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Demoledor informe de Caruana (BIS) contra la compra de deuda por los bancos centrales

Demoledor informe de Caruana (BIS) contra la compra de deuda por los bancos centrales

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Paréntesis en la tradicional frialdad del Banco de Pagos Internacional. El BIS (por sus siglas en inglés), que dirige el español Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España, ataca en su informe anual de una forma inusual la compra de deuda pública por parte de los bancos centrales. Y lo hace con un argumento sólido. Los activos en poder del regulador representan ya una cifra descomunal: nada menos que 18 billones de dólares. O lo que es lo mismo, el 30% del PIB mundial, “el doble que hace una década”, sostiene el organismo que agrupa a los bancos centrales de todo el mundo. Ofrece, igualmente, otro argumento de peso: “la deuda pública ha ido perdiendo su carácter de activo sin riesgo a un ritmo alarmante”.
El BIS reconoce en su informe que, gracias a la “actuación enérgica” de la autoridad monetaria tras la caída de Lehman Brothers, se evitó el colapso de la economía mundial, pero, dicho esto, asegura que la acción combinada de compras masivas de deuda pública y tipos de interés reales negativos ha devenido una situación explosiva. “Los riesgos no pueden sino acumularse”, afirma. Y para demostrarlo pone como ejemplo lo sucedido en Japón durante los años 90, donde se “desperdiciaron” ingentes cantidades de dinero para “salvar a prestatarios y bancos ya de por síinsolventes”. Habla incluso de que “mantener los precios de activos artificialmente inflados pone en riesgo la estabilidad financiera mundial”.
En palabras de los banqueros del BIS, los agentes económicos sobreendeudados “no deben seguir endeudándose para gastar”, pero al mismo tiempo alerta de que “un sistema financiero deteriorado resulta menos eficaz para transmitir la orientación de la política al resto de la economía”. Y en este sentido, clama contra la política de los bancos de mantener vivos préstamos que en realidad están en situación de mora. Pero no se reconoce esta situación toda vez que las entidades tienen asegurada la financiación acudiendo al BCE. “Las bajas tasas de interés reducen el coste de oportunidad de mantener préstamos en mora y pueden llevar a los bancos asobrestimar su capacidad de devolverlos”, asegura.
EL BIS explica que una política monetaria excesivamente laxa (mediante la compra de bonos públicos y tipos de interés reales negativos) lo que está provocando es unretraso en los ajustes fiscales. O dicho en otros términos. Los gobiernos aplazan la toma de decisiones porque saben que tarde o temprano los bancos centrales saldrán en su auxilio.
Según sus datos, y en el caso del BCE, la autoridad monetaria ha adquirido hasta ahora deuda pública de los países periféricos por valor de 212.000 millones de euros, mientras que ha garantizado otros 69.000 millones.     
Problemas de solvencia
En palabras del BIS, “sería un error pensar que los bancos centrales pueden utilizar sus balances para resolver cualquier problema económico y financiero: no pueden inducir el desapalancamiento, no pueden corregir los desequilibrios sectoriales y no pueden resolver problemas de solvencia”. Y en un tono algo apocalíptico, asegura que de persistir esta estrategia, y cuando llegue el momento de endurecer la política monetaria, es posible que sea demasiado tarde. Si eso ocurre, sostiene el BIS,  “los bancos centrales sufrirían una pérdida definitiva de su credibilidad y quizás incluso de su independencia”.
Según sus datos, desde que estallara la crisis en 2007, la deuda pública de las economías avanzadas ha aumentado en promedio desde aproximadamente el 75% hasta más del 100% del PIB, y los déficits públicos se han disparado de media del 1,5% al 6,5% del PIB. Tanto es así que  en la mayoría de las economías avanzadas, entre ellas la española, los presupuestos públicos, excluidos los pagos de intereses, “deberían registrar un superávit de más del 2% del PIB durante 20 años seguidos tan solo para que la relación entre la deuda y el PIB volviera a los niveles anteriores a la crisis“.
El problema, como asegura el BIS, es que se ha establecido un círculo vicioso entre cuentas públicas y sistema bancario, y el resultado no puede ser más letal. Lo cual ha agravado la fuga de depósitos en los países con más problemas: Según sus estimaciones, se han producido salidas netas de capital privado en Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España, mientras que hay entradas de capital en Alemania y los Países Bajos.
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SNB
El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) acaba de advertir a los bancos centrales de que deberían comenzar a reducir el exceso de liquidez para luchar contra la crisis. "Por fin se está diciendo claro", apunta el Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull Santiago Niño Becerra.
En su opinión, lo que se ha estado haciendo todos estos años es "comprar tiempo sin arreglar absolutamente nada". "El BIS ha dicho que las inyecciones de fondos por parte de los bancos centrales ya han dado de sí todo lo que podían dar"señala el economista en su cuenta de twitter.
Becerra se refiere así a las palabras del asesor económico y responsable del departamento monetario y económico del BIS Stephen Cecchetti, que opina que los bancos centrales "no pueden hacer más sin elevar los riesgos que ya han creado". "No pueden hacer 'todo lo que haga falta' para devolver las economías, todavía afectadas por la atonía, a un crecimiento fuerte y sostenible", señala Cecchetti.
"Son otros los que tienen que actuar, acelerando las difíciles reformas, pero fundamentales, y trabajar para poner en marcha el crecimiento de la productividad y del empleo", señala el experto del BIS. "Cada país tiene que adaptar el programa de reformas para maximizar sus posibilidades de éxito sin poner en peligro la recuperación económica en curso."
Niño Becerra insiste al respecto que lo que se ha estado haciendo es "comprar tiempo, pero la solución a la crisis no es monetaria, sino que pasa por realizar los cambios sistémicos precisos para, entiendo, preparar el cambio de modelo". "Es preciso introducir más flexibilidad, y alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas", añade Becerra.
Eso sí, el Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull hace una crítica: el BIS "no dice ni pío sobre la deuda total, impagable, que embebe todos los recovecos de la economía y de la sociedad. Lo dejarán para la próxima", concluye.
Romper los círculos viciosos BIS
 ¿Cómo convertir estos círculos viciosos en virtuosos? Las principales amenazas para la economía mundial se 

agrupan en torno a cuatro retos pendientes: el ajuste estructural, los riesgos de la política monetaria y la política fiscal y la reforma financiera. Estos cuatro temas y las medidas necesarias para encauzar la economía en una senda de crecimiento sostenible a largo plazo son el foco de atención de los Capítulos III–VI de este Informe. En el resto del presente capítulo se extraen recomendaciones para las políticas económicas mundiales. Antes de concluir, se analizan los círculos viciosos que actualmente afectan a Europa, donde la unión monetaria se enfrenta a los retos mencionados y además a los relacionados con una configuración institucional incompleta

 .http://www.bis.org/publ/arpdf/ar2012_1_es.pdf


¿senda de crecimiento sostenible a largo plazo?....
...mas bien parece una senda tortuosa de crecimiento y no crecimiento....crecimiento x crecimiento sostenible o no sostenible es pensar en viejos parámetros ? ...otros dicen primero decrecer para después crecer...?

  • Es inevitable la transición hacia una economía del no-crecimiento, o más bien hacia una economía en la cual el crecimiento sea definido de una manera fundamentalmente diferente. Pero nos irá mucho mejor si la planificamos, en lugar de limitarnos a contemplar perplejos cómo empiezan a fallar las instituciones de las que dependemos, para luego tratar de improvisar una estrategia de supervivencia ante su retirada."
    http://www.resilience.org/stories/2011-01-14/el-fin-del-crecimiento
  • ¿ el problema es ese como planificar sin ser un régimen planificador?, como planificar en una economia de mercado...¿puede ser posible via incentivos positivos ?....o via revoluciones tecnológicas ?
"actualmente deberíamos estar experimentando superávits de casi el 2% para comenzar a estabilizar la deuda" 

Vicente Rios ( investigador de macroeconomía especializado en la modelación de sistemas sociales dinámicos y la propagación de perturbaciones espacio-temporales en los mismos. Me interesa especialmente el diseño de modelos sociales alternativos dada la actual crisis sistémica. Considero que el futuro de las ecologías humanas pasa por una profunda transformación del modo de producción y distribución. Del mismo modo, la forma de llevarlo a cabo y terminar con la actual casta parasitaria precisará de una redistribución del poder político y económico total) 

Después de la fiebre del oro, de Nouriel Roubini

El autor sostiene que entre 2009 y 2011 se produjo una burbuja del oro, que llevó a un aumento de los precios de este metal precioso desde los 800 dólares la onza a los 1.900. Considera que ya estalló y augura que los precios todavía bajarán mucho más.
El aumento en los precios del oro en los últimos años –desde 800 dólares la onza a principios de 2009 hasta más de 1.900 dólares a finales de 2011– presentó todas las características de una burbuja. Y ahora, como todos los repentinos aumentos de precios de activos divorciados de los aspectos fundamentales de la oferta y la demanda, esa burbuja se está desinflando. En su punto máximo, los llamados escarabajos de oro –una combinación de inversores paranoicos y otras personas con una agenda política basada en el miedo– alegremente predecían precios de 2.000, 3.000 e incluso 5.000 dólares en cuestión de años. Pero, desde entonces, los precios han avanzado mayormente en dirección descendente. En abril, el oro se vendía por cerca de 1.300 dólares la onza, y el precio aún ronda por debajo de los 1.400: una caída de casi el 30 % respecto a los máximos de 2011.
Hay muchos motivos que explican por qué estalló la burbuja y los precios del oro probablemente bajen mucho más, en dirección hacia a los 1.000 dólares en 2015.
RIESGOS PASADOS
En primer lugar, los precios del oro tienen a dispararse cuando hay riesgos económicos, financieros y geopolíticos graves para la economía mundial. Durante la crisis financiera global, incluso la seguridad de los depósitos bancarios y de los bonos gubernamentales fue puesta en duda por algunos inversores. Si usted se preocupa por el apocalipsis financiero, es metafóricamente el momento adecuado para aprovisionar su búnker con armas, municiones, comida enlatada y barras de oro. Pero incluso en ese funesto escenario el oro puede ser una mala inversión. De hecho, en el punto máximo de la crisis financiera mundial, entre 2008 y 2009, los precios de este metal cayeron bruscamente varias veces. En una situación de extrema restricción crediticia, las compras apalancadas provocan ventas forzadas, porque cualquier corrección en los precios dispara demandas de cobertura suplementaria. En consecuencia, el oro puede ser muy volátil –hacia arriba y hacia abajo– en los puntos máximos de una crisis.
En segundo lugar, el oro muestra su mejor desempeño cuando hay riesgo de una inflación elevada, ya que su popularidad como depósito de valor aumenta. Pero, a pesar de la política monetaria extremadamente agresiva de muchos bancos centrales –las sucesivas rondas de “flexibilización cuantitativa” han duplicado, o incluso triplicado, la oferta monetaria en la mayoría de las economías avanzadas– la inflación mundial es actualmente baja y está cayendo aún más. El motivo es simple: si bien la base monetaria ha aumentado vertiginosamente, la velocidad de circulación del dinero colapsó y los bancos están acaparando la liquidez como reservas excedentes. El continuo desapalancamiento de la deuda privada y pública ha mantenido el crecimiento de la demanda mundial por debajo del aumento de la oferta.
Por lo tanto, las empresas tienen poco poder de fijación de precios debido a su capacidad excedente, mientras que la posibilidad de negociación de los trabajadores es limitada por el elevado desempleo. Además, los sindicatos continúan debilitándose porque la globalización llevó a la producción barata de bienes intensivos en mano de obra en China y otros mercados emergentes, deprimiendo los salarios y las perspectivas de empleo de los trabajadores no calificados en las economías avanzadas. Con escasa inflación salarial, es poco probable una elevada inflación de precios. En todo caso, la inflación está cayendo en todo el mundo a medida que los precios de los productos básicos ajustan a la baja en respuesta al débil crecimiento global. Y el oro sigue la caída de la inflación actual y esperada.
En tercer lugar, a diferencia de otros activos, el oro no proporciona ningún ingreso. Mientras que las acciones tienen dividendos, los bonos tienen cupones y las viviendas generan rentas, el oro solo implica una jugada en favor de la apreciación del capital. Ahora que la economía global se está recuperando, otros activos –las acciones o incluso la reactivación de los bienes raíces– proporcionan rendimientos más elevados. De hecho, las acciones estadounidenses y mundiales han superado ampliamente al oro desde el fuerte aumento en el precio del este metal a principios de 2009.
En cuarto lugar, los precios del oro aumentaron bruscamente cuando las tasas de interés reales (ajustadas por inflación) se tornaron cada vez más negativas después de las de sucesivas rondas de flexibilización cuantitativa. El momento de comprar oro es cuando los rendimientos reales del efectivo y los bonos son negativos y caen. Pero la perspectiva más positiva sobre las economías estadounidense y global implica que con el tiempo la Reserva Federal y otros bancos centrales abandonarán la flexibilización cuantitativa y las tasas de interés de intervención nulas, lo que significa que las tasas reales aumentarán en vez de caer.
En quinto lugar, hay quienes argumentaron que los países altamente endeudados empujarían a los inversores hacia este metal a medida que aumentase el riesgo de los bonos gubernamentales. Pero actualmente está ocurriendo lo opuesto. Muchos de esos gobiernos altamente endeudados cuentan con elevadas existencias de oro, que pueden decidir vender para reducir sus deudas. De hecho, un informe sobre la posibilidad de que Chipre vendiera una pequeña fracción –unos 400 millones de euros (520 millones de dólares)– de sus reservas en este metal derivó en abril en una caída del 13% en sus precios. Países como Italia, que cuenta con enormes reservas de oro (más de 130 mil millones de dólares), podrían verse igualmente tentados y empujar aún más los precios a la baja.
En sexto lugar, algunos políticos conservadores, especialmente en Estados Unidos, exageraron las virtudes del oro, de manera que terminaron siendo contraproducentes. Para estos extremistas, el oro es la única cobertura contra el riesgo que implica la conspiración gubernamental para expropiar la riqueza privada. Estos fanáticos también creen que un regreso al patrón oro es inevitable cuando la hiperinflación siga a la “degradación” del papel moneda llevada a cabo por los bancos. Pero, ante la ausencia de conspiraciones, de una reducción de la inflación y de la incapacidad para usar el oro como moneda, esos argumentos no son sostenibles.
‘RELIQUIA BÁRBARA’
Una moneda cumple tres funciones: proporcionar un medio de pago, funcionar como unidad de cuenta y como reserva de valor. El oro puede constituir una reserva de valor para la riqueza, pero no es un medio de pago; no se puede pagar en el supermercado con él. Tampoco es una unidad de cuenta; los precios de los bienes y servicios, y de los activos financieros, no están denominados en oro.
Entonces, el oro se mantiene como la “reliquia bárbara” de John Maynard Keynes, sin valor intrínseco y utilizado principalmente como cobertura contra miedos y pánico en su mayor parte irracionales. Sí, todos los inversores debieran contar con una muy modesta cuota de oro en sus carteras como cobertura contra riesgos extremos de eventos excepcionales. Pero otros activos reales pueden proporcionar una cobertura similar, y esos riesgos de eventos excepcionales –si bien no han sido eliminados– son ciertamente menores hoy que en el momento cumbre de la crisis financiera global.
Aunque los precios del oro puedan aumentar temporalmente en los próximos años, serán muy volátiles y seguirán una tendencia menor con el tiempo, a medida que la economía global se recupere. La fiebre del oro ha terminado.

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