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Las tensiones en el sistema económico mundial que se hicieron patentes durante la crisis financiera mundial han empeorado con la intensificación de las tensiones geopolíticas por la guerra de Ucrania y la rivalidad en el ámbito de la alta tecnología entre Estados Unidos y China. Esta última columna de una serie de tres analiza cómo el sistema multilateral basado en normas debe adaptarse a los cambios en el panorama económico mundial para preservar los beneficios de la integración económica mundial y evitar una fragmentación galopante.
Tras décadas de creciente integración económica mundial, el mundo se ha vuelto más interconectado e interdependiente, pero también más diverso y multipolar. El aumento de la riqueza mundial y la disminución de la pobreza extrema han ido acompañados de un desplazamiento del poder económico hacia las economías emergentes y en desarrollo (EMDE). A principios de la década de 1990, Europa, Estados Unidos y Japón representaban aproximadamente las tres cuartas partes del PIB mundial; en 2019, su peso se había reducido a cerca del 50%. Mientras que las economías avanzadas (EA) han mantenido su posición dominante en las esferas financiera, militar y de alta tecnología, las EMDE representan una parte mucho mayor de la población mundial y del suministro de materias primas, así como una parte cada vez mayor de la industria mundial. Sólo China representa aproximadamente un tercio del valor añadido manufacturero mundial. Si bien los patrones comerciales y de IED han reflejado estos cambios económicos, no ha ocurrido lo mismo con la gobernanza mundial.
Figure 1 The global economic system, 1995 versus 2019 (percent of total, AEs in blue, EMs in green)
Sources: World Bank and IMF staff calculations Note:
Industry comprises value added in mining, manufacturing, construction,
electricity, water, and gas. Value added is the net output of a sector
after adding up all outputs and subtracting intermediate inputs.The
estimates of natural resources rents (oil, gas, coal, and other
minerals) are calculated as the difference between the price of a
commodity and the average cost of producing it. This is done by
estimating the price of units of specific commodities and subtracting
estimates of average unit costs of extraction or harvesting costs. These
unit rents are then multiplied by the physical quantities countries
extract or harvest to determine the rents for each commodity. The labels
are Brazil (1), Canada (2), Russia (3), Korea (4), Australia (5),
Mexico (6), Indonesia (7), Saudi Arabia (8), Turkiye (9), Switzerland
(10), Thailand (11), Argentina (12), Nigeria (13), EU shown excl. UK.
Déjà vu?
El mundo ya ha pasado antes por los altibajos de la globalización (Figura 2). 1 Las tensiones del sistema económico mundial se hicieron patentes durante la crisis financiera mundial y han empeorado con la intensificación de las tensiones geopolíticas por la guerra de Ucrania y la rivalidad entre Estados Unidos y China en materia de alta tecnología. Cuando la geopolítica se convierte en un factor en la toma de decisiones económicas, los países pueden hacer todo lo posible para proteger su seguridad nacional o económica, como vimos durante el periodo de entreguerras de 1914 a 1945. El entorno actual es inquietantemente similar. Ante la preocupación por la seguridad energética y alimentaria, la resistencia de las cadenas de suministro mundiales y la obtención de minerales para la transición energética, los países parecen cada vez más dispuestos a gestionar estos riesgos mediante políticas proteccionistas que pueden perjudicar a otros.
Figure 2 Trade openness, 1870–2021 (sum of exports and imports, percent of GDP)
Sources: Jordà -Schularick-Taylor Macrohistory Database;
Penn World Data (10.0); Peterson Institute for International Economics;
World Bank; and IMF staff calculations. Note: Sample composition changes over time.
La cuestión clave es cómo evitar una fragmentación galopante (que empeoraría la situación de todos), preservando al mismo tiempo el espacio político para que los países aborden sus legítimas preocupaciones en materia de seguridad y reconstruyendo gradualmente la confianza en la cooperación internacional.
A pragmatic multilateralism
El sistema multilateral basado en normas debe adaptarse a la cambiante economía mundial. Si bien el sistema actual no es adecuado para gestionar la multipolaridad, puede que no sea factible realizar grandes reformas de los mecanismos multilaterales dadas las agudas tensiones geopolíticas y el déficit de "confianza". ¿Cuál es el mejor camino a seguir?
Aiyar et al. (2023) esbozan un enfoque pragmático basado en la idea de que los países deben seguir comprometidos, pero que las formas específicas de compromiso deben calibrarse en función del grado de alineación de las preferencias y acciones de los países (véase la Figura 3):
En áreas de interés común -como la mitigación del cambio climático, la seguridad alimentaria, la preparación ante pandemias y las cuestiones relacionadas con la deuda- el esfuerzo multilateral es la mejor y única forma de avanzar.
Cuando las negociaciones multilaterales se estancan, las iniciativas plurilaterales abiertas y no discriminatorias (menos países que quieren hacer más) podrían ser una forma práctica de avanzar. Los acuerdos son "abiertos" cuando los miembros mantienen una política de puertas abiertas para otros que estén dispuestos y sean capaces de comprometerse con las mismas reglas y normas de conducta, y "no discriminatorios" cuando los miembros no discriminan entre los distintos productores o proveedores de servicios extranjeros. Estas salvaguardias son necesarias para evitar la fragmentación.
Pero cuando los países optan por acciones unilaterales, se necesitan "guardarraíles" creíbles para mitigar los desbordamientos globales y proteger a los vulnerables. Por ejemplo, plataformas multilaterales de consulta sobre medidas políticas que puedan acarrear costes económicos para otros países o el desarrollo de normas de conducta consensuadas, como acuerdos sobre "corredores seguros" que garanticen un nivel mínimo de flujos transfronterizos de bienes o servicios críticos.
Figure 3 A pragmatic approach to international cooperation
Sources: IMF staff
How could this approach be applied in practice?
Consideremos el comercio mundial. Entre las principales cuestiones polémicas se encuentran las prácticas que distorsionan el comercio (como las subvenciones industriales y las barreras de acceso al mercado), el creciente uso de la política comercial para objetivos no comerciales (como la seguridad nacional, las protecciones laborales y la mitigación del cambio climático) y el estancamiento de la solución de diferencias en la OMC. Llegar a un acuerdo sobre todas estas cuestiones, aunque deseable, es todo un reto dada la diversidad de los miembros de la OMC, la creciente complejidad de la política comercial y el aumento de las tensiones geopolíticas. ¿Qué se puede hacer?
Los esfuerzos multilaterales deben centrarse en áreas en las que los países estén ampliamente alineados. Un ejemplo positivo reciente es la 12ª Conferencia Ministerial de la OMC, celebrada en julio de 2022, en la que se acordaron una serie de medidas, entre ellas la exención de las restricciones a la exportación de las compras del Programa Mundial de Alimentos y una exención parcial de cinco años de las normas de propiedad intelectual de la OMC para las vacunas COVID. Las iniciativas plurilaterales abiertas y no discriminatorias -como los Acuerdos Plurilaterales de la OMC- podrían centrarse en ámbitos en los que las negociaciones multilaterales se han estancado, como las subvenciones industriales, las barreras de acceso al mercado, la IED, los servicios y el comercio de bienes respetuosos con el medio ambiente.
Se necesitan "guardarraíles" para mitigar los daños de las acciones unilaterales que podrían conducir a una fragmentación galopante. Un ejemplo es la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU. y otras medidas similares adoptadas por otros países que podrían convertirse en una carrera de subvenciones. Para mitigar este riesgo, un reciente documento conjunto del FMI, la OCDE, el Banco Mundial y la OMC proponía un marco de consulta sobre el uso de las subvenciones. Este marco podría incluir (1) la mejora de los datos y el intercambio de información; (2) un análisis más profundo de las subvenciones para identificar su impacto económico, incluidos los efectos indirectos transfronterizos, y explorar enfoques alternativos para cumplir mejor los objetivos de política pública al tiempo que se reducen los efectos negativos sobre los socios comerciales; y (3) un diálogo intergubernamental informado. Con el tiempo, este diálogo podría ayudar a desarrollar reglas y normas internacionales sobre el uso y el diseño adecuados de las subvenciones. Podrían considerarse procesos similares para los requisitos de transferencia de tecnología, las normativas sobre datos y otras medidas comerciales que los países establecen cada vez más para proteger la seguridad nacional o la seguridad económica.
Aunque la dirección de la globalización sigue siendo incierta, es probable que el mundo se vuelva más multipolar (Ash et al. 2023). De ahí que, en última instancia, puedan ser necesarias reformas más profundas de las normas y mecanismos multilaterales para garantizar la estabilidad. Nuestra esperanza es que el multilateralismo pragmático pueda ayudar a mitigar el riesgo de una fragmentación geoeconómica galopante en la actualidad.
References
Aiyar, S, J Chen, C Ebeke, R Garcia-Saltos, T Gudmundsson, A Ilyina, A
Kangur, S Rodriguez, M Ruta, T Schulze, J Trevino, T Kunaratskul and G
Soderberg (2023), “Geoeconomic Fragmentation and the Future of
Multilateralism”, IMF Staff Discussion Note No. SDN/2023/01.
Ash G T, I Krastev and M Leonard (2023), “United West, Divided from
the Rest: Global Public Opinion One Year into Russia’s War on Ukraine”,
European Council for Foreign Relations Policy Brief, February.
Footnotes
Obstfeld
(2020), for example, discusses whether globalisation inherently fosters
domestic or international dynamics that eventually lead to political
backlash.
Este capítulo describe los ajustes que deben introducirse en los componentes del capital reglamentario para calcular el importe de los recursos propios de un banco que puede utilizarse para cumplir los requisitos prudenciales.
Effective as of:15 Dec 2019|Last update:15 Dec 2019
This section sets out the regulatory adjustments to
be applied to regulatory capital. In most cases these adjustments are
applied in the calculation of Common Equity Tier 1.
30.2
Global systemically important banks (G-SIBs) are
required to meet a minimum total loss-absorbing capacity (TLAC)
requirement set in accordance with the Financial Stability Board’s (FSB)
TLAC principles and term sheet. The criteria for an instrument to be
recognised as TLAC by the issuing G-SIB are set out in the FSB’s TLAC
Term Sheet. Bank that invest in TLAC or similar instruments may be
required to deduct them in the calculation of their own regulatory
capital.1
1 Footnote
30.3
For the purposes of this section, holdings of TLAC
include the following, hereafter collectively referred to as “other TLAC
liabilities”:
(1)
All direct, indirect and synthetic investments in the
instruments of a G-SIB resolution entity that are eligible to be
recognised as external TLAC but that do not otherwise qualify as
regulatory capital2 for the issuing G-SIB, with the exception of instruments excluded by CAP30.4; and
(2)
All holdings of instruments issued by a G-SIB resolution entity that rank pari passu to any instruments included in CAP30.3(1), with the exceptions of:
(a)
instruments listed as liabilities excluded from TLAC in Section 10 of the FSB TLAC Term Sheet (“Excluded Liabilities”); and
(b)
instruments ranking pari passu with instruments eligible to
be recognised as TLAC by virtue of the exemptions to the subordination
requirements in Section 11 of the FSB TLAC Term Sheet.
1 Footnote
30.4
In certain jurisdictions, G-SIBs may be able to
recognise instruments ranking pari passu to Excluded Liabilities as
external TLAC up to a limit, in accordance with the exemptions to the
subordination requirements set out in the penultimate paragraph of
Section 11 of the FSB TLAC Term Sheet. A bank’s holdings of such
instruments will be subject to a proportionate deduction approach. Under
this approach, only a proportion of holdings of instruments that are
eligible to be recognised as external TLAC by virtue of the
subordination exemptions will be considered a holding of TLAC by the
investing bank. The proportion is calculated as:
(1)
the funding issued by the G-SIB resolution entity that ranks
pari passu with Excluded Liabilities and that is recognised as external
TLAC by the G-SIB resolution entity; divided by
(2)
the funding issued by the G-SIB resolution entity that ranks
pari passu with Excluded Liabilities and that would be recognised as
external TLAC if the subordination requirement was not applied.3
1 Footnote
30.5
Under the proportionate deduction approach, banks
must calculate their holdings of other TLAC liabilities of the
respective issuing G-SIB resolution entities based on the latest
available public information provided by the issuing G-SIBs on the
proportion to be used.
30.6
The regulatory adjustments relating to TLAC in CAP30.18 to CAP30.31
apply to holdings of TLAC issued by G-SIBs from the date at which the
issuing G-SIB becomes subject to a minimum TLAC requirement.4
1 Footnote
Goodwill and other intangibles (except mortgage servicing rights)
30.7
Goodwill and all other intangibles must be deducted
in the calculation of Common Equity Tier 1, including any goodwill
included in the valuation of significant investments in the capital of
banking, financial and insurance entities that are outside the scope of
regulatory consolidation. With the exception of mortgage servicing
rights, the full amount is to be deducted net of any associated deferred
tax liability (DTL) which would be extinguished if the intangible
assets become impaired or derecognised under the relevant accounting
standards. The amount to be deducted in respect of mortgage servicing
rights is set out in the threshold deductions section below.
2 FAQs
30.8
Subject to prior supervisory approval, banks that
report under local GAAP may use the IFRS definition of intangible assets
to determine which assets are classified as intangible and are thus
required to be deducted.
Deferred tax assets
30.9
Deferred tax assets (DTAs) that rely on future
profitability of the bank to be realised are to be deducted in the
calculation of Common Equity Tier 1. DTAs may be netted with associated
DTLs only if the DTAs and DTLs relate to taxes levied by the same
taxation authority and offsetting is permitted by the relevant taxation
authority. Where these DTAs relate to temporary differences (eg
allowance for credit losses) the amount to be deducted is set out in CAP30.32 to CAP30.34.
All other such assets, eg those relating to operating losses, such as
the carry forward of unused tax losses, or unused tax credits, are to be
deducted in full net of deferred tax liabilities as described above.
The DTLs permitted to be netted against DTAs must exclude amounts that
have been netted against the deduction of goodwill, intangibles and
defined benefit pension assets, and must be allocated on a pro rata
basis between DTAs subject to the threshold deduction treatment and DTAs
that are to be deducted in full.
3 FAQs
30.10
An overinstallment of tax or, in some
jurisdictions, current year tax losses carried back to prior years may
give rise to a claim or receivable from the government or local tax
authority. Such amounts are typically classified as current tax assets
for accounting purposes. The recovery of such a claim or receivable
would not rely on the future profitability of the bank and would be
assigned the relevant sovereign risk weighting.
Cash flow hedge reserve
30.11
The amount of the cash flow hedge reserve that
relates to the hedging of items that are not fair valued on the balance
sheet (including projected cash flows) should be derecognised in the
calculation of Common Equity Tier 1. This means that positive amounts
should be deducted and negative amounts should be added back.
30.12
This treatment specifically identifies the element
of the cash flow hedge reserve that is to be derecognised for prudential
purposes. It removes the element that gives rise to artificial
volatility in common equity, as in this case the reserve only reflects
one half of the picture (the fair value of the derivative, but not the
changes in fair value of the hedged future cash flow).
Shortfall of the stock of provisions to expected losses
30.13
Banks using the internal ratings-based (IRB)
approach for other asset classes must compare the amount of total
eligible provisions, as defined in CRE35.4, with the total expected loss amount as calculated within the IRB approach and defined in CRE35.2.
Where the total expected loss amount exceeds total eligible provisions,
banks must deduct the difference from Common Equity Tier 1. The full
amount is to be deducted and should not be reduced by any tax effects
that could be expected to occur if provisions were to rise to the level
of expected losses. Securitisation exposures will be subject to CRE40.36 and will contribute to neither the total expected loss amount nor the total eligible provisions.
Gain on sale related to securitisation transactions
30.14
Banks must deduct from Common Equity Tier 1 any
increase in equity capital resulting from a securitisation transaction,
such as that associated with expected future margin income resulting in a
gain on sale that is recognised in regulatory capital.
Cumulative gains and losses due to changes in own credit risk on fair valued liabilities
30.15
Derecognise in the calculation of Common Equity
Tier 1, all unrealised gains and losses that have resulted from changes
in the fair value of liabilities that are due to changes in the bank’s
own credit risk. In addition, with regard to derivative liabilities,
derecognise all accounting valuation adjustments arising from the bank's
own credit risk. The offsetting between valuation adjustments arising
from the bank's own credit risk and those arising from its
counterparties' credit risk is not allowed.
Defined benefit pension fund assets and liabilities
30.16
Defined benefit pension fund liabilities, as
included on the balance sheet, must be fully recognised in the
calculation of Common Equity Tier 1 (ie Common Equity Tier 1 cannot be
increased through derecognising these liabilities). For each defined
benefit pension fund that is an asset on the balance sheet, the net
asset on the balance sheet in respect of the plan or fund should be
deducted in the calculation of Common Equity Tier 1 net of any
associated deferred tax liability which would be extinguished if the
asset should become impaired or derecognised under the relevant
accounting standards. Assets in the fund to which the bank has
unrestricted and unfettered access can, with supervisory approval,
offset the deduction. Such offsetting assets should be given the risk
weight they would receive if they were owned directly by the bank.
1 FAQ
30.17
This treatment addresses the concern that assets
arising from pension funds may not be capable of being withdrawn and
used for the protection of depositors and other creditors of a bank. The
concern is that their only value stems from a reduction in future
payments into the fund. The treatment allows for banks to reduce the
deduction of the asset if they can address these concerns and show that
the assets can be easily and promptly withdrawn from the fund.
Investments in own shares (treasury stock), own other capital instruments or own other TLAC liabilities
30.18
All of a bank’s investments in its own common
shares, whether held directly or indirectly, will be deducted in the
calculation of Common Equity Tier 1 (unless already derecognised under
the relevant accounting standards). In addition, any own stock which the
bank could be contractually obliged to purchase should be deducted in
the calculation of Common Equity Tier 1. The treatment described will
apply irrespective of the location of the exposure in the banking book
or the trading book. In addition:
(1)
Gross long positions may be deducted net of short positions
in the same underlying exposure only if the short positions involve no
counterparty risk.
(2)
Banks should look through holdings of index securities to
deduct exposures to own shares. However, gross long positions in own
shares resulting from holdings of index securities may be netted against
short position in own shares resulting from short positions in the same
underlying index. In such cases the short positions may involve
counterparty risk (which will be subject to the relevant counterparty
credit risk charge).
(3)
Subject to supervisory approval, a bank may use a
conservative estimate of investments in its own shares where the
exposure results from holdings of index securities and the bank finds it
operationally burdensome to look through and monitor its exact
exposure.
3 FAQs
30.19
This deduction is necessary to avoid the
double-counting of a bank’s own capital. Certain accounting regimes do
not permit the recognition of treasury stock and so this deduction is
only relevant where recognition on the balance sheet is permitted. The
treatment seeks to remove the double-counting that arises from direct
holdings, indirect holdings via index funds and potential future
holdings as a result of contractual obligations to purchase own shares.
30.20
Following the same approach outlined above, banks
must deduct investments in their own Additional Tier 1 in the
calculation of their Additional Tier 1 capital and must deduct
investments in their own Tier 2 in the calculation of their Tier 2
capital. G-SIB resolution entities must deduct holdings of their own
other TLAC liabilities in the calculation of their TLAC resources. If a
bank is required to make a deduction from a particular tier of capital
and it does not have enough of that tier of capital to satisfy that
deduction, then the shortfall will be deducted from the next higher tier
of capital. In the case of insufficient TLAC resources, then the
holdings will be deducted from Tier 2.
1 FAQ
Reciprocal cross-holdings in the capital or other TLAC liabilities of banking, financial and insurance entities
30.21
Reciprocal cross-holdings of capital that are
designed to artificially inflate the capital position of banks will be
deducted in full. Banks must apply a “corresponding deduction approach”
to such investments in the capital of other banks, other financial
institutions and insurance entities. This means the deduction should be
applied to the same component of capital for which the capital would
qualify if it was issued by the bank itself. Reciprocal cross-holdings
of other TLAC liabilities that are designed to artificially inflate the
TLAC position of G-SIBs must be deducted in full from Tier 2 capital.
4 FAQs
Investments in the capital or other TLAC liabilities of
banking, financial and insurance entities that are outside the scope of
regulatory consolidation and where the bank does not own more than 10%
of the issued common share capital of the entity
30.22
The regulatory adjustment described in this section
applies to investments in the capital or other TLAC liabilities of
banking, financial and insurance entities that are outside the scope of
regulatory consolidation and where the bank does not own more than 10%
of the issued common share capital of the entity. These investments are
deducted from regulatory capital, subject to a threshold. For the
purpose of this regulatory adjustment:
(1)
Investments include direct, indirect5
and synthetic holdings of capital instruments or other TLAC
liabilities. For example, banks should look through holdings of index
securities to determine their underlying holdings of capital or other
TLAC liabilities.6
(2)
Holdings in both the banking book and trading book are to be
included. Capital includes common stock and all other types of cash and
synthetic capital instruments (eg subordinated debt). Other TLAC
liabilities are defined in CAP30.3 and CAP30.4.
(3)
For capital instruments, it is the net long position that is
to be included (ie the gross long position net of short positions in the
same underlying exposure where the maturity of the short position
either matches the maturity of the long position or has a residual
maturity of at least one year). Banks are also permitted to net gross
long positions arising through holdings of index securities against
short positions in the same underlying index, as long as the maturity of
the short position matches the maturity of the long position or has
residual maturity of at least a year. For other TLAC liabilities, it is
the gross long position in CAP30.23, CAP30.24 and CAP30.25 and the net long position that is to be included in CAP30.26.
(4)
Underwriting positions in capital instruments or other TLAC
liabilities held for five working days or less can be excluded.
Underwriting positions held for longer than five working days must be
included.
(5)
If the capital instrument of the entity in which the bank has
invested does not meet the criteria for Common Equity Tier 1,
Additional Tier 1, or Tier 2 capital of the bank, the capital is to be
considered common shares for the purposes of this regulatory adjustment.7
(6)
National discretion applies to allow banks, with prior
supervisory approval, to exclude temporarily certain investments where
these have been made in the context of resolving or providing financial
assistance to reorganise a distressed institution.
3 Footnotes
,
7 FAQs
30.23
A G-SIB’s holdings of other TLAC liabilities must
be deducted from Tier 2 capital resources, unless either the following
conditions are met, or the holding falls within the 10% threshold
provided in CAP30.26.
(1)
The holding has been designated by the bank to be treated in accordance with this paragraph;
(2)
The holding is in the bank’s trading book;
(3)
The holding is sold within 30 business days of the date of acquisition; and
(4)
Such holdings are, in aggregate and on a gross long basis,
less than 5% of the G-SIB’s common equity (after apply all other
regulatory adjustments in full listed prior to CAP30.22.
30.24
If a holding designated under CAP30.23
no longer meets any of the conditions set out in that paragraph, it
must be deducted in full from Tier 2 capital. Once a holding has been
designated under CAP30.23, it may not subsequently be included within the 10% threshold referred to in CAP30.26. This approach is designed to limit the use of the 5% threshold in CAP30.23 to holdings of TLAC instruments needed to be held within the banking system to ensure deep and liquid markets.
30.25
If a bank is not a G-SIB, its holdings of other TLAC liabilities must be deducted from Tier 2 capital resources, unless:
(1)
such holdings are, in aggregate and on a gross long basis,
less than 5% of the bank’s common equity (after applying all other
regulatory adjustments listed in full prior to CAP30.22); or
(2)
the holdings fall within the 10% threshold provided in CAP30.26.
30.26
If the total of all holdings of capital instruments and other TLAC liabilities, as listed in CAP30.22 and not covered by the 5% threshold described in CAP30.23 and CAP30.24 (for G-SIBs) or CAP30.25
(for non-G-SIBs), in aggregate and on a net long basis exceed 10% of
the bank’s common equity (after applying all other regulatory
adjustments in full listed prior to CAP30.22)
then the amount above 10% is required to be deducted. In the case of
capital instruments, deduction should be made applying a corresponding
deduction approach. This means the deduction should be applied to the
same component of capital for which the capital would qualify if it was
issued by the bank itself. In the case of holdings of other TLAC
liabilities, the deduction should be applied to Tier 2 capital.
Accordingly, the amount to be deducted from common equity should be
calculated as the total of all holdings of capital instruments and those
holdings of other TLAC liabilities not covered by CAP30.23 and CAP30.24 or CAP30.25
which in aggregate exceed 10% of the bank’s common equity (as per
above) multiplied by the common equity holdings as a percentage of the
total holdings of capital instruments and other TLAC liabilities not
covered by CAP30.23 and CAP30.24 or CAP30.25.
This would result in a common equity deduction which corresponds to the
proportion of the holdings held in common equity. Similarly, the amount
to be deducted from Additional Tier 1 capital should be calculated as
the total of all holdings of capital instruments and other TLAC
liabilities not covered by CAP30.23 and CAP30.24 or CAP30.25
which in aggregate exceed 10% of the bank’s common equity (as per
above) multiplied by the Additional Tier 1 capital holdings as a
percentage of the total. The amount to be deducted from Tier 2 capital
should be calculated as the total of all holdings of capital instruments
and other TLAC liabilities not covered by CAP30.23 and CAP30.24 or CAP30.25
which in aggregate exceed 10% of the bank’s common equity (as per
above) multiplied by holdings of the Tier 2 capital and other TLAC
liabilities as a percentage of the total.
3 FAQs
30.27
If a bank is required to make a deduction from a
particular tier of capital and it does not have enough of that tier of
capital to satisfy that deduction, the shortfall will be deducted from
the next higher tier of capital (eg if a bank does not have enough
Additional Tier 1 capital to satisfy the deduction, the shortfall will
be deducted from Common Equity Tier 1).
30.28
Amounts that are not deducted will continue to be
risk weighted. Thus, instruments in the trading book will be treated as
per the market risk rules and instruments in the banking book should be
treated as per the IRB approach or the standardised approach (as
applicable). For the application of risk weighting the amount of the
holdings must be allocated on a pro rata basis between those below and
those above the threshold.
1 FAQ
Significant investments in the capital or other TLAC
liabilities of banking, financial and insurance entities that are
outside the scope of regulatory consolidation
30.29
The regulatory adjustment described in this section
applies to investments in the capital or other TLAC liabilities of
banking, financial and insurance entities that are outside the scope of
regulatory consolidation8 where the bank owns more than 10% of the issued common share capital of the issuing entity or where the entity is an affiliate9 of the bank. In addition:
(1)
Investments include direct, indirect and synthetic holdings
of capital instruments or other TLAC liabilities. For example, banks
should look through holdings of index securities to determine their
underlying holdings of capital or other TLAC liabilities.10
(2)
Holdings in both the banking book and trading book are to be
included. Capital includes common stock and all other types of cash and
synthetic capital instruments (eg subordinated debt). Other TLAC
liabilities are defined in CAP30.3 to CAP30.4.
It is the net long position that is to be included (ie the gross long
position net of short positions in the same underlying exposure where
the maturity of the short position either matches the maturity of the
long position or has a residual maturity of at least one year). Banks
are also permitted to net gross long positions arising through holdings
of index securities against short positions in the same underlying
index, as long as the maturity of the short position matches the
maturity of the long position or has residual maturity of at least a
year.
(3)
Underwriting positions in capital instruments or other TLAC
liabilities held for five working days or less can be excluded.
Underwriting positions held for longer than five working days must be
included.
(4)
If the capital instrument of the entity in which the bank has
invested does not meet the criteria for Common Equity Tier 1,
Additional Tier 1, or Tier 2 capital of the bank, the capital is to be
considered common shares for the purposes of this regulatory adjustment.11
(5)
National discretion applies to allow banks, with prior
supervisory approval, to exclude temporarily certain investments where
these have been made in the context of resolving or providing financial
assistance to reorganise a distressed institution.
4 Footnotes
,
6 FAQs
30.30
All investments in capital instruments included
above that are not common shares must be fully deducted following a
corresponding deduction approach. This means the deduction should be
applied to the same tier of capital for which the capital would qualify
if it was issued by the bank itself. All holdings of other TLAC
liabilities included above (and as defined in CAP30.3 to CAP30.5
ie applying the proportionate deduction approach for holdings of
instruments eligible for TLAC by virtue of the penultimate paragraph of
Section 11 of the FSB TLAC Term Sheet) must be fully deducted from Tier 2
capital. If the bank is required to make a deduction from a particular
tier of capital and it does not have enough of that tier of capital to
satisfy that deduction, the shortfall will be deducted from the next
higher tier of capital (eg if a bank does not have enough Additional
Tier 1 capital to satisfy the deduction, the shortfall will be deducted
from Common Equity Tier 1).
2 FAQs
30.31
Investments included above that are common shares will be subject to the threshold treatment described in the next section.
Threshold deductions
30.32
Instead of a full deduction, the following items
may each receive limited recognition when calculating Common Equity Tier
1, with recognition capped at 10% of the bank’s common equity (after
the application of all regulatory adjustments set out in CAP30.7 to CAP30.30):
(1)
significant investments in the common shares of
unconsolidated financial institutions (banks, insurance and other
financial entities) as referred to in CAP30.29;
(2)
mortgage servicing rights; and
(3)
DTAs that arise from temporary differences.
2 FAQs
30.33
The amount of the three items that remains
recognised after the application of all regulatory adjustments must not
exceed 15% of the Common Equity Tier 1 capital, calculated after all
regulatory adjustments.
1 FAQ
30.34
The amount of the three items that are not deducted in the calculation of Common Equity Tier 1 will be risk weighted at 250%.
The global surge of inflation that started in 2021 took most
observers by surprise. While unforeseen shocks played a key role, the
surprise also highlighted limitations of the analytical frameworks
typically used to understand and forecast inflation.
Contribution
This study provides a new view of the inflation process. It
characterises the process as two regimes – a low- and a high-inflation
regime – with self-reinforcing transitions from the low- to the
high-inflation one. The value added of this view is to highlight those
elements that standard models downplay and to draw new implications for
monetary policy.
Findings
First, inflation tends to be self-stabilising in a low-inflation
regime but loses that property as it shifts to the high-inflation one.
This reflects systematic differences in the co-movement of individual
prices and in the behaviour of wage and price setters that determines
them. As inflation increases above very low levels, it becomes a more
focal point for workers and firms. This increases the likelihood of
wage-price spirals.
Second, monetary policy has a smaller impact on inflation in a
low-inflation regime, where individual price changes co-move little. It
also operates through a quite narrow set of sectoral prices, typically
in the services sectors that are more sensitive to economic activity.
As a result, when inflation has settled at a low level, monetary
policy can afford to accept moderate, even if persistent, deviations
from narrowly defined inflation targets. But it has to respond in a
timely and forceful way when transitions to a high-inflation regime
threaten.
Abstract
This study provides a view of the inflation process that is
complementary to the one captured in standard models, such as those
based on the Phillips curve. It characterises the process as two regimes
– a low- and a high-inflation regime – with self-reinforcing
transitions from the low- to the high-inflation one. The study documents
the stylised facts describing the two regimes and the transitions
between them based on disaggregated price dynamics and the joint
behaviour of wages and prices. Two implications for monetary policy
stand out. First, the desirability of conducting monetary policy in a
flexible manner in a low-inflation regime, tolerating moderate, even if
persistent, deviations from narrowly defined targets. Second, the
importance of being pre-emptive when the risk of a transition to the
high-inflation regime increases, even though assessing this transition
in real time remains challenging.
JEL classification: E31, E58
Keywords: inflation, disaggregated price dynamics, wages and prices, monetary policy
Ley Glass-Steagall: ¿Su Derogación Causó La Crisis Financiera?
La Ley Glass-Steagall, la legislación de la era de la Depresión, ha
tenido un curso controversial y poco convencional. 80 años después de su
creación, ha vuelto al discurso público. Este artículo examina el
contexto histórico de la Ley, su erosión y su derogación, así como su
impacto en la crisis financiera.
La Ley Glass-Steagall de 1933 estableció una separación entre las
actividades comerciales y de banca de inversión. Antes de su
implementación, J.P. Morgan & Co. operaba en actividades de banca
comercial y valores. Posteriormente, se dividió en dos partes; banco de
inversión Morgan Stanley y el banco comercial JPMorgan.
Después de décadas de erosión, dos disposiciones de la Ley fueron
derogadas en 1999 por la Ley Gramm-Leach-Bliley bajo la administración
del entonces Presidente Clinton. Esto permitió a la banca universal
estar bajo una sola estructura.
Dos disposiciones restantes aún están intactas hoy en día: Éstas
limitan a las empresas de gestión de inversiones como Bridgewater
Associates a solo ofrecer cuentas corrientes y prohíben a los bancos
comerciales, como Wells Fargo, hacer negocios en valores de riesgo como
por ejemplo contratos relacionados al ganado.
La derogación dio lugar a un período de mega-fusiones. Los nuevos
seis bancos de mayor importancia aumentaron sus activos del 20% del PIB
en 1997, a más del 60% del PIB en 2008.
El porcentaje de prestatarios que incumplieron sus hipotecas casi
se duplicó de 2006 a finales de 2007, en gran parte debido a los
estándares de préstamos imprudentes.
El debate se ha centrado en torno a si la ausencia de Glass-Steagall
llevó a una disminución en los estándares de suscripción. Un estudio
dio como resultado que los valores emitidos a través de bancos
universales, tenían "una tasa de incumplimiento significativamente
mayor" en comparación con los emitidos por las compañías de inversión.
Citigroup eventualmente requirió el mayor rescate financiero de la
historia, por un monto de 476.2 billones de dólares por parte del
gobierno y los contribuyentes, dando así credibilidad a la afirmación de
que la ausencia de Glass-Steagall causó la crisis financiera.
Sin embargo, la mayoría de las instituciones demasiado grandes para
fallar eran en realidad bancos de inversión o compañías de seguros
puras, no bancos universales (por ejemplo, Lehman Brothers, Bear
Stearns, Merrill Lynch, AIG).
Irónicamente, la derogación de Glass-Steagall permitió el
rescate de algunas instituciones después de la crisis. Al igual que
permitió a JPMorgan Chase rescatar a Bear Stearns y al Banco de América
rescatar a Merrill Lynch.
Antes de llegar la crisis, las operaciones repo de bancas de sombra
explotó, creciendo de 2 trillones de dólares en 1997 a 7 trillones en
2008. El crecimiento de las operaciones repo es indicativo del
crecimiento global de la banca de sombra, cuyos pasivos superaron
ampliamente a los del sector bancario tradicional en 2008.
¿La ausencia de Glass Steagall permitió a los bancos comerciales impulsar el crecimiento del sector de banca de sombra?"Los
bancos comerciales podrían haber hecho todas esas actividades en los
años 60 o antes, incluso antes de que El Sistema de la Reserva Federal
(Fed) y las decisiones de la corte de la Oficina del Contralor de la
Moneda *OCC* comenzaran a aflojar las estructuras de
Glass-Steagall"--Lawrence J. White, experto en regulación financiera en
la Universidad de Nueva York
En general, si bien el consenso general es que la ausencia de
Glass-Steagall no fue la causa principal de la crisis, la cultura
subyacente de la excesiva toma de riesgos y las ganancias a corto plazo
fue real. Según la Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera,
</i>”los grandes bancos de inversión [...] concentraron sus
actividades cada vez más en actividades comerciales arriesgadas que
produjeron grandes ganancias [...] Como Icarus, nunca temieron volar
cerca del sol."</i>
Introducción
En los últimos años, la Ley Glass-Steagall ha llegado a muchos
titulares en las noticias. En 2013, la senadora demócrata Elizabeth
Warren y el senador republicano John McCain se unieron y propusieron su Ley Glass-Steagall del Siglo XXI. Durante la campaña presidencial más reciente, se creó un acuerdo inesperado
entre figuras políticas tan variadas como Donald Trump y Bernie
Sanders. Desde ese momento, el entusiasmo por el tema ha mostrado pocas
señales de disminución. En abril de este año, Gary Cohn, asesor del
presidente, públicamente abogó por el resurgimiento de la legislación, y recientemente, a mediados de mayo, Warren y el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin se enfrentaron en el tema.
Entonces, ¿qué es exactamente la Ley Glass-Steagall y por qué tanta controversia?
La Ley Glass-Steagall fue aprobada bajo la presidencia de FDR
(Franklin D. Roosevelt) como respuesta a la caída del mercado bursátil
de 1929. Así, realizó un muro entre la banca comercial y la banca de inversión,
sólo para ser parcialmente revocada en 1999. Aunque existe un consenso
en torno a lo que se refiere a la Ley Glass-Steagall, hay un desacuerdo
en torno a su influencia en los mercados financieros. En particular, el
debate se ha centrado en los efectos de la derogación en la crisis
financiera de 2008 y en si fue la causa principal de la crisis. Cabe
destacar que sigue siendo relevante, a pesar de la introducción de una
legislación reciente. En 2010, el gobierno de Obama promulgó la Ley
Dodd-Frank en respuesta a la crisis financiera. Al igual que
Glass-Steagall, Dodd-Frank intentó promover la estabilidad financiera y
proteger al consumidor, pero ésta no restableció las disposiciones
derogadas de Glass-Steagall.
La siguiente pieza examina el contexto histórico de la Ley
Glass-Steagall, la erosión de su efectividad durante varias décadas y su
derogación en 1999. Luego profundiza en un análisis de su impacto en la
crisis financiera de 2008.
Contexto Histórico y Componentes de la Ley Glass-Steagall de 1933.
Después de la caída del mercado bursátil de 1929, la Comisión de Pecora fue la encargada de investigar sus causas. La Comisión identificó los problemas, entre ellos
inversiones de valores de riesgo, las cuales pusieron en peligro los
depósitos bancarios, préstamos poco estables hechos a las empresas en
las que los bancos invirtieron y algunos conflictos de interés. Otros problemas
tienen que ver con una confusión en la distinción entre las prácticas
no aseguradas y aseguradas o una práctica abusiva de compras adjuntas de
productos múltiples requeridas. El Congreso trató de abordar estos
problemas con la Ley de Bancos de 1933 y otras leyes.
A través de las secciones 16, 20, 21 y 32 de la Ley Bancaria de 1933, el
Congreso ordenó una separación de los bancos comerciales y las empresas
de valores. Las siguientes cuatro disposiciones son las que se han conocido comúnmente como la Ley Glass-Steagall:
De manera más simple, las secciones 20 y 32 prohíben las afiliaciones entre bancos comerciales y bancos de inversión
El artículo 21 estipula que los bancos de inversión no pueden recibir depósitos.
El artículo 16 prohíbe a los bancos comerciales invertir en acciones, los limitar a la compra y venta de valores como agente, y les prohíbe suscribir y negociar en valores.
Sin embargo, ciertos valores están exentos de la Ley, denominados
colectivamente como "valores elegibles para los bancos". Exploraremos
por qué esto es relevante más adelante.
Los efectos de la Ley Glass-Steagall pueden ejemplificarse con un
nombre familiar: Antes de la promulgación, J.P. Morgan & Co. operaba
tanto en la banca comercial como en actividades de valores. Sin
embargo, después, se dividió en dos firmas separadas: el banco de inversión, Morgan Stanley, y el banco comercial, JPMorgan.
Aunque los efectos de la Ley Glass-Steagall eran amplios, es
igualmente importante señalar lo que la Ley Glass-Steagall_no_hizo. Más
allá de limitar el_alcance_de las actividades de los bancos comerciales y
de inversión, la Ley no tenía la intención
de limitar el tamaño o el volumen de tales actividades. Por esto,
volviendo al ejemplo de JP Morgan & Co., mientras que la Ley
prohibía al banco realizar todas las mismas actividades dentro de una
misma organización, no prohibía las mismas actividades (tipo y volumen)
si se llevaban a cabo por separado a través de JPMorgan y Morgan
Stanley.
La Ley Glass-Steagall de 1933 se Deteriora
A lo largo de varias décadas, la clara separación entre actividades comerciales y de inversión se deterioró gradualmente.
Varios factores contribuyeron a este efecto, incluidas las fuerzas del
mercado, los cambios estatutarios y la explotación de los vacíos legales
reguladores.
En lo que se refiere a las fuerzas del mercado, las condiciones
económicas como el aumento de la inflación en la década de 1960 y el
aumento de las tasas de interés del mercado (Gráfica 1) durante la era
Glass-Steagall causaron interrupciones. Todo esto significaba que los
bancos comerciales luchaban para competir de manera efectiva, por lo que
consumidores y clientes corporativos se acercaban cada vez más a los bancos de inversión para productos más lucrativos como fondos del mercado monetario y papel comercial.
En la década de 1980, el número de instituciones de depósito fallidas y
“problemáticas” en la lista de vigilancia de la Corporación Federal de
Seguro de Depósitos aumentó a nuevos niveles (Gráfica 2).
Las dificultades financieras para los bancos comerciales llevaron a
llamados a cambios regulatorios, lo que resultó en varias leyes siendo añadidas a la lista de la Sección 16 de “valores elegibles para los bancos” y les ayudó a competir de manera más eficaz. Entre 1983 y 1994, la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) aumentó ampliamente los derivados
en el que los bancos podrían lidiar con esto. Además, otra medida
legislativa importante—la Ley de Control de Bancas de 1956 (Ley BHC)—ordenaba, en general, que las compañías de Control de Banca (BHCs) no tenían autorización para poseer empresas dedicadas a actividades no bancarias. Sin embargo, crucialmente, la ley no permitía a estas compañías BHCs
poseer otras compañías involucradas en actividades “relacionadas de
manera cercana” a actividades bancarias. Este lenguaje tan vago dejo
mucho a la interpretación.
El Sistema de Reserva Federal (Fed) y los organismos de la OCC
tuvieron la tarea de implementar, interpretar y hacer cumplir la
legislación. Al interpretar las ambigüedades y las sutilezas de
Glass-Steagall y de la Ley BHC, las agencias permitieron gradualmente un número en aumento de actividades.
Similares a los productos y servicios de valores. Los tribunales
superiores permitieron una interpretación amplia de la ley y declararon
su interés en las interpretaciones del organismo, lo cual llevó a una mayor atenuación de las restricciones originalmente impuestas por la Ley Glass-Steagall.
Aparte de lo anterior, los vacíos legales también permitieron a las
instituciones financieras evitar la separación entre la banca comercial y
de inversión. Por ejemplo, la Sección 21 de la Ley Glass-Steagall fue
explotada sin compasión. Como se mencionó anteriormente, la Sección 21
prohibía a los bancos de inversión recibir depósitos. Sin embargo, los
“depósitos” se definieron estrechamente, lo que llevó a los bancos de
inversión a emitir instrumentos de deuda a corto plazo que funcionaban,
esencialmente, como el equivalente de depósitos pero eran técnicamente
aceptables. Por lo tanto, aunque los bancos estaban en conformidad con
la ley, violaron su intención.
Derogación de la Ley Glass-Steagall
A finales de los años noventa, la Ley Glass-Steagall se había vuelto,
esencialmente, ineficaz. En noviembre de 1999, el entonces presidente
Bill Clinton firmó la Ley Gramm-Leach-Bliley (GLBA). GLBA
derogó los artículos 20 y 32 de la Ley Glass-Steagall, que prohibía la
conexión de actividades comerciales y de inversión. La derogación
parcial permitió que se diera una banca universal, la cual combina servicios de banca comercial y de inversión bajo un mismo techo.
Muchos expertos ven a GLBA como algo que “ratifica, en vez de revolucionar” dado que, simplemente, formalizó un cambio que ya estaba en curso. Sin embargo, GLBA dejó las secciones 16 y 21 intactas,
las cuales todavía se encuentran vigentes. Éstas siguen teniendo
efectos prácticos en la industria hoy en día. Por ejemplo, hacen difícil
que empresas de gestión de inversiones como Bridgewater Associates ofrezcan cuentas corrientes y prohíben a los bancos comerciales como Wells Fargo negociar en valores riesgosos como contratos relacionados al ganado.
Después de la derogación, el sector bancario de EE.UU. se embarcó en
un período de mega-fusiones, creando gigantes como Citigroup y Banco de
América. El alcance de esta consolidación se muestra gráficamente a
continuación.
Después de este período, los seis mayores bancos aumentaron sus
activos de aproximadamente el 20% del PIB en 1997 a más del 60% del PIB
en 2008, como se muestra a continuación:
Debate Central: ¿La Ausencia de Glass-Steagall Causó la Crisis de 2008?
Después de la crisis financiera de 2008, se ha discutido mucho si la
ausencia de las provisiones de Glass-Steagall causó la crisis. Dada la
complejidad del tema en cuestión, una evaluación concluyente del
problema está más allá del alcance de este artículo. Sin embargo, hemos
resumido a continuación los temas de discusión principales, y lo que las
dos principales escuelas de pensamiento creen apropiado para cada uno.
The Housing Bubble y Estándares de Préstamos Imprudentes
Entre 1998 y 2006, el mercado de la vivienda y los precios de éstas
subieron a niveles nunca antes vistos. Como ya es conocido por muchos
lectores, el choque posterior del mercado fue la causa principal de la
Crisis Financiera. Un factor determinante del auge de la vivienda fue la
utilización de estándares de préstamos imprudentes y el subsiguiente crecimiento de los préstamos hipotecarios subprime.
La mayoría de estos préstamos se hicieron a los compradores de
viviendas con factores que les impidieron calificar para un préstamo de
primera calidad. Muchos préstamos subprime también incluían
características complicadas, las cuales mantuvieron los pagos iniciales
bajos pero sometieron a los prestatarios a riesgos si las tasas de
interés subían o si los precios de la vivienda disminuían.
Desafortunadamente, cuando los precios de la vivienda comenzaron a caer,
muchos prestatarios notaron que debían más por sus casas de lo que
valían.
Según la Comisión de Investigación sobre Crisis Financiera (FCIC),
la cual llevó a cabo la investigación oficial del gobierno sobre la
crisis, el porcentaje de prestatarios que incumplieron sus hipotecas
meses después del préstamo casi se duplicó de 2006 a finales de 2007.
Los informes de actividad sospechosa relacionados con el fraude
hipotecario crecieron 20 veces entre 1996 y 2005, más del doble entre
2005 y 2009 (Gráfica 4). Las pérdidas de este fraude se han estimado en
112 billones de dólares.
¿La derogación de la Ley Glass-Steagall contribuyó al deterioro de
los estándares de suscripción que alimentaron el boom inmobiliario y el
eventual colapso? Predeciblemente, las opiniones están divididas.
Por un lado, los que creen que la ausencia de Glass-Steagall no causó la crisis destacan que el hecho de ofrecer hipotecas siempre ha sido un negocio principal de los bancos comerciales,
por lo que el sistema bancario siempre ha estado expuesto a altas tasas
de morosidad en las hipotecas residenciales. Glass-Steagall nunca tuvo
la intención de abordar o regular los estándares de calificación de
préstamos.
Además, mientras que la Ley Glass-Steagall limitaba las actividades de inversión de los bancos comerciales, no impidió
a los no depositarios extender las hipotecas que compitieron con los
bancos comerciales o vender estas hipotecas a los bancos de inversión.
Tampoco impidió que los bancos de inversión aseguraran las hipotecas
para luego venderlas a los inversores institucionales. Tampoco abordó
los incentivos de las instituciones que originaron hipotecas o vendieron
valores relacionados con hipotecas. Dado que no abordó directamente
estos problemas, es poco probable que la Ley Glass-Steagall podría haber
evitado la disminución de las normas de suscripción de hipotecas que
llevaron al auge de la vivienda en los años 2000.
Por otro lado, aquellos que sostienen que la ausencia de
Glass-Steagall causó la crisis creen que la disminución de los
estándares de suscripción fue de hecho parcial o indirectamente causada
por la ausencia de la Ley. Los lectores recordarán desde el principio
del artículo que las disposiciones de Glass-Steagall trataron los
conflictos de intereses y otros abusos potenciales de los bancos
universales. Después de la derogación de Glass-Steagall, es factible que
los bancos universales trataran de establecer una cuota de mercado
inicial en el mercado de valores mediante la reducción de las normas de suscripción. Por otra parte, los bancos universales también podrían defenderse solos
y favorecer sus propios intereses sobre los de sus clientes. Ambos
incentivos podrían haber causado o haber exacerbado la disminución de
las normas de suscripción.
Un estudio del Banco Central Europeo
comparó las tasas de incumplimiento contenidas en los valores emitidos
por las compañías de inversión a los valores emitidos a través de
grandes bancos universales en los diez años posteriores a la derogación
de Glass-Steagall. El estudio dio como resultado que los valores
emitidos a través del canal universal de los bancos tenían “una tasa de
incumplimiento significativamente mayor” que los emitidos a través de
compañías de inversión puras. Aunque los autores no encontraron
evidencia de auto suficiencia, encontraron evidencia de subestimación
del riesgo de incumplimiento.
Si bien estos resultados no son totalmente concluyentes, sí sugieren que
la ausencia de Glass-Steagall podría haber empeorado los estándares de
suscripción. Si Glass-Steagall hubiese estado en su lugar, estas
instituciones bancarias universales no habrían sido creadas. Sin
embargo, la regulación no habría impedido que nuevos participantes, que
sólo invierten, también buscarán ganar cuota de mercado. Y como ya hemos
mencionado, la Ley Glass-Steagall nunca abordó directamente las normas
de calificación de préstamos ni impidió a los no depositantes extender,
re-empaquetar y vender hipotecas. Por lo tanto, es poco probable que la
Ley Glass-Steagall pudiera haber evitado la disminución de las normas de
suscripción de hipotecas, pero su ausencia podría haber agravado la
situación.
“Muy Grande para Fallar” y Riesgos Sistemáticos
El segundo tema importante de discusión relacionado con
Glass-Steagall y la crisis financiera rodea el tema de “muy grande para
fallar” y riesgos sistémicos. Cuando el fracaso de una institución
podría dar lugar a riesgos sistémicos, en el que habría un daño contagioso y generalizado a las instituciones financieras, esto se consideraba muy grande para fallar (TBTF). Las instituciones TBTF
son tan grandes, interconectadas e importantes que su fracaso sería
desastroso para el sistema económico en general. En caso de que no sea
así, los costos asociados son absorbidos por el gobierno y los
contribuyentes.
La relevancia de TBTF para la crisis financiera fue esbozada por Ben Bernanke en un discurso de 2010, que se resume de la siguiente manera:
Estas instituciones “tomarán más riesgos de lo anticipado,” ya que
esperan recibir asistencia si su plan no va de acuerdo a lo planeado;
Crea un campo de juego desigual entre grandes y pequeñas empresas, lo
cual aumenta el riesgo y eleva la cuota de mercado de las empresas
*TBTF* en detrimento de la estabilidad financiera; y
Justo como sucedió durante la crisis, la falla cercana y total de la
organizaciones *TBTF* afectó los mercados financieros, obstaculizó los
flujos de crédito, provocó fuertes caídas en los precios de los activos y
perjudicó la confianza de los consumidores.
Si aceptamos que el riesgo sistémico y las instituciones TBTF
fueron los principales contribuyentes de la crisis de 2008, entonces el
debate se refiere a si la ausencia de Glass-Steagall contribuyó a la
creación de instituciones TBTF y sus efectos desastrosos.
Después de todo, la derogación de Glass-Steagall en 1999 puso en marcha
la ola de mega-fusiones que crearon grandes conglomerados financieros,
muchos de los cuales caen firmemente dentro del campo TBTF.
Los defensores de esta filosofía apuntan a la difícil situación de
Citigroup. La ausencia de Glass-Steagall permitió a Citigroup (Citi)
nacer mediante la fusión de Citibank y Travelers, una compañía de
seguros. En años anteriores a la crisis, Citi hizo enormes apuestas
propietarias y había adquirido una fuerte exposición a valores basados
en hipotecas subprime, convirtiéndose en el segundo mayor asegurador de dichos valores
para el año 2006. A medida que la crisis de la vivienda sacudió los
mercados, Citi fue golpeada duramente, requiriendo eventualmente el mayor rescate financiero de la historia, con la suma de 476.2 billones en financiamiento por parte del Programa Troubled Assets Relief y las billeteras de contribuyentes en pagos de impuestos.
Sin embargo, aparte de Citigroup, la mayoría de las otras
instituciones afectadas por la crisis financiera no eran bancos
comerciales. Como columnista financiero señala Andrew Sorkin,
Bear Stearns y Lehman Brothers eran bancos de inversión enteramente,
sin vínculos con la banca comercial. Merrill Lynch, otro banco de
inversión que terminó siendo rescatado, tampoco fue afectado por
Glass-Steagall. American International Group (AIG), una
compañía de seguros, estaba al borde del fracaso pero estaba fuera del
alcance de Glass-Steagall. En cuanto al Banco de América, sus
principales problemas surgieron tras la adquisición de Countrywide Financial, un prestamista subprime que había hecho préstamos pobres—algo que se permitía bajo Glass-Steagall.
Irónicamente, la derogación de Glass-Steagall en realidad permitió el rescate de muchas grandes instituciones después de la crisis: Después de todo, JPMorgan Chase rescató a Bear Stearns y el Banco de América rescató a Merrill Lynch,
lo cual habría sido inadmisible antes de la derogación de 1999. Ambos
ya estaban involucrados en la banca comercial y de inversión cuando
rescataron a los dos bancos de inversión fallida. En consecuencia, las
pruebas no parecen apoyar la opinión de que la ausencia de
Glass-Steagall fue la causa de la crisis financiera.
La Banca en la Sombra y la Turbulencia del Mercado de Valores
Otro tema relacionado con Glass-Steagall y la crisis financiera gira en torno al surgimiento de la banca en la sombra, que muchos creen que fue la causa principal de la crisis. De acuerdo con Ben Bernanke,
la banca alternativa suele implicar a intermediarios financieros,
quienes desempeñan funciones bancarias pero que operan aparte del
sistema tradicional de instituciones de depósito regulado. Estas
actividades generan liquidez a través de los mercados de capitales y no
están aseguradas por la FDIC.
Ejemplos prácticos de qué tipo de instituciones y actividades
operaban en el sector de banca en la sombra son variados. Examinemos el
mercado de los acuerdos de recompra (el mercado repo), un mercado de
préstamos garantizados a corto plazo. El mercado repo funciona de la siguiente manera:
Los depositantes (inversores institucionales y grandes corporaciones)
necesitan un lugar para estacionar fondos líquidos que paguen una tasa
de interés más alta de la ofrecida por los bancos comerciales. Los
banqueros (bancos de inversión y empresas de corretaje) están dispuestos
a proporcionar un producto de este tipo en forma de transacciones de
repo. A cambio, el prestamista recibe garantías seguras y líquidas, de
modo que si el prestatario no puede devolver los fondos, el prestamista
simplemente se apoderará de la garantía.
En los años anteriores a la crisis, el mercado de repo explotó,
pasando de 2 billones de dólares en 1997 a 7 billones en 2008. Por lo
tanto, la demanda de garantías seguras para estos acuerdos de repo
creció también. Los títulos respaldados por hipotecas, un producto
financiero innovador, ayudaron a satisfacer esta demanda de garantías.
Los bancos comerciales hacen préstamos a los consumidores y las
empresas, pero en lugar de mantenerlos en sus balances, pueden venderlos
a una compañía fantasma. Las compañías fantasma financian la adquisición de estos activos mediante la emisión de valores respaldados por activos (ABS)
como los valores respaldados por hipotecas que se convierten en los
pasivos de las compañías fantasma y se venden a los inversores en los
mercados de capitales.
El ejemplo del mercado de repo es relevante por varias razones. En
primer lugar, el crecimiento del mercado de repo es indicativo del
crecimiento general del mercado de la banca en la sombra (Gráfica 5). En
segundo lugar, desempeñó un papel particularmente importante en la
crisis: el boom de la vivienda de EE.UU. mencionado anteriormente, fue
financiado en gran medida de esta manera. Por último, y quizás lo más
importante, el mercado de repo y los mercados de MBS
relacionados ilustran muy bien la complejidad de la banca en la sombra
(Figura 3). Con cada paso del proceso, la verdadera calidad de la
garantía subyacente se oscurece más y se incluyen más préstamos con cada
enlace añadido a la cadena. Si bien, en teoría, esto diversifica el
riesgo, también obstaculiza la evaluación de la calidad de las piezas
individuales. El resultado de todo esto, por supuesto, es que cuando la
confianza se erosiona, las estructuras se desmoronan, ya que los
inversores no pueden evaluar el verdadero alcance de los riesgos
involucrados en estas transacciones.
En general, se acepta que el sector bancario paralelo fue un
determinante importante de la crisis financiera de 2008. Sin embargo,
muchos discuten si Glass-Steagall habría reducido el crecimiento de la
banca en la sombra y en consecuencia, la crisis financiera.
A nivel superficial, las actividades bancarias paralelas relacionadas
con la crisis financiera no estaban prohibidas por la Ley
Glass-Steagall ni eran pertinentes para ella. A medida que más
actividades realizadas anteriormente en el sector de la banca comercial
pasaron a este mercado paralelo, no regulado, surgieron comportamientos
más riesgosos y bajaron los estándares de suscripción y préstamos. Pero
fundamentalmente, estos nuevos mercados bancarios paralelos estaban
fuera del alcance de Glass-Steagall y la Ley de Bancos. En todo caso,
muchos argumentan que el verdadero culpable de la reglamentación fue la Ley de Modernización de Mercancía Futura del año 2000, la cual desreguló derivadas de libre comercio. Prohibirle a los reguladores restringir estas actividades envió un fuerte mensaje de “todo vale” a los mercados de derivadas.
Sin embargo, en un nivel más profundo, muchos cuestionan si la
ausencia de Glass-Steagall permitió, indirectamente, que las bancas en
la sombra se propagaran. Y, fundamentalmente, se trata de saber si el
sector bancario comercial, utilizando sus depósitos de consumidores
asegurados por la FDIC, financió el crecimiento del sector y si esto habría sido permitido bajo la Ley Glass-Steagall.
En una entrevista de enero de 2016, Bernie Sanders fue al ataque, “La secretaria Clinton dice que Glass-Steagall no habría evitado la crisis financiera porque los bancos en la sombra como AIG
y Lehman Brothers, no los grandes bancos comerciales, eran los
verdaderos culpables. Los bancos en la sombra apostaron de manera
imprudente, pero ¿de dónde viene ese dinero? Vino de los depósitos
bancarios de los grandes bancos comerciales asegurados por el gobierno
federal—algo que habría sido prohibido bajo la Ley Glass-Steagall.”
Warren Gunnels, asistente principal de Sanders, explicó: “Los bancos
comerciales proporcionaron el financiamiento a los bancos en la sombra
en forma de hipotecas, acuerdos de recompra y líneas de crédito. Además,
los bancos comerciales desempeñaron un papel crucial como compradores y
vendedores de valores respaldados por hipotecas, permutas de
incumplimiento crediticio y otros derivados. Esto no habría ocurrido sin
la dilución de Glass-Steagall en los años 80 y la derogación eventual
de Glass-Steagall en 1999.”
El consenso general entre los expertos es que estas alegaciones son incorrectas. De acuerdo con Lawrence J. White,
experto en regulación financiera de la Universidad de Nueva York, “Los
bancos comerciales podrían haber hecho todas esas actividades en los
años 60 o antes, incluso antes de que la Fed y las decisiones de la
corte de la Oficina de Contralor y la Moneda comenzaran a aflojar las
estructuras de Glass-Steagall.” Phillip Wallach, miembro de la
Institución Brookings, añade que “el aumento de los valores respaldados
por hipotecas no me parece inconsistente con Glass-Steagall.” Sin
embargo, los bancos comerciales no eran completamente inocentes. Los bancos comerciales utilizaron el sistema bancario en la sombra
para poder eliminar el riesgo de liquidez y de crédito de sus balances,
transfiriéndolo fuera de la banca tradicional—riesgos que no fueron
eliminados del sistema financiero. Sin embargo, probablemente estas
actividades habrían sido permitidas bajo Glass-Steagall.
Con respecto a las menciones específicas de Sanders sobre Lehman Brothers y AIG, el FCICconcluyó
que Lehman Brothers se basó principalmente en fuentes no bancarias de
financiamiento, por lo tanto no se pone en peligro los depósitos. En
cuanto a AIG, el cual eventualmente requirió un rescate federal
de 180 billones de dólares, “se hicieron enormes ventas de permuta de
incumplimiento crediticio sin poner una garantía inicial, dejar de lado
las reservas de capital o cubrir su exposición—un gran fracaso en el
gobierno corporativo”. La FCIC concluyó que esto fue posible
debido a la desregulación de derivados, específicamente la ya mencionada
Ley de Modernización de Mercancía Futura de 2000.
Aunque podríamos argumentar que los mercados de banca en la sombra
eran el producto de un entorno desregulatorio, reforzado aún más por la
derogación de Glass-Steagall, hablando de manera estricta, la ausencia
de Glass-Steagall no puede considerarse una causa del crecimiento del
mercado. Si la Ley Glass-Steagall hubiera estado en pleno vigor, su
prohibición de afiliaciones comerciales y de banca de inversión no
habría impedido la opaca transparencia en los riesgos de producto y los
estados de pánico subsecuentes por parte de los inversionistas.
“Como Ícaro, nunca temieron volar cerca del sol”
Es difícil llegar a una conclusión definitiva sobre el impacto de la
ausencia de Glass-Steagall en la crisis financiera. Los culpables y las
causas de la crisis fueron muchos y variados, y destacar un factor sería
simplificar la verdad. Dicho esto, el consenso general entre académicos
y expertos en finanzas parece ser que la ausencia de Glass-Steagall
probablemente no fue culpable de la crisis de 2008. Incluso Elizabeth
Warren, campeona del renacimiento, reconoció que la crisis no se hubiese podido evitar incluso con Glass-Steagall. El ex secretario del Tesoro, Tim Geithner también descarta su papel en la crisis. Y Paul Krugman, un fuerte defensor de la regulación de los servicios financieros coincide:
“La derogación de Glass-Steagall fue un error. Pero no causó la crisis
financiera.”
En última instancia, no podemos pasar por alto las conclusiones de la
Comisión de Investigación de Crisis Financiera, una institución no
partidista, cuyo informe de 500 páginas concluyó que “Ni la Ley de
Reinversión de la Comunidad ni la eliminación del cortafuegos
Glass-Steagall fue una causa significativa. La crisis se puede explicar
sin recurrir a estos factores.”
Aun así, hay credibilidad en una causa indirectamente omitida de la
ausencia de la Ley: la creación de una cultura en Wall Street, la cual
es imprudente, arriesgada y centrada en los beneficios. De hecho, el
Premio Nobel de la Economía Joseph Stiglitz incluye
este cambio cultural como uno de sus cinco factores contribuyentes
principales en la recesión: “La consecuencia más importante de la
derogación de Glass-Steagall fue indirecta—estaba en la forma en que la
revocación cambió toda una cultura […] La derogación de Glass-Steagall
reunió a los bancos de inversión y comerciales, la cultura de los bancos
de inversión salió a la cabeza, y hubo una demanda de altos retornos
que sólo se obtendrían con un gran impulso y una gran toma de riesgos.”
Esta mentalidad y la cultura imprudente resultante, aunque intangibles, eran indudablemente reales. Como afirman algunos expertos,
la cultura de la banca de inversión de toma de riesgo, centrarse en las
ganancias a corto plazo y la privatización de los intereses de los
clientes estaba en el corazón de la crisis—lo cual no pudo haber estado
presente, o al menos habría sido minimizado, con Glass-Steagall.
“Los grandes bancos de inversión […] concentraron
sus actividades cada vez más en actividades comerciales arriesgadas que
produjeron fuertes ganancias […] Como Icarus, nunca temieron volar cerca
del sol”.