¿Democratizar la democracia?
Las nuevas formas del diálogo social
François Graña
Sumario: Introducción.
1. Gobernanza y diálogo social.
2. Good governance, ¿para quién?.
3. Ciencia y poder, ¿un viejo matrimonio en crisis?.
4. De la incertidumbre y la desconfianza al entendimiento.
5. Profanos y especialistas: la reconciliación.
6. Ciudadanos que se involucran y opinan: los “forums híbridos”.
7. No más decisiones inapelables: el principio de precaución.
8. Controversia dialógica para “democratizar la democracia”.
9. Escuchar al profano: ¿interés científico o comprensión paternalista?.
Resumen del pdf adjunto
O-Introducción
Nuestro mundo se globaliza aceleradamente. Ya no hay esfera de la vida social que escape a la intervención decisiva de procesos transfronterizos, se trate de la actividad económica, las decisiones políticas
o aun la reproducción cultural. El Estado ha perdido capacidad de regulación de los asuntos de interés colectivo, traslada al mercado funciones de bienestar social a su cargo desde larga data, se deslegitima a ojos del ciudadano común.
El descrédito también alcanza a un sistema político-partidario que ve estrecharse sus márgenes de maniobra, que pierde la confianza de sus electores y entra en crisis sostenida de representatividad. No es sólo
la democracia representativa que se resiente:
la noción misma de delegación apare-ce de más en más cuestionada por quienes ya no creen como antes en los que deciden por ellos.
De esa sociedad civil menos tutelada y más desconfiada, emergen expresiones de ciudadanas y ciudadanos que
tratan de hacerse oír, que reclaman participar de las decisiones que los afecta, que reivindican cierta identidad colectiva.
¿Crisis de la democracia? En realidad,la democracia siempre estuvo en crisis. Escribe
Rousseau, uno de sus grandes teóricos: “Tomando el término en su acepción más rigurosa, jamás ha existido verdadera democracia, y no existirá jamás. Va contra el orden natural que el mayor número gobierne y el menor sea gobernado. (...)
Creo poder sentar en principio que cuando las funciones del gobierno se reparten
entre varios tribunales, los menos numerosos adquieren tarde o temprano la mayor autoridad; aunque no fuera más que a causa de la facilidad de despachar los asuntos, que los lleva a ello de modo natural”.1
Tal vez sí podamos hablar con mayor propiedad, de crisis y cuestionamiento de los canales tradicionales de representación democrática y de decisión sobre asuntos de interés colectivo.
Son estos contextos de globalización,retiro del Estado social, descaecimiento de la representación política y efervescencia de la sociedad civil, que brindan toda su significación a la actual tematización del
diálogo social. De esta tematización nos ocuparemos en estas páginas.
Comenzaremos con una aproximación a la discusión actual sobre la “gobernanza”.
Veremos cómo esta discusión anida en el centro de las preocupaciones de tirios y troyanos sobre los avatares del diálogo entre diversos actores sociales con vistas a ampliar la credibilidad de las políticas de todo orden, pero también para viabilizar la toma de decisiones en circunstancias de creciente incertidumbre. La “buena gobernanza” tal como la entiende el Banco Mundial, incluye el imperativo de descentralizar y transferir poder de decisión a las autoridades locales.
En el Foro Social Mundial de 2001 en Porto Alegre, se reclama ligar la gobernanza con desarrollo
social y participación efectiva de todos los actores de la sociedad civil en las decisiones de todo orden. La propuesta reciente de reforma de la gobernanza de la Unión Europea tiene por eje la ampliación de las
garantías que amparen la expresión de las regiones y territorios en las instituciones comunitarias.
El fondo común de ámbitos transnacionales tan disímiles, es precisamente el reconocimiento de la creciente
centralidad de la incorporación de una densa trama de actores de la sociedad civil, en ámbitos de diálogo y participación en las decisiones.
Nos ocupamos luego del aumento de la incertidumbre en torno a las consecuencias sociales no previstas, que acarrea el desarrollo tecnocientífico en particular en estas últimas décadas. ¿Quiénes deciden
sobre asuntos que involucran a la sociedad toda?
Este cuestionamiento viene dando lugar a un rico debate sobre las fronteras entre “saber técnico” y “saber profano”.
Nos interesaremos sobre todo por una derivación muy singular de este cuestionamiento:
la rediscusión profunda de las reglasde juego que deben regir el diálogosocial.
1. Gobernanza y diálogo social
El término “gobernanza”, caído en desuso desde larga data, ha vuelto a ponerse en boga en estos últimos años. En su acepción más general, hace referencia a los procesos de toma de decisiones sobre asuntos
de interés colectivo, y sugiere la adopción de un estilo de gobierno basado no sólo en los poderes públicos sino que contemple a los diversos actores sociales y económicos afectados por las decisiones. La
gobernanza sugiere una forma más cooperativa de gestión del poder, por oposición al modelo jerárquico tradicional de gobierno exclusivamente asentado en la autoridad estatal.
El telón de fondo en el que se inscribe esta perspectiva, lo constituyen las nuevas realidades sociopolíticas
de las sociedades contemporáneas, signadas por el incremento en los últimos veinte o treinta años, de los reclamos de actores sociales múltiples que aspiran a ser contemplados en las decisiones que los
involucran. Pero además –y en estrecha conexión con lo anterior– las preocupaciones
actuales por la gobernanza deben su origen al desborde, la deslegitimación y aun la obsolescencia de los canales tradicionales de ejercicio del poder y la toma de decisiones en las democracias representativas.
“El tema de la gobernanza está estrechamente relacionado con los cambios acontecidos en los últimos años en la escena mundial. La globalización económica y financiera, los avances tecnológicos
que producen alteraciones en todo tipo de intercambios, el auge de organismos no gubernamentales, el creciente papel político de la sociedad civil y, en general, los fenómenos que implican la globalización,
han hecho que el Estado pierda su rectoría en lo relativo al desarrollo y a la regularización
pública, y que en la definición de estrategias y capacidades, aumente su interacción con una multiplicidad de actores privados y públicos, nacionales e internacionales.”4
La noción de urban governance forjada en la Inglaterra de los ochenta, designa la realización
de contratos celebrados entre colectividades locales, instituciones estatales y empresas privadas con vistas a la defensa de intereses regionales, amenazados por procesos de mundialización. Y finalmente, las llamadas “conferencias de consenso” o “conferencias ciudadanas” constituyen iniciativas de participación directa de los diversos actores sociales en la elaboración de las políticas públicas que los involucran.
La discusión actual en torno a la gobernanza conlleva un aggiornamento de la problemática del diálogo social y la construcción de consensos para la toma de decisiones en todas las esferas de la vida social. Esta rediscusión sólo puede entenderse en un contexto sociopolítico muy particular: el de la triple crisis de representatividad, participación y legitimidad de los modelos democráticos vigentes y sus actores políticos. El creciente desprestigio de los mecanismos democráticos tradicionales de representación política y delegación del poder, se entrelaza inextricablemente con ciertos procesos contemporáneos tematizados –entre otros– por
Manuel Castells y Alain Touraine:
i) el desdibujamiento relativo y crisis de legitimidad de los Estados-naciones;
ii) la emergencia de una “sociedad red” con las principales actividades económicas globalizadas;
iii) un sistema de partidos atrapado por la política-espectáculo de los mass media, empujado a financiarse fuera
del Estado y debilitado por escándalos de corrupción;
iv) creciente desconfianza ciudadana catalizada por el descrédito del sistema político-partidario y el ocaso del viejo Estado social;
v) emergencia de una marejada de expresiones de identidad colectiva local, verdaderas “trincheras de resistencia” a la mundialización, cavadas en nombre de Dios, la nación, la etnia, la familia o la localidad.6
La “mundialización de las ciudades” ha recibido un fuerte estímulo en las últimas dos décadas por parte de los organismos multilaterales de crédito (BM, FMI, BID).
Esta “metropolización” urbana tiene lugar en condiciones de inestabilidad y zozobra económico-social; la principal razón de ello, estriba en la volatilidad de mercados financieros globalizados, cuyas deslocalizaciones
bruscas provocan mareas de despidos que agravan la desocupación endémica, el crecimiento del sector informal,
la intensificación de movimientos migratorios, y el aumento de los bolsones de pobreza urbana.
2. Good governance, ¿para quién?
la “buena gobernanza” vista en términos exclusivos de eficiencia económica, rentabilidad, transparencia y
racionalización de la toma de decisiones.
En el Seminario “Democracia y gobernanza mundial” en el marco de dicho Foro, el cauce principal de las intervenciones buscó asociar la gobernanza al desarrollo social y a la participación democrática de todos los involucrados en las decisiones políticas, económicas, culturales, locales.
El carácter relativamente horizontal que asumen estos procesos de implicación,es precisamente el rasgo que permite distinguir netamente la gobernanza del gobierno tradicional.
3. Ciencia y poder, ¿un viejo matrimonio en crisis?
La desconfianza ciudadana hacia el sistema político se alimenta del desprestigio creciente que rodea los mecanismos de decisión tradicionales de la democracia representativa. Pero esta misma desconfianza
erosiona también la base de sustento de decisiones técnicas de todo tipo; es la noción misma de delegación de saber y de poder que aparece de más en más cuestionada.
4. De la incertidumbre y la desconfianza al entendimiento
Las conferencias de consenso que se vienen sucediendo en Europa desde fines de los ochenta, se ocupan de temas en los que campea cierta incertidumbre científica.
5. Profanos y especialistas:la reconciliación
Estos encuentros de debate e intercambio no se proponen de ninguna manera alteraciones profundas
en las relaciones y roles respectivos de especialistas y profanos.
Y sin embargo algo de esto comienza a suceder, aunque no figure en el libreto. El saber profano, las elaboraciones y razonamientos de no especialistas desplegados en estos ámbitos, sorprenden a los especialistas por la capacidad de asimilación de la minucia técnica, por la sutileza y amplitud de sus críticas y proposiciones.
práctica. Sólo se podrá salir de la somnolencia rutinaria y acrítica si se experimentan las incomodidades y acicates de una mirada desde afuera que reclama explicaciones.
Al calor de estos intercambios democratizantes, el debate social y político tiende a fluir
libremente en torno de asuntos tenidos por estrictamente técnicos.
Se descubre la complementariedad entre el saber especializado y las condiciones de
utilización del mismo; se discuten procedimientos que trasciendan la mera consulta
de los ciudadanos, buscando asociar a éstos a la producción misma de conocimientos
sobre asuntos que hasta ayer permanecían celosamente custodiados por
especialistas.
Las controversias socio-técnicas generan sus propias dinámicas, surgen nuevas preguntas:
Las controversias socio-técnicas generan sus propias dinámicas, surgen nuevas preguntas:
¿qué grupos y actores sociales deberán participar, qué alianzas
se establecerán, qué nuevas alternativas tecnocientíficas deberán ser exploradas...?
Éstas y otras interrogantes son reformuladas una y otra vez, procurando entender y reducir en lo posible la incertidumbre que rodea la problemática en cuestión.
6. Ciudadanos que se involucran y opinan: los “forums híbridos”
“forums híbridos”, tanto por la heterogeneidad de quienes se sienten convocados
(expertos, técnicos, funcionarios, políticos y profanos) como por la amplitud de problemáticas abordadas: ética, política, economía, medio ambiente, física, atómica, biología, etc.20
7. No más decisiones inapelables: el principio de precaución
Vale la pena detenerse un momento en la naturaleza del cambio de perspectiva que
tiene lugar en estos procesos. Como ha podido apreciarse, el reconocimiento de la incertidumbre que rodea el eventual empleo de cierta tecnología lleva a cuestionamientos de fondo sobre los procesos de
toma de decisiones. La vieja confianza sin fisuras en el saber especializado, amparaba la formulación de decisiones categóricas, indiscutibles y duraderas. En estos nuevos escenarios, el cuestionamiento de
la certeza absoluta induce conclusiones más matizadas y flexibles. El modo dialógico de interacción entre especialistas y profanos lleva al reconocimiento de la incertidumbre para luego minimizarla,
y explorar las condiciones que permitan establecer consensos. Esta modalidad de procesamiento de los problemas supone la posibilidad siempre abierta de volver sobre los propios pasos, de transitar de nuevo
alternativas que habían sido descartadas, de revisar evaluaciones hechas cuantas veces se entienda necesario. Las controversias “socio-técnicas” a que dan lugar estas conferencias, forums, paneles y jurados de ciudadanos, llevan entonces a una problematización profunda de la noción misma de decisión. Sin embargo, sería
erróneo confundir esta flexibilización en la toma de decisiones con la indecisión o la inseguridad paralizantes; antes bien, estas situaciones de fuerte incertidumbre están signadas por la marcada voluntad de emprender acciones. Es así, que va cobrando forma una noción más acorde con las complejidades de la nueva situación creada: el llamado “principio de precaución”.
Esta noción supone:
i) un tipo de acción abierta, revisable, orientada a la evaluación
continua del riesgo; y
ii) un movimiento incesante de actualización y profundización de los conocimientos disponibles, tanto
los aportados por las disciplinas científicas implicadas, como los que permiten ponderar la “aceptabilidad social” y el costo económico de las acciones emprendidas.
..En pocas palabras:
i) ciertasecuencia de eventos motiva la constitución de “forums híbridos”;
ii) estos colectivos catatalizan la emergencia de grupos e identidades que cuestionan las soluciones
dadas, exploran alternativas y aprenden de los demás;
iii) se desarrolla una verdadera “doble trasgresión”: los profanos osan intervenir en asuntos técnicos, los ciudada
nos reelaboran sus identidades deslastrándose de sus representantes habituales.22
8. Controversia dialógica para “democratizar la democracia”
¿Los “forums híbridos” cuestionan la democracia? Muy al contrario, su existencia misma sugiere la necesidad de su profundización. Estos colectivos se erigen en verdaderos laboratorios democratizadores
que “desbordan” los procedimientos delegativos habituales sustituyéndolos por otros más aptos para el debate, más abiertos a la aceptación y organización de grupos emergentes, más atentos a la palabra
de quienes los integran. Por otra parte, la trasposición de estas experiencias a otras áreas de la vida social contribuiría sin duda a un movimiento más general de “democratización de la democracia”.
Los “forums híbridos” ponen al desnudo las limitaciones de los mecanismos de representación democrática propios de las sociedades modernas.
9. Escuchar al profano: ¿interés científico o comprensión paternalista?
Así las cosas, podría verse todo esto como un esfuerzo tendiente a recuperar la confianza perdida en la ciencia, un intento de recomposición de la antigua fe en el saber especializado. Se podría pensar que todos estos movimientos de clarificación, persuasión, apertura al público, etc., no tie
nen por destino un verdadero cambio de naturaleza en los roles y relaciones entre técnicos y profanos, entre científicos y no científicos. “¿Qué contribuciones verdaderamente significativas para la ciencia pueden
provenir de un profano?”, podría preguntarse legítimamente un científico tradicional.
Los colectivos conquistan al tiempo una revalorización social del grupo humano que
se ha organizado en torno a ciertos reclamos.
Conclusión
-Tras una cascada de cuestionamientos, desbordes y expresiones de alarma formulados
por ciudadanos ante las más diversas decisiones inconsultas, hemos visto la emergencia de experiencias inéditas de participación social, la invención de modalidades de diálogo y generación de consensos que parecen renovar las viejas promesas incumplidas de la democracia de la primera hora. ¿Democratizar la democracia?
La pregunta es, en cierto modo, retórica.
Hemos pretendido identificar ciertas señales emitidas por la “sociedad civil”, e inscribirlas en un programa prometedor aunque todavía incierto: el de la redefinición de las bases mismas en que se asienta el diálogo entre actores sociales para tomar su destino en manos propias.
En el horizonte de este programa, la utopía que reverbera en estas páginas: la sustitución de la democracia “delegativa” jerárquica por la democracia “dialógica” horizontal.
fuente :
http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/publ/boletin/156/pdf/grana.pdf