¿Por qué no crecen los salarios en España? (II): Paro, Subempleo y Precariedad
Florentino Felgueroso y Marcel Jansen
En la primera parte
de esta serie de entradas sobre la moderación salarial en España
mostramos la importancia que tiene analizar el fenómeno desde una
perspectiva dinámica del mercado de trabajo, es decir, comparando los
salarios de los empleos que se crean, los que se destruyen y los que
sobreviven. Así, mostramos que los salarios medianos habrían crecido en
la última década a una tasa del 2% anual si aislamos el efecto
composición negativo generado por las altas y bajas laborales que se
producen mayormente por debajo de la mediana.
En esta entrada examinamos si las altas tasas de paro, subempleo y
precariedad laboral que se han registrado en España en los últimos años
son también unos determinantes de la moderación salarial.
En el último informe anual
sobre mercado de trabajo y desarrollos salariales de la Comisión
Europea se constata que, después de cinco años de expansión económica,
los mercados de trabajo de los países de la UE están ya todos cerca de
alcanzar los niveles pre-crisis. Sin embargo, los aumentos salariales
siguen su senda de moderación, en especial cuando se comparan con los
estándares históricos. En la misma línea que la CE, Cuadrado y Tagliati (2018)
muestran de hecho que la moderación salarial en España se puede
explicar principalmente por las altas tasas de paro y subempleo, y las
bajas expectativas de inflación. En otros países europeos, las menores
tasas de crecimiento de la productividad también están afectando
negativamente al crecimiento de los salarios.
El subempleo
Para explicar por qué los aumentos salariales siguen siendo tan moderados a pesar de la mejora de las tasas de paro, Bell y Blanchflower (2018)
(ByB) muestran que el fenómeno del subempleo que surgió dramáticamente
en varios países durante la crisis está persistiendo durante el actual
período expansivo. Los niveles de subempleo afectan no solo a los
salarios mensuales (por trabajar menos horas), sino también a los
salarios/hora, dada la penalización que suele acompañar a los contratos a
tiempo parcial en comparación con otros similares a tiempo completo
(véase la revisión de teoría y evidencia al respecto en Bell y Blanchflower), al margen de los efectos discriminatorios que se mantienen incluso en el largo plazo (Fernández Kranz y Rodríguez-Planas)
Para medir el subempleo se suelen utilizar el indicador U6 o tasa de infrautilización del trabajo propuesta por el BLS que, tal como mostramos aquí, incorpora
a los parados, a las personas que desean trabajar y no buscan empleo,
así como a las personas que trabajan a tiempo parcial por no encontrar
un empleo a tiempo completo. ByB
proponen otros indicadores alternativos de subempleo basados en la
diferencia entre el exceso de horas de trabajo para los que deseen
trabajar menos horas y el total de horas de trabajo de más que desean
trabajar los subempleados.
La evolución de estos indicadores además de u3 (la tasa de paro) se
muestran para el caso español desde el año 2005 en el siguiente gráfico.
Como se puede observar en este gráfico, los indicadores de subempleo
han crecido durante la crisis de forma sustancial y se han mostrado
resistentes a la baja en el período expansivo (cuando se miden por el
número de personas subempleadas, u6) o han bajado ligeramente, aunque
todos siguen por encima de los niveles pre-crisis (cuando se utiliza el
indicador de ByB, u7).
Precariedad
Al igual de los contratos a tiempo completo, los contratos temporales
también conllevan una penalización salarial (menor salario por hora)
cuando se comparan con los contratos indefinidos en empleos similares,
además de un menor salario anual o incluso mensual, por trabajar menos
días.
En nuestra serie sobre la evolución reciente de la precariedad laboral (aquí),
hemos mostrado que las tasas de temporalidad estaban volviendo a crecer
en el período expansivo, después de una caída sustancial durante la
crisis, aunque sin alcanzar los niveles pre-crisis. Además, mostramos
otro fenómeno que ha crecido en importancia a lo largo de la última
década: el aumento continuo de los contratos de muy corta duración (de 7
o menos días). Es necesario contrastar si este tipo de empleos está
influyendo también sobre los crecimientos salariales.
Una nueva estimación de los determinantes de las variaciones salariales
Para contrastar si el paro, el subempleo y la precariedad son
determinantes de la moderación salarial a lo largo de la última década
queremos complementar los estudios mencionados al inicio de esta entrada
con datos un tanto más desagregados. Para ello, usamos la MCVL, y
realizamos estimaciones de las tasas de variación interanuales de los
salarios medianos, calculados como se explicó en la primera parte de esta entrada como salarios diarios equivalentes a tiempo completo.
Distinguimos si la relación laboral (emparejamiento entre empresa y
trabajador) se ha dado de alta a lo largo del año, o si se trata de una
relación laboral que se mantiene en el mismo mes durante dos años
consecutivos (permanencias o "stayers"). Es decir, queremos contrastar
si los indicadores de paro, subempleo y precariedad afectan de la misma
manera a los salarios de las nuevas relaciones laborales y de las que se
mantienen o sobreviven.
En la siguiente tabla se muestran los coeficientes estimados para
varios modelos a los que vamos añadiendo sucesivamente variables de
paro, subempleo y precariedad.
Los resultados principales son los siguientes
i) La tasa de paro de la CCAA (u3) parece ser un determinante
negativo de los aumentos del salario mediano de las nuevas relaciones
laborales (altas). Sin embargo tiene un efecto positivo sobre los
aumentos de los salarios medianos de los emparejamientos que sobreviven
(permanencia).
ii) Que utilicemos otros indicadores de paro, incluyendo por ejemplo a
los trabajadores desanimados y otras personas que desean trabajar
aunque no buscan activamente (u5), no altera prácticamente los
resultados obtenidos con la tasa de paro tradicional.
iii) El subempleo en la CCAA afecta negativamente a las variaciones
de los salarios medianos de emparejamientos que se dan de alta, además
con un impacto que doblaría el del paro, cuando se mide con el número de
personas, u6-u5. Sin embargo, deja de ser significativo si utilizamos
el indicador de BB basado en la horas de trabajo deseadas.
iv) Si introducimos la incidencia del tiempo parcial en el sector y
comunidad autónoma, el efecto también es negativo para las nuevas altas y
refuerza el obtenido con la tasa de subempleo. Por el contrario, ni el
subempleo de la CCAA, ni la incidencia del tiempo parcial en el sector
de la CCAA tendrían efectos sobre las variaciones salariales de los
emparejamientos que han sobrevivido.
v) La tasa de temporalidad también supone una penalización sobre la
tasa de crecimiento de los salarios de las nuevas altas, y ninguna sobre
las que permanecen. Y este efecto se ve resforzado por una reducción
adicional en por un aumento del porcentaje de contratos de muy corta
duración (7 días o menos), de nuevo sólo para los salarios medianos de
las altas.
Conclusiones:
Hemos intentado completar los estudios recientes cuyo objetivo es
explicar la moderación salarial, tanto en España, como en otros países
europeos y EEUU, introduciendo además del paro y del subempleo, la
precariedad, y en especial, el aumento de los contratos de corta
duración, que es un fenómeno que está teniendo un peso cada vez mayor
sobre el volumen total de contratación en años recientes. A diferencia
de estos estudios, distinguimos además entre nuevos emparejamientos
entre empresas y trabajadores (altas), y emparejamientos que sobreviven o
permanecen vigentes en dos años consecutivos.
Mostramos que tanto la tasa de paro, como los indicadores de
subempleo y de precariedad, como la tasa de temporalidad, y en especial,
la proporción de contratos de muy corta duración, son factores
importantes a la hora de explicar la moderación salarial, al tener un
efecto negativo sobre los crecimientos salariales de los nuevos
emparejamientos. Por el contrario, sólo la tasa de paro está vinculada
con los aumentos salariales para los que permanecen, y el efecto parece
ser positivo.
Una implicación de estos resultados es es que posiblemente con
mejoras del nivel de empleo no sea suficiente para acabar con el
fenómeno de la moderación salarial. Para ello, la mejora de los niveles
de paro, debe ir acompañada de una reducción de los niveles de subempleo
y precariedad. Por el contrario, generar aumentos salariales
artificiales sin una previa mejora de estos indicadores que pueda
producir un agravamiento de los fenómenos de paro, subempleo y
precariedad, puede tener efectos perjudiciales sobre los salarios a la
larga, reduciendo en parte o anulando dicho aumento salariales.