AUTONOMÍA ESTRATÉGICA ABIERTA EUROPEA Y CICLO ELECTORAL 2024

 

Autonomía estratégica abierta europea y ciclo electoral

Opciones frente a EEUU y China

La UE debe contar con capacidades propias que le permitan reducir sus dependencias frente a EEUU y China. Pero Europa afronta dificultades e incertidumbres derivadas de factores políticos y económicos internos a Europa y EEUU. Dos grandes procesos electorales en 2024 (elecciones al Parlamento Europeo el 6-9 de junio, y elecciones presidenciales en EEUU el 5 noviembre) tendrán importantes implicaciones para la llamada “autonomía estratégica europea abierta”. Teniendo cuenta este contexto político, este documento aborda varios aspectos. Primero, las dinámicas de continuidad y de cambio del nuevo ciclo político. Segundo, las tendencias actuales de las relaciones UE-EEUU en tres ámbitos principales: tecnológico-digital; política energética y nueva política industrial del Pacto Verde; y defensa y seguridad. Tercero, la necesidad de la UE de resetear y fortalecer las relaciones económicas con Beijing. Cuarto, las posibles opciones de la UE y escenarios respecto a EEUU y China. Finalmente, algunas propuestas para avanzar en la dirección de una relación estratégica más equilibrada y “abierta” respecto a EEUU, China, y el Sur Global

AUTONOMIA_ESTRATEGICA.pdf (fundacionalternativas.org)

Autores Raquel Carretero, Emilio García, Vicente Palacio, Águeda Parra, Ana Olmedo (EsadeGeo), Elisa Lenker (EsadeGeo) y Matthew Merelo (EsadeGeo)

Posibles impactos del ciclo electoral 2024 en una autonomía estratégica abierta europea por Vicente Palacio 

APARTADO 2 La Unión Europea frente a EEUU por Emilio García (Punto 1) por Raquel Carretero, Elisa Lenker, Ana Olmedo y Matthew Merelo (Punto 2)

 APARTADO 3 La Unión Europea y China: reseteado y fortalecimiento de relaciones

 Opciones y y posibles escenarios para la UE por Vicente Palacio, Emilio García, Elisa Lenker, Ana Olmedo y Matthew Merelo APARTADO 5 Propuestas para la UE tras el ciclo electoral 2024 por Raquel Carretero, Emilio García, Águeda Parra, Vicente Palacio, Elisa Lenker, Ana Olmedo y Matthew Merelo

Conclusiones

En primer lugar, el contexto político resultante de las elecciones en Europa y EEUU podría resultar desfavorable para el proyecto de una autonomía estratégica, en comparación con el periodo anterior. Por un lado, los resultados de las eleciones europeas de junio otorgan mayor peso a fuerzas de ultraderecha, euroescépticas, o anti-integración, lo cual podría frenar el impulso necesario en esa dirección. Por otro lado, el signo de la nueva administración en la Casa Blanca, “Biden 2.0” ó bien “Trump 2.0.”, puede actuar a la manera de, o bien un inhibidor, o bien un acelerador para la UE, dependiendo de cuál sea la respuesta euNo obstante, la UE debe sopesar posibles opciones y escenarios del nuevo ciclo político, definitorios de elementos de continuidad y cambio. A partir de ahí, se puede aprovechar el margen de acción disponible para avanzar en la autonomía estratégica. Un objetivo fundamental de la UE tras el ciclo electoral de 2024 debería ser avanzar en una relación estratégica más equilibrada y “abierta

varias direcciones simultáneamente: EEUU, China, y el llamado Sur Global. Frente a una visión binaria de “nueva Guerra Fría” que produciría graves disrupciones de las cadenas de valor, y el colapso de toda cooperación internacional, la UE debería adoptar una actitud “abierta” sobre la base de nuevos marcos regulatorios bilaterales y multilaterales. Es preciso que la UE lleve a cabo importantes reajustes para encontrar un equilibrio óptimo en la dinámica cooperación / competición con EEUU y China. Esto abarca lo tecnológico-digital - semiconductores, IA - la política industrial verde, coche eléctrico, materias primas críticas, o la defensa. Conviene resaltar que EEUU ocupa un lugar central en esa compleja ecuación. Por eso, el éxito o fracaso europeo de cara a reducir dependencias y situarssituarse en pie de igualdad con sus otros dos competidores, requiere al menos dos cosas. La primera es una transformación en profundidad del partenariado transatlántico, desde la perspectiva de una “cooperación crítica”. La segunda es un reseteado de la relación con China en un entorno geopolítico cambiante. En ambos casos sería conveniente articular marcos

discusión y negociación de las divergencias - existente con Washington (el Consejo de Comercio y Tecnología (TTC), pero ausente con Beijing. A pesar de la incertidumbre interna en Europa y en EEUU, cabe señalar a modo de guía algunas propuestas y líneas de acción en varias áreas sectoriales interconectadas: tecnológica-digital, política industrial, política energética y pacto verde, y política de defensa. El conjunto de todas ellas vendría a configurar la “autonomía estratégica abierta” como la expresión de un difícil equilibrio entre la “Europa geopolítica” y la “Europa normativa”. En el área tecnológico-digital, es preciso tener en cuenta varias cosas. En la última década la UE ha retrocedido en términos de autonomía. Sus dependencias respecto de EEUU han crecido y la estrategia de gendarme regulatorio se ha saldado con un debilitamiento de su tejido empresarial en casi todos lde la cadena de valor digital. A partir de aquí, la futura autonomía digital estratégica de la UE se juega en dos ámbitos. Por un lado, el refuerzo de su soberanía sobre las infraestructuras digitales - tanto telecomunicaciones como infraestructuras de datos - potenciando una reforma que mantenga y haga crecer en este segmento el papel de las empresas europeas. Por otro lado, el desarro llo de su capacidad de actuación en las tres tecnologías críticas digitales (semiconductores, inteligencia artificial y cuántica), probablemente en una colaboración competitiva con EEUU, abierta a la cooperación con otros like-minded. Europa tiene como gran reto el despliegue de una capacidad inversora tecnológica común como clave de bóveda de su autonomía digital estratégica. En el ámbito público, dando continuidad a instrumentos de deuda conjunta destinados a proyectos tecnológicos de interés común. En el ámbito privado, creando un mercado realmente único de inversiones

En el área de la industria verde, el gran desafío para la UE es de carácter interno: el impulso a la competitividad europea mediante la coherencia en la implementación agenda verde europea y el diseño de un nuevo pacto industrial. Es necesario evitar la fragmentación del mercado único europeo mediante la estabilidad normativa, la simplificación regulatoria, o un marco de financiación más transparente y coordinado. Igualmente, promover la flexibilidad en el desarrollo de todas las tecnologías climáticamente neutras disponibles para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de la UE, aprovechando y potenciando las capacidades industriales y tecnológicas de Europa.

El retorno de la política industrial es un factor fundamental de cambio.

 La UE se enfrenta a una creciente distancia en competitividad con China y EEUU, que han implementado políticas industriales como Made in China o ley de Reducción de la Inflación (IRA). Por ello, la Comisión y los Estados miembros han desplegado políticas industriales, como el GDIP o la NZIA, para aumentar la competitividad industrial en sectores estratégicos. Sin embargo, la diversidad de capacidades industriales y normas fiscales de los veintisiete presenta retos significativos para la industria europea. Respecto al IRA, la UE puede responder con un refuerzo de incentivos fiscales y mejor regulación interior para poder competir en pie de igualdad con EEUU. En los próximos años, la Comisión tendrá que consolidar los pilares industriales europeos y asegurar un Mercado Único justo y competitivo que concilie los iles con los objetivos comunitarios de competitividad global. La Comisión y el Consejo Europeo encargaron a Enrico Letta y Mario Draghi la elaboración de dos informes con el objetivo de mejorar el rendimiento de la economía europea.

 El informe Letta, propone integrar telecomunicaciones, finanzas y energías en el Mer defensa, y el proceso de ampliación. El informe Draghi sugiere una gran inversión para la transición digital y verde y la profundización de la Unión del Mercado de Capitales. En el ámbito de la defensa, conviene subrayar que, en paralelo a su alianza con EEUU y la OTAN, la UE ha expandido su ecosistema de seguridad a materias como la industria, la energía o la tecnología durante la última legislatura a causa de impactos externos. Entre los distintos avances, la principal propuesta en materia de defensa ha sido la European Defence Industrial Strategy, que es un ejemplo paradigmático de cómo la actual prioridad de la defensa europea no consiste necesariamente en incrementar el gasto militar conjunto, sino reforzar la base industrial de defensa del continente y la coordinación entre los distintos EEMM para lograr un gasto eficiente. En este sentido, la próxima Comisión probablemente desarcado Único y enfatiza la transición digital, verde y justa, la seguridad y desarrolle una nueva figura central para la UE: un comisario de Defensa, que tendría que coordinarse estrechamente con los motores francés y alemán. Respecto a la relación UE-China, el reseteado de relaciones se centraría en establecer una competición en condiciones de igualdad, ya sea en coche eléctrico, o en paneles solares. Junto a ello, la gran ambición europea de recuperar capacidades tecnológica avanzada y diseñar renovadas ventajas competitivas, pasa por abordar una transición digital y energética desde un rol activo por parte de “Global Champions” europeas. En paralelo, es importante la diplomacia y mayor presencia en regiones clave como el Indo-Pacífico, así como en los países del Sur Global que están mostrando mayor dinamismo en la transformación digital y energética.




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