La comunidad internacional puede proporcionar el tipo de liquidez que Keynes imaginó en forma de Derechos Especiales de Giro (DEG), una especie de moneda internacional que actualmente se permite crear al FMI. Stiglitz habla del dólar global, que a diferencia de los DEG se podrían crear todos los años (no de forma episódica) y conceder mayoritariamente a los países más necesitados. Cada país contribuiría con una cantidad al fondo de reserva global y, al mismo tiempo, el fondo de reserva global emitiría dólares globales de valor equivalente al dinero recibido para que cada país lo guardase en sus reservas.
En época de crisis, ese país podría cambiar sus dólares globales por dólares o euros. Calculando el PBI global en 40 billones de dólares, las emisiones anuales tendrían un valor aproximado de 200.000 millones de dólares (5 % del PBI). Con esos fondos se podría afrontar la financiación de los bienes públicos globales: la sanidad, la protección del medio ambiente, la reducción de la pobreza en el mundo. Esos fondos se podrían distribuir a través de las instituciones internacionales, eliminando la condicionalidad del pasado, o a través de “fondos especiales de inversión” de nueva creación bajo auspicio de las Naciones Unidas.
- Los 5 principales errores segun Stiglitz
- El mercado no se corrige solo. De hecho sin la regulación adecuada, el mercado tiene una tendencia natural hacia los excesos. Sencillamente la mano invisible de Adam Smith no existe. Los banqueros persiguen su propio interés que no tiene porque encajar con los intereses generales de la sociedad, incluso por no encajar no tienen porque encajar ni con el interés de sus accionistas o deudores y sin duda no son los mismos intereses que los propietarios que han perdido sus viviendas, los trabajadores que se han quedado sin empleo, los jubilados que han visto como sus fondos de pensiones se evaporaban o los contribuyentes que han pagado miles de millones de dólares en rescates bancarios. Para evitar el colapso se salvo a la banca comercial, la banca de inversión, a las aseguradoras y a las compañías de autos. Ademas sin permitiría que se volviera a abrir el grifo del préstamo. Esto no ha sucedido. Lo que ha sucedido ha sido simplemente que el contribuyente ha dado su dinero a las instituciones que han estado especulando con ellos durante años, vía préstamos predatorios, intereses de las tarjetas de crédito usureros, y comisiones no transparentes.
El plan de rescate ha expuesto una de las mayores hipocresías de la historia. Aquellos que se escudaban en la austeridad fiscal cuando se trataba de financiar pequeños programas de bienestar para los pobres, ahora han defendido sin problemas el mayor plan de rescate de la historia. Los que abogaban por la virtud del libre mercado y de la transparencia han llevado a crear un sistema financiero tan opaco que ni los mismos bancos comprenden sus balances. Los que defendían la responsabilidad ahora buscan el perdón de la deuda para el sector financiero.
- La segunda lección implica tratar de entender porque a menudo los mercados no funcionan como deberían. Hay varios motivos para que ocurran los fallos del mercado. En este caso, las instituciones financieras demasiado grandes para caer, tienen incentivos perversos. Si sus apuestas tienen éxito, se quedan con todos los beneficios, si fallan, es el contribuyente el que paga la fiesta. Cuando la información es imperfecta, el mercado no funciona bien, y las informaciones imperfectas abundan en el mercado financiero.
- Tercera Lección, las políticas Keynesianas funcionan. Países como Australia, que han implementado grandes planes de estímulo bien diseñados, están saliendo de la crisis. Otros países que han sucumbido a la vieja ortodoxia… siempre que la economía entra en recesión aparece el déficit, la recaudación de impuestos cae de forma más rápida que los gastos. La vieja política económica ortodoxa sostiene que este déficit debe ser cortado, ya sea aumentando impuestos o recortando el gasto. Cualquiera de las dos medidas reduce la demanda agregada y empuja a la economía a una profunda depresión y menoscaba aún más la confianza.
- Cuarta lección. Tiene que haber algo más en la política monetaria que sólo luchar contra la inflación. Una atención excesiva en controlar la inflación por parte de los bancos centrales provoca que se ignore lo que está sucediendo en los mercados financieros. El coste de una inflación elevada, es minúsculo comparado con el coste que se impone a una economía si los Bancos Centrales dejan que florezcan las burbujas especulativas.
- Quinta lección. No toda innovación nos lleva a tener una economía más eficiente y productiva, por no mencionar una mejor sociedad. Los incentivos privados importan, y si no están alineados con un retorno social, el resultado puede ser que se tomen riesgos excesivos y predomine un comportamiento cortoplacista. Por ejemplo los beneficios de las innovación en la ingeniería financiera de los últimos años son difíciles de probar. Lo que ha quedado claro es que el coste asociado a ellos ha sido enorme.
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