Economía ecológica

La economía ecológica se ha nutrido en buena medida de los análisis de otra corriente heterodoxa del pensamiento económico -la economía insti- tucional- que ofrece una perspectiva más amplia del funcionamiento real de la economía. Instituciones son las convenciones y las normas –tanto informales como formales (leyes) que regulan nuestro comportamiento social, es decir que establecen qué, quién o cómo se puede hacer algo. 

La medición social del tiempo (convención), el comportamiento en un aula (norma informal) o los derechos de propiedad (norma formal) son ejemplos de los diversos tipos de institucio- nes. Estos patrones de comportamiento codificados son fundamentales para el funcionamiento de la economía, incluyendo el mercado y la formación de los precios. Su estudio aporta elementos muy útiles a la hora de redefinir los límites de la esfera económica y de diseñar instituciones que mejoren la relación entre la esfera social y el medio natural. Una de las características destacables de la economía ecológica es, pues, la consideración de la pluralidad institucional, que abarca mucho más que la habitual dicotomía entre estado y mercado, para incluir, por ejemplo, instituciones de gestión de bienes comunales o relaciones económicas no monetarias. 

 La economía ecológica, al inquirir sobre las relaciones entre la sociedad y su medio, se sitúa en una visión del mundo muy diferente de la que mantiene la economía convencional. Ya hemos mencionado, al inicio de este artículo, el acercamiento intencional a las ciencias de la vida de esta nueva manera de entender la economía y el distanciamiento de la visión mecanicista de la que es heredero el enfoque convencional. En el fondo esta situación se puede describir como una actualización del referente científico natural de las ciencias sociales. 

La vieja aspiración de los economistas de pronosticar hechos futuros como corolario de una potente teoría, tomando como modelo de referencia los logros de la mecánica celeste -capaz ésta de predecir la existencia de un cuerpo celeste anticipándose a la observación- ha conducido a posiciones autistas12 por un lado, y a la búsqueda de nuevos referentes científicos, por otro. En las últimas décadas del siglo pasado se ha popularizado un conjunto de nuevas interpretaciones de carácter científico que comparten el rasgo común de enfocar la complejidad, en un intento de superación de las aproximaciones reduccionistas y fragmentarias precedentes. Por ejemplo, en la termodinámica, Ilya Prigogine (1983) se ocupa del estudio de sistemas disipativos alejados del equilibrio termodinámico que sólo pueden existir en conjunción con su entorno; desde la biología Humberto Maturana y Francisco Varela (1980, 1990) proponen la idea de autopoiesis para describir fenómenos que como los seres vivos se producen a sí mismos; por su parte James Lovelock (1983) y Lynn Margulis & D. Sagan (1995) elaboran y difunden su hipótesis de una Tierra homeostática y coevolutiva. La distancia que separa estos enfoques de la visión laplaciana13, que cifraba la dificultad de predecir los estados futuros del universo, no en la indeterminación de los mismos sino en la limitación cognitiva del ser humano, no es sólo epistemológica, sino que tiene consecuencias directas sobre el papel social de la ciencia. 

El reconocimiento de la complejidad del mundo, al tiempo que pone en evidencia las limitaciones de las disciplinas científicas para avanzar en el conocimiento, erosiona el estilo tecnocrático de toma de decisiones colectivas, que precisamente se legitima en ese conocimiento presuntamente objetivo y neutral. La economía, en tanto que instrumento para informar la toma de decisiones no escapa a la crítica. Las herramientas convencionales, tales como el análisis coste-beneficio, pretenden aportar decisiones óptimas mediante ejercicios de maximización de flujos monetarios, que cada vez se hacen más sofisticados (y más falaces) a medida que se extienden para abarcar lo no económico. 

El análisis coste-beneficio -un planteamiento sin duda útil para la toma de decisiones empresarial- aplicado a decisiones que afectan a valores sociales o ambientales ejerce una reducción de la diversidad cultural o ecosistémica a términos monetarios, postulando, entre otras cosas, la conmensurabilidad de todo lo animado e inanimado. 

 La viabilidad práctica de este planteamiento depende de la calidad de la democracia, que generalmente se reconoce como bastante pobre, pero además reclama nuevas formas de práctica científica. 

En la misma línea innovadora, la experiencia de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio ha contribuido al desarrollo de formas distintas de producción científica, que afectan también a la economía ecológica. Richard B. Norgaard (2007) ha calificado de economía deliberativa la aportación de los economistas ecológicos a la Evaluación del Milenio, destacando su capacidad para contribuir, junto a otras disciplinas, a la emisión de juicios cuidadosamente argumentados. Norgaard fundamenta esta cualidad aventajada de la economía ecológica en el enfoque transdisciplinar y el pluralismo metodológico que la inspiran. 

 Por otra parte, la economía ecológica ha reclamado desde su origen una dimensión ética y la consideración explícita de los juicios de valor en sus aportaciones. Por ello, la cuestión de la distribución intergeneracional -pero también intrageneracional- y la idea de justicia ecológica forman parte del núcleo central del enfoque económico ecológico. La idea de justicia es por otra parte inseparable de la consideración de la democracia como sistema de toma de decisiones colectivas y de la defensa del valor de lo público, de los bienes comunes de la humanidad compartidos con el resto de los seres vivientes: el ecosistema terrestre. 

 La cuestión de cómo gestionar el planeta para satisfacer de manera equitativa las necesidades de la población mundial actual y futura no se puede abordar con los instrumentos intelectuales generados para responder a la pregunta de cómo incrementar de manera indefinida la riqueza de las naciones. La conciencia de la complejidad global y de los riesgos derivados de la interferencia humana en procesos naturales, vitales para la propia supervivencia, plantea cuestiones nuevas, que exigen interpretaciones y respuestas diferentes. 

Los diversos autores citados en este trabajo han contribuido a definir los problemas, a profundizar en su comprensión y, en ocasiones, a proponer formas alternativas de organización económica de la sociedad, compatibles con la conservación de la biosfera. Vale la pena leerlos

 http://www.publicacionescajamar.es/pdf/series-tematicas/banca-social/la-economia-ecologica-2.pdf

LAZARD ' S LEV E L I Z E D COST OF ENERGY ANALYSIS — VERSION 9 .0 https://www.lazard.com/media/2390/lazards-levelized-cost-of-energy-analysis-90.pdf

Polítiques d'R+D i convergència productiva a la Unió Europea

Polítiques d'R+D i convergència productiva a la Unió Europea La sostenibilitat de la Unió Europea requereix la disminució de les seves divergències estructurals. Sota aquesta premissa, i tenint en compte que la política d’R+D és clau per a avançar en la transformació productiva dels països de la UE menys avançats tecnològicament, la Comissió Europea va acordar amb cada un dels estats membres uns compromisos relatius a l'esforç en R+D (despesa en R+D en relació amb el producte interior brut), que haurien d'arribar l'any 2020. En el nostre treball posem de manifest la baixa probabilitat de complir aquests compromisos, especialment els països amb més necessitats de transformació productiva, entre els quals Espanya. I en aquest mal pronòstic hi tenen un paper clau les polítiques d'austeritat imposades per la mateixa Comissió Europea a aquests mateixos països, les quals han colpejat dramàticament els seus pressupostos públics d’R+D. En aquest escenari, la UE avança cap a una major divergència, la qual cosa genera més dubtes sobre la seva pròpia viabilitat. convergència productiva; recerca i desenvolupament (R+D); crisi econòmica; polítiques d'austeritat; Abstract The sustainability of the European Union depends upon reducing its structural divergences. Under this premise, and taking into account that R&D policies are key to transforming productivity in EU countries that are technologically less advanced, the European Commission obtained from each of its member states commitments regarding the efforts towards R&D (expenditure as a percentage of GDP) that they would be making by the year 2020. In this study we demonstrate the unlikelihood of these commitments being fulfilled, especially in those countries with a greater need for productive transformation, of which Spain is one example. This predicted failure is heavily influenced by the austerity measures imposed on the aforementioned countries by the very same European Commission, which resulted in major cuts in their R&D expenditure. In this context, the EU is moving towards greater degrees of divergence, generating serious doubts about its continued feasibility. productivity convergence; Research and Development (I+D); economic crisis; austerity policies; Introducció La profunda crisi que pateix la Unió Europea (UE) té un dels seus orígens en les divergències productives existents entre els seus estats membres. Aquesta evidència, que ja va ser posada de manifest per diversos analistes molt abans de l'arribada de l'actual crisi, es «va oficialitzar» el 2008, cosa que va fer emergir la necessitat d'afrontar un intens procés de transformació productiva en els països tecnològicament menys avançats, que els permetés una inserció més sòlida i sostenible tant en el mercat de la Unió Europea com en el mercat global. En aquest sentit, hi ha un ampli acord que una de les principals línies d'actuació per a avançar en el desitjat canvi productiu ha de ser la potenciació de les activitats de recerca i desenvolupament (R+D). Per això, la Comissió Europea va acordar amb cada un dels estats membres de la UE uns compromisos relatius a l'esforç en R+D (despesa en R+D en relació amb el producte interior brut, PIB) que cadascun hauria de complir l'any 2020. El nostre treball analitza, en primer lloc, l'evolució de l'esforç en R+D en els països més avançats de la Unió Europea (UE-15), tant en el període de crisi com en el període previ d'expansió econòmica; posteriorment, i a partir de les dades del passat, presentem els escenaris que s'identifiquen amb relació a l'objectiu d'assolir els compromisos «acordats» amb la Comissió Europea en termes d'esforç en R+D; en tercer lloc, basant-nos en les dades sobre l'origen dels fons destinats a R+D en cada un dels països de la UE-15, i centrant-nos en el cas espanyol, analitzem l'impacte de la crisi i de les polítiques d'austeritat imposades per la troica en els pressupostos públics d'R+D dels països europeus tecnològicament menys avançats i, en conseqüència, més necessitats d'avançar en el sentit desitjat de canvi de model productiu1. Tanquem el treball amb l'apartat de conclusions. 1. La despesa en R+D als països de la Unió Europea A la taula 1 es presenten els resultats de la mitjana d'esforç en R+D dels països de la UE-15 (estats membres de la UE ja abans de l'ampliació de 2004) en dos períodes diferents: els anys de més expansió econòmica (2002-2007) i sis anys de crisi econòmica (2008-2013). Cal assenyalar que el concepte «esforç en R+D» inclou les despeses en R+D fetes tant pel sector públic com pel sector empresarial privat. Taula 1. Mitjana d'esforç en R+D (en percentatge del PIB) 2002-2007 2008-2013 Rank Rank Suècia 3,43 1 3,31 2 Finlàndia 3,32 2 3,57 1 Dinamarca 2,45 3 2,97 3 Alemanya 2,44 4 2,78 4 Àustria 2,27 5 2,71 5 França 2,08 6 2,18 6 EU-15 1,84 2,03 Bèlgica 1,83 7 2,10 7 Països Baixos 1,78 8 1,82 8 Regne Unit 1,66 9 1,68 9 Luxemburg 1,64 10 1,43 11 Irlanda 1,17 11 1,55 10 Espanya 1,09 12 1,31 13 Itàlia 1,08 13 1,22 14 Portugal 0,83 14 1,46 12 Grècia 0,56 15 0,67 15 Font: Càlculs propis a partir de Eurostat. De la taula es desprèn que són els països amb una especialització productiva basada en productes de tecnologia alta i mitjana alta2 els que fan «constantment» (tant en expansió com en crisi econòmica) un esforç més gran en R+D. Aquesta constatació posa de manifest que la política d'R+D de la UE, tal com està plantejada, no contribueix a avançar cap a una major convergència productiva sinó que, per contra, els països menys avançats del grup (Espanya, Grècia, Irlanda, Itàlia i Portugal) retrocedeixen i divergeixen cada vegada més del grup de països més avançats. És evident que si, partint d'una situació de desequilibri, el que va davant inverteix més que el que va darrere precisament en el component de la despesa que permet avançar en l'escala de continguts tecnològics de les seves produccions, l'objectiu d'acostament i de convergència s'allunya3. Amb el propòsit de donar resposta a aquest fet, la Comissió Europea va establir com un dels cinc objectius prioritaris del programa Europa 2020, ja en marxa l'any 2010, assolir un esforç en R+D del 3% del PIB de la UE (en aquest cas UE-28) l'any 20204. Per a assolir aquesta xifra, i considerant els punts de partida de cada un dels països, es va establir de manera consensuada els seus respectius objectius. A la taula 2 es presenten aquests objectius per país, la mitjana de creixement anual de l'esforç en R+D dut a terme en el període 2000-2011, així com el requerit per assolir l'objectiu 2020. Taula 2. Objectiu 2020 2011 (en % del PIB) Objectiu pactat per a 2020 Mitjana de creixement anual de l'esforç en R+D durant 2000-2011 Mitjana de creixement anual de l'esforç en R+D requerit en el període 2011-2020 per a assolir l'objectiu 2020 Finlàndia 3,78 4,00 +1,1 0,6 Suècia 3,37 4,00 -1,0 1,9 Dinamarca 3,09 3,00 +4,6 0,0 Alemanya 2,84 3,00 +1,3 0,6 Àustria 2,75 3,76 +3,3 3,6 Eslovènia 2,47 3,00 +12,5 2,2 Estònia 2,38 3,00 +13,3 2,6 França 2,25 3,00 +1,0 3,2 Bèlgica 2,04 3,00 +0,4 4,4 Països Baixos 2,04 2,50 -0,5 2,3 UE-28 2,03 3,00 +0,8 4,4 Rep. Txeca 1,84 na +4,2 - Regne Unit 1,77 na -0,2 - Irlanda 1,72 2,00 +4,1 1,7 Portugal 1,50 3,00 -0,2 8,0 Luxemburg 1,43 2,45 -1,3 5,5 Espanya 1,33 2,00 +3,6 4,6 Itàlia 1,25 1,53 +1,7 2,3 Hongria 1,21 1,80 +4,6 4,5 Lituània 0,92 1,90 +4,1 8,4 Polònia 0,77 1,70 +1,6 9,2 Croàcia 0,75 1,40 -2,7 7,2 Malta 0,73 0,67 +4,7 0,0 Letònia 0,70 1,50 +4,2 8,9 Eslovàquia 0,68 1,20 +0,4 6,6 Grècia 0,60 0,67 +0,6 0,8 Bulgària 0,57 1,50 +1,1 11,3 Romania 0,48 2,00 +2,5 17,1 Xipre 0,48 0,50 +6,2 0,5 Font: DG for Research and Innovation, 2013. Segons les dades de la taula anterior, s'identifiquen cinc grups de països: 1) Aquells que ja han arribat o estan a punt d'aconseguir el seu objectiu: Finlàndia, Dinamarca, Alemanya, Malta i Xipre. Aquest grup inclou tant països amb alts esforços en R+D (Finlàndia, Dinamarca i Alemanya) com altres amb molt baixa intensitat en R+D (Malta i Xipre). Tots, però, van situar el seu objectiu en un nivell que està dins del seu abast atès el context econòmic nacional. 2) Països que estan en camí d'arribar al seu objectiu en funció de la seva taxa mitjana de progrés al llarg del període 2000-2011: Àustria, Estònia, Grècia, Hongria, Irlanda, Itàlia i Eslovènia. Aquest grup inclou països amb objectius relativament ambiciosos (Àustria i Hongria), tenint en compte la seva posició inicial, així com altres els objectius dels quals poden ser vistos com més fàcils d'aconseguir (Estònia, Grècia, Irlanda, Itàlia i Eslovènia). 3) Països que necessiten augmentar la seva taxa d'esforç en R+D per a assolir el seu objectiu: Bèlgica, França, Països Baixos, Espanya i Suècia. Si bé aquests països actualment no estan en camí d'aconseguir el seu objectiu, l'esforç necessari (és a dir, la diferència entre la taxa d'increment requerida i la seva tendència a llarg termini) és menor o comparable a la mitjana de la UE5. 4) Els que necessiten elevar substancialment la seva taxa d'esforç en R+D per a aconseguir el seu objectiu i els esforços requerits excedeixen de la mitjana de la UE: Bulgària, Letònia, Lituània, Luxemburg, Polònia, Portugal, Romania i Eslovàquia. En aquest grup, els països han establert objectius molt ambiciosos tant respecte als nivells d'inici com respecte a les seves tendències del passat. En conseqüència, les taxes de creixement requerides són molt superiors a la mitjana de la UE. 5) Finalment, un petit grup de països no tenen fixat un objectiu d'esforç en R+D: Regne Unit i la República Txeca. 2. El finançament d'R+D En la següent taula es mostren els orígens dels fons dedicats a R+D en els països de la UE-15, tant en el període expansiu que va de 1997 a 2006 com en el recessiu iniciat l'any 2008. Taula 3. Despeses en R+D per sectors d'origen dels fons (en % del total) Sector empresarial AAPP Universitat Sector privat sense afany de lucre Estranger 97-06 08-13 97-06 08-13 97-06 08-13 97-06 08-13 97-06 08-13 Suècia 66,98 58,20 24,28 27,50 0,30 0,75 2,88 0,93 5,60 10,75 Finlàndia 68,23 65,90 26,64 24,87 0,21 0,17 0,91 1,20 4,01 7,82 Alemanya 65,97 66,14 31,01 29,50 sd sd 0,38 0,25 2,66 4,04 Dinamarca 59,95 60,84 28,53 28,18 sd sd 2,85 2,97 8,40 7,46 França 52,46 53,40 38,10 36,96 0,92 1,18 0,89 0,72 7,61 7,56 Àustria 44,16 45,43 35,79 37,42 0,30 0,70 0,38 0,50 19,58 16,47 Bèlgica 62,03 59,35 23,38 24,33 2,52 3,03 0,46 0,42 11,61 12,68 Països Baixos 50,45 47,58 36,15 36,43 0,15 0,38 2,08 2,33 11,20 12,08 UE-15 55,55 51,03 34,18 34,60 0,68 1,27 1,57 1,42 8,22 10,81 Regne Unit 45,22 45,32 30,78 30,30 1,03 1,18 4,59 4,82 18,34 18,35 Luxemburg 83,60 45,73 11,83 29,87 sd 0,08 0,10 0,48 4,50 15,50 Irlanda 61,71 50,62 27,37 29,70 1,42 0,96 0,34 0,38 9,13 18,26 Itàlia 40,05 44,84 48,85 42,02 0,75 1,06 2,25 2,47 8,15 9,14 Espanya 48,26 44,26 40,41 45,38 4,33 3,70 0,87 0,52 6,13 6,04 Portugal 30,88 45,32 60,72 43,84 1,10 3,72 2,20 2,37 5,11 4,03 Grècia 29,13 32,50 47,18 52,72 2,00 2,17 0,85 0,92 20,88 11,70 Font: Eurostat. Algunes de les principals observacions de tendència que es desprenen de la taula anterior són les següents: a) Que en els països que més gasten en R+D en relació amb els seus respectius PIB (taula 1) (Suècia, Finlàndia, Alemanya, Dinamarca, França), el principal agent finançador és el sector empresarial privat, mentre que en els països que menys gasten en R+D (Itàlia, Espanya, Portugal i Grècia), l'agent finançador més important és el sector públic. b) Que en la major part dels països, la importància relativa del sector empresarial privat en els anys de crisi ha disminuït (i en els casos en què això no ha estat així, l'augment de la importància del sector empresarial és notablement modest). A partir de l'anàlisi sobre com s'ha compensat aquesta disminució relativa s'identifiquen dos grups de països. D'una banda, aquells que combinen un augment de la importància relativa del sector públic en el finançament de l'R+D, conseqüència d'augmentar els pressupostos públics per a aquests conceptes, amb un sensible augment de la inversió estrangera en els mateixos àmbits (Suècia, Alemanya, Dinamarca, Bèlgica, Països Baixos, Irlanda). En aquests països, per tant, la despesa pública en R+D augmenta, però aquest augment és insuficient per a compensar la disminució de la inversió empresarial. El sector exterior s'ocupa de cobrir la diferència. D'altra banda, als països de nivell tecnològic menys avançat dins de la UE-15 i per tant amb més necessitats de transformació productiva (Itàlia, Espanya, Portugal i Grècia), les caigudes de la importància relativa del sector empresarial en les despeses en R+D han estat compensades exclusivament amb un augment del pes del sector públic. Però aquest augment relatiu no és el resultat d'augments en termes absoluts de despesa pública en aquests àmbits, sinó que té lloc tot i les importants retallades pressupostàries que, tant en termes generals com específicament en l'àmbit de l'R+D, han patit aquests països des que la troica va començar a imposar les anomenades polítiques d'austeritat. Espanya constitueix un exemple il·lustratiu d'aquest fet6. El total de despeses previst en els pressupostos generals de l'Estat (PGE) va augmentar fins a 2009, any en què va ser encara un 10,46% superior al de 2008. Els primers PGE restrictius van ser els de 2010, amb un descens global de l'1,63% en relació amb l'any anterior (taula 4). Aquests pressupostos també van significar el primer any en què la dotació per a R+D va disminuir, i ho va fer en un percentatge sensiblement superior a la caiguda global (un 4,04%), la qual cosa va significar passar del 2,90% al 2,83% en termes de la importància relativa que les despeses en R+D van tenir dins del pressupost total. Taula 4. Variació pressupostària a Espanya ∆10/09 ∆11/10 ∆12/11 ∆13/12 ∆14/13 ∆15/14 Total PGE -1,63 -11,89 -1,94 8,46 3,64 4 Despesa pública R+D -4,04 -7,38 -26,39 -6,13 3,6 4,24 Font: Elaboració pròpia a partir de dades de l'informe de CCOO 2014, dels informes de la COSCE 2014 i 2015 i dels Pressupostos Generals de l'Estat. Els pressupostos de 2011, ja completament dins del període de les polítiques d'austeritat, van patir una retallada total de l'11,89% amb relació a 2010, mentre que la disminució que es va aplicar a les despeses en R+D va ser inferior a la global (7,18%); d'aquesta manera, el seu pes dins del conjunt dels PGE va tornar a augmentar fins al 2,97% (el més gran en els últims sis anys). És amb l'arribada al poder del Partit Popular al gener de 2012 quan les retallades pressupostàries s'intensifiquen. En els primers pressupostos aprovats, ja a mitjan 2012, l'R+D es va emportar una de les pitjors parts en el repartiment de retallades atès que, en el marc d'una disminució global de l'1,94%, les despeses en aquests àmbits van caure en un 26,39% en relació amb les de 2011. Per la seva banda, el pressupost de despeses per a 2013 va augmentar en un 8,46% en relació amb el de 2012, a causa fonamentalment dels interessos del deute públic (el pressupost de despeses no financeres va augmentar en un 2,2%). No obstant això, en aquest context d'augment de la despesa pública, el pressupost d'R+D per a 2013 va seguir disminuint, i ho va fer en un 6,13% menys que el de 2012. Finalment, en els PGE per als anys 2014 i 2015, la quantitat total pressupostada per a R+D augmenta en percentatges molt similars als de l'augment general de les despeses, i es manté doncs el volum de despesa en R+D al voltant de l'1,5% del total de despesa pública previst. Aquestes pujades, però, no poden ser qualificades més que de «tèbies pujades» ja que, de fet, no compensen «ni de lluny» les fortes retallades dels anys anteriors. En síntesi, el cas espanyol constitueix un exemple molt evident de la incoherència entre els discursos i els plans oficials sobre les polítiques que s'han d'implementar en l'àmbit de l'R+D i les mesures efectivament dutes a terme. I en aquesta incoherència hi fan un paper clau tant la submissió dels governs dels països afectats com les autoritats europees, les quals acorden uns objectius en termes d'esforç en R+D que després acompanyen amb la imposició d'unes polítiques d'austeritat que les fan inabastables. Conclusions Un dels principals reptes que afronta la Unió Europea en els propers i immediats anys és el de disminuir els seus desequilibris productius i avançar cap a una major convergència estructural. L'assoliment d'aquest propòsit hauria de conduir a cotes de convergència real més altes (en nivells salarials, per exemple) i, entre altres coses, a fer més senzilla la gestió macroeconòmica de la zona euro. I sense cap dubte, la política d'R+D és clau per a aconseguir aquest objectiu. No obstant això, de les dades presentades i analitzades al llarg del present text es desprèn que, fins avui, el camí recorregut va en sentit invers. Els països de la UE més avançats tecnològicament inverteixen en R+D més que els països tecnològicament menys avançats. I aquesta és una constant que s'identifica tant en el període expansiu com en el de crisi. És més, des de l'inici de la crisi, els països més avançats de la UE-15 han augmentat el seu esforç en R+D en comparació amb la mitjana d'esforç (caràcter anticíclic de la política d'R+D) al llarg del període expansiu, mentre que els països menys avançats l'han disminuït (caràcter procíclic de la política d'R+D). Un dels principals factors responsable d'aquest fet han estat les polítiques d'austeritat imposades per la troica als anomenats països del sud d'Europa, les quals han incidit fortament en les despeses destinades a l'R+D. I és que aquests països, encara que sempre lluny dels nivells de despesa en aquests àmbits dels països europeus tecnològicament més avançats, havien anat progressivament augmentant els seus esforços en R+D al llarg dels últims deu o quinze anys. Aquesta tendència és la que es reverteix a partir de 2011 com a conseqüència de les mesures d'austeritat imposades per la mateixa Comissió Europea. D'això es desprèn que l'objectiu que els països tecnològicament menys avançats s'acostin productivament als més avançats s'allunya, la qual cosa amenaça els primers de consolidar un model productiu que els separi cada dia més dels segons. Però només amb un finançament creixent i sostingut en el temps de les activitats d'R+D (els resultats en aquest àmbit són clarament de signe acumulatiu) és possible avançar en la construcció d'un sistema econòmic i productiu competitiu i sostenible. Referències bibliogràfiques CCOO (2014). La industria en el Proyecto de PGE 2014. Federación de Industria de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (23 pàg.). COSCE (2014). La inversión en I+D+i en los Presupuestos Generales del Estado aprobados para 2014. Confederación de Sociedades Científicas de España (7 pàg.). COSCE (2014). Informe de urgencia sobre la inversión en I+D en el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2015. Confederación de Sociedades Científicas de España (4 pàg.). EUROPEAN COMISSION (2013). Country Profile of Spain. DG for Research and Innovation (26 pàg.). PUIG, A.; SOLDEVILA, V.; DE LA CÁMARA, C.; MAÑÉ, A. (2014). «La política de I+D+i en España en el período 2012-2014: incoherencia entre discurso y hechos». A: A. SÁNCHEZ; A.; CARPI, J. A. (dir.). Crisis y Política Económica en España. Un análisis de la Política Económica actual (pàg. 229-248).Thomson Reuters Aranzadi. Notes El terme troica fa referència a l'actuació conjunta del Banc Central Europeu, la Comissió Europea i el Fons Monetari Internacional en els rescats financers (de deute públic o bancaris) d'alguns països de la Unió Europea. A canvi d'obeir a la troica, el país que ho necessiti rebrà finançament de l’FMI o del BCE. D'aquesta manera, el país finançat per la troica es troba intervingut atès que en seguir les seves directrius perd gran part de la seva independència política. La troica fa la supervisió de l'aplicació dels anomenats programes de consolidació fiscal. Si el país deixa d'obeir la troica, deixarà d'obtenir finançament. La classificació de les produccions segons les seves intensitats tecnològiques es pot consultar a la pàgina web de l'OCDE: http://www.oecd.org/sti/ind. Pot sorprendre el fet que els països menys avançats de la UE-15 facin un esforç en R+D més gran en el període de crisi que en l'anterior d'expansió. Això és així perquè en tots els països, també en el conjunt dels menys avançats, la tendència des de mitjan dècada dels noranta ha estat la d'augmentar l'esforç fet en R+D. Per exemple, en el cas d'Espanya, la dada per a 1997 era del 0,78% mentre que el 2002 va ser del 0,96% i el 2007 del 1,09%, la qual cosa ens porta a una mitjana inferior a la que té lloc per a 2008-2013. El fet negatiu és que aquesta tendència creixent és el que es va revertir a partir de 2011 amb les polítiques d'austeritat. Per a conèixer en què consisteix el programa Europa 2020, es pot consultar l'enllaç http://ec.europa.eu/europe2020/index_en.htm. En el cas espanyol, a més, cal assenyalar que l'objectiu inicialment pactat va ser del 3%, el qual es va rebaixar al 2% en el marc del Programa d'estabilitat «acordat» amb la troica l'any 2011.. Per a una anàlisi més detallada del cas espanyol, vegeu Puig, Soldevila, De la Cámara i Mañé, 2014. http://oikonomics.uoc.edu/divulgacio/oikonomics/ca/numero03/dossier/apuig.html Sobre l'autor Albert Puig Albert Puig Gómez Professor dels Estudis d'Economia i Empresa (UOC). apuiggo@uoc.edu

La cultura del nuevo capitalismo Richard Sennett

La cultura del nuevo capitalismo






Hace medio siglo, en los años sesenta -aquella época fabulosa del sexo libre y del libre acceso a las drogas-, los jóvenes radicales más serios lanzaron sus dardos contra las instituciones, en particular las grandes corporaciones y los grandes gobiernos, cuya magnitud, complejidad y rigidez parecían mantener aherrojados a los individuos. La Declaración de Port Huron, documento fundacional de la Nueva Izquierda en 1962, era tan severa con el socialismo de Estado como con las corporaciones multinacionales; ambos regímenes parecían prisiones burocráticas. En parte, la historia satisfizo los deseos de los redactores de la Declaración de Port Huron. Los regímenes socialistas de planes quinquenales y control económico centralizado desaparecieron. Otro tanto ocurrió con la empresa capitalista que proveía de empleos para toda la vida y suministraba los mismos productos año tras año. Y lo mismo sucedió con las instituciones del Estado del bienestar como las encargadas de la salud y la educación, que se hicieron más flexibles en la forma y redujeron su escala. En la actualidad, la meta de los gobernantes…. http://www.ignaciodarnaude.com/textos_diversos/Sennett,Richard,La%20cultura%20del%20nuevo%20capitalismo.pdf

Why It’s Still Kicking Off Everywhere Paul Mason


This article is an edited and abridged version of Paul Mason’s 2013 Amiel Trust lecture.  It is from Issue 53 of Soundings and is available online exclusively at New Left Project.

Two years on from the Arab Spring, I’m clearer about what it was that it inaugurated: it is a revolution. In some ways it parallels the revolutions of before – 1848, 1830, 1789 – and there are also echoes of the Prague spring, the US civil rights movement, the Russian ‘mad summer of 1874’ … but in other ways it is unique. Above all, the relationship between the physical and the mental, the political and the cultural, seems to be inverted. There is a change in consciousness, the intuition that something big is possible, that a great change in the world’s priorities is within people’s grasp. 
What is underpinning the unrest that has swept the globe? In reality it’s reducible to three factors. Firstly, the neoliberal economic model has collapsed, and this has then been compounded by persistent attempts to go on making neoliberalism work: to ram the square peg into the round hole, thereby turning a slump into what looks like being a ten year global depression. Secondly there has been a revolution in technology that has made horizontal networks the default mode of activism and protest; this has destroyed the traditional means of disseminating ideology that persisted through two hundred years of industrial capitalism, and has made social media the irreversible norm. Thirdly, there has been a change in human consciousness: the emergence of what Manuel Castells calls ‘the networked individual’ – an expansion of the space and power of individual human beings and a change in the way they think; a change in the rate of change of ideas; an expansion of available knowledge; and a massive, almost unrecordable, revolution in culture. 
What we are seeing is not the Arab Spring, the Russian Spring, the Maple Spring, Occupy, the indignados. We’re seeing the Human Spring. We are seeing something that reminds us, long after the historians reduced it to a list of battles and constitutions, why they called 1848 the springtime of the nations; and why Hegel, in the aftermath of the first French revolution, wrote: ‘Our epoch is a birth-time.  The spirit of man has broken with the old order of things, and with the old ways of thinking, and is in the mind to let them all sink into the depths of the past and to set about its own transformation (Phenomenology of Mind, 1807) 
The collapse of neoliberalism 
As an economic model neoliberalism died on 15 September 2008. Alan Greenspan’s words in the subsequent House Committee hearing were prophetic: ‘I found a flaw’, he said: ‘A flaw in the model that I perceived [to be] … a critical functioning structure that defines how the world works… That’s precisely the reason I was shocked, because I’ve been going for 40 years or more with very considerable evidence that it was working exceptionally well’ (October 2008). Neoliberalism told us that the market was self-regulating; that the self-interest of the deal participant was a better policeman than the regulator. It created a dominant finance sector and told that sector to enrich itself – and that sector has now crashed the world economy. 
We are left with what Nomura economist Richard Koo calls a ‘balance sheet recession’ – in which fiscal stimulus, zero interest rates and a $6 trillion global money printing operation can only keep the patient alive. The Western elite can’t address this prolonged stagnation because it can’t bear to do any of the things that would end the depression: write off the debts, inflate them away, or step back from globalisation to protect their own populations from its depressive effect on living standards. So they’re left staring at the old model: and not only is the dynamo of it knackered, it is rapidly losing social legitimacy. All attempts to make the old model work without solving the global imbalances on which it rests lead to the policy of austerity: not just fiscal austerity, as in Britain and southern Europe, but a long-term strategy of reducing the wages, welfare benefits and labour rights of the workforce in the West. 
And there is one massively important group that has been dealt not just a tactical setback but a strategic one. In Why It’s Kicking Off Everywhere I called these ‘graduates without a future’ – the first generation in the West since the 1930s who will be poorer than their parents.[1] They will leave college with £30, 40, 50k debts. The jobs on offer are – as the famous Santa Cruz ‘Communiqué from an Absent Future’ told us in 2009 – the same jobs you do while on campus: interning, barista, waiting tables, sex work. The first post-college job is often working for free or for the minimum wage. There is no way onto the housing ladder, the ladder is now horizontal; and in retirement, pension schemes will be gone. 
You can add in further specific grievances, country by country: medieval attempts to roll back reproductive rights; endless small wars conducted against civilians; racism everywhere; torture as the default option not just in anti-terrorism but in the policing of minorities. In Europe there is relentless austerity – of the kind that forces you to eat or pay the rent. A whole generation is being forced to live as drifters – to relive the plots of 1930s movies: to get on a bus to look for work, to migrate, to sofa-surf, to enter relationships that are stark compromises between love and economics. 
For this generation it is not a question of simple economic grievance but of the theft of the promised future. And I’ve become sick of hearing that the movement has ‘petered out’. No. It has been massively repressed. Tear gas fired indiscriminately into crowds in Athens, rubber bullets in Madrid, tasers and pepper spray on campuses across America. Non-lethal policing is highly effective against non-violent protests. It tends to clear them away. But do not think it has cleared away the grievances in people’s minds that led them to demonstrate in the first place. What it does is push those who don’t want to get their heads broken into a more sullen, silent, passive resistance: a resistance of ideas; or a resistance of small, granular social projects; or, as in Greece, anomie – where people just embrace the beauty of being hopeless, roll a joint, stare into each other’s eyes. 
The crisis of neoliberalism, compounded by the total failure to emerge of any alternative within official politics, simply leaves unanswered the next generation’s question: how does capitalism secure my future? 
The revolution in technology 
I recently rewatched the rushes my team shot on 15 September 2008 in New York City, the day Lehman Brothers collapsed. Two things struck me: the guys in the suits don’t realise how badly capitalism is about to come unstuck – and nor do I. Second, all the technology is, by now, obsolete. People on the sidewalk are filming the bankers on their Nokias, Motorolas, SonyEricssons – remember them? On that day Facebook had 100m users. It now has a billion. Twitter then had about 4m accounts worldwide. It now has 100 million. In the four years since the Lehman collapse the iPhone has conquered the world – and now Android. As for the plain old internet: 1.5bn people had it in September 2008, 2.4bn people have it now – that’s 34 per cent of the world’s population. But even that is an under-estimation: in Ethiopia, for example, there are twice as many Facebook accounts as there are internet connections. 
The digital communications revolution is only one part of a wider technological revolution that has been under way since the middle of the 1990s, and has affected commerce (goodbye high streets), manufacturing (goodbye workers, hello robots), the speed of scientific discovery itself, and of course finance. But it turns out that the killer application of all these new technologies is to empower human beings: to think what they want, to act more autonomously, and to get knowledge they need. Clay Shirky summed up the effect of these technologies better and earlier than anybody: ‘The current change, in one sentence, is this: most of the barriers to group action have collapsed and with those barriers we are free to explore new ways of gathering together and getting things done’.[2] 
The effects of the communications revolution can be seen everywhere. In Egypt, the youth who took the decisive actions between December 2010 and February 2011 originally assembled as a loose affinity network using Facebook, around the We Are All Khaled Sayeed page. When the time came to act they were able to form up as small, quite distributed and horizontal groups: ten people on somebody’s floor linked to another ten not by a command hierarchy but by trust, and numerous nodal connections. When they acted, they immediately began to use Facebook and Twitter to feed back information much faster than the security forces could; they bypassed the state media, which was paralysed, and when the internet was shut down they bypassed that too, using proxy servers and word of mouth: what they’d created on the internet they took out onto the streets. 
Time and again over the past four years, beginning in Iran, the spontaneous defensive gesture that you see – replacing the clenched fist – is the phone raised to shoot video or take pictures. ‘I’m recording you’, it says. Of course the power of the gesture relies on international law, on an external media to publicise what’s happening, but for me this is the new clenched fist of the twenty-first century. We saw it again recently in the March 2012 elections in Russia: when Putin’s party was found to be perpetrating large-scale voter fraud, the proof, the outrage and then the call to action spread through social networks, which – because they overlap blogging sites, Twitter, Facebook and peer to peer information transfer – could not be shut down. Indeed I argue that they cannot even be adequately monitored or even recorded. This type of communication is horizontal, and it is networked. Spin and lies and inadvertent mistakes are easily challenged – and not just challenged but neutralised. 
The type of action that grows out of such networked protest movements is completely different from that taken by Weberian hierarchal organisations: it is sporadic, voluntary, time limited. At the point you don’t like it you break off; at the point it gets taken over, infiltrated, derailed, you stop and start again. Whereas with the labour movement you would never squander an organisation you’d spent years building, today movements like Climate Camp can just decide ‘sod it, this is going nowhere’. And just as the movements are mercurial, so are the activists: they can pick and choose, they can have a day off; they can contribute a bit to each effort; they can meld their social life into their political efforts. 
Castells captures perfectly what happened in 2011-12: ‘By sharing sorrow and hope in the free public space of the Internet, by connecting to each other, and by envisioning projects from multiple sources of being, individuals formed networks, regardless of their personal views or organizational attachments. That is, they embarked on something that is the opposite of twentieth-century political practice: not parties, not campaigns, not united fronts, but sporadic swarms’. He continues: ‘From the safety of cyberspace people from all ages and conditions moved towards occupying urban space, on a blind date with each other and with the destiny they wanted to forge’.[3]
I don’t say that these movements are only horizontal networks. And in fact the actual moment of physical occupation of space was brief in most cases. In the US Zuccotti Square got cleared so thoroughly that even I, as a BBC reporter with a pass, was not allowed to stand there and report once it was empty. But a core of people have continued to flock to Tahrir Square over the last two years – that plebeian intersection between the Coptic TV actor, the secular leftist Arab, the football fans and the educated young women. And Sol in Madrid was an incredible experience for those involved: ‘You could almost taste the freedom’, one of my colleagues in Spain said. While the time in Syntagma, in the summer of 2011, under the orange trees, with assemblies of 3000 going on amiably late into the night, modelled explicitly on the traditions of the agora, remains, for me, the high point of the Greek movement – before the descent into really cruel violence and the rise of fascism. 
The big question of course is what all this leads to. Over time a critique of horizontalism has evolved. Long before Occupy, Malcolm Gladwell set the tone – networks are useful only for low-risk, low impact activism: ‘The drawbacks of networks scarcely matter if the network isn’t interested in systemic change – if it just wants to frighten or humiliate or make a splash – or if it doesn’t need to think strategically. But if you’re taking on a powerful and organized establishment you have to be a hierarchy’.[4] During the occupation of Zuccotti Park, Slavoj Zizek articulated a more nuanced criticism: the self-infatuation of the movements, the way they come to be about themselves: ‘There is a danger. Don’t fall in love with yourselves. We have a nice time here. But remember, carnivals come cheap. What matters is the day after, when we will have to return to normal lives. Will there be any changes then?’. Thomas Frank also criticised the lack of structure, the self-obsession, the lack of preparedness to embrace goals and demands, and the lack of connection with real life. He called for: ‘a movement whose core values arise not from an abstract hostility to the state or from the need for protesters to find their voice, but rather from the everyday lives of working people’. 
I think all these critics have something in common: they have lived through a time when structured, hierarchical movements with a clear counter-narrative and demands rose and fell. They understand the relationship between those kinds of movements and the old Fordist economy and the industrial working class. Equally, they all understand that the Fordist economy and the male, manual working class of the 1970s and 1980s has been destroyed and is not coming back. Mark Fisher, the inventor of the term ‘capitalist realism’, says: ‘Although anarchist tactics are the most ineffective in attempting to defeat capital, capital has destroyed all the tactics that were effective, leaving this rump to propagate itself within the movement’. And what I think all the critics miss is the absolute congruence between modern work and this horizontalism, or networked organisation, with its weak ties, gestures, lack of achievements. Indeed I insist that horizontalism mirrors in great detail the way people exist at work, and the way they actually work. It is the new structure of the corporation that forces us to live these multiple lives: we are Paul in the suit at work; Paul in the combat trousers at night; Paul the Nord two-handed swordsman in Skyrim; Paul the Northern Soul obsessive on Tumblr. Corporate life forces us to have weak ties to our workmates, to constantly compete with them, to value social networking skills higher than actual skills: that’s how you get a job of course – when many skills are quite easily learnable you have to be the person who can communicate and learn skills. Richard Sennett logged all these new attributes of modern work – weak ties, mercuriality, individualism – in his book The New Culture of Capitalism.[5] The revolts of 2010-11 have shown, quite simply, what this workforce looks like when it becomes collectively disillusioned, when it realises that the whole offer of self-betterment has been withdrawn. 
I differ from these critics on a number of points. First, these movements are not trying to take power. They’re trying – consciously or unconsciously – to form a counter-power within capitalism. It’s a counter-power that rejects the conformist, stereotyped mass culture that the elite and the mainstream media are signed up to, but it is not yet prepared to offer an alternative. And there is a strategic reason for this: this generation has learned the lessons of the twentieth century. It has learned, as the communard Louise Michel once put it, that power monopolised is evil. It has grown up with Foucault, with Deleuze and Guattari, with the idea that the power relations inherent in hierarchical resistance movements are likely to lead, at best, to George Galloway, and at worst to Stalinism and Maoism. It has read Primo Levi, and it has read Vasily Grossmann. 
On top of that – if they only knew it – these movements attempting to carve out alternative, more civilised, more self-controlled social spaces within capitalism are doing exactly what the pre-Leninist workers movement did. It annoys them when I say this, but they remind me of Edward Bernstein, the most centre-left of the German social democrats, who said ‘the way is everything, the final goal nothing’. It really is not that far from that to the famous #OWS poster ‘What is our one demand?  Occupy Wall Street, 17 Sept 2011, Bring a Tent’. 
Furthermore, there is no such thing any more as ‘normal life’ divorced from this experience of crisis and fragmentation. Those who think that by immersing themselves in the working men’s club, or becoming an organiser for a trade union, the indignadoswould somehow be connecting to a reality that rectifies the weaknesses of horizontalism are missing the point. And indeed former occupiers are now beginning to fan out into normal life – as seen for example in Occupy Sandy in New York, formed after the storms to help distribute relief; or perhaps more significantly, in Spain, where members of the M-15 movement have become – like the Russian Narodniks in 1874 – the organisers of hundreds of campaigns and squats in working-class communities. What they find there are poor, disenfranchised people – often highly articulate but shattered – in the same precarious position as them. Castells sums up a quite awful truth for those who wish the horizontalist movements would just wake up and return to the twentieth-century forms of structured politics: ‘Networked social movements … could not exist without the internet. But their significance is much deeper. They are suited for their role as agents of change in the network society, in sharp contrast with the obsolete political institutions inherited from a historically superseded social structure’. 
The change in human consciousness 
All this is connected to the third big factor that is driving change – a change in human behaviour, psychology and thought patterns. This is the least tangible factor, but I’ve come to the conclusion that it is probably the most important of the changes that underpin the unrest: it can survive quite a lot of reversals. 
When the horizontalist movements arose, and the new culture around them – of raves, hip-hop, art activism, body art, sampling, photomontage, graphic novels – people immediately compared them to the 1960s. I argue that a more profound parallel is with the era before the First World War. That too was a period of rapid technological change, probably even more so than ours; and then, as now, the effect of many of the new technologies was to enhance personal freedom. In almost every novel of the time there’s a liberated woman; and there’s often an easily spottable gay man. And there’s also a pervasive freedom, individualism. 
It was Virginia Woolf who wrote ‘on or about December 1910 human character changed’. What she meant was that new kinds of human being had been created by the combined impact of modernism in art and literature, suffragism and its allied women’s social and sexual rights movements, mass consumption, and new technology. Stefan Zweig captured some of this in his memoir The World of Yesterday: ‘There was more freedom and more beauty in the world … in those ten years there was more freedom, informality and lack of inhibition than there had been in the entire preceding century’.[6] 
How do the internet and social media and mobile comms change thinking and behaviour? I think they complete, and make irreversible, the small-scale social revolutions that started in the late 1960s: women’s rights, gay rights, divorce, contraception, the human rights revolution in general. In the west, psychologists and sociologists documented the behaviour changes quite early on: Sherry Turkle, studying early computer gamers and bulletin board enthusiasts, noted the emergence of the so-called ‘decentred self’, that ‘exists in many worlds and plays many roles at the same time’ – and argued that people were using the internet as a ‘social laboratory of the self’. Margaret Wertheim argued – and this was before Facebook, Twitter and even broadband – that we were using the internet to create a ‘collective mental arena’, where the act of sharing knowledge for free was causing the self to become ‘leaky’, ‘joining each of us into a vast ocean, or web, of relationships with other leaky selves’. 
In the 1990s, these early sociologists of Internet consciousness documented the behaviour patterns that are common now: swarming, multiple personalities, masquerading, stalking, community formation, intense personal relationships, seeing the online world as real, or hyper-real, and the constant attempts to create utopian communities. But they were writing the pre-history – because social media has brought these behaviours out of the world of the hidden, the online, the furtive parallel universe, and into the coffee bar, the living room, the university lecture theatre, the barricade, the tent camp. 
There is of course a downside – or a claimed downside – to all this multi-tasking and hyper-social behaviour. For example there’s a growing body of cognitive experiments that show that people fully immersed in the new technology perform worse on abstract thinking, on retaining facts, on inductive logic, on mindfulness etc.[7] And I’m prepared to accept that this is true. But here’s one possible response to it: it’s quite similar to what happened to physical skill when production moved from workshops to factories in the early nineteenth century. People who used to be able to make a Chippendale table now struggled to make a table leg. But if you measured the collective effort it was more efficient and collectively more intelligent. It is no surprise that the fragmented, de-centred, hyper-social self performs badly on tests designed in the Doris Day era. 
All this is evidence that the cognitive, behavioural and psycho-social impacts of the communications revolution are real, rapid and unending. And above all they have created a zeitgeist – a series of signifiers that I think we’re now in a position to understand: the V for Vendetta mask; the verbose sign written on cardboard; the chant ‘Ash’ab nurid izqat al-nizam’; the acceptability of graffiti as both art and protest; the covering of people’s bodies with tattoos and piercings; the ubiquity of graphic novels, of dance music; the white liquid Maalox which you put on your face against tear gas – and which the artist Molly Crabapple has now put onto the face of an oil painting. The most important thing about all these slogans, images and gestures is not what they say in isolation but what they express cumulatively. 
And for me that is: scorn for the charade played out in the workplace, for discipline, hierarchy, targets achieved, the cheap business suit, the insincere smile, the dead language of corporate communications. And solidarity with one another – large parts of humanity signalling across borders and cultures their belief that a kinder, more human system is possible; and that it will be born out of the chaotic, ironic, playful qualities of human life – not by pitting one cruel hierarchy against another. 
Where does it all go next? 
We have to start by admitting that what is new in the situation does not abolish what is old. There are still unions, armies, Leninist groups with their perfectly preserved practice from the mid-1970s, hierarchical mainstream political parties and enough people coming out of university prepared to don a suit, look geeky, avoid drugs and, eventually, become special advisers, party staffers or MPs. And there are still workers, peasants and the bourgeoisie. So the classic revolutions – Egypt, Libya – and probably those still to come – Iran, Russia, China – will follow a modified form of the usual path: the eruption over democracy and human rights, then the move towards social justice and distribution, followed by splits in the movement and – finally – the question subsequently posed of whether the old power can come back in a new form: by force. This is the classic pattern established by 1848-51. 
But here’s the difference with 1848: by the mid-1850s capitalism was delivering – albeit under the guise of autocratic regimes in Europe – an upswing in living standards. Today, it is hard to see a long-term sustained global recovery; and in the west, unless there’s a break with globalisation, social conditions are on a race if not to the bottom then to the point at which they meet the rising conditions of Asia and Latin America half way. It is therefore hard to see the upsurge of 2011-2 being followed by a long social peace such as we saw in the 1850s and 1860s. 
In many ways 2012 was full of lessons to the pure horizontalist movement that politics abhors a vacuum, even one created for the best of intentions. As things turn nasty – for example with the attempt to roll back reproductive rights in America – it becomes clear that, although you can try to ‘live despite capitalism’, there are certain things you can’t live despite: you can’t live ‘despite’ fascist pogroms, you have to stop them; if you’re a working-class young woman in America you can’t live ‘despite’ the mass closure of contraception and abortion services. So people are propelled back into the structures, the system – to use it as a shield – even if they have no belief in that system. So the theatre group besieged by fascists in Athens, over the production of a gay themed play, demanded that the police protect them, and eventually they did – with tear gas. And Mitt Romney lost to Obama among women by a staggering 12 percentage points, largely because if you’re a woman faced with a matter of fundamental rights, even if you’re a horizontalist and dislike Obama’s politics, or just cynical about the system in general, you’re going to use your vote to protect yourself. 
In the first four years after the crash of 1929, there was everywhere a swing to the right: austerity programmes, the rise of fascism, the self-marginalisation of the left. It was only in the face of the increasing threat from the far right later in the 1930s that the liberals and the left ‘got real’. The rise of fascism propelled them from what Malcolm Gladwell might call low-risk activism to high-risk activism. As Castells points out, it is not hope that propels us to take high risks, but fear. 
But the world that was created after 1945 – a world of human rights, democracy and relative working-class affluence in the West – is now in jeopardy. And as long as all these things remain in jeopardy, it will go on kicking off. 


[1] Paul Mason, Why It’s Kicking Off Everywhere, Verso 2012.
[2] Clay Shirky, Here Comes Everybody, Penguin 2008, chapter 1.
[3] Manuel Castells, Networks of Outrage and Hope, Social Movements in the Internet Age, Polity 2012, p2.
[5] Richard Sennett, The New Culture of Capitalism, Yale University Press 2006.
[6] Stefan Zweig, The World of Yesterday, first published in Britain by Viking in 1943, p218.
[7] See Nicholas Carr, ‘Does the Internet Make You Dumber’, Wall Street Journal, 5.6.10.


[1] Paul Mason, Por qué se dan inicio a todas partes , Verso 2012.
[2] Clay Shirky, aquí viene todo el mundo , Pingüino de 2008, capítulo 1.
[3] Manuel Castells, Redes de indignación y esperanza, los movimientos sociales en la era de Internet , Polity 2012, p2.
[5] Richard Sennett, la nueva cultura del capitalismo , Yale University Press, 2006.
[6] Stefan Zweig, El mundo de ayer , publicado por primera vez en Gran Bretaña por Viking en 1943, p218.
[7] Véase Nicholas Carr, "¿La Internet le hace muy tontos ', Wall Street Journal , 5.6.10.

Volatilidad y Reformas: las Virtudes Ocultas de la Incertidumbre Económica.GERARD LLOBET

Volatilidad y Reformas: las Virtudes Ocultas de la Incertidumbre Económica

por GERARD LLOBET el 18/02/2016

http://nadaesgratis.es/admin/volatilidad-y-reformas-las-virtudes-ocultas-de-la-incertidumbre-economica
Nota del Editor: La Vanguardia selecciona cada año ocho contribuciones de investigadores en España para el premio Vanguardia de la Ciencia. En esta edición dos de estos trabajos tratan temas de relevancia económica: Uno de Alessandra Bonfiglioli y Gino Gancia y otro de Manuel Garcia-Santana y Josep Pijoan (con Enrique Moral-Benito y Roberto Ramos). Hemos pedido a sus autores (uno de ellos colaborador del blog) que expliquen sus contribuciones para Nadaesgratis en esta entrada y la siguiente. Podéis votar por alguno de ellos aquí.
Una reciente entrada de Jesús y David (aquí) resalta los costes que la incertidumbre política puede suponer para una economía como la española. Aquí, nos centramos en otro tipo de incertidumbre, la económica, y nos preguntamos si y cómo afecta a la adopción de políticas públicas como las reformas estructurales. 
Esta pregunta surge considerando de forma conjunta dos hechos que han cobrado relevancia durante la Gran Recesión. Por un lado, la volatilidad macroeconómica ha aumentado significativamente, lo que ha fomentado en los últimos años una nueva literatura que estudia cómo la incertidumbre puede afectar a las actividades económicas y las decisiones de inversión del sector privado (como demuestra Nick Bloom aquí y aquí). Por otro lado, la crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de reformas estructurales. Sin embargo, sorprende que todavía no se haya investigado la relación entre incertidumbre económica y reformas. En un trabajo reciente (aquí), tratamos de llenar este hueco a través de un análisis empírico.
¿Cómo Medir las Reformas y la Incertidumbre Económica?
Dos bases de datos recientes nos proporcionan información útil para medir las reformas estructurales y la incertidumbre económica. Con respecto a la primera variable, usamos índices de reglamentación recopilados por el Fondo Monetario Internacional (aquí) con respecto a seis sectores: el mercado financiero nacional, los flujos de capitales, el comercio internacional, las partidas de cuenta corriente, los mercados de telecomunicaciones y energía, y el mercado de bienes agrícolas. Estos índices toman valores entre 0 (totalmente reglamentado) y 1 (totalmente liberalizado), y sus variaciones anuales representan nuestras medidas de reformas estructurales en cada sector.
El indicador de incertidumbre económica, calculado por Scott Baker y Nick Bloom en un reciente trabajo (aquí), es la desviación estándar a nivel anual de los rendimientos diarios del mercado bursátil, que refleja la variabilidad de las expectativas de los inversores sobre las ventas futuras de la principales empresas del país.
Combinando ambas fuentes, obtenemos una muestra de 56 países, tanto avanzados como emergentes y pobres, con datos anuales entre 1973 y 2006 sobre reformas en 6 sectores, lo que suma alrededor de 6400 observaciones a nivel de sector-país-año.
Estrategia Empírica y Resultados
De entrada, estimamos varias ecuaciones que relacionen nuestros indicadores de reformas estructurales en un dado año con los valores del año anterior de la volatilidad del mercado bursátil, del mismo índice de liberalización y, progresivamente, de variables políticas, indicadores de recesión y crisis financieras, y del nivel de desarrollo. Asimismo, incluimos en nuestras ecuaciones efectos fijos a nivel de país-sector y año para controlar por otras características omitidas.
Los resultados reportados en la Tabla 1 (nota: la numeración de las tablas aquí no coinciden con la del trabajo) sugieren que las reformas estructurales están fuertemente y positivamente correlacionadas con la incertidumbre económica. Sin embargo, puede que los coeficientes estimados no reflejen el efecto de la incertidumbre sobre las reformas, sino una causalidad inversa. Para tratar de identificar el efecto causal, tenemos que aislar los componentes exógenos de la volatilidad a través de variables instrumentales, o sea determinantes de la volatilidad que sean exógenos con respecto a las reformas.
BG-tabla1
Dados el grado de integración internacional entre mercados bursátiles y la importancia de los choques a nivel mundial, parece razonable que existan factores comunes que determinan la volatilidad en todos los países. Este componente común de la volatilidad sería un buen instrumento para la volatilidad de un dado país porque es probable que sea independiente de las reformas adoptadas en ese país, y por otro lado es difícil que afecte a las políticas locales de otra forma. Nuestro primer instrumento, pues es el valor retrasado de la volatilidad promedia registrada en los demás países de la muestra. Los resultados en la Tabla 2 respaldan nuestra variable instrumental y confirman que la incertidumbre afecta positivamente a la intensidad de las reformas estructurales.
BG-tabla2
Como alternativa, seguimos el enfoque de Baker y Bloom (aquí) y usamos como instrumentos para la volatilidad cuatro indicadores que registran eventos exógenos como desastres naturales (terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, etc.), choques políticos (golpes y revoluciones), y ataques terroristas. Estas variables ya han demostrado ser determinantes importantes de la volatilidad, y es muy improbable que afecten a las reformas de otra manera (¿qué gobierno reaccionaría a un terremoto adoptando una medida a largo plazo como la liberalización de un sector de la economía?). Además, utilizamos como tercer grupo de instrumentos, los choques promedios registrados en los demás países. Los resultados en la Tabla 3 confirman que la incertidumbre promueve la adopción de reformas.
BG-tabla3
Nuestros resultados se mantienen si replicamos el análisis sobre muestras restringidas a ciertos grupos de reformas o de países (p.e., excluyendo los miembros de la UE y los países del antiguo bloque soviético), y si incluimos más variables de control.
A nivel cuantitativo, nuestras estimaciones sugieren que períodos de alta volatilidad (una desviación estándar por encima del promedio) causan un incremento de entre un 7 y un 30 por ciento en la intensidad de las reformas estructurales.
¿Por qué la incertidumbre económica promovería las reformas?
Nuestro ejercicio final consiste en tratar de aislar el mecanismo que vincula la intensidad de las reformas a la incertidumbre. A falta de otras teorías que relacionen ambas variables, nos basamos en el modelo que propusimos en un artículo reciente (aquí), donde la incertidumbre puede aliviar la miopía política generada por los incentivos electorales de los gobiernos y la escasa información de los electores. La idea principal se basa en la observación de que un buen desempeño económico (que depende tanto de las políticas públicas como del azar) favorece la reelección de los gobiernos (“es la economía, estúpido” dijo Clinton en la campaña presidencial del 1992). Esto hace que en períodos de gran incertidumbre económica la reelección dependa más del azar que de las políticas implementadas, lo que dejaría a los gobiernos más libertad para invertir en lo que es socialmente óptimo, implementando reformas con costes inmediatos y beneficios futuros. Contrastamos con los datos la predicción teórica que la incertidumbre fomenta más las reformas en países donde los electores están menos informados sobre la acción de los gobiernos. A tal fin, estimamos nuestras especificaciones principales en dos grupos de países, caracterizados por elevada y escasa circulación de periódicos diarios por miles de habitantes. Como confirmación de nuestra teoría, los efectos son mayores en el segundo grupo de países, como demuestra la Tabla 4.
BG-tabla4
Conclusiones
Nuestro análisis arroja luz sobre la existencia de un efecto positivo de la incertidumbre sobre la intensidad de las reformas estructurales, que parece ser aún más relevante en países con peor acceso a la información sobre la acción de gobierno. Estos resultados son importantes en al menos dos aspectos. Primero, apuntan a que tiempos de turbulencia en los mercados, caracterizados por un alto nivel de incertidumbre, pueden brindar una buena oportunidad para adoptar reformas que de otra manera no se aprobarían. Segundo, si la miopía de los políticos estriba realmente en la falta de información de los electores, como sugieren nuestros resultados, fomentar la transparencia, garantizar la independencia de los medios y educar a los ciudadanos son factores importantes para el buen funcionamiento de las democracias.

Un modelo económico básico pensado desde el «nosotros» Juan Urrutia


Entrevista en París, parte de las actividades del OuiShareFest 2015. 
«Lost in transition», «Perdidos en la transición» -hacia un nuevo modelo socioeconómico-

Juan: Para nuestro deseado nuevo modelo económico hay dos piezas fundamentales: 
consumo y producción.

Sobre consumo. No conozco ninguna teoría del consumo basada en el «nosotros» y no solo en el «yo». Solo conozco primeras aproximaciones como el paraíso comunista de Marx o las 68 ideas de Marcuse en California o, de hecho el modo de vida del Esalem Institute en Big Sur.
Así que en las Indias trabajamos duro para formalizar la noción de una «buena vida» («good life»).
Sobre la producción. Ya conocemos, en el contexto de la abundancia, del efecto Mateo y las economías de alcance que están relacionadas con ella. Pero tenemos que tener en cuenta:

-Estrategias: dos estrategias muy frecuentes se tornan imposibles:
  • tomar una posición, posicionarse
  • establecer un estándar
Reglas de gestión. Dos son hoy autosaboteadoras:
  • conservar los clientes.
  • formar a los trabajadores. Y de hecho las distinciones entre trabajadores y clientes desaparecen






  • Para nuestro deseado nuevo modelo económico hay dos piezas fundamentales:

    •  consumo 
    •  producción.
    https://juan.lasindias.com/un-modelo-economico-basico-pensado-desde-el-nosotros



    Entrevista en París, parte de las actividades del OuiShareFest 2015. La Gran Recesión se olvidó de las puntocom y es solo ahora cuando ellos (los hackers) y yo (el viejo profesor) podemos enfrentar el reto intelectual de construir un nuevo modelo económico básico construido no sobre el «yo» sino sobre el «nosotros».
    juan ouisharefest 2015El jueves 21 una representación de las Indias hicimos acto de presencia en el Ouisharefest tal como acreditan estas fotos. Estábamos invitados a escenificar algunas ideas sobre nuestra aproximación a la economía colaborativa mediante una entrevista que David de Ugarte efectuaría al autor de este blog. Trataré de copiar las preguntas y resumir las respuestas.

    Introducción

    ¿Qué ocurrió en los noventa? Cómo un distinguido catedrático de Economía y conocido autor académico se ve involucrado en el comunitarismo y comienza a intentar construir una nueva teoría económica de la transición hacia una sociedad de la abundancia?
    Las Indias y yo nos unimos entonces precisamente en torno al comunitarismo. Y sí, yo era un catedrático de Economía -perfectamente ortodoxo- pero no podía olvidar:
    • El mayo del 68 en Europa y EEUU
    • Las ideas frankfurtianas (Marcuse)
    • Un tipo particular de Psicología centrada en la terapia Gestalt de Fritz Pearls
    Y algunos jóvenes alrededor, que son miembros de las Indias hoy, de hecho un puñado de hackers, me mostraron que algo llamado TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) podía dar lugar a una nueva forma de pensar la Economía que entonces se llamó «Nueva Economía».
    Esta Nueva Economía se desarrolla en torno a dos ideas importantes
    • la abundancia es posible
    • el tejido de redes es crucial
    La Gran Recesión se olvidó de las puntocom y es solo ahora cuando ellos (los hackers) y yo (el viejo profesor) podemos enfrentar el reto intelectual de construir un nuevo modelo económico básico construido no sobre el «yo» sino sobre el «nosotros».
    Y ha de hacerse aunque estemos preparados para aceptar que estamos «lost in transition»
    [Nota: «Lost in transition», «Perdidos en la transición» -hacia un nuevo modelo socioeconómico- es el lema de los encuentros OuiShareFest en cuyo marco tuvo lugar la entrevista].

    Comunidades identitarias y abundancia

    ouisharefest2015Pero en el curso de tu investigación encontraste que ese «nosotros» no es cualquier «nosotros» posible, sino uno muy particular llamado «comunidad identitaria», producto de la modelización del tejido de redes. Así que, para clarificar las cosas, aunque todo el mundo tenga un concepto intuitivo de que es «hacer redes», te preguntaría qué es «networking» desde el punto de vista de la formalización en el análisis económico y cómo produce comunidades identitarias
    Llamamos «networking» a la formación de redes de personas a través de un proceso que puede ser modelizado como un juego evolutivo entre ellas. El juego se juega entre todos los pares de personas formados aletariamente y conectadas en la red en un momento dado, un juego que conforme pasa el tiempo aumenta el número de conexiones.
    La interacción genera «memes» (hábitos sociales) que cambian conforme la red se hace más y más densa (closed knit). En el límite este juego evolutivo genera un equilibrio llamado «estrategia evolutiva estable» en la que los «memes» alcanzados no pueden ser modificados por mutantes.
    La sociedad que correspondería a este modelo es lo que llamamos una comunidad identitaria.
    Tanto en la práctica real como en los modelos, el hecho cultural distintivo de las comunidades identitarias es la fraternidad, un viejo tema filosófico desde Epicuro a la revolución francesa y más allá. ¿Cómo cambia el juego la fraternidad, cómo los resultados sociales son subvertidos por el tipo de fraternidad que una comunidad identitaria produce
    Fraternidad es, en su fundamento, el placer de estar juntos, como fue ya definido por el concepto epicúreo de «amistad», algo que en su momento, da lugar a confianza mutua y compromisos creíbles. Y en una sociedad tal la escasez es sobrepasada, la abundancia es posible.
    • Por los cambios en los costes
      • Los costes de transacción desaparecen gracias a la confianza mutua.
      • Hay unos retornos crecientes en el lado de la demanda. Por ejemplo, el «efecto red» también llamado «Mathew effect» produce esos retornos crecientes porque «los que más tienen, más recibirán».
      • Las economías de alcance aumentan su importancia
    • Pero también por la disipación de rentas. Los monopolios han desaparecido porque nadie gana nada amenazando con abandonar la comunidad identitaria porque la amenaza no es creible ya que el equilibrio es a prueba de mutantes: se ha alcanzado la competencia perfecta.

    Revolución

    ouisharefest 2015 foto julieLa «disipación de rentas» es el concepto principal de tu libro «El Capitalismo que viene» (2003), la obra en la que defines por primera vez lo que hoy se llama «sharing economy». Pero poco antes también publicaste un folleto al que me gustaría referirme ahora. Se volvió muy relevante en aquellos momentos porque algunos periódicos, especialmente conservadores, dijeron que en ese libro habías compuesto la teoría de las manifestaciones espontáneas contra el gobierno que siguieron a los atentados del 11M. Desde mi punto de vista, lo relevante de los modelos microeconómicos que trabajaste entonces fue mostrar cómo ocurren «revoluciones» dentro de las comunidades identitarias y cómo estas revoluciones se relacionan con la arquitectura de esas redes.
    Sí, la comunidad identitaria está siempre amenazada por la revolución, que es posible o no dependiendo de:
    • El umbral de rebeldía: el número de otros miembros de la red que apoyarían el cambio, algo que necesito saber para, en un momento, cambiar mi propio comportamiento.
    • La condición epistémica: quién conoce qué.
    • La densidad de la red.
    Y esto crea una paradoja:
    • Clasifica las comunidades en conservadoras o progresistas según su umbral de rebeldía, alto para las conservadoras y bajo para las progresistas.
    • De lo que resulta que en las sociedades conservadoras, la revolución es más fácil cuanto menos densa sea la estructura de la red.
    Un ejemplo podría ser Gran Bretaña, una colección de comunidades conservadoras y aisladas que se solapan y en las que nadie tiene suficiente conocimiento sobre el umbral de rebeldía de los demás.

    Producción y consumo

    Modelizaste cómo las redes y el comunitarismo definen el horizonte de la abundancia, detallaste los mecanismos que explican cómo eso tiende a ocurrir bajo la forma de disipación de rentas y seguidamente investigaste como la dinámica de redes sociales explica la revolución en redes. Y finalmente, tu obra en las Indias se enfocó en la creación de un «nuevo modelo económico básico» a partir de todas esas piezas…
    Para nuestro deseado nuevo modelo económico hay dos piezas fundamentales: consumo y producción.
    • Sobre consumo. No conozco ninguna teoría del consumo basada en el «nosotros» y no solo en el «yo». Solo conozco primeras aproximaciones como el paraíso comunista de Marx o las 68 ideas de Marcuse en California o, de hecho el modo de vida del Esalem Institute en Big Sur.
      Así que en las Indias trabajamos duro para formalizar la noción de una «buena vida» («good life»).
    • Sobre la producción. Ya conocemos, en el contexto de la abundancia, del efecto Mateo y las economías de alcance que están relacionadas con ella. Pero tenemos que tener en cuenta:
      • Estrategias: dos estrategias muy frecuentes se tornan imposibles:
        • tomar una posición, posicionarse
        • establecer un estándar
      • Reglas de gestión. Dos son hoy autosaboteadoras:
        • conservar los clientes.
        • formar a los trabajadores. Y de hecho las distinciones entre trabajadores y clientes desaparecen.

    El comunal

    juan y david ouisharefestEn la tradición económica y filosófica, la abundancia es el opuesto de la mera existencia de mercancías. ¿Es posible imaginar un camino hacia la abundancia basado exclusivamente en dinámicas de mercado? Los mercados intercambian mercancías y dinero, y por otro lado, los mercados ofrecen soluciones universales que probablemente ninguna otra herramienta diferente de ellos pueda ofrecer…
    Tras las TIC en la Nueva Economía el porcentaje de vienes intangibles ha aumentado notablemente. Y la mayor parte de los intangibles son parte del comunal caracterizados por su no-rivalidad en el consumo y por una mayor o menor exhaustividad.
    Así que, en nuestro esfuerzo por reconstruir la Teoría Económica, el comunal es una pieza muy importante, aunque no podamos olvidar los mercados.
    No hay sin embargo ninguna solución obvia ni universal al problema de los bienes comunales. Todas las soluciones son ad-hoc y locales. Algunas son buenas y otras malas. Ejemplos actuales de malas soluciones sobre el comunal serían:
    • Las leyes de propiedad intelectual, ejemplos de soluciones locales que ya sabemos que son malas soluciones.
    • El conocimiento en general y cómo financiarlo.
    • Los rankings de científicos o universidades de acuerdo con sociometrías que distorsionan los incentivos.

    Política

    Bien, entonces, si aceptamos que el comunal es una pieza clave en el camino hacia la abundancia, estarás de acuerdo en que este camino no puede ser exclusivamente económico o cultural, tiene que ser necesariamente político también, porque han de producirse cambios en las instituciones y relaciones políticas.
    Sí, nuestro modelo básico no puede disociarse de la política. La generalización de la Sharing Economy tiene que ser diversa por la naturaleza local de las comunidades identitarias que hacen el todo. La forma política que amamos en las Indias es la confederación, la única que preserva la diversidad. En una confederación no hay autoridad última. Pero es mejor aceptar esto que tratar de forjar una artificialmente. Recuerda el «Síndrome del Banco Central»:
    • el único agente que no puede ser obligado a cumplir sus promesas.
    • A no ser que sus promesas se basen en un lenguaje común y correspondan a memes idiosincráticos comunes
    • Si aceptamos la diversidad
      • el óptimo puede que no sea alcanzable
      • pero la supervivencia se maximiza -como en Biología- bajo racionalidad limitada y suboptimización
      • La estocasticidad queda establecida y conduce a un equilibrio único.

    Otros enlaces:

    http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2012/03/n-448-la-verdadera-explicacion-crisis.html
    http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2012/03/economia-complejael-corredor-neoclasico.html
    El capitalismo que viene. Dispación de rentas.J.Urrutia
    http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2009/03/i-el-capitalismo-que-vieneparte-i.html
    http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2009/03/5el-capitalismo-que-viene-epilogo.html
    http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2012/12/cronica-de-una-crisis-urrutia.html



    The economic entomologist:  an interview with Alan Kirman
    -Disequilibrium macroeconomics: an episode in the transformation of  modern macroeconomics 
    Roger Backhouse (University of Birmingham) and Mauro Boianovsky (Universidade de Brasilia) 

    -Brian Arthur

    La noción de corredor neoclásico que debemos a Leijonhufvud. 
    Axel Leijonhufvud -La economia es un sisetam dinámico adaptativo

      ¿Una Unión geopolítica o una Unión "fortaleza"? Un análisis del acuerdo provisional de la cumbre de la UE sobre el presupuesto...