El empleo como requisito para salir de la crisis M.N.Garcia
http://www.librosdeeconomiayempresa.com/r014/articulo13.aspx
El tercer capítulo sitúa la problemática del empleo en el contexto de globalización económica (“Re-equilibrando la globalización: el papel de las provisiones sobre el trabajo en los acuerdos comerciales internacionales y en las políticas financieras de desarrollo”). En el que se plantea la cuestión de si la crisis puede provocar algún cambio en las pautas de globalización, de forma que se haga más equitativa. El Informe da cuenta de que las provisiones sobre el trabajo incorporadas en los acuerdos comerciales se han incrementado significativamente en los últimos 25 años. En la actualidad, 37 de los 186 acuerdos comerciales que se aplican y que se han comunicados a la OMC tienen provisiones laborales, en comparación con sólo 4 de ellos en 1995. Ahondando en el tema, de los nueve acuerdos comerciales entre economías en desarrollo que se estudian en el informe, ocho tenían este tipo de provisiones. Por otro lado, muchas de las principales instituciones financieras de desarrollo han comenzado a incluir provisiones sobre el trabajo en su actividad en los últimos diez años.
Este aumento en la incorporación de provisiones laborales sugiere la existencia de un mayor interés por hacer más equitativa la globalización. No obstante, el Informe señala que es importante conocer cómo se realiza la aplicación práctica de estas provisiones ya que, dependiendo de ésta, los efectos finales sobre la mejora del empleo y de las condiciones del trabajo en la economía global pueden ser muy diferentes. Además, se ha constatado que la participación de representantes de la sociedad civil y de los agentes sociales en el diseño de estas provisiones, mejoran su aplicación efectiva, a parte de dar mayor transparencia al proceso.
Por último, el cuarto capítulo vincula el empleo con las políticas de impulso de las energías verdes (“Políticas verdes y empleos: ¿un dividendo doble?”). Según los expertos, el cambio climático, debido a las emisiones de CO2, supone un riesgo para el desarrollo económico. Sin embargo, el empleo asociado a los sectores intensivos en energía contaminante representa el 38% del total de empleos mundial. A pesar de ello, se sostiene que el cambio hacia industria no contaminante potenciaría el empleo al abrir nuevas oportunidades. Además, se podrían incrementar los ingresos públicos, mediante impuestos a las emisiones, de forma que se pudieran reducir los impuestos sobre el factor trabajo. El Informe señala que si se pusiera un precio a las emisiones de CO2 y se utilizaran esos ingresos para reducir los impuestos al trabajo, aumentaría el empleo en un 0,5% en 2014, lo que equivaldría a 14.3 millones de nuevos trabajos netos.
Es evidente que estas políticas implican la pérdida de empresas y trabajo en unos sectores y la creación en otros, lo que conlleva necesidades de ajuste en la formación laboral. Por otro lado, deberían contemplar ayudas a los países en desarrollo, que se enfrentarían a un aumento en el precio de la energía. El capítulo cuarto incluye tres apéndices. El primero de ellos se dedica a la estimación del tamaño del sector de energía contaminante; el segundo muestra resultados empíricos sobre los efectos distributivos de las políticas “verdes”; por último, el tercero versa sobre los efectos sobre el empleo de las políticas “verdes” aplicadas en nueve países.
Este Informe ofrece una visión algo diferente sobre las propuestas más frecuentes para dejar la atrás crisis, que se centran en el sector financiero, en una primera fase, y en la necesidad de reducción del déficit público, con posterioridad. Simplemente por esta razón, su lectura es recomendable. El mayor interés del Informe se centra en los dos primeros capítulos, en los cuales las ideas se encuentran más articuladas. Es curioso constatar como la realidad política ha amortiguado el interés por las cuestiones tratadas en el capítulo cuarto, aunque puede leerse como introducción al análisis sobre las alternativas energéticas. La política fiscal, las políticas laborales, las cuestiones energéticas y las desigualdades económicas son temas que centrarán el debate sobre las políticas en los próximos años. El Informe señala que hace falta cambiar el paradigma de la política económica, pero parece más bien que se trata de revisar paradigmas conocidos.
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