Teoría compleja del valor económico
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Versión en ingles: Complexity theory
of economic value
Resumen:
El ensayo consta de seis partes, la
primera de carácter reactivo presenta las anomalías fundamentales de las teorías
económicas tradicionales en torno al tema del valor, la segunda parte, de
carácter preactivo, estudia el carácter complejo del valor formulando una
teoría basada en una visión holística
relacionada con otras ciencias y abierta a otros sistemas bióticos y abióticos.
La tercera parte de carácter
proactivo, plantea los procesos de orden y desorden del valor o de valorización
y desvalorización. En la cuarta parte se explican desde la óptica compleja las
anomalías que presentan las teorías económicas tradicionales. En la quinta
parte, también proactiva, se esbozan algunas aplicaciones postulando que el
valor es un atractor no solo relacionado con el hombre, las empresas, o la
esfera monetaria, y ubicándolo en un espacio más amplio que abarca además los
hogares, el Estado y la naturaleza. Y en la sexta parte se resumen los
anteriores elementos expuestos.
Claves:
A12 - Relación de la economía y
otras disciplinas, B4 – Metodología económica, D46 – Teoría del valor, D -
Microeconomia, E1 – Modelos agregados, H – Economía pública, I – Educación y Bienestar. (Journal of Economic Literature
Classification System)
Bogotá
D.C., junio de 2005
* * *
Teoría compleja del valor económico
Por Yezid Soler B
“No hay nada más práctico que una buena teoría”
Máxima de:
Albert Eistein, creador de una nueva física
Vladimir Lenin, creador de un sistema político
Peter Drucker, creador de una nueva administración
Presentación
A comenzar el siglo
veintiuno han cambiado notablemente los conceptos básicos sobre la naturaleza
de la ciencia, entendida esta como un conjunto de principios, leyes, teorías,
métodos y hechos organizados sistemáticamente. Esta mutación se ha dado por
diversas circunstancias, entre ellas las dificultades de las teorías y los
métodos para explicar los hechos.
La crisis de la civilización expresada en la desvaloración de las personas, la
naturaleza y las culturas, con los gigantescos problemas de hambre, desempleo,
desnutrición, drogadicción, en el contexto de una proliferación de bienes y
tecnología y una lógica de autodestrucción en los conflictos armados, han
desbordado los paradigmas convencionales.
Frente a la
complejidad e incertidumbre del mundo, han surgido en la era contemporánea
diversas vertientes teóricas en las ciencias matemáticas, físicas, naturales y
sociales que al confluir han dado origen
a la teoría de la complejidad y el caos. Las ciencias económicas no han sido ajenas a
estas transformaciones y han nacido diversas vertientes que recorren nuevos
caminos para interpretar anomalías que los paradigmas tradicionales no han
podido explicar o que los hechos han desbordado y frente a los cuales hay que
formular nuevas preguntas y respuestas.
En
este
ensayo se establece la categoría del valor como el espacio de la nueva
investigación, su objeto de análisis y las interrelaciones con el todo,
para
explicar sin especulaciones, sus fenómenos y dar respuestas adecuadas a
los
interrogantes. Los enigmas que se
pretenden resolver se relacionan con una temática que es una de las
plataformas
fundamentales de las ciencias económicas. El valor es a la economía
como la letra lo es al alfabeto. Sin esta parte no es posible concebir
el
todo. El valor es una de las bases sobre
las que se construyen las pirámides de los modelos microeconómicos,
macroeconómicos,
las formulaciones sobre la riqueza, la pobreza, el bienestar y en
general, las
formas en que se desenvuelven los procesos de producción, distribución,
crecimiento
y desarrollo económico.
El ensayo consta de seis
partes, la primera de carácter reactivo presenta las anomalías fundamentales de
las principales teorías económicas en torno al tema del análisis, la segunda
parte de carácter preactivo estudia el carácter complejo del valor, la tercera
parte de carácter proactivo plantea los procesos de orden y desorden del valor
o de valorización y desvalorización, la cuarta parte muestra la solución
explícita de las anomalías de las teorías económicas tradicionales, en la
quinta parte, también proactiva, esboza algunas aplicaciones de la teoría
compleja del valor y en la sexta parte se resumen los anteriores elementos
expuestos.
1. Principales
anomalías de las teorías del valor
Sobre el tema del
valor, los programas de investigación económica de la era moderna presentan varias
anomalías o enigmas que no han podido ser resueltos satisfactoriamente
falseando sus postulados y que ponen a prueba la habilidad y el ingenio para
resolverlos.
La teoría
fisiocrática fundamenta el concepto del valor en el producto neto, que es el
producto físico adicional resultante especialmente en los procesos agrícolas y
que luego es utilizado por los sectores transformadores de industria o
transportadores del comercio. Esta
concepción recibió fuertes críticas por la imposibilidad que tenía de concebir
el valor en términos intangibles, y también por considerar estériles las clases
de la industria y el comercio, al no añadir ninguna cantidad física en los
procesos productivos. Se le ha contra argumentado que el valor no puede
aumentar, cuando la materia y la energía solo se transforma y no aumenta o
disminuye, porque la masa de la que se compone el mundo
se rige por el principio de la conservación.
Los principales
cuestionamientos provinieron de la teoría económica clásica, que considera el
valor ligado al trabajo del hombre y en particular al tiempo socialmente
utilizado en la producción de mercancías. Para esta escuela el valor no está
ligado a las características físicas de los bienes, como su cantidad o su valor
de uso, sino a un fenómeno más abstracto como es el tiempo de trabajo
incorporado. Entre más trabajo tiene un
objeto, su valor será mayor y a la inversa.
De otra parte, al
pensamiento clásico se le cuestiona el desconocimiento que hace de los valores
de uso, la utilidad, la escasez y las necesidades en la determinación del valor.
Buena parte de estas críticas provinieron de la escuela neoclásica, para
quienes el valor no es una cualidad intrínseca inherente a los bienes o que
provenga del tiempo empleado en la producción de los mismos.
Una primera anomalía
señalada es que una mercancía puede tener para un sujeto un gran valor, para
otro un valor menor y para un tercero un valor nulo, dependiendo de la necesidad que el tenga de la misma. Por lo general nadie se pregunta por la
historia de un producto y para valorarlo
en su lugar tiene en cuenta la utilidad de manera que si no satisface una
necesidad, el bien no tendría valor, independientemente de la cantidad de trabajo como expresión de la
magnitud de valor.
Un segundo error se
refiere a un producto en el que se utilicen iguales cantidades de trabajo para
su obtención, tenga diversos valores, dependiendo de diferentes graduaciones en
las calidades del mismo. Estas discrepancias
de atributos cuando superan los grados aceptables de error, conducen a la
incertidumbre.
La tercera paradoja
se refiere a bienes que cambian de valor dependiendo de su escasez o a
abundancia. El oro y los diamantes son muy
escasos y valen mucho, pero en circunstancias donde la vida depende de un sorbo
de agua, la satisfacción de las necesidades de un individuo depende mucho más
de un litro de agua que de una libra de oro y en tal caso, el valor de la
primera sería para el individuo en cuestión muy superior al de la segunda.
Un cuarto enigma
hace referencia a las mercancías en las que se ha empleado mucho trabajo que no
tiene ningún valor y otras en las que se ha utilizado poco tienen un valor muy
grande, evidenciando diferencias abismales entre unos países y otros. De otra
parte pueden tener un mismo valor unos bienes para los que se ha requerido
mucho trabajo y otros en los que el trabajo ha sido pequeño. Cuando se pasa del análisis de bienes tangibles
a los servicios intangibles, el problema se complica porque es más difícil
cuantificar el tiempo de trabajo empleado en los mismos. Esta dificultad ha
conducido a algunos teóricos del valor trabajo a postular que los servicios al
no pertenecer al sector real, no tienen valor y son improductivos. Posición que
conduciría a concluir que los servicios de educación y salud son improductivos,
lo cual sería un contrasentido.
Una quinta inconsistencia
de la teoría clásica se refiere a la existencia de un gran número de obras,
cuadros famosos, patrimonios arquitectónicos y urbanísticos que tienen valor
artístico. El tiempo utilizado por los
creadores en la ejecución de las obras no siempre se corresponde con un valor
asignado a las mismas. De otra parte, no
es posible utilizar trabajo para reproducirlos, porque son únicas en su género.
Una sexta paradoja, es
con respecto a los recursos renovables y no renovables, que no puede explicar la
teoría del valor trabajo. Siguiendo su
razonamiento, mientras un árbol está en el bosque no tiene valor real y cuando
se incorpora trabajo para cortarlo si adquiere valor, lo cual conduce a la
conclusión que entre más árboles se talan, más valor se genera en una economía,
lo cual evidentemente es absurdo.
También está el barril del petróleo que mientras se haya en el pozo no
tiene valor real y cuando se extrae con ayuda del trabajo adquiere valor.
Siguiendo esta lógica, el máximo valor y riqueza se obtiene cuando se extraiga
todo el petróleo y los pozos queden vacíos.
Varias de estas seis
anomalías caóticas cuestionaron los fundamentos de la teoría clásica del valor
y la falta de respuestas convincentes a estas falsaciones, entre otros
factores, dieron origen a lo que se denominó la revolución neoclásica
marginalista en 1870.
La teoría neoclásica
plantea que el valor está ligado a la utilidad individual de las cosas y lo que el hombre aumenta es la cantidad de
utilidad del producto. Utilidad es la capacidad que tiene una cosa de servir
para satisfacer las necesidades humanas. Lo que hace el
hombre es reproducir estas materias bajo otra forma que las haga a propósito
para un uso que no tenían, o que aumente la utilidad que podían tener. Entonces
hay creación, no de materia, sino de utilidad. El valor es así un juicio que se forma en el ámbito de la
conciencia. En la teoría subjetiva, los bienes que son útiles, apropiables, escasos
y se compran con dinero son los que tienen un valor.
Este paradigma neoclásico,
que es la base de la gran mayoría de los modelos económicos actuales, ha
predominado desde finales del siglo diecinueve y durante el siglo veinte. Sin
embargo no ha estado exento de anomalías no explicadas:
El primer cuestionamiento
es que la utilidad no es una propiedad de los bienes que nace de su
relación con las necesidades humanas, sino en las propiedades inherentes a los
objetos ligada a la naturaleza de los mismos. Si no se consume un bien, este no tendría
valor para los neoclásicos, pero en realidad lo que ocurre es que no se realiza
el valor de uso lo cual es diferente. De
manera que el problema no esta en ser o no ser valor, sino que entre el ser y la
forma de ser o de realización del bien. Si el producto se daña o se descompone
pierde valor porque pierde sus propiedades, más no porque esté relacionado con
un sujeto que lo considera útil.
El segundo interrogante sostiene que no
existe una unidad de medida de la utilidad en “útiles”, con la cual se pueda
decir que un bien X tenga dos útiles o un bien Y tenga tres útiles y sea
posible realizar comparaciones interpersonales. De manera que la utilidad no es
una magnitud cardinal como el peso o el volumen, sino únicamente ordinal, dado
que solo se puede establecer el orden de jerarquización. Tres panes pueden tener
mas utilidad que dos, pero “más” no significa dos o tres, con lo cual se replantea la teoría del consumo
y la demanda sobre la base del concepto
ordinal de la utilidad. Pero también este último concepto no
satisface requisitos de coherencia mucho más fuertes, al
suponer que la información de las personas no varia, al igual que su posición social se presume
constante, también su papel puede ser otro al guiarse por
metas y valores diferentes a la utilidad y existen otros estados mentales
diferentes a la felicidad utilitaria o el deseo. Valorar algo es una buena razón para
desearlo, pero desear algo no es una buena razón para valorarlo.
Un tercer enigma
se refiere a la hipótesis de que los
individuos se guían por un principio de racionalidad que organiza todas sus
alternativas y elige aquellas que le permiten alcanzar el máximo de
satisfacción de la necesidad. Varias ciencias contemporáneas, entre ellas la
psicología, consideran que efectivamente los individuos toman decisiones en forma racional, pero no es el
único criterio, pues hay otros factores como la percepción, las emociones, la
memoria, las creencias y la cultura que también influyen en las decisiones. De
manera que la teoría utilitaria del valor se cumple sólo en decisiones simples
en situaciones simples, pero la mayor parte de las actuaciones en la vida real
son complejas en condiciones de incertidumbre y por ende requieren modelos más
complejos que los expuestos por los neoclásicos. Hay segmentos de la población
que compran cosas influenciados por mensajes subliminales que no consultan su
racionalidad.
La
cuarta
inconsistencia hace referencia a la relación entre utilidad y las
necesidades, cuantificables, lo que restringe su campo de acción, cuando
las necesidades humanas fundamentales conforman un sistema humano
cualitativo más
amplio, en el que además no hay un orden jerárquico fijo o una
precedencia de unas
necesidades, sino simultaneidades, complementariedades y compensaciones.
Diversas personas con diversas culturas y en diversas situaciones tienen
diversas jerarquías de necesidades. De otra parte, las necesidades
comprometen,
motivan y movilizan a las personas, y se manifiestan no solo como
carencia sino
también potencialidad, llegando a ser capacidades y recursos. La
necesidad de
participar es potencial de participación, tal como la necesidad de
afecto es
potencial de afecto. Adicionalmente,
investigaciones antropológicas han demostrado que las necesidades no
solamente
son colmadas por los objetos, sino que también son satisfechas por las
instituciones sociales y culturales, de una forma que va más allá de la
adaptación.
La
quinta falla se encuentra en el concepto
de la escasez tan divulgado en la economía, el cual establece que si una
cantidad de bienes es insuficiente para atender las necesidades su valor
es
alto y si el número de bienes abunda entonces su valor será bajo o
incluso
nulo. Este concepto de la escasez niega la atractividad que tienen
recursos
naturales como el agua, el aire o los bosques, los cuales son abundantes
y
tienen un valor que se comienza a apreciar cuando son contaminados o
degradados. Bien dice el adagio popular que nadie sabe cuanto
vale lo que tiene hasta que lo pierde.
La sexta incógnita de
la teoría ortodoxa del valor se relaciona con fenómenos extendidos en el mundo
contemporáneo. Se utilizan ingentes esfuerzos
en la manufactura de recursos
tecnológicos como la energía nuclear, el gas natural licuado y plantas químicas,
que posteriormente generan desutilidades por la destrucción masiva de bienes,
personas y recursos naturales. Luego no
se puede afirmar que son procesos en los cuales se aporta utilidad social. Otro
tanto puede decirse de los contrasentidos que se exteriorizan en procesos que deterioran
sistemáticamente del valor en el entorno.
Reconocidos son la contaminación de la tierra por el uso de productos
agroquímicos, la destrucción de ecosistemas por la construcción de
megaproyectos, la contaminación del aíre con el parque automotor que aumentan
en gran escala los casos de enfermedades
respiratorias y cardiovasculares, especialmente en la población infantil.
De manera que el
paradigma neoclásico y las teorías económicas tradicionales, presentan serias falsaciones,
que le han restado capacidad interpretativa, propositiva y predictiva.
Con las seis
anomalías mencionadas, que podríamos denominar diabólicas por los efectos destructivos
potenciales que tienen sobre la ciencia económica tradicional, dejamos las
inquietudes sobre el estado del arte y las incógnitas que deben ser resueltas
en torno al problema del valor.
Para superar el
falsasionismo ingenuo que se limita a criticar una observación que entra en
conflicto con la teoría sin aportar nuevos contenidos, en este ensayo pretendo resolver
los enigmas, mostrando una teoría del valor al desnudo, como un primer paso de
un largo camino que hay que emprender. El objetivo es presentar una teoría del
valor que interprete y explique el éxito previo que tuvieron las teorías convencionales, que
además plantee elementos nuevos de contenido con un carácter propositivo y que también
tenga sus aplicaciones en la predicción de hechos prospectivos. Para el efecto se combina teoría y práctica, entretejiendo
los acontecimientos económicos observados en la era contemporánea y los
desarrollos recientes en las ciencias, lo que permitirá abordar la solución de
los enigmas.
En el documento titulado “Bases para
un programa de investigación en ciencias económicas”, investigué de manera
exploratoria algunos de los avances más significativos en algunas ciencias
relacionadas con la economía y presenté una propuesta para abordar la
formulación de una teoría económica, mediante el diálogo con otros saberes.
Esta reconstrucción del campo económico debe hacerse a partir de nuevos
fundamentos, cambiando las generalizaciones teóricas más elementales, así como
varias de sus leyes, métodos y aplicaciones del programa de investigación. El tema que aquí presento es un desarrollo de
este proyecto, en una fase de investigación explicativa, dentro del marco de la
teoría de la complejidad y el caos.
2. La naturaleza compleja del valor
La solución de los enigmas económicos
planteados pasa por la estructuración de un modo innovador de ver la economía, para
lo cual es indispensable cambiar el significado de los conceptos y categorías
hasta ahora conocidos.
Desde una nueva perspectiva, se
define aquí el valor (en latín valoris)
como un conjunto de cualidades significativas que ejerce su influencia sobre
otros elementos agrupados. El valor es un atractor complejo que por su
importancia llama, convoca a su alrededor. Un
atractor, en general, es un conjunto en las que todas las
trayectorias cercanas convergen o un espacio
real o virtual con cierto magnetismo hacia lo que le rodea.
El valor
económico tiene una jerarquía: Entre más alta es la fuerza, más alto es el
valor. El antónimo del valor en latín
es “ōris” que significa
huir. Valoris es un atractor y ōris un
repulsor. Mientras valoris construye,
ōris destruye.
El anterior concepto
de valor se ubica en un contexto amplio de un sistema, entendiendo por sistema un
todo organizado y complejo de unidades recíprocamente relacionadas e
interdependientes con un propósito.
Lo
anterior significará un
replanteamiento de la mayoría de los modelos matemáticos utilizados en
la
economía, los cuales son lineales y se caracterizan porque las variables
aparecen solas en cada término, o multiplicadas por algún coeficiente,
se
grafican mediante una recta y son perfectamente predecibles. La teoría
compleja
del valor obliga a incorporar sistemas matemáticos no lineales,
caracterizados
porque las variables se multiplican entre sí, o son elevadas a
exponentes
distintos de uno y su representación es diferente a una recta. La mayor
parte de los fenómenos económicos son de naturaleza no lineal, para lo
cual tienen una aplicación restringida los modelos utilizados por la
teoría
económica tradicional.
En este contexto, un
atractor es una región del espacio
de fases que ejerce una atracción sobre un sistema arrastrándolo hacia si. El
más simple es el atractor de punto fijo,
el cual estabiliza un sistema en un punto único, por ejemplo el péndulo de un
reloj que tiende al lugar en el que el ángulo es nulo respecto a la vertical. O en economía, una curva de indiferencia, que
representa el punto de equilibrio en la combinación de cantidades de dos bienes.
El atractor de ciclo límite o periódico, es el segundo tipo de atractor sencillo,
el cual tiende a mantenerse en un periodo igual para siempre. El ejemplo, es el
péndulo alimentado para contrarrestar la fuerza de rozamiento del aire,
permitiendo que oscile de lado a lado. O,
en economía, la curva de la demanda que muestra la oscilación del precio y la cantidad
de un producto.
Los anteriores atractores solo sirven
en situaciones muy particulares, dada la complejidad de la dinámica económica. De manera que la representación de ésta en
términos matemáticos debe utilizar un tercer tipo de atractor, denominado "atractor
extraño". El atractor extraño o complejo, es
propio de sistemas no lineales que tienen una gran sensibilidad a las
condiciones iniciales, provocando una inestabilidad
persistente y caos. Un ejemplo matemático de este atractor es una zona delimitada del espacio de fases en la que las
líneas de la trayectoria del sistema nunca se cortan. Líneas de longitud
infinita confinadas en área finita, describiendo órbitas no periódicas. Las condiciones necesarias, en un sistema de
ecuaciones diferenciales autónomo, son la existencia de al menos tres
ecuaciones diferenciales, al menos tres variables y al menos alguna no
linealidad. La única regla
general para las ecuaciones diferenciales no-lineales es que no hay reglas
generales. Así el desequilibrio y el caos son
la regla y el equilibrio la excepción. Con el valor atractor, la ciencia
económica deberá comenzar a habituarse a otro tipo de representaciones gráficas
diferentes a las convencionales,
La teoría del valor
atractor exige la representación de comportamientos dinámicos, dentro de unos
espacios de fases, mostrando imágenes simplificadas de la realidad económica e
identificando cambios de conducta, dentro de procesos más que estados de la
economía, exteriorizando su devenir, más
que el ser. A diferencia del análisis marginal neoclásico, en la economía
compleja, pequeñas variaciones en las
condiciones iniciales se propagan y convierten en
desviaciones cada vez mayores que conducen a enormes cambios en los
resultados.
El valor económico debe concebirse en
el tejido de un sistema abierto, lo cual significa que no está aislado sino interrelacionado
con otros sistemas. El valor ejerce un
dominio sobre variables de otros sistemas. Pero, a su vez, el valor puede
aumentar o disminuir por acción de otras variables. Influye y es influenciado.
Dependiendo del sistema de coordenadas
donde se observe, los otros sistemas tendrán diversos grados de valor. Desde la óptica del ser humano es posible que
los insectos no tengan ningún valor, pero desde la óptica de las aves si tienen
valor. A su vez las aves tienen un valor para el ser humano. El
polen de la flor tiene un valor para la abeja que la atrae para su sustento, lo
cual no es el caso de los humanos. Sin embargo la miel producida por las abejas
si tiene un valor para los humanos que los cautiva por su alimento. Así, desde
la perspectiva de la teoría compleja, los bichos desempeñan un papel
protagónico en el escenario de la economía.
Los sistemas contienen stocks con
diversos grados de valor y flujos con heterogéneos niveles de valor. Un
stock es un conjunto integrado de materia, energía, información u otro
elemento acumulado en el tiempo. Un flujo es el movimiento de materia, energía,
información u otro elemento en el tiempo.
Un stock puede generar flujos como en el caso de la flora que aporta
frutos, o puede no generar dichos flujos como ocurre con las máquinas que no
aumentan su tamaño. De otra parte, hay
flujos que no provienen de ningún stock en la tierra como es el caso de la
energía solar.
El valor puede observarse desde
varias perspectivas. Una visión puede ser biocentrista, en donde lo biológico
esta en centro y es determinante, otra cosmocentrista,
en donde lo físico es el factor
predominante, otra visión antropocentrista, en donde en ser humano se erige en
la cumbre como rey de la naturaleza.
La versión más reconocida, tanto en
la teoría económica tradicional, como en la mayoría de las ciencias normales
desde el origen de la modernidad en el renacimiento, es la visión antropocentrista,
que atribuye al hombre el comando sobre los procesos biológicos y mecánicos.
En la teoría que aquí se presenta, el
hombre y la sociedad influyen en los ecosistemas
bióticos y abióticos, pero a su vez dependen de los mismos. Así, el homo sapiens también vive por cuenta de
la naturaleza y el cosmos.
La liberación que se hace aquí de la
visión antropocentrista significa también la ruptura con los lazos de teoría
del valor relacionada exclusivamente con el hombre. Simboliza rescatar al valor de la reducida prisión
en que se encuentra, para darle una significación dentro de diversos rangos de
libertad. El valor es un componente del sistema económico, en estos variados
contextos.
Así, el valor no solo se encuentra en
las fábricas, las haciendas y las oficinas, sino que convive en el entorno en compleja
interacción con los sistemas abiertos del planeta. Las principales
manifestaciones son las siguientes:
En primer lugar, la energía en sus
diversas formas, posee un gran valor en la economía. La energía solar es la más
importante de todas, por cuanto es la fuente primigenia de todas las formas de
energía sobre la tierra, todas las manifestaciones de
vida y además forjadora de todos los materiales utilizados en los
procesos económicos. Esta energía tiene
un gran valor, ya que ninguna actividad económica sería posible sin su
existencia.
En
segundo lugar, los componentes
abióticos de la tierra, el agua y el aire y sus diversas combinaciones,
compuestos inorgánicos, como carbono, nitrógeno, fósforo, oxigeno,
factores climáticos, como la temperatura, luz, humedad, presión
atmosférica y factores
edáficos, que se relacionan con el ciclo geológico y los factores y
procesos
formadores del suelo, también tienen valor, pues de hecho sin su
presencia no sería posible la existencia de todas las formas de vida,
entre
ellas la especie humana. Sin aire una
persona no puede vivir más de una hora, sin agua no puede vivir más de
un
mes. Estos sistemas también poseen un
gran valor en los procesos económicos.
En tercer lugar, la
energía solar ha contribuido a formar los diversos minerales sobre la tierra. El sistema
abiótico también aporta minerales con destino a la industria y los elementos más utilizados en la misma son el
hierro, el cobre, el níquel, el manganeso, el aluminio, el zinc, el platino, el
cobalto, el columbio, la plata, el tantalio, el titanio y el vanadio. La
industria del acero inoxidable requiere níquel, aluminio y manganeso. La
industria electrónica depende del cobalto, manganeso y tantalio. La industria
de aleaciones aeroespaciales depende del columbio, el titanio y el vanadio.
Estos trece elementos ejercen una gran atracción y por tanto poseen un
valor.
En cuarto
lugar el conjunto de recursos no renovables tienen un valor para el movimiento
del sistema económico. Como sabemos, inicialmente se utilizaron recursos
renovables como el fuego de la leña, lo cual representó un gran salto en la
humanidad y el dominio del hombre sobre las otras especies. Pero en era moderna
irrumpe el uso de recursos no renovables con la revolución industrial con la
máquina del vapor movida por carbón y en la era contemporánea se extendió el
uso del petróleo y el gas. La producción de estos recursos y sus derivados no
es obra del trabajo del hombre. En el
caso del petróleo, proviene de los fósiles de los dinosaurios y en el carbón de
las algas marinas. El cobre se produjo por la cristalización de la lava, el hierro se originó por la acción de las
bacterias cianófitas y la cal por la petrificación de los corales y
estromatopóridos hace millones de años, en el
contexto de grandes catástrofes.
En quinto lugar las fuentes
renovables de energía tienen un valor potencial estratégico. El sol es la
fuente principal. Cerca de la tercera parte energía
solar que llega a la tierra se consume en el ciclo del agua, que produce la
lluvia y las corrientes de los ríos que al pasar por las turbinas generan la
energía hidroeléctrica. Tal es el
caso de la energía hidroeléctrica, la energía eólica, la energía geotérmica, la
energía marítima y la bioenergía. Esta última, mediante
el mágico proceso de fotosíntesis, con el cual el sol genera el crecimiento de
la materia orgánica (biomasa) que a su vez alimenta las especies animales y
entre ellas a la especie humana. La biomasa incluye materias, procedentes de cultivos, los residuos
forestales, agrícolas y ganaderos.
En sexto lugar los sistemas bióticos,
agrupados en los cinco reinos en los que en la ciencia contemporánea ha dividido la naturaleza. Son generadores de
valor el reino monera, el reino protista, el reino de los hongos, el reino de
la plantas y el reino de los animales. Los organismos unicelulares son
fundamentales en la agregación de valor por ser la base de todas las cadenas
alimentarias. Muchas poblaciones viven de los peces, pero estos existen gracias
al microscópico placton que hay en las aguas, el cual a su vez protege la
tierra del calentamiento global. La industria panificadora, la industria
vinícola y la industria cervecera no existirían sin la levadura compuesta por
microscópicos hongos que a su vez se nutren de aminoácidos, enzimas y
minerales. En la agricultura cumplen un
papel protagónico las cianobacterias y las lombrices en la fijación del
nitrógeno al suelo.
Los economistas fisiócratas tenían
razón al atribuir a la tierra la generación de un valor representado en el producto
neto que se acrecienta. Que un grano de maíz se convierta en una planta con
muchas mazorcas y granos, es un proceso generador de valor, independiente que
el hombre haya participado o no en el.
Pero también se equivocaba la escuela
fisiócrata al sostener que únicamente las actividades primarias de agricultura,
pesca minería daban lugar a valores
renacientes.
En los diversos marcos de estos
contextos se mueve el sistema económico, presentando continuos intercambios de flujos
de materia, energía e información. En
este escenario, el ser humano también posee diversas escalas de valor en la
medida en que se hace necesario para los demás. Un trabajador con mayores
destrezas que otros tiene un mayor valor. Un buen cantante o un buen conjunto
musical tienen un poder de atracción que lo valoriza frente a los demás. Lo
mismo podemos decir de los buenos escritores, artistas, deportistas, profesionales
y en general de quienes tengan niveles superiores de formación. Una persona con mayores conocimientos que
otra, es poseedor de más valor y si además tiene un coeficiente de inteligencia
superior al promedio no solo tiene mayor valor, sino que puede contribuir a
crear valores en gran escala.
La escuela de la economía clásica tiene
razón cuando plantea que el trabajo del hombre crea valor. Pues en efecto, el
mejoramiento humano de las tierras, los avances de los procesos industriales y
en general un perfeccionamiento de todos los procesos y productos económicos,
generan gran atractividad y por ende más valor.
Una finca con riego artificial vale mucho más que una que no lo
tenga. Un parque con equipamiento vale
más que uno que no lo tenga.
Pero yerran los economistas clásicos, al argumentar que
el valor es solo la cantidad de tiempo de trabajo humano necesario para la
producción de una mercancía. Con este principio, el paradigma
clásico desplazó la idea del sol como padre fertilizador,
reemplazándola por el factor trabajo, generando una visión reducida de los
procesos económicos y su influencia en el entorno.
La definición clásica se enmarca
dentro de la concepción antropocentrista de atribuir al hombre la exclusividad
de todas las acciones entre ellas la de generación exclusiva da valor. Se encuadra
también en el pensamiento parcelario, al ver el sistema económico como un todo
que se auto reproduce así mismo, sin vínculos de valor con los otros sistemas
bióticos y abióticos.
Los recursos naturales y en
particular los minerales y los hidrocarburos, tienen un valor económico,
independientemente del trabajo del hombre. Los ministros de defensa de los países que importan
en grandes proporciones estas materias primas, están dispuestos a ejecutar la intervención
militar el día que los países exportadores de las mismas corten o bloqueen los
abastecimientos. Los principales conflictos militares que se
han presentado en el mundo en las cuatro últimas décadas, bajo diversos
pretextos y circunstancias, han girado todos en torno al petróleo. La teoría compleja
del valor explica mejor estos hechos que las teorías antecesoras, al plantear
que la causa radica en que este hidrocarburo está sometido a la segunda ley de
la termodinámica, lo que lo hace no renovable y no producible por el hombre, lo
cual conduce a las acciones económicas, ideológicas, políticas y militares por
su control.
El valor es un atractor que se halla
presente en toda la geometría curva del planeta y que se manifiesta de diversas
formas y grados. Un terreno con buenas
corrientes de agua posee un mayor valor que una que no las tenga. Una
propiedad con yacimientos de hidrocarburos tiene un mayor valor que aquella que
no los posea. Tierras con mayores grados de fertilidad tienen un valor
superior. De igual manera, hay ciudades que tienen un mayor valor y atraen
población proveniente de aquellas con menos valor. Lo anterior no hace referencia a la
cuantificación monetaria que es una de las formas particulares de mirar los
procesos económicos, sino al conjunto de elementos visibles e invisibles que
atraen.
Si diseñamos un mapa del valor sobre
la tierra vamos a encontrar que tiene montañas, valles y flujos que circulan de
un lugar a otro. Pero el mapa de valor económico, en los términos aquí
definidos tiene unas características muy diferentes a los mapas físicos de la
geografía terrestre. Tiene elevaciones
allí donde el valor es más alto, y valles donde es bajo, lo cual no
necesariamente coincide con la topografía terrestre. Tiene prominencias allí donde se encuentren fuentes
limpias de agua, recursos minerales, materias primas en abundancia, grupos
humanos con buenos niveles de conocimientos y destrezas y tiene regiones planas
donde escasean las materias primas, donde la gente no ha desarrollado sus
destrezas y conocimientos y presenta hondonadas donde las aguas están
contaminadas o se han producido desastres por la acción humana o de la
naturaleza.
La teoría del valor como atractor es
aplicable no solo a los sistemas predominantes capitalistas o socialistas, sino
también a todo tipo de sistemas económicos feudales, precolombinos,
preasiáticos, o de minorías étnicas, que conforman diversas formaciones económicas
y por ende adquiere un grado de generalidad que permite explicar fenómenos en
diversos espacios y periodos de tiempo.
3. Valoris crea orden mientras
Oris crea el caos
El mapa del valor es un conjunto de
elementos dinámicos en constante movimiento, tanto progresivo como regresivo.
Tiene polaridad positiva y negativa. Entendemos por valorización el incremento
de atractividad de un conjunto de elementos de un sistema y por desvalorización
la pérdida de atractividad.
Un
sistema económico cerrado es una estructura
en equilibrio térmico y al no disipar más energía, se halla en un estado
de
máxima entropía, donde nada se mueve. Una organización así presenta
transiciones de fase lineales, con roturas de simetría muy cercanas al
equilibrio. Una mirada al mundo real revela que estos sistemas son muy
escasos
y lo que abundan son los sistemas abiertos no lineales, alejados del
equilibrio,
donde las estructuras disipativas degradan materia y energía en parte no
transformable y se vuelven inestables, por lo
que necesitan más materia y energía externa para seguir organizados
como estructura. Así del orden surge del caos y del caos surge el orden,
que son
dos caras de la misma moneda.
A continuación se presentan las dos
facetas de las diversas transiciones de fase del valor.
El valor se puede deteriorar por la
acción la degradación física de los recursos no renovables, por la utilización
de hidrocarburos, por las calamidades naturales, por la acción de los reinos de
la naturaleza, por la actuación humana directa o indirecta sobre el medio
ambiente, por la acción humana de unos grupos sobre otros y por la operación de
tecnologías sobre las personas y el medio ambiente.
En primer término debe tenerse
presente que el sol genera energía y materia, pero también provoca
periódicamente fenómenos masivos de destrucción de valor. Su acción se manifiesta sobre el sistema
abiótico en el movimiento de las placas tectónicas, en los movimientos del aire
que provocan huracanes, en las tempestades y oleadas de agua que causan
inundaciones, en las concentraciones de calor que azotan por temporadas
regiones del planeta. El sol presenta
ciclos en los que periódicamente surge un mayor número de manchas, espículas,
protuberancias y fulguraciones energéticas. Algunos ciclos son cortísimos de 21 días,
otros medianos cada 11.2 años en promedio, en que los que el campo magnético
del sol cambia de polaridad, siendo el último periodo de máxima actividad en el
2000/2001.
Las fulguraciones solares provocan el
desencadenamiento de tempestades magnéticas en la tierra, las cuales influyen no
solo en el sistema biótico y los reinos de la naturaleza, sino también en multiplicidad de actividades económicas,
generando desvalorización y cambio de fases en los ciclos agrícolas, mineros,
pecuarios, industriales, mercantiles, financieros,
bursátiles y de capital.
En segundo término, está el ataque al
valor por acción de la segunda ley de la física termodinámica. Esta ley conocida también como la ley de la entropía
plantea que hay una pérdida absoluta de energía utilizable por un sistema, lo cual cuestiona el principio de utilización
perpetua de la energía establecida por la física mecánica. En un sistema determinado la energía se
transforma, pero también se destruye.
De manera que el valor está sujeto a
la ley de la entropía desde diversas perspectivas. En términos físicos, hay energías que se degradan
más rápidamente que otros o que no se pueden volver a producir dentro del marco
de coordenadas existente. Tal es el caso de los recursos no renovables. Nos referimos al petróleo, el carbón y el gas.
Engendrarlos fue una labor de los dioses
del cosmos. De manera que para producirlos tendríamos que darle vuelta al gran
reloj de arena del globo terrestre.
De igual forma, la energía, la
materia en forma de minerales al no ser renovables, van reduciendo su valor y finalmente perderán
su atractividad. Los sistemas económicos que persistan sobre estas bases
tendrán más dificultades que los que canalicen fuentes alternativas de
materiales y energía y por ende ocurrirán procesos de desvalorización y
valorización de acuerdo a las decisiones que se tomen.
Por eso no deja de provocar cierta
sonrisa cuando en algunos ministerios de minas y energía del mundo informan
sobre la “producción” de petróleo o la “producción” de hierro, refiriéndose a
algo que no es más que un proceso de extracción de recursos que se agotan y
dejarán los yacimientos vacíos.
En tercer término, hay fenómenos
catastróficos que pueden originar procesos de valorización y desvalorización. La erupción de los volcanes da lugar a la
fertilización de los suelos y valorización de los mismos para la agricultura.
Los volcanes también pueden llegar a ser una fuente de energía no
convencional. Pero también, las
calamidades naturales como los terremotos, los huracanes, maremotos, incendios,
inundaciones, provocan procesos de desvalorización que a veces alcanzan vastas
proporciones, tensionando los sistemas económicos y poniendo en jaque incluso
los sistemas políticos, bajando los niveles de popularidad de los dirigentes.
En cuarto
término, diversas especies de los cinco reinos de la naturaleza generan
procesos de desvalorización. Así como hay insectos que promueven la
fertilización en la agricultura y aumentan su valor, las plagas que afectan las
siembras y cosechas agrícolas obran en
sentido contrario reduciendo la atractividad de los productos y por ende su
valor. De otra parte, las epidemias y pandemias son el otro rostro de la
terrorífica diosa entropía que desvaloriza las regiones que azota. Muy pocos
van a querer exponerse en un poblado habitado por los espíritus invisibles de
la peste.
En quinto
término, el suelo se infertiliza por la acción entrópica de procesos
tecnológicos como la utilización de plaguicidas químicos, la práctica de
monocultivos intensivos, el sobre pastoreo
y la compactación del suelo por el uso intensivo de tractores provocando
la desvalorización de la tierra en procesos que la naturaleza tarda tiempo en
recuperar.
De igual forma, la contaminación de los
recursos hídricos provocada por las concentraciones humanas mal planificadas que
ocasionan residuos industriales destruyendo diversas formas de vida de los ríos
y mares. Otro tanto ocurre con la polución
del aire especialmente por la acción el tráfico automotor en las grandes urbes.
En sexto término, hay formas de
organización humana que destruyen valor. Una primer forma es la inequidad en la
distribución de las tierras y el capital, con grandes extensiones vacías o
maquinarias y equipos sin utilizar por el monopolio, que frenan los procesos
de agregación de valor social, al no
permitir la generación de nuevos productos y el desarrollo de un continuo acumulativo
en el empleo, en la producción y en el consumo de los bienes y servicios. Lo mismo puede decirse en general de la
concentración de los activos económicos tangibles e intangibles que benefician
intereses particulares.
Una segunda forma es la división
social del trabajo planteada por la economía clásica normalmente se ha
presentado desde el ángulo de la productividad y el aumento del valor. La otra cara de la moneda es la
desvalorización que produce en las personas el sometimiento a trabajos
repetitivos con la consiguiente enajenación que eso conlleva.
Una tercera forma es la extensión de
procesos únicos en gran escala, que conlleva estandarización y uniformidad,
afectando la diversidad de relaciones y productos provenientes de diversos sistemas
económicos y culturas y provocando la desvalorización de las mismas, con
pérdidas a veces irreversibles para la humanidad. El engranaje mecanizador se
va apoderando del tiempo disponible para el descanso, la recreación y la
convivencia familiar y comunal.
Una cuarta forma son los procesos de
expulsión y migración de población que dan lugar a las concentraciones urbanas
desordenadas, provocando cinturones de
miseria, también desvalorizan a aquellos que alguna vez tuvieron algo y que en
el nuevo hábitat se encuentran no solo desposeídos, sino desarraigados.
Una quinta forma, desde la
perspectiva social y política, la entropía provocada por la injusticia y la
inequidad genera desvalorización de las personas cuando aumenta el desempleo,
el hambre, la drogadicción y demás dolencias de las economías modernas.
Una sexta forma, las acciones
militares que destruyen los bienes y las personas también producen
desvalorización de las áreas de mayor impacto. El demonio del caos acaba en un
momento, lo que se construye en grandes periodos de tiempo.
De otra parte, en el marco de la
teoría económica compleja, se genera incremento de valor mediante varios
procesos. La primera fuente de valor es
creada por la dinámica solar, como ha sido establecido en varios estudios de
economistas, en su gran mayoría no convencionales, que a brazo partido han
desbrozado el camino.
Este valor ha sido canalizado por los
reinos de la naturaleza y también puede ser encauzado económicamente por la
humanidad mediante las fuentes alternativas señaladas y mediante captación
térmica pasiva o activa o también mediante captación de energía fotovoltaica o
energía fotoquímica en la producción de biomasa.
Una segunda fuente permanente de
valor son los ecosistemas terrestres y los ecosistemas acuáticos como los
manglares, arrecifes coralinos, los estuarios, las ciénagas y las praderas
marinas, dado que allí se encuentran los productores primarios de muchas formas
que retroalimentan el sistema económico. Todos los esfuerzos que se hagan por prevenir la contaminación y por reparar los
daños provocados, mantienen la atractividad de estos ecosistemas y por ende su
valor.
En la tercera fuente de valor, los
insumos minerales utilizados en la actualidad, la batalla se lleva perdida pues
son recursos que algún día se agotarán y no hay proceso capaz de reponerlo sino
a costa de gastar cantidades infinitas de energía.
Los recursos utilizados en la industria pertenecen en su gran mayoría a los
niveles intermedios de la tabla periódica de los elementos
químicos, los cuales son por naturaleza escasos. En su lugar los procesos económicos deben
encausarse hacia los primeros periodos de la tabla de elementos químicos que son
los recursos más abundantes, algunos como el silicio, copioso en la corteza
terrestre y de propiedades extraordinarias.
En este sentido debe abandonarse el paradigma de la economía la escasez
y marchar hacia la economía de la abundancia.
Una cuarta fuente, los recursos no
renovables, gas, carbón y petróleo, como su nombre lo indica no se pueden
reponer y por tanto algún día se extinguirán.
De manera que los sistemas económicos que se obstinen en basar su
crecimiento en ellos no tendrán un futuro muy claro. Por el contrario los sistemas económicos que
promuevan tempranamente la reducción del consumo de combustibles fósiles o acudan
a fuentes alternativas de energía como los biocombustibles podrán tener mayores
probabilidades de éxito en un desarrollo sostenible.
Pero el problema no solo es de
energía. Además hay un tema aun más
importante y es el de los materiales provenientes especialmente del
petróleo. La economía deberá marchar
hacia un proceso de desmaterialización, mediante la reducción del consumo de materiales,
para hacer más con menos, como estrategia para reducir la presión sobre el
medio ambiente y garantizar la sostenibilidad global.
A raíz de la crisis del 1973 se
implementaron algunas medidas como reducir el tamaño del los vehículos y
gradualmente se ha avanzado en la miniaturización de productos como
calculadoras, computadores, teléfonos, pero aun hay segmentos poblacionales en
el mundo con un despilfarro de energía y materiales es muy altos.
Una quinta fuente de valor se encuentra
en los subsistemas de los cinco reinos de la naturaleza en sus ciclos de
nacimiento, crecimiento y reproducción.
Los frutos agrarios, acuícolas y las especies animales son claves, pues
sin ellos no funcionarían diversos sectores agrícolas, pecuarios, pesqueros y
otras actividades primarias del sistema económico. Al ejercer gran atracción,
tienen valor. Lo anterior no solo se refiere al sacrificio de las especies
mayores o menores, sino también a la utilización que se hace de las mismas
especies en procesos económicos sostenibles con su aporte en trabajo,
subproductos e incluso en residuos orgánicos que son aplicados como abonos en
la agricultura biológica o en la piscicultura.
Las bacterias pueden aportan valor
económico fundamental. Existe una interacción positiva entre las plantas y las bacterias. El
género Azospirillum spp, dado su potencial de fijación biológica del nitrógeno
atmosférico, sustituyen de manera parcial el uso de fertilizantes sintéticos, el
control del crecimiento de algunos patógenos
con reducción del impacto negativo sobre el medio ambiente. La
bacterias lácticas, permiten en los humanos el restablecimiento y mantenimiento
de la microbiota intestinal que ayudan a la buena digestión, al
fortalecimiento del sistema inmune, a la reducción del nivel de colesterol en
la sangre, así como a una mayor tolerancia a la lactosa y en general, un
mejoramiento de la salud. Las bacterias termófilas producen catalasas
termoestables que podrían emplearse en el proceso de blanqueado sin que la elevada
temperatura les afecte También degradan
los policlorobifenilos, compuestos muy tóxicos que forman parte de plásticos,
refrigerantes, intercambiadores de calor.
Así podrían señalarse multitud de
ejemplos que ilustran el papel de diversos microorganismos en la creación de
valor económico en la actualidad y de lo que aun queda por descubrir en el
futuro.
La sexta fuente proviene del
ecosistema humano. Las personas que pueden
crear valor de diversas formas. Una
primera forma es la ya reconocida de transformación de bienes con
características mejoradas y de prestación de servicios en condiciones de
calidad y oportunidad.
Una segunda forma, son los procesos
de cooperación con los cuales se logran efectos de retroalimentación positiva, cuyos
resultados se ven reflejados en la atracción que ejerce en el entorno sus
productos y servicios. Los grupos que se
asocian en círculos, cadenas, redes y otras formas de apoyo mutuo obtienen
sinergias que los valorizan por encima del promedio. Un grupo de trabajadores o
de profesionales organizado se valoriza socialmente por encima del promedio.
Una tercera forma, es la educación,
bien concebida y dirigida que genera valor no solo para las personas que la
reciben, sino que también mediante su adecuada aplicación ayuda a incrementar
el valor dentro de un sistema económico. La educación agrega valor en la medida
en que se promuevan mejores procesos pedagógicos, se estimule la creatividad y
la inteligencia.
Una cuarta forma es la calificación
del conocimiento mediante el estímulo y canalización de las diversas formas de
inteligencia o inteligencias múltiples, ya sea lógica – matemática, lingüística,
espacial, musical, kinestésica, emocional, interpersonal y creativa.
Un país con buen apoyo a la inteligencia,
es un país con buenos niveles de desarrollo económico y social. De hecho las
naciones, ciudades y organizaciones que la promueven intensivamente tienen
mejores horizontes que los que no lo hacen. Los gobiernos que abandonan, descuidan o
dejan fugar sus cerebros, están condenados a que sus países sean subvalorados y
dependientes.
Una quinta forma, es la investigación
científica como un proceso reflexivo, lógico, metódico sistemático y crítico,
que mediante la aplicación de métodos y técnicas, obtiene información relevante
y cierta para entender, verificar,
corregir o predecir el conocimiento que genere la construcción teórica de la
realidad económica y solucione problemas científicos, empíricos y técnicos, en torno a la
agregación de valor.
Este conocimiento aportado por la investigación
en ciencias duras o exactas y ciencias
blandas o sociales, permite la formación
del talento humano conducente a mejorar la atractividad de los productos y
servicios, para que estos procesos estén menos sometidos a la casualidad y
favorezcan la agregación de valor en gran escala. El crecimiento de una nación se potencia con
un desarrollo científico, que a su vez está basado en el nivel de conocimiento
colectivo predominante.
Una sexta forma de generar valor es
mediante la innovación tecnológica en procesos, productos y servicios. El desarrollo
de tecnología adecuada a las necesidades locales, a través de sectores económicos
estratégicos, favorece el incremento de la productividad y fomenta no solo los
valores económicos sino también los valores culturales que definen la identidad
de un país.
Las regiones en donde
confluyen los diversos elementos expuestos que elevan el valor, presentan un mejor índice de calidad
de vida como son los casos de países como
Noruega, Suecia y Canadá o las ciudades de
Zurich, Ginebra y Vancouver, en
particular.
Los procesos descritos contribuyen a
explicar porque unas regiones crecen menos que otras, porque se crece mal o
bien y porque se crece dudosamente y también interpreta fenómenos que no se
reducen a la utilidad individual planteada por una reducida visión o intereses
particulares, sino que abarcan la utilidad pública y el bien común.
4. Interpretación de las
anomalías del valor
Para superar el falsasionismo
metodológico que cuestiona, pero no explica algunas irracionalidades de las teorías
económicas antecesoras frente a los hechos, en los capítulos anteriores se ha
interpretado los elementos que han permitido a unos paradigmas aportar
contenidos empíricos corroborados, fijando también sus límites.
En esta parte, se interpretará, a la luz de la teoría
compleja, fruto de los avances en las ciencias y los fenómenos contemporáneos, las falsaciones a dichos paradigmas que han
debilitado las teorías económicas convencionales. Los elementos expuestos llevan a la explicación
de las seis anomalías caóticas de la teoría económica clásica en los siguientes
términos:
La primera anomalía, referente a la
mayor o menor valoración que realizan los sujetos por la necesidad de las cosas independientemente del tiempo de trabajo, a
la luz de la teoría compleja se manifiesta como la mayor o menor atracción que
ejerce un sistema de coordenadas sobre las personas y que no son iguales para
todos. Diversas clases de pan ejercen influencias desiguales sobre grupos
humanos heterogéneos.
El segundo error clásico relacionado
con la irrelevancia del tiempo de
trabajo en la asignación del valor según calidades, confirma el postulado
complejo del valor al establecer que un mismo conjunto de elementos tiene
diversos grados de atractividad y por ende diversos valores. El mismo tiempo de trabajo empleado en el
procesamiento del algodón se valora de manera diferente dependiendo de las
diversas calidades. Igual en las heterogéneas calidades de café, de petróleo u
otros bienes, dependiendo de una serie de elementos dados por diversos
sistemas.
La tercera paradoja relacionada con
la cantidad existente o disponible
de un bien, es despejada al establecer que la atracción del valor es
independiente de las cantidades de los recursos considerados. En la teoría
compleja el sol es abundante y no por ello carece de valor, sino todo lo
contrario posee un gran valor para la economía. La teoría tradicional al ocuparse de la eficiencia individual, se
mantuvo sorda y muda frente a la contaminación de los recursos no producidos
por el hombre y fue permisiva de la contaminación de los recursos naturales.
El cuarto enigma, se resuelve
planteando que el trabajo genera valor cuando incrementa el poder atractor en
el producto y servicio, pero en otros no tiene mayor incidencia por que las
combinaciones no cumplen con parámetros o son deficientes. Productos resultantes de trabajos en igual
tiempo, tienen valoraciones diferentes dependiendo de si fueron mal o bien
realizados. Esto puede marcar la diferencia no despreciable entre las entidades
o empresas que quiebran o las que continúan adelante.
La quinta inconsistencia que se refiere
al patrimonio cultural y artístico de la humanidad, es despejada al confirmar
el gran poder de atracción que tienen estas obras de arte sobre las personas,
independientemente del trabajo pretérito. Las ciudades y monumentos
considerados como patrimonio de la humanidad indudablemente tienen un gran
valor, alrededor del cual atraen otras actividades turísticas y de servicios.
La solución a la sexta anomalía, la
solventa la teoría del valor atractor, explicando que los recursos naturales
renovables son stocks creados por la acción del sol en la generación de biomasa
con diversos grados de valor, los cuales al explotarse se convierten en flujos
de valor que se metamorfosean, adquiriendo múltiples formas. También se
resuelve el caso de los recursos no renovables, al develar que son stocks de
valor con existencia limitada sobre la tierra, que se convierten en flujos de
valor transformados en materia y energía que se degradan.
Se presenta así una nueva interpretación
de las seis anomalías caóticas que cuestionaban el paradigma de la economía
clásica y que a la luz del nuevo marco teórico permiten una mejor comprensión y
planeación prospectiva de los sistemas económicos.
En cuanto a la escuela neoclásica, la
teoría compleja del valor resuelve el primer cuestionamiento a la utilidad
subjetiva, planteado que las personas tienen diversas apreciaciones de la utilidad de las mismas cosas y además
los objetos organizados como sistemas aumentan o disminuyen su atractividad
dependiendo de múltiples circunstancias y por ende su valor para los demás
sistemas. El mismo ídolo puede ser
venerado u olvidado por el mismo público. Aplicando la lógica del ejemplo
inverso, los partidarios de la escuela neoclásica, la abandonan no solo porque
sus enseñanzas dejan de tener utilidad, sino porque al carecer de otros
atributos, pierde atractividad para explicar hechos y realizar predicciones en
un mundo complejo.
Explica el segundo interrogante, al
argumentar que el valor no es un elemento simple de coordenadas medibles, sino que por el contrario es
la unión de múltiples componentes en continuo movimiento y dado que los mismos
tienen diversas magnitudes y sistemas de medición solo es posible plantear
jerarquías o prioridades dentro de cada uno de los sistemas considerados, en
tanto que las unidades sean homogéneas. No
es posible sumar una libra de café a un litro de leche. Aunque si es posible
combinarlos y obtener cautivantes capuchinos.
Con respecto al tercer enigma
referido a la racionalidad
utilitaria, en la teoría compleja los bienes y servicios tienen diversos grados
de valor, al no existir pensamientos únicos, sino múltiples criterios
psicológicos, ambientales, culturales o políticos de los grupos humanos para
valorar los bienes y servicios. El arroz, el maíz o el trigo tienen niveles
heterogéneos de valor, dependiendo si las culturas son asiáticas, americanas o
europeas. La teoría compleja formula
que el valor con su poder de atracción ejerce diversas influencias sobre las
racionalidades, las cuales son a su vez un conjunto de elementos que
interactúan como potencialidad en diversas formas.
La cuarta inconsistencia de la necesidad, se disipa al establecer que
al no ser esta un objeto de medición, no es consistente postular que las
necesidades sean mayores o menores a las cantidades de bienes. No existe una balanza en donde podamos
colocar en un platillo las necesidades y en el otro los bienes satisfactores.
No es posible establecer una relación
entre necesidades y masa de bienes disponibles. Las necesidades giran alrededor
de los diversos rostros del valor, pero no todos le atraen y no en todos se
requiere una cuantificación o conversión monetaria. El valor puede satisfacer
necesidades, sin que exista dinero de por medio. En el primer cuarto del siglo veinte, la
antropología desarrolló el campo de las atracciones sociales, que resuelven
necesidades biopsicológicas individuales, con instituciones sociales, entendidas
como grupos de personas unidas u organizadas para un propósito determinado.
La quinta falla de la escuela
marginalista, relacionada con el
principio de la escasez, es vista de manera diferente, pues un conglomerado de
elementos naturales pueden ser abundante sin que eso implique un valor bajo o
nulo, pues por el contrario tienen un poder atractor y por ende un gran valor,
como lo comprenden los artistas y literatos.
De esta forma, la economía compleja plantea romper el paradigmático
túnel de la escasez, apoyándose en cuantiosos bienes renovables y marchar con
una visión optimista hacia una economía de la abundancia.
La nueva teoría resuelve la sexta
incógnita relacionada con el valor neoclásico, al revelar que el esfuerzo del
hombre no solo genera utilidad y tiene polaridad positiva, sino que también al
ser mal gestionado puede destruir valor representado en los recursos naturales,
la población y los bienes creados por las personas. Con el trabajo no solo se generan bienes, sino también males sociales y
ambientales.
La teoría compleja del valor, soluciona
así desde un nuevo marco conceptual multidisciplinar, las seis anomalías
diabólicas que violaron por mucho tiempo las expectativas de la teoría
económica normal. Se puede concluir, así, desde una perspectiva más amplia, que
el enfoque del valor desde el la óptica simple de la mercancía o un bien, es un
análisis restringido que no permite visualizar la diversidad de componentes que
determinan la compleja atractividad del valor.
Las teorías económicas clásica y
neoclásica cuestionaron la teoría fisiocrática con base en la primera ley
física de la conservación, que afirma que la materia y la energía no aumentan y
por tanto no hay creación física de valor.
En la teoría compleja del valor esta anomalía se explica desde una
perspectiva diferente, al argumentar que la tierra es un sistema abierto en el
cosmos y recibe energía especialmente solar que se transforma en biomasa
mediante el proceso de la fotosíntesis incrementando la flora y la fauna en la
tierra y generando por tanto valor.
Otra cuestión en la cual el programa
de investigación complejo se diferencia de las teorías convencionales es la axiológica.
Para Adam Smith padre de la economía clásica y para Leon Walras precursor de economía neoclásica, el núcleo
de la teoría económica está exento de valores morales y el mercado se mueve por
“una mano invisible” o “aproximaciones”, que al igual que la ley de la
gravitación universal garantiza la cohesión y funcionamiento del sistema. En la
teoría compleja, por el contrario, no se hace una separación entre los valores éticos
y valores económicos, dado que las decisiones influyen en el conjunto de
procesos bajo el comando de los actores económicos. De esta forma hay una conexión instrínseca
entre los valores económicos entendidos como atractores y los valores éticos
que guían las conductas económicas. En
contrario, la pérdida de valores éticos o los antivalores conllevan, procesos
de desvalorización económica en el ecosistema humano. Los comportamientos deshonestos,
irresponsables o insolidarios terminan desvalorizando organizaciones, formaciones económicas y recursos naturales.
La teoría
del valor como atractor permite un acercamiento a la estética, entendida ésta no
solo como una filosofía del arte, sino también como la ciencia de lo bello que abarca
la naturaleza y sus relaciones con el arte.
La estética en la medida en que
acompaña procesos de valorización, prohíbe procesos de desvalorización La teoría del valor como atractor al
fusionarse con la estética, incorpora la simetría como una concordancia
correcta de magnitud y proporción entre las diferentes partes o dimensiones y el
esquema general del conjunto, verificando sus consecuencias en la noción de
estructura económica. Los productos,
procesos y sistemas que cumplan con este atributo tendrán un mayor grado de
valor que los que carezcan de ellos. La
teoría del valor atractor no deja de lado el mejoramiento de productos mal
diseñados, construcciones irregulares, cinturones marginales o urbes
desordenadas.
La
teoría del valor atractor promueve
el juego limpio con la naturaleza, preservando el valor paisajístico de
los recursos e incorporando
el arte como manifestación de la misma y el resplandor de sus formas en
los
sentidos, tanto de lo agradable que inspira amor, como de lo abrumador
que
atemoriza y sobrecoge. La teoría
holística, al decodificar los procesos de valorización, procura como
objetivo
de la economía, el disfrute general de los bienes y servicios, no solo
desde el
punto de vista funcional, sino también como una sensación vital
vinculada a la
percepción, como un mensaje sublime propio de la integridad, gracia,
armonía y claridad aportado por las bellas artes. Procura el disfrute
de la belleza en la unidad
y orden que surgen de la complejidad y el caos, siendo el valor estético
la cantidad
de orden dividida simétricamente en la complejidad de un sistema
económico.
Se pretende una
estética en la teoría económica con la simplicidad de la idea básica del valor
atractor, que procura relacionar y colocar todas las piezas en su sitio, para que
la agitación provocada por las anomalías desaparezca y la reemplace un
sentimiento y una sensación de claridad.
Como se puede
deducir del capítulo precedente, el problema del valor es complejo, por la
emergencia de procesos, hechos u objetos multidimensionales,
multirreferenciales, interactivos y con componentes de indeterminación, e
incertidumbre, para lo cual se requiere un pensamiento complejo, como respuesta de la mente
frente a la fragmentación y dispersión de los conocimientos de las ciencias
tradicionales que no han podido interpretar y adecuarse a la emergencia de los fenómenos complejos.
5. Aplicaciones en la
economía
La teoría compleja del valor, lleva
necesariamente a replantear los modelos económicos fundamentados en el
equilibrio mecánico, entendido este en un marco no abierto a otros
sistemas. Esto representa igualmente una
reformulación del sistema de cuentas nacionales en varios sentidos. En primer
lugar, el considerar el valor únicamente de los bienes cuantificables en
dinero, dejando por fuera los bienes que no entran a la esfera monetaria y que
tradicionalmente han sido considerados de manera errónea marginales. En segundo lugar el sistema registra solo los
flujos de bienes y servicios y no los stocks asociados a los mismos. Se supone que el valor esta ligado únicamente
al Producto Interno Bruto y se desconoce el valor económico que no circula, es
decir los inventarios de minerales de un país, los recursos en bosques, fauna y
flora, las tierras, la población en sus diversos niveles de educación,
vinculación laboral y consumo. Estos
elementos aparecen inventariados de manera dispersa, sin conexión, entre sí y
con el PIB.
La teoría del valor como atractor, al
superar la visión reduccionista de los modelos macroeconómicos heterodoxos,
encuentra que un país pobre por el valor de su PIB monetario, puede tener valor
y ser rico por las actividades económicas que no se cuantifican en dinero o por
los recursos bióticos o abióticos que posee
y que no figuran en el PIB. La Amazonía tiene un gran
valor económico para la humanidad y no figura en ningún PIB.
Los programas de investigación
clásicos y neoclásicos que fueron progresivos en su momento histórico, se han
vuelto regresivos en la era contemporánea al ir detrás de los hechos y
limitarse a exponerlos parcialmente, sin proponer predicciones de los mismos.
Los paradigmas tradicionales no explican fenómenos de formaciones económicas no
monetarias que se hallan inmersos en economías monetarias. Pero también hay fenómenos de las economías
monetarias que las teorías tradicionales no logran explicar suficientemente.
La cuantificación de las magnitudes de las
acciones empresariales o títulos financieros, así como los movimientos
ascendentes o descendentes de la bolsa de valores, se interpretan solo
parcialmente con ayuda de teorías ortodoxas del valor. Lo anterior por cuanto
en estas, la medición del sistema se concentra en indagar como una parte del
movimiento del sistema afecta la cantidad de otras partes. En cambio en la medición cualitativa se trata
de mostrar la forma de movimiento del sistema como totalidad, es decir como
luce el todo a medida que se mueve y cambia.
Desde
la óptica individual, las
decisiones en las bolsas de valores no siempre se guían por la utilidad
en la
satisfacción de una necesidad o por decisiones racionales, con base en
completa
información, lo que invalida las teorías convencionales. Desde la
óptica de la economía compleja, los cambios bruscos que se producen en la Bolsa como un sistema, son
similares a los fenómenos físicos o biológicos, en lo que se conoce en
la teoría del caos como transiciones de fase. Las bajadas bruscas de los valores bursátiles
son similares al proceso en el que el agua se convierte en hielo, y grandes fluctuaciones con burbujas que aumentan
inesperadamente, anuncian un punto crítico como en los procesos de ebullición
del agua.
En términos de la matemática cualitativa estos procesos son similares
al ritmo cardiaco del cuerpo humano, lo
cual no es concebible desde la óptica de la matemática cuantitativa utilizada en las teorías tradicionales Desde la teoría del valor atractor, la bolsa
es un termómetro de los negocios que son un segmento de la economía y que es
influenciada por la misma, pero que la bolsa, al igual que la economía en su
totalidad, es influenciada por un conjunto de procesos de valorización y
desvalorización asociados a la atractividad de los diversos componentes de los
sistemas.
En el sistema económico se consideran
tres grandes grupos de agentes, a saber los trabajadores y sus familias, el Estado,
y las empresas. Las teorías económicas
normalmente consideran que el valor solo
se origina en las empresas, lo cual es parcialmente cierto, pues como
demostraré a continuación la teoría del valor se aplica a los hogares, las
empresas, las dependencias del Estado y la Organizaciones No
Gubernamentales.
Las familias
contribuyen en primer lugar al ciclo de nacimiento, crecimiento y reproducción
de la fuerza laboral de una nación y por ende son fuente de valor. En segundo lugar, en los hogares se gestionan
una serie de actividades como la alimentación, el lavado de los muebles, de la
casa y de la ropa que generan valor.
En tercer lugar, la realización de
mejoras en el mobiliario, los jardines y la vivienda se incrementa su
atractividad. Cuando los vecinos de un
barrio desarrollan trabajo comunitario para sembrar plantas o mejorar el
equipamiento del sector, aumentan la calidad de vida y el confort.
El hecho que de los anteriores
servicios e innovaciones no pasen por la esfera monetaria no significa que el
valor sea cero. No tienen cuantificación en el mercado, pero indudablemente si
tienen valor, lo cual se corrobora cuando las mismas actividades se realizan
fuera de casa por contrato y hay que desembolsar sumas de dinero.
En cuarto lugar, las familias favorecen
en mayor o menor grado los procesos educativos, los cuales sin duda van
configurando los perfiles básicos de inteligencia y conocimientos que alimentan
el sistema educativo y posteriormente la fuerza laboral y el sistema económico
en su conjunto. Los primeros años de formación de la infancia son determinantes
para los procesos sociales y económicos posteriores y para la creación de valor
y la riqueza de las naciones.
El Estado puede contribuir a la
generación de valor en los procesos educativos, impulsando objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de
evaluación que aumenten el acceso y la cobertura y eleven la calificación de los
presentes y futuros trabajadores.
También agrega valor mediante la protección
en salud, bienestar y empleo con estrategias de reducción, mitigación y
superación de las eventualidades provenientes de diversas fuentes
naturales, sociales, económicas, que
afectan la calidad de vida de la población.
El Estado puede preservar y crear valor en el medio
ambiente con una gestión adecuada de oferta de bienes y
servicios ambientales, planteando regulaciones de conservación y
restauración de ecosistemas para el uso, manejo y protección sostenible de la
diversidad biológica y demás recursos naturales en los ámbitos urbanos y
regionales.
Con relación a las empresas, el Estado no deja de agregar
valor, al apoyar,
mediante incentivos, apoyo al emprendimiento, protección de patentes y
propiedad intelectual, la actividad productora de bienes, servicios y
tecnología, que mejore la competitividad y la multiplicación del valor
agregado, lo que permite consolidar el dinamismo en los mercados locales e internacionales.
Y el Estado tiene un potencial de valorización en el mediano y largo plazo
mediante el diseño y ejecución de políticas y estrategias que permiten
incorporar la ciencia, la tecnología y la innovación en la cultura de un país,
convirtiendo los conocimientos tradicionales y acreditados en fuentes de valor
y del desarrollo económico y social.
Visto el tema del valor con una
visión panóptica, se observa que el pensamiento único keynesiano presenta limitaciones
al reducir la acción del Estado a políticas monetarias y fiscales. Casos en el
mundo ilustran la destinación de ingentes recursos fiscales aplicados a la
salud y la educación, que no se compadecen con los pobres resultados en
términos físicos de calidad y cobertura en la población. Lo anterior, por no tener en cuenta que el
Estado tiene muchas formas de generar valor en la economía, incluso sin
aumentos significativos de los fondos monetarios o fiscales, pero si mediante
una adecuada gestión del valor, los recursos y los procesos productivos, de los
cuales buena parte de ellos intangibles.
La concepción del valor económico complejo,
demuestra la simpleza del pensamiento neoliberal que atribuye al Estado una
función económica estéril y reducido solo al papel de guardián de la seguridad,
la justicia, la ley, el manejo de la moneda y la acción marginal sobre grupos
de población vulnerable, desconociendo el papel fundamental que puede cumplir
el Estado en la preservación, reproducción y generación del valor
económico. Por supuesto que hay procesos
con deficiente gestión pública y corrupción administrativa, que se convierten
en venas rotas que desperdician valor social, pero eso no significa que el
Estado no cumpla una importante función en la canalización y fecundación de
caudales del valor. Lo anterior no implica que el Estado deba hacerse cargo de
todas las actividades productivas de un país, sino que hay muchas formas como
se pueden valorizar y aumentar los flujos de valor del capital natural,
empresarial, de las ONGs y el talento
humano.
La libre competencia ha recibido más
prensa por la interpretación sesgada de la teoría evolucionista sobre la
supervivencia del más fuerte. Sin
embargo esta misma teoría presentó
también ejemplos de ayuda entre una misma especie y asociatividad entre varias
especies. Adicionalmente, otros biólogos contemporáneos
han demostrado que los casos de competencia entre las especies animales, son
menos frecuentes en la naturaleza que los procesos de cooperación, los cuales explican
incluso el surgimiento de la vida en la tierra. Desde esta perspectiva, las
Organizaciones No Gubernamentales y cooperativas también pueden contribuir a
incrementar la atractividad de los productos y servicios y su valor de diversas
formas, mediante la asociación de personas, grupos sociales y microempresarios
en cadenas o redes, incrementando el valor al generar procesos de cooperación
de contribuyen a mejorar los productos, modelos, servicios y procesos. De esta manera se está en condiciones de forjar
una mayor atracción en el medio que lo rodea e incluso a grandes distancias, y otros
países
Por su parte las empresas pueden incrementar
el valor de diversas formas: mejorando productos y servicios, innovando
procesos internos, desarrollando la asociatividad con otras unidades similares.
Con respecto al concepto de la atracción en
los productos, en el último cuarto del siglo diecinueve la psicología, encontró
que la estética no siempre está regida por los patrones de la geometría Euclidiana, dando origen al
paradigma moderno de la psicología de
la percepción que se ocupa de los sentidos humanos y la atractividad. Hay elementos sensoriales, sociales y culturales no medibles que
influyen. Las pinturas atraen la vista, la
música y el teatro el oído, los alimentos los sentidos del olfato y el gusto, el
vestuario, los muebles y los vehículos el tacto. Pero además de los aspectos
fisiológicos hay otros componentes que intervienen, los libros, la radio, la
televisión, estimulan el interés por el
conocimiento; la familia, el trabajo el vecindario atraen hacia la cooperación,
en un sistema complejo diferenciado, en sociedades y grupos heterogéneos de la
cultura. Diversos toques humanísticos de comprensión,
respeto, solidaridad, intervienen en la actractividad de los contenidos de
valor económico.
En concordia
con lo anterior, en las empresas, se eleva el valor de los productos mediante
mejoras en sus propiedades internas, de una parte y de otra, con elementos
externos asociados al mismo. En la mayor atractividad
influyen, además de elementos racionales también aspectos emocionales. El posicionamiento
de los productos busca ideas diferenciadoras para conseguir un lugar claro y
definido en la mente de las personas. Dada
la diversidad de las características expuestas, no es posible que un producto o
servicio sea para todos, lo que impone un concepto de microsegmentación
Dentro de las características intrínsecas están los progresos en la
calidad en sus diversas manifestaciones. El diseño, referido a la forma y
tamaño que adquiere a la vista. Su
funcionalidad en cuanto a la facilidad de manipulación, la duración y el
desempeño para cumplir los deseos para los cuales se adquiere.
De los elementos externos al producto están la presentación y empaque, la
información sobre las diversas propiedades del mismo, la garantía que se concede, el
servicio de mantenimiento y la marca que agregan valor apreciado por
compradores cada vez más exigentes.
Los procesos contribuyen a generar atractividad, mediante el
mejoramiento de las propiedades de los productos y servicios, así como a creación
de nuevos productos, modelos y servicios o la diferenciación de los mismos con
respecto a otros similares. La
agregación de valor se da en los procesos con perfeccionamiento en el talento
humano, mediante la educación o el adiestramiento, o cambios en las estructuras
organizacionales, modernización en la gestión o innovación tecnológica.
Las empresas
tienen un acumulado de valor en sus trabajadores, si permanecen en la misma, ya
que la educación y capacitación que se ha empleado en los mismos y la
experiencia que van ganado genera efectos de retroalimentación positiva en las
cadenas de valor.
También hay valor depositado en los
clientes o usuarios que mantienen su lealtad hacia la empresa, ya que le evita
a la misma incurrir en los gastos adicionales que representan la seducción de
nuevos clientes, con publicidad, mercadeo u otras formas de atractividad.
De igual forma hay un stock acumulado
de valor en los proveedores de las compañías, si cumplen estos con buenos
parámetros de calidad y oportunidad en la entrega y si hay relaciones en buenos
términos que permitan intercambio permanente de información para mutuo
beneficio.
Todo este conjunto de sinergias, se
puede ampliar mediante las alianzas estratégicas o formación de cadenas y redes
de valor entre los diversos actores de un sector económico, lo cual redunda sin
duda en la riqueza de una nación.
Para terminar, como se observará de
lo expuesto, se ha procurado en esta investigación tener audacia en las
conjeturas y austeridad en las refutaciones, con el fin de generar conocimiento
nuevo, superando la tradición de conformarse con los hechos económicos o limitarse
a la explicación de los mismos sin alternativas.
Un programa de investigación científica
progresivo se caracteriza, entre otros aspectos, por adelantarse a los hechos o
la predicción de acontecimientos nuevos.
Con los elementos expuestos de la teoría compleja del valor, es posible aventurarse
en el planteamiento de algunos eventos portadores de futuro.
La apuesta es a seis escenarios
prospectivos que pueden tomar fuerza en
el futuro.
El primer escenario
es la revolución solar. A finales del siglo veinte el mundo presenció la
revolución informática y la revolución de las telecomunicaciones, las TIC y
vamos en el siglo veintiuno hacia la emergencia de valor con la megatendencia
de la energía solar. Lo anterior como consecuencia de la acción de la segunda
ley de la termodinámica sobre los recursos no renovables como el petróleo o el
carbón, que algún día se acabarán sin posibilidades de reposición y también
como consecuencia de la conciencia creciente sobre la contaminación de dióxido
de carbono causada por los hidrocarburos.
Esto hará que incrementen su atractividad todos los procesos y productos
que utilicen energía solar limpia. Las posibles aplicaciones que generan valor con
la energía solar son, el aire acondicionado, las bombas
de irrigación, la calefacción domestica,
el calentamiento de agua, las cocinas, el control de heladas, la destilación,
la evaporación, la fotosíntesis, la generación
de energía, los hornos solares, la refrigeración, y el secado. Los usos citados
saldrán de los laboratorios, para aplicarse en economías de escala. De igual forma, la industria e alta
tecnología extenderá el diseño de productos con energía solar como los relojes,
calculadores y automóviles.
El segundo escenario, es la
revolución de la bioenergía. El agotamiento de los hidrocarburos, apunta a una valorización creciente de los
recursos energéticos renovables Lo anterior significa que los productos
provenientes de los reinos de la naturaleza elevarán su atractividad y por ende
su valor. La investigación tecnológica buscará aportar a la economía nuevos
usos de los frutos naturales. A partir
de los residuos agrícolas y otros materiales orgánicos de la caña, la papa, la
remolacha, el maíz y los cereales, se extenderá la conversión a etanol y biogasolina. De igual forma, oleaginosas como
el girasol, la soya,
el lino, la joroba, el algodón, la higuerilla
o el ricino, generarán biodiésel. Estos biocombustibles, serán fuentes alternativas de energía que procurarán
preservar el valor del ambiente, al evitar el recalentamiento de la Tierra en el futuro, por
cuanto que el dióxido de carbono emitido durante su producción y consumo es
absorbido por las plantas.
El tercer escenario, es la revolución
de los biomateriales. Esta trasformación será talvez más importante que la de
las energías naturales, porque significará una reestructuración en el valor de
todos los sectores agrícolas, industriales y de servicios de la economía. Ante
el agotamiento del petróleo, la investigación pura y aplicada tendrá un gran
campo de acción en la formulación de productos sustitutos con mayor
atractividad que los derivados del petróleo. Ya hay avances en la producción de
plásticos con la ayuda bacterias
que fabrican gránulos de plástico y con los residuos del maíz, el
plátano, la piña y otras plantas ricas en almidón, hidrato de
carbono o polímero natural, que las plantas sintetizan durante la fotosíntesis. De igual forma se buscarán nuevos materiales
biológicos para la producción de textiles y ropa, adicionales al algodón, el
lino o la lana, que reemplacen a las fibras sintéticas. La medicina indagará por nuevos materiales
diferentes a los polimeros dacrón, nylon, silicón y teflón utilizados.
También las
industrias de alta tecnología como la informática y las comunicaciones, dejarán
de ser atraídas por los derivados del petróleo o los elementos pesados y explorarán
materiales de origen biológico que reemplacen todos los componentes con los
cuales se fabricarán una gran variedad de productos, como CDs, portátiles, teléfonos, etc.
Un cuarto escenario,
es la desmaterialización de la economía, consistente
en el ahorro absoluto o relativo de materiales en la
economía mediante la reducción de entradas de materias primas a las
cadenas de bienes y servicios y la reducción de salidas de desechos y
sustancias dañinas al medio ambiente. Esta
estrategia eco-eficiente de hacer “mas con menos”, aumenta la productividad y promueve una gestión
ambiental de sostenibilidad global, procurando un equilibrio termodinámico que
aumenta la atractividad de los productos, preservando simultáneamente la
atractividad del medio ambiente. Ante la dificultad de la reestructuración del
aparato físico en el corto y mediano plazo y frente al límite que representa la
demanda sobre de combustibles fósiles y minerales, que presiona aumentos en la
cotización de los mismos, se generará la reducción del flujo de energía, para
mantener la capacidad de asimilación de la economía y del ecosistema a niveles
tolerables
Esto implica la intensificación de la
miniaturización de los productos y la multifuncionalidad de sus servicios,
mediante la disminución en su peso, el aumento de funciones, la durabilidad y
la reparabilidad, en procesos que consume cada
vez menos materia para la producción y distribución unitaria de cada artículo. La
nanotecnología, a partir de la física cuántica, hace posible varios procesos en marcha en la
industria automotriz, la industria electrónica, la informática, las
telecomunicaciones, la música “en línea” y los libros electrónicos, entre
otros.
Un quinto escenario es la revolución
de la economía electrónica. Los procesos y artículos consumirán cada vez menos energía en su producción y
distribución unitaria y el surgimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC),
facilitarán nuevas tendencias en el afianzamiento del comercio electrónico, las
finanzas electrónicas y la educación virtual. Las compras y pagos se harán en
número creciente desde el hogar, así como el trabajo y el estudio desde la
casa. También significará un replanteamiento en los sistemas urbanos de movilidad,
buscando nuevas estrategias de reducción de las distancias de transporte entre la vivienda y el trabajo o el
estudio, en lugar de las estrategias tradicionales de reducir la congestión y evitar
la disminución de la velocidad, la
cual es menos eficiente para el ahorro de energía y materiales.
Un sexto escenario,
es la revolución de la inteligencia, diferente al conocimiento, pero asociado a
él. La magnitud de las megatendencias mencionadas requerirá sin duda agregar
valor mediante niveles de razonamiento superiores a los problemas y procesos que
los han creado. La generación de valor en los nuevos escenarios, exige no solo
el cambio de currículums en la educación, sino nuevos procesos de formación de la población
desde los primeros años de edad, referidos no solo a la inteligencia lógico
matemática, lingüística y espacial, sino también a las diversas formas de
inteligencia asociadas a las destrezas físicas, la interacción con los instrumentos,
la naturaleza, la aprehensión de la estética, el autoconocimiento del Yo y la integración
con las demás personas. Si se quiere superar los problemas de pobreza, uno de
los énfasis en el futuro será la distribución de la inteligencia para
producir valor y mejorar la distribución de la riqueza. Esto hará posible aumentar la equidad y la libertad.
Las megatendencias descritas
presentan contratendencias desde varias direcciones, pero su análisis desborda
el contenido del presente ensayo.
6. Síntesis y Conclusiones
En las secciones anteriores, se
realizó una exploración de las teorías económicas tradicionales en torno al
valor, con el fin de contribuir a precisar las anomalías observadas, para
abordar su análisis desde la nueva perspectiva compleja del valor, reconociendo
sus diversos e ingeniosos disfraces y contextos sorprendentes. las cuales no han permitido la debida
interpretación de procesos económicos y fenómenos surgidos en la era
contemporánea.
Para el efecto, se presenta el rompecabezas del valor exponiendo los elementos
necesarios, con la opción de combinar las piezas y encontrar la estructura
general subyacente en ellos. Así se muestran
en la primera parte las seis anomalías de la teoría clásica relacionadas con
las necesidades, la calidad en la determinación de la magnitud de valor y de
otra parte cantidades similares de trabajo que dan origen a diversos valores. Se
revelan también los vacíos del valor trabajo en relación con el tema de la
escasez, las obras de arte y los procesos de interacción del hombre y la naturaleza.
En cuanto a la teoría neoclásica, se
presentaron seis anomalías asociadas al carácter no solo subjetivo, sino
objetivo de la utilidad, la imposibilidad de su medición y de asignarle un
papel único en la racionalidad económica. De igual forma, la imposibilidad de
cuantificar directamente las necesidades, la falta de correspondencia de las
mismas con la escasez de los bienes y las desutilidades no explicadas en el
mundo contemporáneo.
En la segunda parte, al abordar la
solución, se plantea la ruptura con viejas formas de pensar y se inicia el
acercamiento a un nuevo entendimiento que permite explorar diferentes
alternativas innovadoras para las realidades contemporáneas. Con esta visión, se
establecieron diálogos renovados de la economía con otras ciencias, tendiendo
algunas interfases con las revoluciones
de la física contemporánea cuántica, termodinámica y relativista que permiten
abordar el estudio el valor de una forma más amplia que no es posible
comprender con la física mecánica, sobre la que se fundamentaron los paradigmas
económicos convencionales.
En confluencia con las nuevas
matemáticas, se plantea la superación del enfoque cuantitativo y las nociones geométricas
simples de los modelos económicos tradicionales, incorporando al análisis un enfoque de
medición de la matemática cualitativa y representación gráfica fundamentados en
diferenciales de N dimensiones, la teoría de
funciones complejas por medio de series y la geometría no Euclidiana en una perspectiva,
que posibilita diseñar sistemas dinámicos, entre ellos el concepto de atractor, que permite comparar adecuadamente
fenómenos diversos de la naturaleza, la actividad humana y la economía.
Se emprenden caminos de convergencia
con la biología al tener en cuenta los avances en la diferenciación de los
reinos de la naturaleza y los aportes de sus sistemas disipativos, los cuales
crean valor ordenado a partir del desorden.
También se aprecia el concepto contemporáneo de coevolución que explica
formas de generación de valor con la cooperación en un enfoque no abarcado por
la tradicional visión de mercado, subyacente en las teorías tradicionales que
han implantado la falsa creencia que el desarrollo económico requiere
inevitablemente la competencia con “garras y colmillos”. De otra parte, se da
un acercamiento al análisis económico el desarrollo sostenible de los sistemas
bióticos y abióticos, planteados por la ecología, ciencia que teniendo la misma
raíz Oikos, fue marginada por el
establecimiento predominante durante más de un siglo.
El diálogo con la antropología
psicología permite entrever las relaciones de la economía con los programas de
investigación cognitivos y de la percepción, en la explicación de correlaciones
con el conocimiento y la inteligencia
como generadores de valor y, de otra parte, una mejor comprensión de diversos comportamientos
humanos con fundamentos diferentes al de la utilidad y la racionalidad
individual, del modelo liberal.
Los diálogos con otras ciencias
posibilitaron la construcción de la categoría económica de valor atractor, el cual se define aquí como un conjunto de
cualidades significativas que ejerce su influencia sobre otros elementos
agrupados, e integrante de un conjunto más amplio, el de los atractores, que
dan origen al orden y el caos en la economía. Así, mientras Valoris atrae, Oris repele.
Con esta visión panóptica, se
establece que el valor no solo proviene del trabajo incorporado en los productos o de la
utilidad que los mismos proporcionan al hombre, sino que el valor trasciende
este marco de análisis para ubicarse en un contexto más amplio como es el de
una visión holística que incorpora las ciencias de la tierra y el cosmos, liberando
así el valor del encierro antropocentrista en que se encuentra.
En esta nueva perspectiva, el valor
se halla presente como flujo y como inventario en el sistema biótico con los
subsistemas de fauna y flora en sus diversas divisiones y subdivisiones, en los
sistemas abióticos que incluyen minerales, hidrocarburos y recursos renovables
como el agua, el aire y el sol y por supuesto en los sistemas sociales.
En la tercera parte se describen los
procesos mediante los cuales actúa el orden y el desorden creando y destruyendo
valor. Se demostró como el valor se
puede deteriorar por la acción de seis factores como son la influencia de la energía solar, la acción
de la segunda ley de la termodinámica, las catástrofes en los sistemas
abióticos, las epidemias y pandemias de
los sistemas bióticos, la acción entrópica humana sobre el medio ambiente y la
estructuración de un sistema social asimétrico y desigual.
De otra parte, los procesos de
valorización están influenciados por la dinámica solar, la actividad favorable
de los ecosistemas terrestres y
acuáticos, la utilización de minerales livianos, las energías
alternativas renovables, los reinos de la naturaleza y la acción humana directa
o indirecta de unas personas sobre otras, o en el medio ambiente y las tecnologías, independientemente de la
circulación monetaria.
La cuarta parte explica como
soluciona la teoría del valor atractor las seis anomalías de la teoría clásica
del trabajo y de la teoría neoclásica del valor, demostrando que dicho
paradigmas forman un micromundo dentro del macromundo complejo del valor, el
cual aporta herramientas más adecuadas para una mejor comprensión de los
fenómenos económicos y sociales contemporáneos.
En la quinta parte se presentan
algunas aplicaciones de la teoría compleja referidas a los sistemas de medición
económica y la agregación de valor en la economía y en particular en los
hogares, el Estado, las empresas y las Organizaciones No Gubernamentales
(ONGs), que explican como se puede generar un mayor atractividad en los
productos, servicios y el medio, para contribuir a una mayor riqueza de las
naciones.
Por último se esboza un programa
progresivo que postula seis escenarios prospectivos de valor, la revolución
solar, la revolución de la bioenergía, la revolución de los biomateriales, la
desmaterialización de la economía, la revolución de la economía electrónica y
la revolución de la inteligencia.
El propósito de este ensayo sobre el
valor no fue solo el de cuestionar los programas de investigación económica
existente, lo cual sería negar la ciencia misma. Por eso planteó también un carácter
propositivo, al formular alternativas en la reconstrucción de la teoría
económica.
En la teoría compleja, uno de los
propósitos de la economía no es el de reducir el valor unitario de los
productos, como lo plantea la teoría clásica, sino por el contrario incrementar
la atractividad agregando valor a los productos, al igual que a las personas y
la naturaleza. Esta lógica inversa, conlleva una ruptura paradigmática con el
viejo postulado de reducir valor a costa de alterar la calidad de los
productos, las personas y el medio ambiente.
La implicación de este postulado
es profunda, ya que fundamentará políticas para enfrentar problemas como el
hambre, el desempleo, la drogadicción que desvalorizan a las personas.
La teoría compleja del valor permite
explicar y enfrentar la contaminación ambiental al postular esta como una pérdida
general de valor de entorno y las personas, que las teorías antecesoras
analizaban como un fenómeno friccional o accidental, por ocuparse de la lógica
antropocentrista o de las eficiencias internas del sistema. Con el valor como
atractor, se tienden interfases entre la economía y la ecología.
La teoría compleja predice también
una lucha continua contra la entropía, en este caso Oris, que por diversas fuentes naturales, antrópicas o tecnológicas
amenazan con restar atractividad y por ende valor a las cosas y personas. Plantea
formas de cómo convertir las amenazas en oportunidades.
La teoría compleja del valor explica
un conjunto de fenómenos más amplio que el de las teorías antecesoras y se
constituye en una semilla, que bien plantada puede hacer brotar una raíz que servirá
para sembrar un nuevo árbol de la ciencia económica, con frutos frescos y
provocativos en materia de crecimiento, desarrollo económico, modelos
microeconómicos, macroeconómicos y para gestionar adecuadamente la riqueza, la
pobreza y el bienestar en general.
De una lectura atenta, se podrá
observar que intencionalmente no aparece en ninguna parte, sino hasta ahora el
concepto de precio. A la teoría
predominante se le ha cuestionado no sin ironía tener mucho conocimiento sobre
los precios y poco o ningún conocimiento sobre los valores. En este ensayo, se ha realizado un gran
énfasis precisamente en el tema del valor que ha sido el agujero negro de la
teoría convencional. De la exposición se
deduce que hay valores que no son traducibles a precios y que hay algunas tendencias
de los valores que influencian los precios, pero no son los únicos casos. Dada la amplitud de este tema, amerita una exposición
en capítulo aparte.
La teoría compleja del valor, es
apenas un primer paso y un pequeño aporte, de un programa mucho más amplio a
desarrollar en la investigación económica, que espero haya tenido el suficiente
poder de convicción para atraer a las antiguas y nuevas generaciones de actores
sociales del sector económico, del Estado, de la Sociedad Civil y de
las Academias relacionadas con la economía y con las ciencias en general.
Muchas Gracias.
--------
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© Todos los
derechos reservados – Dirección Nacional de Derechos de Autor.
Economista
con Magíster en teoría y política económica de la Universidad Nacional
de Colombia. Directivo de la Sociedad
Colombiana de Economistas y de la Asociación de Economistas de la U.N.-AEUN. Miembro de la Sociedad Colombiana
de Planificación y de Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia. ACAC. Yezid
Soler B.
Los principales exponentes son el francés
Walras Leon, el ingles JEVONS y el austriaco W.S, MENGER Carl. Ver bibliografía
Pareto Wilfredo. "Considerazioni
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1989 y Max-Neef Manfred. Economía a escala humana. Editorial Cepaur. Chile 1.994
La Teoría General de Sistemas (TGS) fue divulgada
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Como el atractor Toro, o los elaborados por Lorenz Edward (1963), Rössler Otto (1976), Michel Hénon (1976) entre otros.
Leonardo Da
Vinci escribió al respecto: "Verdaderamente el hombre es el rey de las
bestias, pues su brutalidad sobrepasa la de aquellas. Vivimos por la muerte de
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Menciono
entre otros a Nicholas Georgescu-Roegen, Ernst Friedrich Schumacher
(1911–1977), y Hazel Henderson, Naredo, entre otros. Ver bibliografía.
Es ilustrativo al respecto el
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Ver al
respecto el libro del antropólogo Marvin Harris “Vacas, cerdos, guerras y brujas”. Ed. Alianza. 248 p.
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Ver al respecto Garnerd
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Ver Morin Edgar. ¿Qué es el
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Ver una
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.
Teoría Económica Compleja
(En construcción)