Entrevista de David Taguas a Sintetia: homenaje a un economista brillante

Entrevista de David Taguas a Sintetia: homenaje a un economista brillante

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Publicamos esta entrevista con gran tristeza. Hoy estamos de luto por la muerte de David Taguas, una de las mentes más brillantes de España. Un economista de referencia para muchos de nosotros, por su capacidad para mantenerse entre el equilibrio de su profundidad analítica y teórica y sus habilidades en comunicación y aportación de alto valor al debate económico. El pasado sábado hablamos ampliamente con David sobre su nuevo libro, le agradecimos todo el apoyo por nuestro nuevo proyecto en el que él era uno de los más activos participantes, Futuramarkets.es. Una tarde de sábado donde hablamos de sus pasajes teóricos que más nos llamaron la atención de su libro. Nos paramos a comentar sus análisis sobre el problema de las pensiones, de cómo abordar una crisis de la deuda, de la productividad y de los recursos humanos. Fue un fin de semana que culminó con lo que hoy publicamos y que estaba previsto para el próximo lunes 24 de febrero. Pero hoy, como homenaje queremos ofrecer a nuestros lectores las ideas y reflexiones que David Taguas nos regaló antes de su trágica muerte.
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Quien mejor resume el libro de David Taguas, Cuatro Bodas y un Funeral, es César Molinas en su prólogo: “ el libro ocupa un lugar muy despoblado en el panorama de la literatura sobre la crisis económica que aflige a España desde 2007. No abundan los libros que relaten lo que ha ocurrido a España en la última década con un enfoque cuantitativo y riguroso en teoría económica… hay un análisis de las políticas económicas que llevaron a las ‘cuatro bodas’ –explosión del gasto público, cortoplacismo de la planificación financiera de los agentes económicos, rigidez en el mercado laboral y en la determinación de rentas y una inclinación por el apalancamiento excesivo-…el libro plantea, en su segunda mitad, una discusión profunda sobre las reformas que España necesita para salir de la crisis: pensiones, fiscalidad, mercado de trabajo y sistema financiero…este libro contribuirá a que todos aclaremos más nuestras ideas”.
 La entrevista fue realizada por nuestro editor Javier García.
:: Arrancas el libro con fuertes y contundentes ideas. Por ejemplo, “no hay alternativa a la devaluación interna”, 3 preguntas relacionadas:
1.- ¿Por qué?
La razón fundamental es porque la crisis ha mutado su naturaleza. Desde que se inició la crisis de deuda en la primavera de 2010, la principal restricción que afecta a la economía española no es la demanda. Ahora la economía tiene un problema de capital. En esta situación la única vía de salida es el proceso de desinflación que debe sustentarse en dos pilares: el crecimiento de salarios y beneficios de acuerdo con la productividad y la consolidación fiscal. Resulta necesario explicar a la sociedad que el proceso de desinflación es imprescindible, que es la única salida ante la imposibilidad de recurrir, como se hizo siempre en el pasado, a devaluaciones competitivas que permitían recuperar la competitividad perdida y que debían ser aceptadas por todos. Ahora es más difícil, lo debemos hacer entre todos. Tenemos que permitir la devaluación interna para recuperar la competitividad perdida. 
2.- ¿Hasta dónde tiene que llegar esa devaluación interna?
Es difícil de saber. Los costes laborales unitarios aumentaron el 22,5% en España entre finales de 2000 y el inicio de la crisis. Pero es que desde el inicio de la crisis, el tercer trimestre de 2007, hasta finales de 2009 lo hicieron en un 7,5% adicional, es decir en las fases iniciales de la crisis los costes laborales unitarios continuaron creciendo de una forma absolutamente desproporcionada. Curiosamente, la caída desde el inicio de 2010 hasta septiembre de 2013 equivale al -7,4%, es decir se ha deshecho la subida de las primeras fases de la crisis. La situación es equivalente a la que existía al inicio de la crisis. Aún debe revertir parte de la subida del 22,5% previa a la crisis para recuperar competitividad e impulsar las exportaciones netas.
3.- Y, sobre todo, ¿cómo? ¿y qué margen o recorrido nos queda para hacerlo?
Los salarios y los beneficios empresariales deben evolucionar de acuerdo con la productividad. Ello permite la moderación de la inflación, facilitando el proceso de desinflación competitiva. Si los salarios y los beneficios empresariales aumentan en función de la productividad real, la tasa de inflación sería próxima a cero, como de hecho ocurre, por lo que los salarios no perderían capacidad adquisitiva. 
:: Te cito, las consecuencias de la crisis son mucho peor que una década perdida, sino más bien los de una generación perdida”. ¿Qué puede hacer esa generación para no estar perdida? Otorgas un papel muy destacado a la formación y creación de capital humano para relanzar esta situación, pero ¿no crees que no hay energías políticas y sociales que coloquen a este tema en caso de Estado?
Reducir el gap en capital humano llevará décadas. Los recursos que se destinen para mejorar la educación darán sus frutos a largo plazo. Pero el esfuerzo que se haga sin duda merecerá la pena. La economía española no puede permitirse que uno de los efectos colaterales de la crisis actual sea retrasar la mejora de su capital humano y posponer su convergencia con los líderes mundiales en renta per cápita. Los efectos de las mejoras en capital humano son muy importantes. Un año adicional de educación podría aumentar, en promedio, el 10% el salario real. 
:: Dices que la consolidación tiene que basarse en la reducción de gasto improductivo”. ¿Cómo se fija si un gasto o no es improductivo y dónde están las mayores bolsas de improductividad?
Se trata de reducir el gasto corriente. El ahorro público, que es la diferencia entre el total de ingresos y el gasto corriente, se sitúa en niveles inadmisibles del -5,1% del PIB. Es decir, gasto corriente excede al total de ingresos públicos en más de cinco puntos del PIB. La necesidad de reducirlo es evidente.
:: Apuntas que las medidas de política económica requieren de un correcto diagnóstico”. Dos preguntas:
1.- ¿Aún crees que hemos diagnosticado mal nuestras enfermedades económicas?
Si, existe un amplio debate sobre las restricciones a las que se enfrenta la economía. Hay economistas que defienden que la crisis sigue siendo de demanda y, por ello, consideran que la consolidación fiscal tiene efectos negativos. Pero esta visión es difícil de defender en una economía en la que el ahorro de las familias está en niveles mínimos y el déficit público se ha situado persistentemente durante los cinco últimos años en cifras de doble dígito.
2.- ¿Puedes resumir los 3/5 elementos claves que definen nuestro diagnóstico actual?
La principal restricción es de capital. Las cuentas públicas no se han estabilizado. Persiste un elevado déficit y la deuda pública sigue creciendo. Además, el endeudamiento exterior es muy importante. La posición de inversión internacional neta, la diferencia entre los activos españoles en el resto del mundo y los pasivos, se sitúa en el -97,8% del PIB y ha disminuido 7,5 puntos adicionales desde diciembre de 2011.
:: ¿Se sale de una crisis de deuda con más deuda?
No, claro que no. De una crisis de deuda se sale con ahorro. La economía española tiene un doble problema con el ahorro. El ahorro de las familias y el ahorro público se encuentran simultáneamente en niveles mínimos. La forma de resolver este problema es proceder a una reducción del gasto público que permita aumentar el ahorro público, para que al menos no detraiga recursos del sector privado, y revertir las subidas impositivas que han fulminado el ahorro de las familias.
:: ¿Y cómo se atrae capital e inversiones? ¿Cómo tiene que cambiar nuestro ecosistema institucional, social y empresarial para lograr ser un epicentro de atracción de nuevas inversiones?
Es necesaria una amplia reforma institucional. El magnífico libro de Acemoglu y Robinson(2012): «Por qué fracasan los países» muestra que el bienestar de los países depende de la calidad de sus instituciones políticas y económicas. Y debe constituir una referencia para las reformas que debemos impulsar.
:: El déficit público no es ni bueno ni malo, no es conservador ni demócrata”.¿Cómo se tendría que comportar el déficit público ante los diversos ciclos económicos?
Debe haber equilibrio estructural en las cuentas públicas. Ello permite las políticas de estabilización sin olvidar su sostenibilidad. 
:: Explicas de forma detallada cómo la subida de impuestos no necesariamente está generando más recaudación, varias cuestiones: 
1.- ¿Tenemos un sistema fiscal “demasiado complejo”? ¿Hay margen para que sea más sencillo y más efectivo?
Es necesario que el sistema fiscal sea más sencillo. Pero sobre todo debe serlo el IRPF ya que afecta a todos los ciudadanos. El IRPF actual está absolutamente alejado de los ciudadanos. Es imprescindible acercarlo a los mismos. Para ello debe ser transparente. Y ello no es obstáculo para que sea equitativo.
2.- ¿España penaliza a los ahorradores fiscalmente?
Si, de una forma extraordinaria. Éste es uno de los problemas endémicos de la sociedad española, una fiscalidad que penaliza el ahorro, incentivando el consumo desenfrenado.
3.- ¿Está España incentivando fiscalmente con la energía que se requiere el empleo o las inversiones en I+D o, por ejemplo, la recapitalización de las empresas?
No, es necesaria la reforma fiscal pero se requiere también una reforma energética profunda desde hace mucho tiempo.
:: Te cito los incentivos del mercado de trabajo están diseñados de forma absolutamente contraria a los intereses generales”. ¿El mercado laboral, como la educación, están de forma permanente en eterna reforma y parece que se estropea más que se arregla con cada reforma? ¿Necesitamos un big push en estos temas esenciales?
Ya he dicho que la educación debe ser el tema central. Los incentivos deben diseñarse de forma adecuada. La política económica consiste precisamente en diseñar los incentivos adecuadamente. Las prestaciones por desempleo no deben desincentivar la búsqueda de trabajo sino lo contrario.
:: ¿Cómo le decimos a una empresa con una buena cartera de pedidos que no puede producir porque no tiene acceso ni a una línea de circulante que “la depresión ha acabado”. ¿Cuándo llegará el oxígeno financiero a empresas y particulares?
Desde luego de una crisis de deuda y de exceso de crédito no se sale con deuda ni con más crédito. El crédito al sector privado aún tardará en recuperarse, no se puede olvidar que la economía debe continuar el desapalancamiento y que, por tanto, el crédito al sector privado deberá crecer menos que el PIB.
:: Un capítulo absolutamente imprescindible del libro es el que dedicas a las pensiones. Yo sólo quiero preguntarte algunas ideas:
1.- ¿dónde están las principales grietas de nuestro sistema de pensiones?
Como todo sistema de reparto, nuestro sistema de pensiones se enfrenta a los retos que supone el cambio demográfico, es decir al envejecimiento de la población. Cuando se implantaron los sistemas de reparto, a mediados del S. XX, la proporción personas mayores de 65 años se situaba en España en el 7%. A mediados del S. XXI, esta proporción habrá aumentado hasta el 36,2%.
2.- ¿Puedes explicarnos cuál es el papel que desempeña el papel de la productividad y la mejora del capital humano en aspectos tan relevantes como la sostenibilidad del sistema de pensiones?
La única vía para solucionar este problema es aumentar el ahorro. Para ello hay que diseñar una fiscalidad que no lo penalice. Y, efectivamente,  el gran reto es el capital humano. La evidencia muestra que, en promedio, por cada año adicional de educación, el salario real aumenta el 10%. Esta es la única vía para aumentar el bienestar de todos, de los trabajadores y de los pensionistas.
:: Para acabar quería entrar en una reflexión sobre la Unión Europea: 
1.- ¿qué responsabilidad ha tenido en el tsunami financiero de nuestra crisis?
La realidad es que fue el detonante de la misma. Pero no se debe considerar que la crisis ha sido homogénea, sino todo lo contrario. Se ha desarrollado en distintas fases a lo largo de las cuales ha ido mutando su naturaleza. Este es un aspecto crucial para pensar en la misma.
2.- ¿la Unión Europea es una mole burocrática que constriñe el crecimiento económico o en realidad es una maquinaria que podría ayudar a que Europa compita con flexibilidad y conocimiento en una geografía económica cada vez más compleja? 
La Unión Europea después de las sucesivas ampliaciones constituye un proyecto político de una dimensión trascendental. Pero ello no debe ser un obstáculo que impida la modernización europea en el actual proceso de globalización. Europa debe estar a la cabeza del mismo y ello implica que deben impulsarse el proceso reformador que lo haga posible. También la Unión Económica y Monetaria debe superar las insuficiencias con las que fue creada. Y para ello es clave establecer un juego cooperativo y abandonar el “juego del gallina” en el que han estado inmersas las economías periféricas, por una parte, y las del centro y norte, por otra.

El colapso de un modelo. Jordi Maluquer

El colapso de un modelo


El profesor Jordi Maluquer de Motes analiza las causas y las consecuencias de la nueva gran depresión económica española bajo la luz de la historia

Fuente: Josep Maria Soria –La Vanguardia ,2 Marzo de 2015-03-02

El acreditado profesor Josep Fontana escribe que- la economia española en perspectiva histórica -de Jordi Maluquer (pasado y presente,2014) es un libro de su experiencia de mas de 40 años de investigación y de docencia, en el que además de renovar la historia económica, porque concede una gran importancia a los factores políticos y sociales es un trabajo “absolutamente necesario para quienes aspiren a armar una interpretación coherente de lo sucedido en España y muy en especial del fracaso de un crecimiento que llevó a que de 1997-2007 se llegase a doblar el PIB por habitante” (del 8 país al actual 14 país en PIB)

Este hundimiento del crecimiento tiene que ver no solo con unas seculares debilidades estructurales del estado español, que Maluquer escudriña de forma minuciosa para poner de manifiesto el acierto de la afirmación de Lord Byron “el mejor profeta del futuro es el pasado” sino también con el hecho de que en la segunda mitad del siglo XX y el primer decenio del XXI ha sido incapaz de superar los retos que tenia por delante.

Las tres grandes depresiones españolas

Maluquer analiza las tres grandes depresiones de la España contemporánea que todas tienen un importante componente exterior. La primera (1881-1896) viene determinada por la caída de la competitividad del sector agrario, básico entonces en la economia española,por la llegada masiva de productos de ultramar (EEUU-Argentina) y por la destrucción de la producción vitícola por la plaga de la filoxera
La segunda (1929-1939) tiene su causa principal en el colapso de las economías mas desarrolladas del mundo, que provoca la caída de las exportaciones, el retorno masivo de los emigrantes españoles residentes en el exterior, el hundimiento de la inversión productiva y una masiva fuga de capitales al proclamarse la segunda república. Se prolonga en nuestro país por otra parte, con dos décadas enteras de mísera, autarquía y aislamiento
internacional (1939-1959, después se desarrolla el plan tecnócrata de estabilización y apertura)
La paradoja de la gran depresión actual que se inicia a finales del 2007 se basa en la caída del crecimiento, por el colapso de la productividad, cuando se dispone de un equipamiento tecnológico avanzado que debería haber permitido elevar la eficiencia productiva y reducir los costes.

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Las causas de la depresión actual
Aunque el origen está en la crisis de las subprime norteamericanas, las causas son el muy excesivo endeudamiento exterior, la caida de la productividad y la perdida de competitividad que colocaron a España en una situación de enorme debilidad. Había señales que no deberían haber pasado desapercibidas. En plena fase expansiva, el déficit por cuenta corriente de la economia española es el mas grande del al historia y el año 2007 alcanza casi el 10 % del PIB, un nivel auténticamente astronómico. La pertenencia a la zona euro anulaba la posibilidad de devaluar la moneda, herramienta que la experiencia  histórica  demuestra que hubo de ser utilizada cuando aquel déficit superaba un mucho mas modesto 4 % del PIB. El profesor luis Angel Rojo siempre advirtió que la integración a la moneda única requería ser muy prudente, pero ni los gobernantes ni los agentes económicos ni los ciudadanos en general lo fueron. Otra causa es el estancamiento de la productividad  .Hasta 1996, este índice que mide la producción media por trabajador, no dejo de crecer en España e forma regular desde que existen datos de 1850 en adelante. Preso desde 1997 hasta 2007 se trunca esa dinámica, a pesar de la aportación que debía suponer la aplicación de las nuevas tecnologías. Una anomalía que se focaliza en la construcción y en los servicios (turismo,asistencia domestica, etc) sectores donde se incorporan masivamente con cinco millones de inmigrantes con baja cualificación media que ,aunque hacen crecer el PIB real, rebajan el PIB por habitante que es el que ide el crecimiento de forma efectiva. Ademas, los muy elevados costes salariales y fiscales debilitan la exportación y alientan la desindustrialización. Asi que para Maluquer,la verdadera causa de la depresión en España no es el pinchazo de la burbuja inmobiliaria -expresión dramática de sus consecuencias- sino el estancamiento de la productividad, la perdida de competitividad y el enorme endeudamiento exterior

Los principales errores

El autor señala que el mayor error cometido por los gobernantes españoles de los años de la mal llamada “década prodigiosa” es no haber corregido el déficit exterior, consecuencia inevitable y demostración palpable de que el sistema perdía competitividad. Contrariamente se sacó pecho o se miró para otra parte, confiando en la diosa fortuna o en la providencia. Además, se utilizaron los muy cuantiosos fondos europeos de forma ineficiente *  cuando no suntuaria electoral, poco o nada responsable o incluso con frecuencia delictiva. Ahí están las fuentes de la corrupción política. El ejemplo mas paradigmático de la falta de escrúpulos y de racionalidad en el gasto publico es la faraónica construcción del AVE, con centro en Madrid, mientras la red ferroviaria convencional sigue con un ancho distinto al europeo o mientras el corredor mediterráneo, que es sin duda el mas rentable y el de mayor capacidad de contribuir al crecimiento económico en el medio y largo plazo sigue en el limbo de los proyectos que avanzan a tracas y barrancas .Respecto de la corrupción, afirma que o es privativa del sistema político sino que se halla muy arraigada en los hábitos y en las mentalidades de la ciudadanía y en los comportamientos y en las rutias de las administraciones publicas. La corrupción política es consecuencia de un grave problema de fondo, que exigiría una profunda reforma administrativa –pendiente desde el final de la dictadura- contra el que hasta ahora se ha sido poco o nada beligerante

Los responsables

La respuesta de Jordi Maluquer es inmediata: “el país entero” Es cierto-señala- que la clase política no ha estado a la altura y también lo es que la responsabilidad de quienes ejercieron las tareas de gobierno es muy superior a la del simple ciudadano que trabaja y paga sus impuestos.Pero el país entero –que, al fin y al cabo, es quien elige a los gobernantes – tampoco estuvo a la altura.  “Cuando se analiza el pasado ,queda claro que no era tan difícil tomar conciencia que se estaba en un camino insostenible a medio plazo, pero quien trataba de llamar la atención sobre el problema era marginado” **


Para el autor en estas actitudes colectivas hay mucho de herencia del franquismo, que se manifiesta en la falta de reflexión individual y colectiva sobre los problemas comunes, “antes mandaba el general y ahora mandan los partidos, a los que se exige que sean quienes aporten soluciones, lo que explica que hayan elegido a políticos incompetentes, con muy bajo nivel de formación, poco transparentes o sencillamente corruptos” La pregunta que se hace Maluquer es porqué se es tan tolerantes con la falta de formación de muchos políticos, que no pasarían pruebas sencilla para optar a trabajos de baja calificación o a puestos de modesto nivel en la propia administraciónes públicas

El futuro

Para el catedrático de la UAB se han realizado dios grandes reformas, la laboral y la financiera. El mercado laboral ha eliminado aquella extrema rigides que le caracterizo por décadas. El sistema bancario ha sido sometido a una purga de extraordinaria dureza que ha eliminado a todas las entidades que actuaron de forma imprudente e irresponsable. Pero restan por realizar cambios trascendentales ,particularmente en la esfera de las administraciones publicas



El carácter vitalicio de los puestos de trabajo
Entre las reflexiones que aporta Jordi acerca de unas realidades profundas que poco tienen que ver con la propaganda simplista que difunden habitualmente nuestros políticos” según escribe el profesor destaca la necesidad “de eliminar el carácter vitalicio de los puestos de trabajo, con criterios  de eficiencia, racionalidad y rentabilidad” especialmente en un mundo que se define por el cambio continuo y la necesidad de adaptaciones permanentes, aligerarla y profesionalizarla”

*Equivalente a 3 planes Marshall
**Los medios de comunicación estaban totalmente alienados con las acciones de marketing de los políticos (casos como el pf.Montalbo, al que se le eliminaban párrafos de sus advertencia en 2006)

Europe: No country for young people Juan Dolado

Europe: No country for young people

Juan Dolado 09 February 2015
A slight twist on the title of the Coen brothers’ Oscar-winning film No Country for Old Men seems to match well the growing concern in Europe of having a lost generation. This is especially the case in those peripheral economies badly hit by the Great Recession and the subsequent sovereign debt crisis.
Yet, the problem is far from being new. It has been around for several decades, and has been subject to a wide range of policy interventions. The rise in youth joblessness has not happened across the board, and youths in some European countries have fared much better than in others. Therefore, identifying which of those policy actions have been more effective – as well as the obstacles to their implementation in some countries – is a key element in analysing how to straighten the current course of events and prevent any future recessions hitting youth as hard.
In a recent VoxEU.org eBook (Dolado 2015), several labour economists review the relevance of policy lessons from their specific country experiences in order to: (i) improve the transition from school to work, (ii) foster the creation of more jobs for young people, and (iii) increase the well-being of youths overall. Additionally, they look at the recent proposal of a new ‘Marshall Plan’ of the European Commission – the so-called Youth Guarantee – to find a coordinated solution to youth joblessness.
A good starting point to address these issues is to recall why youth unemployment rates tend to be higher than adult rates (Blanchflower and Bell 2011). From the demand side, it can be argued that
  • Firms in distress tend to dismiss youths first, particularly where statutory redundancy payments depend heavily on seniority, since young people have less specific human capital; and
  • Youths often find themselves in an experience trap, whereby employers require experienced workers, so that young people are placed at the back of the queue and cannot increase their own experience.
From the supply side, there are:
  • A much higher worker turnover among youths because their initial job matches may not fit well with their preferences and skills; and
  • The financial protection that youths receive from their families, which may improve their outside option of not working.

The different labour markets facing young people in Europe

The EU27 average youth (15–24) unemployment rate is around 23%, approximately twice the adult/prime-age (25–54) unemployment rate. When looking at country-level rates, we first find a group formed by central European and some Scandinavian countries, with youth unemployment rates below 20%. Then there are France, Sweden, the UK, and some eastern countries in a second group with rates between 20% and 30%. Finally, the group of the worst performers includes Ireland, some Balkan countries, and primarily the olive-belt countries badly hit by the Crisis, among which Greece and Spain stand out with youth unemployment close to or above 50%.
Figure 1 displays the ratios between youth and adult unemployment rates on the vertical axis, and the overall unemployment rate on the horizontal axis, both as of 2013. Somewhat surprisingly, it can be seen that the reported ratios do not fit neatly into the previous classification of countries, and that there is not a clear relationship between these two variables. For example, the youth–adult unemployment ratio is above 3.5 in Italy, Sweden, and the UK, while it lies between 2.0 and 2.5 in Greece and Spain, though admittedly there is no divergence as regards the third group, with countries such as Austria, Germany, Switzerland, and the Netherlands exhibiting the lowest ratios. Thus, a lesson to be drawn from this evidence is that in some countries youth labour market problems just reflect overall problems while in others there is a specific issue with youth unemployment.
Figure 1. Ratio between youth (15–24) and adult (25–54) unemployment rates
Source: European Labour Force Survey (annual samples, 2013).
Yet, it can be argued that youth unemployment rates are not the best indicators of young people’s fortunes in the labour market since many of them are still enrolled in the education system. For example, with an EU average labour force participation rate of about 40% (versus 61% in the US or around 55% in central European countries and the UK), a youth unemployment rate of 23% means that ‘only’ 10% of the (15–24) youth population are unemployed.
For this reason, a more relevant statistic is the so-called NEET rate, an acronym devoted to those in the 15–24 population who are not in education, employment, or training. This definition includes the unemployed, school dropouts, and all those discouraged college graduates who still have not found a job. Figure 2 shows NEET rates for EU27 countries in 2008 and 2013. As can be observed, although these rates move within a lower range of 5% to 25%, the breakdown by countries mimics the one on youth unemployment rates. Furthermore, when the NEET rates are computed also including individuals aged 25–29, the rates are between 2 (Italy) and 9 (Spain) percentage points higher that when only considering those aged 15–24, and in some countries (Ireland, Italy, Portugal, and Spain) more than 25% of young people who have completed higher education are classified as NEET.
Figure 2. NEET rates (15–24)

Lessons from this eBook

In view of the previous evidence, the chapters of this eBook are structured around detailed accounts of how specific countries in the above-mentioned three categories have dealt with their youth labour market problems. In particular, the contributors to this volume focus on the following country studies:
  • Group I (top performers): Austria, Germany, and Switzerland.
  • Group II (middle performers): France, Sweden, and the UK.
  • Group III (laggards): Greece, Italy, Portugal, and Spain.
  • Additionally, there is an early evaluation of the Youth Guarantee.
There are many lessons to be drawn from these reviews, which I summarise in the remainder of this column. Some are well known, but others are more novel.

Austria, Germany, the Netherlands, and Switzerland

The relative success of countries in Group I relies on the efficient use of the so-called ‘dual system’ (on-the-job training combined with formal vocational schooling) and the strengthening of ‘pre-apprenticeship’ or ‘third track’ transition systems, targeted at potential school dropouts with limited competencies.
In this latter programme, disengaged youths from school are prepared to access the more conventional apprenticeship tracks, without providing formal qualifications. Further, there has been an effort to establish ‘bridges’ from vocational training to formal qualifications, opening pathways to higher education. Yet, there have been other factors that have helped these countries to keep youth joblessness under control during the Crisis: (i) shrinking cohort sizes (in Germany), (ii) an abundance of (voluntary) part-time jobs (in Switzerland, but also in the Netherlands), and (iii) a strong consensus among policymakers and social partners on fighting youth joblessness (in Austria and also in the Netherlands).

France, Sweden, and the UK

Regarding the countries in Group II, the usual culprits for their mediocre performance are stringent employment protection and minimum wages (in France and Sweden), plus a partially dysfunctional education system (in France, Sweden, and the UK).
Further, it is argued that the high youth–adult unemployment ratio in the first two countries may be an artefact of the crude definition of unemployment in conventional Labour Force Surveys, according to which youths are counted as employed if they work in a store for one hour, and unemployed if they are looking for a part-time job while studying. Further, students frequently take ‘gap years’ before starting higher education. Since these are standard practices among many youths in Sweden and the UK, the high youth–adult unemployment ratio in both countries might not be a very good indication of social exclusion.
Yet, both France and Sweden have high shares of temporary contracts as a result of the extremely dual nature of their employment protection legislation. However, whereas temporary contracts play a screening role in Sweden, they often become dead ends in France. On top of that, minimum monthly wages are particularly high in France (€1,445 in 2014), even allowing for the lower minimums for youths (80% and 90% of the adult minimum for those aged 16–17 and 17–18, respectively). This, together with the lack of resources devoted to job-seeking support for the less qualified, aggravates the situation of French youth.
Likewise, the lack of a well-developed vocational training system in the UK, combined with the fall in early retirement as a result of pension fund deficits and the dismantling of the Future Jobs Fund in 2010, hit young people hard. However, the introduction of the Work Programme in 2011 – operated by approved providers who receive a payment for sustained employment – and ‘pre-apprenticeships’ for youths with low school grades at the age of 16 have helped to progressively reduce youth unemployment to pre-recession levels as the UK economy has recovered.

Greece, Italy, Portugal, and Spain

As is well known, the four countries in Group III are among those that have been hit hardest by the Crisis, Greece being the most prominent example of a collapsing economy subject to ‘internal devaluation’ and severe austerity measures.
Yet, the youth unemployment and NEET rates were higher than in most other EU countries before the Crisis, due to high youth sub-minimum wages, the perception that vocational training was of low quality, an excess supply of university degrees facilitating access to the public sector, and the difficulty of implementing an apprenticeship programme in an economy where very small firms make up a large share of employment. The last three features are also shared by Portugal and Spain.
Italy is another outlier with a very high youth–adult unemployment ratio. Several explanations have been provided for this feature. First, as with other southern Mediterranean economies, Italy has a dual labour market as a result of the deregulation of temporary contracts in the late 1990s. This was useful in reducing youth unemployment in an otherwise rigid labour market, given the flexibility of temporary contracts. Yet, like in Spain, the gap in employment protection between indefinite and temporary contracts implied a lot of churning, poor training of workers under fixed-term contracts, and a high destruction rate of temporary jobs when the recession hit.
Further, a specific institution of the Italian labour market – the Cassa Integrazione Guadagni, which provided income support to permanent workers who were laid-off – not only meant that they were not counted as unemployed in the official statistics but also reduced the hiring of youths in the short run. On top of that, a pension reform in 2012 increased the pensionable age, preventing the substitution of older workers with young ones in the short run. Finally, as in other countries in this group, there is a weak dual vocational training system leading to a high increase of NEETs, not only among those aged 15–24 but also among the slightly older 25–29 group.
As mentioned earlier, segmentation is also a trait of the Portuguese labour market, albeit in this case not due to large employment protection gaps, but because there is large judicial uncertainty (i.e. red-tape costs) in terminating open-ended contracts. As in other laggard countries, the Portuguese government’s reaction to growing youth unemployment was not been well designed. For instance, active labour market policies lacked a well-defined target population, being devoted to subsidising workers younger than 31 with completed secondary education or college and thus leaving aside the most disadvantaged groups. As in Greece and Spain, the immediate response to very high youth unemployment and NEET rates has been a large outflow of young emigrants, which is likely to contribute to lowering both rates when the Portuguese economy improves, but also to leave long-lasting scars behind.
Lastly, there is the case of Spain which, despite suffering a much lower fall in GDP than Greece, exhibits one the most dramatic performances in terms of the youth labour market indicators, as also happened during the recessions of the mid-1980s and the early 1990s. Spain has been the epitome of a dual labour market, with a large employment protection gap and high red-tape costs, wage rigidity, excess churning, and investment in low value-added sectors amenable to the use of flexible temporary contracts (such as real estate and tourism), coupled with poor training and very low ‘temp-to-perm’ conversion rates. All these factors have led these contracts to become dead ends – instead of stepping stones – for the careers not only of the low-skilled but also many graduates. A recent labour market reform in 2012 has reduced the employment protection gap, but not by much, though it has succeeded in decentralising collective bargaining, but perhaps by too much.
At any rate, the fact that the youth–adult unemployment ratio is not particularly high points to the Spanish labour market being dysfunctional at the overall level rather than in relation to youths. A poorly designed vocational training system, a large share of small firms in employment hindering the use of apprenticeships, a limited use of pre-apprenticeship tracks, and the widespread use of active labour market policies based on subsidising permanent contracts – with limited effects due to large substitution effects – suggest that the scarring effects of the Great Recession for youths are bound to be long-lasting. Further, as expected, the recent recovery in the Spanish economy has been mostly based on the creation of temporary and part-time jobs so that one cannot discard the possibility that, in a few years, we may observe a repetition of the housing bubble episode of the recent past.

The European Commission’s Youth Guarantee scheme

The concern that there may be a lost generation led the European Commission to launch the Youth Guarantee scheme in 2013 as a pledge by member states to ensure that youths under 25 (whether or not they are registered in the public employment services) receive either an offer of employment, continued education, an apprenticeship, or training within four months of becoming unemployed or leaving formal education.
Relying on the successful experiences of some Nordic countries, the Youth Guarantee aims to combine early intervention with activation policies, involving public authorities and all social partners, especially in the Crisis-ridden countries of Group III.
Its targets are the 7.5 million youth NEETs, of whom almost a third are long-term unemployed, and the costs of whom in terms of benefits and foregone income and taxes amount to €162 billion, i.e. almost 1.3% of Europe’s GDP. In comparison, the estimated cost by the European Commission of implementing the Youth Guarantee is in the range of €21 billion per year. The EU will top up national spending on Youth Guarantee schemes through the European Social Fund and other financial sources, having put on the table an initial amount of €6 billion earmarked to help NEETs in regions with youth unemployment of above 25%. In comparison with the annual needs, this is clearly an insufficient amount. Yet, as in the case of the Junker Plan for investment in infrastructure, the hope is that the leverage multipliers will be large.
Although it is still too early to evaluate the potential effects of the Youth Guarantee, past experience of similar schemes in Scandinavia and elsewhere indicates that the expected gains from its introduction are very small, at least in the short run and lacking an agenda to stimulate growth in Europe for the time being (Card et al. 2010). Further, there is a risk that the introduction of the Youth Guarantee may delay the adoption of more politically sensitive reforms, such as measures to reduce labour market dualism in the peripheral countries. Nonetheless, the Youth Guarantee contains some favourable elements. The most important of these is having a specific target in the form of NEET, rather than a blurred target. The lessons drawn from successful experiences in Group I countries should be applicable to the rest of Europe. Some should be easier to implement, like the introduction of well-budgeted pre-apprenticeship tracks in the education system or a fruitful collaboration between the underfinanced Public Employment Services and private agencies, which so far have played a very small role as labour market brokers. In exchange for reasonable fees for each difficult NEET that receives one of the above-mentioned offers, the latter could help Public Employment Services (dealing with the easier cases) in achieving training and job sustainability, initially for disadvantaged young people but later also for older starters.
What the Youth Guarantee should definitely avoid is providing unlimited subsidies to firms that rarely translate into stable jobs and lead to a lot of churning due to their deadweight and substitution effects. It should also avoid handing control of training funds over to trade unions and employer associations without strict surveillance by public authorities. As proven in Spain, where there have been several big scandals relating to the mishandling of these funds, this is not a good strategy. Further, the difficulty in implementing apprenticeships and traineeships in small firms could be circumvented by encouraging large (and profitable) firms to support this type of action targeted at small firms in exchange for some tax reduction.
Finally, a drastic reform of employment protection legislation in dual labour markets is paramount (Bentolila et al. 2010). Marginal reforms do not work in the long run, and the introduction of a single open-ended contract with severance pay smoothly increasing with job tenure (up to a cap), or the combination of this and a so-called ‘Austrian capitalisation fund’ (i.e. workers’ notional accounts involving a few percentage points of payroll taxes, which can be used along the lifecycle and not necessarily when a dismissal takes place) should be prioritised before the Youth Guarantee funds reach the countries concerned. The recent approval in Italy in December 2014 of a draft law involving a single open-ended contract shows that the usual excuses from other governments for blocking its introduction – under the claim that it is against their constitutions – are not justified. A few fixed-term contracts (e.g. replacement contracts) should be allowed to persist, since they may play a role in rapid job creation when the economy picks up speed. Even in those countries that signed Convention C158 of the International Labour Organization – requiring a cause for termination of employment at the initiative of employers – there could be two different profiles of single open-ended contract, one related to economic dismissals and another to unfair dismissals with minimal intervention by judges.
Without solving these structural problems, the available funds of the Youth Guarantee will do little to support the provision of training and high-quality jobs for youths, making our slight twist on the Coen brothers’ movie title a sad reality.

References

Bentolila, S, T Boeri, and P Cahuc (2010), “Ending the scourge of dual labour markets in Europe”, VoxEU.org, 12 July.
Blanchflower, D and D Bell (2011), “Young people and the Great Recession”, Oxford Review of Economic Policy, 11: 241–267.
Card, D, J Kluve, and A Weber (2010), “Active labour market policy evaluations: A Meta-Analysis”,Economic Journal 120: F452–F477.
Dolado, J (ed.) (2015), No Country for Young People? Youth Labour Market Problems in Europe, VoxEU.org eBook, London: CEPR Press.

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