En memoria de Alan Krueger: Un economista brillante que revolucionó y humanizó la economía.Climent Quintana-Domeque

En memoria de Alan Krueger: Un economista brillante que revolucionó y humanizó la economía

Nota de los editores: Esta semana ha fallecido Alan Krueger, economista de brillante trayectoria académica con un historial extenso de servicio público. Como homenaje, hemos pedido a uno de sus ex-alumnos de doctorado, Climent Quintana, actualmente catedrático en Exeter, que nos diera una perspectiva personal sobre su persona y su trabajo. 
Humanismo. En un mundo repleto de gente arrogante y agresiva, Alan Krueger brillaba como una estrella destellando amabilidad, creatividad, humildad, honestidad, elegancia, generosidad, inteligencia y sabiduría, mientras revolucionaba y humanizaba la economía. Junto a otros economistas y coautores como Joshua Angrist (MIT), Orley Ashenfelter (Princeton)  y David Card (Berkeley) llevó a cabo la revolución de la credibilidaden el análisis empírico, poniendo el énfasis en la estrategia de identificación (o cómo recuperar el parámetro de interés que gobierna la relación entre dos variables).[i] Pero además Alan fue un revolucionario humanista: hacía sentir bien a aquellos que le rodeaban, le conocieran o no, incluyendo entre otros a sus estudiantes pero también a los trabajadores con bajos salarios, cuyas vidas se vieron afectadas positivamente por subidas del salario mínimo, entre otras políticas económicas, que fueron influenciadas por su investigación.
Academia y servicio público. Alan fue un académico brillante y un verdadero servidor público, que creía en poder ayudar a los demás mediante políticas económicas basadas en la mejor evidencia disponible, fruto del estudio apasionado y objetivo de temas de índoles muy diversas: mercado laboral, educación, desigualdad, progreso tecnológico, terrorismo, música, medidas de bienestar individual, uso del tiempo, y un sinfín. Su preocupación por entender los determinantes del bienestar individual, en particular de aquellos individuos menos favorecidos, es quizás el nexo que unía todos y cada uno de estos temas. Si a esto le sumamos su asombrosa capacidad de análisis económico, basada en una excelente intuición, sus extensos conocimientos estadísticos y su gran humanismo, no es sorprendente que tuviera una influencia enormemente positiva en la economía real durante su tiempo como servidor público para distintos gobiernos de los EEUU, el de Bill Clinton primero, y el de Barack Obama después.
El bienestar de las personas y la importancia de los datos. Sus estudios económicos se concentraron primordialmente en entender los distintos determinantes del bienestar individual y encontrar las herramientas que permitieran impulsar las transformaciones oportunas para afectar de forma radicalmente positivamente la vida de millones de personas. Para ello utilizó todo tipo de datos: desde datos censales, pasando por datos de gemelos, y llegando a encuestas telefónicas. Alan fomentó la obtención de datos propios entre sus estudiantes e impulsó la financiación de la misma. Por ejemplo, Alan impulsó la financiación de la Encuesta de Condiciones de Vida y Opciones Económicas en Acayucan (México) que llevé a cabo junto mi amigo y colaborador Marco Gonzalez-Navarro (Berkeley) en los años 2006 y 2009 para medir el impacto de la infraestructura (pavimentación de calles) sobre el bienestar de los habitantes en las mismas.[ii]
El uso de experimentos naturales para inferir efectos causales en situaciones no experimentales.  A la hora de evaluar el efecto causal de una variable de interés (ya sea el salario mínimo o el nivel de escolarización), Alan enfatizaba el uso de experimentos naturales -situaciones donde el grupo que está afectado por la variable de interés queda determinado por la naturaleza (por ejemplo, tener un gemelo idéntico) o por otros factores fuera del control de los experimentadores (por ejemplo, una nueva reforma)- en sus estudios desde finales de los 80s y principios de los 90s. El uso de experimentos naturales permitía  imitar la lógica de los experimentos aleatorios controlados (que en aquella época se llevaban a cabo principalmente en medicina) en entornos tan complejos como el mercado laboral o el sistema educativo. Los estudios de Alan sientan la base del trabajo empírico que se lleva realizando desde finales de los 90s hasta el día de hoy, y que se centra en la identificación de los efectos de interés.
El efecto del salario mínimo sobre el nivel de empleo. Mi primer contacto con Alan Krueger fue en 2001, cuando leí su libro con David Card sobre la nueva economía del salario mínimo[iii] durante la elaboración de mi tesina de licenciatura bajo la supervisión de Adriana Kugler. En este libro se describen varios episodios de incrementos en el salario mínimo y sus efectos en el empleo en EEUU, incluyendo uno de sus artículos seminales con David Card.[iv]En las clases de principios de economía uno suele aprender que, ceteris paribus, en un mercado de trabajo competitivo, un aumento del salario mínimo genera una reducción del empleo. Alan (en colaboración con David Card) se propuso validar dicha predicción utilizando un experimento natural: el incremento del salario mínimo de 4.25 a 5.05 dólares por hora en el estado de New Jersey (NJ), EEUU, el 1 de abril de 1992.
Una posibilidad es comparar el nivel de empleo en NJ antes y después de la subida del salario mínimo. Dicha comparación es problemática porque captura dos efectos: el efecto del incremento del salario mínimo y el efecto puramente temporal, debido a cualquier otro factor que cambie antes y después del 1 de abril.  ¿Cómo remover el efecto puramente temporal e identificar el efecto del incremento del salario mínimo? Para ello Alan y David Card se fijan en la diferencia en los niveles de empleo antes y después del 1 de abril en el estado de Pennsylvania (PA), un estado fronterizo con NJ, y donde el salario mínimo no experimentó ningún cambio. La diferencia en los niveles de empleo en PA les permite identificar el efecto temporal. Substrayendo la diferencia en los niveles de empleo en PA de la diferencia en los niveles de empleo en NJ se puede identificar el efecto del incremento del salario mínimo bajo un supuesto clave, a saber, que los niveles de empleo en NJ y PA hubieran evolucionado de forma paralela en ausencia de la subida del salario mínimo en NJ.
Obteniendo datos de 410 restaurantes de comida rápida (311 en NJ y 79 en PA) –donde se encuentran los trabajadores con bajos salarios y que se ven más directamente afectados por el salario mínimo– antes (Febrero y Marzo 1992) y después (Noviembre y Diciembre 1992) de la subida en el salario mínimo, los autores encuentran que el incremento en el salario mínimo no se tradujo en una reducción en el empleo. La relevancia de esta investigación es mayúscula, en términos académicos y sociales. En primer lugar, desde una perspectiva de política económica y bienestar social, subraya que el salario mínimo puede tener efectos positivos en términos salariales sin tener efectos negativos en términos de empleo. Expansiones del salario mínimo posteriores han sido claramente influenciadas por los resultados de este estudio, beneficiando a millones de trabajadores. En segundo lugar, la estrategia de identificación utilizada por los autores, que utiliza dos diferencias, y de aquí el nombre método de las diferencias-en-diferencias, es una de las estrategias de identificación más utilizadas por los economistas desde entonces y hasta el día de hoy.[v]
El retorno a la educación en el mercado laboral. Conocí a Alan personalmente en 2003, cuando me trasladé a la Universidad de Princeton para desarrollar mis estudios de Doctorado en Economía. En el curso 2004-2005 Alan fue uno de mis profesores de Economía Laboral. A partir de 2005 y hasta mi graduación en 2008, Alan sería el supervisor de mi tesis doctoral. Durante mis años en Princeton, aprendí que Alan no solo estaba interesado en el impacto del salario mínimo sobre el empleo y las condiciones laborales de los trabajadores con bajos salarios, sino que también estaba preocupado por la formación de estos trabajadores, su capital humano, entre muchos otros temas, todos ellos ligados al bienestar de las personas. En particular, Alan estudió el impacto del nivel educativo de los trabajadores sobre sus salarios en varias ocasiones. Según la teoría del capital humano, la educación hace más productivos a los trabajadores. La predicción básica de esta teoría es pues que los trabajadores con mayor nivel educativo obtienen unos mayores salarios en el mercado laboral, lo que los economistas llamamos el retorno de la educación en términos salariales.
Una forma simple de intentar ver cuál es este retorno consiste en comparar el salario medio de los trabajadores con mayor nivel educativo (por ejemplo, los que tienen un grado universitario) con el salario medio de los trabajadores con menor nivel educativo (por ejemplo, los que no tienen un grado universitario). El problema de dicha comparación es que trabajadores con distintos niveles educativos pueden diferir en otras características distintas a su educación: nivel de motivación, capacidad de concentración, etc. Si dichas características se observaran, en principio, uno podría hacer la comparación anterior ajustando por las diferencias en las mismas. El problema es que desafortunadamente no todos los determinantes del nivel educativo y salarial de un individuo son observables. Si los individuos con mayor nivel educativo son también individuos cuyas familias tienden a tener más contactos, y tener más contactos está asociado a mayores salarios para los hijos, quizá la comparación anterior, incluso después de ajustar por diferencias en motivación y concentración, capturará dos efectos: el efecto de un mayor nivel educativo y un sesgodebido a que individuos con mayor nivel educativo tienden a provenir de familias con más contactos, y esto a su vez está relacionado con mayores ingresos en el mercado laboral. Alan atajó este problema de omisión de variables relevantes (o sesgo de habilidad, ampliamente entendida) en numerosas ocasiones, y lo hizo de formas muy diferentes, utilizando información muy variada (por ejemplo, información sobre gemelos e información sobre el trimestre de nacimiento) y fuentes de datos muy diversas (por ejemplo, encuestas propias y datos censales).
En 1991, Alan, en colaboración con Orley Ashenfelter (Princeton), obtuvo datos de 298 gemelos monocigóticos (gemelos idénticos) que participaron en la reunión de gemelos más importante del mundo que se celebra anualmente en Twinsburg, Ohio, con el propósito de cuantificar el retorno de la educación en términos salariales.[vi]  La idea es que un par de gemelos genéticamente "idénticos", no solo comparten el mismo entorno (al menos en comparación a un par de individuos seleccionados de una población de aleatoriamente), incluyendo la misma familia, sino que además tienen la misma habilidad innata, entre otras características que pueden ser relevantes y estar asociadas con el nivel educativo y los ingresos salariales. Si uno está dispuesto a suponer que pares de gemelos idénticos con diferentes niveles educativos comparten aquellas características relacionadas con el nivel educativo y los ingresos salariales, la comparación de los salarios entre gemelos idénticos con distintos niveles educativos permite identificar el efecto causal de la educación en términos salariales. Los resultados de dicha comparación sugieren que un año adicional de educación supone un incremento salarial del 12-16%. Una vez más, muchos estudios posteriores utilizaron estrategias de identificación similares a la hora de evaluar la tasa de retorno a la inversión en capital humano, comparando hermanos/as o gemelos/as.
Pero el estudio que me gustaría enfatizar en esta breve nota es su trabajo con Joshua Angrist (MIT) en el que investigan el efecto causal de un mayor nivel educativo (medido en años de escolarización) en términos salariales utilizando información sobre el trimestre de nacimiento.[vii] ¿Cuál es la relevancia del trimestre de nacimiento en este contexto? El papel del trimestre de nacimiento en la relación entre nivel educativo y salarios surge de la interacción de dos tipos de leyes del sistema educativo en EEUU: (1) las leyes de edad de admisiones en la escuelas; (2) las leyes de escolaridad obligatoria. Para explicar el papel de estas leyes podemos considerar un ejemplo con 2 individuos: Carles (nacido el 1 de Enero de 1980) y Oriol (nacido el 31 de Diciembre de 1980). Supongamos, en primer lugar que, independientemente del mes de nacimiento, todos los niños, incluidos Carles y Oriol, empiezan el primer año de escuela el año en que cumplen los 6 años. Supongamos, en segundo lugar que, una vez cumplidos los 16 años de edad, cualquier estudiante puede decidir dejar los estudios, y tanto como Carles y Oriol quieren dejar sus estudios lo antes posible. Como Carles cumple los años el 1 de Enero, Carles puede abandonar sus estudios el 1 de Enero de 1996. Sin embargo, Oriol debe esperar al 31 de Diciembre de ese mismo año. Si las vacaciones de verano duran 3 meses, Oriol es forzado por la ley de escolaridad obligatoria a adquirir 9 meses de escolarización más que Carles. Supongamos ahora que tenemos muchos Carles y muchos Oriols; la diferencia en el salario medio entre los Oriols y los Carles dividida por la diferencia en el nivel de escolarización medio entre los Oriols y los Carles  (9 meses) nos permitirá identificar el efecto causal de un año adicional de escolarización para el grupo de Carles y Oriols, esto es, para individuos nacidos a principios y finales de año que adquieren más o menos escolarización en función de su fecha (trimestre) de nacimiento, bajo determinados supuestos.
Técnicamente, el trimestre de nacimiento es una variable instrumental para el nivel educativo, y es un instrumento válido, esto es, permite identificar el efecto causal anterior, siempre y cuando (1) las personas nacidas en los últimos trimestres del año tengan un nivel de escolarización mayor que las nacidas en los primeros trimestres del año (el instrumento es relevante), y (2) el trimestre de nacimiento no esté asociado con otros determinantes de los ingresos salariales, como por ejemplo, el nivel de motivación, capacidad de concentración, etc. (el instrumento es exógeno). El uso del trimestre de nacimiento como variable instrumental generó toda una discusión en la profesión acerca de lo importante que es que las variables instrumentales puedan explicar la variable endógena (el nivel de escolarización en este caso).
Mientras que la relevancia del instrumento se puede examinar directamente, no ocurre lo mismo con la exogeneidad del mismo. Aun así, uno puede tratar de refutar la exogenidad de un instrumento como indicaron los autores de varias formas. Por ejemplo, investigando si el trimestre de nacimiento está correlacionado con otras características (nivel de escolarización de las madres[viii]) y al mismo tiempo dicha correlación va en la misma dirección que el efecto de interés, o investigando si el trimestre de nacimiento predice los salarios para el grupo de individuos con estudios universitarios. Si el efecto del trimestre de nacimiento en el nivel de escolarización se debe a las leyes de escolarización obligatoria, este solamente debería de afectar a los individuos que quieren abandonar los estudios lo antes posible. Por lo tanto, si el trimestre de nacimiento es exógeno, no deberíamos encontrar un efecto del trimestre de nacimiento en el nivel de escolarización o los ingresos salariales para estudiantes con estudios universitarios. Esto es exactamente lo que encontraron Alan y Joshua Angrist. Este tipo de test de refutabilidad, que encontramos en un estudio publicado hace ya casi 30 años, es fundamental en el trabajo aplicado actual.
El estudio reveló que la simple comparación de los salarios promedios entre individuos con mayor y menor nivel de escolarización produce un resultado muy similar a la comparación basada en la utilización del trimestre de nacimiento como variable instrumental -i.e., la comparación de los salarios promedios entre individuos nacidos en el último trimestre del año y los nacidos en la primera parte del año dividida por la diferencia en el nivel de escolarización medio entre individuos nacidos a principios y a finales del año. A mi entender, lo más relevante de este estudio no es el resultado en sí mismo, sino la forma en que se presenta el método de variables instrumentales para inferir efectos causales y se discuten los supuestos y estrategias de verificación o refutabilidad de los mismos. Este estudio es sin duda una lectura obligatoria para cualquier persona que quiera comprender como utilizar variables instrumentales. Las lecciones de este episodio en la vida de Alan hoy en día forman parte de la práctica empírica de cualquier economista que trabaje con datos.
Vuelta al Humanismo. Además de conocer a Alan como profesor, lo  conocí como supervisor y mentor. De él aprendí mucho, en lo académico y en lo personal. Alan siempre fue generoso con su tiempo, consejos y comentarios, y siempre con una sonrisa. Recuerdo que la puerta de su despacho estaba siempre abierta; aunque tengo que admitir que muchas veces no supe que decirle, ya fuere por falta de confianza en mis habilidades o por falta de conocimientos.
Pero Alan también fue un amigo. Recuerdo en 2012 su preocupación por la crisis española y como podía afectar a mi trabajo de profesor en aquel momento en la Universidad de Alicante. Poco después me trasladaría al Reino Unido, para aceptar una oferta de la Universidad de Oxford. En 2016 durante el congreso anual de la Royal Economic Society en Brighton, y después de su sesión plenaria sobre salarios mínimos, estuvimos hablando y me dedicó una copia de la edición especial 20º aniversario de su libro sobre la nueva economía del salario mínimo (con David Card).[ix] Como siempre, buenas palabras, agradecido de que me reuniera con él y una sonrisa.
Un recuerdo que tengo muy presente es su visita en 2008 a la Universidad de Alicante. Me emociono al recordar sus palabras el día que nos despedíamos de camino a su taxi: “They really like you here. This is very important”. ¿Cuál fue el efecto causal de estas palabras sobre mí? Como diría Alan, no lo podemos saber sin un buen contrafactual. Pero creo que su efecto fue muy positivo, al igual que su influencia sobre todas las personas que interactuaron con él y se contagiaron con su pasión por la economía, su sonrisa y su humanidad. Con la trágica despedida de Alan, corremos el riesgo que su revolución termine y nuestra profesión se vuelva más oscura, menos generosa, y menos humana. Esperemos que ello no ocurra. Esto sería el mejor homenaje profesional a su legado.
Referencias:
[i] Angrist, Joshua and Jörn-Steffen Pischke (2010) "The Credibility Revolution in Empirical Economics: How Better Research Design Is Taking the Con out of Econometrics." Journal of Economic Perspectives, 24 (2): 3-30.
[ii] Gonzalez-Navarro, Marco and Climent Quintana-Domeque (2016) "Paving Streets for the Poor: Experimental Analysis of Infrastructure Effects." Review of Economics and Statistics, 98(2): 254-267.
[iii] Card, David and Alan Krueger (1995) Myth and Measurement: The New Economics of the Minimum Wage, Princeton, Princeton University Press.
[iv] Card, David and Alan Krueger (1994) "Minimum Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania." American Economic Review, 84(4): 772-793.
[v] Angrist, Joshua and Jörn-Steffen Pischke (2009) Mostly Harmless Econometrics. An Empiricist's Companion, Princeton, Princeton University Press.
[vi] Ashenfelter, Orley and Alan Krueger (1994) "Estimates of the Economic Return to Schooling from a New Sample of Twins." American Economic Review, 84(5): 1157-1173.
[vii] Angrist, Joshua, and Alan Krueger (1991) "Does Compulsory School Attendance Affect Schooling and Earnings?" Quarterly Journal of Economics, 106(4): 979-1014.
[viii] Clarke, Damian, Oreffice Sonia, and Climent Quintana-Domeque (forthcoming) "The Demand for Season of Birth." Journal of Applied Econometrics.
[ix] Card, David and Alan Krueger (2015) Myth and Measurement The New Economics of the Minimum Wage - Twentieth-Anniversary Edition, Princeton, Princeton University Press.
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