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Evolución histórica de las variables macroeconómicas fiscales de la economía española, 1964-2017, y proyecciones 2018-2020
En esta entrada del Blog se presenta la senda temporal de las
principales variables macroeconómicas fiscales de las AA.PP. españolas
(medidas en % del PIB) actualizadas para el periodo 1964-2017 y algunas
proyecciones para el periodo 2018-2020. Con más detalle, se ha añadido
la cifra provisional del año 2017 y se han corregido también todas las
cifras anteriores con datos actualizados de las nuevas series elaboradas
por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos provienen de
las Cuentas Financieras de la Economía Española elaboradas por el Banco
de España y de la Contabilidad Nacional de España elaborada por el INE.
También se presentan proyecciones de déficit público total (incluyendo
los pagos de intereses de la deuda pública acumulada) y del stock de
deuda pública bruto (según la metodología del Déficit Público Excesivo,
PDE), proyecciones presentadas el pasado 9 de noviembre por la Comisión
Europea para el periodo 2018-2020.
Me gustaría destacar los tres últimos periodos de la historia
presupuestaria de la economía española: a) el ajuste fiscal del periodo
1996-2007; b) el deterioro brusco y profundo de las finanzas públicas en
los años 2008 y 2009, después del inicio de la crisis económica
derivada de la crisis financiera internacional; y c) el nuevo periodo de
ajuste fiscal que comenzó en el año 2010 que avanza a un ritmo
excesivamente lento para garantizar la sostenibilidad de las finanzas
públicas a largo plazo.
En el primer gráfico (hacer clic para verlo mas grande) aparece la
evolución de los ingresos totales, los gastos totales y los gastos netos
de intereses de la deuda pública o gastos públicos primarios. En primer
lugar, destacar el hundimiento de los ingresos en 2008 y 2009, y el
espectacular crecimiento de las dos variables representativas de los
gastos públicos en los años posteriores a 2008. En segundo lugar, a
pesar de los esfuerzos realizados, los gastos totales y los gastos sin
intereses de la deuda pública se situaron a finales de 2017 en el 41% y
el 38,8% del PIB, respectivamente. Por último, los ingresos públicos
suben 0,2 puntos porcentuales respecto a 2016 y se sitúan a niveles del
año 1994 (38,2% del PIB), lejos todavía del máximo de recaudación
alcanzado en 2007 (41,2% del PIB), último año del periodo de expansión
económica registrado en la economía española (1995-2007).
En el segundo gráfico se presenta la evolución del ahorro bruto total y
del ahorro bruto primario (excluido los pagos de intereses de la deuda
pública) del total de las AA.PP. La primera variable se obtiene del
saldo conjunto de las cuentas corrientes (ingresos y gastos corrientes)
de las AA.PP. (cuentas de producción, distribución y utilización de la
renta). El ahorro bruto total y primario, que había
crecido ininterrumpidamente en una década (desde 1997 a 2007),
retrocedió bruscamente en el año 2008 y alcanzó en 2009 niveles
negativos no conocidos en esta serie histórica. En el periodo 2009-2017
el ahorro público primario ha registrado una importante mejora (4,6
puntos porcentuales en % del PIB) hasta situarse en cifras positivas
(+1,7 puntos porcentuales en % del PIB), mientras que el ahorro público
total se ha reducido solamente 3,7 puntos porcentuales en % del PIB por
el fuerte aumento de los pagos de los intereses de la deuda pública
acumulada en la crisis. El ahorro público total se sitúa todavía en 2017
en niveles negativos (0,9 puntos porcentuales en % del PIB) que
incumplen todavía la "regla de oro" de la política fiscal (emitir deuda
pública solamente para financiar la inversión pública y suponiendo que
el componente del ajuste déficit-deuda sea nulo).
En el gráfico 3 se presenta la evolución temporal del superávit o
déficit de las AA.PP. total y primario (excluidos los pagos de intereses
de la deuda). Con más precisión, se trata de la capacidad (+) o
necesidad de financiación (-) total y neta de intereses, obtenida como
suma del ahorro bruto y del saldo de la cuenta de capital de las AA.PP.
En este caso, se incluye además de los ingresos y gastos públicos
corrientes, los ingresos y los gastos de capital de las AA.PP., incluida
la inversión pública, entre otras partidas.
Como se puede observar en el gráfico, un periodo significativo de ajuste
fiscal comenzó después de 1995 (año en el que se alcanzó un déficit
público récord hasta entonces del -6,6%), para posteriormente reducirse
en años sucesivos el déficit hasta el año 2004, y generándose superávit
públicos crecientes en el periodo 2005-2007. Nuevamente, el año 2008
marca un cambio de tendencia brusco, al aparecer cifras de déficit
público total del -4,5%, cifras no registradas desde el año 1996. En el
año 2009 se alcanzó una nueva cifra récord: un -9,4% de déficit
público primario y un -11,1% de déficit público total en estos 53
últimos años de historia de la hacienda pública española. El proceso de
consolidación fiscal que había tenido relativo éxito en el periodo
2010-2011, se frenó significativamente en 2012, aunque se ha vuelto ha
encauzar en los años 2013 a 2017. Con más detalle, el déficit público
total se ha reducido desde 2012 en 6,5 puntos porcentuales del PIB,
hasta alcanzar el 3,1% del PIB, mientras que el déficit público primario
se ha reducido en 6,7 puntos porcentuales del PIB, hasta situarse en el
0,5% del PIB.
No obstante, el déficit público total actual (-3,1% del PIB) todavía por
encima del límite del -3,0% vigente para los países de la zona del
euro. El problema fiscal refleja todavía tanto la insuficiente caída del
gasto público, como la baja recaudación impositiva.
En el gráfico 4 se muestra la senda temporal de dos variables
representativas del stock de deuda pública de las AA.PP. La primera es
el stock de deuda pública total medido por el conjunto de los pasivos
financieros totales de las AA.PP. En el segundo caso, la segunda
variable representativa del stock de deuda pública (menor en niveles por
las partidas que incluye) es construido según la metodología del
Protocolo de Déficit Excesivo (PDE) incluido en el Pacto de Estabilidad y
Crecimiento de la zona del euro (esta es la cifra oficial que pública
el Banco de España y el Banco Central Europeo sobre el total de la deuda
pública española). En ambos casos, la reducción es espectacular desde
el año 1996 hasta el año 2007, y nuevamente se produce un deterioro muy
significativo y persistente desde el inicio de la crisis financiera
internacional en el año 2008. Con más detalle, en el año 2017 el stock
de deuda pública según la metodología del PDE sigue estabilizado
alrededor del 100% como en los años 2014, 2015 y 2016, sobrepasando
ampliamente el límite impuesto por el Tratado de Maastricht (60% del
PIB).
En los gráficos 5 y 6 se han añadido a los gráficos 3 y 4, algunas
previsiones disponibles para el periodo 2018-2020 de las cifras del
déficit público total y del stock de deuda pública según la metodología
PDE. Las previsiones de la Comisión Europea aparecen en el informe European Economic Forecast, Autumn 2018, publicado este mes de noviembre.
Por una parte, las previsiones disponibles para el déficit público total
(gráfico 5) de la Comisión Europea indican que la continuidad del
proceso de ajuste fiscal en 2018-2020 posibilitarán que el déficit del
conjunto de las AA.PP. alcance a finales de 2018, 2019 y 2020 el 2,7%,
el 2,1%% y el 1,9% del PIB, respectivamente, situándose ya por debajo
del límite impuesto por el Tratado de Maastricht del -3% a finales de
2018.
Por otra parte, las previsiones de la Comisión Europea sobre la
evolución del stock de deuda pública según la metodología del PDE
(gráfico 6) estiman que el stock de deuda pública se situará a finales
de 2018 en el 96,% del PIB, mientras que a finales de 2020 se habrá
reducido ligeramente hasta alcanzar el 95,4% (cifras aún muy alejadas
del límite impuesto en el Tratado de Masstricht del 60% del PIB).
La previsiones del Gobierno de España para el periodo 2018-2020 las dejamos en "stand-by".
Joseph Shumpeter y la Teoría del Empresario Innovador: La Innovación como Destrucción Creativa aplicada al management
La condición de innovadores se la autoconceden prácticamente todas las
empresas, marcas y directivos. El problema es que muchas de las cosas y
acciones que se denominan innovaciones están lejos de serlo. Porque no
es lo mismo la definición coloquial de innovación (acción y efecto de
innovar), que su aplicación al mundo del management, la economía, la
empresa o el liderazgo. Para entender el término en esas áreas, el
nombre básico es Joseph Alois Shumpeter. Considerado uno de los autores más importantes de s. XX sobre la figura del empresario por planteamientos como su Teoría del Empresario Innovador o Teoría de las Innovaciones,
en sus textos el concepto de empresario no es exactamente el mismo que
tenemos hoy, al incluir a muchos que no saben que lo son y excluir a
otros que creen que sí.
La innovación es el eje que articula las ideas de Shumpeter, el factor
que determina el crecimiento o la disminución de la prosperidad y los
beneficios.
Hay que innovar, pero antes de nada hay que tener muy claro qué es una
innovación y qué no lo es. En este sentido, Shumpeter diferencia entre
invención e innovación:
Invención: Creación o combinación de nuevas ideas.
Innovación: Transformación de una idea o invento en algo
susceptible de comercializarse como producto o servicio que cree nuevas
necesidades y las satisfaga, o lo haga con necesidades de mercado ya
existentes.
Bajo este prisma, el innovador no es necesariamente un inventor. Es un emprendedor que crea mercados con inventos (suyos o de otros inventores).
Es decir, el invento no es relevante en el aspecto económico. Lo es su conversión práctica en Innovación.
Pero cuidado, porque aplicando estrictamente la definición sólo existen cinco casos de verdadera Innovación:
Introducción de un nuevo bien (Ipad, Viagra).
Introducción de un nuevo método de producción o comercialización de
un bien existente (Mecanización de industrias manuales, modelo de
negocio de Amazon, fabricación en cadena de Ford...)
Apertura de nuevos mercados (Cosmética masculina, apertura de países emergentes...).
Conquista de una nueva fuente de materias primas (energía eólica, fotovoltaica, grafeno...).
Creación de un nuevo monopolio (Google, Facebook...).
Destrucción Creativa
Definidos los conceptos de Innovación e Innovador, Shumpeter señala que
ambos son el motor del crecimiento económico... aunque por el camino
destruyan empresas y marcas que parecían indestructibles.
Es lo que denomina Destrucción Creativa:
Proceso de
innovación que sucede en la economía de mercado cuando empresas con
nuevos productos o servicios destruyen empresas consolidadas, modelos de
negocio o incluso canales completos que resultaban ejemplares hasta ese
momento, pero que debido a dicha innovación pasan a ser obsoletos o
ineficaces.
Con la Destrucción Creativa, los Innovadores buscan mediante la Innovación entrar en:
Mercados ya existentes...
...que están en crecimiento.
...que ofrecen potencial por estar desatendidos por las empresas de ese sector.
Mercados nuevos...
...creando nueva demanda.
Por poner dos ejemplos recientes, la fotografía digital acabó en un
plazo mínimo de tiempo con los colosos de la fabricación de celuloide y
el revelado; y los ordenadores borraron del mercado a las empresas de
fabricación de máquinas de escribir.
Desarrollo del proceso
El camino hacia los grandes beneficios pasa por las necesidades de los
consumidores, y en esto también fue polémico en su tiempo Shumpeter,
aunque el paso del tiempo refuerza sus teorías con ejemplos reales.
Para él, generalmente es el productor (Innovador) quien inicia el cambio
económico, educando incluso a los consumidores si es necesario. Esto
es, ‘enseñándolos’ a necesitar nuevos productos o servicios.
De este modo, no sería cierto que primero surjan las necesidades en los
clientes potenciales y luego las empresas busquen soluciones innovadoras
para darles respuesta.
Las necesidades surgen porque previamente se ha generado algo que las provoca desde el aparato productivo.
Así, a la Destrucción Creativa se llega a través de un proceso de tres fases:
Invención: Creación de un producto o descubrimiento de un nuevo proceso productivo para un producto ya existente.
Innovación: Puesta en práctica de un invento previo o aplicación de dicha invención para usos económicos, industriales o comerciales.
Imitación: Generalización de la innovación entre empresas
competidoras, normalmente con ligeras modificaciones de elementos no
sustanciales que llevan a la creación de productos o servicios
similares.
Los grandes beneficios llegan en el punto 2, que es donde se rompe el
equilibrio que hay en el mercado previamente y durante el punto 1, y que
regresa en el punto 3.
Porque para Shumpeter, el capitalismo es un proceso cíclico constante de
búsqueda del equilibrio que se rompe cuando un Empresario Innovador (un
líder), buscando grandes beneficios, introduce una Innovación que rompe
la situación existente.
Es decir, como señalé al principio, la Innovación es lo que determina el crecimiento o la disminución de la prosperidad y los beneficios.
El proceso sería el siguiente:
En todo sector, cada empresa paga o remunera cada fase y elemento de
la producción y obtiene a cambio rendimientos (beneficios) de dicha
producción.
En situaciones normales, ese beneficio es también normal y se deriva de dicha actividad.
Periódicamente, un Empresario Innovador rompe ese equilibrio mediante la Innovación.
Lo hace introduciendo en el mercado un producto nuevo, aplicando un
concepto nuevo que revoluciona el proceso productivo, implantando un
nuevo servicio que le diferencia... En general, cualquiera de los cinco
puntos Innovadores descritos previamente.
Ese cambio genera rentas y beneficios excepcionales que rompen la situación de normalidad.
El equilibrio retorna cuando los competidores que han resistido
implementan esa Innovación y los beneficios vuelven a ser ordinarios.
La condición cíclica del proceso es la que lleva al desequilibrio
socioeconómico y al dominio de los mejores (Innovadores) de la sociedad.
Con esa premisa, el sentido de la empresa no es más que la realización
de nuevas combinaciones que deriven en Innovaciones que rompan el
estatus y aporten beneficios extraordinarios durante un tiempo; y los
empresarios son los encargados de realizar dichas combinaciones.
Empresario es quien posee Unternehmergeist o Espíritu Emprendedor,
factor que caracteriza a todo aquel que trabaja, por cuenta propia o
ajena, desarrollando nuevas combinaciones (innovando), sea cual sea su
posición en la empresa.
Mientras que no son empresarios aquellos gerentes, directivos o incluso
propietarios del negocio que se limitan a desarrollar acciones
rutinarias de dirección o administración.
Por lo tanto, se adquiere la condición de Empresario (hacedor de
empresa) cuando se realizan nuevas combinaciones; y se pierde cuando con
el tiempo se deja de innovar para limitarse a cumplir con las labores
propias de la explotación del negocio.
Un planteamiento cercano al concepto actual de liderazgo.
Conclusiones
Al margen de que se esté de acuerdo o no con el uso del término
‘Empresario’ que utiliza Shumpeter, sus teorías ponen nombre a la
verdadera innovación en management y pueden aplicarse a cualquier área
de la empresa, empezando por supuesto por la dirección general e
incluyendo al departamento de Comunicación.
Bajo su prisma, como la Innovación es continua, la esencia del
capitalismo es el dinamismo, y no el equilibrio. Esto le oponía a
Keynes, de quien era un gran antagonista.
Los grandes beneficios o ventajas competitivas llegan a través de la
Innovación aplicada a cualquier apartado del negocio, desde la
fabricación, al servicio, la gestión o la proyección de la imagen de la
empresa.
Cuando alguien logra una combinación exitosa logra grandes beneficios, y también...
Rompe el equilibrio.
Destruye empresas o marcas exitosas bajo el estatus anterior.
Dado que es cíclico, haber sido Innovador una vez o muchas puede no
servir de nada si la siguiente ruptura la realiza otro ya que puede
dejarte fuera del mercado.
Un buen líder (de empresa, de equipo...) no debe perder nunca la
condición de ‘Empresario Innovador’ por lo que no puede acomodarse en la
rutina de las tareas propias de la gestión.
La historia del management está llena de ejemplos de empresas
exitosas, poderosas y dominadoras absolutas de sus mercados por haber
innovado en sus inicios y desaparecidas posteriormente por haber perdido
esa condición de Innovadoras con el tiempo.
Consideramos
que es del máximo interés para los lectores de HD conocer de primera
mano la opinión de un experto como Aristóbulo de Juan sobre el origen y
el desarrollo de nuestra crisis financiera. Aquí tienen extractada la
primera parte de su intervención ante la Comisión del Congreso que
investiga la crisis financiera española. Por su extensión, hemos optado
por publicar una pequeña serie de tres posts.
El origen de la crisis internacional
La crisis tuvo orígenes y manifestaciones diversas, en diversos países.
Por ejemplo, en EEUU, caso emblemático, la crisis encarnó
principalmente en las llamadas hipotecas basura, distribuidas por todo
el mundo a través de instrumentos de ingeniería financiera:
titulizaciones, conduits, etc.
En España, la crisis se centró básicamente en el sector inmobiliario y
en particular en la financiación de los promotores. Éstos adquirían
suelo masivamente, en la expectativa de conseguir una licencia urbana y
construir viviendas que encontraban fácil venta.
También se concentró el crédito en grandes obras monumentales de difícil rentabilidad.
La crisis bancaria llegó a España a partir de 2007. El colapso del
mercado interbancario europeo afectó de manera especial a las Cajas de
Ahorro. Las cuales habían de basar su estrategia de crecimiento en
obtener su financiación en el mercado mayorista.
Aún así, el grueso de la crisis en España tiene mucho que ver con la mala gestión y con la actuación del supervisor.
En nuestro sistema financiero, se daba una singularidad. Entrados ya
los años 80, las cajas de ahorro españolas habían conseguido una
legislación que les permitió plena libertad operativa y territorial.
Pero fue principalmente la falta de derechos de propiedad, que hubieran
permitido cambiar los administradores, lo que hizo posible que pésimos
administradores gestionaran algunas cajas. En las cajas que cayeron
tampoco había sido infrecuente la injerencia política, debida con
frecuencia.
El afán desmedido de crecimiento interregional en España y la
implantación generalizada de incentivos (o bonus) para premiar a corto
plazo el crecimiento del balance, financiándolo en los mercados de
capitales, fueron factores decisivos en la mala gestión de numerosas
cajas de ahorro y en su posterior insolvencia.
Así se llegó a una fuerte crisis, con muy fuertes costes para el
estado. Costes a los que se sumaría el deterioro de la actividad
empresarial y el desempleo. Así como su impacto sobre la convivencia en
nuestro país.
La inmensa mayoría de los supervisores del mundo, con sus poderosos
servicios de estudios, eran conocedores de la anómala situación de la
vida económica y financiera y de los riesgos de la formación de
burbujas financieras.
Pudo muy bien ser también el caso de España, donde existían
herramientas legales y regulatorias para poner coto a la burbuja. Basta
citar la “ley de Disciplina e Intervención de Entidades de Crédito” del
año 1988.
Pero, hasta donde yo sé, ninguno de los muchos supervisores afectados
en los diferentes países quiso tomar medidas para poner coto a la
creciente burbuja y sus posibles efectos. Nadie quería “parar la
fiesta”. El impacto y el lucimiento que producía la burbuja a corto
plazo, tenían un fuerte tirón: entre otras cosas porque se daba un
fuerte crecimiento del PIB, y una abundante recaudación fiscal para el
Estado y para los ayuntamientos.
Todo ello en un contexto de exceso de liquidez internacional, de una
idea diferente de los ciclos económicos y de posibles presiones de los
gobernantes sobre los supervisores a favor de la inhibición.
En mi opinión, el tratamiento de la crisis por las autoridades
españolas fue tardío, artificioso y… muy costoso. Mucho más costoso que
si hubiera contado con diagnósticos tempranos y certeros y se hubiera
actuado sin demora y con medidas eficaces.
Es bien cierto que existían serios obstáculos exógenos para una actuación rápida y eficaz.
La supervisión del B.E. se veía a veces entorpecida por las competencias de las comunidades autónomas.
La aplicación simplista -por bancos, auditores y supervisores- de
las normas internacionales de contabilidad, promulgadas en los años
2000, que dieron fuerte prioridad a las pérdidas incurridas y relegaron
las esperadas.
La imposibilidad jurídica de las cajas de ahorro de emitir acciones o títulos equivalentes.
Pero existían también obstáculos al sistema de supervisión, susceptibles de ser superados
La dudosa voluntad política que percibían los mercados.
La errónea presunción oficial de que los precios inmobiliarios se
recuperarían en dos años y de que las familias pagaban siempre las
hipotecas. se consideró por tanto innecesario aplicar medidas
contundentes.
El uso del dinero público pasó a constituir un “tabú” sin
excepciones y que pudo resultar miope en algunas ocasiones en que era
insoslayable.
La fuerte aversión de las autoridades a las intervenciones de las
entidades. Como consecuencia, no deberían desvelarse las pérdidas de las
entidades. Con lo cual, la supervisión quedaba mediatizada en su misión
de comprobación y transparencia.
De hecho, la orientación de la inspección podía ser asesorar a las
entidades para salvar formalmente sus dificultades regulatorias, en vez
de identificar sus problemas de solvencia y de gestión y exigir su
pronta corrección.
Sirva como ilustración que en octubre de 2007, la morosidad
contabilizada en el sistema español era de 0,5% sobre el total de la
cartera de créditos. Naturalmente, no incluía los abundantes créditos
dudosos no contabilizados como tales. Cuatro años más tarde la morosidad
aflorada superaría ampliamente el 15%.
Sin embargo, como he dicho, reinaba entonces el desconcierto. Faltaba
la experiencia en las autoridades y, como queda dicho, la voluntad
política era dudosa.
Las medidas adoptadas tras la explosión de Lehman, por las
autoridades españolas se limitaron a insuflar liquidez en el sistema,
mediante el llamado “manguerazo”. Y la relajación de determinada
normativa, el “manguerazo” consistió básicamente en adquirir activos
buenos a las entidades (a través del programa FAAF creado a tal fin) y
avalando por volúmenes importantes sus emisiones de títulos.
Además, también reinaba la práctica de la refinanciación del
principal e intereses de los créditos malos, que no solían
contabilizarse como morosos.
Todavía en 2009, se produjo un giro hacia fórmulas experimentales de
reestructuración. Las autoridades seguían sin reconocer oficialmente la
delicada situación del sistema. De hacerlo, entre otras cosas porque
contrastaría con la ostentación de una supuesta prosperidad y de que
nuestros sistemas bancarios y de supervisión eran tal vez los mejores
del mundo occidental y constituían modelos a seguir.
Optaron por la creación del FROB (“fondo de restructuración ordenada
de la banca”). Institución que vió la luz en 2009 y empezó a funcionar a
finales de dicho año con un capital de 9.000m€. Habían pasado 2 años
desde el comienzo de la crisis.
El FROB financiaría con fondos del estado la integración de las
cajas, con el fin de sanearlas y reducir drásticamente el número de
entidades de un sector sobredimensionado en empleados y oficinas. Era
también el camino para convertirlas gradualmente en bancos, mediante
sucesivas disposiciones.
La actuación del FROB consistió en instrumentar operaciones de
integración de cajas, a través de una figura regulatoria denominada
“SIP” (o sistema institucional de protección).
Según el reglamento del FROB, las cajas componentes de cada SIP
únicamente recibirían ayudas públicas si eran “fundamentalmente
sólidas”. Pero este requisito no se cumplió. Las cajas sanas existentes
en el sistema eran muy escasas y se agruparon cajas de baja calidad. En
entidades condicionadas a menudo por las autoridades autonómicas, de
uno u otro color, generando nuevas entidades artificiosas y muy
débiles.
El propio Banco de España formulaba a continuación los diagnósticos
de cada unidad, para así determinar la cuantía de capitalización a
financiar por el propio FROB. Financiación que se efectuó mediante la
suscripción de participaciones preferentes. Títulos onerosos y
exigibles. Discutibles por tanto como tal capital y que resultaron
altamente conflictivas.
Pero tal recapitalización resultó llamativamente insuficiente, pues
los diagnósticos suponían una estimación muy optimista del patrimonio y
de las pérdidas. Pero ello iba a permitir a las nuevas entidades
sobrevivir un par de años más con escaso capital y con pérdidas
subyacentes. Que iban en aumento.
Debe señalarse que, en estos años, el FROB nombró nuevos consejeros
en los SIPS-bancos, pero con un mandato limitado y en coexistencia con
algunos consejeros y directivos anteriores. A pesar de los nuevos
directivos, no se produjo el giro necesario en la transparencia, en la
recuperación de activos ni en las remuneraciones de las capas
directivas.
Pero fue en 2012, cinco años después del comienzo de la crisis,
cuando se produjo un claro cambio en el saneamiento del sector. Cambio
que fue muy positivo, pero que había de resultar claramente
insuficiente.
En próximo capítulo se tratará del impulso a la cobertura de las pérdidas, del MOU, Bankia, la SAREB y el Banco Popular.
Fue en 2012, cinco años después del comienzo de la crisis, cuando se
produjo un claro impulso en el saneamiento del sector. Cambio que fue
muy positivo, aunque también insuficiente y en parte problemático cara
al futuro. El Ministerio de Economía, en desacuerdo con la estrategia
del Banco de España, pasó a exigir a las entidades fuertes provisiones
genéricas -50.000M€ en Febrero y 30.000M€ en Junio- sobre el conjunto de
los activos del sector inmobiliario. Sólo al sector inmobiliario.
Por otra parte, obedeciendo al impulso del FMI, el Gobierno firmó en
Julio de 2012 un acuerdo con la troika, el “MOU” o “Memorandum of
Understanding”. El Gobierno obtenía del Mecanismo de Estabilidad Europea
una línea de crédito de 100.000M€, en condiciones muy favorables de
plazo e interés. A cambio, aceptaba recapitalizar –por fin, con
verdadero capital- varias Cajas de Ahorros ya fusionadas y convertidas
en Bancos: Bankia, Cataluña Bank y Abanca.
También obligaba el MOU a constituir un “Banco malo”, la SAREB,
sociedad de gestión destinada a limpiar de activos improductivos
inmobiliarios los Bancos intervenidos. Para capitalizar estos tres
Bancos y para financiar el capital de la SAREB, el Gobierno sólo dispuso
de 41.300m€ de los 100.000m€ disponibles. Cifra que pudo resultar
insuficiente para un saneamiento completo.
El Banco de España calculó de nuevo las pérdidas existentes, para
proceder esta vez a un saneamiento más realista. Estas pérdidas
resultaron multiplicar por 4 o por 5 las estimadas en los
correspondientes SIPS, tres años antes.
BANKIA
En 2010, esta entidad integró en un SIP a 7 Cajas, de procedencia
geográfica distinta y de situación desigual. Entre ellas, dos de las más
problemáticas del país: Cajamadrid y Bancaja. El conjunto tenía
importantes pérdidas no registradas y un patrimonio “contable” muy
escaso. El patrimonio “real” era desconocido.
El SIP, pasaría a ser un Banco (BFA), con apenas capital y con una
inyección de participaciones preferentes por importe de 4.465M€. BFA
adquirió las acciones de una de las siete Cajas, (Bankia, antes ALTAE) y
formaron así un consolidado.
En Junio de 2011, Bankia para beneficiarse de menores exigencias de
capital, lanzó una ampliación de capital algo superior a 3.000m€ a un
precio de 3,75€, por cada acción nueva, un tercio del valor en libros de
las acciones viejas. La ampliación se colocó entre accionistas
minoristas e institucionales, bajo una fuerte presión, no necesariamente
comercial.
Apenas tres meses después, ocurría algo singular: El grupo Bankia,
propietario de casi el 40% del Banco de Valencia, en lugar de hacerse
cargo de su frágil situación, solicitó al Banco de España su
intervención. La petición fue rápidamente aceptada. El Banco fue vendido
más tarde por el FROB a la Caixa, con ayudas en torno a 5.000M€.
En Abril de 2012, el plan requerido de Bankia para su saneamiento
estimó necesitar en torno a 7.000M€. Ante la disconformidad del
Ministerio de Economía, se produjo una crisis que desencadenó un cambio
de la Presidencia de Bankia y su Consejo.
El nuevo Consejo de Administración decidió entonces:
reformular las cuentas presentadas 20 días antes por los gestores
anteriores, aflorando muy fuertes pérdidas, tanto en BFA como en Bankia.
Pérdidas que daban un fuerte vuelco a las cuentas anteriores.
solicitar nueva ayuda del Estado por 19.000 millones para todo el
grupo BFA-Bankia. No los 7.000 millones estimados en Abril por los
gestores anteriores. Esta operación fue aprobada por los supervisores
españoles y europeos.
la ayuda monetaria del Estado vía FROB para capitalizar al grupo
BFA-Bankia, sumando las preferentes ya suscritas, ascendería a 23.465M€.
Un año y medio antes había sido considerado como “fundamentalmente
solvente”.
Adicionalmente, el Estado avaló los bonos emitidos por la SAREB en
pago de los activos adquiridos al Grupo (22.318M) y buena parte de sus
activos fiscales diferidos (6.957m).
LA SAREB
También acordó el Gobierno crear un “Banco malo” (“la SAREB”), como
Sociedad Anónima, destinada a adquirir los peores activos inmobiliarios
–aunque no todos- de las Cajas –Bancos intervenidos, como complemento de
su saneamiento. Pero la idea se instrumentó con una estructura de
capital rebuscada y desequilibrada. Además, los altos valores contables
de los activos que había de adquirir habían de hacer muy difícil la
liquidación del grueso de ellos.
Esta estructura financiera, estaba compuesta por un capital muy
escaso (con participación privada) y 51.000M de bonos emitidos por la
SAREB y avalados por el Estado. Por definición, si el activo era
básicamente improductivo, el coste de los referidos avales produciría
pérdidas.
Además, los activos adquiridos a las Cajas no fueron registrados en
la SAREB por su precio individual de mercado en la fecha de la compra
(finales de 2012 y principios de 2013). Sino por un “precio medio”
conjunto, estimado por tipos de activos por “Oliver-Wyman”, consultor
externo.
Resultó así que los activos mejores estaban infravalorados y los
peores estaban sobrevalorados. Aun así, la SAREB, solicitó una
regulación contable especial al ICAC, que hubo de ser finalmente
aprobada por el Banco de España. La SAREB pudo así elevar
considerablemente la valoración contable de sus activos y no registrar
sus pérdidas al final de cada año, sino considerarlas compensadas
tácitamente con teóricas plusvalías latentes. Además, las dificultades
de liquidación de activos aumentaban.
A estas fechas, la SAREB ha conseguido liquidar un quinto de sus
activos, probablemente los mejores. Le quedan por realizar cuatro
quintos. Probablemente, los peores.
Las pérdidas no provisionadas que éstos puedan producir a su
liquidación, se sumarían a las fuertes pérdidas ocasionadas por un SWAP,
concertado en previsión errónea de tipos de interés en alza y también
de las pérdidas corrientes resultantes de un activo básicamente
improductivo y de unos fuertes gastos. Suma éstos de los intereses y
las comisiones derivados de la estructura financiera, de los de gastos
generales, de los gastos de mantenimiento y el IBI de los inmuebles
adquiridos y de los fuertes gastos de los servicios de venta destajados a
terceros. Estas perspectivas contrastan con el 14% de rentabilidad que
se anunció públicamente al constituirse la sociedad.
EL BANCO POPULAR
El B.P. había venido siendo el más rentable del mundo en los años
’90. Era ejemplo para muchos. Pero, ya entrados los años 2000 y
coincidiendo con cambios clave en la alta dirección, el Banco crece
agresivamente con recursos del mercado, adentrándose fuertemente en el
sector inmobiliario, con riesgos de tamaño superior a su cuota de
mercado.
Tras explotar la crisis, el Banco adopta una política contable poco
conservadora de calificación de activos y de cobertura de pérdidas.
Por añadidura, en 2011, el Popular adquirió el “Banco Pastor”, según
dice el mercado, alentado o al menos bendecido por el Banco de
España. El Pastor, en situación muy débil, había de aumentar la
fragilidad del Popular. Lo cual dificultaría la supervisión y por tanto
la transparencia de ambas entidades. Eso sí, con esta operación el
Popular resultó beneficiario de un cuantioso fondo de comercio
“contable”, que fue utilizado para cubrir pérdidas subyacentes.
Ya en 2017 se produce una situación especialmente llamativa. Tras un
cambio de Presidente, en su Informe del Primer Trimestre a la CNMV, -que
el Popular envía con fecha 4 de Mayo- declara tener un nivel de capital
regulatorio superior al 11% y unas perspectivas de gestión muy
positivas. Ningún supervisor nacional o extranjero, cuestiona estos
datos.
Sin embargo, sólo 32 días después, el Banco es “resuelto” por el
“MUR”, que instrumenta una operación de venta al Banco de Santander, por
un precio de 1€. Ello tras haberse impuesto a los inversores, sin su
conocimiento previo, la amortización de la totalidad de las acciones, de
los “cocos” y de la deuda subordinada, por un total de 3.000m€
aproximadamente.
En mi opinión, la iliquidez fue el desencadenante de la resolución.
Pero la causa real fue la descapitalización gradual y continuada durante
años. La iliquidez no fue la causa, sino la consecuencia, agravada
después súbitamente por causas exteriores.
Los analistas se preguntan cómo han podido los gestores causar con
este constante deterioro sin tomar las medidas oportunas. Ni cómo han
podido los supervisores españoles omitir la identificación de los
problemas que se producen ya desde mediados de los 2000, sin una
enérgica y eficaz acción correctiva. Ni cómo han podido los mismos
auditores emitir informes durante más de 30 años sin hacer ostensibles
los problemas. Ni en qué ha consistido la supervisión del poderoso “MUS”
de la Unión Europea, responsable del Popular desde 2014.
También se preguntan los analistas cómo puede penalizarse a los
inversores, súbitamente y sin su conocimiento, en base a una información
opaca, elaborada además por un auditor externo y no por los
Supervisores, que parecen ajenos a los diagnósticos.
En Septiembre de 2017, el B.E. ha publicado una nota informativa
sobre las ayudas del Estado aportadas para solventar la reciente
crisis. En ella afirma que los rescates públicos han supuesto un
desembolso en capital de 64.295M€, de los que corresponden dos tercios a
ayudas directas del FROB y un tercio a ayudas del Fondo de Garantía de
Depósitos, es decir, del sector financiero.
Además, se ha garantizado en forma de “EPA” un alto porcentaje,
estimado hoy en 7.888M€, de las posibles nuevas pérdidas que afloren
tras la adquisición de las cajas enfermas por nuevos propietarios.
Garantías también divididas entre el FROB y el FGD, que tendrán un coste
final que sólo se sabrá al terminar la liquidación de estas
operaciones.
También pueden suponer un coste considerable para el Fisco las
pérdidas que probablemente resulten de los avales concedidos al total de
los bonos emitidos por la SAREB, que hoy se sitúan en una cifra de
40.925M€.
Deben mencionarse también las garantías otorgadas por el Estado en
respaldo de los activos fiscales diferidos (DTA), por importe inicial de
44.000M€. El grueso de los DTA garantizados, eran pérdidas existentes
en las entidades insolventes, que se convierten así en exención fiscal,
con merma para el Fisco, sean o no positivos los resultados del
comprador.
Para calcular el coste final para el contribuyente originado por
estas ayudas, deberán irse deduciendo de las mismas las posibles
recuperaciones para el Estado. Se trata de los productos de la futura
venta de su participación en entidades como tales (como es el caso de
BANKIA) o de parte de sus acciones, de los dividendos percibidos por el
FROB de las entidades en que es accionista y de las comisiones
percibidas por el Estado por los diferentes bloques de avales concedidos
a las importantes emisiones de deuda efectuados por las entidades a los
bonos de la SAREB y a los DTAS.
Debe también considerarse en este contexto, el impuesto de sociedades
que el Estado pasará a recibir de aquellas entidades que, habiendo
estado en pérdidas, fueron saneadas y pasan a tener beneficios normales.
En todo caso, el tratamiento de la crisis habrá supuesto un
voluminoso coste para el erario público, es decir, para el
contribuyente. También lo habrá supuesto para el propio sistema
financiero, a través del FGD, aunque en proporción muy inferior.
Estos costes han resultado claramente superiores a los que hubiera
requerido una acción certera y temprana por las autoridades. Debe
aclararse, eso sí, que este coste tuvo por objeto compensar a las
entidades que se hicieron cargo de las entidades enfermas. Por las
pérdidas que hubieron de asumir. También por la fuerte carga que
suponía su gestión de saneamiento.
Repugna en todo caso que el contribuyente haya de sufragar una parte
importante del saneamiento de las cajas. De ahí que la reciente
normativa europea haya introducido la figura del llamado “bail-in”. O
rescate por los propios acreedores de la entidad insolvente, en
sustitución del Fisco. Se trata así de evitar el contagio de los
problemas privados al sector público. Es de esperar que este nuevo
mecanismo funcione, a pesar de los problemas que pueda plantear en el
mercado. Su éxito está por ver.
También se pueden cargar los rescates al sector privado, a través de
la figura del Fondo de Garantía, que puede utilizarse en mayor o menor
medida según sean la normativa y las circunstancias.
¿Debe considerarse el cierre de las entidades insolventes como gran
opción? En mi opinión, el cierre de Bankia y el resto de las Cajas
rescatadas, hubiera supuesto un colapso nacional, que habría roto el
sistema de pagos y contagiado sistémicamente a la economía y al empleo.
Hagamos aquí una disquisición. ¿Cuáles fueron los supervisores que
mejor sanearon sus sistemas en esta crisis y que mejor proporción de
recuperaciones obtuvieron sobre los fondos aportados al rescate?
Aquellos que sanearon sus sistemas prontamente, con dinero del Fisco y
en cuantías contundentes para aportar soluciones definitivas. EEUU es
un claro ejemplo.
Dicho lo dicho, cabe pensar si se debe considerar el coste fiscal
como un tabú sin excepciones para los rescates, o bien considerar como
eficaz la participación parcial del Fisco en combinación con otros
mecanismos. Las soluciones incompletas acaban siendo más costosas.
Cabe pensar también si no se debe revisar en su conjunto el todavía
inmaduro mecanismo de resolución de la Unión Bancaria Europea.
SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS
Hoy día, la mejora del conjunto del sistema tras estos 10 años de
crisis, resulta clara. El proceso seguido, junto con sus fallos, tuvo
también aspectos positivos.
el sistema financiero, que estaba sobredimensionado consiguió
reducir en un tercio el número de sucursales y las plantillas. Tal vez
una proporción semejante a la que se había inflado con la burbuja.
los Bancos resultantes de las fusiones de las Cajas insolventes fueron adquiridos, por Bancos más solventes y mejor gestionados.
las Cajas de Ahorro que sobrevivieron pasaron a generar Bancos y
quedaron sólo como accionistas minoritarios de los mismos, sin actividad
bancaria. Queda por rematar una mayor disminución de la influencia de
las Cajas accionistas en sus Bancos participados, que aún subsiste.
la anterior influencia política en las Cajas y la de los consejeros no profesionales se han visto muy reducidas.
Subsisten sin embargo, no pocas secuelas que originan directamente una baja rentabilidad.
la permanencia en los balances de un volumen importante de activos
improductivos. Que no producen dinero. Problema que se enmarca en la
escasa y prolongada rentabilidad del conjunto de los activos del sector.
los bajos tipos de interés vigentes en el sistema, derivados de la política monetaria del BCE.
la reducción del volumen del crédito en su conjunto, que ha descendido dos tercios durante la crisis.
Por tanto, los resultados del sector financiero sufren y siguen
sufriendo. Ello, a pesar de la mejora de eficiencia derivada de las
fusiones y del gran esfuerzo de digitalización que se está produciendo,
sobre todo en las entidades grandes.
A la baja rentabilidad, se añaden fuentes de inestabilidad y deterioro muy relevantes.
el exceso de liquidez existente en los mercados, estimulado por el
BCE. es como “el opio del banquero”. Le embriaga y emborrona su sentido
del riesgo. Genera asimismo burbujas, que suelen acabar explotando.
está también la desregulación que se anuncia en Estados Unidos, que
podrá arrastrar a la Banca europea en el mismo sentido, para ser
competitiva.
por otra parte, no hay que olvidar que la Banca no regulada (la
Banca en la sombra, la Banca digital), amenaza, con ir comiendo el
terreno a la Banca comercial.
todo esto, en el contexto de lo que se percibió como la gran
panacea: la Unión Bancaria Europea, con sus actuales pilares, el “MUS” y
el “MUR”. Y a falta de un Fondo de Garantía común, de laboriosa
gestación. Pero resulta que la regulación europea, que exige más capital
(eso sí, de naturaleza discutible), ha descuidado la supervisión
cuantitativa y el saneamiento preventivo de los balances, que el nuevo
sistema parece preferir tratar “post mortem”. Lo cual se complica aún
más por las divergencias entre las normas contables y las prudenciales,
que genera confusión e incluso inhibiciones serias en auditores y
supervisores.
por si fuera poco, el mundo sufre una seria inestabilidad geopolítica en frentes estratégicos, internacionales y nacionales.
CONCLUSIONES
Entre las medidas que yo no considero recomendables se encuentran las
fusiones que lleguen a constituir Bancos sistémicos o “demasiado
grandes para caer”. Porque resultan muy difíciles de gestionar y de
supervisar y son imposibles de resolver. Y eso es un peligro serio en
sí y para la eficacia de la supervisión.
A pesar de todo, si, junto al resultado de las medidas ya tomadas, se
evita caer en la autocomplacencia, se completan los saneamientos
pendientes, se refuerza la gestión de crédito se mejora la eficiencia y
se practica la transparencia, cabe contemplar con algún optimismo el
futuro del sistema financiero. Si no, no.
Acerca de Aristobulo de Juan
Aristóbulo de Juan
Ha dedicado a la banca más de cincuenta años de su vida, trece de los
cuales en puestos directivos en la banca comercial y cuarenta dedicado
al tratamiento sobre el terreno de reformas y crisis financieras en
cuatro continentes.
Después de sus años de banquero, pasó a la órbita del Banco de España
durante nueve años. Inicialmente, como primer ejecutivo del Fondo de
Garantía de Depósitos y después como director General de Supervisión del
propio Banco de España. Desde ambas funciones, desempeñó un papel
relevante en el tratamiento y la resolución de la crisis bancaria
española de los años 80 y en la modernización de la supervisión.
Posteriormente, durante tres años, fue Asesor Financiero del Banco
Mundial en Washington, en las áreas de la reforma financiera de países
emergentes y la solución de crisis.
Desde 1989, preside un despacho profesional especializado en bancos
con problemas y en supervisión bancaria. Como complemento de su trabajo
de asesor, ha impartido conferencias y seminarios en numerosos foros
como son las universidades de Oxford, Harvard, Yale y Wharton, así como
en la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, el Banco Central de
Rusia, el Banco Central de China y el “Reserve Bank of India”. También
ha pronunciado numerosas conferencias en el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial.
Es miembro del Consejo Asesor del diario Expansión, ha escrito
numerosos artículos sobre la crisis financiera de 2007 y ha publicado en
2003 un libro, titulado “Anatomía de una crisis”, en coautoría con
Francisco Uría e Iñigo de Barrón. En 2017 ha publicado una recopilación
de sus mejores documentos en 30 años, titulada “De buenos banqueros a
malos banqueros”.
1comentario
Manu Oquendo Dice:
Me gustaría comentar la primera de las conclusiones
del Sr. De Juan. La que dice que………..”•el sistema financiero, que estaba
sobredimensionado consiguió reducir en un tercio el número de
sucursales y las plantillas. Tal vez una proporción semejante a la que
se había inflado con la burbuja”.
Me ha gustado su redacción porque inteligentemente omite la dramática
reducción del Número de Entidades que nos ha llevado a construir un
Oligopolio de libro, de tal modo que el Poder de Mercado de los
supervivientes es inmenso. Tanto que en muchos pueblos de España ya no
hay ni banco o como mucho uno. Es decir, algo parecido a Francia. El
caso es que hablando con las cúpulas de esos bancos siguen diciendo que
son demasiados mientras no dejan de “dotar a reservas”
Esta es otra de las realidades emergentes en las conciencias. Este
asunto en muchas capitales de España, ya en 2009 suscitaba preguntas en
público cuando algún alto representante del mundo financiero salía a la
palestra a explicar la crisis “financiera”. La respuesta, decía, era
lógica: “Somos demasiados”. A veces algún conferenciante se atrevía a
decir que con un dinero tan barato solo quedaba la vía de esquilmar a
los clientes vía comisiones.
Las audiencias con memoria salían muy preocupadas porque esta decisión
del Dinero Fiat –de eso estamos hablando cuando el precio del dinero es
cero, de dinero sin respaldo alguno– no es una decisión de los agentes
de mercado: Es una decisión Política. Es el brazo político del Poder
tratando de enfrentar las Consecuencias de la Acción de Gobierno dentro
del Sistema a lo largo de los años.
Esta cuestión de la Concentración de Poder de Mercado termina siempre
por destruir el mercado y desemboca en lo que habíamos tratado de
combatir: Un mundo Sovietizado. Resulta que no, que ya estamos como
ellos en muchísimas facetas.
Entre barreras artificiales de entrada y dinero sin valor intrínseco
producido a manivela hiperventilada el Sistema Bancario se ha
Transmutado en Órgano del Poder. En una parte más del Sector Público y
en varios Ministerios incluyendo el de Interior.
Nuestro sistema alberga ya tantas ficciones (Economía de ¿Mercado
Libre?, Economía ¿Social y de Mercado?) que es difícil mentir más en
menos palabras. Construimos sobre la mentira y al fondo……………..el Comité
Central.
La pregunta de fondo es ¿Cuánto más tiempo se las va a creer la gente? Per in secula saeculorum……………
Saludos
--
Cara a cara con economistas que cambiaron el mundo
Seguramente
escuchaste hablar de ellos: Adam Smith, Karl Marx, John Maynard Keynes.
Todos son economistas famosos. Pero ¿conoces sus teorías?
En
su nuevo libro "The Great Economists" ("Los grandes economistas") la
economista y periodista británico-estadounidense Linda Yueh no solo
explica los pensamientos clave que distinguieron a estos y otros nueve
destacados economistas. También revela qué nos pueden enseñar sobre el mundo actual.
Editor: Penguin Books (7 de junio de 2018)
Idioma: Inglés
ISBN-10: 0241234980
ISBN-13: 978-0241234983
En
una entrevista con la revista BBC History, Yueh destacó que, aunque los
12 expertos que eligió tienen pensamientos muy disímiles -y en algunos
casos opuestos-, todos tienen algo en común.
"Todos
estos grandes economistas observaron los desafíos económicos más
importantes de su época (...) los examinaron, los analizaron, y
encontraron formas de ayudarnos a todos a entender mejor lo que estaba
pasando".
"Y más importante aún, (nos explicaron) qué podía hacerse al respecto", señaló la autora.
Así,
por ejemplo, Adam Smith se preocupó sobre cómo la Revolución industrial
afectaba la motivación de las personas y su sustento económico. Y John
Maynard Keynes se enfocó en cómo poner fin a la Gran depresión.
Todos los economistas también abordaron ciertos temas en común, principalmente el crecimiento económico.
"No
solo cómo crecer económicamente sino la calidad del crecimiento
económico, para que nos mejore la vida a todos", aclaró Yueh.
Los 12 "grandes economistas" destacados en el libro:
-Adam Smith
-David Ricardo
-Karl Marx
-Alfred Marshall
-Irving Fisher
-John Maynard Keynes
-Joseph Schumpeter
-Friedrich Hayek
-Joan Robinson
-Milton Friedman
-Douglass North
-Robert Solow
Temas de actualidad
El libro sorprende al revelar cómo algunas problemáticas económicas que parecen modernas son en realidad históricas.
Por ejemplo, la inequidad.
Ya a finales del siglo XIX era un tema que desvelaba al británico
Alfred Marshall, profesor de la Universidad de Cambridge, quien se
enfocó en cómo eliminar la disparidad salarial sin afectar la
prosperidad económica.
En su gran obra de 1890, "Principios de economía", enfatizó que las diferencias de renta son un factor clave que condicionan el desarrollo económico.
Y para entender cómo mejorar la distribución de la riqueza, intentó transformar la economía en una ciencia práctica, buscando formas de influir en los movimientos del mercado para que no solo mejorara el rendimiento del capital sino también el bienestar social general.
También el problema de los bajos salarios viene siendo abordado desde hace casi un siglo.
Una
de las primeras personas que analizó el fenómeno fue la economista
británica Joan Robinson, la única mujer que forma parte de la lista
compilada por Yueh.
Analizando lo que ocurrió después de la Gran depresión, Robinson creó el modelo de "competencia imperfecta" que ayuda a explicar por qué el mercado laboral funciona de forma defectuosa, generando bajos salarios y desempleo.
Diferenciándose
de las teorías de la economía clásica, que sostenían que los mercados
funcionan de forma perfecta, basados en la oferta y la demanda, ella
mostró que cuando hay monopolios las empresas pueden explotar a sus
trabajadores, reduciendo sus sueldos.
Propuso como solución introducir competencia en el mercado laboral para que cualquier empresa que explote a un trabajador corra el riesgo de perderlo a manos de otra.
La
ausencia solitaria de Robinson en el libro sobre "grandes economistas"
también le sirvió a la autora para hablar sobre otra problemática
moderna: la desigualdad de género.
"De los 50.000 economistas que hay en el mundo menos de un quinto son mujeres", resaltó Yueh.
El primero
La
autora explicó por qué escogió a Adam Smith, el llamado "padre del
capitalismo", como el primer economista destacado de su libro.
"Lo que hizo Smith con su obra seminal 'La riqueza de las naciones' (1776) fue mejorar el entendimiento de cómo funciona una economía industrial", algo que recién estaba surgiendo en su época.
El
escocés fue el primero en explicar conceptos económicos como precio,
producción, distribución, finanzas públicas, comercio internacional y
crecimiento económico.
"Por eso se convirtió en la base de la economía desde entonces", señala Yueh.
Smith no solo explicó como funcionaba estaba nueva economía industrial sino cómo afectaba a los trabajadores.
Y, al igual que los otros economistas incluidos en su libro, Yueh señaló que sus pensamientos siguen siendo relevantes hoy.
"Sus teorías nos siguen sirviendo para entender cómo funciona el mercado y el rol de Estado".
"Y
nos ayuda a entender cuándo debemos estar preocupados y cómo debemos
entender la balanza comercial y los déficits comerciales, cosas que aún
se debaten hoy", afirmó.
Marx y China
La
autora también habló sobre otro de los economistas más famosos de su
libro: el alemán Karl Marx, de cuyo nacimiento se cumplieron 200 años en
2018.
BBC History le consultó qué pensaría el ideólogo del comunismo sobre la superpotencia en la que se ha convertido China, el país comunista más exitoso de la historia.
"No estoy segura de que Marx reconocería que la economía china de hoy adhiere a sus principios", respondió Yueh.
"El
Partido Comunista chino sí siguió el marxismo por un tiempo antes de la
ruptura con la Unión Soviética, después de la Segunda Guerra Mundial",
indicó la autora.
Pero todo eso cambió con "la introducción de las reformas de mercado a fines de 1978".
Yueh cree que a Marx podía haberle resultado "curioso" ver
qué pasaba cuando se introducía el capitalismo en un país con un
sistema político comunista, "pero según sus conceptos no podía coexistir
el capitalismo con el comunismo", aclaró.
El futuro
La
autora contó que el último economista en su lista, el estadounidense
Robert Solow, podría ayudarnos a resolver una de nuestras principales
problemáticas económicas actuales, que afecta nuestro futuro cercano: el estancamiento económico.
"El
crecimiento económico se ha ralentizado desde la crisis financiera de
2008 e incluso antes se venía frenando, al igual que el crecimiento
productivo", dijo la economista.
En
ese contexto, explicó, muchos temen convertirse en Japón: un país rico
que nunca pudo recuperarse del todo de su propia crisis financiera, en
los años 90.
El "modelo de crecimiento" de Solow,
que analiza la relación entre la productividad, la capacitación del
trabajador y la inversión, podría brindarnos las respuestas para salir
del problema, cree Yueh.
Are you looking to learn about the very greatest economists of all time? Linda Yueh's book is the best place to start, a modern-day version of Robert Heilbroner's classic The Worldly Philosophers.
(Tyler Cowen, the Holbert L. Harris Chair of Economics at George Mason
University, and author of The Complacent Class and The Great Stagnation)
Economics
students are not taught the history of economic thought. They, like
others, can learn a lot from this book: some of the great economists of
the past had insights that could have saved the subject from its recent
embarrassments. (Paul Collier, Professor of Economics and Public Policy
at Oxford University)
Not only a great way to learn in an easily readable manner about some of the greatest economic influences of the past, but also a good way to test your own a priori assumptions about some of the big challenges of our time.
(Lord Jim O’Neill, former Chairman at Goldman Sachs Asset Management,
former UK Treasury Minister, and author of The Growth Map)
A fascinating event for anyone interested in economics.
For this is a book which, as the title suggests, champions the value of
studying the leading economic thinkers of the past ... As an Oxford don
and a professor at London Business School, Yueh undoubtedly knows her stuff;
and as a former chief business correspondent for the BBC and economics
editor at Bloomberg TV, she is a well-known and skilful communicator ...
The achievements of modern, scientific economics are significant, and
the reader who wants a slick and well-curated tour of its current policy
recommendations will profit greatly from Yueh's enjoyable and
up-to-date book. (Felix Martin New Statesman)
An extremely engaging survey of the lifetimes and ideas of the great thinkers of economic history, woven together with fascinating and useful discussions of how their ideas still shape economic policy today. Yueh's book is reminiscent of Heilbroner's marvellous classic The Wordly Philosophers,
but more focused on contemporary debates on inequality, trade and
productivity. Although targeted at readers interested in economic
issues, this book would also make an excellent supplementary reading for undergraduate courses
in economics, politics and social studies. (Kenneth Rogoff, Thomas D.
Cabot Professor of Public Policy and Professor of Economics at Harvard
University, author of The Curse of Cash and co-author of This Time is
Different)
Linda Yueh has had the brilliant idea of, not just
describing the theories of each great thinker, but linking each one to a
particular problem of today ... I am sure Linda Yueh's original approach will deepen students' understanding of the Great Economists. (Lord Lamont, former Chancellor of the Exchequer)
What
would the great economists of the past make of today's problems? Linda
Yueh takes on this ambitious task in this engaging book, introducing us
to the work of each economist and conjecturing how they might have
advised us. This book is a very readable introduction to the
lives and thinking of the greats, and reminds us that policymakers
continue to be, as Keynes wrote, "slaves of some defunct economist".
(Raghuram Rajan, Katherine Dusak Miller Distinguished Service Professor
of Finance at the University of Chicago Booth School of Business, former
Governor of the Reserve Bank of India, and author of I Do What I Do and
Fault Lines)
To anyone with even a passing interest in the economic problems, large and small, affecting us today, What Would the Great Economists Do? comes at the right time: a highly accessible and acute guide to
thinking and learning from the men and woman whose work can inform and
ultimately aid us in understanding the great national and global crises
we face. (Nouriel Roubini, author of the New York Times bestselling
Crisis Economics: A Crash Course in the Future of Finance)
This
well-written book provides more than an engaging discussion of how the
"Great Economists" changed the course of economic thinking and history.
It links their insights to current economic challenges, assessing how
their unique contributions can improve future wellbeing. It concludes by
artfully bringing together the economists' individual insights to shed
light on the backlash against globalization. Read it not only to
learn about the world's great economists, but also to see how
consequential thought innovations can be, and have been. (Mohamed A. El-Erian, Chief Economic Adviser at Allianz, former CEO of PIMCO)
Is
economics a science in which each new generation's discoveries build on
those of the old? Or a humanistic study in which old ideas remain valid
and relevant today? Linda Yueh's account of the thinking of the great
economists demonstrates that both perspectives are true. (Professor John
Kay)
Reseña del editor
What can the ideas of history's greatest economists tell us about the most important issues of our time?
'The best place to start to learn about the very greatest economists of all time' Professor Tyler Cowen, author of The Complacent Class and The Great Stagnation
Since
the days of Adam Smith, economists have grappled with a series of
familiar problems - but often their ideas are hard to digest, before we
even try to apply them to today's issues. Linda Yueh is renowned for her
combination of erudition, as an accomplished economist herself, and
accessibility, as a leading writer and broadcaster in this field; and in
The Great Economists she explains the key thoughts of history's
greatest economists, how their lives and times affected their ideas, how
our lives have been influenced by their work, and how they could help
with the policy challenges that we face today.
In the light of
current economic problems, and in particular economic growth, Yueh
explores the thoughts of economists from Adam Smith and David Ricardo
through Joan Robinson and Milton Friedman to Douglass North and Robert
Solow. Along the way she asks, for example: what do the ideas of Karl
Marx tell us about the likely future for the Chinese economy? How does
the work of John Maynard Keynes, who argued for government spending to
create full employment, help us think about state investment? And with
globalization in trouble, what can we learn about handling Brexit and
Trumpism?
In one accessible volume, this expert new voice provides an overarching guide to the biggest questions of our time.
- The Great Economists includes:
Adam Smith
David Ricardo
Karl Marx
Alfred Marshall
Irving Fisher
John Maynard Keynes
Joseph Schumpeter
Friedrich Hayek
Joan Robinson
Milton Friedman
Douglass North
Robert Solow
-
'Economics students, like others, can learn a lot from this book' - Professor Paul Collier, author of The Bottom Billion
'Not
only a great way to learn in an easily readable manner about some of
the greatest economic influences of the past, but also a good way to
test your own a priori assumptions about some of the big
challenges of our time.' - Lord Jim O'Neill, former Chairman at Goldman
Sachs Asset Management, former UK Treasury Minister, and author of The Growth Map
'An
extremely engaging survey of the lifetimes and ideas of the great
thinkers of economic history.' - Professor Kenneth Rogoff, author of The Curse of Cash and co-author of This Time is Different
'This
book is a very readable introduction to the lives and thinking of the
greats.' - Professor Raghuram Rajan, former Governor of the Reserve Bank
of India, and author of I Do What I Do and Fault Lines
'Read
it not only to learn about the world's great economists, but also to
see how consequential thought innovations can be, and have been.' -
Mohamed el-Erian, Chief Economic Adviser at Allianz, former CEO of PIMCO
-
Book Review: Linda Yueh’s The Great Economists explains the key thoughts of history’s greatest economists
By: Madan Sabnavis |
Published: July 22, 2018 12:https://www.financialexpress.com/lifestyle/book-review-linda-yuehs-the-great-economists-explains-the-key-thoughts-of-historys-greatest-economists/1253507/
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Cada economista debe ser valorado
por su contribución en el contexto histórico de los años que vivió, pero como
recuerda Yueh, resulta curioso que Marx indicara que no podría coexistir el
capitalismo en un pais con un sistema político comunista, como esta pasando
hace décadas con la actual China, con su modelo de "éxito" dual,
primero denominado parasitario, acoplado en un principio con el Chinamerica,
potenciado por Nixon, deslocalización a cambio de compra de dólares, que siguió
avanzando con su ingeniería económica, con su control de partido único, con sus
transferencias en investigación y con sus economías de escala, teniendo ahora
un crecimiento exponencial, a pesar de la reculada actual del Firts America de
Trump con un proteccionismo nefasto para la economía mundial, a pesar que en el
corto plazo, para EEUU, les supone ganar tiempo y les permite su huida hacia
adelante, para poder tener en EEUU una situación de pleno empleo, como fue el
caso anterior con la aplicación de medidas de geopolítica y geoeconómicas antes
de la crisis del 2007; cuando Greenspan realizo acciones permisivas con las
finanzas en parte desreguladas (Derogación ley Stegall Glass por Clinton) para
seguir en su huida, creando burbujas.
La huida de estados facilitando el crecimiento de
la industria financiera
-
In the context of the recent
financial crisis, the extent to which the U.S. economy has become dependent on
financial activities has been made abundantly clear. In "Capitalizing on
Crisis", Greta Krippner traces the longer-term historical evolution that
made the rise of finance possible, arguing that this development rested on a
broader transformation of the U.S. economy than is suggested by the current
preoccupation with financial speculation. Krippner argues that state policies
that created conditions conducive to financialization allowed the state to
avoid a series of economic, social, and political dilemmas that confronted
policymakers as postwar prosperity stalled beginning in the late 1960s and
1970s. In this regard, the financialization of the economy was not a deliberate
outcome sought by policymakers, but rather an inadvertent result of the state's
attempts to solve other problems. The book focuses on deregulation of financial
markets during the 1970s and 1980s, encouragement of foreign capital into the
U.S. economy in the context of large fiscal imbalances in the early 1980s, and
changes in monetary policy following the shift to high interest rates in 1979.
Exhaustively researched, the book brings extensive new empirical evidence to
bear on debates regarding recent developments in financial markets and the
broader turn to the market that has characterized U.S. society over the last
several decades.
2. The New Global Rulers: The Privatization of
Regulation in the World Economy
Tim Büthe & Walter Mattli
La privatización de la regulación,ambos ambos temas
relacionados:gobernanza mundial, huida de los estados via financiacialización
de la economía; la capitalización de crisis: los orígenes políticos de la
rebelión de Finanzas y por otro lado la privatización de la regulación.
(Princeton University Press,
2011)
Over the past two decades,
governments have delegated extensive regulatory authority to international
private-sector organizations. This internationalization and privatization of
rule making has been motivated not only by the economic benefits of common
rules for global markets, but also by the realization that government
regulators often lack the expertise and resources to deal with increasingly
complex and urgent regulatory tasks. The New
Global Rulers examines who writes the rules in international
private organizations, as well as who wins, who loses--and why.
Tim Bthe and Walter Mattli
examine three powerful global private regulators: the International Accounting
Standards Board, which develops financial reporting rules used by corporations
in more than a hundred countries; and the International Organization for
Standardization and the International Electrotechnical Commission, which
account for 85 percent of all international product standards. Bthe and Mattli
offer both a new framework for understanding global private regulation and
detailed empirical analyses of such regulation based on multi-country,
multi-industry business surveys. They find that global rule making by technical
experts is highly political, and that even though rule making has shifted to
the international level, domestic institutions remain crucial. Influence in
this form of global private governance is not a function of the economic power
of states, but of the ability of domestic standard-setters to provide timely
information and speak with a single voice. Bthe and Mattli show how domestic
institutions abilities differ, particularly between the two main
standardization players, the United States and Europe.
Tim Bthe is assistant professor of political science at Duke University. Walter Mattli is professor of international
political economy and a fellow of St. Johns College, University of Oxford. His
books include The Politics of Global Regulation (Princeton).
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Endorsements:
Tim Bthe and Walter Mattli
say something new and important about the world economy. Better yet, they prove
their case. As economic interdependence grows and with it the need for clear
global rules, more and more of those rules are being developed by private
regulatory groups. Bthe and Mattli not only document this shift, they show how
inherently political the process is.--Charles Lipson, University of Chicago
In a world where global
standards increasingly determine access to world markets, understanding how
those standards are set is of vital concern to citizens, governments, and
firms. This deeply informed book asks the questions and presents the often
counterintuitive facts about the relation between domestic interests and global
rule making that will set the intellectual agenda and shape political
discussion in this area for years to come.--Charles Sabel, Columbia Law School
Bthe and Mattlis survey of
hundreds of senior financial managers is a window into a world most of us have
observed only anecdotally. This impressive book convincingly reveals that the
global regulatory advantage goes to those actors who can get useful information
into the right hands at the right time. Bravo on a compelling story about how
private firms, industry organizations, and local regulators contribute to the
global governance of finance and production.--Beth Simmons, Harvard University
When you buy an electrical
appliance or rely on corporate accounts, you are affected by transnational
private regulation--a technical arena that is also highly political. In The New Global Rulers, Tim Bthe and Walter Mattli
brilliantly explain who wins, and who governs, in this significant but
under-studied domain.--Robert O. Keohane, Princeton University
Me ha gustado su redacción porque inteligentemente omite la dramática reducción del Número de Entidades que nos ha llevado a construir un Oligopolio de libro, de tal modo que el Poder de Mercado de los supervivientes es inmenso. Tanto que en muchos pueblos de España ya no hay ni banco o como mucho uno. Es decir, algo parecido a Francia. El caso es que hablando con las cúpulas de esos bancos siguen diciendo que son demasiados mientras no dejan de “dotar a reservas”
Esta es otra de las realidades emergentes en las conciencias. Este asunto en muchas capitales de España, ya en 2009 suscitaba preguntas en público cuando algún alto representante del mundo financiero salía a la palestra a explicar la crisis “financiera”. La respuesta, decía, era lógica: “Somos demasiados”. A veces algún conferenciante se atrevía a decir que con un dinero tan barato solo quedaba la vía de esquilmar a los clientes vía comisiones.
Las audiencias con memoria salían muy preocupadas porque esta decisión del Dinero Fiat –de eso estamos hablando cuando el precio del dinero es cero, de dinero sin respaldo alguno– no es una decisión de los agentes de mercado: Es una decisión Política. Es el brazo político del Poder tratando de enfrentar las Consecuencias de la Acción de Gobierno dentro del Sistema a lo largo de los años.
Esta cuestión de la Concentración de Poder de Mercado termina siempre por destruir el mercado y desemboca en lo que habíamos tratado de combatir: Un mundo Sovietizado. Resulta que no, que ya estamos como ellos en muchísimas facetas.
Entre barreras artificiales de entrada y dinero sin valor intrínseco producido a manivela hiperventilada el Sistema Bancario se ha Transmutado en Órgano del Poder. En una parte más del Sector Público y en varios Ministerios incluyendo el de Interior.
Nuestro sistema alberga ya tantas ficciones (Economía de ¿Mercado Libre?, Economía ¿Social y de Mercado?) que es difícil mentir más en menos palabras. Construimos sobre la mentira y al fondo……………..el Comité Central.
La pregunta de fondo es ¿Cuánto más tiempo se las va a creer la gente? Per in secula saeculorum……………
Saludos
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