Cronología crisis 1981-2007

1981
Se emiten bonos hipotecarios,FM y FM, se aumenta la liquidez del mercado, y facilita la concesión de nuevas hipotecas
1987
Crisis asiática
Informes a favor de la regulación, ni caso al BPI
1990
Crisis Japon, recesion de balance, deflación por la burbuja inmobiliaria

1998
Creación de nuevos grupos financieros de dimensión global (fusión bancos y aseguradoras)
1999
Se aprueba la ley Gramm-Leach-Billey,en la epoca de Clinton, que supone la abolición de la ley Glass-Steagall 
2001
Burbuja punto.com
Necesidad de intervenir
Atentados 11-sep
Necesidad de intervenir Reserva Federal, salvar empresas aeronáuticas.
2003
Guerra de Irak
Necesidad de financiación
Instituciones mundiales sin capacidad de reacción
2006
Fracaso cumbres internacionales

2007

14 de marzo. La Asociación de Bancos Hipotecarios revela que el número de impagos en el sector hipotecario en EE.UU. (unos seis millones de contratos por 600.000 millones de dólares) alcanza su punto más alto en siete años.
27 de marzo. Los precios de la vivienda registran su primera caída interanual desde 1996.
2 de abril. -New Century financial- PRIMERA empresa afectada, suspende pagos.
18 de abril. Citigroup reconoce pérdidas de más de 5.000 millones de dólares en el primer trimestre.
18 de julio. Quiebran dos fondos de inversión del banco estadounidense Bear Stearns.
1 de agosto. Bancos estadounidenses como Wells Fargo y Wachovia endurecen los requisitos para conceder préstamos tras comprobar que unas 70 firmas hipotecarias están en bancarrota.
3 de agosto. American Home Mortgage, el décimo banco hipotecario de EE.UU., declara suspensión de pagos.
9 de agosto. El Banco central Europeo (BCE) inyecta en el mercado 94.841 millones de euros y la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) 24.000 millones de dólares.
10 de agosto. La Comisión de Valores de EE.UU. investiga las cuentas de las firmas de Wall Street (Goldman Sachs, Merrill Lynch y Bear Stearns). Homebanc declara la bancarrota.
13 de agosto. El BCE, la Fed y el Banco de Japón inyectan dinero para aumentar liquidez.
31 de agosto. El presidente de EEUU, George W. Bush, tranquiliza a inversores y entidades financieras. La crisis hipotecaria eleva el Euribor al 4,661%, el mayor nivel en siete años.
14 de septiembre. El banco británico Northern Rock, el quinto del país por hipotecas concedidas, se desploma en la Bolsa de Londres.
17 de septiembre. El banco inversor Merrill Lynch recorta la plantilla de su filial hipotecaria de alto riesgo.
18 de septiembre. La Fed recorta medio punto los tipos de interés. Los procesos de ejecución de hipotecas abiertos en EEUU se duplican en un año.
16 de octubre. Adam Applegarth, presidente ejecutivo del Northern Rock, banco hipotecario del Reino Unido, dimite por la crisis de la entidad. Su valor en Bolsa cae en dos meses de 3.000 a 500 millones de libras.
6 de diciembre. Bush anuncia un plan para aliviar la crisis hipotecaria al que podrán acogerse 1,2 millones de personas.
12 de diciembre. La Fed estadounidense, el BCE y los bancos centrales de Inglaterra, Suiza y Canadá acuerdan un plan para afrontar la liquidez.

2008
Fracaso cumbres internacionales (G-8.OMC,cumbres alimentarias, etc)
15 de enero. Citigroup, primer banco estadounidense, cierra 2007 con la peor cuenta trimestral de su historia. En tres meses pierde 10.000 millones de dólares.
17 de enero. Merrill Lynch anuncia pérdidas de 9.830 millones de dólares en el cuarto trimestre.
18 de enero. Bush propone un plan para reactivar la economía dotado con 145.000 millones de dólares.
21 de enero. Caen las bolsas mundiales ante el temor a una recesión de la economía estadounidense.
22 de enero. La Reserva Federal recorta un 0,75% los tipos de interés, hasta el 3,5%, la mayor rebaja en 25 años.
17 de febrero. El Gobierno británico nacionaliza el Northern Rock.
7 de marzo. La Fed inyecta 100.000 millones de dólares en el mercado.
17 de marzo. Bear Stearns pierde en unas horas de cotización casi el 90% de su valor, después de que JP Morgan acordara comprarlo a un precio de dos dólares por acción.
18 de marzo. La Fed baja un 0,75% los tipos hasta el 2,25% y la tasa de descuento a los bancos al 2,5% para atajar la crisis.
1 de abril. UBS, el mayor banco de Suiza, anuncia pérdidas de 7.740 millones de euros.
8 de abril. El FMI calcula que las pérdidas derivadas de la crisis ascienden a 600.000 millones de euros. El BCE adjudica 15.000 millones de dólares y la Fed otros 50.000 millones en una operación conjunta.
15 de mayo. Barclays, el tercer banco del Reino Unido, anuncia una caída de su beneficio tras sufrir una depreciación de sus activos de 1.006 millones de libras.
11 de julio. IndyMac Bank, el segundo banco hipotecario estadounidense, pasa a ser controlado por las autoridades federales.
13 de julio. La Fed y el Tesoro de EE.UU. anuncian medidas para salvar a Fannie Mae y Freddie Mac.
17 de julio. Merrill Lynch anuncia pérdidas de 6.603 millones de dólares en el primer semestre.
22 de julio. El banco Washington Mutual, uno de los mayores prestamistas de EE.UU., anuncia pérdidas de 4.466 millones de dólares en el primer trimestre.
26 de julio. El Congreso de EE.UU. aprueba ayudas al sector hipotecario de 3.900 millones de dólares.
5 de agosto. La Fed mantiene el tipo de interés al 2%. El grupo francés Société Générale anuncia una caída del 63% en el primer semestre y rebaja el valor de su cartera de activos.
6 de agosto. Freddie Mac anuncia pérdidas de 972 millones de dólares en el primer semestre.
7 de septiembre. El Gobierno estadounidense anunció que intervendría las dos mayores compañías hipotecarias del país, Fannie Mae y Freddie Mac, en un intento por rescatar al sector.
11 septiembre. El banco estadounidense Washington Mutual (WaMu) pierde en una semana más de la mitad de su valor en bolsa.
14 de septiembre. Diez bancos internacionales anuncian un programa de préstamos de 70.000 millones de dólares para hacer frente a la crisis, el colapso del banco inversor Lehman Brothers y la compra de Merril Lynch por el Bank of America.
15 septiembre. Lehman se declara en quiebra.


Jacques Attali, ¿Y después de la crisis qué…?,

Jacques Attali nos ofrece otra cronología de la crisis en curso:

En febrero de 2007, cuando todo el mundo se preocupaba por los efectos del fuerte crecimiento económico sobre los aumentos de los precios de los alimentos y del petróleo, unas nuevas reglas contables impusieron que los activos se valorasen en relación con las cotizaciones del mercado. Los bancos vieron que no se habían deshecho de los activos titulizados y que, por razones jurídicas, éstos podían volver a incorporarse a sus balances.

Como según los acuerdos de Basilea estaban obligados a que sus préstamos dependieran de sus propios fondos, una valorización a la baja de esos fondos podía llevarlos a la quiebra. La trampa que habían tendido los acuerdos de Basilea y los del IFRS (dos instituciones informales) se volvía más clara.

En junio de 2007, el banco de inversión Bear Stearns anunció la quiebra de dos hedge funds que habían invertido en los subprimes. En julio, después de que dos millones de norteamericanos vendieran sus casas por la incapacidad para pagar sus créditos, Wynne Godley, del Levy Institute, explicaba que << la deuda de los hogares norteamericanos es impagable>>. Bill White, el economista del BPI de Basilea, estaba
preocupado aunque no realizaba declaraciones importantes en público. En agosto, la caída del sector inmobiliario en Estados Unidos repercutió en la intensificación de los defaults de los deudores de créditos subprimes. Sus bienes fueron embargados y revendidos, lo cual aceleró la caída de los precios de los activos y de los productos titulizados asociados a ellos.

En ese momento, y por accidente, se tomó conciencia de que la crisis financiera no era sólo norteamericana y que los subprimes habían sido titulizados en todo el mundo y ya no podían ser <>. Según Paul Jorion, el 10 de agosto, <>. Se empezaba a entender que el fenómeno no afectaba exclusivamente a algunos deudores norteamericanos pobres. Se vio claramente que incluso algunos bancos europeos eran más frágiles que los
norteamericanos, ya que sus fondos propios eran más débiles:

mientras que en Estados Unidos los bancos prestaban 96 centavos por cada dólar depositado, ¡los bancos europeos prestaban 1.4 euros por cada euro depositado! 

Y aun cuando lo hacían tomando menos riesgos, algunos bancos que se consideraban sólidos se mostraban afectados al no disponer de los fondos propios que necesitaban. El 13 de septiembre de 2007, el NorthernRock, el quinto banco de Gran Bretaña, pidió auxilio al Banco de Inglaterra. Se trataba de
un banco joven fundado en 1965 y que había ingresado en el London Stock Exchange de 1997, provincial (de Newcastle) y especializado en créditos inmobiliarios a tipos bajos con unos riesgos relativamente altos (comparados con los créditos Alt-A norteamericanos, es decir, un poco menos arriesgados que los subprimes). Como precisaba una refinanciación constante y le era cada vez más difícil obtenerla, el Northern Rock solicitó, muy tarde, al Banco de Inglaterra que caucionara sus préstamos. Esto no evitó que sus acciones cayeran un 72 % en la Bolsa ni que se formaran colas delante de las agencias, lo que agravó su crisis de liquidez. El 13 de septiembre, en Nueva York, el cada vez más escuchado Nouriel Roubini decía que <
privado seguirá creciendo sin fundamento real>>.

 El 14 de septiembre, el Banco de Inglaterra otorgó un préstamo urgente al Northern Rock para evitar su quiebra. El director del Banco de Inglaterra dudaba: ¿debía ayudar a los bancos? El nuevo presidente de la Fed, Ben Bernanke, cuya tesis trataba sobre la crisis de 192, estaba convencido de que el papel de un banco central era, en primer lugar, servir a sus ciudadanos, además de estar persuadido de que, para los norteamericanos, lo principal era que continuase el crecimiento. Estaba decidido a impedir que la recesión se instalara, pero ¿hasta cuándo? Dudó seguramente sobre la posibilidad de abrir las puertas a la emisión monetaria. Por su lado, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, que supuestamente debía convertir el euro en una moneda de reserva internacionalmente reconocida, no retrocedió: en contra de la opinión de sus horrorizados colegas, aceptóaumentar los volúmenes de títulos depositados en el BCE a cambio de emisiones monetarias a favor de bancos que comenzaban a tener dificultades. Gracias a esta medida salvó el sistema financiero mundial y, convencida que era la medida correcta, la Fed hizo
lo mismo.

El 1 de octubre, UBS y Citigroup anunciaron fuertes depreciaciones de activos ligadas a los subprimes y a productos derivados. Muchos otros bancos norteamericanos y europeos hicieron lo mismo los días siguientes. Los bancos centrales los ayudaron a superar el escollo. El 8 de octubre, George Magnus, el economista del UBS, escribió en el Financial Times que <>.

En 2007, el expresidente de la Fed, Alan Greenspan, que todavía no se arrepentía de las decisiones que había tomado, convencido de que la caída de los tipos de interés había sido necesaria, afirmó que la burbuja que se había formado era <más reciente de la disposición humana a la euforia y citó el ejemplo de <en la Holanda del siglo XVII>>.En enero de 2008, numerosos bancos norteamericanos, como Freddie Mac y Fannie Mae, mantenían la solvencia gracias a los préstamos de la Fed y a los fondos soberanos de los Emiratos Árabes, de Singapur, de China… El 22 deenero, la Fed bajó su tipo rector tres cuartos de punto hasta un 3.50 %, una medida de alcance excepcional. Al fin de mes las bolsas mejoraron. Sin embargo, Paul Jorion anunció que había problemas con el Crédit Agricole, las Caisses d´Epargne, Natixis…

¡Roubini seguía diciendo que todavía no habíamos visto nada!

Y a decir verdad, esta afirmación era cierta: el 7 de febrero, en Londres, el Northern Rock fue nacionalizado. El 4 de marzo, en Wall Street, el banco de inversión Bear Stearns amenazó con quebrar, al abandonar 13. 4 T* de dólares en transacciones de productos derivados, es decir, mucho más que lo que había llevado a la quiebra el LongTerm Capital Management (LTCM) en 1998. Se trataba de una cifra escalofriante: ¡13.4 T era superior al PIB del país!

El 11 de marzo, por primera vez desde 1929, la Fed admitió refinanciaciones para los bancos de inversión, entre ellos el Bear Stearns, a los que tenían derecho hasta entonces los bancos de depósitos. Una decisión increíble: la Fed, que no controlaba estas instituciones dado que estaban bajo la tutela de la SEC, decidía apoyarlas ¡sin conocer sus balances! El 14 de marzo, J. P. Morgan Chase compró el Bear Stearns a 2 dólares por acción (contra los 93 dólares que costaban en febrero), gracias a un préstamo del tesoro de 29, 00 millones. ¡El mercado aplaudió esta entrada de los contribuyentes en la financiación de sus errores! Al día siguiente, el analista del Deutsche Bank Jim Reid escribió: <>.El 24 de marzo, tras una amenaza de juicio, J. P. Morgan elevó su oferta por el Bear Stearns a 10 dólares por acción, aproximadamente 1, 200 millones de dólares en total. ¿De dónde sacaría el dinero?

 En abril, Nouriel Roubini, cuyas palabras determinaban a estas alturas el comportamiento de los inversores, escribió: <>.

El FMI evaluaba las pérdidas financieras globales en 945, 000 millones de dólares y desataba las críticas de los sectores que lo acusaban de pesimista. Sin embargo, todavía no habíamos visto nada.

En mayo, la Fed aporto 150, 000 millones de garantía a los organismos de crédito, y 100, 000 millones a los bancos de depósito. En ese mismo momento, el Gobierno tomó un préstamo de 165, 000 millones de dólares para bajar los impuestos a los consumidores. Luego llegó lo peor: el 30 de junio de 2008, la compañía de seguros más grande del mundo, AIG, anunció que su división financiera (que actuaba como un banco de inversión y como contrapartida en un gran número de swaps y de hedge, para asegurar los títulos que utilizaba a fin de constituir sus provisiones) había emitido CDS adosados a CDO por
un monto de 441, 000 millones de dólares. Pero esos CDO, aunque estaban clasificados como AAA, estaban basados esencialmente en RMBS**, entre los cuales había subprimes por un montante de 60, 000 millones de dólares. En otras palabras, AIG confesaba haber contabilizado en sus reservas técnicas títulos sumamente especulativos, titulaciones de subprimes, cuyo valor estaba garantizado con mecanismos aún más especulativos. ¡Una verdadera bomba de relojería!

Sin embargo, una semana más tarde, en la cumbre del G-8 organizada en Japón se hablaba casi exclusivamente del calentamiento del planeta, de la crisis alimentaria y de la posibilidad de ampliar el grupo hasta un G-13…El 15 de julio, la recesión se anunciaba a través de una caída de 17 dólares del barril de petróleo. Durante ese período, la titulación de subprimes seguía dando que hablar: en julio, los dos organismos públicos de crédito inmobiliario, Freddie Mac y Fannie Mae, amenazaron con negarse a devolver su deuda, que se estimaba entonces en 1.5 T. El secretario del Tesoro norteamericano, Paulson, anunció con dolor en el alma su intención de otorgar una ayuda presupuestaria a Fannie Mae y Freddie Mac, teniendo en cuenta que innumerables instituciones financieras –en especial asiáticas- habían invertido en títulos de esas dos firmas, que se suponían infalibles. Sus convicciones y su sistema de pensamiento se oponían a lo que estaba obligado a decir y hacer.

En agosto bajaron los préstamos al consumo, en especial los créditos para comprar automóviles. El BCE, al igual que el Banco Federal norteamericano, aceptaba ahora sin análisis previo toda clase de títulos para apoyar a los bancos.

El 6 de septiembre, el banco Lehman solicitó una ampliación de capital de 200, 000 millones: confesó que tenía 613, 000 millones de deuda y poseía entre sus activos, como mínimo, 85, 000 millones de títulos <>, entre los cuales 57, 000 millones eran derivados de los subprimes. Como ya no obtenía beneficios de esos títulos, afrontaba unas pérdidas considerables: 18, 000 millones de dólares en los últimos tres trimestres. El Departamento del Tesoro no quería seguir pagando ni por Lehman, ni por AIG, ni por Morgan Stanley (que también estaba muy mal), ni por nadie más. Paulson pensaba que era el momento de demostrar que el presupuesto federal no cubriría todas las torpezas de Wall Street. Pero todos eran concientes del peligro que podía representar la quiebra de Lehman: hubieran tenido que liquidar sus activos, entre ellos los CDO y CDS, lo que hubiera fijado un valor muy bajo y hubiera obligado a todo el resto de instituciones financieras a valorar de inmediato sus propios activos al mismo nivel, ya que debían respetar las nuevas normas IFRS. Esto hubiera reducido su cotización en bolsa y su
capacidad de préstamo, ya que debían aplicar los acuerdos de Basilea. Frente a esta amenaza, la Fed y el tesoro se convencieron de que los bancos se harían cargo de Lehman. Una partida de póker se iniciaba entonces entre Wall Street y Washington.

Para colmo, al día siguiente, el 7 de septiembre, el tesoro se veía obligado a poner bajo su tutela a Fannie Mae y Freddie Mac. Paulson pensó que había ganado: durante el fin de semana del viernes 12 al domingo 14 de septiembre, los bancos de Wall Street discutieron un plan que preveía confinar las deudas <> de Lehman en un <> banco, financiado por un fondo de 70, 000 millones puesto a disposición por los otros bancos, y ubicar el resto en un <> banco, que comprarían Barclays y Bank of America. Todos creían haber encontrado la solución. El viernes por la mañana, el editorialista del Financial Times escribió: <>.Finalmente, el lunes por la mañana, los bancos de Wall Street rechazaron el plan, cuya puesta en práctica era muy complicada, ya que estaban convencidos que Paulson pagaría: ¿qué era un <> banco? El secretario no cedió y rechazó toda posible intervención. El mismo día, 15 de septiembre, Lehman fue puesto bajo la protección del capítulo 11 de la Ley de quiebras. Era la peor decisión que se podía tomar, pues en pocos días el sistema financiero quedaría al borde del abismo.

El pánico se desató en el mercado de financiación a corto plazo. Los bancos, que no sabían exactamente lo que Lehman les debía y no los devolvería dejaron de prestar. El mercado monetario se estancó y el mercado interbancario desapareció. El Libor, el principal tipo de interés en ese mercado, dio un brinco de varios cientos de puntos base (1 punto base = 0.01 %).

Además, ese mismo día, 15 de septiembre, la quiebra de Lehman obligó al primer asegurador mundial, AIG –que ya se encontraba en serias dificultades- a ejercer su papel como asegurador. Esto hizo que las pérdidas acumuladas ascendieran a 30, 000 millones de dólares, a las que había que agregar 6 00 millones ligados a la completa devaluaciónde Fannie-Feddie tras su nacionalización. Esa semana se detuvo por completo la financiación de las empresas a largo plazo.

Las agencias de evaluación, obnubiladas por la necesidad de que se olvidasen los errores del pasado, le exigieron inmediatamente a AIG unas provisiones, llamadas de margen, por 13, 000 millones, con el objetivo de compensar el deterioro de su rol como asegurador. AIG no tenía ninguna liquidez, y los títulos perdían así un 95 % de su valor (1.25 dólares la acción).

Al día siguiente, 16 de septiembre, como si hubiera entendido que no podía repetirse el error cometido con Lehman, Paulson, que no tenía buenos expertos alrededor, excluyendo a los de Goldman Sachs, imaginó que era posible pedirles a Goldman Sachs y J. P. Morgan que asumieran la dirección de un consorcio para organizar un crédito de 75, 000 millones para la aseguradora AIG. Fue en vano. Las opciones eran entonces una nueva quiebra o la nacionalización. Paulson no podía dejar que AIG corriera la misma suerte que Lehman. Por primera vez, la Fed prestaba a un no-banco: 85, 000 millones de
dólares garantizados por todos los activos de AIG, con un tipo de penalizaciones para incitar un rápido reembolso. Esto representaba un enorme cambio: una vez que el crédito se extinguiera, el Estado federal quedaría como accionista del 79.9 % de la empresa. La primera compañía aseguradora del mundo, el orgullo de Norteamérica, era así nacionalizada ante la estupefacción general. Paulson logró obtener el derecho de cambiar a los directivos y lo hizo, ¡Aunque también tuvo que ayudar al día siguiente a Goldman Sachs y Morgan Stanley, que estaban a punto de ser compradas por japoneses o ingleses!

Durante esos mismos días, la gestión de la crisis era muy diferente en Londres, donde la situación era igualmente grave. Se hizo volver a la tesorería a todos los expertos de la City. Todos se pusieron a trabajar un plan cuyo objetivo era únicamente salvar a laCity y sus extraordinarios beneficios financieros. Y el plan tuvo en cuenta los errores norteamericanos: no se dejó que los bancos se acercaran a la quiebra, como ya se había hecho una vez con Northern Rock. Tampoco se confinaron las malas deudas, como se había imaginado con Lehman. De ninguna manera el Estado otorgaría recursos
financieros sin verificar que éstos se utilizarían exclusivamente para financiar empresas.
De ninguna manera tomarían participaciones en las empresas sin ocupar lugares importantes en los consejos de administración de las mismas.

El 25 de septiembre, el ministro de Economía alemán, Peer Steinbrück, declaró triunfalmente que era el fin de Estados Unidos como hiperpotencia. Diez días más tarde, tuvo que improvisar un programa para salvar de la quiebra al Hypo Real Estate…
El mes de septiembre transformó todo: Lehman quebró, Bear Stearns y Merrill Lynch fueron rescatados en plena catástrofe, Goldman Sachs y Morgan Stanley fueron reflotados in extremis y AIG fue nacionalizada. Y todos creyeron nuevamente que la crisis había terminado: el Gobierno norteamericano lo financió todo y volvió a incrementar su  deuda; una deuda que las agencias de calificación consideraban todavía digna de la nota AAA que se atribuye a los deudores más seguros contra el no reembolso de un préstamo, la
probabilidad de default de Estados Unidos, si bien continuaba siendo baja, se había multiplicado `por dos en seis meses: los CDS, una vez más, demostraban que la crisis acababa de comenzar

Attali, Jacques, ¿Y después de la crisis qué…?, pp. 65-75. Gedisa editorial, Barcelona, 2009.

Fuente: Federico Novelo Urdanivia.*

Profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, México


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