Diálogo de la economía con la filosofía
La economía ha estado impregnada por el pensamiento filosófico predominante en cada época. En sus inicios, la filosofía occidental originada en Grecia en los siglos VI y V a.n.e, se centró en el ser cósmico y la comprensión de los átomos y los cuatro elementos agua, tierra, aire y fuego. Con la consolidación de las ciudades griegas en el siglo IV a.n.e, el interés se desplazó con Sócrates del cosmos hacia los problemas humanos. Platón, en su Academia enfatizó que los números por ser universales y acorpóreos proporcionan un conocimiento más certero que los sentidos e ingenió el método hipotético deductivo que distingue análisis y síntesis. Aristóteles en el Liceo formuló la lógica que estudia las formas de razonamiento y realizó una primera clasificación de las ciencias, en matemáticas, física, biología, psicología, historia, economía y crematística, entre otras. La economía tendría la función de proveer y gestionar adecuadamente la riqueza natural y la crematística sería la acumulación de dinero y la opulencia, considerada como un capricho absolutamente vano.
De los siglos III a I a.n.e, la filosofía grecorromana continuó reflexionando en torno al hombre con especial énfasis en los problemas éticos o de filosofía moral. Destacando aquí de importancia para la economía moderna la escuela epicúrea, para quien el mayor bien es el placer y el mayor mal el dolor.
A partir del siglo I y con la extinción de las economías urbanas, surge la edad media con predominio de las actividades rurales, la disolución del antropocentrismo y el retorno a una cosmovisión con vínculos monoteístas. Fue la filosofía escolástica predominante durante quince siglos, la cual en el terreno económico, fundamentó el justo precio para prevenir la reventa, el acaparamiento y el monopolio privado y condenó el enriquecimiento mediante el cobro de intereses por el dinero prestado, especialmente con el Tomismo, que finalmente cedió ante el avance del mercantilismo al final del feudalismo.
En el renacimiento, con el resurgir de las ciudades y la aparición de nuevos instrumentos, comienza el cuestionamiento de las nociones del cosmos geocentrista con Copérnico y Galilei y la filosofía concentra nuevamente su atención sobre el hombre. En medio del conflicto teológico, se rechaza el mundo celeste de Aristóteles y resurge el espíritu de la razón promulgado por Sócrates, el método cuantitivista de Platón y la moral epicúrea de preferir el placer y huir al dolor.
También se acentuó el proceso en el que la moral se independizó de la política, siendo Maquiavelo el principal exponente de una forma de pensamiento en donde el fin justifica los medios, apoyando abiertamente la intriga y la violencia, que se movía en todas las cortes de Europa, en la lucha por el derrocamiento de la aristocracia y la rapiña por el dominio de otras regiones del planeta. En Inglaterra, el rey Fernando VII declaró en Asamblea realizada en 1534 la iglesia anglicana independiente del pontificado de Roma, iniciando así la ruptura política que sentaría las bases para nuevas ideologías.
A la par que se atacó el poder de la iglesia Romana, también se cuestionaron los principios morales del precio justo y el cobro indebido de intereses, imponiéndose la idea del lucro y la libertad de precios como algo natural y la crematística como la nueva forma de acuñar dinero y grandes fortunas, antaño cuestionada por las escuelas filosóficas, como algo opuesto a la naturaleza y a la economía.
En este contexto, se originó la escuela mercantilista que buscaba la acumulación de oro y plata mediante una balanza comercial favorable. Esta concepción desembocó en “la pugna furibunda por los mercados, la pugna despiadada por el comercio de uno y otro país, la lucha por aumentar el número de colonias y todo esto sumió a las potencias en guerras. En 1690 el arzobispo de Canterbury afirmó: “En todas las disputas y luchas sucedidas en los últimos años, he podido hallar que pese a las intenciones buenas y espirituales, su finalidad última y verdadera fue el oro, la grandeza y la gloria secular” [40]
En Francia, siguiendo la línea de Platón de desconfiar de los sentidos, se desarrolló la corriente racionalista con la publicación del discurso del método de Descartes en 1637, las obras de Spinoza en Holanda y la idea del progreso de Leibniz en Alemania. Leibniz postuló los conceptos de necesidad metafísica o absoluta que es por si misma, la necesidad lógica, matemática o geométrica que implica contradicción, la necesidad física o hipotética con una cadena de causa y efecto y la necesidad moral o teleológica, derivada de los fines establecidos. Y por su parte René Descartes planteó la metodología de la duda metódica, a partir de un punto cero, dividir el problema en sus partes y luego las sumarlas, la cual fué incorporada por las diversas ciencias, entre ellas las escuelas económicas. [41]
En Inglaterra Francis Bacon en 1620, originó la corriente empírista que se apartó de la teología Platónica y de la lógica Aristotélica, planteando una nueva filosofía a través del experimento y el razonamiento inductivo. En su opinión, la necesidad surge de la impresión de la naturaleza en la mente. La realidad imprimiría formas cuantitativas expresadas en razones y relaciones y formas cualitativas de color, olor, sonido, sabor, captadas por los sentidos. En 1686 Newton marcó el punto culminante de esta metodología con una de las teorías más poderosas que ha producido la ciencia, hasta el punto en que en la época se pensó que había llegado a descifrar las leyes últimas de Dios, probándolas a partir de los hechos.
En esta línea, surgieron en la época de la ilustración los empiristas ingleses, entre ellos David Hume, para quien las impresiones influyen en los sentidos y estos a su vez en las ideas de la conciencia, correspondiendo a los sentimientos y no la razón, decidir lo que se dice y hace, diferenciando el “ser” y el “deber ser”. Fue amigo de Smith y en el terreno económico criticó a los terratenientes y el mercantilismo que se oponían con medidas proteccionistas al libre equilibrio de la balanza de pagos.
En 1759 Adam Smith en su “Teoría de los sentimientos morales” analizando los determinantes de la conducta de los hombres afirmó que las acciones de aprobación o condena no obedecen a las leyes ni tampoco a la razón, sino a la conciencia moral que dicta lo que es bueno y distingue lo que es malo. Llegando a la conclusión de que la organización social es el resultado de acciones humanas independientes, de manera que en la economía, aunque las acciones individuales sean movidas por el interés propio, se llega al equilibrio del mercado gracias a una “mano invisible”. John Locke en 1760, ratificó a Petty y a Smith al afirmar que el trabajo es el de da a la tierra la mayor parte del valor y contribuyó a afianzar la idea del oro y la plata como parte sustancial de la riqueza frente los bienes permutables.
Simultáneamente va operando un proceso de división social y técnica del trabajo, donde los oficios agropecuarios y artesanales se van separando unos de otros, generando nuevos sectores económicos y al interior de las empresas se va organizando especializaciones por actividades. De igual forma, las ciencias clasificadas por Aristóteles, se van separando unas de otras, estimuladas por la metodología parcelaria de dividir el todo en las partes, surgiendo así nuevas ramas y disciplinas científicas.
En la segunda mitad del siglo XVIII el filósofo Immanuel Kant, fundador del idealismo alemán, recibe la influencia leibniziana, newtoniana y empirista, separando el conocimiento racional, de la moral y de la religión. Así se profundiza también la separación de la moral y la economía. De otra parte trató de conciliar el empirismo inductivo que lleva a proposiciones sintéticas y el racionalismo deductivo a priori que conduce a proposiciones analíticas, llegando a establecer el carácter absoluto y universal de las categorías a priori de espacio, fuerza, sustancia y tiempo, en las que también se fundamenta la economía.
Así, en esta etapa de la historia, la ciencia económica se nutre de dos vertientes antropocentristas: De una parte, la fisiocracia francesa, en donde el individuo es libre atendiendo a su razón, a partir de la cual proclama del ‘Laissez Faire’ (Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va libre). De otra parte, en gran Bretaña la escuela clásica, donde no es la razón o la voluntad del individuo, sino la espontaneidad natural de una mano invisible la que dirige las fuerzas del mercado. Estas vertientes confluyen políticamente en el liberalismo caracterizado por la propiedad individual, la libre iniciativa, el ánimo de lucro, la libertad de precios, la libre competencia de los mercados y de las leyes económicas, supuestamente naturales.
Con las revoluciones modernas, al atacar la moral religiosa, se atacó también la ética que no concordara con esta forma de pensar, relegando a un plano secundario el sistema axiológico de los valores de la honestidad, la justicia, la solidaridad y la responsabilidad, que se erigían como obstáculos para la libre acumulación, otorgando así pasaporte a todas las formas de enriquecimiento individual. Se dio vía libre a los préstamos con intereses y se fueron consolidando los intermediarios que constituyeron el nuevo sector bancario el cual se fue apoderando inicialmente de los capitales locales, luego de Europa y posteriormente de otros países del mundo colonial. [42]
Durante este periodo de la “Ilustración” inglesa, se acentuó la incomunicación entre las ciencias llegando cada una a visiones reducidas a su campo de visión y acción, fraccionándose el cuerpo del conocimiento científico, en diversos organismos, tejidos y células, independientes entre sí.
En medio de la influencia filosófica hedonista y utilitarista encaminada a la consecución de bienes, se desarrollaron contracorrientes filosóficas de ética axiológica, orientadas a la realización de valores, planteando concepciones y vías alternativas. Tal es el caso del inglés John Ruskin quien en su obra “La economía política del arte” escrita en 1857 cuestionó el espíritu mercantil de la época y aportó interesantes teorías sobre la naturaleza, la sociedad y el arte. También los socialistas que cuestionaron la competencia individualista y plantearon otras vías como Fourier y Owen con las cooperativas agrícolas, Saint Simón que propugnaba por un Estado dirigido por hombres de ciencia y Marx y Engels, fundadores del comunismo quienes enjuiciaron desde una perspectiva materialista filosófica y sociológica el origen y evolución del sistema capitalista y sus implicaciones negativas sobre la mayoría de la población, retomando el postulado de que el fin justifica los medios, para derrocar el sistema.[43] De otra parte la corriente de Bakunin, que planteaba no solo sociedades sin clases, sino sociedades sin Estado.
En los años setenta del siglo diecinueve se desató una crisis económica generalizada como consecuencia de la evolución misma de la filosofía liberal que llevó a la concentración en monopolios y en contraposición la adopción de mecanismos proteccionistas y la intervención del Estado, cayendo en desuso los paradigmas fisiócratas y clásicos. Estos hechos y los ataques de los socialistas, originaron la escuela neoclásica, que tratan de superar las anomalías de la escuela clásica, las críticas políticas de la época y atendia a los deseos concientes o inconcientes de cero monopolios.
La escuela neoclásica se nutrió de la corriente filosófica positivista promulgada por su fundador el francés Auguste Comte en 1826, quien fundamenta el conocimiento en los hechos, fenómenos y sus relaciones a partir de la experiencia, rechaza del conocimiento a priori, la intuición y lo metafísico y renuncia a la explicación del qué, del por qué y del para qué de las cosas, interesándose únicamente en el cómo. Los neoclásicos también se fundamentaron en los ingleses James Mill y Bentham quienes en 1823 aplicaron el principio de la utilidad en la economía, según la filosofía epicúrea de la búsqueda de la máxima satisfacción y la minimización el dolor.
Siguiendo en esta línea de Bentham, el economista alemán Hermann Gossen postuló en 1854 las dos leyes de la saturación de las necesidades, la primera la ley de la prolongación, la cual plantea que cuando una necesidad se satisface de forma continua al llegar a cierto punto decrece hasta llegar a cero y la segunda ley de la repetición, la cual afirma que cuando una sensación agradable se repite, el grado de intensidad del placer y su duración disminuyen, tanto más rápido cuanto más se repiten. [44]
La escuela económica marginalista, retomó la primera ley de Gossen y también partió de las intuiciones a priori de Kant, considerando que los valores morales no entran en el núcleo de la teoría pura, la cual presenta una independencia entre el observador y lo observado, al igual que la matemática y la física clásica. Con estos fundamentos filosóficos, el paradigma neoclásico planteó el andamiaje conceptual de las leyes del intercambio sustentadas en la mecánica de la utilidad y el interés propio, a semejanza de las fuerzas virtuales que regulan el equilibrio de una palanca en la física.
Debe anotarse que Cournot, el padre de la economía matemática, había manifestado sus dudas sobre la posibilidad de expresar la función de la demanda en una fórmula algebraica, por cuanto en aquella influían no solo el precio, sino muchas causas como su naturaleza, la utilidad del bien, la satisfacción que procura, las costumbres de cada pueblo y la riqueza media entre otras. En carta dirigida a Walras le comentó con extraordinaria visión prospectiva: “Mucho me temo que tus curvas de utilidad te lleven solo a un puro laissez faire, es decir, en la economía interior a una tierra despojada de sus bosques y en la economía internacional a la subyugación de los pueblos corrientes por uno privilegiado, siguiendo la teoría de Darwin” [45]
A las controversias internas se sumaron en los albores del siglo XX, los cuestionamientos externos de la física cuántica y la geometría no euclidiana que desmintieron la validez de los conceptos y construcciones de las escuelas económicas, abriendo nuevos caminos a variadas interpretaciones. En 1912, el filósofo Bertrand Rusell describió esta situación en los siguientes términos: “Parecía antes que la experiencia ofrecia a la lógica solo una clase de espacio, y la lógica mostraba que esa clase de espacio era imposible. Ahora, la lógica presenta varias clases de espacios como posibles, independientemente de la experiencia, y la experiencia decide solo parcialmente sobre ellos. Así, mientras que nuestro conocimiento de lo que es, se ha hecho menor de lo que se había supuesto, nuestro conocimiento de lo que puede ser ha aumentado enormemente. En lugar de hallarnos encerrados entre estrechos muros, de los cuales podían ser explorados todos los rincones y todas las grietas, nos hallamos en un mundo abierto, de libres posibilidades, en el cual queda mucho desconocido porque hay mucho por conocer” [46]
En 1926 el campo de los posibles se amplió con el físico alemán Werner Heisemberg, quien al tratar de establecer la posición de una partícula veía que esta se desplazaba al iluminarla; observación que lo llevó a formular el famoso principio de la incertidumbre, el cual afirma que “si medimos de forma precisa la posición de una partícula, tanto más imprecisa es la medida de su movimiento y recíprocamente”. Dado que las perturbaciones del sistema no se pueden reducir a cero, no son despreciables y no existen certezas absolutas, sino solo probabilidades relativas, de manera que no es posible la previsión rigurosa de un fenómeno futuro a partir de un fenómeno actual. [47]. No hay un resultado único, sino una abanico de probables resultados.
En el congreso de física en Bruselas, Einstein, quien también contribuyó a la física cuántica, se opuso a este principio del azar, con su celebre frase “Dios no juega a los dados”. Este principio de la incertidumbre, que aún no ha sido plenamente comprendido y asimilado en la mayoría de las ciencias, asestó un duro golpe a las concepciones causales, lineales y determinísticas clásicas, entre las que se incluyen la física newtoniana, el darwinismo y el determinismo de Laplace. Y también cuestionó seriamente la filosofía y los métodos utilizados por las ciencias clásicas al establecer que no existe una separación artificiosa de objeto y sujeto, sino que son un todo único interrelacionado.
Heisemberg refiriéndose a Kant planteó que “su concepto central de ‘juicios sintéticos a priori’ ha sido completamente destruido por los descubrimientos de nuestro siglo. La teoría de la relatividad ha cambiado nuestra visión del espacio y el tiempo, ha revelado, de hecho, características enteramente nuevas de las que nada contenían las formas a priori de intuición pura de Kant. La ley de causalidad no se aplica ya en la mecánica cuántica y la ley de conservación de la materia no es ya verdad para las partículas elementales”. [48]
Al no existir una separación entre objeto y observador, la objetividad del científico desaparece y por ende la pretendida neutralidad de la ciencia ‘exenta’ de juicios de valor, quedando así cuestionados los núcleos de todas las ciencias, incluyendo los paradigmas económicos tradicionales.
De igual forma Heisemberg planteó que todas las decisiones comportan un elemento de irracionalidad ante la carencia de datos, por lo que estaremos obligados a actuar con información insuficiente. De manera que los a priori neoclásicos de completa información y decisiones racionales de los consumidores pierden su estatuto de objetividad.
Durante varios siglos la ciencia significó conocimiento que se ponía a prueba por el poder del razonamiento o por la evidencia de los sentidos. En la era contemporánea se dio un giro en que los intelectualistas clásicos fueron derrotados por la geometría no euclidiana y por la física no newtoniana y los empiristas también por la imposibilidad lógica de establecer una base empírica, dado que los hechos no pueden probar proposiciones, a lo que se agrega la dificultad de una lógica inductiva infalible. En opinión del filósofo Imres Lakatos, “Los filósofos tardaron en reconocer esto por razones obvias. Los justificacionistas clásicos temían que una vez aceptado que la ciencia teórica no puede ser probada, también tendrían que concluir que constituye sofismas e ilusiones; un fraude deshonesto” [49] Frente a esta encrucijada surgió el probabilismo o neojustificacionismo.
J.M. Keynes publicó “Un tratado sobre la probabilidad”, creando con los filósofos de Cambridge Johnson y Broad la lógica inductiva probabilística que postuló, de acuerdo al axioma del cálculo de probabilidades, que es posible asignar a cualquier par de proposiciones un grado de confirmación que caracteriza el respaldo empírico que la segunda proposición confiere a la primera. Sobre esta base construyó una teoría, que entrelaza lo real a lo posible, mediante la definición de una función de distribución que permite calcular funciones de confirmación.[50] La probabilidad de una teoría, supuesta cierta evidencia, solo puede depender de la teoría y de la evidencia y no del hecho de que la evidencia se obtuviera antes o después de la teoría. Las teorías, ya no tendrían solo dos opciones de probada o rechazada, sino varios grados de probabilidad diferente con relación a la evidencia empírica disponible.
De otra parte, en el ámbito económico Keynes lejos de romper con la concepción crematística, en materia de ética y la estética reiteró que “por lo menos durante los próximos cien años, debemos simular ante nosotros mismos y ante cada uno, que lo bello es sucio y lo sucio es bello, porque lo sucio es útil y lo bello no lo es. La avaricia, la usura y la precaución deben ser nuestros dioses por un tiempo más todavía. Porque solo ellos pueden guiarnos fuera del túnel de la necesidad económica a la claridad del día” [51]
De esta forma la civilización occidental es conducida indicando que solo hay un camino a través del estrecho túnel de la codicia, cerrando el acceso a otras formas de desarrollo económico que incluyeran un sistema de valores éticos y estéticos. El psicólogo suizo Carl Jung, fue uno de los primeros científicos en develar, en el mismo periodo, como este proceso se fue internalizando alquímicamente en el inconsciente colectivo mediante símbolos y mitos, expresión de las experiencias humanas colectivas. El exceso de racionalización y los mitos modernos, fueron desencadenado neurosis en el interior más profundo de las personas, por la separación de las tres esferas de la conciencia, el inconsciente individual y el inconsciente colectivo, impidiendo la plena realización personal.
Esta neurosis colectiva es agravada por el proceso reduccionista de la concepción de las necesidades. Si bien es cierto, en ese periodo, el filósofo Nicolai Hartmann, distinguió, en sentido ontológico, cuatro categorías: la necesidad lógica, que tiene la forma del «si-entonces», la necesidad esencial que se refiere al dominio del ser ideal, la necesidad cognoscitiva, que depende de la lógica y en cuarto lugar la necesidad real, identificada con la física causal. En el caso de la teoría económica ortodoxa, el espacio de las necesidades se fue reduciendo únicamente a lo real, asociandolas con los objetos de alimentos, vivienda, vestuario u otros.
Ls otras necesidades fueron marginadas restringiendo la actuación de la ciencia económica convencional y sus puentes en el campo epistemológico. Así por ejemplo el filósofo austriaco Karl Popper en 1934, demostró que una teoría puede ser científica si no cuenta con una evidencia favorable o puede ser pseudocientífica aunque toda la evidencia científica sea favorable. De manera que el carácter científico de una teoría no depende de los hechos y, en condiciones generales, todas las teorías tienen probabilidad matemática igual a cero, sea cual sea la evidencia.[52] , con lo cual debatió la lógica inductiva probabilistica de Keynes, tema que poco se ha tratado.
Para Popper la ciencia es ‘revolución permanente’ y la crítica o falsación es el criterio de demarcación de la actividad científica. El cambio científico es racional y pertenece al dominio de la lógica de la investigación.. Se debe ser implacable en la eliminación de errores y audaz en las conjeturas. La honestidad intelectual no consiste en probar la posición propia, sino en establecer las condiciones en que se está dispuesto a abandonar el compromiso con la propia posición.
Estos planteamientos se deben en parte al desarrollo de la física contemporánea y particular de la teoría de la relatividad, que contribuyó al desarrollo del pensamiento filósofico y también a una nueva concepción del universo en la cultura postmoderna. “Las derivaciones de esta nueva concepción fueron interpretadas por Ortega y Gassett en 1947, de una forma muy precisa, al considerar que la relatividad proponía una justificación de la ‘multiplicidad armónica de todos los puntos de vista’, así como el respeto de las culturas no europeas en tanto que ‘estilos de enfrentamiento con el cosmos equivalentes al nuestro’” [53] Se reivindican así los caminos de un mundo multipolar, en donde toda la diversidad de formas culturales y económicas tienen igual derecho a existir, sin que por ello se le condene por atrasadas, retrógradas o ‘resistentes al cambio’.
En 1960, el filósofo norteamericano Tomas Khun, se identificó con Popper en que la ciencia no crece mediante la acumulación de verdades eternas, pero se distanció al plantear que la transición de la crítica a un logro, señala el progreso de la ciencia y el compromiso con una comunidad científica. En palabras de Kuhn el término paradigma, creado por él, debe entenderse en dos sentidos distintos, uno sociológico y otro filosófico: “Por una parte, significa toda la constelación de creencias, valores, tecnicas, etc que comparte una comunidad dada. Por otra parte, contempla una especie de elemento de tal constelación, las concretas soluciones de problemas, que empleadas como modelos o ejemplos, pueden reemplazar reglas explícitas como base de la solución de los restantes problemas de la ciencia normal”. [54] El cambio científico de un paradigma a otro no estaría gobernado por reglas racionales y entraría en el campo de la sicología social de la investigación.
Para el filósofo Imre Lakatos, el conflicto entre Popper y Kuhn no solo se refiere a un tema epistemológico de orden técnico, sino que afecta nuestros valores intelectuales y tiene implicaciones no solo en la física, sino también en las ciencias sociales e incluso en la filosofía moral y en la política[55] . En su opinión, lo que sucede es que los programas de investigación progresivos sustituyen a los regresivos. Para Lakatos “La unidad descriptiva típica de los grandes logros científicos no es una hipótesis aislada sino más bien un programa de investigación. La ciencia no es solo ensayos y errores, una serie de conjeturas y refutaciones.” Las conjeturas o leyes constituyen el ‘núcleo firme’ del programa, el cual está protegido contra las refutaciones por un gran ‘cinturón protector’ de hipótesis auxiliares y tiene también una heurística que es una poderosa máquina para la solución de problemas, que con ayuda de técnicas sofisticadas asimila las anomalías e incluso las convierte en evidencia positiva. [56]
A la luz de estos planteamientos, vemos que las ciencias económicas desarrollaron los programas de investigación fisiocrático, clásico, neoclásico y keynesiano, con un núcleo firme fundamentado en categorías similares de producción, riqueza, escasez, utilidad, de donde se derivaron la oferta, demanda y demas conceptos utilizados en la economía, bajo una supuesta objetividad, al existir una independencia del observador respecto al objeto observado.
Con relación a este aspecto del sujeto y objeto, el epistemólogo T. Kuhn analizando los procesos neurales que ocurren entre la recepción de un estímulo y la conciencia de una sensación, planteó que pueden ocurrir tres situaciones heterogéneas: Una, diferentes estímulos pueden producir una misma sensación; dos, a la inversa, un mismo estimulo puede producir distintas sensaciones. Y tres, el camino del estímulo a la sensación está condicionado por la educación. De manera que dos grupos científicos cuyos miembros tienen sensaciones distintas, al recibir los mismos estímulos, en cierto sentido viven en mundos diferentes. Verbigracia economistas y físicos. Para que un grupo vea lo mismo, debe haber compartido educación, idioma, experiencia y cultura, aunque también puede ocurrir que un grupo conciba una visión similar, independientemente de la aplicación de normas y reglas. Por ejemplo la percepción de una crisis económica. De manera que nuestro aparato neural no está programado de la misma manera en la interpretación como en la percepción. [57] “La interpretación empieza, donde la percepción termina. La percepción deja que la interpretación complete”
En el marco de los cuestionamientos epistemológicos a la ciencia tradicional y al burocratismo e intervencionismo estatal, que no atendía adecuadamente las demandas ciudadanas, en los años setenta tomó fuerza la escuela económica neoliberal. Friedman expuso su teoría dividiendo la economía en dos, una la ‘economía positiva’ que se ocupa del ser, con un cuerpo de hipótesis y métodos de razonamiento y otra la ‘economía normativa’ que se ocupa del deber ser, con un sistema de reglas para conseguir un fin. Basándose en los problemas que existen entre el observador y el objeto observado, la medición y los fenómenos que son medidos y el teorema de Gödel, argumenta que en la economía positiva no es pertinente preguntarse por el realismo de los supuestos, pues ellos son aproximaciones a la realidad.[58] Entonces la pregunta solo puede contestarse si la teoría permite predicciones suficientemente exactas. De manera que pueden existir desacuerdos en las bases, pero ello no necesariamente implica que ocurra lo mismo en la economía normativa.
La aparente innovación de Friedman, no superó en dos siglos a Smith, que separó la conciencia moral como algo independiente del mercado y de Walras que también escindió la economía pura exenta de valores morales, de la producción guiada por el interés de las personas. La ética y la metafísica continuaron ignoradas por el positivismo en las ciencias, siendo suplantadas por la magia de la mano invisible del mercado, mano que más bien pareciera un pié. [59]
Estaríamos en presencia de una economía que tiene una parte racional independiente de juicios de valor y otra sometida a los prejuicios y pasiones, las cuales son independientes entre sí. El núcleo teórico supuestamente no estaría influenciado por el egoísmo, la codicia y la avaricia promulgados por Smith y Keynes. Algo así como una economía con un cerebro en donde el hemisferio derecho racional no estaría interconectado con el hemisferio izquierdo emocional.
El fundamento de Friedman contradice las sólidas argumentaciones sustentadas por los epistemólogos modernos Kuhn, Lakatos, Popper y Feyerabend, quienes al contrario sostienen que los núcleos de todas las teorías científicas, al igual que los icebergs, “se mantienen sobre una parte enorme de ideología sumergida” [60] La moderna filosofía de la ciencia ha develado que no existen hechos objetivos y además de las ideas, las pasiones, las intuiciones y la imaginación conducen a la humanidad. La ciencia ya no es inocente, ha perdido su castidad. Alfed Nobel padeció con tristeza las consecuencias de su invención, la dinamita, pero tal vez el hecho que más contribuyó a desmitificar la neutralidad de las ciencias y su ligazón a las exigencias de los gobiernos poderosos, fue el terrible impacto de la bomba atómica. Ante esta abominación, Einstein, luchó enérgicamente contra la carrera armamentista y a favor del uso de la ciencia al servicio de toda la humanidad y no de intereses particulares. “La energía atómica desencadenada – afirmó- lo ha cambiado todo, menos nuestro modo de pensar... la solución a este problema está en el corazón de los hombres” [61]
¿Cual ha sido el Leitbild o la imagen que ha guiado al mundo occidental moderno, a las ciencias y en particular a la economía ? En opinión de F Schumacher “Todos los temas, no importa lo especializados que sean, están conectados con un centro, son como rayos emanando del sol. El centro está constituido por nuestras convicciones más básicas, por esas ideas que realmente nos empujan hacia delante. En otras palabras, el centro consiste en la ética y la metafísica, en ideas que (nos guste o no) trascienden el mundo de los hechos y no pueden ser probadas o rechazadas por un método científico ordinario” [62]
Teniendo presente que el factor fundamental de todo desarrollo económico proviene de la mente de las personas, una labor de auto análisis de la ciencia, nos ha develado cuales han sido los prejuicios aparentemente universales que obran maquinalmente en el inconsciente colectivo.
Creo haber evidenciado que en la era moderna se fueron imponiendo como algo normal en la sociedad una serie de presunciones transmitidas de generación en generación, que definen la forma como pensamos y como nos comportamos: El antropocentrismo al considerar que el hombre está en la escala superior siendo el rey de la naturaleza. El evolucionismo, ligado al anterior, que además de considerar la superioridad del hombre, le concede licencia a unos para matar las otras especies y en la libre competencia, sujetar y explotar al hombre mismo.
Tampoco ha escapado a nuestra percepción el mecanicismo, que asume el sistema económico monetario, al igual que la naturaleza y el universo, como una gran máquina a la cual la humanidad debe sujetarse y sincronizar sus propios relojes. Intuimos el determinismo que complementa la anterior idea, al plantear que el mundo y el mercado están regido por unas leyes unidireccionales e invariables, a las cuales debe someterse las personas en aras del progreso y el desarrollo económico. Simultáneamente hemos vislumbrado que al profundizarse la división social del trabajo, se configuró una visión reduccionista de la ciencia, el mundo y del conocimiento científico en diversas especializaciones, vendiéndonos estas concepciones como si fueran la única verdad universal, en aras de un supuesto racionalismo que imponía la razón sobre los sentimientos y pasiones.
Todos los anteriores ismos fundamentaron una concepción crematística, según la cual el egoísmo en la búsqueda de la ganancia individual, daría lugar supuestamente a una ganancia y bienestar general. De aquí a las prácticas fraudulentas y la corrupción es posible que haya un solo paso. El filósofo norteamericano Bertand Rusell al respecto planteó: “El egoísmo, en la especulación filosófica, como en todas partes, considera el mundo como un medio para sus propios fines, así cuida menos del mundo que del Yo, y el Yo pone límites a la grandeza de sus propios bienes.” [63]
La concepción egoísta y crematística ha calado tan profundo, que ha envuelto también a los dirigentes de economías socialistas burocratizadas y, en los países del tercer mundo, a los líderes opositores que manifiestan ser los más radicales, pero en la práctica se apropian por diversos medios de tierras, bienes y dinero, desplazando a los que dicen defender y pareciéndose cada día más a los que pretenden atacar.
Durante cuatro siglos, al parecer se nos ha vendido con una etiqueta de economía un producto cuyo contenido en gran parte no corresponde, por tratarse de ingredientes de crematística, para satisfacer ganancias y fortunas particulares. La falsa ecuación que se ha impuesto en el mundo contemporáneo es: Economía = Ganancia. Si los postulados económicos construidos por mercantilistas, clásicos, neoclásicos, keynesianos y monetaristas son movidos en gran medida por el motor de la codicia, es posible que estemos denominando equivocadamente economía a algo que no lo es. Intelectuales con diversos enfoques, al no comprender lo que ha ocurrido, han llegado a asumir que la economía en ‘general’ es nociva para la cultura , las artes y el desarrollo humanístico.
¿ Cuáles han sido las consecuencias de los mitos instaurados por la modernidad?
Los resultados han sido la transformación de un gran volumen de recursos en bienes agrícolas e industriales y la expansión de servicios a niveles insospechados. A finales del siglo XX irrumpieron grandes cambios tecnológicos que han deslumbrado, como son la informática en los años ochenta y las telecomunicaciones en los años noventa, los cuales fueron posibles por el avance de las ciencias y en particular de la física cuántica.
Simultáneamente, se ha forjado un modelo concentrador de fortunas, ciencia y tecnología en pocos monopolios, mediante la apropiación por diversas vías de riquezas naturales y saberes de los países de la periferia. A la par se ha generado la uniformización de las economías del mundo y varios procesos vandálicos de degradación social, desarraigo de culturas y contaminación de los recursos ambientales en amplias zonas del planeta.. [64]
En el preludio del siglo XXI las Naciones Unidas revelan que 1.200 millones de seres humanos están sometidos a las condiciones deshumanizadoras de la pobreza extrema, cien millones de habitantes viven en tugurios, en donde campea la mortalidad materna e infantil. Ciento trece millones de niños no van a la escuela y dos tercios de los analfabetos del mundo son mujeres y el 80% de los desplazados y refugiados son mujeres y niños.
En materia ambiental, se ha diluido el disfrute de ciudades libres de ruidos, congestión vehicular y polución del aire. Al analizar los costos del desarrollo, el economista inglés E. J. Mishan constataba en 1969 que “Otros rasgos desagradables, la mayoría de los cuales son el resultado de la amplia visión de la empresa privada o de la miopía de las autoridades municipales son: la plaga del desarrollo de posguerra, la erosión del campo, la polución de la atmósfera y de los ríos mediante los desperdicios químicos, la acumulación de petróleo en las aguas de nuestras costas, el envenenamiento de nuestras playas por las aguas residuales, la destrucción de la vida silvestre por el uso indiscriminado de insecticidas, el cambio del sistema de cría de animales en el campo, el sistema de granjas industriales, y lo que resulta evidente para todo quien tenga ojos para ver, la irreflexiva destrucción de una rica herencia de bellezas naturales, una herencia que no podrá restaurarse en vida de nuestra generación” [65] El rey Midas son su mano crematística está acabado todo lo útil que nos rodea. La producción se transfigura en destrucción.
Luis Eduardo Mora, Presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales plantea que “Es fundamental abandonar la tendencia a imponer únicamente el criterio de lucro para determinar cuando la extinción de un recurso es económicamente racional. Si tal racionalidad se fundamenta en puntos de vista exclusivos de la ética utilitaria, esta visión puede, a la postre, conducir al agotamiento y aún a la extinción de un recurso de gran potencialidad económica por el afán de obtener mayores ganancias en el plazo más corto posible. ” [66]
En la medida en que se extienden los sistemas mecanizados, van apropiándose del tiempo de las personas, que podrían dedicar a las relaciones familiares, sociales o la recreación, el desarrollo de la cultura y el disfrute de las siete artes. Las formas de consumo masivo han entrado en contradicción con la finalidad de satisfacer necesidades humanas, al encubrir con vallas y mensajes propagandísticos las carencias de los bienes y servicios ofrecidos. Al publicitar en los medios masivos de información productos que no se pueden comprar o que una vez adquiridos no cumplen con las expectativas planteadas, surge la desilusión, la angustia y la ansiedad. El Ser deja de ser importante y el ‘tener’ se convierte en un objetivo en sí mismo. Así, los bienes se convierten en males. En la sociedad mediática la persona no vale tanto por lo que es, sino por el logo o la marca que lleva puesta, convirtiéndose en valla móvil que propagandea gratuitamente los productos.
Esta forma de crecimiento ha producido en el mundo moderno un encuentro con la nada y la desesperación evidenciado en la filosofía existencialista y en la literatura subterranea, que expresan el stress, la neurosis colectiva, la drogadicción y la soledad en medio de la multitud. Es la carga de veneno heredada entre generaciones. En medio de este panorama sombrío, varias mentes y voces en el mundo están demostrando que existen diversos caminos para salir de este túnel sombrío.
E.F Schumacher plantea que “Nosotros estamos confundidos en lo que respecta a la naturaleza de nuestras convicciones. Las grandes ideas del siglo XIX pueden llenar nuestras mentes de una u otra manera, pero nuestros corazones no creen en ellas de todas formas. La mente y el corazón están en guerra el uno con el otro, y, no como se asegura, comúnmente, la razón y la fe. Nuestra mente se ha visto obnubilada por una fe extraordinaria, ciega e irrazonable en una serie de ideas fantásticas y destructoras de la vida, heredadas del siglo XIX. La tarea más importante de nuestra razón es recobrar una fe más veraz que esa” [67].
El economista chileno Manfred Max Neef, seguidor de Schumacher, estudiando la crisis originada por el fracaso de los modelos desarrollistas propone un esfuerzo por integrar líneas de reflexión, de investigación y de acción, como un aporte sustancial para la construcción de un nuevo paradigma, basado en la gente como sujeto y no como objeto del desarrollo. Max-Neef define la necesidad no solo como carencia, sino también como potencialidad y construye una matriz básica con diez necesidades básicas conectadas axiológicamente con cuatro categorías de satisfacción de necesidades. Las diez necesidades fundamentales son: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad y trascendencia y las cuatro categorías correspondientes al nivel de las satisfacciones son: ser, tener, hacer e interacción.[68] Los satisfactores son las formas para realizar las necesidades y los clasifica en singulares, sinérgicos, inhibidores, violadores y seudosatisfactores.
En resumen, tenemos que las ciencias y con ellas la economía no están exentas de presupuestos metafísicos y del contexto histórico y cultural en que se desenvuelven. La filosofía surge en la antigüedad politeísta alrededor de reflexiones sobre el orden y el caos del cosmos y la naturaleza. A partir del siglo V a.n.e, se consolidan las ciudades y la filosofía se concentra en los problemas ontológicos del hombre, los conocimientos a través de la epistemología y las normas de comportamiento en la ética. Después del año I de n.e, las antiguas polis se extinguen y la filosofía nuevamente se expande hacia la “gran cadena del ser”, con una concepción monoteísta en la que se condena el afán de lucro individual.
Con el renacimiento y la aparición de Burgos, se presenta una nueva contracción de la filosofía alrededor de los temas el individuo, con especial énfasis en la epistemología, la psicología y la moral. Desde el punto de vista epistemológico, se desarrollaron dos grandes corrientes, las pasivas, lideradas por el empirismo, que consideran que el conocimiento es el estampado de la naturaleza en una mente rasa, y las corrientes activas, con el racionalismo a la cabeza, que leen el libro de la naturaleza con la actividad mental. Se da un proceso de coagulación en donde se separan la religión de la política, la moral de la política, el conocimiento racional de la moral y la economía de la moral. Con la revolución industrial y la revolución francesa, se extendió la división social del trabajo y de las ciencias y la idea del liberalismo económico que promueve la libertad individual, da vía libre a la codicia y la libertad de los mercados. Las especializaciones de las ciencias afianzaron las concepciones antropocentristas, evolucionistas, mecanicistas, deterministas y reduccionistas, vendiéndose como si fueran verdades universales.
Los efectos de estas concepciones han generado degradación social, económica, ambiental y cultural a escala planetaria. A finales del siglo veinte, se están cuestionando y abandonando estas ideas, a la par que las megápolis han dejado de crecer y se acentúan los procesos de descentralización. En esta nueva era, se están abriendo varios caminos para la expansión de la filosofía hacia la naturaleza y la cosmología, con una visión organicista, multilineal y compleja, en donde las ciencias y entre ellas la economía deberán adecuarse al marco de nuevas relaciones de cooperación, para la consecución de un desarrollo humano y ambiental sostenible.
Bertrand Rusell analizando los problemas filosóficos concluye: “Para resumir nuestro análisis sobre el valor de la filosofía, la filosofía no debe ser estudiada por las respuestas concretas a los problemas que plantée, puesto que por lo general ninguna respuesta precisa puede ser conocida como verdadera; sino más bien por el valor de los problemas mismos, porque estos problemas amplian nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual y disminuyen la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación; pero ante todo, por la grandeza del universo que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez más grande y llega a ser capaz de la unión con el universo que constituye su supremo bien” [69]
En la era de la razón destaco aquella frase que dice que “hay cosas del corazón que la razón jamás podrá entender”, máxima que no fue escrita por una autora de novelas de amor, sino por René Descartes el padre del racionalismo moderno. Las decisiones de cooperar y ayudarnos mutuamente dependen sobretodo de los sentimientos humanos.
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Notas al capitulo 1:
[1] Tambien figuran Luis Ortiz, Gonzalez de Cellorigo, Martin de Azpilcueta, Narcis Felliu de la Penya y Jerómino de Uztáriz
[2] http://www.sosphilo.com/oeuvres_commentees/dossiers/dossier05/fiche.html
[3] Huberman Leo “Los bienes terrenales del hombre” (1936), Ed. Panamericana 1995, páginas 158 ss.
[4] Ver: http://scienceworld.wolfram.com/physics/NewtonsLaws.html
[5] SMITH Adam, “ The Theory of the Moral Sentiments” en http://www.adamsmith.org/smith/tms-intro.htm y “ An Inquiry into the Nature And Causes of the Wealth of Nations” 1776 en http://www.adamsmith.org/smith/won-index.htm
[6] Say J.B, “Traité d’économie politique”, 1803 vol I pag 58 Ver: http://www.eumed.net/cursecon/economistas/textos/say-manual_econom.htm http://visualiseur.bnf.fr/Visualiseur?Destination=Gallica&O=NUMM-89642
[7] Jevons W Stanley “The theory of political economy” prólogo a la primera edición, p. VII Ver: http://socserv2.socsci.mcmaster.ca/~econ/ugcm/3ll3/jevons/mathem.txt
[8] Walras Leon: Ver http://www.ish-lyon.cnrs.fr/labo/walras/Ouvrages/oeuvreswalras/oeuvres.htm
[9] ttp://www.uqac.uquebec.ca/zone30/Classiques_des_sciences_sociales/classiques/walras_auguste/memoire _origine_valeur/memoire_origine_valeur.html
[10] Ver http://scienceworld.wolfram.com/biography/CarnotSadi.html
[11] Cournot A-Augustin “Revue sommaire de la théorie des richesses” Ver http://cepa.newschool.edu/het/profiles/cournot.htm
[12] Jevons Stanley “The coal question”, 1865 y “The solar period and the price of corn”, London: Macmillan and Co. Ver http://www.econlib.org/library/YPDBooks/Jevons/jvnCQ.html [13] La primera ley de la termodinámica fue establecida por Julius al considerar el calor como una forma de energía. La tercera ley de la termodinámica enunciada por Nernts en 1889, plantea que la entropía de todas las sustancias en el cero absoluto puede considerarse que es cero.
[14] Clausius Rudolf “Sobre las reservas de energía de la naturaleza y su valoración para el uso de la humanidad” P. Ver: http://www.physicsdaily.com/physics/Second_law_of_thermodynamics
[15] A manera de líneas discontinuas, por ejemplo cuando observamos la recarga de los celulares [16] Hawking Stephen W . Historia del tiempo. Editorial Crítica. Bogotá 1989. página 44
[17] Keynes J. M., “Memorials of Alfred Marshall”, 1925 , p. 42.
[18] Naredo Jose Manuel “La economía en evolución” Siglo Veintiuno Editores, Madrid 1987, pagina 37
[19] Keynes J M. “Teoría general de la ocupación el interés y el dinero” FCE, 1973, pag. 48-52 [20] Esta corriente ya venia con la escuela de Salamanca y los monetariastas “tempranos” Bodin, Locke, Thornton, Newcomb, Fisher, Laughlin, Simons, Angell, Rueff y Currie y luego por la Escuela de Chicago encabezada por Friedman, Schwartz, Cagan, Phelps, Brunner, Meltzer, Laidler, Johnson y Lucas
[21] Friedman Milton “La metodología de la economía positiva” P 3 http://members.shaw.ca/compilerpress1/Anno%20Friedman%20Positive.htm
[22] Prigogine Ilya e Isabelle Stengers, “Orden out of Chaos”, 1984.
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Notas a los capitulos 2,3 y 4
[1] En un cuaderno personal que desapareció después del siglo XVI, su propósito era el de encontrar un método similar al que había desarrollado los Babilonios para resolver las ecuaciones cuadráticas. Ver:
http://www-groups.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Ferro.html
[2] Ver Petty W. http://socserv2.socsci.mcmaster.ca/~econ/ugcm/3ll3/petty/poliarith.html
[3] Cournot Antoine-Agustin “Traité de l’enchainement des idées fondamentales dans les sciences ” Ver http://cepa.newschool.edu/het/profiles/cournot.htm
[4] Gauss Friedrich http://www.mat.usach.cl/histmat/html/gaus.html
[5] Riemann Bernhard. Ver: http://www.maths.tcd.ie/pub/HistMath/People/Riemann/Geom/
[6] Ver: Weierstrass Karl, Ver http://www.wias-berlin.de/about/weierstrass
[7] Peano“Sur une courbe qui remplit toute une aire plane” en Briggs J y Peat F.D “Espejo y Reflejo” Ed. Gedisa, Barcelona 1990, p. 92
[8] Poincaré Henry “Ciencia e hipótesis” 1902 Ver: http://www.lehigh.edu/~dmd1/poincare.html
[9] Poincaré Henry, Ver: http://laberintos.itam.mx/despliega.php?idart=197
[10] Marshall “Principles of economics ”, Mencionado por Naredo J.M., op cit, pag. 199.
[11] Foucault Michel, “Las palabras y la cosas” Ed siglo XXI, México, pag. 165
[12] Georgescu-Roegen “The entropy law” p 235 http://cepa.newschool.edu/het/profiles/georgescu.htm
[13] Ver: http://www.geologia.uson.mx/academicos/olivia/carbonatadas/introduccion.htm
[14] Keynes J.M. “Teoría general de la ocupación el interes y el dinero” FCE, p 29.
[15] Ibid, pag. 52
[16] Cantor George. Ver:http://www.itcr.ac.cr/revistamate/HistoriaMatematica/
ArticulosNumAnteriores/pag2bhilbert.htm
[17] Hilbert David “Grundlagen der geometrie” 1899. Ver: http://www-groups.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Hilbert.html
[18] Ver una descripción detallada en Soler Y. : http://coyunturayciclos.blogspot.com
[19] Samuelson Paul “Economics and history of ideas” http://cepa.newschool.edu/het/profiles/samuelson.htm
[20] Friedman M, Ibid.
[21] Schumacher E.F “Lo pequeño es hermoso” Ed. Orbis. 1973, pag. 50
[22] Briggs et al, Ibid, p. 83
[23] Hawking Stephen W . Historia del tiempo. Editorial Crítica. Bogotá 1989. p 78
[24] Thom René, “La biologie aristotélicienne et la théorie des catastrophes”
[25] Ver: http://mathworld.wolfram.com/LyapunovCharacteristicExponent.htlm
[26] Briggs Op. Cit, p. 90,
[27] Aristóteles “La política” Pag. 27
[28] Quesnay Francois “ “Tableau économique” 1758, http://www.econlib.org/library/Enc/bios/Quesnay.html
[29] Constant Benjamin, Citado por Naredo, op cit, P. 122
[30] Darwin Charles, El origen de las especies, Ver: http://www.aboutdarwin.com/index.html Fue Herbert Spencer, no Darwin, quien popularizó el término ‘evolución’ en el siglo XIX.
[31] Humbolt A, “Cosmos” Ver: http://www.avh.de/en/index.htm
[32] Podolinski Sergei “El trabajo humano y la unidad de la energía”
Ver http://www.aleph99.org/chee/ks/t2a3.html
[33] Ver Autobiografía en: http://nobelprize.org/medicine/laureates/1973/lorenz-autobio.html
[34] Margulis L, Ver http://www.biologydaily.com/biology/Endosymbiotic_theory
[35] Augros y Stanciu, Ver: http://66.201.42.16/viewitem.php3?id=81&catid=80&kbid=ionsikc
[36] http://www.uh.edu/engines/epi720.htm
[37] Jantsh Erich, “The self-organizing universe”, 1980
[38] Meadows D, “Los límites del crecimiento” Informe del Club de Roma Ed. FCE, 1982, pag. 11.
[39] Guhl Ernesto “Ciencia, tecnología y sostenibilidad” En revista Innovación y ciancia. Vol XI, No 3, 2004
[40] Huberman Leo, Op. Cit, pagina 158.
[41] http://www.maths.tcd.ie/pub/HistMath/People/RBallHist.html
[42] Eduardo Galeano escribe que en 1864 Paraguay, el país más progresista de América, construía su futuro sin inversiones extranjeras, sin empréstitos de la banca inglesa y sin las bendiciones del comercio libre. La balanza comercial era favorable. No tenía analfabetas, hambrientos, mendigos, ni ladrones. La guerra de la triple alianza acabó con todo y los vencedores quedaron en manos de los banqueros ingleses que financiaron la guerra. “Las venas abiertas de América Latina ”, Pag. 308-337.
[43] Mientras Darwin fue enterrado al lado de Newton, a Engels le negaron enterrar a su amigo al lado de Darwin
[44] Gossen Herman, “Exposición de las leyes del intercambio” 1854
[45] Citado por Spiegel en la “Historia del pensamiento económico” Ver: http://www.uas.mx/departamentos/publicaciones/TEXTOS/pensamiento.htm
[46] Rusell Bertrand, “Los problemas de la filosofía” , Ed. Labor , Barcelona 1970, pág.134
[47] Heisemberg W. Ver: http://soko.com.ar/Fisica/cuantica/Fisica_cuantica.htm
[48] Heisemberg W , “Física y filosofía” http://soko.com.ar/Fisica/cuantica/Fisica_cuantica.htm
[49] Lakatos Imre, “La metodología de los programas de investigación” , Alizanza , 1978, pag 21
[50] Keynes J.M: “A treatise on probability” Cambridge University, 1921, pag. 305
[51] Keynes J.M, citado por Schumacher “Lo pequeño es hermoso” Edic. Orbis, Barcelona 1983, p. 24 y 103
[52] Popper K. “Logik der Forschung ”, 1934 – “Lógica de los descubrimientos científicos”, 1959
[53] Einstein A, Op. Cit. p VII
[54] Kuhn Thomas “La estructura de las revoluciones científicas” (1962) FCE, 1986, pag.269.
[55] Sostiene que la historia de la ciencia los refuta, pues tanto los experimentos cruciales popperianos como las revoluciones Kuhnianas son mitos.
[56] Lakatos Imre, “La metodología de los programas de investigación”, Alianza, Madrid, 1978, pag.65-123
[57] Kuhn Thomas “La estructura de las revoluciones científicas” (1962) FCE, 1986, pag. 298
[58] pag. 12, en http://members.shaw.ca/compilerpress1/Anno%20Friedman%20Positive.htm
[59] Un pié que trata a las personas y los recursos como si fueran un balón. A las patadas.
[60] Ver Naredo, Op Cit, pag. 387.
[61] Einstein Albert “El significado de la relatividad” Ed, Planeta, Bogotá , 1985, p. XI
[62] Schumacher F. “Lo pequeño es hermoso” Ediciones Orbis, Barcelona 1983, pag. 97
[63] Rusell Bertrand, “Los problemas de la filosofía” , Ed. Labor , Barcelona 1970, pág.133
[64] Una ampliación del impacto específico en un país de la periferia se puede consultar en Soler Y. “Los costos sociales, económicos y ambientales del modelo concentrador” AEUN, Bogotá 1984.
[65] Mishan E.J “Los costes del desarrollo económico” 1969, Ed. Orbis Barcelona 1983, pagina 27.
[66] Mora Luis Eduardo, “La biodiversidad y el imperativo de su conservación”, Revista de la ACCE, Abril 2004, pag. 7
[67] Schumacher, Op Cit. ag. 95
[68] Max Neef Manfred, “Economía a escala humana”, Cepaur, Chile, 1991, p. 33 y ss
[69] Rusell B., Ibid, pagina 135
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