Hace apenas un mes, el 2 de septiembre del presente año, falleció Ronald
Coase (1910-2013) economista británico que recibió el premio Nobel de Economía
en 1991 por sus trabajos pioneros en los temas de costos de transacción y la
teoría de la firma. Por ello, en estos tiempos en que se habla tanto de
competitividad y de inserción en la globalización en cadenas de valor resulta
esencial recordar sus aportes, especialmente en el Caribe, donde los temas
institucionales se entienden mal o no se enfatizan lo suficiente.
Ronald Coase basó su teoría de los costos de transacción en
los aportes de un economista institucional original americano John R.
Commons, quien previamente había caracterizado a la transacción como la unidad
clave de análisis en la economía de mercado. Es famoso el teorema de Coase
según el cual si los derechos de propiedad están bien definidos entre las
partes, es posible siempre llegar a un acuerdo económico para definir las
externalidades (beneficios o costos que afectan a los productores o
consumidores por fuera del mercado). Si ello no es posible, se impone la
regulación estatal. De esta forma, el aporte de Coase a la Economía del Derecho
fue fundamental y ha iluminado numerosos procesos civiles en las cortes de todo
el mundo.
La regulación estatal es necesaria cuando los costos de
transacción entre los agentes económicos son muy elevados. Los costos de
transacción son los costos de operar en la economía de mercado. No se observan
con facilidad: están diluidos en los costos que registran los contadores de las
empresas. Ello nos lleva a un elemento fundamental en la teoría de las
organizaciones y la empresa que aclaró Coase: ¿Por qué aparecen las empresas?
¿Qué lleva a un empresario a organizar un espacio como empresa en lugar de
hacer todo por out-sourcing? La respuesta radica en los costos de transacción:
éstos definirán la frontera entre el tamaño de la firma y el mercado.
Pero lo más interesante aparece al interior de la empresa: es el mundo del
no-mercado, de la jerarquía y de la gobernanza, sea una PYME o una gran
sociedad anónima. En la puerta de la empresa se suspenden las relaciones de
mercado y a su interior, válido para cualquier organización pública o privada,
impera la jerarquía, la autoridad y determinada gobernanza. Por lo
anterior, no se puede entender hoy el management sin una teoría adecuada de la
firma (empresa) pues no es una caja negra donde se combinen factores de
producción en forma mágica. Los programas de Administración de
Empresas y de Gestión Pública, a todos los niveles, deben incorporar
cuidadosamente los análisis de Coase y los enfoques institucionalistas en
su formación académica. Sin una teoría clara de las empresas es difícil
resolver los temas de competitividad.
En el reciente evento de ExpoGestión Caribe este tema poco se
subrayó en la agenda. Apenas se tocó el tema de la institucionalidad pública en
el último panel, el cual resultó muy interesante. No basta lanzar elegías a la
globalización. Alinear los hábitos de pensamiento, los incentivos y las
organizaciones privadas y públicas con los requerimientos de una sociedad moderna
es la dura tarea que enfrentamos en competitividad. No hay que olvidarlo.
Recordemos a Ronald Coase.
Por Jairo Parada
Opinión
Opinión
Jairo J. Parada Corrales
Economista, PhD.
Barranquilla-Colombia
Celular 311-650-0550
Celular 311-650-0550
Phone and fax: 57-5-3557657
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