España 1990 vs 2010. Otra vez en el laberinto.

En 1989, Guillermo de la Dehesa, publico el articulo “ Como conseguir un crecimiento  mas  equilibrado y  eficiente de la economía española en los próximos años” (se entiende por crecimiento equilibrado, el que de prioridad a la demanda externa frente a la demanda interna )    Para conseguir tasas de crecimiento sin provocar tensiones en los precios y en el sector exterior, se debe dar prioridad a la demanda de inversión frente a la demanda de consumo, el consumo privado frente al consumo publico,el ahorro nacional frente al ahorro externo, la política de oferta frente a la política de demanda y la política fiscal frente a la política monetaria.

   Del 1986-1990 todo el crecimiento del PIB se debio a la demanda interna. El alto crecimiento de las importaciones fue un 13 % de media anual, frente un 4,8 % de media anual de las exportaciones. Esta situación  resto parte del crecimiento y provoco un elevado déficit externo por c.c.
    En esos años no fue grave, porque implicaba que las empresas se estaban recapitalizando y reconstruyendo stock  al haber unas buenas expectativas de mercado y para hacer frente al magnifico 1992 (Olimpiadas, AVE, Expo S,) y el resto del mundo estaba  dispuestos a financiarnos este esfuerzo inversor porque confiaba en nuestra economía.

    Esta claro que el panorama actual en 2007-2017 no es el mismo, ni se confía en nuestra rápida recuperación ni el mundo anda sobrado de dinero para financiarnos, mas bien va a trompicones (el BCE da otro respiro hasta 31-3-2011)
    La solución en aquella época, en los 90 segun el sr, Guillermo estaba clara,  "moderar el crecimiento de la demanda interna y mejorar el volumen y la competitividad de nuestra producción , se pudo utilizar la devaluación  en  el 1982  para mejorar el déficit y la competitividad, con las limitaciones posteriores del mecanismos de cambios de SME, pasamos a una economía semiindiciada en la que ya no es posible casi mejorar el déficit externo por los métodos anteriores y se termina con mas inflación. En 1990 ya nos indicaba este artciulo que se debían atacar las causas de los problemas reales, la falta de competitividad, en dos frentes:

  • Los cuantitativos (crecimiento de demanda interna en exceso) moderando selectivamente las importaciones y fomentar la inversión en la producción nacional de los B y S que realmente se demandan y no otros.
  • Los cualitativos, respecto a productos y servicios que no pueden competir ni en precio ni en calidad, debiéndose reducir costes y aumentando la productividad, con moderación salarial, con tipos de interés real mas bajos, y con una mayor inversión en tecnología y bienes de equipo. Es necesario paralelamente una mayor inversión en educación, en capital humano, por que implica un reciclaje profesional para adaptarse a otros sectores.
    Si se captan  recursos financieros y solo sirven para seguir comprando al mismo ritmo al  exterior, no será ninguna  solución…tan solo seguiremos en nuestra huida hacia delante.

    En la  época del 1990, el ahorro nacional no era  capaz de financiar la inversión nacional y habia que acudir al ahorro extranjero, por igual cantidad al desfase que en esa  época era del 3 % del PIB español. En esta época la inflación reflejaba que el consumo era excesivo y presionaba sobre los B y S que no eran capaces de satisfacer tanta demanda. Si hubiese mas ahorro implicaría un menor déficit y una menor inflación (del 12 % del ahorro de los 70, se paso a un 6 % de ahorro a finales de los 80) Se recomendaba que el estado tuviese un menor déficit publico. Se insistía que ninguna economía podría crecer de forma equilibrada si el consumo crece en mayor medida que la producción de b y s. y si encima el consumo publico se llevaba  el peso de dicho crecimiento.

    Soluciones contradictorias, eran aumentar la renta familias,con  mayores salarios, porque cuanta mas renta mas se puede ahorrar, pero es incompatible con querer aumentar la competitividad, al igual que seria incompatible con la competitividad  unos mayores tipos de interés real para incentivar el ahorro, otra forma era reducir los impuestos personales sobre la renta, que también es incompatible con las necesidades del estado, que debe pagar a mas personas el paro, en caso de recesión.  La solución mas viable era y es  un mejor tratamiento fiscal del ahorro, pero si estamos en épocas de recesión un menor consumo  paraliza aun mas la actividad y crea mas paro. A finales de los 80 como solución se proponía aumentar el IVA (impuestos sobre el consumo),tal como se ha hecho ahora

     En aquella época la inversión estaba manteniendo la economía española, permitía un una media anual del crecimiento real del 15%, del cual un 8 % era gracias a la- fuerte inversión extranjera-. Si hay expectativas de crecimiento hay posibilidad de que venga la inversión extranjera.  La inversión es necesaria para un crecimiento equilibrado y para crear empleo. (mas inversión implica mas ahorro e implica menos consumo publico)

    Un tercer desequilibrio del modelo del crecimiento citado  es la fuerte desconexión entre la oferta y la demanda, tanto en el modelo laboral como en el del mercado de B y S. Entonces se recomendaban las políticas de oferta (difíciles de implantar por la mentalidad corto placista de los políticos, debido a que estas medidas dan resultado a m y l/p) La flexibilidad laboral, la movilidad funcional, sectorial y regional.no son ni medidas agradables ni fáciles de consensuar, se acaban realizando cuando ya no hay mas remedio, y cuando ya no hay mas remedio suele ser tarde.

   Volvemos al 1990, donde se recomendaba  " mas inversión en formación profesional,un sistema de aprendices para los jóvenes, el reciclaje de parados de larga duración, mayores enlaces entre empresa-universidad. Tambien se recomendaba facilitar la inversión en formación de los empresarios y fomentar la creación de nuevas empresas para que sean capaces de reaccionar ante los estímulos de la demanda y crear nuevas líneas de producción que las satisfagan. También en 1990, se indicaba que se debía resolver el problema especulativo del precio de las viviendas y aumentar el numero de viviendas en alquiler para facilitar la movilidad geográfica de las personas

  En los  1986-90, Guillermo de la Dehesa nos indica " el papel de la política fiscal fue secundario y expansivo" se controlo  la inflación, y la reducción del déficit publico, pero no logro reducir el déficit estructural, que es el que cuenta, ya que no tiene en cuenta los picos y valles del ciclo. Se mezclaba una política fiscal expansiva y una política monetaria  ligeramente contractiva, que permitió mejorar las infraestructuras del país, y un mayor gasto social " Nos advertia que esta mezcla de políticas no favorecía un crecimiento equilibrado y no era sostenible en el medio plazo.

     El problema actual además de los citados anteriormente, es que  estamos en una recesión de balance, donde las empresas se dedican a desapalancarse,a sacarse deuda de encima y casi no invierten, bien por ver unas malas expectativas, bien por no tener acceso al crédito, bien por no ver reformas estructurales que les hagan mas competitivos, o bien por ver un entorno político sin un rumbo claro, con contradicciones sin  un plan de país creíble.  Los estados en este caso deberian  seguir estimulando la economía hasta que tome una velocidad de crucero,-- contra quienes opinan-- que  seria mas aconsejable la austeridad publica para que el estado no se hubiese de endeudar mas, con  un coste cada vez mas elevado, pero si el sector privado no levanta cabeza no hay otra solución.

   Al estar  en una crisis global, donde los demás países con sus propios problemas ya van desbordados, esperar un remolque es esperar un milagro, el riesgo de que tomen medidas proteccionistas, implican menor comercio mundial, e implicaría que nuestra salida via exportaciones, no fuese posible a c/p. Entraríamos en un laberinto.

- Hemos pasado hacia unos desequilibrios económicos globales de lenta solución, analizando  una  economía mundial que se estudiaba  la relación de países centrales / países periféricos a la relación de países con déficit comercial (competitivos) / países con déficit (endeudados)
Unos desequilibrios que son la suma de los problemas económicos heredados mezclados con el colapso financiero por sus huidas hacia delante. Una crisis de oferta con una recesión de balance.

- La posibles  soluciónes  a debatir si aun hay la posibildidad de unos  pactos de estado, si es posible  implantar modelos de desarrollo de base, o fomentar la  alianzas entre empresas,  la necesidad de promover  una banca mas industrial con un proyecto para financiar  el renacimiento de las empresas industriales que les de una seguridad financiera a medio y l/p. (BRIE) Modelo propuesto por S.Constanzo.

Un laberinto mas complicado que en 1990, con salidas difíciles pero posibles.
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-Otro articulo de Guillermo de la Dehesa de hace 4 años titulado:
  -La próxima recesión-
 GUILLERMO DE LA DEHESA 21/01/2007

No tengo el más mínimo deseo de asustar al lector con este título, sólo quiero recordarle que los ciclos siguen existiendo y que en España los dos últimos acabaron en recesión, lo que no tiene por qué ocurrir esta vez. Una recesión existe cuando una economía incurre en dos trimestres seguidos con crecimiento negativo del PIB real, en tasa anual. Pueden ser suaves, como fue la de EE UU a finales de 2001, o fuertes, como la española a finales de 1992 y parte de 1993, en la que el PIB llegó a caer a lo largo de cuatro trimestres seguidos un total acumulado del 3% y la tasa de paro aumentó 4,8 puntos porcentuales en los dos años siguientes.

España lleva 13 años de crecimiento elevado gracias a la globalización y al doble choque del dinero barato y de la inmigración creciente
La desaceleración puede arrancar con el pinchazo gradual de la burbuja inmobiliaria, afectar a la construcción y extenderse
El crecimiento económico es siempre cíclico y todavía siguen existiendo los llamados "ciclos de los negocios", que de acuerdo con la evidencia histórica suelen durar, entre una desaceleración o recesión y la siguiente, unos 10 años en promedio. España sufrió una ligera recesión en 1981 y otra más grave en 1992-1993, pero hoy la economía española lleva ya 13 años de crecimiento ininterrumpido, con una tasa anual media de crecimiento del PIB real de casi el 3,5%, la más elevada y duradera desde los felices sesenta y principios de los setenta.
En general, la persistencia actual del ciclo alcista español puede deberse a que la globalización no sólo está alargando los ciclos, sino que además está reduciendo la severidad y duración de sus fases recesivas. Por un lado, la creciente competencia internacional reduce los precios de muchos bienes manufacturados y algunos servicios y modera los salarios, compensando las subidas de las materias primas y reduciendo no sólo la inflación sino su volatilidad, lo que evita mayores subidas de tipos de interés a corto plazo, lo que tiende a reducir la probabilidad de una recesión. Por otro, los desequilibrios mundiales han creado mucha liquidez en manos de pocos países, que al invertirse en bonos tiende a reducir los tipos a largo plazo y el coste del capital, lo que facilita la inversión y el crecimiento.
Sin embargo, el verdadero origen de este prolongado ciclo alcista ha sido la entrada de España en la Unión Económica y Monetaria (UEM), al igual que el auge en la segunda mitad de los ochenta se debió a la entrada de España en la Unión Europea (UE), que trajo unos años de masivas entradas de inversión directa extranjera y un aluvión creciente de subvenciones y transferencias que impulsaron, por este orden, la actividad, el empleo y el consumo.
El actual ciclo expansivo se debe sobre todo a que a partir de 1994 las crecientes perspectivas de entrada de España en la UEM hicieron que los tipos de interés a corto y largo plazo cayeran rápidamente y que, tras la introducción del euro y la desaparición de la peseta y del riesgo de cambio, los tipos reales cortos empezasen a ser negativos y la clasificación crediticia de España alcanzase el triple A, aumentando la confianza en la economía española. Además, el euro está resultando un escudo protector de tal calibre que hace que las diferencias de nivel de riesgo que los inversores asignan a los países miembros débiles y desequilibrados frente a los virtuosos y estables sean ridículamente mínimas.
Esta dramática caída de los tipos de interés nominales a corto plazo y a largo plazo (desde un 13,3% y 11,7%, respectivamente, en promedio de 1992, a un 3,0% y un 4,7%, respectivamente, en 1999, y al 2,2% y el 3,4%, en 2005) ha desatado una fuerte y larga ola de inversión por parte de las familias en vivienda y en bienes de consumo duradero y luego por las empresas en empleo y bienes de equipo, al tiempo que ha habido una renegociación a la baja de los tipos en los créditos anteriores. A su vez, el aumento de la inversión y del consumo duradero ha acelerado la actividad, la creación de empleo, y éste ha aumentado el consumo y las importaciones.
Sin embargo, dicha caída de tipos ha creado también una burbuja en el mercado de la vivienda (de cerca del 30% real), empujada también y crecientemente por la demanda de vivienda por europeos e inmigrantes, y otra burbuja, derivada de la anterior, en el mercado de la construcción, sector que alcanzó en 2005 el 15,6% del PIB en términos reales y que ha generado el 20% de todo el empleo creado en los últimos 10 años, que a su vez ha representado el 33% del empleo total creado en la UE a 15 miembros. Con ello, la tasa de paro ha caído al 8% y la tasa de empleo ha aumentado, alcanzando a 66 personas por cada 100 en edad de trabajar, frente a 50 hace 10 años.
Este fuerte crecimiento de la demanda de empleo ha atraído mano de obra inmigrante que ha acudido masivamente a España, dando otro fuerte impulso añadido, primero al consumo y ahora también a la inversión en vivienda, manteniendo el crecimiento del PIB en niveles superiores a su potencial. Según las últimas estadísticas, el 1 de enero de 2006 el número de extranjeros empadronados en España era de 3,88 millones, el 8,7% de una población de 44,4 millones, y además hay de 600.000 a 800.000 no empadronados en situación de irregulares en España (u otros países).
Esta entrada de extranjeros ha representado el mayor choque real positivo a la economía española de las últimas décadas, desde la entrada en la UE y en la UEM, ya que ha logrado elevar no sólo el PIB, sino también la fuerza laboral y los contribuyentes a la Seguridad Social y además ha resuelto el problema de la escasez crítica de mano de obra en ciertos sectores como la construcción, la hostelería y el servicio doméstico. Se calcula que la aportación anual de los inmigrantes al PIB en los últimos cuatro años ha sido de 0,8 puntos porcentuales.
En resumen, España ha tenido ya casi 13 años de crecimiento elevado e ininterrumpido gracias a la globalización en general y a un doble choque positivo, uno financiero (dinero barato) y otro real (inmigración creciente), que ha permitido más que compensar el choque negativo del alza del petróleo y de otras materias primas y la mayor competencia internacional.
La otra cara de la moneda es una economía recalentada, siendo la inflación aún casi un punto superior a la de la zona euro, aunque con clara tendencia a la baja, una burbuja inmobiliaria y un elevado déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos del 8% del PIB, eso sí, debido en su totalidad, al contrario que el de EE UU, a que la inversión nacional, en porcentaje de PIB (cerca de un 30%), ha aumentado más que el ahorro nacional. Pero dicho déficit muestra también una pérdida indudable de competitividad externa que ha supuesto pérdida de cuota en las exportaciones mundiales y en el mercado nacional.
Además, el actual crecimiento es desequilibrado y poco diversificado, por el peso excesivo del sector de la construcción y por la fuerte aportación negativa del sector exterior al mismo. Finalmente, casi todo el crecimiento se ha debido a la acumulación de los dos factores básicos de producción: trabajo y capital, sobre todo el primero, ya que el crecimiento de la productividad conjunta de ambos factores ha sido el más bajo de la UE a 15 miembros. Es decir, la economía española está boyante, pero su crecimiento es desequilibrado y poco eficiente, lo que hace que la elevada tasa actual no pueda ser sostenible a medio plazo.
Hay otros dos factores fuera del alcance de la política económica española que también van a reducir su crecimiento en los próximos años. Por un lado, el BCE ha empezado a aumentar sus tipos de interés de intervención, encareciendo el coste de los créditos hipotecarios y de consumo duradero de las familias, reduciendo así su renta disponible para otro tipo de gastos y fomentando el ahorro. Por otro, en 2007 empiezan a reducirse progresivamente las transferencias de la UE a España.
Es decir, pese al nuevo repunte de 2006, todos los indicadores apuntan hacia una desaceleración gradual del crecimiento en los próximos años. Que sea menor o mayor va a depender de si las economías de nuestros principales socios comerciales en la zona euro recuperan su crecimiento y su demanda interna potenciales, como es probable que ocurra, y de si la desaceleración de EE UU es gradual y no abrupta, como parece hoy más probable.
Este proceso de desaceleración podría tener el siguiente orden secuencial: primero, la burbuja inmobiliaria seguiría pinchándose gradualmente, es decir, sus precios creciendo más lentamente y finalmente cayendo y, como reacción, el número de viviendas iniciadas empezaría a caer, lo que traería consigo una caída de la creación de empleo en construcción y quizá un alza del paro, lo que reduciría algo la demanda de consumo.
Segundo, el coste de los créditos hipotecarios y de bienes de consumo duradero seguiría subiendo lentamente y las familias tendrían que sacrificar una parte de su consumo corriente para poder hacerles frente. Al subir los tipos de interés habría un mayor incentivo a ahorrar en lugar de consumir, con lo que el PIB crecería menos y la presión de la demanda interna sobre las importaciones se reduciría y mejoraría gradualmente el abultado déficit exterior.
Tercero, al reducirse el consumo de algunos bienes y servicios y aumentar el coste del dinero y del capital, las empresas ralentizarían sus inversiones en existencias y en nueva producción en espera del próximo ciclo expansivo, con lo que su demanda de empleo bajaría y el crecimiento del PIB sería cada año gradualmente menor, pudiendo alcanzar su punto más bajo en 2009 o 2010.
Ahora bien, esta desaceleración cíclica no tendría por qué acabar en recesión sino en un periodo corto de bajo crecimiento si se siguen tomando medidas para atenuarla. La primera es que el sector público (excluida la Seguridad Social) siga manteniendo este año y los siguientes un superávit presupuestario de más del 1% del PIB para poder ser más expansivo cuando el sector privado empiece a desacelerarse y así aminorar su ritmo de caída, especialmente en la construcción, compensándole con mayor inversión en obra pública, y que la Seguridad Social siga aumentando su fondo de reserva, aportando la totalidad de sus superávit actuales, preparándose para un periodo de menores ingresos o contribuciones y mayores gastos o prestaciones.
La segunda es incentivar, en mayor medida, de un lado, la inversión en mejorar la calidad de la educación y la formación y, de otro, la inversión privada en I+D+i y nuevas tecnologías, que son los dos determinantes fundamentales de la productividad total de los factores (PTF), cuyo nivel es especialmente bajo en relación a nuestro entorno. La tercera tiene que ver con la absorción de la mano de obra inmigrante, donde hay que conseguir algo que ya ha logrado EE UU, que es convertir a muchos inmigrantes (jóvenes y emprendedores por definición) en empresarios, bien autónomos o de pymes, para que encuentren alternativas a una posible pérdida de sus empleos, sobre todo en la construcción, donde trabajan una mayoría de ellos.

Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research de Londres (CEPR)

http://www.elpais.com/articulo/empresas/sectores/proxima/recesion/elpepueconeg/20070121elpnegemp_8/Tes

Quo vadis Europa?

  • Libreo del 2004. Guillermo de la Dehesa
  • Alianza Editorial, S.A.
La Unión Europea ha tenido, desde un principio, varios objetivos prioritarios. El primero ha sido consolidar la paz en Europa, tras dos guerras cruentas, lo que se ha conseguido con éxito.
El segundo ha consistido en crear un poder económico de un tamaño suficiente como para ser capaz de competir con Estados Unidos por el liderazgo mundial y actuar como su contrapeso en las decisiones económicas y políticas internacionales. El tercero ha sido conseguir un modelo social igualitario, solidario y cohesionado que sea un ejemplo para el resto del mundo
Guillermo de la Dehesa intenta demostrar en Quo vadis Europa? que el segundo y tercero de dichos objetivos no sólo no se están alcanzando sino que pueden empeorar en el futuro. La Unión Europea (UE) lleva ya cuatro décadas creciendo a una tasa anual promedio inferior a la de Estados Unidos y todas las estimaciones oficiales indican que va a seguir ocurriendo lo mismo en la próxima década. Aunque durante muchos años la UE fue capaz de mantener un crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB) por habitante mayor o similar al de Estados Unidos, a partir de 1990, debido al menor crecimiento de su empleo y de su productividad, está perdiendo dicho nivel de prosperidad relativa. Hoy el nivel de renta por habitante es un 30 por 100 menor que el de Estados Unidos, el mismo que hace treinta años.


Comentarios y apuntes  relacionados con el tema, en diferentes blogs.
-España cae del sexto al vigésimo puesto mundial en inversión extranjera recibida, tras un desplome del 80%. http://www.expansion.com/2010/09/07/economia/1283813483.html
-Andres "Me temo que el diferencial de competitividad via coste con los BRIC es insalvable y presionará a las materias primas con lo cual a  los endeudados será el remolque el que nos atropelle"
Tambien me indica, las devaluacionoes posteriores al articulo de Guillermo, la devaluación entre 1992 y 1993 devaluamos 3 veces la peseta.


-Albert "El problema es que esta burbuja es mucho mayor y la deuda que se ha generado no es posible que la podamos pagar"
- Comstar " Es el dilema entre absorber la inflación o exportar empleo.
-la visión financiera: Exportar inflación y empleo
-la visión economica: Absorber la inflación y el empleo "

-Ramon "La inflacion es una solución temporal, Usa puede forzar hacia la inlflación trasladando sus problemas economicos ( su perdida de competitividad) a otros paises, pero por lo que se ve primero intentara la solucion keynesiana ( mas infraestructuras)"
-Son tres dilemas, inflacion o empleo o ajuste duro, la deflacion parece mas justo porque penaliza a quien realmente cometio sus excesos.
-Es necesario una sintesis de teorias, encontrar "la teoria" que realmente sea la solucion mas equitativa para todos..(aunque hoy parezca una utopia). 
-España cae 9 puestos en el Índice de Competitividad Global realizado por Foro Económico Mundial (FEM). En el informe, que analiza 139 economías, lo justifican por "la alta inflexibilidad del mercado laboral". 
-Jose comenta "Debemos centrar la reflexión es sobre la evolución del crédito y, particularmente, sobre si tiene sentido que se produzca un ensanchamiento permanente entre la base monetaria y el crédito total de la economía. La primera debería evolucionar en función de la economía real y el segundo, debería mantener una proporción estable en relación con la primera. ¿se ha producido así? ¿tenemos en la estabilidad/inestabilidad de la ratio BM/crédito total una pista para detectar a priori desequilibrios financieros con potencial impacto macro? Son de esas preguntas sencillas que nunca hay que dejar de hacerse" 
-Javier comenta "La relación entre el crédito y el PIB ha crecido extraordinariamente en los últimos años y esto debería haber sido una pista de que algo funcionaba mal. No es el volumen de crédito el que nos debe preocupar sino el r...atio que señalas que refleja cuanto crédito es necesario para producir una unidad de PIB. Es lógico que esta ratio aumente cuando lo hace la globalización, la deslocalización de la actividad productiva y la especialización, pero también es un indicador de que se están acometiendo actividades que proliferan al calor del crédito fácil y que en general la economía se hace mucho más vulnerable a shocks financieros" 
 

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