ellos el contacto y las relaciones con otros países que tienen horarios muy diferentes a los nuestros. Por eso, el autor explica cómo conseguir la conciliación de la vida laboral y la vida familiar, qué pautas seguir y qué modificar. Y junto a las soluciones aporta ejemplos de cómo funcionan otras empresas en Europa. Las claves para conseguir armonizar el tiempo son los horarios flexibles, la jornada continua y la libertad de horarios. “El tiempo no debe continuar esclavizándonos. Somos conscientes de que lo que defendemos no es sólo un cambio de horarios, es un cambio de hábitos, de costumbres, un nuevo estilo de vida. Sin ninguna duda, es un reto que vale la pena”.
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IGNACIO BUQUERAS
Es presidente de
Alcalá, 97. 28009 Madrid
Con el teletrabajo se podría trabajar en casa un día a la semana en muchos trabajo evitando desplazamientos y atascos.
Se deben de racionalizar el horario de oficinas y de comercios, muchos de los cuales podrían tener jornada continua y no hacer estos horarios inproductivos para cerrar entre las 20,30-22 horas
Se podría racionalizar y ser mas eficientes, con tres días festivos alternativos, unos los sábados, otro los domingos y otros los lunes.
Se podrian volver a partir vacaciones entre julio-agosto y septiembre.
Se deberian racionalizar los mega puentes en España. 20 años perdidos.
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