Asumir responsabilidades es regeneración y regeneración es crear confianza

Basándome en una lista que hace poco hizo Sala i Marti sobre el ordenamiento de los responsables, comentaremos otros puntos de vista.
  • posibles culpables segun S i M:

(1) Los reguladores de Basilea II que hicieron unas reglas que permitían que "los culpables" sacaran de los balances los activos subprime.
(2) Los bancos centrales que con su política de tipos de interés alimentaron las burbujas inmobiliarias en países como Estados Unidos o Europa
(3) El gobierno chino que con su política monetaria y comercial abarato el Yuan y de paso, abarato los tipos de interés en todo el mundo, cosa que también contribuyo a las burbujas.
(4) Los profesores de finanzas de todas las escuelas de negocios del mundo, porque no levantaron la tarjeta roja a todos aquellos matemáticos que invadieron las facultades con modelos de eliminación de riesgo que ellos mismos no entendían.
(5) Las instituciones semipúblicas (Freddie Mac i Fannie Mae) que aseguraron a las familias subprime cosa que desato la crisis subprime
(6) Las Cortes Generales de España y todas las entidades publicas que, a través de los años han creado un mercado laboral ineficaz que ha generado una tasas de paro de 20%
(7) Los gobiernos de todo el mundo que han resucitado a Keynes en mitad de la primera crisis (crisis subprime) y ha generado la segunda crisis (la crisis de la deuda soberana que vivimos ahora).
(8) Los lideres de opinión Keynesianos (sobre todo Krugman y Stiglitz) quienes, a pesar de no ser macroeconomistas, han dado el apoyo intelectual a todos los gobiernos que he mencionado en el punto (7).
(9) Las empresas de rating que dieron triple As a empresas endeudadas hasta el cuello.
(10) TODOS LOS CIUDADANOS de países como EEUU o Espanya que compraron pisos para especular, con la esperanza de que subirían de precio, cosa que contribuyo al crecimiento de la burbuja.

¿Por donde empezamos a pedir responsabilidades?
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comentarios:

(1) En España el BdE no los dejaba sacar de balance.
(2) Los bancos centrales son parte del problema y parte de la solución (Opinión de un ex-BC Indio)
(3) El problema n.1 de USA es su deficit, si durante dos decadas se siguio con el  acople economico Chia-Usa  seria porq a ambos les intereso.
-Las reservas de divisas de China, son las  mayorres del mundo, 2,65 millones de dólares (1,92 millones de euros)  datos de septiembre, según el banco central chino
-El enfoque que nos indica ahora,presionar al yuan, hubiese provocado una crisis economica antes que la crisis financiera

- Para evitar la crisis económica por los desequilibrios económicos creados por el G-2 (1985-2005)  en vez de solucionarlos entonces, se siguió la huida hacia adelante, que  evito la crisis económica, pero con malas artes, derogando la ley S.G. , despues evitando tomar medidas en la crisis de 1987, cuando el BPI, requeria reformas, evitando el colapso en el 2000 de los fondos de pensiones anglosajones,  saltando de burbuja en burbuja despues de las punto.com,ademas la expansión monetaria de Grensnpan, con  alertas los ec. austriacos de sus consecuencias, ademas de dejar vía libre a la expansión de la industria financiera con sus derivados y subprime,  para acabar en una dura crisis financiera,que obligo al salvamento de las finanzas, cometiendo el error de no entrar en la gestión para hacer llegar el credito a pymes, debiendo USA, que avalar con pagares a las empresas, cuando se colapso el mercado interbancario en 2007, que acabo propagandose a todo el sistema finaciero mundial, que al final  acabo afectando a  toda la economía real o productiva, paradojicamente querer evitar la crisis económica ha provocado dos crisis, la financiera mas la econonomica de proporciones aun desconocidas.


(6) Mas bien es una cuestión de ponerse de acuerdo los agentes sociales (patronal y sindicatos)

(10)Cuando hay dinero en exceso hay consumo en exceso y las inversiones se adecuan a esta demanda. Si se potencia por medio de políticos y bancos este tipo de crecimiento, sin hacer medidas contra cíclicas para cuando acabe este ciclo eufórico, ya sabemos quienes son los responsables.
  La realidad actual nos lo confirma, ahora hay menos consumo porque hay menos crédito y las inversiones se vuelven a adecuar a la demanda actual. El que hace pues las normas y las debe hacer las cumplir es el responsable.

     Otra reflexión en los años 1940-1970, la llamada "epoca dorada" del capitalismo, habian unas normas que se cumplieron, habian una visón mas de estadistas, de largo plazo, si despues se anularón parte de dichas normas y no se crearón de nuevas, para el nuevo entorno global, es posible que esta sea una de las causas de la situación actual (cierta deriva hacia el mercantilismo) . No estoy en contra de la globalización, si de la mala globalización por esto es necesario alterglobalización. Siempre sera mejor que las malas tendecias proteccionistas.

     De la falta de información, de ocultar riesgos, de cometer excesos, de no controlar...¿podemos pasar a la desinformación  y de esta forma se evita que tengan que asumir responsabilidades ?

Si algo tengo claro es que el ciudadano, no hace las normas, no hace la politica economica, es la victima.

    Creo que  la lección numero 1 de la crisis es que todos debemos saber un mínimo de economía, de historia económica, de finanzas mundiales, de economía mundial y de como funciona la política y sus redes clientelares, para que con esta formación los ciudadanos tengamos mas capacidad de decidir de forma racional. Seria necesario que se estudiara en el bachillerato.
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comentado en Facebook:

Consecuencias catastróficas -Articulos del 2005-
 XAVIER SALA I MARTÍN - 00:00 horas - 17/06/2005

El Velador de las finanzas mundiales no se puede alinear con los proteccionistas de los ricos para frenar a China



Visualicen la cara del proverbial conejo que, al cruzar la carretera, se encuentra súbitamente frente los faros del coche: ojos redondos, orejas tiesas, pelos de punta y expresión de profunda confusión. Pues esa cara, esa misma cara, es la que se me debió quedar el otro día a mí cuando escuché al director gerente del Fondo Monetario Internacional, nuestro querido Rodrigo de Rato, en una conferencia celebrada en Madrid. Don Rodrigo estaba repasando la actualidad económica internacional y, al hablar de China, dijo que el FMI veía con buenos ojos una revaluación inmediata del yuan ya que eso eliminaría dos de los grandes desequilibrios que aquejan a la estabilidad económica mundial: el superávit chino y el correspondiente déficit comercial norteamericano.

  El argumento de Rato es que si la moneda se encarece, también lo harán sus mercancías, por lo que los consumidores inteligentes comprarán menos productos chinos y más bienes norteamericanos. Es decir, las exportaciones netas chinas bajarán (y por lo tanto se reducirá el superávit de ese país) y las americanas aumentarán (lo que tenderá a reducir su déficit).
  Hasta aquí, la lógica económica es impecable. De hecho, es tan impecable que tanto el secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, como el comisionado europeo para el comercio exterior, Peter Mandelson, lo han hecho suyo. El objetivo de ambos es limitar la avalancha de productos chinos -sobre todo textiles- que inunda sus mercados. ¿Por qué quieren reducir las importaciones chinas? Pues porque así se lo han reclamado aquellos lobbies que ven como se les escapa el negocio. Y ellos, curiosamente, ceden a pesar de que en sus discursos hablan de libre competencia, innovación, competitividad y todas esas cosas que quedan tan modernas.
   El problema es que la limitación de importaciones chinas (ya sea a través de quotas -como quieren los europeos- como si es a través de la revalorización del yuan -como quieren los norteamericanos-) además de ser una injerencia intolerable en los asuntos internos de ese país, perjudica a la mayoría de consumidores europeos y estadounidenses ya que causa una subida de precios. Es decir, la mayoría de nuestros ciudadanos acabarán pagando la factura proteccionista que permitirá a los lobbies seguir manteniendo sus rentas.
-Pero eso, aun siendo grave, no es lo peor.
-Para ver el problema de verdad, sigamos la traza del dinero: ¿qué creen ustedes que hacen los chinos con todos los dólares que ingresan con tanta exportación? Pues, obviamente, no se los guardan en un cajón -eso no sería inteligente porque los cajones no pagan intereses- sino que los utilizan para comprar deuda, que es casi tan segura como el dinero efectivo pero que paga un poco de interés. En particular, compran la deuda que emite uno los entes más deficitarios de todo el planeta: el gobierno norteamericano que preside George W. Bush. Es decir, ¡el superávit comercial chino sirve para financiar el déficit fiscal del estadounidense!

Preguntémonos qué pasaría si, tal como propugnan nuestros ministros, los chinos dejaran de tener superávit y, como consecuencia, dejaran de comprar deuda americana. Dado que Bush no parece dispuesto a reducir su desequilibrio fiscal, lo que pasaría es que el gobierno de Estados Unidos debería acudir a los mercados financieros en busca de los dólares que hasta ahora les prestan los chinos.

Al tener que competir con el sector privado, los tipos de interés mundiales subirían, cosa que reduciría el consumo y la inversión, y causaría una crisis económica mundial.

Esto, en un momento en que las familias occidentales se encuentran endeudadas hasta el cuello ya que pidieron créditos -sobre todo hipotecarios- a tipos de interés variables cuando éstos eran ridículamente bajos. Al aumentar las hipotecas, millones de familias no podrían devolver sus deudas y esos impagados conllevarían la quiebra de bancos y cajas de todo el mundo. Y, entre ustedes y yo, nuestros bancos y cajas no serían una excepción.

Esto ya es un poco más grave... pero, aun siéndolo, la cosa tampoco acaba aquí: las entidades financieras que no quebraran, se verían obligadas a quedarse con los pisos, terrenos y casas de todos los que no pagaran sus hipotecas. Dado que esas instituciones no están en el negocio inmobiliario, intentarían sacárselas de encima, causando una reducción repentina de los precios. Llegaría, en definitiva, aquel momento trágico que tantas veces nos han anunciado los augures: la explosión de la dichosa burbuja inmobiliaria.

   Lo que nos trae de nuevo a la cara del conejo atrapado ante los faros del coche: yo entiendo que los ministros de Economía americanos y los comisarios europeos (que nos tienen acostumbrados a la --prestidigitación retórica-- y a esa asombrosa tendencia a bajarse los pantalones ante -los lobbies sectoriales-) sean capaces de ignorar las consecuencias de sus políticas económicas.
    Lo que me deja más perplejo es que el mismísimo director gerente del FMI abogue también por la eliminación del superávit chino. Porque don Rodrigo ya no es el ministro de Economía de un país insignificante. Es el director del FMI y el FMI es, no lo olviden, la institución que figura que debe velar, ni más ni menos, por la estabilidad económica mundial. Y el velador de las finanzas mundiales no se puede alinear con los proteccionistas de los países ricos para reducir la capacidad de crecimiento de China cuando eso puede acabar provocando una crisis económica y financiera de consecuencias catastróficas.

XAVIER SALA I MARTÍN, Fundació Umbele, Universidad de Columbia y UPF www.umbele.org  

http://www.columbia.edu/~xs23/catala/articles/2005/yuan/yuan_LV.htm


 

Crisis (22): guerra monetaria

Por Xavier Sala i Martin, Columbia University, UPF y Fundació Umbele (LA VANGUARDIA, 17/10/10):
Seguramente es casualidad, pero el fin de la guerra de Iraq ha coincidido con la aparición de otra guerra cuyas consecuencias son todavía desconocidas: la guerra monetaria mundial.
La batalla se está librando en tres escenarios. El primero es China. Como parte de su política de promoción de las exportaciones, China se ha dedicado tradicionalmente a la compra masiva de dólares. La idea es que al aumentar la demanda de dólares, la divisa norteamericana se encarece y, por lo tanto, también lo hacen los productos que se compran con esa moneda. Eso permite a las empresas chinas penetrar en el mercado más grande del mundo, multiplicar sus exportaciones y crecer generando, de paso, un enorme déficit comercial en Estados Unidos. Que los chinos vivan y crezcan a costa de los norteamericanos no importaba mientas las cosas iban bien. Ahora que hay crisis en EE. UU., empresas y trabajadores manifiestan su creciente enfado. Las consecuencias de esa irritación son imprevisibles.
El segundo escenario donde se está librando la guerra de divisas son los países en vías de desarrollo, que parecen haberse recuperado rápidamente de la crisis financiera. Por primera vez en la historia, los países pobres, desde Asia hasta América Latina pasando por África,están creciendo más que los ricos y convergiendo a alta velocidad. Esta gran noticia confirma que la combinación de globalización y buenas políticas económicas (y no la globofobia y el chupacabrismo) son las recetas para la eliminación de la pobreza en el mundo.
Pero una consecuencia de este éxito es que los grandes fondos de capitales globales están invirtiendo en países como Brasil, India o Chile. El problema es que para ello hace falta comprar moneda local, lo que encarece el real, la rupia o el peso chileno. Eso hace que a las empresas locales les cueste exportar o competir con las extranjeras y presionen a sus autoridades para que impidan la apreciación de sus monedas. Las autoridades monetarias intentan, pues, comprar moneda extranjera, con lo que la batalla monetaria está servida.
Incluso algunos países como Brasil, Colombia o Perú están poniendo impuestos penalizadores a la entrada de capitales.
El tercer teatro bélico es el de los países ricos: Estados Unidos, Europa y Japón. Después de ver como sus autoridades monetarias reducían los tipos de interés a casi cero y de asistir atónitos al fracaso de sus políticas fiscales keynesianamente expansivas (¡y mira que nosotros les avisamos desde estas páginas!), en los últimos meses se han inventado una nueva fórmula llamada quantitative easing o facilitación cuantitativa. Un paréntesis lingüístico: ya sé que esta expresión no tiene sentido en español pero, créanme, ¡en inglés tampoco lo tiene! Sigamos. La facilitación cuantitativa consiste en hacer que el Banco Central imprima billetes y con ellos compre activos, principalmente deuda pública y privada. Con ello se intenta que haya más dinero en circulación que acabe llegando a bancos y empresas para que reactiven la actividad económica. El problema es que imprimir dinero tiene dos consecuencias adicionales. La primera es que suben los precios. Ya saben: como el dinero se utiliza para comprar cosas, cuando en la economía hay dos cosas y dos euros cada cosa vale un euro. Si el banco central imprime dos mil euros y hay dos cosas,cada cosa vale mil euros. Es decir, cuando se imprime dinero, suben los precios de las cosas y se crea inflación. No hay más.
La segunda consecuencia de imprimir dinero es que el valor de tu divisa cae. Eso encarece los productos extranjeros y abarata los tuyos, lo cual es muy positivo para tus empresas productoras… pero muy negativo para los exportadores de los demás países. Cuando los extranjeros ven lo que les estás haciendo, lógicamente, quieren defenderse y se vengan haciendo exactamente lo mismo. Es decir, se dedican también a imprimir dinero para rebajar el valor de su moneda y abaratar las exportaciones. Pero claro, si los americanos imprimen dólares para bajar su cotización en relación con el yuan y los chinos imprimen yuanes para bajar su cotización con el dólar, a la larga nadie consigue abaratar su divisa y todos acaban habiendo imprimido montañas de dinero y con una gran inflación.
Tenemos, pues, que en tres teatros bélicos distintos se está librando una guerra monetaria. ¿Y qué?, se preguntarán ustedes. Pues bien, la verdad es que las consecuencias directas de la batalla no son muy importantes. Ahora bien, el peligro de la guerra reside en las consecuencias indirectas: la pérdida de exportaciones causadas por la apreciación de las monedas genera sentimientos proteccionistas. Es decir, los sectores exportadores que pierden negocio y puestos de trabajo tienden a ejercer presión política a sus gobiernos para que adopten medidas que restrinjan la entrada de productos extranjeros. Y eso sí que puede ser catastrófico. De hecho, lo que transformó la crisis del 29 en la gran depresión de los años 30 fue la adopción de medidas proteccionistas por parte de todos. De ahí que desde América Latina hasta Europa pasando por Estados Unidos las voces a favor de la protección de las empresas locales y en contra del libre comercio sean cada vez más estruendosas.
Los gobiernos deben reaccionar con políticas que aumenten la productividad de sus empresas y no cediendo ante las presiones proteccionistas.
Si lo hacen, nuestras economías sufrirán las consecuencias más devastadoras de la actual guerra monetaria.




http://www.almendron.com/tribuna/31674/crisis-22-guerra-monetaria/
http://www.economist.com/node/17251850

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